Paolo Viana
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Paolo Viana
Libro_Aioh_ESmx_Cover.qxd:Layout 1 16-11-2011 14:39 Pagina 1 Aioh! Livio Ferruzzi, una vida por la agricultura Aioh! Livio Ferruzzi, una vida por la agricultura “Los hombres que trabajan la tierra son los caballeros del mundo” Paolo Viana FerSam Uruguay S.A. Ediciones Paolo Viana Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:43 Pagina 4 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:43 Pagina 3 Esta es la última entrevista de Livio Ferruzzi, concedida el 12 de febrero de 2011 en un día soleado y ventoso en Beaufort, frente al Atlántico, el mismo mar que baña su Cerdeña. Paolo Viana 3 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:43 Pagina 4 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:43 Pagina 5 Prólogo de Carlo Sama Me considero un hombre afortunado por haber tenido la oportunidad de conocer a grandes hombres que han labrado la historia de nuestro tiempo.Algunos me han fascinado, sus ojos eran magnéticos, tenía la sensación de que podrían leer dentro de los míos, sentía cómo el flujo de su personalidad e inteligencia me penetraba… Pienso que conocer a este tipo de personas es siempre extraordinario, pero incluso tuve una fortuna adicional: la de conocer a personas, a una en particular, para las que, además de su extraordinaria experiencia, era necesario desempolvar un viejo término que, a decir verdad, lo oía de mi abuelo: caballero. Se decía de pocos, muy pocos, así que cuando uno era un “caballero”, nosotros los niños nos deteníamos y le interrogábamos con nuestra mirada, tratando de sonsacarle cuál era el secreto de una mejor vida. El abuelo, al definir a alguien como un “caballero”, le tributaba un honor a esta persona, reconociéndole un don rarísimo, pues los requisitos para ser un caballero eran también muy raros: “para convertirse en caballero, se debe ser alguien de gran honestidad y lealtad…”; lo recuerdo como si fuese hoy. Y yo, en toda mi vida, he encontrado un caballero. “Una flor de caballero” hubiera dicho mi abuelo. Hablo de Livio Ferruzzi; hace 26 años nos encontramos por primera vez, y ya su fama de agricultor, de administrador de un millón de hectáreas en tres continentes, había precedido a nuestro primer encuentro. Recuerdo cuando llegó a la Feria de Verona, donde el Grupo Ferruzzi había preparado un gran stand. Había sido llamado por Raul Gardini para el “proyecto soya” en Italia. Él fue su estratega, fue suya la intuición de que los agricultores italianos podían cultivarla y, en 3 años, se pasó de 0 a más de 300,000 hectáreas de soya. Conservo un recuerdo vívido de aquel encuentro, era un hombre bellísimo, de una belleza de la que no podía escapar; 5 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:43 Pagina 6 siempre estaba bronceado por la vida al aire libre, y sabía fascinar simplemente al hablar, porque siempre tenía algo extraordinario que contar, haciéndolo con una simplicidad que lo hacía especial. Desde aquel momento, no nos volvimos a perder de vista, aunque solo después de 1993 nos volvimos inseparables. En los últimos 18 años estuvimos siempre uno al lado del otro, desde el momento en que nos vimos en Piacenza en un motel fuera de la ciudad. Lo había buscado porque la familia Sama-Ferruzzi quería adquirir unas compañías agrícolas que habían sido propiedad del Grupo Ferruzzi.Yo estaba ahí para pedirle que trabajara con nosotros, pero el más emocionado era yo. Desde aquel momento, después de haber experimentado la amargura causada por algunos “estafadores desconocidos” que se apropiaron de la propiedad del Grupo Ferruzzi, Livio representaba mi “nueva oportunidad”, mi renacimiento. Livio era el amigo al que se podía confiar todo y el consejero en quien siempre se podría confiar. Para mí fue el hermano que nunca tuve. Siempre trabajamos en armonía, sin que nunca hubiera desavenencias, nos compenetrábamos; funcionaba hasta tal punto que se podía considerar que teníamos una unión telepática… Era mi amigo Livio, la persona querida de quien siempre dije a mis hijos en caso de que ya no estuviera con ellos:“vayan con Livio”. Nunca hubiera pensado, ni querido, sobrevivirle. Livio Ferruzzi amaba su trabajo como nunca he visto a alguien amarlo: incluso en este sentido era un moderno, siempre buscando lo nuevo, lo experimental, un gran innovador de la agricultura. Verlo hablar con Mario y Giulio, sus hijos, era una delicia: no se sabía quién era el más joven. Eran tres científicos apasionados por la investigación y la innovación, por el futuro. Que para Livio radicaba en el pasado: él, que siempre miraba hacia adelante, leía sagas históricas durante horas. Amaba a Giulia, con quien formaba una pareja fantástica: su hospitalidad consistía en hacerte sentir en tu propia casa cuando estabas en su bella casa en Beaufort, Carolina del Norte, donde las azaleas florecen. Escucharle contar acerca de los años transcurridos 6 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:43 Pagina 7 al lado del legendario Serafino Ferruzzi era como leer una novela de Salgari. ¡Emocionante, docto, extraordinario, documentado, claro como un “National Geographic” parlante! Del Mato Grosso al Alto Paraná, de Norteamérica a la Rusia de Gorbachov, al proyecto soya… Cuando me visitaba en Formentera, íbamos a comer con mis amigos isleños: pequeños agricultores de la isla, el farmacéutico, pescadores, gente sencilla que siempre había vivido en la isla y que raramente habían salido de ella. Los conquistó narrando hechos y características de la isla que nadie conocía, amén de discutir sobre pinos, su origen, o cómo cultivar tomates, melones y sandías. Explicó qué variedades serían mejores, envió nuevas variedades de semillas y hoy, años después, todavía se habla de Livio en mi bella isla, el italiano de América al que vieron una sola vez. Él siempre tenía una curiosidad sobre Formentera y siempre me la replanteaba: me preguntaba por qué en esta isla, paseando en medio del paisaje mediterráneo, no se sentía el perfume que siempre sentía en su amada Cerdeña... Nunca supe responderle, quizás porque no sé a qué perfume se refería. Solo sé que ahora mi vida, sin mi amigo Livione, no tiene el mismo perfume que antes. 7 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:43 Pagina 8 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:43 Pagina 9 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 Serafino Ferruzzi y Livio Ferruzzi en los ‘70. 10 9:43 Pagina 10 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:43 Pagina 11 Un hombre, una isla Aioh! Hace cincuenta años, el último avión se enfilaba a través del cielo de Elmas a la hora en que el estanque comenzaba a ponerse colorado y solamente se podía remar más intensamente, más deprisa, más cansados y sudados, hasta que aquellos afortunados que volaban quién sabe adónde parecían un punto en el horizonte encendido, y te quedaba la boca seca de sal. “Aioh” quiere decir ‘vamos’. Era una exhortación a no desfallecer, a no ceder ante la fatiga, aunque otro avión partiera sin mí y estuviera otro día en aquel fuego rojo. El ocaso en mi tierra – recuerda Livio – es fuerte como aquí, en América. Fuerte como en el Mato Grosso, como en el Cáucaso ruso, porque en todas partes el ocaso posee una belleza dura, que no da tregua, como en aquella tierra en la que echamos raíces. Una madre que tanto puede nutrirnos como castigarnos”. Livio Ferruzzi siempre ha vivido con el mar en frente de sus ojos, aunque no ama la pesca del marlín. Se decidió a vivir durante casi cuarenta años en frente del Atlántico, a amar a Giulia y a criar a Mario y Giulio en esta aldea de pescadores de camarón. No se trataba de andar el camino del pirata Barbanegra, quien encalló aquí con el Queen Anne’s Revenge e hizo la fortuna turística de Beaufort. Simplemente, el mar le recuerda a este hombre que debe partir. “Cuando se nace en una isla, uno siempre se siente en una vestimenta un poco estrecha; eso me sucedía también a mí mientras remaba en las aguas del estanque de Cagliari y veía partir los aviones hacia el continente o quién sabe adónde. No podía más con las ganas de ver aquellos lugares y en la primera ocasión emprendí el camino”. Cerdeña permaneció empero en el corazón: “Es mi tierra y la de mi mujer, incluso si nuestros padres emigraron a Emilia 11 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:43 Pagina 12 y Romagna, a Piacenza los suyos y a Predappio los míos, e incluso si he vivido por largo tiempo en Ferrara y he sido “adoptado” por un gran llegado, Serafino Ferruzzi. Para mí, lo “sardo”, que ha llevado a muchos de mis amigos a vincularse de forma permanente a nuestra tierra, actuó como incentivo para emprender el vuelo”. Mientras las palabras destilan en esta playa de Carolina del Norte que hoy parece estar tan lejana de Cerdeña, de Italia, la historia de quien llegó a ser uno de los administradores agrícolas más grandes del siglo XX me transmite con nitidez la percepción de los confines mentales que son innatos en muchos isleños. En general estos confines retienen, radican, cementan. A menudo impiden perseguir los propios sueños, lo que se refuerza con las pequeñas seducciones de la cotidianeidad. En este caso, este límite ha actuado en sentido inverso, quizás porque el apego a la tierra tuvo oportunidad de manifestarse de otra manera, cultivándola y colonizándola en tres continentes, donde Livio Ferruzzi se convirtió en la mente agronómica de las conquistas del Grupo que lleva su mismo nombre sin que haya relación de parentela. “Hace algún tiempo –recuerda– un ex compañero de clase organizó una cena en Cagliari. De cincuenta, solamente dos habíamos salido de Cerdeña”. 12 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:43 Pagina 13 De Arborea al mundo Cada uno de nosotros recibe una impronta al inicio de la vida. La que viene de donde se nace, de la profesión de su padre, de un amor, incluso de un insulto. Livio Ferruzzi nace en 1940 en una ciudad que no existía antes de que el hombre drenara los pantanos de Terralba, adonde llega después de recorrer largos caminos rectos como terraplenes (porque son terraplenes) y que construye su fortuna sobre la agricultura y la ganadería. Era inevitable que un hombre como este pasara la vida desarrollando tierras e ingeniándoselas cómo aprovecharlas mejor. Cuando inició sus estudios en el instituto agrícola de Cagliari, Italia estaba en plena reconstrucción. El país todavía era rural en dos tercios, y la Coldiretti (asociación italiana de agricultores) usó su gran poder bajo la guía de Paolo Bonomi para lograr imponer la única reforma agraria de nuestra historia: tierra para los labriegos tomadas de los latifundistas y dividida en pequeñas y pequeñísimas parcelas, una bella y buena “distribución” para los jóvenes estudiantes de agronomía. Él comenta: “Mi padre era agricultor en Mussolinia, antes de que se llamara Arborea, y por tanto vino ya que veía una gran empresa gobernada por centenas de aparceros. Las pequeñas parcelas agrícolas le han dado mucho a Italia en términos sociales y políticos, no lo discuto, pero también ha impuesto muchos límites en términos de capacidad productiva y lo ha hecho en un momento crítico para el desarrollo de la técnica agraria, porque con el fin de las cátedras ambulantes y luego de las inspectorías agrarias, el boom de la agricultura en los años sesenta y setenta fue manejado por las compañías agroquímicas: los grandes productores perdieron peso, la Universidad no disponía de medios de diseminación para poder comunicar su saber a 13 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:43 Pagina 14 quienes lo debían aprovechar, y los agricultores no podían hacer más que confiar en los únicos técnicos presentes en el mercado, los que procedían de las compañías que producían fertilizantes y herbicidas. Debilitar la estructura de propiedad y no preocuparse de formar a los agricultores fueron dos errores que han penalizado al sector primario italiano. No es el caso de si la agricultura italiana de la segunda mitad del siglo XX ha producido más know how al exterior que en el mismo país”. La finca Colombani donde Livio Ferruzzi inició su aventura profesional. 14 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:43 Pagina 15 La pesca del tío Giulio El primer avión que tomó Livio Ferruzzi desde Elmas fue a Bolonia. La Universidad era una elección obligada: “Todavía sabía demasiado poco para ir andando por el mundo, debía aprender mucho, así que me quedé con mi tío”. Quien era Giulio Colombani, el de las conservas. De 1960 a 1967, Livio estuvo estudiando y empacando jugos. “La Universidad no fue formativa como creen, al contrario, se podría decir que estaba declinando, incluso si en Bolonia tuve la suerte de encontrarme con grandes agrónomos como Amadei y Venturi”. En dichas aulas se estableció en breve una sociedad dilatada, tanto científica como humana. También en Bolonia, el joven Ferruzzi seguía sintiéndose en una isla y deseaba huir. “En ese tiempo –recuerda– el mundo universitario italiano estaba impregnado de la mentalidad agrícola de los años sesenta, la que privilegiaba la calendarización de las intervenciones, lo que era más sencillo para quien las realizaba y más rentable para quien vende productos químicos. Sin siquiera pensarlo, ¡un conflicto integrado! Por aquel entonces se usaba DDT a manos llenas, acababan de lanzarse los primeros fungicidas sintéticos, y a nadie se le hubiera ocurrido tener una sesión sobre manejo integrado de plagas (Integrated Pest Management, IPM). Por otra parte, que la sensibilidad ambiental fuese cero lo experimenté personalmente cuando los Ferruzzi, veinte años después, compraron Montedison y yo presenté un estudio indicando que se usaban demasiados herbicidas y que el IPM representaba un enfoque más que justificado en términos agronómicos. Había olvidado que el Grupo no solo estaba involucrado en la agricultura, sino que también se había vuelto un gigante químico. El estudio terminó en un cajón, donde creo que todavía se encuentra”. 15 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:43 Pagina 16 Pasaron los años de la Universidad y aquellas aburridísimas lecciones sobre el arado del campo, “práctica inútil y perjudicial”, por uno de los profetas de la siembra directa. El recuerdo de este punto se vuelve cáustico: “Ningún profesor me podía decir para qué servía el arado, pero le dedicábamos un buen mes a su explicación. Entonces, la técnica de “no-till” (labranza cero) no era empleada como hoy; mientras que hoy la siembra directa tiene gran difusión alrededor del mundo, solo en Italia no se acepta por una cuestión de mentalidad y porque las compañías agrícolas son en promedio demasiado pequeñas para cubrir el costo de las sembradoras. Por tanto, los contratistas se resisten a invertir. Pero, finalmente, la agricultura azul, como la llaman, prevalecerá, pues combate la erosión del suelo, reduce la dispersión de los recursos hídricos y ofrece una buena producción a costos bajos”. El tío Giulio apreciaba el cursus studiorum, sobre todo si el sobrino estaba satisfecho. “Después de graduarme, quería confiarme sus fábricas, pero yo era agrónomo, por lo que las vende e invierte en dos compañías agrícolas, 130 hectáreas en Ferrarese que manejábamos como industria, incluyendo balances –que en esa época no eran obligatorios para las empresas agrícolas”. La finca se encontraba en Copparo y para Livio era como regresar a casa: terraplenes hasta perderse de vista, extensiones sustraídas al Po por medio de las viejas rehabilitaciones de tierras, mas hay duraznos a escala industrial en vez de la leche de Arborea. Esta vez el avión aterrizó en América. “Compramos en California –recuerda– lo que en ese momento representaba la mejor variedad de duraznos industriales a fin de producir ensalada de frutas (macedonia) en lata. La fruta había llegado a cotizaciones récord, lo cual había inducido al tío a invertir en el sector; pero, a fin de vencer a la competencia, ya que los duraznos italianos maduraban en julio y el resto de la fruta para la macedonia en agosto, había cultivares tardíos que permitían trabajar siempre con producto fresco”. 