Renza Coritini (San Benedetto del Trono)
Transcript
Renza Coritini (San Benedetto del Trono)
“LA EDUCACION ES SENTIR QUE EN LA RELACIÓN CON EL OTRO ESTÁ LA POSIBILIDAD DE QUE YO CAMBIE” Renza Cortinii (SAN BENEDETTO DEL TRONTO) La educación de si mismo e de los que están a nuestro alrededor es fundamental porque nos acompaña toda la vida. ¿Qué significa que hay emergencia educativa? Significa sobretodo que los chicos tienen una dificultad para estar de frente a lo que les sucede y a juzgarlo. Esto por una complejidad de circunstancias complica la falta de un acercamiento a los adultos para que les sostengan y que puedan ser para ellos como faros, en segundo lugar porque la televisión, la opinión pública, la moda…. consiguen fácilmente engañarles sobre el valor de las cosas y sobre lo que es justo o no. Soy profesora del instituto y este año han sucedido dos cosas en una de mis clases que me han hecho pensar. El primero: durante una hora de inglés dos chicos se asomaron a la ventana y empezaron a gritar insultos y palabrotas a dos policías, mientras, mi colega se mostraba indiferente y seguía con su tablet. El episodio casi acaba con los chicos envueltos en una denuncia. El segundo episodio: después de un examen oral que terminó mal, cuando acabó la hora y salí, un chico sacó un juego electrónico y se puso a jugar de forma obsesiva, sorprendida por esta actitud me acerqué y me dijo: “Profe, tengo que hacer algo para no pensar y alzarme la moral”. Estos episodios son una muestra de la emergencia educativa: dificultad en juzgar lo que sucede y dificultad en estar de frente a las cosas. ¿Cómo me provoca esta situación? Sobretodo me llena de gratitud, porque si no hubiese encontrado ciertos maestros en mi vida y si no hubiese seguido encontrándolos, sería sucumbida continuamente de esta doble dificultad. En agradecimiento a estos encuentros, intento dar a estos chicos lo que yo he encontrado. Os digo algunos ejemplos de todos los que han pasado en estos dos años de instituto. En orden cronológico. Hace dos años, de frente al desinterés por el instituto, propuse a mis alumnos del primer año hacer una exposición de matemáticas que ellos mismos presentarían a los compañeros de las otras clases en la última semana de curso. El título de la exposición era “Maravillarse ante las matemáticas” y el propósito era que se sorprendieran a través de una cosa bonita: el descubrimiento del caleidoscopio y de la sección áurea. Todo haciéndoles protagonistas de la circunstancia: in primer lugar el título de la exposición que elegimos juntos entre los varios que algunos habían presentado. Construimos varios caleidoscopios (yendo al instituto por las tardes), preparamos posters, la directora nos dejó una clase y los chicos durante tres días presentaron la exposición a profesores y compañeros que a su vez colaboraron con la construcción de pequeños objetos de papel... así era educativo también para los que venían. Segundo ejemplo. Este último año, junto con otros dos colegas invitamos a los chicos a un momento de estudio por las tardes y a un momento de reflexión. Pensamos que este momento fuese libre, quien quisiera venir podía hacerlo, aunque si no venía de forma continua o prefería venir sólo al momento de estudio y no al de reflexión. Ha sido fatigoso, porque los chicos venían sobre todo a matemáticas sin venir claramente al momento de reflexión. En mi mente antes o después se debían dar cuenta que estábamos haciendo esto de forma gratuita y al final se hubieran preguntado el porqué... total, que mi voluntariado debía ayudarlos a cambiar. A priori estábamos haciendo una cosa buena, trabajando y dejándoles libres... en realidad ellos durante esas tarde nunca han sido protagonistas, como mucho memorizaban alguna cosa para que el control del día siguiente fuese bien. A veces es fácil identificar el remedio con la propia imagen y voluntad de remediar, y es difícil reconocer que no somos nosotros la solución de los problemas de los otros ni de los nuestros. A finales de mayo decidimos terminar con el grupo de esta forma. Tercer ejemplo. Con los chicos del grupo de estudio y de la escuela de comunidad propusimos una caritativa. Una cosa muy simple: una vez al mes íbamos a un asilo durante dos horas. Sin ningún proyecto estábamos a lo que sucedía y así algunas chicas que iban al conservatorio se lanzaron a cantar. Otras prepararon un libro de cantos, que después juntos, tipo karaoke, cantábamos en el salón. ¡A mi nunca se me hubiera ocurrido! Dos aspectos han sido sorprendentes: la fidelidad de algunos al gesto y cómo ha sido contagioso: a través del pasa-palabra en el último mes éramos un montón. Es necesario decir que los cantos no siempre eran estupendos (había una viejecita que se tapaba siempre las orejas), lo bonito eran las caras de todas las personas presentes en el salón, la mayor parte personas en sillas de ruedas que sufren patologías graves. También los trabajadores del asilo se quedaban boquiabiertos al ver a tantos chicos jóvenes que con una gran alegría daban su tiempo por estos viejecillos, tanto que uno de ellos bastante entonado, se puso a cantar con nosotros. Sorprendiéndose y poniéndose en juego, sintiendo propia la experiencia, han sido estas chicas las que me han sorprendido y contagiado, haciendo posible mi conversión. “L’EDUCAZIONE È SENTIRE CHE NEI RAPORTO CON L’ALTRO C’È LA POSIBILITÀ DEL CAMBIAMENTO DI SÈ” Renza Cortinii (SAN BENEDETTO DEL TRONTO) L’educazione di sé e di chi ci circonda è fondamentale, perché ci accompagna per tutta la vita. Cosa significa che esiste un’ emergenza