L`O S S E RVATOR E ROMANO
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L`O S S E RVATOR E ROMANO
Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 L’OSSERVATORE ROMANO EDICIÓN SEMANAL Unicuique suum Año XLIX, número 9 (2.505) EN LENGUA ESPAÑOLA Non praevalebunt Ciudad del Vaticano 3 de marzo de 2017 Encuentro del Papa Francisco con los párrocos de la diócesis de Roma El progreso de la fe Propone meditar cómo creció la fe en la vida de san Pedro «Nosotros como sacerdotes tenemos fe, pero esta fe debe progresar, debe ir adelante, debe crecer porque si la fe no crece, permanece inmadura y hay vidas humanas, vidas sacerdotales, a mitad de camino porque la fe no ha crecido, no ha ido más allá». Con estas palabras comenzó un largo discurso del Papa Francisco a los párrocos de la diócesis de Roma, la mañana del 2 de marzo, en la Basílica de San Juan de Letrán. La fe del sacerdote —aseguró el Pontífice— debe generar fe en los demás, esto es la paternidad. De este modo, el Papa hizo referencia durante el discurso a cómo creció la fe en un hombre, un sacerdote, san Pedro. La memoria, la esperanza y el discernimiento fueron las tres ideas clave de la alocución. La memoria, como dice el Catecismo, «tiene sus raíces en la fe de la Iglesia, en la fe de nuestros padres», aseguró. Asimismo, indicó que «la esperanza es lo que nos sostiene en la fe». Mientras que el discernimiento del momento «lo tengo presente en el momento de actuar, de poner en práctica esa “fe que obra por medio de la caridad”». Decían nuestros ancianos, observó el Papa, que la fe crece haciendo actos de fe. Pedro «es icono del hombre al que el Señor Jesús le hace hacer en cada momento actos de fe». Cuando Pedro entiende esta “dinámica” del Señor, no pierde ocasión para discernir, en cada momento, «qué acto de fe puede hacer en su Señor». Alarma lanzada por el Papa Oración y ayuda para los cristianos perseguidos Guerra mundial por el agua PÁGINA 5 La visita a la iglesia anglicana Ecumenismo de la paz PÁGINA 6 El Pontífice inicia la Cuaresma El tiempo de la compasión PÁGINA 9 “Por los cristianos perseguidos, para que experimenten el apoyo de toda la Iglesia, por medio de la oración y de la ayuda material”. Esta es la intención de oración del Papa Francisco para el mes de marzo. En el Vídeo del Papa, el Pontífice lamenta cuántas personas son perseguidas por motivo de su fe, obligadas a abandonar sus casas, sus lugares de culto, sus tierras, sus afectos. De este modo, invita a rezar con él por los cristianos perseguidos «para que experimenten el apoyo de todas las Iglesias y comunidades, por medio de la oración y de la ayuda material». Según el informe sobre Libertad Religiosa en el Mundo de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada, la libertad religiosa ha disminuido en 11 (casi el 50%) de los 23 países clasificados como de persecución. A su vez, en otros siete de los países incluidos en esta categoría, los problemas ya son tan agudos que apenas pueden empeorar. L’OSSERVATORE ROMANO página 2 que las tentaciones de reducir todo a dinero, placer y poder son apremiantes. Hay muchas tentaciones para esto. Mientras que honorar a estos ídolos lleva a resultados tangibles aunque fugaces, elegir por Dios y por su Reino no siempre muestra inmediatamente sus frutos. Es una decisión que se toma en la esperanza y que deja a Dios la plena realización. La esperanza cristiana tiende al cumplimiento futuro de la promesa de Dios y no se detiene frente a ninguna dificultad, porque está fundada en la fidelidad de Dios, que nunca falta. Es fiel, es un padre fiel, es un amigo fiel, es un aliado fiel. La Virgen María nos ayude a fiarnos del amor y la bondad del Padre celeste, a vivir en Él y con Él. Este es el presupuesto para superar los tormentos y las adversidades de la vida, y también las persecuciones como nos demuestra el testimonio de muchos hermanos y hermanas nuestros. En el Ángelus el Papa recuerda que Dios no defrauda nunca El valor de confiar La esperanza cristiana tiende al cumplimiento futuro de la promesa de Dios y no se detiene frente a ninguna dificultad. Lo recordó el Papa Francisco en el Ángelus del domingo 26 de febrero, que rezó desde la ventana del Palacio Apostólico con los miles de fieles reunidos en la plaza de San Pedro. Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! La página evangélica del día de hoy (cf. Mateo 6, 24—34) es un fuerte reclamo a fiarse de Dios —no olvidar: fiarse de D ios— quien cuida de los seres vivientes en la creación. Él provee la comida para todos los animales, se preocupa de los lirios y de la hierva del campo (cf. vv. 2628); su mirada benéfica y solícita vela cotidianamente en nuestra vida. Esta pasa bajo la angustia de muchas preocupaciones, que pueden quitar serenidad y equilibrio; pero esta angustia es a menudo inútil, porque no logra cambiar el curso de los acontecimientos. Jesús nos exhorta con insistencia a no preocuparnos del mañana (cf. vv. 25.28.31), recordando que por encima de todo está un Padre amoroso que no se olvida nunca de sus hijos: fiarse de Él no resuelve mágicamente los problemas, pero permite afrontarlos con el estado de ánimo adecuado, valientemente, soy valiente porque me fío de mi Padre que cuida de todo y que me quiere mucho. Dios no es un ser lejano y anónimo: es nuestro refugio, la fuente de nuestra serenidad y de nuestra paz. Es la roca de nuestra salvación, a la que podemos aferrarnos con la certeza de no caer; ¡quien se aferra a Dios no cae nunca! Es nuestra defensa del mal siempre al acecho. Dios es para nosotros el gran amigo, el aliado, el padre, pero no siempre nos damos cuenta. No nos damos cuenta de que nosotros tenemos un amigo, un aliado, un padre que nos quiere, y preferimos apoyarnos en bienes inmediatos que nosotros podemos tocar, en bienes contingentes, olvidando, y a veces rechazando, el bien supremo, es decir, el amor paterno de Dios. ¡Sentirlo Padre en esta época de orfandad es muy im- L’OSSERVATORE ROMANO EDICIÓN SEMANAL Unicuique suum EN LENGUA ESPAÑOLA Non praevalebunt Ciudad del Vaticano [email protected] www.osservatoreromano.va portante! En este mundo huérfano, sentirlo Padre. Nosotros nos alejamos del amor de Dios cuando vamos hacia la búsqueda obsesiva de los bienes terrenos y de las riquezas, manifestando así un amor exagerado a estas realidades. Jesús nos dice que esta búsqueda frenética es una ilusión y motivo de infelicidad. Y da a sus discípulos una regla de vida fundamental: «Buscad primero su Reino» (v. 33). Se trata de realizar el proyecto que Jesús ha anunciado en el Discurso de la montaña, fiándose de Dios que no decepciona —muchos amigos o muchos que nosotros creíamos amigos, nos han decepcionado; ¡Dios nunca decepciona—; trabajar como administradores fieles de los bienes que Él nos ha donado, también esos terrenos, pero sin “sobreactuar” como si todo, también nuestra salvación, dependiera solo de nosotros. Esta actitud evangélica requiere una elección clara, que el pasaje de hoy indica con precisión: «No podéis servir a Dios y al dinero» (v. 24). O el Señor, o los ídolos fascinantes pero ilusorios. Esta elección que estamos llamados a realizar repercute después en muchos de nuestros actos, programas y compromisos. Es una elección para hacer de forma neta y que hay que renovar continuamente, por- GIOVANNI MARIA VIAN director Giuseppe Fiorentino subdirector TIPO GRAFIA VATICANA EDITRICE L’OSSERVATORE ROMANO don Sergio Pellini S.D.B. director general Silvina Pérez Servicio fotográfico [email protected] redactor jefe de la edición Publicidad: Il Sole 24 Ore S.p.A. Redacción System Comunicazione Pubblicitaria via del Pellegrino, 00120 Ciudad del Vaticano Via Monte Rosa 91, 20149 Milano teléfono 39 06 698 99410 [email protected] viernes 3 de marzo de 2017, número 9 Después de la oración del Ángelus, el Santo Padre saludó a los presentes y recordó la Jornada de las enfermedades raras Queridos hermanos y hermanas, Dirijo un cordial saludo a todos vosotros peregrinos de Roma, Italia y distintos países. Saludo a los fieles polacos de Varsovia y de otras localidades que han realizado una peregrinación mariana; y de España los de Ciudad Real y los jóvenes de Formentera. Saludo a los jóvenes de Cuneo, Zelarino, Mattarello y Malcesine, Fino Mornasco y