16 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:43 Pagina 17 La actividad profesional seguía entrelazándose con los intereses científicos, que llevaban a Ferruzzi a colaborar con las universidades de Padua y Piacenza en problemas como poda y raleos. “Mis amigos universitarios sostenían que estábamos locos, pero logramos seleccionar variedades tan perfectas y los negocios marcharon tan bien que con cada año de producción comprábamos más tierra, expandiendo la compañía”. Giulio Colombani murió en 1972 y sus herederos decidieron abandonar aquella actividad. Dos años después, Livio Ferruzzi salía en otro avión, esta vez con Serafino Ferruzzi, y nunca más se bajaría. Giulio Colombani morì nel 1972 e gli eredi decisero di abbandonare quell’attività. Due anni dopo Livio Ferruzzi saliva su un altro aereo, questa volta con Serafino Ferruzzi, e non ne sarebbe più sceso. Trabajo de campo en Open Grounds Farm. 17 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:43 Pagina 18 La tierra es abonada y cultivada en Open Grounds Farm. Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:43 Pagina 19 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:43 Pagina 20 “¡Pero esta hacienda es un pantano!” Solamente tenían el mismo apellido, pero Serafino Ferruzzi fue casi un padre para Livio: “Me enseñó mucho, tenía olfato para los negocios, pero sobre todo tenía una gran capacidad de síntesis y de decisión en el momento justo: cuándo comprar, cuándo vender e incluso cuándo reconocer que cometió un error”, recuerda. Los dos se encontraron a inicios de los años setenta. Serafino Ferruzzi ya estaba a la cabeza de un imperio de commodities y logística, en el cual las compañías agrícolas tenían un peso relevante. La epopeya de la familia de Ravena comienza con el cáñamo, pero solamente llega a consolidarse con el éxito alcanzado en el comercio de materias primas alimentarias. De ahí viene el concreto, el procesamiento de la soya, el alimento animal, los astilleros, y –desde los setenta- el retorno en gran estilo a la producción agrícola que la había caracterizado en un principio. La adquisición de Open Grounds Farm se da en 1970. Cuatro años después, Serafino Ferruzzi se la confía al joven administrador sardo que, en breve, se convertirá en su director y la hará la joya y laboratorio estratégico del Grupo, conquistando la estima del fundador y transformándose en el hombre de confianza de la propiedad, el consultor global en temas agrícolas que incluso llega a elegir a los administradores de todas las otras fincas y a supervisarlas, ya sea directa o indirectamente. “Serafino Ferruzzi me llevó a Carolina del Norte en 1974 para que viera la finca que acababa de comprar. Sobre el mapa se veía perfecta, incluso grandiosa: dieciocho mil hectáreas, un negocio verdaderamente americano. Pero cuando llegamos, no pude contenerme y exclamé: ¡pero, doctor, esto no es una hacienda, es un pantano con un bosque encima!” Ciertamente, donde no había pantano había 20 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:43 Pagina 21 bosque. Juncos y pinos, como un viejo campo, aquí y allá. Los últimos que habían intentado cultivar el estuario del South River –que a su vez confluye en el Neuse River– fueron los esclavos. Luego de la Guerra de la Secesión, los únicos que lidiaron con esta tierra pantanosa que hoy es un auténtico granero fueron los osos y las serpientes de cascabel. En las manos de Livio, Open Grounds Farm se convierte en un caso de estudio, incluso si hacerla cultivable les costó a los Ferruzzi decenas de millones de dólares. Hoy, sin embargo, su valor es muchísimo más alto de lo que les costó a aquellos pioneros de la agricultura que vinieron de Italia. “En los años setenta, la sensibilidad ambiental era diferente, y también eran diferentes las estrategias políticas y las técnicas agrícolas –admite Livio Ferruzzi–, así que comenzamos un trabajo de tala y abono que hoy sería absolutamente impensable”. Cuando llegaron los italianos, el 60% del terreno de Open Grounds estaba cubierto de pantanos, el bosque pantanoso típico de la zona: no solamente era necesario talar el bosque, sino que también había que realizar trabajos importantes sobre el terreno. El esquema era el siguiente: una excavadora equipada con una cuchilla afilada araba el terreno a 10-15 centímetros de profundidad, removiéndolo, empujándolo hacia el centro del campo como si fuera una alfombra vegetal, para luego quemarlo. Una vez que todo estaba nivelado, se corregía el grado de acidez del suelo donde fuera necesario por medio del suministro de grandes cantidades de cal; solamente después se podía comenzar a cultivar. Fueron necesarias decenas de máquinas caterpillar para crear las “trochas”, quemarlas repetidamente y enterrar lo que restaba, mientras otras máquinas (incluyendo excavadoras Dondi, importadas de Italia) nivelaban superficies y excavaban drenajes y canales por los que fluirían las aguas estancadas. Los demás empresarios de Carolina del Norte seguían nuestra empresa con una mezcla de incredulidad y conmiseración, pues consideraban a los italianos unos pobres ilusos que pronto saldrían huyendo de aquel pantano 21 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:43 Pagina 22 cargados de deudas. Como era previsible, los ambientalistas condenaron estaComo era previsible, los ambientalistas condenaron esta “masacre” y pronto trataron de detener la operación. Probablemente, Open Grounds Farm hubiera seguido siendo un inmenso pantano con bosque encima si no hubiese sido por Claude Wheatly III, donde “tercero” evoca una famosa dinastía de abogados de la costa. Wheatly apeló al derecho consuetudinario que, mientras protege el ambiente de nuevas intervenciones, permite la renovación de las obras existentes bajo un fondo agrícola. Y lo consiguió. Las excavadoras de los Ferruzzi volvieron a encender sus motores y no pararon hasta descubrir el último drenaje y el último foso de las viejas plantaciones esclavistas. “Realicé prácticas en Emilia, sabía todo sobre drenajes cuando, por algunos de estos problemas, había perdido unos duraznos. La única diferencia es que, allá, debía construir dos drenajes de quince metros cada uno, mientras que en Open Grounds eran de cien...” reconoce Ferruzzi, quien de noche trabajaba en los proyectos y de día dirigía los trabajos: “Al principio no sabía ni una palabra de inglés, pero los operarios me entendían de todas maneras”. En realidad conocía perfectamente el sistema y sabía cómo servirse de él: “En los EUA había instancias con las que soñábamos en Italia –declara– como el Servicio de Extensión (Extension Service) y el Servicio de Conservación de Suelos (Soil Conservation Service), que difundían las mejores prácticas contra la erosión del suelo y para el drenaje de aguas. En Carolina de Norte, todavía hoy, los análisis del suelo, la base de nuestro trabajo, son gratuitos”. Pero un ingrediente de este éxito fue “la actitud que habíamos elegido desde el inicio: a todos mis empleados les recordaba cada día que éramos invitados en aquel país”. Hoy, Livio Ferruzzi es ciudadano estadounidense y conserva un respeto sagrado por la tierra americana; él, que para los ambientalistas era una especie de doctor Mengele de la naturaleza debido a la eliminación del bosque. “Claramente, representaba una elección obligada: en aquella época, el mercado demandaba superficie cultivable –esta área de los Estados Unidos era una 22 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:43 Pagina 23 de las pocas que podía soportar el desarrollo de proyectos de agricultura intensiva– y nosotros creábamos riqueza. Naturalmente, esto nos volvía simpáticos con el gobierno y antipáticos con los verdes”. Una circunstancia que este hombre de campo sufría en silencio. Por eso, apenas fue posible, les propone un acuerdo a los ambientalistas: la universidad local, Duke, monitorearía constantemente las aguas y el ecosistema de Open Grounds Farm, y si cualquier cosa fuera mal, serían los primeros en saberlo y denunciarlo. La reacción de los demás empresarios de la zona no fue diferente de la que tuvo Serafino Ferruzzi aquel día de los años setenta cuando Livio, mostrándole un campo, le dice que, gracias a los progresos científicos, un día sería posible disponer de semillas tan seleccionadas y vigorosas que podrían combatir cualquier enfermedad: los OGM todavía no existían, y Ferruzzi zanjó la discusión con un “o eres un genio o estás loco”. Un campo de maíz en Open Grounds Farm. 23 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 La hacienda Open Grounds Farm en una imagen por satélite. 9:43 Pagina 24 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:43 Pagina 25 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 26 Tributo de Claud R. Wheatly, III A Livio Ferruzzi Livio Ferruzzi y yo nos encontramos por primera vez hace treinta años, cuando acompañó al presidente de su compañía, el Dr. Serafino Ferruzzi, a Carolina del Norte. El Dr. Ferruzzi estaba comprando casi 17,500 hectáreas de tierras bajas y pantanosas cerca de Beaufort para transformarlas en una súper compañía agrícola. Empresario muy hábil y con gran visión, Serafino Ferruzzi logra reconocer un potencial que otros no habían visto. El estado de Carolina del Norte había intentado labrar estos terrenos unos 150 años atrás, empleando esclavos como mano de obra para la excavación de acequias. El proyecto fracasó y fue abandonado. Livio permanece impasible frente a la envergadura del proyecto, y se pone enseguida a trabajar. Cuando la EPA (agencia estadounidense para la protección del medio ambiente) quiso frenar el desarrollo de esta enorme empresa, Livio se dirigió a nuestro bufete en Beaufort y aceptamos representarlo. Hablaba poco inglés, pero enseguida estuvo claro que, gracias a su inteligencia y a su visión, era seguro que, sin interferencia de la EPA, llevaría esta gigantesca tarea a buen término. Logramos obtener una suspensión del requerimiento de la EPA, y durante ese período Livio abrió centenares de kilómetros de canales y miles de kilómetros de acequias; un resultado que no creo que otros hubieran podido lograr. También pudo satisfacer las necesidades de su Grupo y realizar el sueño de su mentor, el Dr. Serafino Ferruzzi. Fue en el transcurso de estos eventos que Livio y yo nos volvimos buenos amigos. Juntos cazamos y viajamos, y nuestras familias forjaron una estrecha relación, tanto que su esposa Giulia y la mía, Joyce, eran como hermanas.Yo mismo lo consideraba un hermano mayor. Fuimos hospedados en su casa de Cerdeña y viajamos juntos por Italia. Eso nos permitió a mi esposa, a mis hijos y a mí entrar en contacto con una cultura que, de otra manera, no hubiéramos conocido. 26 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 27 Durante el período en que se dedicaba a fertilizar y cultivar la hacienda agrícola en Carolina del Norte, también se ocupaba de haciendas en Luisiana, Brasil y Paraguay, además de cinco fábricas en Argentina. Solo un hombre dotado de su inteligencia y ética de trabajo habría podido realizar lo que él logró, trabajando siempre de manera meticulosa y honesta. Manejó todas las compañías agrícolas con extrema profesionalidad, llevándolas a todas por la senda del éxito. Su lealtad al Dr. Serafino Ferruzzi y a su familia fue siempre absoluta. La familia del Dr. Ferruzzi consentía que Livio llevara consigo amigos durante sus visitas a las fincas en Sudamérica. Mi esposa y yo lo acompañamos a él y a Giulia en Brasil, pudiendo ver el inmenso trabajo que había llevado a cabo limpiando centenares de hectáreas de jungla, plantando diversos cultivos y criando ganado. Fuimos a Argentina y nos alojamos en una hermosa finca llamada Las Cabezas. Incluso me dejaron llevar amigos y conocidos de Carolina del Norte.Y a todos se nos trataba a cuerpo de rey. Luego de la muerte del Dr. Serafino Ferruzzi, Las Cabezas pasó a su hija Alessandra y su esposo, Carlo Sama, que continuaron la tradición de hospitalidad. Era como si, al ser amigo de Livio, también lo fuera de todos los miembros de la familia. De esta manera, tuve la oportunidad de dedicarme a mi pasión, la caza, en las áreas más inaccesibles donde Livio operaba como pionero agricultor. Con la llegada de la informática, Livio se mantenía constantemente actualizado sobre las condiciones meteorológicas de todos los sitios donde tenía haciendas. Cuando no existía, también se mantenía siempre en contacto telefónico. Controlaba todo lo que podía asegurar que las fincas operasen correctamente. Además de ser un gran agricultor, tenía una capacidad innata de comprender los mercados de productos alimenticios. Verificaba constantemente el precio de los frijoles, maíz, trigo, ganado y de todos los cultivos de los que se ocupaba. Leía muchísimo para conocer a fondo las diferentes condiciones que podían influenciar 27 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 28 los mercados. Contactaba con expertos de distintas universidades para estar siempre actualizado sobre las nuevas variedades de maíz y frijoles, los diversos tipos de herbicidas y pesticidas que se deben utilizar y las técnicas agrícolas en desarrollo. Fue el primero en experimentar con el proceso de siembra directa en muchas de las fincas que administraba, reduciendo la erosión del suelo y los costos operativos. Se sabe que a menudo se quedaba despierto para evaluar algunas de las compañías agrícolas de las que era responsable, a fin de comprender cómo hacerlas más productivas y reducir sus costos. Quería hacer todo lo que estuviera en su poder para maximizar el rendimiento del capital de sus patrones. Nunca ha existido empleado más leal y dedicado al trabajo. Le daba verdadero placer esta capacidad de crear plantaciones que tenían rendimientos mayores que las demás haciendas. Se sentía profundamente realizado cuando lograba tener un buen año. Para mí ha sido muy difícil escribir este tributo. Estar al lado de Livio durante su lucha contra el cáncer, ser testigo de sus esfuerzos cotidianos y luego de su muerte ha dejado un enorme vacío en mi corazón y mi alma. He perdido a un hermano, a mi mejor amigo. Lo extrañaré muchísimo, y siempre recordaré los lindos momentos que compartimos. Todos los que, como yo, lo conocieron, trabajaron con él o pasaron tiempo con él saben que era un gran hombre y que no lo olvidaremos jamás. 