educativa? Significa innanzitutto che i ragazzi hanno una difficoltà a stare di fronte a ciò che accade e una difficoltà a giudicare ciò che accade. Questo per una complessità di circostanze, complice la mancanza di una vicinanza stretta con adulti che li sostengano e che possano essere per loro come dei fari, in secondo luogo perché televisione, opinione pubblica, moda… riescono facilmente ad ingannarli sul valore delle cose e su che cosa sia giusto o sbagliato. Io sono un’insegnante di scuola superiore e quest’anno in una mia seconda classe sono accaduti 2 episodi che mi hanno fatto riflettere. Il primo: durante l’ora di inglese due ragazzi si sono affacciati alla finestra ed hanno urlato insulti e parolacce a due carabinieri, presenti oltre il cortile della scuola, il tutto nell’indifferenza della collega che intanto usava il suo tablet. (L’episodio ha rischiato di avere conseguenze anche sulla fedina penale dei ragazzi coinvolti) Il secondo: dopo un’ interrogazione andata male, finita l’ora, appena sono uscita, un ragazzo ha immediatamente tirato fuori un gioco elettronico e si è messo a giocare in modo ossessivo, allora, stupita da questa reazione, mi sono avvicinata e lui mi ha detto:” Prof devo far qualcosa per non pensarci e per tirarmi su”. Questi episodi sono sintomatici dell’emergenza educativa: difficoltà a giudicare ciò che accade e difficoltà a stare di fronte a ciò che accade. Come mi provoca questa situazione? Innanzitutto mi riempie di gratitudine, perché se non avessi incontrato certi maestri nella vita e se non continuassi ad incontrarli, sarei succube continuamente di quella duplice difficoltà. Allora in virtù di questo, anch’io cerco di ridare ai ragazzi che incontro ciò che ho ricevuto. Faccio alcuni esempi che riguardano i miei 2 ultimi anni di scuola. In ordine cronologico. Due anni fa, di fronte al disinteresse dilagante per la scuola propongo ai miei studenti del prim’anno di fare una mostra di matematica, che poi loro stessi avrebbero presentato ai compagni delle altre classi nell’ultima settimana di scuola. Il titolo della mostra era “Stupirsi in Matematica” e lo scopo era farli stupire attraverso qualcosa di bello: la scoperta del caleidoscopio e della sezione aurea. Il tutto renderdoli protagonisti della circostanza: a partire dal logo della mostra, che abbiamo scelto insieme tra i diversi che ognuno di loro mi aveva disegnato. Abbiamo costruito dei caleidoscopi (andando a scuola di pomeriggio), io ho preparato dei poster, la Preside ci ha messo a disposizione un’ aula e i ragazzi per tre giorni hanno presentato la mostra a professori e compagni, a loro volta coinvolti nella costruzione di piccoli oggetti di carta…affinchè fosse educativo anche per quelli che venivano a visitare la nostra piccola mostra. Secondo esempio. Quest’ultimo anno, insieme soprattutto ad una collega della mia scuola e ad un altro collega, abbiamo invitato i ragazzi ad un aiuto allo studio pomeridiano e ad un momento di riflessione (la scuola di comunità). Abbiamo pensato di rendere molto libero l’accesso, chiunque poteva venire, anche in modo non continuativo ed anche senza prima venire al momento di riflessione. È stato faticoso, in particolar modo per me perché i ragazzi venivano soprattutto per matematica e soprattutto il giorno prima del compito in classe, chiaramente senza venire alla scuola di comunità prima. Nel mio progetto prima o poi si dovevano accorgere di queste persone che gratuitamente davano il loro tempo e si sarebbero dovuti chiedere il perchè….insomma: il mio assistenzialismo avrebbe dovuto aiutarli a cambiare. A priori stavamo anche facendo una cosa buona, impegnativa e lasciandoli liberi… in realtà loro non sono mai stati protagonisti di questi pomeriggi, al massimo cercavano di memorizzare qualcosa per andare bene alla verifica del giorno dopo. A volte è proprio facile identificare il rimedio con la propria immagine e volontà di rimediare e si fa fatica a riconoscere tempestivamente che non siamo noi la soluzione dei problemi altrui ed anche dei nostri. A fine maggio (meglio tardi che mai) abbiamo deciso di smettere il gruppo di studio in questa modalità. Terzo esempio. Sempre ai ragazzi del gruppo di studio e della scuola di comunità abbiamo proposto la caritativa. Una cosa semplicissima: una volta al mese andavamo dai vecchietti per due ore. Senza progetti siamo stati a quello che accadeva e così alcune ragazze che frequentano il conservatorio si sono proposte per far cantare i vecchietti. Alcune delle ragazze autonomamente hanno fatto un librettino di canti, che poi insieme, tipo karaoke, facevamo fare nel salone. A me non sarebbe mai venuto in mente!!! Due sono stati gli aspetti sorprendenti: la fedeltà di alcune di loro al gesto e quanto siano state “contagiose”: attraverso il loro passaparola l’ultimo mese eravamo proprio in tanti. Bisogna anche dire che l’effetto dei canti non era sempre bellissimo (c’era una vecchietta che sistematicamente si tappava le orecchie!!), il bello però erano le facce di tutte le persone presenti in quel salone, dove la maggior parte degli ospiti sta in carrozzina e soffre di gravi patologie. Anche gli operatori della struttura erano proprio stupiti di vedere tanti ragazzi così giovani che, con letizia, davano il loro tempo per questi vecchietti; tanto che uno di loro, per fortuna particolarmente intonato, si è messo a cantare insieme a noi. Sorprendendosi e coinvolgendosi, rendendo totalmente propria quell’esperienza, sono state proprio quelle ragazze che hanno sorpreso e contagiato me, rendendo possibile il mio cambiamento.