Monteolimpino; los chicos de confirmación de Cavenago d’Adda, Almenno San Salvatore y Serravalle Scrivia; los fieles de Ferrara, Latina, Sora, Roseto degli Abruzzi, Creazzo y Rivalta sul Mincio. Saludo al grupo venido en ocasión de la «Jornada de las enfermedades raras» —gracias, gracias a vosotros por todo lo que hacéis— y deseo que los pacientes y sus familias sean adecuadamente sostenidos en su no fácil recorrido, tanto a nivel médico como legislativo. A todos os deseo un feliz domingo. Por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta la vista! Tarifas de suscripción: Italia - Vaticano: € 58.00; Europa (España + IVA): € 100.00 - $ 148.00; América Latina, África, Asia: € 110.00 - $ 160.00; América del Norte, Oceanía: € 162.00 - $ 240.00. Administración: 00120 Ciudad del Vaticano, teléfono + 39 06 698 99 480, fax + 39 06 698 85 164, e-mail: [email protected]. En México: Arquidiócesis primada de México. Dirección de Comunicación Social. San Juan de Dios, 222-C. Col. Villa Lázaro Cárdenas. CP 14370. Del. Tlalpan. México, D.F.; teléfono + 52 55 2652 99 55, fax + 52 55 5518 75 32; e-mail: [email protected]. En Argentina: Arzobispado de Mercedes-Luján; calle 24, 735, 6600 Mercedes (B), Argentina; teléfono y fax + 2324 428 102/432 412; e-mail: [email protected]. En Perú: Editorial salesiana, Avenida Brasil 220, Lima 5, Perú; teléfono + 51 42 357 82; fax + 51 431 67 82; e-mail: [email protected]. número 9, viernes 3 de marzo de 2017 L’OSSERVATORE ROMANO página 3 Lo pide el Papa a los párrocos en el curso de formación promovido por la Rota Romana Catecumenado para prepararse al matrimonio El Papa Francisco invitó a los participantes del curso de formación para los párrocos sobre el nuevo proceso matrimonial a «recordar siempre a los esposos cristianos que en el sacramento del matrimonio, Dios, por así decir, se refleja en ellos, imprimiendo su imagen y el carácter indeleble de su amor». Además, les pidió ser cercanos con los jóvenes que prefieren vivir juntos sin casarse. matrimonio, haciéndoles conscientes del significado profundo del paso que van a realizar, y cuando acompañáis con cercanía a las parejas jóvenes, ayudándolas a vivir en las luces y en las sombras, en los momentos de alegría y en los de cansancio, la fuerza divina y la belleza de su matrimonio. Pero yo me pregunto cuántos de estos jóvenes que vienen a los cursos prematrimoniales entienden qué significa “matrimonio”, el signo de la unión de Cristo y de la Iglesia. “Sí, sí” —dicen que sí, pero ¿entienden esto?— ¿Tienen fe en esto? Estoy convencido de que se necesita un verdadero catecumenado para el sacramento del matrimonio, y no hacer la preparación con Estoy convencido de que se necesita un dos o tres reuniones y después ir adelante. verdadero catecumenado para el No dejéis de recorsacramento del matrimonio, y no hacer la dar siempre a los espreparación con dos o tres reuniones posos cristianos que en el sacramento del matrimonio Dios, por así decir, se refleja en cíficos: el motu proprio Mitis Iudex y el motu proprio Misericors Jesus. ellos, imprimiendo su imagen y el Es bueno que vosotros párrocos, a carácter indeleble de su amor. El través de estas iniciativas de estudio, matrimonio, de hecho, es icono de podáis profundizar tal material, por- Dios, creado para nosotros por Él, que sois sobre todo vosotros los que que es comunión perfecta de las tres lo aplicáis concretamente en el con- Personas del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Que el amor de Dios tacto cotidiano con las familias. En la mayor parte de los casos Uno y Trino y el amor entre Cristo sois los primeros interlocutores de y la Iglesia su esposa sean el centro los jóvenes que desean formar una de la catequesis y de la evangelizanueva familia y casarse por el sacra- ción matrimonial: que a través de mento del matrimonio. Y también se encuentros personales o comunitadirigen a vosotros esos cónyuges rios, programados o espontáneos, no que, a causa de serios problemas en os canséis de demostrar a todos, essu relación, se encuentran en crisis, pecialmente a los esposos, este “misnecesitan reavivar la fe y redescubrir terio grande” (cf Efesios 5, 32). Mientras ofrecéis este testimonio, la gracia del sacramento; y en ciertos casos piden indicaciones para iniciar sea vuestra tarea también sostener a un proceso de nulidad. Nadie mejor los que se han dado cuenta del heque vosotros conoce y está en con- cho de que la unión no es un verdatacto con la realidad del tejido social dero matrimonio sacramental y quieen el territorio, experimentando la ren salir de esta situación. En esta complejidad variada: uniones cele- delicada y necesaria obra hacedlo de bradas en Cristo, uniones de hecho, tal forma que vuestros fieles os recouniones civiles, uniones fracasadas, nozcan no tanto como expertos de familias y jóvenes felices e infelices. actos burocráticos o de normas juríDe cada persona y de cada situación vosotros estáis llamados a ser compañeros de viaje para testimoniar y sostener. En primer lugar que sea vuestro primor testimoniar la gracia del sacramento del matrimonio y el bien primordial de la familia, célula vital de la Iglesia y de la sociedad, mediante la proclamación de que el matrimonio entre un hombre y una mujer es un signo de la unión esponsal entre Cristo y la Iglesia. Tal testimonio lo realizáis concretamente cuando preparáis a los novios al Queridos hermanos: Estoy feliz de encontraros al final del curso de formación para los párrocos, promovido por la Rota Romana, sobre el nuevo proceso matrimonial. Doy gracias al decano y al pro decano por su compromiso a favor de estos cursos formativos. Cuanto ha sido discutido y promovido en el Sínodo de los Obispos sobre el tema “Matrimonio y familia”, ha sido implementado e integrado de forma orgánica en la exhortación apostólica Amoris laetitia y traducido en oportunas normas jurídicas contenidas en dos procedimientos espe- dicas, sino como hermanos que se ponen en una actitud de escucha y de comprensión. Al mismo tiempo, haceros cercanos, con el estilo propio del Evangelio, en el encuentro y en la acogida nomasia de la salus animarum. Así enseñaba el beato Pablo VI: «La parroquia […] es la presencia de Cristo en la plenitud de su función salvadora […] es la casa del Evangelio, la casa de la verdad, la escuela de Nuestro Señor» (Discurso en la pa- de esos jóvenes que prefieren vivir juntos sin casarse. Estos, en El matrimonio entre un hombre y una el plano espiritual y moral, están entre los mujer es un signo de la unión esponsal pobres y los pequeentre Cristo y la Iglesia ños, hacia los cuales la Iglesia, tras las huellas de su Maestro y Señor, quiere ser madre que no aban- rroquia de la Gran Madre de Dios en dona sino que se acerca y cuida. Roma, 8 de marzo de 1964: EnseTambién estas personas son amadas ñanzas II [1964], 1077). por el corazón de Cristo. Tened haQueridos hermanos, hablando recia ellos una mirada de ternura y de cientemente a la Rota Romana aconcompasión. Este cuidado de los últi- sejé realizar un verdadero catecumemos, precisamente porque emana del nado de los futuros esposos, que inEvangelio, es parte esencial de vues- cluya todas las etapas del camino satra obra de promoción y defensa del cramental: los tiempos de la prepasacramento del matrimonio. La pa- ración al matrimonio, de su celebrarroquia es, de hecho, lugar por anto- ción y de los años inmediatamente sucesivos. A vosotros párrocos, indispensables colaboradores de los obispos, se os confía especialmente tal catecumenado. Os animo a realizarlo a pesar de las dificultades que podáis encontrar. Y creo que la dificultad más grande sea pensar o vivir el matrimonio como un hecho social —“nosotros debemos hacer este hecho social”— y no como un verdadero sacramento, que requiere una preparación larga, larga. Os doy las gracias por vuestro compromiso a favor del anuncio del Evangelio de la familia. El Espíritu Santo os ayude a ser ministros de paz y de consolación en medio del santo pueblo fiel de Dios, especialmente hacia las personas más frágiles y necesitadas de vuestra cuidado pastoral. Mientras os pido que recéis por mí, de corazón os bendigo a cada uno de vosotros y vuestras comunidades parroquiales. Gracias. L’OSSERVATORE ROMANO página 4 viernes 3 de marzo