28 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 29 Livio Ferruzzi en un momento de relax con Claud R. Wheatly III (a la izquierda) y Michele Falce (a la derecha) En un columpio con Claude R. Wheatly III. 29 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 30 En las cascadas de Paraguay. Livio Ferruzzi con sus hijos Mario y Giulio. 30 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 31 Con su hijo Giulio, Tomas Molphy, director de Las Cabezas, y Carlo Sama. Con Alessandra Ferruzzi. 31 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 32 Un laboratorio a cielo abierto Livio Ferruzzi no era ningún loco. Ciertamente era exigente, empezando consigo mismo, y hasta el extremo. Pero era muy competente. Hace tiempo, Paolo Sgorbati, que trabajó con él durante catorce años, me contó su primer encuentro, que fue un desastre: “yo era el responsable de las fincas inglesas de los Ferruzzi, y él de las americanas. La primera vez que lo vi ya era famoso como agrónomo, y le presenté nuestra situación. Me escuchó, me pidió que le mostrase los análisis del terreno, me hizo describir los trabajos que hacía para elevar el contenido de fósforo del suelo, y finalmente me pidió fotos de la finca. Cuando le mostré unas diez fotos bien normales, ¡me dijo que mis análisis estaban todos errados! Discutimos largo rato y me decía: aquí tenemos al típico fanfarrón americano. Debió “separarnos” Arturo Ferruzzi, que ordenó nuevos análisis. Y bien, tenía razón…”. Para el administrador sardo, cada operación de campo debía partir del pleno conocimiento del suelo. En los Estados Unidos también se emplean rigurosos estudios altimétricos para excavar 350 millas de canales y caminos y 1,600 de drenajes (americanos, por tanto tan grandes como nuestros canales). Por tanto –fiel a su refrán de “seamos invitados en los EUA”– invirtió 400,000 dólares en obras públicas y, para enterrar el hacha de guerra con los verdes, ofreció toda la hacienda a los investigadores universitarios, que harán de ella un laboratorio a cielo abierto. Esta colaboración resultó ser muy eficaz. Los Ferruzzi tenían cosechas doradas de soya, maíz y granos, mientras los científicos recolectaban –observando su actividad– los lineamientos para el uso agrícola de todos los estuarios del sudeste de los Estados Unidos. La sociedad italiana, hay que recordar, aplicaba una antigua sabiduría: el arte del abono estaba en el ADN de los ferrareses, que al término del Renacimiento habían logrado 32 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 33 convertir el delta del Po en cultivos de cereales. “Todas nuestras actividades agrícolas – indica ahora Livio Ferruzzi – se fundan sobre el análisis y las capacidades técnico-científicas del suelo, del clima y de las semillas. En los EUA, esto fue facilitado enormemente por el Servicio de Conservación de Suelos (Soil Conservation Service), que en Open Grounds fue decisivo para comprender la heterogeneidad de los suelos”. De hecho, en esta zona encontramos, reproducidas a gran escala, las mismas condiciones del delta del Po: el clima, influenciado por la corriente del Golfo, presenta inviernos templados y veranos calurosos, húmedos y lluviosos; las blacklands o tierras negras, terrenos particularmente oscuros, presentan un alto contenido de materia orgánica –y para algunos se ven como las turbas del Ferrarese. Como aquellos terrenos, son difíciles de trabajar empleando las grandes y pesadas máquinas que se utilizan en los cultivos intensivos. Estas situaciones no se pueden afrontar sin una competencia técnico-científica consolidada, y tampoco sin una cultura agraria antigua, que protegía a los italianos de la deriva al uso indiscriminado del suelo, como habría recomendado una posición meramente mercantilista. A partir del compromiso con Duke, los Ferruzzi de hecho comenzaron a moldear el uso de la tierra con base en las demás aptitudes del terreno, comenzando por la acuicultura (en la zona se cultivaban y se siguen cultivando ostras), actuando dentro de un modelo de desarrollo respetuoso con el ecosistema y el contexto socioeconómico local. “La misma elección, sucesiva, de emplear OGM fue dictada –según explica el administrador– por razones de productividad, pero también porque se iba en la dirección del manejo integrado de plagas (IPM), la lucha integrada, hoy sumamente conocida pero prácticamente desconocida a inicios de los años ochenta”. En aquella fase (los trabajos de organización agraria duraron de 1974 a 1978, y más o menos en esos años se inició la colaboración con las universidades), la principal inquietud era que la agricultura, con el uso de agroquímicos, pudiera contaminar las aguas de los estuarios del South River. 33 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 34 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 35 Tratamientos en Open Grounds Farm. Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 36 Cada semana se efectuaban los análisis de salinidad, concentración de oxígeno, fitoplancton del río, y de pesquería de la laguna. Estos estudios gradualmente llevaron a recomendaciones “erga omnes” acerca del drenaje de este tipo de tierras, permitiendo a los universitarios identificar nuevos sistemas para minimizar el impacto de las operaciones sobre la salinidad de las aguas, seleccionar las mejores soluciones para reducir las partículas sólidas en suspensión y el incremento de nutrientes que sucede con el aumento del flujo hídrico, y luchar contra la eutrofización de las aguas, un problema que, años después, aparecería en toda su dramática dimensión, también en Europa. La colaboración con la universidad prosiguió a lo largo de los años ochenta y noventa, a través del proyecto Aries (Agricultural Runoff Into Estuarine System), que involucró, entre otros, a la Duke University, la agencia federal de protección del medio ambiente, y las universidades de Minnesota y Carolina del Norte. En particular, se estudiaba el comportamiento de algunos pesticidas, desde su aplicación en el terreno hasta los residuos resultantes en el agua y la fauna acuática. Un incidente durante los trabajos de tala. 36 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 37 Esta inmensa mole de trabajo científico se convirtió en el conocimiento y experiencia (know how) de las compañías Ferruzzi, luego adquiridos por FerSam, la sociedad creada por Alessandra Ferruzzi y Carlo Sama para relevar a las viejas compañías de Serafino Ferruzzi y reemprender el camino del patriarca, siguiendo la filosofía que entre tanto su administrador había trasformado en un modelo ganador. He aquí cómo un informe de la compañía, redactado a finales de los años ochenta, ilustra este proceso: “Las modalidades operativas que distinguen la realización de los proyectos agrícolas integrados del Grupo Ferruzzi se inspiran en dos criterios fundamentales igualmente importantes: en primer lugar, la conciencia de que la realización de un modelo de desarrollo rural debe pensarse ad hoc, respetando el contexto socioeconómico en donde se opera; y en segundo, el requerimiento de salvaguardar el delicado equilibrio del ecosistema, que puede verse fácilmente comprometido debido a un proceso incorrecto de antropización”. En aquel período, Open Grounds Farm ya era la gran compañía zootécnica que Serafino Ferruzzi deseaba. “Pero, entre tanto –prosigue la narración del administrador–, el precio del ganado vacuno había subido y los cereales se habían vuelto baratos. Fue así que lo convencí para invertir de manera importante en soya y maíz”. En realidad no tomó mucho convencerlo. Los Ferruzzi ya eran una potencia en la logística y el comercio de productos alimentarios: sus silos en Nueva Orleans constituían uno de los puntos de referencia del mercado de productos básicos o commodities. Entonces el ganado entró en la hacienda, transformándose también en un gran negocio, que despareció de nuevo cuando la nueva dirigencia de Ferfin vendió Open Grounds a otro grupo italiano, que todavía la maneja. En su época de oro, cuando daba trabajo a doscientas personas, Open Grounds había llegado a 15,000 hectáreas cultivadas (del total de 18,000) y 9,000 cabezas de ganado, que luego bajaron a 3,500. Primero se trató del ganado 37 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 38 Hereford, que tanto le gustaba a Serafino Ferruzzi, pero no se adaptó al clima de Carolina del Norte. Luego, después de una serie de cruces entre Angus y Santa Gertrude, salió un ternero de exposición. Los estadounidenses ahora seguían con admiración la actividad de la inmensa hacienda en la costa de Carolina del Norte, que además de la ganadería se dedicaba al cultivo de maíz, soya y trigo. “La habíamos organizado –precisa con orgullo Livio Ferruzzi– como una industria: se instaló uno de los primeros ordenadores para manejar la compañía, cuando en Italia las demás compañías del Grupo Ferruzzi todavía utilizaban tarjetas perforadas; era un enorme IBM 34 que permitía controlar la producción de cada uno de los campos”. Costaba 300,000 dólares de los de ahora. El diploma al mérito conferido por el Congreso de los Estados Unidos al “estimado amigo” Livio Ferruzzi. 38 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 39 La elección de la lucha integrada En el período siguiente, Open Grounds Farm crece a imagen y semejanza de las convicciones técnicas de Livio Ferruzzi, convirtiéndose en el modelo seguido por las demás empresas agrícolas del Grupo. Con una precisa filosofía de equilibrio entre recursos naturales, costos corporativos e inversiones en tecnología, que tuvo una función decisiva a la hora de desideologizar la introducción de los OGM. “La hacienda era un banco de pruebas –explica Ferruzzi– para nuestra estrategia de lucha integrada contra las plagas y los insectos en todas las compañías americanas. La agroquímica sigue siendo el gasto más consistente en los estados de las compañías agrícolas, pues todavía hoy la renuncia a ciertos plaguicidas podría llevar a fuertes reducciones en productividad y, por tanto, un alza en el precio de los commodities. Hemos conseguido conciliar el uso de pesticidas y herbicidas, y por ende la eficiencia productiva, con el respeto por la naturaleza, aplicando los principios de manejo integrado de la química en el campo y utilizando semillas transgénicas”. El perfil ético de esta empresa, reconocido por todos los que en ella participaron o la apoyaron, respondía perfectamente a la personalidad del administrador, aunque ya estaba incorporado en el ADN del Grupo que lo había asumido. Los Ferruzzi venían de la tierra y la respetaban. Un informe de 1988 sobre las actividades del Grupo explica que “aunque la actividad industrial se ha vuelto claramente preponderante, la presencia en la agricultura, además de seguir siendo absolutamente relevante, conserva un significado que transciende las consideraciones estrictamente económicas del sector, invirtiendo en cambio en el área de la cultura y del mismo modo de ser de la realidad Ferruzzi”. Y prosigue: “De los valores de la tierra 39 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 40 proviene este patrimonio de ideas –ligado a los valores del hombre y de su calidad de vida– que hasta ahora ha guiado la estrategia de crecimiento del Grupo y que está destinado a inspirarme en gran medida, incluso en direcciones futuras”. Cuando se escribían estas palabras, en el mundo Ferruzzi quería decir productos farmacéuticos, seguros y sobre todo plásticos; habían pasado cuarenta años desde el ingreso de Serafino en el mundo de los commodities agrícolas y nueve desde la desaparición de su fundador, y todavía se conservaba intacta su filosofía empresarial, que en el campo agrícola se relacionó, de manera rápida y sin imposición, con la elección del integrated pest management, perseguido con sarda determinación por Livio en las propiedades que se le confiaron, partiendo precisamente de Carolina del Norte. En este punto se recuerda que, incluso bajo un perfil estrictamente económico, Open Grounds Farm “impone” la lucha integrada y no solo por el fuerte componente orgánico del suelo, sino porque la tierra de esta área es rebelde en todos los sentidos. “Este es uno de los pocos terrenos en los que el fósforo, usualmente estable, puede desaparecer rápidamente. Incluso si se sabe leer los análisis de manera impecable –explica Ferruzzi– se puede encontrar sorpresas desagradables durante la fertilización, pues este territorio está sujeto a fenómenos de desnitrificación relativamente violentos”. Quizás también porque estos campos involucraban no un producto específico, sino una técnica conocida como IPM, que a fin de luchar contra las plagas, los insectos y las fitopatologías, incluye todas las herramientas posibles, desde prácticas agronómicas hasta competición entre diferentes especies vegetales, la lucha biológica, etc. Para entendernos, solamente así se lograba dominar terrenos que, incidentalmente, requerían generosos tratamientos de cal para elevar el pH, normalmente bajo 3.8. La génesis de este método fue en cierto modo casual: “Descubrí la lucha integrada gracias a un profesor de la Universidad de Carolina del Norte –recuerda Ferruzzi– ya que en Italia ya se había superado la cultura del tratamiento programado. Trabajábamos partiendo de un estudio 40 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 41 periódico en profundidad acerca de las condiciones ambientales (clima, terreno, población de plagas), a fin de identificar con precisión el umbral económico de la intervención (entendido como densidad crítica de infestación, sobre el cual el costo del agroquímico es inferior al beneficio generado por el correspondiente incremento en la producción) y el uso de herramientas no químicas para el control de plagas, empezando con la rotación”. Serafino Ferruzzi era informado todos los días de todos estos procesos. “Era un viejo hábito, tenía órdenes de llamarle por teléfono cada noche a la hora de la cena para ponerle al tanto”, explica Livio Ferruzzi, que continuó haciéndolo hasta 1979, cuando el patriarca fallece en un accidente aéreo. Livio Ferruzzi era el presidente de Open Grounds y se había convertido en el administrador agrícola más importante del Grupo. La experiencia llevada a cabo en los campos de Carolina del Norte había creado escuela: en Le Gallare, una hacienda que los Ferruzzi adquirieron en el Ferrarese, se crearon campos experimentales para determinar cuáles de las selecciones americanas podían adaptarse a nuestros campos. A mediados de los años ochenta, la familia Ferruzzi llegaba a controlar Montedison, una operación posible gracias al haber construido un imperio agroalimentario que iba de Udine al Alto Paraná, de Oise a Ardenne, pasando naturalmente por Ravena. Una telaraña industrial que se basaba, siguiendo la descripción del departamento de investigación creado y manejado por Marco Fortis, en “complejos productivos integrados y altamente eficientes, verdaderos laboratorios de investigación a cielo abierto en los cuales se estudian respuestas válidas y originales a la demanda de materias primas más adecuadas a los nuevos requerimientos”. Tantas copias de lo que Livio Ferruzzi había creado incluso allende los mares. En este contexto despegaba, por su parte, el Proyecto Soya, hijo de Raul Gardini, como suyo era el proyecto de convertir en etanol los excedentes de cereales europeos. “Lo recuerdo como si fuera hoy. Gardini me preguntó si la soya también 41 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 42 crecería bien en Italia, y le respondí que no tenía ninguna duda –dice Ferruzzi–. Naturalmente, fui inmediatamente criticado dentro del Grupo, pero me permitieron demostrar mis ideas y rápidamente obtuve en Italia rendimientos superiores a los de Illinois. El secreto era escoger la variedad justa para la latitud de la península”. Para que conste, para hacerle frente al agrónomo estaban las cumbres de Eridania, en los que solía considerarse a las oleaginosas una plaga de la remolacha azucarera, pero el desempeño de la soya probada por Livio conquistó rápidamente a Gardini, y tuvo un papel preponderante en llevar al Grupo al boom que se conoce: centenares de miles de hectáreas sumamente rentables, pues en este producto se concentraban las óptimas cotizaciones de aquel período y los generosos subsidios públicos. El éxito italiano de la soya solamente duró unos años, por razones que van más allá de la calidad del proyecto o la capacidad de sus autores. El Grupo creía en nosotros, y su líder también: las “Jornadas de la soya” en Torviscosa (Udine) eran los Estados Generales de la agricultura nacional, y Livio Ferruzzi era su estrella absoluta. La cuarta jornada fue la consagración del Proyecto Soya, que en cinco años impulsó la expansión de este cultivo en Italia de 2,900 a 520,000 hectáreas, con la participación de 20,000 agricultores. El colapso fue también rápido y se verificó cuando, después de 1991, como me lo contó el mismo Fortis, “comienzan a faltar acciones de cabildeo internacional del Grupo y prevalecen los intereses de los productores americanos, que habían consolidado su relación con los trituradores de la soya”. Las palabras de Fortis nos deben llevar a un escenario preciso, delineado por un reporte de Ferruzzi de 1986, en plena fase de inversiones: “En los Estados Unidos, las semillas de soya constituyen el segundo rubro agrícola en términos del valor de la producción, detrás del maíz pero delante del trigo, el heno, el algodón… Junto con el maíz y el trigo, la soya constituye un pilar de la agricultura estadounidense, cuya fuerza es conocida por todos”. 42 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 43 Nuevamente Fortis acerca del fin del Proyecto Soya: “No hay que olvidar que, en pocos años, cambió radicalmente la política agrícola común, lo que significaba que incluso las oleaginosas no disfrutarían más de los generosos subsidios europeos: Bruselas, con razón o sin ella, decidió a principios de los noventa que ya no le interesaba sostener el desarrollo de esta producción, y la misma desmovilización se decidió en perjuicio del cultivo de la remolacha, otro sector estratégico para los Ferruzzi. En suma, al enfrentar dificultades financieras y nuevas estrategias de diferentes actores económicos e institucionales, se llevó a cabo un precipitado retroceso, y en pocos años la soya desaparecía de Italia, trayendo los problemas de abastecimiento que conocemos”. Cuánto de esta marcha atrás se torna precipitada para la gerencia y se convierte en un desastre estratégico se puede discernir al leer el perfil corporativo que todavía se brinda al Sole 24 Ore en diciembre de 1990: “Ferruzzi es uno de los grupos industriales más importantes del mundo, con una facturación agregada que en 1989 superó los 50 billones de liras”, con la participación de “más de 114 mil empleados y 300 plantas de producción”, su presencia cubre “los más avanzados sectores de la química de nuevos materiales, la farmacología, la energía”, pero “el motor es la investigación científica que emplea 5 mil personas a tiempo completo” y en Montedison se acaba de abrir un nuevo frente, el de “la química viviente, es decir, la química basada en el uso extenso de materias primas agrícolas”. En pocos años todo esto desaparecería. 43 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 21-11-2011 15:09 Pagina 44 La opción “no-till” (labranza cero) Los ochenta vieron a Livio Ferruzzi manejar “en solitario” la parte agrícola del Grupo Ferfin, abandonando el cuartel general estadounidense solo por largas misiones en Sudamérica o, como veremos, en la URSS. Open Grounds, además de Mogno, Agropeco y Las Cabezas, se desarrollarán bajo la insignia de la agricultura intensiva, aplicando la siembra directa de manera sistemática, sin irrigación de los cultivos (como es posible solamente en las áreas tropicales y ciertas áreas subtropicales) y empleando solo semillas genéticamente modificadas. “En todo el mundo cultivamos la tierra con las mejores técnicas existentes: por simple que fuese, esta era nuestra estrategia –comenta Ferruzzi– y la apliqué con la adquisición de maquinaria de vanguardia, sembradoras americanas que podían sembrar de forma directa 112 hectáreas en doce horas”. El sistema de labranza cero o “no-till” representaba una meta soñada por Ferruzzi, que siempre había estado en contra de la práctica “universal” del arado de los terrenos. Sin embargo, trabajar sin arar significaba tomar muchas precauciones. “Para evitar la compactación del suelo –dice– siempre habíamos usado maquinaria con rodado de oruga, pero incluso en ese caso, después de cierto tiempo, era necesario efectuar trabajos contra la compactación. Para este efecto se introduce solo en Sudamérica el “para-plow”, una máquina que penetraba en el terreno y lo descompactaba en profundidad sin romper la superficie y sin facilitar la erosión del suelo por efecto del agua”. Es una operación que se repite cada cinco años para preservar la productividad de los cultivos: se ha calculado que la compactación del suelo puede llegar a costar, en términos de menor producción, varios centenares de dólares por hectárea, al menos en el caso de la soya y del maíz. 44 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 45 Livio Ferruzzi siguió esta ruta durante decenios sin reconsiderarla, salvo los miles de acres de bosques que debió sacrificar. Es algo que lamentó y lamenta: “Cambié solo de idea acerca de la tala –admite– y los que me la hicieron cambiar fueron los expertos de la Universidad de Duke con los que trabajé codo con codo durante tanto tiempo”. Solamente no ocurre en Open Grounds. Trabajo de campo en Argentina. 45 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 46 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 47 En los campos de soya en Argentina. Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 En los campos de soya en Argentina. 48 9:44 Pagina 48 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 49 Entre los Indios Carolina del Norte es conocido por sus osos. En un pantano como el de Open Grounds Farm, no faltaban las serpientes de cascabel y los caimanes. Pero el encuentro cercano con la naturaleza virgen solo ocurre en 1977, en Brasil. El Grupo ravenés ahora estaba empezando una gran diversificación, propiciada por la crisis petrolífera, que había afectado a los grandes grupos industriales y exaltado la liquidez de los Ferruzzi. Eran los años del ingreso a lo grande en el mundo sacarífero con la adquisición de Eridania. En 1979, el Grupo ya se había vuelto un protagonista de la élite financiera, en Italia se preparaba para adquirir Torvis y Le Gallare (en total, más seis mil hectáreas) y para ingresar en el mundo de los seguros. Se estaba cambiando de hábito porque Una plantación de café en Brasil. 49 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 50 el mundo de la comercialización o trading estaba redimensionándose y la fiebre de las finanzas también contagiaba al tranquillo capitalismo familiar italiano. Una “enfermedad” contra la cual este Grupo parecía estar vacunado; después de todo, durante años, las ofertas hostiles de adquisición o raids se enfocaron prevalentemente en actividades agroindustriales, como el azúcar. “En aquel período –recuerda el agrónomo– era director general de Open Grounds, pero Serafino Ferruzzi me llevaba consigo cada vez que exploraba una nueva oportunidad de negocios”. El cacao brasileño había seducido en cierta forma al empresario ravenés, quien ya poseía fincas y bodegas en la costa atlántica. “Un buen día me pide que lo acompañe a Brasil –agrega– donde había comprado una nueva empresa agrícola. Empresa era, objetivamente, una palabra generosa. Si Open Grounds antes de su “intervención” parecía un pantano con un bosque encima, en el caso del Mato Grosso solo había esto último. Después de horas de vuelo e innumerables escalas, me encontraba frente a frente con la selva amazónica, inmensa y tan verde, un mar de vegetación en medio del cual, en un cierto punto y cuando el sol se ponía rápidamente, atisbé un claro con algunas cabañas. Ahí aterrizamos. Habíamos ingresado a la nueva “empresa” Ferruzzi…”. A finales de los setenta todavía no había caminos para llegar a la finca agropecuaria Mogno – que significa “caoba” debido a los bosques de esta madera preciosa que crecen en esta región; Serafino Ferruzzi, que había comprado esta tierra en 1976 a los descendientes de los colonizadores, sabía que el gobierno no regatearía las inversiones si los italianos fueran capaces de producir madera, cacao, cereales… “Se dormía en cabañas construidas con hojas de banano, todos juntos, Serafino, los operarios y yo; de día se visitaba la finca, lo que quiere decir que nos abríamos paso a golpe de machete en aquel bosque impenetrable para ver qué podíamos hacer exactamente”. Unas semanas después, frente a la escalera del avión que regresaba a los EUA, Serafino Ferruzzi se vuelve hacia Livio y le pregunta si le gusta esta “hacienda”. “Tuve la 50 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 51 imprudencia de asentir - recuerda – y así acabé pasando allí seis meses. Ni siquiera podía llamar por teléfono a mi mujer, que entre tanto se había mudado definitivamente a Beaufort”. Mientras Giulia, con la constancia estentórea de las mujeres de Barbagia, establecía su hogar a la sombra de Open Grounds y encontraba trabajo en la universidad (es bióloga), su esposo comenzaba una de las obras de tala más devastadoras de la historia de la agricultura. Plantación en Mogno, Brasil. 51 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Cultivos en la frontera de la selva ecuatorial en la hacienda de Mogno. Pagina 52 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 53 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 54 Una hecatombe anunciada “Visto con los ojos de la década de los 2000, admite, esto fue una hecatombe, pero las políticas agrarias de los gobiernos sudamericanos, y del brasileño en particular, no dejaban alternativa: había que limpiar la mayor cantidad de hectáreas posibles de bosque virgen para uso agrícola y ganadero”. En Italia, el precio de la tierra estaba por las nubes, y la burbuja había terminado en los años ochenta: por tanto, era imperativo producir commodities. Muchos y rápido. Los Ferruzzi ya tenían tres grandes granjas ganaderas en Brasil, cada una de cerca de dos mil hectáreas, pero Mogno era candidata a ser otra cosa. Mil hectáreas de cacao, otras tantas de café, quinientas de guaraná, y pastos hasta donde se perdía la vista: 30,000 cebúes de la raza Nelore. Naturalmente, una finca agropecuaria similar, que daba trabajo a 500 trabajadores locales, habría cerrado en unos cuantos meses sin una adecuada dotación de infraestructura, y sin embargo pasó exactamente lo que Serafino Ferruzzi había apostado a que pasaría, o sea, que el gobierno brasileño construyó en poco tiempo una carretera de dos mil kilómetros entre el Mato Grosso y Sao Paulo, que poco después llegaría a Belem, que se encuentra sobre el Río Amazonas. Mogno finalmente estaba en el mercado. “De todas maneras fueron seis meses bien largos”, suspira Livio Ferruzzi. No solo se debía a la lejanía de su familia y la convivencia con los operarios, reclutados de todo el país y enviados al medio del bosque entre los indios. “Talábamos a mano los terrenos dedicados al pastoreo: primero pasaban los hombres con el machete, luego los cebúes. Por el contrario, donde nacerían las plantaciones de café, se trabajaba con máquinas; cortábamos los árboles de caoba con cadenas de atraque enganchadas a tractores. De vez en 54 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 55 cuando, en mi mente aún escucho el llanto del bosque”. En lugar de aquella extensión de árboles majestuosos crecieron 800,000 plantas de cacao, una inmensa plantación con rendimientos superiores a los que se lograban en las grandes áreas de producción mundial. Livio Ferruzzi también recibió ofertas para ir a otras fincas en África, las cuales rechazó. No fue menos afortunada la experiencia con el café. Un millón y medio de plantas de dos especies cultivadas, Robusta y Arábica. Duró hasta 1991 y no fue ningún paseo, pues la finca no tenía confines delimitados; en realidad, ni siquiera existían puntos trigonométricos en los cuales apoyarse. “Decidimos hacerlo de esta manera –cuenta: abríamos con el machete un claro de unos veinte metros de diámetro, más o menos aleatoriamente, donde se colocaba un instrumento que se conectaba con los satélites. Hay que tener en cuenta que a principios de los años ochenta la tecnología no era como la de hoy. Los registros se enviaban a Nueva York para su descodificación, y luego de algunas semanas teníamos nuestro ‘punto’”. Incendios luego de la tala en Brasil. 55 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 56 “Luego partíamos para abrir otro claro y así seguíamos, durante meses, a golpe de machete, moviéndonos a caballo o en canoa”. Eran marchas que duraban toda la jornada, enfrentando una naturaleza exuberante pero solapada: “Un día perdí a un equipo y me tocó ir a buscarlo: los encontré después de un “paseo” de 60 km bajo los árboles, deshidratados y febriles. Los trajimos de vuelta y cuando llegamos al campo base terminamos todos en el hospital, incluyéndome”. Mucho más “industrial” fue la obra de tala en sí, que se inició cerca de un año después. El modelo era diferente del seguido en Carolina del Norte, porque la naturaleza que enfrentábamos era diferente. Dos Caterpillar D9 avanzaban tirando una cadena de tres pulgadas con un 56 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 57 largo de 50 m en medio de los árboles, que de repente ya no existían: luego, algunos meses de calma, esperando el último acto: “No se vendía aquella madera porque cuenta en aquella fase y en esas condiciones no había mercado. Había que quemarlo todo, pero sólo podíamos hacerlo en agosto, cuando el clima de aquella zona es seco. Repetimos esta operación en 3,000 hectáreas de selva amazónica”. Mogno se extendía sobre 500,000 hectáreas. De 1977 a 1991 se cultivaron 304,400, incluyendo mil de café, seiscientas de cacao, y 30,000 de pastoreo. Plantaciones en Mogno, Brasil. 