de 2017, número 9 A la comunidad de Capodarco Por una sociedad que no discrimine a los débiles A las 12.15 del sábado 25, Francisco recibió en el aula Pablo VI, a los miembros de la Comunidad de Capodarco a quienes dedicó las siguientes palabras. Queridos hermanos y hermanas: Estoy muy feliz por este encuentro y feliz por lo que he oído, muy feliz, y os saludo a todos con afecto. Agradezco de corazón a don Franco Monterubbianesi, fundador de vuestra comunidad, y a don Vinicio Albanesi, actual presidente, sus palabras; y os doy las gracias a vosotros que habéis regalado vuestros testimonios. La comunidad de Capodarco, articulada en numerosas realidades locales, el año pasado ha celebrado su 50˚ aniversario. Con vosotros, doy las gracias al Señor por el bien realizado durante estos años al servicio de las personas discapacitadas, de los menores, de todos los que viven situaciones de dependencia y dificultad, y de sus familias. Vosotros habéis elegido estar de parte de estas personas menos tuteladas, para ofrecerles acogida, apoyo y esperanza, en una dinámica de compartir. De esta manera habéis contribuido y contribuís a hacer mejor la sociedad. La calidad de la vida dentro de una sociedad se mide, en buena parte, por la capacidad de incluir a los que son más débiles y necesitados, dentro del respeto efectivo de su dignidad como hombres y mujeres. Y la madurez se alcanza cuando tal inclusión no es percibida como algo extraordinario, sino como algo normal. También la persona con discapacidades y fragilidades físicas, psíquicas o morales, debe poder participar en la vida de la sociedad y ser ayudada a aplicar sus potencialidades en varias dimensiones dimensiones. Solamente si vienen reconocidos los derechos de los más débiles, una sociedad puede decir que está fundada sobre el derecho y sobre la justicia. Una sociedad que diese espacio solo a las personas plenamente funcionales, del todo autónomas e independientes no sería una sociedad digna del hombre. La discriminación con base en la eficiencia no es menos deplorable de la cumplida con base en la raza o al censo o a la religión. Durante estas décadas, vuestra comunidad se ha puesto a la escucha atenta y amorosa de la vida de las personas, esforzándose en responder a los necesitados de cada uno teniendo en cuenta sus capacidades y sus límites. Esta vuestra cercanía a los más débiles supera la actitud de piedad y de asistencia, para favorecer el protagonismo de la persona con dificultades en un contexto comunitario no cerrado en sí mismo sino abierto a la sociedad. Os animo a proseguir por este camino, que ve en primer plano la acción personal y directa de los mismos discapacitados. Frente a los problemas económicos y las consecuencias negativas de la globalización, vuestra comunidad intenta ayudar a cuantos se encuentran a prueba para que no se sientan excluidos o marginados, sino que por el contrario, caminen en primera línea, llevando el testimonio de la experiencia personal. Se trata de promover la dignidad y el respeto de todo individuo, haciendo sentir a los “derrotados de la vida” la ternura de Dios, Padre amoroso de cada criatura. Quiero agradecer una vez más el testimonio que dais a la sociedad, ayudándola a descubrir cada vez más la dignidad de todos, a partir de los últimos, de los más desaventajados. Las instituciones, las asociaciones y las distitnas agencias de promoción social están llamadas a favorecer la efectiva inclusión de estas personas. Vosotros trabajáis con este fin con genero- sidad y competencia, con la ayuda valiente de familias y voluntarios, que nos recuerdan el significado y el valor de cada existencia. Acogiendo a todos estos “pequeños” marcados por impedimentos mentales o físicos, o por heridas del alma, vosotros reconocéis en ellos a los testimonios particulares de la ternura de Dios, de los cuales tenemos mucho que aprender y que tienen un lugar privilegiado también en la Iglesia. De hecho, su participación en la comunidad eclesial abre la vía a las relaciones simples y fraternales, y su oración filial y espontánea nos invita a todos a dirigirnos a nuestro Padre celestial. Vuestra asociación tuvo origen en las peregrinaciones a los santuarios de Lourdes y de Loreto, en los cuales don Franco intuyó la manera de poder valorizar los recursos humanos y espirituales inherentes a cada persona diversamente hábil. En vuestra actividad tan preciosa para la Iglesia y para la sociedad, la Virgen Madre os ha acompañado y continúa haciéndolo, ayudándoos a encontrar, cada vez, nuevas energías y a conservar siempre el estilo del Evangelio, la ternura, el primor, la cercanía, y también el valor, el espíritu de sacrificio, porque no es fácil trabajar en el campo de la dificultad personal y social. Queridos hermanos y hermanas, os agradezco una vez más vuestra visita. Os bendigo y os acompaño con la oración, para que vuestras comunidades continúen caminando con alegría y con esperanza. Y también vosotros, por favor, rezad por mí. ¡Gracias! Y os invito a rezar a nuestra Madre, la que da la fuerza a las mamás, a las mujeres, a vosotros, a todos nosotros que trabajamos. [Ave María] número 9, viernes 3 de marzo de 2017 L’OSSERVATORE ROMANO página 5 La declaración final firmada por el Pontífice Es necesario un cambio cultural Inicia con la constatación de que muchos de los actuales sistemas económicos y productivos y de los estilos de vida y de consumo degradan el ambiente, la declaración sobre el derecho humano al agua, el documento conclusivo del seminario realizado en el Vaticano. El primer firmante fue el propio Papa Francisco, durante la última sesión de los trabajos en la sede de la Pontificia Academia de las Ciencias, que organizó el encuentro en colaboración con «La Cátedra del diálogo y la cultura del encuentro». «Necesitamos —se lee en el documento— una educación que contribuya a un cambio cultural entorno al reconocimiento del otro y la defensa del agua y de los ecosistemas». Esto exige una nueva mentalidad, gracias a la cual la ciencia y la tecnología puedan dar contribuciones fundamentalmente en la preservación del agua y del uso universal. Para proteger los bienes comunes, continúa la declaración final, es necesario «contar con instrumentos jurídicos más eficaces». Por eso «la perspectiva de los derechos humanos puede marcar la diferencia: evitar que el suministro del agua y de higiene caiga en la discreción de grupos de poder y más bien constituya una obligación jurídicamente vinculante». Para alcanzar el objetivo son necesarios gobiernos que «tengan voluntad y fuerza política y pueden generar los cambios necesarios siguiendo el imperativo moral de los Objetivos de desarrollo sostenible aprobados después del discurso del Papa Francisco a la comunidad internacional». Esto requiere un compromiso colectivo para la construcción de políticas públicas globales, estatales y locales que incluyan «mecanismos de participación reales y efectivos para el ejercicio pleno de la ciudadanía y el cuidado de los bienes comunes». El documento subraya cuánto resulta urgente hoy en día conseguir «consensos sobre modelos de gobierno que permitan la formación de una auténtica cultura del agua». Al mismo tiempo, se aconseja a los gobiernos garantizar «la seguridad y la vida de todos aquellos que trabajan por el derecho al agua y la preservación de la naturaleza». El reconocimiento de los derechos después debe completarse «con las responsabilidades de la acción por parte de todos». Esto implica cambios «en estilos de vida, producción y consumo, así como el desarrollo de energías renovables y limpias». En particular, es garantizada «la provisión de agua segura en cantidad necesaria», así como «la recogida de las aguas residuales y su ubicación ambiental adecuada», para contribuir al cuidado de la casa común y a la dignidad de las personas, favoreciendo al mismo tiempo la formación de «ciudadanías responsables hacia las generaciones presentes y futuras». El documento subraya también que científicos, empresarios y políticos deben tomar conciencia de que el cambio climático exige medidas concretas y urgentes. También se destaca cómo en la encíclica Laudato si', el Papa Francisco propone «la cons- trucción de una ecología integral en el cuidado de la casa común», invitando a una «movilización colectiva y conjunta» por la defensa del acceso universal al agua segura, en la cual deben participar los gobiernos, las instituciones, el sector privado, los trabajadores y las sociedades de todo el mundo. De aquí la invitación al «compromiso colaborativo» y a la «acción colectiva», que testimonian la urgencia del cambio de la «racionalidad instrumental hacia una verdadera solidaridad intergeneracional». En el documento se lanza un llamamiento «a implementar una ecología integral, que comprenda la dimensión ambiental, económica, social y cultural», y contribuya a la construcción «de una cultura del encuentro entorno al agua y a la higiene como derechos universales». En este sentido, se afirma que la ciencia, la cultura, la política y la tecnología pueden contribuir «al alcance de una sociedad más justa, solidaria y ecua comprometida en el cuidado de la casa común». Por esto, a pesar de que el desafío que es enorme, el texto invita a confiar en la solidaridad y la sensibilidad colectiva, «fruto del diálogo de filosofías, saberes, espiritualidades y epistemologías». De hecho, se reconoce que existen hoy múltiples y válidas experiencias e iniciativas orientadas a la tutela de la creación. Todo esto ha hecho posible una mejor comprensión del problema del agua, que no es «prioritariamente de escasez, sino de una gestión inadecuada del recurso». Por otro lado, es sabido que el uso de los combustibles fósiles en la generación de energía «contribuye al cambio climático». Por lo tanto, los firmantes cuentan sobre el importante patrimonio científico adquirido hasta ahora y sobre las tecnologías para la generación de energía limpia, que «pueden ayudar a mitigar el calentamiento global». En este sentido, los esfuerzos se orientan hacia la búsqueda de «otro modelo de desarrollo centrado en el cuidado de la casa común y sobre solidaridad, equidad y justicia en el uso y en la gestión del agua». Grito de alarma lanzado por el Papa Guerra mundial por el agua ¿El mundo está yendo hacia la «gran guerra mundial por el agua»? Se lo preguntó el Papa Francisco en su intervención el viernes 24 de febrero, en la sesión de clausura del seminario sobre derecho humano al agua, promovido por la Academia pontificia de las ciencias que tuvo lugar el día anterior en la Casina Pío IV, en el Vaticano. Después de una breve introducción del cardenal brasileño Claudio Hummes, el Pontífice pronunció, en español, el siguiente discurso: Queridos hermanos y hermanas, buenas tardes. Saludo a todos los presentes y les agradezco su participación en este encuentro que aborda la problemática del derecho humano al agua y la exigencia de políticas públicas que puedan afrontar esta realidad. Es significativo que ustedes se unan para aportar su saber y sus medios con el fin de dar una respuesta a esta necesidad y a esta problemática que vive el hombre de hoy. Como leemos en el libro del Génesis, el agua está en el comienzo de todas las cosas (cf. Gn 1,2); es «criatura útil, casta y humilde», fuente de la vida y de la fecundidad (cf. San Francisco de Asís, Cántico de las Criaturas). Por eso, la cuestión que ustedes tratan no es marginal, sino fundamental y muy urgente. Fundamental, porque donde hay agua hay vida, y entonces puede surgir y avanzar la sociedad. Y es urgente porque nuestra casa común necesita protección y, además, asumir que no toda agua es vida: sólo el agua segura y de calidad —siguiendo con la figura de san Francisco: el agua “que sirve con humildad”, el agua “casta”, no contaminada—. Toda persona tiene derecho al acceso al agua pota- ble y segura; este es un derecho humano básico, y una de las cuestiones nodales en el mundo actual (cf. Enc. Laudato si’, 30; Enc. Caritas in veritate, 27). Es doloroso cuando en la legislación de un país o de un grupo de países no se considera al agua como un derecho humano. Más doloroso aún cuando se quita lo que estaba escrito y se niega este derecho humano. Es un problema que afecta a todos y hace que nuestra casa común sufra tanta miseria y clame por soluciones efectivas, realmente capaces de superar los egoísmos que impiden la realización de este derecho vital para todos los seres humanos. Es necesario otorgar al agua la centralidad que merece en el marco de las políticas públicas. Nuestro derecho al agua es también un deber con el agua. Del derecho que tenemos a ella se desprende una obligación que va unida y no puede separarse. Es ineludible anunciar este derecho humano esencial y defenderlo —como se hace—, pero también actuar de forma concreta, asegurando un compromiso político y jurídico con el agua. En este sentido, cada Estado está llamado a concretar, también con instrumentos jurídicos, SIGUE EN LA PÁGINA 8 L’OSSERVATORE ROMANO número 9, viernes 3 de marzo de 2017 La visita a la iglesia anglicana de All Saints en Roma Ecumenismo de la paz El domingo 26 de febrero, el Santo Padre hizo una histórica visita a la comunidad anglicana en la iglesia “All Saints” de Roma para celebrar el 200˚ aniversario. El rito con elementos típicos de las Vísperas anglicanas cantadas, inició con el saludo de bienvenida del Rt Rev. Robert Innes, obispo anglicano para Europa y del Rev. Jonathan Boardman, capellán de la iglesia anglicana. Luego, Francisco bendijo con el óleo santo e incensó un icono del Cristo Salvador y junto a los obispos encenció las velas ante el icono. La celebración prosiguió con la renovación de la promesa bautismal guiada en las respectivas lenguas por el Papa y por el Rev. Innes. Después de la lectura de la segunda carta a los Corintios, pronunció la homilía y tras el intercambio de regalos, el Papa mantuvo un diálogo con algunos miembros de la congregación. A continuación el texto de la homilía del Papa. Queridos hermanos y hermanas: Os doy las gracias por vuestra amable invitación para celebrar juntos este aniversario parroquial. Han pasado más de doscientos años desde que se celebró en Roma el primer servicio litúrgico público anglicano para un grupo de residentes ingleses que vivían en esta parte de la ciudad. Mucho, en Roma y en el mundo, ha cambiado desde entonces. Durante estos dos siglos ha cambiado mucho también entre anglicanos y católicos, que en el pasado se miraban con recelo y hostilidad; hoy, gracias a Dios, nos reconocemos como verdaderamente somos: hermanos y hermanas en Cristo, mediante nuestro bautismo común. Como amigos y peregrinos deseamos caminar juntos, seguir juntos a nuestro Señor Jesucristo. Me habéis invitado a bendecir el nuevo icono de Cristo Salvador. Cristo nos mira, y su mirada posada en nosotros es una mirada de salvación, de amor y de compasión. Es la misma mirada misericordiosa que atravesó el corazón de los apóstoles, que iniciaron un camino de vida nueva para seguir y anunciar al Maestro. En esta santa imagen, Jesús, mirándonos, parece dirigirnos a nosotros también una llamada, un apelo: “¿Estás preparado para dejar algo de tu pasado por mí? ¿Quieres ser mensajero de mi amor, de mi misericordia?”. La misericordia divina es el manantial de todo el ministerio cristiano. Nos lo dice el apóstol Pablo, dirigiéndose a los Corintios, en la lectura que acabamos de escuchar. Él escribe: «Por esto, misericordiosamente investidos de este ministerio, no desfallecemos» (2 Corintios 4, 1). En efecto, san Pablo no siempre ha tenido una relación fácil con la comunidad de Corintio, como demuestran sus cartas. También hizo una visita dolorosa a esta comunidad y palabras acaloradas fueron intercambiadas por escrito. Pero este pasaje muestra al apóstol que supera las divergencias del pasado y, viviendo su ministerio según la misericordia recibida, no se resigna ante las divisiones sino que se bate por la reconciliación. Cuando nosotros, comunidad de cristianos bauti- zados, nos encontramos frente a desacuerdos y nos ponemos ante el rostro misericordioso de Cristo para superarlos, hacemos exactamente como ha hecho san Pablo en una de las primeras comunidades cristianas. ¿Cómo se prepara Pablo para esta tarea, por dónde comienza? Por la humildad, que no es solo una bella virtud, es una cuestión de identidad: Pablo se comprende como un servidor, que se no anuncia a sí mismo, sino a Cristo Jesús Señor (v. 5). Y cumple este servicio, este ministerio según la misericordia que le ha