57 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 58 Pioneros de la agricultura Obviamente, aunque los italianos estuvieran preparados, fue una gran empresa, mayor de la que se llevó a cabo en Open Grounds. No se contaban los incidentes y nadie cejaba en el empeño. “Una hacienda agrícola en Europa tiene un calendario, descripción de puestos, tiempos y papeles precisos. Allá, cuando había que llevar las plantas de cacao del vivero al campo, saltaba a la canoa y participaba yo también en el trasplante” cuenta Livio Ferruzzi, que en el Mato Grosso hizo de tripas corazón, desempolvando la vieja pasión de sus años en Cagliari: “Lo que no faltaban eran ríos que navegar, aunque a veces había que fijarse en los peces. Un operario tuvo un feo encuentro con una anguila eléctrica y allí dejó el pellejo. Desafortunadamente, la agricultura pionera a menudo adolece de la falta de preparación de la mano de obra; en Brasil teníamos muchos operarios porque había incentivos fiscales interesantes y porque los jóvenes hacían fila para venir a trabajar en la selva amazónica, pues dicho trabajo sustituía al servicio militar y era bien remunerado. Esto no quería decir que llegaran preparados”. Pionera o no, esta agricultura era apoyada por inversiones colosales en mecanización y consultoría científica de primer orden. “Siempre habíamos trabajado con base en análisis exhaustivos del suelo –precisa el administrador– y con el apoyo de expertos universitarios en diversas disciplinas. Mogno tenía sus problemas particulares, como la carencia de boro, o la presencia de plantas venenosas para el ganado. Cuando en 1991 se la consigné a Gardini, en la distribución de las propiedades que la familia tenía en Brasil, esta era verdaderamente una joya de finca, con grandes utilidades”. La fortuna de este proyecto, como de las demás haciendas confiadas a Livio Ferruzzi (que generalmente figuraba como consultor de la propiedad pero que de hecho actuaba como 58 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 59 gerente general de la compañía en donde trabajaba en aquel momento), también dependía del modelo seguido por el Grupo italiano, que trabajaba en términos de proyectos integrados con mercados locales y también entre ellos. No es casualidad que en los discursos de Livio Ferruzzi exista siempre la convicción de que Open Grounds fue un laboratorio para las decisiones tomadas en las demás fincas. En los años transcurridos por Livio Ferruzzi en Mogno, eran parte de la galaxia Ferruzzi las grandes haciendas americanas (entre ellas Azucarlito en Uruguay), además de importantes propiedades en Europa (más precisamente en Italia, Francia, Gran Bretaña), tanto que se puede aseverar legítimamente que en el imperio agrícola de la familia ravenesa no se ponía nunca el sol. Trasplante de café en Brasil 59 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 60 Naturalmente, trabajar a esta escala facilitaba mucho las cosas, pero no quería decir que un estándar propio calara automáticamente en cada realidad: “La integración con la realidad local –admite el administrador italiano– es un valor para cada empresa agrícola, ya sea porque quizás esta realidad constituye un mercado, o porque siempre –o casi siempre- brinda la mano de obra para la finca. Esto implica una evaluación del grado de desarrollo socioeconómico alcanzado en la región donde se interviene”. Por tanto, en las realidades menos avanzadas que presentan una abundancia de mano de obra no especializada, los sistemas productivos se planificaban y organizaban según la lógica de mano de obra intensiva (“labor intensive”), mientras que en aquellos lugares más desarrollados se aplicaba la lógica “capital intensive” (inversiones de capital) con más recursos dedicados a las nuevas tecnologías. 60 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 Livio Ferruzzi en canoa en Brasil. 61 9:44 Pagina 61 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 62 9:44 Pagina 62 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 63 En las plantaciones sudamericanas. 63 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 64 El invernadero de soya Un año después de haber seguido a Serafino Ferruzzi a Brasil, en 1978, Livio fue llamado por el “mandamás” de Paraguay. El Grupo italiano controlaba una hacienda ganadera cuyo desempeño no era nada del otro mundo: la Paragro, 300,000 hectáreas en Chaco. También había adquirido, junto con otros inversionistas italianos, la Agropeco, una de las más importantes del país en términos de extensión, ocupando 60,000 hectáreas de selva ecuatorial y pastos, 15,000 de las cuales eran cultivables. El técnico italiano se encontraba en una de las regiones –ecológicamente hablando– más inestimables del planeta, Ciudad del Este, en el Alto Paraná (Paraguay oriental), pero la belleza del paisaje compensaba solo en parte la fatiga de una conquista larga y costosa. “Era un laberinto de árboles y senderos apenas bosquejado”, recuerda. Hace treinta años se empleaban 24 horas para atravesar la finca, incluyendo transbordador, dado que los primeros caminos solo se construyeron cuando los empresarios italianos demostraron que, donde durante siglos los guaraníes solo habían cultivado maíz y mandioca para su subsistencia, podía nacer un granero de importancia mundial. Por lo que, con ciertas variables necesarias, el desarrollo agrario de Agropeco sigue el de Mogno, que a su vez es copia del de Open Grounds Farm. También aquí se comienza con una enorme tala, seguida del cultivo intensivo de la soya. Excavadoras y cadenas, hoguera tras hoguera. “Había apostado por la soya porque en Sudamérica, por efectos de luz solar, se presentaban las mejores condiciones. Además, la tierra se prestaba tan bien a este cultivo que interrumpimos la rotación tradicional, utilizada para erradicar nematodos, pues estos no se encuentran en Paraguay. Desde hace 35 años, la soya le da a Agropeco rendimientos superiores, 64 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 65 pues para este frijol proteico es una especie de invernadero a cielo abierto”. En 2002, el periódico paraguayo Noticias, informando acerca del enésimo récord del cultivo de soya en la finca italiana, titulaba: “Un mar de producción”. Soya OGM, cultivada bajo el método de siembra directa (y el periódico para-plow contra la compactación del suelo) y sin ninguna irrigación. Actualmente, Agropeco, que se encuentra a poca distancia de las Cascadas del Iguazú y a 370 kilómetros de la capital, Asunción, consta de 6,500 hectáreas de campos y 5,550 de selvas ecuatoriales (bosque atlántico) reunidos en una única entidad propiedad de FerSam. Livio Ferruzzi fue durante mucho tiempo el presidente de esta compañía paraguaya. Una plantación en Brasil. 65 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 66 Livio el americano “Antes de nada, se debe saber que la siembra directa (notill) y las semillas OGM están indisolublemente ligadas al éxito de los cultivos intensivos en los países americanos. Sin el biotech no se obtendrían los rendimientos alcanzados a costos tan bajos. Naturalmente, la lucha integrada ayuda, pero los fundamentos son la siembra directa y las semillas genéticamente modificadas para resistir a las fitopatologías”. Una suerte de declaración de fe, la del administrador sardo, fundada en la experiencia. Hoy, Agropeco es un líder en la producción de soya, y la elección del cultivo hace tiempo que ha recaído sobre los transgénicos. FerSam ha incluso afinado a través del tiempo la técnica de coexistencia entre los cultivos convencionales y los OGM. “En el plano financiero, las dos producciones tienen costos similares, como la energía –explica Ferruzzi– y costos diferentes, como los relacionados con herbicidas, especialmente el glifosato. La soya convencional tiene un costo directo total de 240 dólares por hectárea, mientras que el de la soya RR es de 213 dólares por hectárea”. Trabajar estas tierras no es tarea fácil: tanto el boro como el cinc, explica el agrónomo italiano, pueden desaparecer a cinco centímetros de profundidad; incuso el fósforo se torna caprichoso. “Afortunadamente, un análisis pedológico me cuesta 20 dólares, mientras que en Italia pagaría 300. Y los resultados llegan dentro del mes”, comenta. El rendimiento unitario promedio de los cultivos de soya de Agropeco oscila entre los diferentes campos, yendo de 2.10 a 3 toneladas por hectárea. Los silos de la compañía tienen una capacidad de 15,000 toneladas. La producción de Agropeco se comercializa en un 50% a nivel local, y el resto se exporta –sobre todo a Europa. Es el desempeño que ha hecho de esta joya verde en la selva ecuatorial un punto de referencia para el sector de 66 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 67 las oleaginosas. El mérito también es de su administrador, reconocido alrededor del mundo por su experiencia y por la franqueza con la que se expresa. Un rasgo típicamente americano. “La tierra todavía rinde bien, en promedio hasta un cinco por ciento, especialmente después de explotar la burbuja inmobiliaria –me informa–. El precio de una tonelada de soya se ha duplicado estos últimos años, como el del maíz. Hoy, el mercado sigue condicionado por los subsidios y las importaciones chinas, pero ambos factores están destinados a disminuir o incluso desaparecer para 20122013, redibujando el equilibrio mundial”. Livio Ferruzzi es un promotor del liberalismo, pensaba y trabajaba como americano incluso cuando se encontraba en Italia; ya hace algunos años se convirtió en ciudadano estadounidense. No es por coincidencia que en Paraguay lograra un pequeño milagro: el de hacer dialogar a los productores locales de soya con la poderosa cadena estadounidense. Por primera vez en la historia, en 2005, los productores de soya de los Estados Unidos y del Paraguay se unieron gracias a un acuerdo “para incrementar sus respectivas exportaciones al mundo, promover la liberalización del comercio con una intensa actividad de cabildeo, y desarrollar el mercado internacional de las oleaginosas”. DIPLOMA APS El diploma al mérito de los productores de soya del Paraguay. 67 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 68 Como coordinador técnico del acuerdo se encontraba FerSam, a través del Diálogo Internacional entre los Productores de Oleaginosas (IOPD), al término del cual se dio la histórica firma de la Asociación Americana de la Soya (American Soybean Association - ASA), la Junta de la Soya (United Soybean Board - USB), la Cámara Paraguaya de Exportadores de Cereales y Oleaginosas del Paraguay (Capeco), y la Asociación de Productores de Soya, Oleaginosas y Cereales del Paraguay (APS). Según este acuerdo, los productores estadounidenses y paraguayos deberían cooperar para promover el desarrollo del sector de la soya y eliminar las barreras comerciales que se derivan de las normas (europeas) sobre etiquetado y trazabilidad, además de los nuevos límites impuestos a los residuos químicos. Sin embargo, este acuerdo se esfumó a los pocos años. “Al final, la ambición de unos pocos pudo más que la estrategia”, comenta amargamente Ferruzzi, quien, a juicio de muchos, con este acuerdo indicó la hoja de ruta por seguir. Una risaia sperimentale 68 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 69 Agropeco bajo la lupa “De solo una cosa me he arrepentido en mi vida –me dice en cierto momento con la franqueza de los americanos– y es de no haber encontrado a William Kirby-Smith antes”. Habla de su amigo y profesor de ecología marina de la Universidad de Duke. Otro pionero americano, muy apegado a su tierra, como exige la tradición de familia. Un tatarabuelo de Kirby-Smith fue el último general sureño de Carolina del Norte, que había dejado los estados del norte para unirse a la confederación. Nunca se rindió ante los chaquetas azules. Tampoco William es de los que tira la toalla ante los problemas, y se debe a él que Agropeco, la más grande hacienda agrícola del este de Paraguay, se haya conservado como la gema esmeralda que es, un trozo sin contaminar de selva tropical donde conviven la ecología y la agricultura. Gracias a los consejos de este docente universitario, la sociedad Agropeco, de la que Livio Ferruzzi era presidente, destinó más de la mitad de su extensión total de 14 mil hectáreas (área después de su adquisición por parte de FerSam) a una reserva ecológica (6,700 hectáreas) que representa una de las áreas ininterrumpidas más grandes que quedan del “bioma” de la selva tropical atlántica. Hubo una vez que este bioma se extendía del norte de Brasil al sur de Argentina y el este de Paraguay, pero cerca del 90-95% de este tipo de selva fue convertido a otros usos, principalmente la agricultura. Actualmente hay un cierto número de bosques atlánticos que se conservan en otras áreas de Sudamérica; la reserva de Agropeco es la más extensa en tierras privadas, y es segunda en biodiversidad solo a la Amazonia y a Borneo. En este paraíso natural, la compañía ha donado unas 500 hectáreas de terreno a los nativos Ache de Nacunday, alentándoles a 69 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 70 que usen la reserva forestal, que se ubica a lo largo de las riberas fluviales. En diciembre de 2004, Kirby-Smith fue invitado a visitar la finca y comparar datos con otras experiencias en Brasil y Paraguay. Se debe recordar que, en general, estas grandes haciendas cultivan sobre todo soya, mientras que Agropeco cultiva maíz, sorgo, trigo y soya. Recientemente se ha experimentado con la stevia, un edulcorante natural sin azúcar. El estudio de Kirby-Smith concluyó que los métodos de Agropeco habían minimizado la erosión de los suelos rojos lateríticos, mientras que la mayoría de las haciendas del país ha talado la tierra hasta las riberas de los ríos, lo que lleva a la erosión del suelo arcilloso y su enarenamiento a gran escala, lo que vuelve a estos cuerpos de agua de color rojo. Al contrario, la reserva establecida dentro de esta enorme hacienda, con amplias extensiones de bosque, crea barreras para los ríos y riachuelos, minimizando los impactos negativos de los cultivos. Además, la administración italiana siembra siguiendo las curvas de nivel y terrazas, que retardan la escorrentía hídrica superficial y retienen al agua por breves períodos para que esta pueda penetrar en el suelo. Kirby-Smith también notó frecuentes desvíos del agua que escapa de los canales y forma pequeños “estanques”, una dispersión que se apoya para facilitar la filtración del agua dentro del suelo. La misma práctica de siembra directa y la lucha integrada aplicada por Livio Ferruzzi han llevado –siempre a juicio del investigador– en estos años a minimizar el fenómeno erosivo. “En su informe, Kirby-Smith nos dio una serie de consejos – confirma Ferruzzi – sobre el uso posible del bosque, con el objetivo de conservar su integridad al tiempo que se derivan beneficios económicos. Entre las sugerencias está investigar la posible presencia de plantas de valor medicinal y desarrollar, a pequeña escala, la agricultura “de sombra”, en la que las plantas se encuentran bajo el dosel del bosque. Paraguay posee una larga tradición de uso medicinal de plantas, y los mismos Ache le dan gran uso a las plantas de 70 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 71 los bosques de la costa atlántica. Muchas de estas plantas se encuentran en el bosque de Agropeco, por lo que los nativos podrían convertirse en un gran recurso en esta perspectiva”. Conceptos de los que Ferruzzi está profundamente convencido y que sostiene hace años: en Noticias del 11 de marzo de 2002, de hecho apoya “un plano de desarrollo de los campesinos” sobre una base cooperativa. Naranjales en Uruguay. 