sido investida (v. 1); no en base a su capacidad y contando sobre sus fuerzas, sino con la confianza de que Dios le mira y le sostiene con misericordia en su debilidad. Hacerse humildes es descentrarse, salir del centro, reconocerse misericordiosos en Dios, mendicantes de misericordia: es el punto de salida para que sea Dios quien obre. Un presidente del Consejo Ecuménico de las Iglesias describió la evangelización cristiana como «un mendicante que dice a otro mendicante donde encontrar el pan» (Dr. D.T. Niles). Creo que san Pablo habría aprobado. Él se sentía “Llenado por la misericordia” y su prioridad era compartir con los demás su pan: la alegría de ser amados por el Señor y de amarlo. Este es nuestro bien más precioso, nuestro tesoro, y en este contexto Pablo presenta una de sus imágenes más conocidas, que podemos aplicar en todos nosotros: «llevamos este tesoro en recipientes de barro» (v. 7). Somos sólo recipientes de barro, pero custodiamos dentro de nosotros el tesoro más grande del mundo. Los corintios sabían bien que era torpe preservar algo precioso en recipientes de barro, que eran baratos, pero se agrietaban fácilmente. Tener en su interior algo de precioso quería decir correr el riesgo de que se perdiera. Pablo, pecador agraciado, humildemente reconoce ser frágil como un recipiente de barro. Pero ha experimentado y sabe que está precisamente ahí, donde la miseria humana se abre a la acción misericordiosa de Dios, el Señor obra maravillas. Así obra la «extraordinaria potencia» de Dios (v. 7). Confiado en esta humilde potencia, Pablo sirve al Evangelio. Hablando de algunos de sus adversarios en Corinto, les llamará «súper apóstoles» (2 Corintios 12, 11), quizás, y con una cierta ironía, porque le habían criticado por sus debilidades, de las cuales ellos se retenían exentos. Pablo, en cambio, enseña que sólo reconociéndose débiles recipientes de creta, pecadores siempre necesitados de misericordia, el tesoro de Dios se derrama sobre nosotros y sobre los demás mediante nosotros. De no ser así, solamente estaremos llenos de tesoros nuestros, que se corrompen y se pudren en recipientes aparentemente bonitos. Si reconocemos nuestra debilidad y pedimos perdón, entonces la misericordia sanadora de Dios resplandecerá dentro de nosotros y será también visible fuera; los demás observarán de alguna manera, a través de nosotros, la belleza amable del rostro de Cristo. A un cierto punto, quizás en el momento más difícil con la comunidad de Corintio, Pablo canceló una visita que había programado hacer, renunciando también a las ofertas que habría recibido (2 Corintios 1, 15-24). Existían tensiones en la comunión, pero no tenían la última palabra. La relación se reanudó y el apóstol aceptó la oferta de la Iglesia de Jerusalén. Los cristianos de Corinto volvieron a trabajar junto a las otras comunidades visitadas por Pablo, para sostener a quien estaba necesitado. Esta es una señal fuerte de comunión reanudada. También la obra que vuestra comunidad desarrolla junto a otras de lengua inglesa aquí en Roma puede ser vista de esta manera. Una comunión verdadera y sólida crece y se fortalece cuando actúa junta hacia quien está necesitado. A través del testimonio acorde de la caridad, el rostro misericordioso de Jesús se hace visible en nuestra ciudad. Católicos y anglicanos, estamos humildemente agradecidos porque, después de siglos de recíproca desconfianza, ahora somos capaces de reconocer que la fecunda gracia de Cristo está obrando también en los demás. Damos gracias al Señor porque entre los cristianos ha crecido el deseo de una mayor cercanía, que se manifiesta en el rezar juntos y en el común testimonio del Evangelio, sobre todo a través de las varias formas de servicio. A veces, el progreso en el camino hacia la plena comunión puede aparecer lento e incierto, pero hoy podemos sacar ánimo de nuestro encuentro. Por primera vez un Obispo de Roma visita vuestra comunidad. Es una gracia y también una responsabilidad: la responsabilidad de reforzar nuestras relaciones como alabanza a Cristo, al servicio del Evangelio y de esta ciudad. Animémonos los unos a los otros a convertirnos en discípulos cada vez más fieles de Jesús, cada vez más libres de los respectivos prejuicios del pasado y siempre más deseosos de rezar por y con los demás. Un bonito signo de esta voluntad es el “hermanamiento” realizado entre vuestra parroquia de All Saints y la católica de Todos los Santos. Que los Santos de cada confesión cristiana, plenamente unidos en la Jerusalén de allí arriba, nos abran la vía para recorrer aquí abajo todas las posibles vías de un camino cristiano fraternal y común. Donde se reúne en el nombre de Jesús, Él está allí (cf. Mateo 18, 20), y dirigiendo su mirada de misericordia hace un llamamiento para batirse por la unidad y por el amor. ¡Que el rostro de Dios resplandezca sobre vosotros, sobre vuestras familias y sobre toda esta comunidad! páginas 6/7 camino. Creo que con esto no traiciono la mente del Papa Benedicto, ni siquiera la realidad del diálogo ecuménico. Así lo interpreto yo. Si yo conociera el contexto en el cual ha sido dicha esta expresión, quizá diría otra cosa, pero esto es lo que me viene decir. La iglesia de Todos los Santos comenzó con un grupo de fieles británicos, pero ahora es una congregación internacional con personas procedentes de diferentes países. En algunas regiones de África, Asia o el Pacífico, las relaciones ecuménicas entre las Iglesias son mejores y más creativas que aquí en Europa. ¿Qué podemos aprender del ejemplo de las Iglesias del sur del mundo? El Papa anuncia un posible viaje con el arzobispo de Canterbury a Sudán del Sur El diálogo ecuménico se hace en camino El Papa Francisco, en su visita a una iglesia anglicana el domingo 26 de febrero, anunció que se está estudiando una visita a Sudán del Sur junto a Justin Welby, arzobispo de Canterbury. Respondiendo a varias preguntas que le hicieron los presentes quiso recordar también que el ecumenismo no se hace en un laboratorio, sino caminando. Durante nuestras liturgias, muchas personas entran en nuestra iglesia y se maravillan porque “¡parece una iglesia católica!”. Muchos católicos han oído hablar del rey Enrique VIII, pero ignoran las tradiciones anglicanas y del progreso ecuménico de este medio siglo. ¿Qué querría decirles sobre la relación entre católicos y anglicanos hoy? Es verdad, la relación entre católicos y anglicanos hoy es buena, ¡nos queremos como hermanos! Es verdad que en la historia hay cosas feas por todos lados, y “sacar una pieza” de la historia y llevarlo como si fuera un “icono” de [nuestras] relaciones no es justo. Un hecho histórico debe ser leído en la hermenéutica de ese momento, no con otra hermenéutica. Y las relaciones de hoy son buenas, he dicho. Y han ido más allá, desde la visita del primado Michael Ramsey, y aún más... Pero también en los santos, nosotros tenemos una tradición común de los santos que vuestro párroco ha querido subrayar. Y nunca, nunca las dos Iglesias, las dos tradiciones han renegado de los santos, los cristianos que han vivido el testimonio cristiano hasta ese punto. Y esto es importante. Pero ha habido también relaciones de fraternidad en tiempos feos, en tiempos difíciles, donde estaban tan mezclados el poder político, económico, religioso, donde había esa regla “cuius regio eius religio” pero también en esos tiempos había algunas relaciones... [se corta la conexión audio] Yo conocí en Argentina un viejo jesuita, anciano, yo era joven y él anciano, padre Guillermo Furlong Cardiff, nacido en la ciudad de Rosario, de familia inglesa. Y él de niño ha- bía sido monaguillo —él es católico, de familia inglesa católica— él fue monaguillo en Rosario en el funeral de la reina Victoria, en la iglesia anglicana. También en esos tiempos había esta relación. Y las relaciones entre católicos y anglicanos son relaciones —no sé si históricamente se puede decir así, pero es una figura que nos ayudará a pensar— dos pasos adelante, medio paso atrás, dos pasos adelante, medio paso atrás... Es así. Son humanos. Y debemos continuar en esto. Hay otra cosa que ha mantenido fuerte la unión entre nuestras tradiciones religiosas: están los monjes, los monasterios. Y los monjes, tanto católicos como anglicanos, son una gran fuerza espiritual de nuestras tradiciones. Y las relaciones, como quisiera deciros, han mejorado aún más, y a mí me gusta, esto es bueno. “Pero no hacemos todas las cosas iguales...”