71 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 72 El bosque sostenible La relación con la universidad va bien más allá de los intereses profesionales: Kirby-Smith es ante todo un amigo. Una amistad que el docente indica así: “Livio Ferruzzi es el hombre de negocios más ético que haya conocido, y una de las personas de este sector más genuinamente interesadas en la agricultura ecocompatible. Para él, las buenas prácticas agrícolas incluyen todo, incluyendo un camino de la finca para prevenir la erosión de la selva ecuatorial”. El estudio de Duke – seguido por un Máster – llevó efectivamente a la gerencia de Agropeco a elaborar un programa de desarrollo de “bosques sostenibles” en la reserva, que llevó a una modificación radical de las metodologías de trabajo, practicando el sacrificio selectivo de algunas especies mientras se preserva la integridad de la reserva. “Trabajar con Duke me ha permitido revisar de manera radical las técnicas de tala, como era inevitable, pues hablamos de decenios transcurridos, amén de que el mundo ha ganado en sensibilidad ambiental”, admite Ferruzzi, quien, en estos años, también trabaja en el establecimiento de una fundación sin fines de lucro con el objetivo de proteger los bosques. A partir de 2006, esta iniciativa cuenta con el trabajo de una investigadora de la misma Duke, la cual ha estimado en once millones de dólares el valor de esta reserva en el ámbito de un “proyecto de secuestro de carbono”. FerSam está evaluando la posibilidad de establecer en Agropeco una reserva de aislamiento de CO2. Desde que se inició el programa científico, se ha detenido toda actividad de tala en la propiedad: “El Grupo Ferruzzi siempre ha considerado los asuntos ambientales como un aspecto estricto de la planificación y de la implementación productiva –recuerda el agrónomo italiano– pero la colaboración con Duke nos enseñó a emplear métodos menos 72 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 73 invasivos comparados con los de los años ochenta, aunque hubieran sido necesarios e inevitables en aquel contexto socioeconómico, y por tanto llevados a cabo según estrictos protocolos científicos. Es cierto que sacrificamos una buena parte del bosque atlántico, pero no fue nunca una tala salvaje”. Estas palabras evidentemente nos llevan a los estudios conducidos en los ochenta por el Grupo Ferruzzi sobre la selva amazónica a partir del proyecto Mogno. A fin de llevar a la máxima productividad posible, el uso agrícola presupone el respeto de los equilibrios del ecosistema; de hecho, los italianos trabajaron durante mucho tiempo –desde la época en que el mando todavía estaba a cargo de Serafino Ferruzzi– para la estandarización de un criterio operativo que contuviese los posibles efectos negativos derivados de un proceso de transformación del terreno, aunque correcto. En una agricultura intensiva con siembra directa sobre miles de hectáreas, la regularidad de las precipitaciones constituye un recurso, y en las áreas cubiertas por la selva amazónica, solo el 50% de la lluvia se deriva de corrientes atlánticas, mientras que el resto proviene de la evapotranspiración; en consecuencia, una tala salvaje provocaría una mayor acumulación de anhídrido carbónico en la atmósfera, y podría provocar una multiplicación incontrolada de fenómenos erosivos, una redistribución no programada de los recursos hídricos y, sobre todo, la alteración del régimen pluviométrico. Sin contar otros daños peores al ecosistema. Del área total de Mogno –500,000 hectáreas, de las cuales 340,000 son agrícolas– menos del 10% (30,000 hectáreas) se cultivó. Las mismas precauciones se han observado en Paraguay, donde continúan ahora que la propiedad pertenece a FerSam, precisa Livio. 73 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 74 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 75 Con un hato en Las Cabezas. Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:44 Pagina 76 Las Cabezas, milagro italiano “También en Argentina producimos sin arado, sin rastro y especialmente sin irrigación”. Livio Ferruzzi presenta con estas palabras a Las Cabezas. La hacienda agrícola argentina del Grupo FerSam se ubica en la provincia de Entre Ríos. Tiene una historia importante. De hecho, es allí que los Ferruzzi se han reunido siempre para tomar las decisiones importantes, una especie de Camelot en Romagna. Estas praderas han visto, para entendernos, a Raul Gardini, Carlo Sama, Arturo Ferruzzi y al resto del clan abrir con una gran reunión de familia el bienio de oro, entre 1987 y 1988, cuando a las 45 compañías del imperio Ferruzzi se agrega Montedison. Entre las plantas de soya de Entre Ríos, Gardini festejaba en diciembre de 1988 el nacimiento de Enimont… Una tradición que se detuvo en el ‘91 con el “divorcio” entre Gardini y los demás Ferruzzi, pero que se reanuda al año siguiente cuando una parte de la familia vuelve a adquirir la propiedad argentina. Hoy, Las Cabezas es una gran hacienda agrícola donde se logran rendimientos por hectárea y una producción de carne bovina que se envidia en todo el mundo y que el mercado premia con precios por encima del promedio: En Argentina lo llamamos “el milagro italiano”. Todo empezó hace casi cuarenta años, cuando Serafino Ferruzzi compró aquella finca a los ingleses, que la habían dedicado a la ganadería: Hoy, en Las Cabezas, se siembran cerca de 10,000 hectáreas al año, y 8,000 se dedican a la producción de las preciadas vacas Hereford, fruto de una larga selección. Como en Open Grounds, también en Argentina Livio Ferruzzi –quien de 1980 a 1993 fue el responsable de todas las propiedades Ferruzzi en ese país, que en ese momento superaban las 23,000 hectáreas– impone el enfoque integrado a los problemas del uso intensivo del suelo, por 76 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:45 Pagina 77 cuanto, en este caso, no era necesario ni talar ni abonar. Solamente había que racionalizar el sistema de cultivo y ganadería, cuyos resultados económicos fueron, sin embargo, revolucionarios. “También ahí partimos de un análisis pedológico y climatológico. El estudio de las condiciones ambientales (clima, terreno, población de plagas) y la identificación del umbral económico de la intervención (entendido como densidad crítica de infestación, sobre el cual el costo del agroquímico es inferior al beneficio generado por el correspondiente incremento en la producción) y el uso de herramientas no químicas para el control de plagas e insectos, son inherentes a la lucha integrada”, explica el administrador, que en Argentina logró reducir de modo significativo el uso de agroquímicos, lo que suponía un alivio económico para esta hacienda de 18,000 hectáreas, que actualmente se administra con la ayuda de una veintena de empleados. La bendición de la hacienda Las Cabezas. 77 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:45 Pagina 78 “También esto fue posible porque a la propiedad no se le regatearon inversiones en tecnología reconoce el agrónomo , lo que me permitió trabajar con lo mejor de la tecnología americana: para entendernos, si inicialmente usábamos seis sembradoras y no lográbamos sembrar todo antes de mediados de diciembre, hoy nos bastan dos y terminamos las operaciones en noviembre”. El costo de cada sembradora es de unos 110,000 dólares, mientras que un tractor cuesta unos 160,000. Entre las plantas de maíz en Argentina. Una sembradora directa. 78 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:45 Pagina 79 Números sorprendentes “En Las Cabezas se encontraron condiciones de fertilidad que permitían numerosas oportunidad de cultivo –ilustra Livio Ferruzzi–. Con FerSam elegimos cultivar soya, maíz y trigo, invirtiendo cada año (incluyendo doble siembra) en casi 11,000 hectáreas de estos cultivos y realizando selecciones agronómicas revolucionarias”. De hecho, el de esta provincia del norte de Argentina fue uno de los primeros casos en que se introduce la siembra directa, lo que hizo posible la administración de toda la finca, anteriormente parcialmente arrendada, y la expansión de los cultivos por toda la propiedad. En 1990 eran cultivadas 2,400 hectáreas con la ayuda de una veintena de operarios, mientras que 2,500 eran administradas por los arrendatarios: en unos años, se utilizaba solo la mitad del personal y la siembra directa se había más que cuadruplicado. Por consiguiente, la facturación de los cultivos pasó de dos a siete millones de dólares. Se calcula que las inversiones le generaron a la hacienda ahorros superiores al millón de dólares en una década, propiciados por las selecciones operadas en el ámbito de los medios de producción: “Si en 1990 eran necesarios 20 tractores para la actividad agrícola, hoy, con la expansión, bastan 12. Las máquinas de siembra directa, importadas de los EUA, hoy tienen costos casi idénticos a los de otras sembradoras e incluso se producen en el país sudamericano, donde Las Cabezas ha creado escuela”. He aquí los resultados: “Usamos OGM para maíz y soya y semillas tradicionales para el trigo. En total, cada año se producen 18,000 toneladas de maíz, 25,500 de soya y 10,000 de trigo, todas destinadas a la exportación, como el sorgo, que se envía a China y sirve para producir etanol. Los rendimientos van de 25 a 45 quintales para la soya y de 80 a 79 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:45 Pagina 80 110 para el maíz. Son rendimientos seguramente superiores a los que lográbamos en Paraguay –dice Ferruzzi–, porque la propiedad de Entre Ríos presenta un terreno diverso, mucho más parecido al del medio oeste norteamericano. En Italia hablamos de consistencia media profunda, pero nosotros no nos contentamos con definiciones genéricas, pues para cada operación se estudia preventivamente la composición del suelo”. Una elección prudente, indispensable cuando se manejan inversiones de tales envergaduras, indica el súper técnico. El intervalo de los rendimientos obtenidos en Argentina puede sorprender, aunque siempre depende de la precipitación. En Las Cabezas, precisamente, no se irriga y el agua de lluvia es suficiente para alimentar las plantaciones. Con una precipitación media de 900 a 1,300 milímetros en el período útil (noviembre-febrero) y lluvias que pueden llegar, cada vez, hasta 100 milímetros, el problema es otra vez la erosión del suelo, que se logra reducir en un 90% con la siembra directa. Llevar a Las Cabezas a este desempeño no fue cosa fácil. Inicialmente, la siembra directa tampoco Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:45 Pagina 81 convencía a los altos mandos de los Ferruzzi, que la habían adquirido de los ingleses (“así que, siguiendo la tradición, perdimos diez años de crecimiento”, comenta el técnico) y la hacienda argentina se encontraba estructuralmente dando pérdidas: “Incluso la decisión de arrendar una parte fue suicida, pues los arrendatarios no estaban interesados en invertir en ella”. Es solo con la gestión de FerSam, cuando el administrador italiano puede aplicar integralmente su propia metodología, que la propiedad vuelve a dar utilidades. La hacienda Las Cabezas en Argentina. Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 Plantación de sorgo en Las Cabezas. 9:45 Pagina 82 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:45 Pagina 83 Un hato de Hereford en Las Cabezas. Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:45 Pagina 84 Hereford de primera La finca ganadera está a cielo abierto. Las reses Hereford pastan libremente en cerca de 8,000 hectáreas de terreno, y no se les alimenta con forraje. La raza seleccionada es de las mejores para la producción de carne porque engorda fácilmente, soporta las condiciones rústicas de pastoreo y resiste a las enfermedades y los parásitos. “No es por casualidad que se trate de una de las razas más criadas en el mundo, y le gustaba mucho a Serafino Ferruzzi –recuerda el administrador sardo–. Intentamos con cruces, pero en este contexto la Hereford seguía siendo la mejor; también porque nuestra hacienda producía y produce terneros, pero los vende antes de la fase de engorde”. De 1987 a 1991, los terneros de los Ferruzzi barrían con los concursos de raza bovina en Palermo, el popular barrio de Buenos Aires donde se lleva a cabo la feria más importante del sector ganadero. Actualmente, Las Cabezas emplea a una decena de operarios para cuidar del ganado, que se cría hasta los 5-6 meses de edad, cuando alcanza un peso de cerca de 250 kilogramos: una meta que se logra luego de una larga selección y que ofrece hoy una de las carnes más apreciadas del mercado. Esta meta se logró después de dos décadas de selección genética, que logró alcanzar un mayor peso al destete (se partía de 180 kilos), cuando se vende la res y al año o dos años de vida, es decir, en la sucesiva fase de engorde. La producción anual es de unas 4,000 cabezas al año. 84 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:45 Una Hereford de primera. 85 Pagina 85 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:45 Pagina 86 El Compañero Gorbachov En 1988, el Grupo Ferruzzi ya era propietario de Montedison, pero no estaba del todo involucrado en el negocio Enimont. Gardini había lanzado un proyecto de etanol con Brasil como punto de referencia, y los italianos cultivaban por todo el mundo. Incluso en la Unión Soviética de Gorbachov. En ese año, el Grupo Ferruzzi suscribe un acuerdo de colaboración con el Comité Agroindustrial de la URSS, que en la práctica era con el gobierno de aquel país. Se pretendía utilizar, en la provincia caucásica de Stavropol, tecnología italiana para la producción de maíz, soya, remolacha azucarera y girasol; optimizar la estructura de la ganadería, mejorar la calidad y ampliar la oferta; introducir nuevos equipos; afinar las estructuras locales en términos de eficiencia, obtener un mayor uso de los centros industriales existentes y establecer nuevos, a fin de que utilizasen nuevas tecnologías con ahorro de energía; e introducir experiencias de vanguardia en la organización del trabajo. El acuerdo, según resume el Sole 24 Ore del 25 de octubre de 1988, contemplaba la “exportación de tecnología a cambio de materias primas energéticas”. Recordemos que estos eran los años de la glasnost, de la perestroika y, sobre todo, de la uskorenie, es decir, de la aceleración del desarrollo económico, principios lanzados en el XXVII Congreso del PCUS, en 1986. Gorbachov, que venía de la provincia agrícola de Stavropol, había presentado personalmente este punto de inflexión en Italia con una histórica visita, mientras que las puertas del mundo soviético se abrían a nuestras empresas. “Fuimos seleccionados –rememora Livio Ferruzzi– con base en nuestra experiencia mundial en el sector agroalimentario, y ciertamente no fue de casualidad. La URSS estaba saliendo de una larga crisis, señalada por el fracaso 86 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:45 Pagina 87 La presentación del Proyecto Stavropol. 87 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:45 Pagina 88 de los planes quinquenales e inversiones fallidas y onerosas, especialmente en el campo militar; en las grandes ciudades todavía se percibía el espectro del hambre, y la desnutrición era un problema general en la población. El sector acumulaba pérdidas colosales, si se piensa que la cantidad de grano perdida en el traslado del campo a las tiendas era igual a la que la URSS importaba de los Estados Unidos”. Estos problemas llevaron a los soviéticos a pedir ayuda a nuestros agrónomos. El aprovisionamiento de materias primas ahora tenía un rol estratégico para el gigante ruso y la gran disponibilidad de recursos naturales, aunada a la presencia de una agricultura atrasada pero de sólida tradición, legitimaba una empresa ambiciosa como la de Stavropol, la provincia que Gorbachov había gobernado al inicio de su carrera política. Rica en petróleo, gas natural, materiales de construcción y metales, ya había sido el centro de importantes inversiones en el campo energético. Las tierras fértiles cubrían el 40% del territorio, y el clima siempre era favorable a los cultivos intensivos. Cuando los italianos se pusieron manos a la obra, Stavropol, que era un granero de la URSS, ya presentaba rendimientos unitarios La insignia del koljós de Stavropol. 88 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:45 Pagina 89 netamente superiores a los que se encontraban en el resto del país. “Sin embargo, también aquí –puntualiza Livio Ferruzzi– la productividad del cultivo de maíz llegaba apenas al 40% del estándar occidental, se empleaban cuatro veces más operarios que en las fincas americanas o francesas, y los productos alimentarios, a pesar de la cercanía de mercados muy receptivos, seguían deteriorándose en las bodegas a causa de la desastrosa desorganización de la máquina industrial y distributiva”. En conclusión, no era ninguna sorpresa que la Unión Soviética se viera obligada a importar cada año de 15 a 25 millones de toneladas de cereales de los Estados Unidos, amén de millones de toneladas de mantequilla, leche en polvo y carne de la Unión Europea. Los técnicos organizados por Ferruzzi Finanziaria, que había promovido el acuerdo con el involucramiento de diversas compañías del Grupo, lograron optimizar la estructura de los productos rusos, mejorar su calidad y ampliar la oferta, introduciendo nuevas semillas y razas animales, al tiempo que se aplicaban tecnologías ya probadas por el Grupo italiano en otras partes del mundo y se empleaban máquinas agrícolas que respondían mejor que las soviéticas a los estándares del mercado agroalimentario mundial. El acuerdo fue suscrito el 19 de octubre de 1988, y cada intervención se acordó con las autoridades locales. El programa de trabajo alcanzaba a finales del año siguiente dimensiones considerables: se trataba de transformar no solamente el modo de cultivar la tierra, sino también de cambiar –radicalmente– el modo de trabajar con productos alimentarios, utilizando tecnología y organizándolos en azucareras, almazaras, mataderos, centrales de lácteos, embutidoras, queserías… Intervenciones laboriosas se llevaron a cabo en la industria de conserva y la de alimentos animales, y no hay que olvidar que Ferruzzi se ocupó de revisar todo el sistema de infraestructura al servicio de las unidades productivas como carreteras y silos, además de las plantas de empaque de los productos terminados. 89 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:45 Pagina 90 Obviamente, estas acciones requirieron una intensa preparación en términos de diseño y experimentación, además de la capacitación del personal ruso, llevada a cabo sobre todo en Italia. En esta colosal operación, darle un papel principal al administrador sardo parecía darse por descontado, porque, como lo precisa un informe corporativo de la época, el acuerdo con los soviéticos había establecido que, para llevar a cabo el trabajo, serían examinadas “algunas de las experiencias agrícolas más significativas del Grupo Ferruzzi y, en particular, cuatro grandes proyectos integrados: Mogno en Brasil, Azucarlito en Uruguay, Open Grounds Farm en los Estados Unidos, y Torvis en Italia”. Livio estaba al mando de dos de los cuatro proyectos citados. “Operativamente, el líder era la Technimont –recuerda Livio Ferruzzi–, que ya tenía relaciones sólidas con los rusos. Para modernizar su agricultura, consideraban que era conveniente poner a sus compañías a competir con empresas extranjeras”. Cuando llegó a Stavropol, ubicada en el Kraj, el administrador sardo se encontró de frente con un desafío de 500,000 hectáreas en las que participaban, en este orden, Technimont, Eridania, Agra, Beghin Say, Central Soyya, Cereol, Provimi, Cerestar y Artfer Farm Management. Y, entre bastidores, la Ferfin. Una armada no invencible, de lo que se dio cuenta muy rápido: “Apenas llegamos allá, pedimos una investigación a Technimont –me contó Paolo Sgorbati, vicepresidente de Stavropol–, quienes, en teoría, llevaban años operando en el territorio y poseían buenos contactos. Nos tuvieron en el aire durante dos meses, sin producir un análisis de suelos, un instrumento indispensable para Livio, quien a cierto punto, ya sin paciencia, se presentó en la reunión general con un gran tubo y extractos de fotografías por satélite: eran imágenes infrarrojas obtenidas por satélites americanos. Con los datos proporcionados por esas imágenes partimos”. “El proyecto de colaboración era tanto agrícola como industrial, pero solo funcionó la parte agrícola, que cubría 20,000 hectáreas de terreno. Esta parte funcionó 90 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:45 Pagina 91 verdaderamente bien”, recuerda con cierto orgullo el administrador sardo. En efecto, después de algunos problemas iniciales relacionados con la incapacidad de nuestros tractores, en 1990 los italianos lograron incrementar los rendimientos de todos los cultivos a niveles que nunca se habían visto en aquella región: el maíz alcanzó 76 quintales por hectárea frente a la media soviética de 28; la remolacha azucarera, 517 con una polarización del 15%, y 72 quintales por hectárea de sacarosa, frente a la media soviética de 261. “Según sus expertos, la soya no debía crecer en aquella región, y la llevamos sin embargo a un rendimiento de 30 quintales, con un incremento del 100% sobre la media soviética. Y hay que decir que los técnicos italianos de Eridania tampoco apostaban por una cuota mayor de 8”, puntualiza. Se intuye que aquellos eran también años de desafíos para nuestros expertos. El acuerdo con los rusos indicaba que la compañía italiana sería remunerada con base en el incremento productivo; esta circunstancia resultó en que, cuando en 1991 la URSS “implosiona” y Gorbachov pierde el poder, el saldo de la operación para el Grupo fuera igualmente positivo. Incluso en esta situación, el dirigente de los Ferruzzi trabajó en total soledad: seis meses con los operarios locales –”eran todos rusos, porque los italianos no querían venir aquí”– a fin de llevar a término el programa agrícola. “No fue sencillo –admite ahora Livio Ferruzzi– porque también se partía de un contexto cultural muy particular. Los rusos, por ejemplo, estaban convencidos de que la soya no crecería jamás en sus tierras, por lo que no valía la pena empeñarse, pero demostramos que no era cierto. Cuando las primeras mil hectáreas de esta oleaginosa dieron fruto, sin embargo, no se sabía qué hacer con la cosecha, porque no había instalaciones de producción. Otro problema importante era el abastecimiento de semillas seleccionadas”. “El mejoramiento tecnológico y de variedad en el campo de los cereales y las oleaginosas –recuerda Ferruzzi– también funcionaba para el desarrollo de la industria de alimento animal y para alimentar el otro “corazón” de Stavropol, la ganadería”. 91 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:45 Pagina 92 En aquel tiempo, la URSS tenía un problema concreto de malnutrición y era fundamental poder garantizar a la población un suministro duradero de proteínas animales de alta calidad. Constatando la situación de partida, Livio Ferruzzi se orientó hacia la cría de cerdos, reses y ovejas, moviéndose en el doble frente de la carne y la leche. Partiendo de un “parque” de 1.000,000 cabezas, excluyendo la cría de aves, los técnicos italianos realizaron una serie de intervenciones sobre raciones de alimentos, aumentando las harinas proteicas (soya y girasol) y balanceándola con el uso de alimentos concentrados. Siguiendo este programa, como se evidencia en los documentos de trabajo de aquellos años, la experimentación con los bovinos de carne y leche y con los cerdos ya empieza en 1989; en un segundo tiempo, se llevaron a cabo las iniciativas necesarias de mejoramiento genético y veterinario para mejorar la calidad media del ganado y lograr una transformación gradual de las instalaciones ganaderas, como establos y refugios, además de una racionalización del equipo empleado en la producción y transporte de la leche. A principios de los años noventa, cuando el acuerdo se rompe luego de la revolución que llevó a Yeltsin al poder, se había completado el diseño del área industrial para el establecimiento de plantas de producción de azúcar, aceite, almidón, levadura, ácido cítrico y forraje, destinados a incrementar las fuentes de alimentación tanto humana como animal. Además, se había previsto el establecimiento de mataderos e industrias cárnicas, centrales y plantas lácteas, que podían procesar, empacar y apoyar logísticamente la distribución de los productos finales en todo el territorio ruso. Las nuevas industrias de conservas completaban el panorama de la dotación industrial. El caso Enimont y la crisis de la URSS interrumpieron aquella experiencia, de la que hoy queda bien poco en Stavropol. 92 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 Irrigación en Stavropol. 93 9:45 Pagina 93 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:45 Pagina 94 Los establos de Cragnotti En julio de 1993, con la muerte de Gardini y los altos mandos del Grupo en la cárcel, Ferfin cambió de manos: años después, Carlo Sama hablará de “expropiación”. Después de algunos meses, Livio Ferruzzi regresó a Italia. Era febrero de 1994 cuando se vuelve consultor general de Sergio Cragnotti, que en aquella época había adquirido el control de CirioBertolli-De Rica, y que al año siguiente se hizo cargo de la faisanería y los establos de Caserta. Aparentemente era una hacienda modelo de 5,000 cabezas. “Hicimos un gran trabajo –me explicó un día Paolo Sgorbati, quien, como director general de Cirio Agricola Immobiliare Spa, se unió a Livio Ferruzzi en aquella empresa– tanto en la faisanería como en los establos. Después de todo, con él no se podía hacer nada diferente. Exigente con los demás, como era exigente consigo mismo”. La aventura efectivamente empezó bien, con una producción de 30 litros de leche de vaca partiendo de una situación dramática. En las reuniones privadas, y no sólo en ellas, Cragnotti llamaba a la finca “la peste” por las pérdidas considerables que tenía (unos dos mil millones al año), pero sabía que poseía los mayores establos del sur y condiciones de trabajo inigualables: cien metros desde los establos hasta las instalaciones de producción, una marca consolidada y una hacienda agrícola de mil hectáreas para aprovisionar a los establos. Durante seis años, Livio Ferruzzi trabajó duramente para llevar a la finca a la cabeza de la ganadería italiana. También en este caso hubo importantes inversiones en el drenaje y la nivelación del suelo, la introducción de la irrigación con pivot, tractores oruga de gran potencia y el ordeño en paralelo. 94 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:45 Pagina 95 “Si Cirio Agricola regresó a su esplendor anterior el mérito es suyo”, reconoce Michele Falce, estrecho colaborador de Livio Ferruzzi en esta empresa, cuyo éxito celebraron las revistas técnicas: “Un pasado ilustre y un presente a la vanguardia de la ganadería lechera” escribía Terra e Vita en 2002. Falce fue testigo directo de la atención rigurosa que Livio le prestaba a la calidad de la producción: “El complejo productivo fue completamente renovado –declaró al semanario– con el abandono de la paja y la adopción de literas para el bienestar de los animales, y sobre todo para una mayor higiene y limpieza de la ubre”. Seiscientas cincuenta literas, dos mil millones en inversión, pero con un retorno calculado al detalle. Sigue Falce: “El objetivo era también ahorrar en paja, considerando que, anteriormente, solo para este efecto, debíamos comprar 60,000 quintales”. En resumen, Ferruzzi convenció a Cragnotti para transformar “la peste” en una finca productiva, informatizó el ordeño, reforzó los hatos, pero, sobre todo, uniformó el desempeño y alejó definitivamente el espectro de la venta. Entretanto, subía en la jerarquía corporativa, convirtiéndose en administrador delegado de Cirio Ricerche y superintendente de los establecimientos de producción de conservas, como vicepresidente de la compañía: casi un regreso a sus orígenes para el sobrino de Giulio Colombani. “Fueron años apasionantes –narra– y Cragnotti es un hombre inteligente, aunque sea difícil de seguir; de todas maneras, me había dado carta blanca y logré realizar cosas impensables, como la introducción de la siembra directa en Italia, que desapareció apenas me fui”. El período Cragnotti terminó en 1999. Desde 2000, aunque hasta 2005 sigue aconsejando a Cirio Agricola a través de su Worldwide Agricultural Consultancy, Livio Ferruzzi regresó, en calidad de presidente de Agropeco y administrador delegado de FerSam, al lado de Carlo Sama y Alessandra Ferruzzi en la sociedad que readquirió las compañías de Serafino Ferruzzi en Paraguay y Argentina y que, en Italia, desde 2005, es propietaria del 2% de Bonifiche Ferraresi. 