. Pero caminamos juntos, vamos juntos. Por el momento va bien así. Cada día tiene la propia preocupación. No sé, esto me viene decirte. Gracias. Su predecesor, el Papa Benedicto XVI, advirtió sobre el riesgo, en el diálogo ecuménico, de dar la prioridad a la colaboración de la acción social en vez de seguir el más exigente acuerdo teológico. Por lo que parece, usted prefiere lo contrario, es decir “caminar y trabajar” juntos para alcanzar la meta de la unidad de los cristianos. ¿Verdad? Yo no conozco el contexto en el cual el Papa Benedicto dijo esto, no lo conozco y por eso es un poco difícil para mí, me pone en un aprieto para responder... Ha querido decir esto o no... Quizá puede haber sido en un coloquio con los teólogos... Pero no estoy seguro. Ambas cosas son importantes. Esto ciertamente. ¿Cuál de las dos tiene la prioridad?… Y por otro lado está la famosa broma del patriarca Atenágora —que es verdad porque yo se lo pregunté al patriarca Bartolomé y me dijo: “esto es verdad”—, cuando dijo al beato Papa Pablo VI: “¡Nosotros hacemos la unidad entre nosotros, y a todos los teólogos les metemos en una isla para que piensen!”. Era una broma, pero verdad, históricamente verdad, porque yo dudaba pero el patriarca Bartolomé me dijo que es verdad. Pero cuál es el núcleo de esto, por qué creo que eso que dijo el Papa Benedicto es verdad: se debe buscar el diálogo teológico para buscar también las raíces..., sobre los sacramentos..., sobre tantas cosas sobre las que todavía no estamos de acuerdo... Pero esto no se puede hacer en el laboratorio: se debe hacer caminando, a lo largo del camino. Nosotros estamos en camino y en camino hacemos también estas discusiones. Los teólogos las hacen. Pero mientras tanto nosotros nos ayudamos, nosotros, el uno al otro, en nuestras necesidades, en nuestra vida, también espiritualmente nos ayudamos. Por ejemplo en el hermanamiento estaba el hecho de estudiar juntos la Escritura, y nos ayudamos en el servicio de la caridad, en el servicio de los pobres, en los hospitales, en las guerras... Es muy importante, es muy importante esto. No se puede hacer el diálogo ecuménico parados. No. El diálogo ecuménico se hace en camino, porque el diálogo ecuménico es un camino, y las cosas teológicas se discuten en Gracias. Es verdad. Las Iglesias jóvenes tienen una vitalidad diferente, porque son jóvenes. Y buscan una manera de expresarse diferente. Por ejemplo, una liturgia aquí en Roma, o piensa en Londres o en París, no es la misma que una liturgia en tu país, donde la ceremonia litúrgica, católica también, se expresa con una alegría, con la danza y muchas formas diferentes propias de esas Iglesias jóvenes. Las Iglesias jóvenes tienen más creatividad; y al inicio también aquí en Europa era lo mismo: se buscaba... Cuando tú lees, por ejemplo, en la Didaché, cómo se hacía la Eucaristía, el encuentro entre los cristianos, había una gran creatividad. Después creciendo, creciendo la Iglesia se ha consolidado bien, ha crecido hasta una edad adulta. Pero las Iglesias jóvenes tienen más vitalidad y también tienen la necesidad de colaborar, una necesidad fuerte. Por ejemplo yo estoy estudiando, mis colaboradores están estudiando la posibilidad de un viaje a Sudán del Sur. ¿Por qué? Porque vinieron los obispos, el anglicano, el presbiteriano y el católico, tres juntos a decirme: “Por favor, venga a Sudán del Sur, solamente un día, pero no venga solo, venga con Justin Welby”, es decir con el arzobispo de Canterbury. De ellos, Iglesia joven, ha venido esta creatividad. Y estamos pensando si se puede hacer, si la situación es demasiado fea allí... Pero lo tenemos hacer porque ellos, los tres, juntos quieren la paz, y trabajan juntos por la paz... Hay una anécdota muy interesante. Cuando el beato Pablo VI hizo la beatificación de los mártires de Uganda — Iglesia joven—, entre los mártires —había catequistas, todos, jóvenes— algunos eran católicos y otros anglicanos, y todos fueron martirizados por el mismo rey, en odio a la fe y porque ellos no quisieron seguir las propuestas sucias del rey. Y Pablo VI se sintió incómodo porque decía: “Yo debo beatificar a los unos y a los otros, son mártires los unos y los otros”. Pero, en ese momento de la Iglesia católica, no era muy posible hacer eso. Acababa de pasar el Concilio... Pero esa Iglesia joven hoy celebra a los unos y los otros juntos; también Pablo VI en la homilía, en el discurso, en la misa de beatificación quiso nombrar a los catequistas anglicanos mártires de la fe al mismo nivel de los catequistas católicos. Esto lo hace una Iglesia joven. Las Iglesias jóvenes tienen valentía, porque son jóvenes; como todos los jóvenes tienen más valentía que nosotros... ¡no tan jóvenes! Y después, mi experiencia. Yo era muy amigo de los anglicanos en Buenos Aires, porque la parte de detrás de la parroquia de la Merced estaba comunicada con la catedral anglicana. Era muy amigo del obispo Gregory Venables, muy amigo. Pero hay otra experiencia: en el norte de Argentina están las misiones anglicanas con los aborígenes y las misiones católicas con los aborígenes, y el obispo anglicano y el obispo católico de allí trabajan juntos, y enseñan. Y cuando la gente no puede ir el domingo a la celebración católica va a la anglicana, y los anglicanos van a la católica, porque no quieren pasar el domingo sin una celebración; y trabajan juntos. Y aquí la Congregación para la Doctrina de la Fe lo sabe. Y hacen la caridad juntos. Y los dos obispos son amigos y las dos comunidades son amigas. Creo que esta sea una riqueza que nuestras Iglesias jóvenes pueden llevar a Europa y a la Iglesia que tienen una gran tradición. Y ellos darnos a nosotros la solidaridad de una tradición muy, muy cuidada y muy pensada. Es más fácil, es verdad, el ecumenismo en las Iglesias jóvenes. Es verdad. Pero creo que —y vuelvo a la segunda pregunta— es quizá más sólido en la búsqueda teológica el ecumenismo en una Iglesia más madura, más envejecida en la búsqueda, en el estudio de la historia, de la teología, de la liturgia, como es la Iglesia en Europa. Y creo que nos haría bien, a ambas Iglesias: de aquí, de Europa enviar algunos seminaristas a hacer experiencias pastorales en las Iglesias jóvenes, se aprende mucho. Ellos vienen, de las Iglesias jóvenes, a estudiar a Roma, al menos los católicos, lo sabemos. Pero enviarles a ellos a ver, a aprender de las Iglesias jóvenes sería una gran riqueza en el sentido que usted ha dicho. Es más fácil el ecumenismo allí, es más fácil, que no quiere decir más superficial, no, no es superficial. Ellos no negocian la fe y la identidad. Ese aborigen te dice en el norte de Argentina: “Yo soy anglicano”. Pero no está el obispo, no está el pastor, no está el reverendo... “Yo quiero alabar a Dios el domingo y voy a la catedral católica”, y viceversa. Son riquezas de las Iglesias jóvenes. No lo sé, esto me viene decirte. L’OSSERVATORE ROMANO página 8 Entrevista con el predicador de los ejercicios espirituales del Papa y la Curia romana Entre san Mateo y Kafka NICOLA GORI No sólo el evangelista Mateo. También Franz Kafka, Amos Oz y Emmanuel Carrère, así como las familias, los pobres, los sufrientes encontrarán espacio en las meditaciones de los ejercicios espirituales predicados para el Papa Francisco y la Curia romana del 5 al 10 marzo. El curso, que se desarrollará en la casa Divin Maestro de Ariccia, será impartido por el franciscano Giulio Michelini, de los hermanos menores, profesor ordinario de exégesis neotestamentaria en el instituto teológico de Asís y asistente del Movimiento eclesial empeño cultural (MEIC). «Pasión, muerte y resurrección de Jesús según Mateo» es el tema elegido. Michelini está también comprometido con la pastoral bíblica, de las parejas, y es responsable en la diócesis de Perugia–Città della Pieve de la formación de los candidatos al diaconato permanente. Pero en primer lugar es un especialista de Mateo, teniendo en su haber un comentario de su Evangelio y un estudio sobre la Pasión. En esta entrevista a l’Osservatore Romano anticipa algunos argumentos del los ejercicios