95 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 96 9:45 Pagina 96 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:45 Pagina 97 Un vistazo a Open Grounds Farm. 97 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:45 Pagina 98 El futuro de los commodities Son las dos sembradoras que faltan en Agropeco el argumento de las interminables discusiones esos días entre Livio Ferruzzi y Francisco Velásquez, el agrónomo paraguayo que ha sido llamado para optimizar el uso de la finca y quien ha iniciado un programa basado en el estudio de las curvas de nivel del suelo. “Debemos absolutamente evitar perder el tren de la soya. Vamos hacia una temporada de alza en los precios de los commodities, que repercutirá en el mercado de la carne, empezando por las aves de corral”, explica, confirmando que dicha tendencia será decisiva para la compañía argentina, cuya facturación se debe sobre todo a la ganadería bovina. Las Cabezas produce para la exportación, en una etapa de angustia para la ganadería argentina: “En los últimos años, el país ha perdido diez millones de cabezas en términos de una menor producción –subraya–. Después de todo, el mercado argentino de la carne está muy nervioso, porque acusa factores exógenos que no son puramente económicos: con respecto al asado, este producto es el pan de los argentinos, por lo que es un producto básico o commodity expuesto a las intervenciones gubernamentales, que se han enfocado en moderar los precios en función de la situación social y, por consiguiente, política». El técnico no ama al gobierno, y menos a los que se las dan de agricultores y científicos: “Con esta larga y testaruda oposición al ingreso de los OGM, Europa se está suicidando e Italia es la principal responsable, junto con Francia, de esta decisión perjudicial que tendrá repercusiones a largo plazo, comprometiendo también las joyas “made in Italy”. El aceite italiano, por ejemplo, es asediado por la mosca, y toneladas de producto pierden así su valor, mientras que una simple línea transgénica resolvería el problema sin ningún daño al 98 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:45 Pagina 99 consumidor. Porque, si no fuera así, millones de americanos que se nutren a diario con OGM ya habrían muerto. Y quizás también millones de italianos, dada la cantidad de soya que Italia importa de los países en los que solo se cultivan OGM”. La política puede hacer momentáneamente la fortuna de una producción, pero siempre pasa factura: “El etanol será conveniente siempre que sea subsidiado por el gobierno, pero esto implica que el precio del maíz suba y la diferencia recaiga sobre los consumidores. Cuando se logre extraer etanol a partir de celulosa –argumenta el agrónomo sardo– no dependeremos de los commodities alimentarios y cambiará el panorama. Y esa será la ruina de Brasil, probablemente”. Ferruzzi también es un revolucionario en la organización de los costos y no duda en infringir viejos tabúes: “Es erróneo confiar las operaciones de campo a terceros porque se le dan manos y pies a un individuo que no está interesado en las ganancias de la empresa o en el desarrollo de la propiedad”. El futuro de la agricultura, según Livio Ferruzzi, está escrito en dos balances, el contable y el del suelo: son las dos brújulas de este Marco Polo de la agricultura, un súper técnico que durante décadas ha explorado las regiones y oportunidades todavía desconocidas del planeta verde. Su narración puede seguir durante horas, pero Giulia anuncia que incluso en Beaufort es la hora de la pasta: ñoquis a la Campidanese. Aioh! ! 99 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:45 Pagina 100 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:45 Pagina 101 LIVIOY LA SOYA EN ITALIA. LA INVESTIGACIÓN PÚBLICAY EL DESARROLLO PRIVADO. De Gianpietro Venturi, Universidad de Bolonia Me encontraba con Livio casi todas las veces que regresaba a Italia. Nos unía la amistad y la pasión común por la agricultura. Eran largos días y tardes con intercambio de información, encendidas discusiones técnicas e incluso bromas. “Haremos la soya en Italia”. “¿Haremos quiénes?”. “Nosotros, los del Grupo Ferruzzi”. Para mí fue como el anuncio del Arcángel Gabriel. Se abría una perspectiva inesperada e incluso podía ser una revancha. Cuando en la primavera de 1979 se presentó en la cámara del Ministerio de Agricultura el Proyecto Nacional de Investigación en “Oleaginosas” al mundo operativo, en particular a los representantes del sector agrícola y de la industria de procesamiento, metí también un “Subproyecto soya”, pero fue sonoramente rechazado. Se dijo que el cultivo no era de interés porque los precios no eran rentables para los agricultores, y que los del mercado exterior no eran lo suficientemente altos para que la producción interna fuese competitiva. Sobre todo, se me “explicó” (a mí,Agrónomo, catedrático de Agronomía) que era bien sabido que en Italia la soya “no se da”, que las producciones son tan bajas que la vuelven antieconómica. Las experiencias llevadas a cabo en diversas universidades (Bolonia y Padua en el norte, Pisa y Perugia en el centro, Nápoles, Bari, Sassari, Palermo y Catania en el sur) y los institutos del Ministerio de Agricultura, todos habían logrado resultados muy contradictorios. Incluso habiendo iniciado pruebas con soya al inicio de los años sesenta cuando era estudiante del Instituto de Agronomía de Bolonia, no logré defender adecuadamente el programa de investigación propuesto. El “Subproyecto soya” fue cancelado, el Proyecto fue financiado y comenzó en 1980, enfocado en otras oleaginosas que se consideraban de mayor interés para el país. Esta era la atmósfera cuando Livio me informó de la voluntad de introducir y difundir este cultivo en Italia, mal conocido y considerado a priori no apto para nuestro país. Conocí a Livio cuando él era estudiante de tercer año y yo era asistente 101 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:45 Pagina 102 del profesor Mancini. En 1966, una vez solicitada la tesis en Agronomía, el profesor Mancini me lo confió a mí y a una colega, Amaducci. El argumento de la tesis era la ploidía de la acelga, en el momento en que se comenzaba a hablar de semillas monogermen y empezaba la profunda revolución que llevó a la modernización del cultivo de la acelga. Le pregunté a Livio por qué, con un tío fruticultor y una gran hacienda atrás, se dedicaba a contar cromosomas de acelga al microscopio. Me respondió que, teniendo la posibilidad de llevar a cabo experiencias técnico-prácticas en casa, quería comprender y aprender metodologías científicas en un área distinta. Así era Livio incluso de joven. Preparaba los exámenes con gran meticulosidad (pero no dejaba de jugar el maraffone), pero nunca se sentía preparado y quería “lanzarlo adentro”. Esta ansia de aprender y la duda de no saber lo suficiente, que lo han acompañado siempre, contrastaban con la seguridad con que siempre ha tomado sus decisiones operativas; y de ello se deriva el éxito de estas. De la vida estudiantil del Livio que hacía la tesis, muchos saben historias, incluso divertidas, que contar. Entre todas, la vez que, con ocasión de la visita de una importante personalidad se recomendó mantener los laboratorios en perfecto orden. Media hora antes de la visita, Livio inadvertidamente derramó el recipiente de leuco-fucsina que servía para colorear los cromosomas para su conteo. ¡Consternación y desesperación! Tanto el banco como el piso estaban de un color rojo vivo. La visita siguió con una ruta diferente de la programada y, por fortuna, cuando se llegó al laboratorio todo estaba perfecto, aunque sobre el banco todavía queda una mancha roja. Regresemos a la soya. En los años 70, la superficie mundial [dedicada] había crecido en un 138% y la producción casi que se había duplicado. Esto fue gracias a la expansión de los cultivos en Sudamérica (Brasil, Argentina, Paraguay). Al inicio de los 80, la superficie cultivada con soya en el mundo era de aproximadamente 51 millones de hectáreas, con una producción de unas 84 millones de toneladas, que se concentraban en los EUA (60%), seguido a mucha distancia por China y Brasil (17 y 15%, respectivamente). Las mayores producciones promedio se obtenían en Argentina y los EUA, con 21 y 19.8 q/ha respectivamente. 102 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:45 Pagina 103 Con un poco más de 10 millones de toneladas, la soya contribuía el 39.1% de la producción mundial de aceite vegetal comestible, y con 45.7 millones, al 62.8% de la harina de elevado contenido proteico. En los años 70, el precio de la soya comienza a crecer a nivel mundial, paralelamente al incremento en la producción, lo que hacía de este un cultivo muy interesante, requerido sobre todo por su elevada concentración proteica (cerca del 40%) más que por el contenido de aceite de la semilla (un 20%). Desde esta perspectiva, la CEE trató de estimular la producción interna mediante el lanzamiento de un organismo especial de mercado (Reg. CEE 1614/78) con base en un sistema de ayuda del tipo contribuciones para enfrentar déficits (“deficiency-payments”). Se crearon las condiciones económicas para introducir el cultivo en Europa, pero faltaban las técnicas. Esta era la situación cuando Livio me dijo en primicia acerca de la decisión del Grupo Ferruzzi de prestarle mucha atención a este nuevo cultivo que ya cosechaban en Norte y Sudamérica. Esto dio nuevo impulso a mi intento, nunca abandonado, de resucitar el “Subproyecto soya” del Ministerio de Agricultura que, confiado a la profesora Amaducci para su coordinación, fue finalmente aprobado y financiado a partir de 1981. Se constituyó entonces, fundado sobre la amistad, una relación y luego resultados excelentes, entre la investigación pública y la iniciativa privada. La investigación pública no permanecía dentro de sus propios confines, sino que podía usufructuar de la amplia base operativa privada, con una relación de intercambio a dos vías ventajosa para ambas. Los resultados obtenidos podían transmitirse inmediatamente a los cultivadores, y rápidamente verificados; al mismo tiempo se identificaban los problemas que surgían. Los problemas por resolver eran numerosos: primero, la selección de los grupos de maduración adaptados a las condiciones edafoclimáticas del norte de Italia, luego las cepas de rizobios, la técnica de inoculación, la época y la densidad de siembra, la distancia entre las filas, el abono nitrogenado, la irrigación, la lucha contra plagas y otros de menor importancia. Por fortuna, no había temores particulares acerca de parásitos o enfermedades. La investigación tenía la posibilidad de comparar, sin ventanas temporales estrechas, muchas variables que no se habían notado y buscar una respuesta científica para ellas (verificación de los efectos y de los mecanismos agentes); por otra parte, 103 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:45 Pagina 104 los aspectos técnicos y organizativos de la introducción de este cultivo se debían resolver rápidamente, antes de firmar los contratos con los agricultores. Se estableció una organización compleja, aunque ágil y eficiente. Era necesario contactar a los agricultores, preparar los contratos de suministro de semillas e inoculantes y el retiro del producto, y, sobre todo, asegurar una asistencia técnica detallada. El modelo del servicio de extensión americano fue muy útil. Ahora, en toda la Unión Europea se cultivaban menos de 5,000 hectáreas, principalmente en España; en Italia solo había unos cuantos centenares. La experiencia italiana era muy limitada, faltaban muchos conocimientos y las interrogantes superaban con mucho las respuestas –y la investigación recién empezaba a proporcionar los primeros resultados. Livio organizó un hermoso viaje para conocer la experiencia de los Estados Unidos.Visitamos los mejores institutos de investigación sobre soya tanto en el norte como en el sur. Se trataba de entender qué técnicas eran exportables a Italia, que pudieran operar en diversas condiciones edafoclimáticas, y adaptando la fitotecnia a la disponibilidad de mecanización diferente. Durante las visitas escuché una frase recurrente: “No conocemos muchos aspectos porque es una planta nueva que estudiamos seriamente desde hace solo cuarenta años”. Si así era la cosa en los EUA, ¡figúrense en Italia! ¿Qué se podía hacer? En aquella ocasión, Livio asume la responsabilidad de liderar las decisiones del Grupo, incluso involucrando a diferentes sociedades relacionadas con sus respectivos técnicos. Logra combinar los conocimientos adquiridos en Norte y Sudamérica con la intuición e incluso el valor de afrontar el riesgo de un fracaso, con la convicción absoluta de que el cultivo “no podía fallar” y “colapsar”. Pensaba que en el primer año (1982) se podrían alcanzar unos cuantos centenares de hectáreas, que ya parecían muchas. Estaba aterrorizado cuando supe que se habían sembrado casi 2,900. Livio reía, “Es una superficie ridícula con respecto de las fincas que administro en los EUA o Sudamérica”. Para un cultivo totalmente nuevo para los agricultores (unos 750), los resultados fueron excepcionales: en promedio, ¡la primera cosecha dio 34 q/ha contra los cerca de 20 de los americanos! 104 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:45 Pagina 105 Ciertamente, el éxito se derivaba de un clima favorable, pero sobre todo de las excelentes decisiones técnicas, a su vez derivadas del contacto constante con la investigación, y la organización que había inducido (o forzado) a los agricultores a seguirlas correctamente. ¡El cultivo se había introducido en Italia! Ahora se trataba de consolidarlo, ya sea en las áreas de la acelga o del maíz. El desarrollo de la soya no se detuvo, por lo que hubo un incremento extraordinario. El avance del área sembrada (total de la primera y segunda cosechas) en los años de su introducción y consolidación (1982-87) fue como sigue (en miles de hectáreas): 2.9-23.0-35.1-93.5-235.6-481.6. Igualmente impresionante fue el nivel productivo. Los rendimientos, en quintales/hectárea, fueron: 34.3-27.1-30.9-31.9-37.7-36.0 para la primera cosecha, largamente dominante, y 24.5-22.4-24.9-25.025.9-24.6 para la segunda cosecha. Siempre un récord mundial, obtenido a pesar de que cada vez había nuevos terrenos y agricultores participantes. Raramente un nuevo cultivo se ha introducido y diseminado con tanta celeridad. El problema después era mantenerlo sin repetir demasiado los mismos lugares, a fin de evitar el establecimiento de fitopatologías y parásitos. Se propusieron alternancias adaptadas a las diferentes exigencias del cultivo, intentando obtener réditos no de un solo cultivo, sino del conjunto de cultivos en sucesión. Hay que recordar que cuando se impusieron las técnicas de cultivo siempre se eligieron las soluciones con bajos requerimientos de insumos (químicos y energéticos). Este objetivo es usual hoy en día, pero en aquella época ni siquiera se consideraba. La introducción de la soya fue, por tanto, una ocasión de crecimiento técnico para muchos agricultores, y por tanto para la agricultura de muchas zonas, además de tornarse en un bello ejemplo de las ventajas recíprocas derivadas de la colaboración entre la investigación y la práctica operativa. La de la soya fue, en suma, una hermosa historia, Livio fue al mismo tiempo su inspirador y uno de los principales protagonistas. Bolonia, 21 de marzo de 2011 Gianpietro Venturi Universidad de Bolonia 105 Libro_Aioh_ESmx.qxd:Layout 1 18-11-2011 9:45 Pagina 106 Aioh! - Livio Ferruzzi, una vida por la agricultura - de Paolo Viana Impreso en el mes de Noviembre de 2011 en: Graf Art - Venaria Reale - Turín Diseño gráfico: BTS Adv - Turín Libro_Aioh_ESmx_Cover.qxd:Layout 1 16-11-2011 En portada, Livio Ferruzzi en canoa en Brasil 14:39 Pagina 2 Libro_Aioh_ESmx_Cover.qxd:Layout 1 16-11-2011 14:39 Pagina 1 Aioh! Livio Ferruzzi, una vida por la agricultura Aioh! Livio Ferruzzi, una vida por la agricultura “Los hombres que trabajan la tierra son los caballeros del mundo” Paolo Viana FerSam Uruguay S.A. Ediciones Paolo Viana