espirituales que impartirá al Pontífice. ¿Cómo recibió la petición del Papa? La recibí con sentido de responsabilidad, alegría y también un poco de preocupación. Entendí que se trataba de una cosa importante y confieso que antes de aceptar consulté a mi director espiritual. ¿Por qué la elección de este tema? El inicio de la Cuaresma nos proyecta hacia la Semana Santa, en la cual celebramos el corazón del misterio cristiano, es decir la Pasión, muerte y resurrección de Jesús. Esto ya es un motivo. Por otra parte, me he formado, he trabajado y he profundizado en los estudios sobre la Pasión según Mateo. Por ello he considerado que podría medirme con el texto sobre el cual he focalizado mucho mi atención y sobre el cual puedo decir algo útil. Mateo. En estas meditaciones haré una referencia continua a la vida de Jesús en Galilea, a los eventos que incluso ahora son visibles también a través de las memorias históricas y arqueológicas de la Tierra Santa, de las cuales nosotros franciscanos somos custodios. Por ello, espero llevar un poco de simplicidad. Vivo en la provincia de Perugia, en un convento que el Papa Francisco llamaría “de periferia”. Nosotros franciscanos tenemos esta dimensión de contacto con la gente y con el Pueblo de Dios. Querría facilitar verdaderamente esta cercanía a través de mis meditaciones. ¿Qué efecto le ha hecho un Papa que por primera vez en la historia de la Iglesia elige el nombre de Francisco? He intuido enseguida que se trataba de un signo para caminar detrás de Pedro, que así había elegido anunciar a Cristo no sólo con el magisterio sino también a través de los gestos y un estilo de vida cercano al de Francisco de Asís. Nosotros franciscanos hemos sido honorados por esta elección y hemos entendido que es una oportunidad para la Iglesia de hoy. Es decir, se trata de anunciar el Evangelio como Jesús hacía y como Francisco ha hecho: es decir, estando en medio de la gente. Inciativa de la Limosnería vaticana Para los afectados del terremoto en Italia central ¿De dónde nace su predilección por el Evangelio de Mateo? La primera razón es que mi doctorado fue dedicado a Mateo. Este año además el año litúrgico propone la lectura de su Evangelio, que es el de Pedro y la Iglesia. Es el único que conoce la palabra ecclesìa. Además, cuando hablaré, tendré ante mí a los pastores de la Iglesia y entonces he pensado elegir un contexto que permita escuchar precisamente a Pedro. Considerando también que la introducción a todos los ejercicios se desarrollará el domingo y versará sobre dos puntos: estar con Jesús y con Pedro. ¿Cuánto habrá de actualidad en sus meditaciones? Mucho. Pienso en la meditación que haré sobre la mujer de Pilatos. Me ha ayudado a prepararla una pareja de esposos con la cual colaboro desde hace muchos años: los cónyuges Gillini-Zattoni. Esto por decir que en las reflexiones entrará también el tema de la familia. Luego entrarán los pobres porque al inicio de la Pasión, en la página de la unción de Betania, Jesús dice: «los pobres los tendréis siempre con vosotros». Y después entrarán los sufrientes, como Jesús en el Getsemaní: podemos decir que en aquel lugar están todos aquellos que ahora viven una prueba y como Cristo se encuentran a veces con la fatiga de seguir la voluntad de Dios. También los textos elegidos para las meditaciones son representativos, no serán limitados a los temas evangélicos: me referiré, entre otras cosas, a obras como El Reino de Emmanuel Carrère, Judas de Amos Oz y La metamorfosis de Franz Kafka, que utilizaré en la última meditación sobre la resurrección en la que hablaré del despertar de Jesús. La decisión de Sophie de William Styron —en el cual Alan Pakula se ha inspirado para su película con Meryl Streep— es un libro muy importante que me servirá para hablar de Jesús y Barrabás. ¿Cuánto influye su ser franciscano en las meditaciones? Creo que influya mucho, porque me he preparado en Cafarnaún. Mis hermanos me han hospedado en la ciudad de Jesús, como se lee en el Evangelio según Bajo expresa indicación del Papa, la Limosnería apostólica promovió en estos días una iniciativa de solidaridad a favor de las zonas afectadas por los terremotos en Italia central, a través de la adquisición a pequeños vendedores locales fuertemente en dificultad, de productos alimenticios típicos de las áreas afectadas. Poniéndose de acuerdo con los obispos Domenico Pompili, de Rieti, y Giovani D’Ercole, de Ascoli Piceno, y con los demás obispos, Francisco Giovanni Brugnaro, de Camerino–San Severino Marche, y Renato Boccardo, de Spoleto-Norcia, fueron individuados algunos grupos de campesinos, agricultores y productores cuyas empresas corren el riesgo de cerrar a causa de los daños provocados por el seísmo. La limosnería apostólica adquirió gran cantidad de productos con la intención, expresa por parte del Pontífice, de ayudarles y animarles a continuar con su actividad. Un gesto en línea con el magisterio del Papa Francisco quien, a menudo, en sus reuniones recuerda que «cuando no se gana el pan, se pierde la dignidad». Todos los productos fueron distribuidos a varios comedores de caridad de la ciudad de Roma para la preparación de comidas ofrecidas cotidianamente a las personas necesitadas y sin un hogar fijo. Ya desde hace algún tiempo también en el supermercado dentro de la Ciudad del Vaticano y reservado a los trabajadores, es posible adquirir productos típicos de las zonas afectadas por el terremoto contribuyendo así a ayudar y volver a levantar la economía de esa parte de Italia central todavía en dificultad. viernes 3 de marzo de 2017, número 9 Guerra mundial por el agua VIENE DE LA PÁGINA 5 cuanto indicado por las Resoluciones aprobadas por la Asamblea General de las Naciones Unidas desde 2010 sobre el derecho humano al agua potable y el saneamiento. Por otra parte, cada actor no estatal tiene que cumplir sus responsabilidades hacia este derecho. El derecho al agua es determinante para la sobrevivencia de las personas (cf. ibíd, 30) y decide el futuro de la humanidad. Es prioritario también educar a las próximas generaciones sobre la gravedad de esta realidad. La formación de la conciencia es una tarea ardua; precisa convicción y entrega. Y yo me pregunto si en medio de esta “tercera guerra mundial a pedacitos” que estamos viviendo, no estamos en camino hacia la gran guerra mundial por el agua. Las cifras que las Naciones Unidas revelan son desgarradoras y no nos pueden dejar indiferentes: cada día mil niños mueren a causa de enfermedades relacionadas con el agua; millones de personas consumen agua contaminada. Estos datos son muy graves; se debe frenar e invertir esta situación. No es tarde, pero es urgente tomar conciencia de la necesidad del agua y de su valor esencial para el bien de la humanidad. El respeto del agua es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos (cf. ibíd., 30). Si acatamos este derecho como fundamental, estaremos poniendo las bases para proteger los demás derechos. Pero si nos saltamos este derecho básico, cómo vamos a ser capaces de velar y luchar por los demás. En este compromiso de dar al agua el puesto que le corresponde, hace falta una cultura del cuidado (cf ibíd., 231) —parece una cosa poética y, bueno, la Creación es una “poíesis”, esta cultura del cuidado que es creativa— y además fomentar una cultura del encuentro, en la que se unan en una causa común todas las fuerzas necesarias de científicos y empresarios, gobernantes y políticos. Es preciso unir todas nuestras voces en una misma causa; ya no serán voces individuales o aisladas, sino el grito del hermano que clama a través nuestro, es el grito de la tierra que pide el respecto y el compartir responsablemente de un bien, que es de todos. En esta cultura del encuentro, es imprescindible la acción de cada Estado como garante del acceso universal al agua segura y de calidad. Dios Creador no nos abandona en este trabajo para dar a todos y a cada uno acceso al agua potable y segura. Pero el trabajo es nuestro, la responsabilidad es nuestra. Deseo que este Seminario sea una ocasión propicia para que sus convicciones se vean fortalecidas, y salgan de aquí con la certeza de que su trabajo es necesario y prioritario para que otras personas puedan vivir. Es un ideal por el que merece la pena luchar y trabajar. Con nuestro «poco» estaremos contribuyendo a que nuestra casa común sea más habitable y más solidaria, más cuidada, donde nadie sea descartado ni excluido, sino que todos gocemos de los bienes necesarios para vivir y crecer en dignidad. Y no olvidemos los datos, las cifras, de las Naciones Unidas. No olvidemos que cada día mil niños, cada día, mueren por enfermedades en relación con el agua. Muchas gracias. número 9, viernes 3 de marzo de 2017 L’OSSERVATORE ROMANO página 9 El Pontífice inicia la Cuaresma con la celebración del Miércoles de Ceniza en Santa Sabina El tiempo de la compasión El Papa Francisco celebró en la Basílica de Santa Sabina la eucaristía del Miércoles de Ceniza, precida por un momento de oración y una procesión penitenical desde la iglesia de San Anselmo en el Aventino. A continuación, la homilía. «Volved a mí de todo corazón… volved a mí» (Jl 2,12), es el clamor con el que el profeta Joel se dirige al pueblo en nombre del Señor; nadie podía sentirse excluido: llamad a los ancianos, reunid a los pequeños y a los niños de pecho y al recién casado (cf. v. 6). Todo el Pueblo fiel es convocado para ponerse en marcha y adorar a su Dios que es «compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad» (v.13). También nosotros queremos hacernos eco de este llamado; queremos volver al corazón misericordioso del Padre. En este tiempo de gracia que hoy comenzamos, fijamos una vez más nuestra mirada en su misericordia. La cuaresma es un camino: nos conduce a la victoria de la misericordia sobre todo aquello que busca aplastarnos o rebajarnos a cualquier cosa que no sea digna de un hijo de Dios. La cuaresma es el camino de la esclavitud a la libertad, del sufrimiento a la alegría, de la muerte a la vida. El gesto de las ce- nizas, con el que nos ponemos en marcha, nos recuerda nuestra condición original: hemos sido tomados de la tierra, somos de barro. Sí, pero barro en las manos amorosas de Dios que sopló su espíritu de vida sobre cada uno de nosotros y lo quiere seguir haciendo; quiere seguir dándonos ese aliento de vida que nos salva de otro tipo de aliento: la asfixia sofocante provocada por nuestros egoísmos; asfixia sofocante generada por mezquinas ambiciones y silenciosas indiferencias, asfixia que ahoga el espíritu, reduce el horizonte y anestesia el palpitar del corazón. El aliento de la vida de Dios nos salva de esta asfixia que apaga nuestra fe, enfría nuestra caridad y cancela nuestra esperanza. Vivir la cuaresma es anhelar ese aliento de vida que nuestro Padre no deja de Encomendadas por Francisco para 2018 Intenciones del Apostolado de la oración Publicamos en español las intenciones que el Papa confió a su red mundial de oración (Apostolado de la oración) para el 2018. Durante el año, cada mes está dedicado a una intención para la evangelización o a una intención universal. cia de la formación en el discernimiento espiritual, en el plano personal y comunitario. protejan a las familias como un tesoro de la humanidad. Septiembre Abril Universal: Para que los responsables del pensamiento y de la gestión económica tengan el valor de rechazar una economía de la exclusión y sepan abrir nuevos caminos. Mayo Por la evangelización: Para que los fieles laicos cumplan con su específica misión poniendo su creatividad al servicio de los desafíos del mundo actual. Enero Junio Para la evangelización: Para que en los países asiáticos, los cristianos, así como también las demás minorías religiosas, puedan vivir su fe con total libertad. Universal: Para que los retos sociales favorezcan la solidaridad y el respeto del otro en su diferencia. Universal: Para que los jóvenes del continente africano tengan acceso a la educación y al trabajo en su propio país. O ctubre Por la evangelización: Para que los consagrados y las consagradas despierten su fervor misionero y estén presentes entre los pobres, los marginados y todos aquellos que no tienen voz. Noviembre Universal: Para que el lenguaje del corazón y del diálogo prevalezcan siempre sobre el lenguaje de las armas. Julio D iciembre Universal: Para que aquellos que tienen un poder material, político o espiritual, no se dejen dominar por la corrupción. Por la evangelización: Para que los sacerdotes que viven con fatiga y en soledad su trabajo pastoral se sientan ayudados y confortados con la amistad del Señor y la de los hermanos. Por la evangelización: Para que las personas comprometidas en el servicio de la transimisión de la fe encuentren un lenguaje apto al día de hoy, en el diálogo con las culturas. Marzo Agosto Por la evangelización: Para que toda la Iglesia reconozca la urgen- Universal: Para que las grandes decisiones económicas y políticas Febrero Vaticano, 13 de febrero de 2017 ofrecernos en el fango de nuestra historia. El aliento de la vida de Dios nos libera de esa asfixia de la que muchas veces no somos conscientes y que, incluso, nos hemos acostumbrado a «normalizar», aunque sus signos se hacen sentir; y nos parece «normal» porque nos hemos acostumbrado a respirar un aire cargado de falta de esperanza, aire de tristeza y de resignación, aire sofocante de pánico y aversión. Cuaresma es el tiempo para decir «no». No, a la asfixia del espíritu por la polución que provoca la indiferencia, la negligencia de pensar que la vida del otro no me pertenece por lo que intento banalizar la vida especialmente la de aquellos que cargan en su carne el peso de tanta superficialidad. La cuaresma quiere decir «no» a la polución intoxicante de las palabras vacías y sin sentido, de la crítica burda y rápida, de los análisis simplistas que no logran abrazar la complejidad de los problemas humanos, especialmente los problemas de quienes más sufren. La cuaresma es el tiempo de decir «no»; no, a la asfixia de una oración que nos tranquilice la conciencia, de una limosna que nos deje satisfechos, de un ayuno que nos haga sentir que hemos cumplido. Cuaresma es el tiempo de decir no a la asfixia que nace de intimismos excluyentes que quieren llegar a Dios saltándose las llagas de Cristo presentes en las llagas de sus hermanos: esas espiritualidades que reducen la fe a culturas de gueto y exclusión. Cuaresma es tiempo de memoria, es el tiempo de pensar y preguntarnos: ¿Qué sería de nosotros si Dios nos hubiese cerrado las puertas? ¿Qué sería de nosotros sin su misericordia que no se ha cansado de perdonarnos y nos dio siempre una oportunidad para volver a empezar? Cuaresma es el tiempo de preguntarnos: ¿Dónde estaríamos sin la ayuda de tantos rostros silenciosos que de mil maneras nos tendieron la mano y con acciones muy concretas nos devolvieron la esperanza y nos ayudaron a volver a empezar? Cuaresma es el tiempo para volver a respirar, es el tiempo para abrir el corazón al aliento del único capaz de transformar nuestro barro en humanidad. No es el tiempo de rasgar las vestiduras ante el mal que nos rodea sino de abrir espacio en nuestra vida para todo el bien que podemos generar, despojándonos de aquello que nos aísla, encierra y paraliza. Cuaresma es el tiempo de la compasión para decir con el salmista: «Devuélvenos Señor la alegría de la salvación, afiánzanos con espíritu generoso para que con nuestra vida proclamemos tu alabanza»; y nuestro barro —por la fuerza de tu aliento de vida— se convierta en «barro enamorado». L’OSSERVATORE ROMANO página 10 Homilías del Pontífice Justicia con misericordia «Señor, que yo sea justo, pero justo con misericordia»: es la oración sugerida por el Papa Francisco para no caer en el «engaño hipócrita» de la «casuística», en la «lógica del “se puede” y “no se puede”». Conscientes de que «en Dios justicia es misericordia y misericordia es justicia». Son estas las líneas esenciales de la reflexión propuesta por el Pontífice en la misa celebrada el viernes 24 de febrero, por la mañana, en Santa Marta. Cuando la tentación te toca el corazón este camino de salir de la casuística a la verdad y a la misericordia no es fácil: se necesita la gracia de Dios para que nos ayude a seguir adelante «Había tres grupos de personas que seguían a Jesús» hizo notar Francisco, refiriéndose al pasaje evangélico de Marcos (10, 1-12) propuesto por la liturgia. Y así, ante todo, «la muchedumbre le seguía para aprender, porque Él hablaba con autoridad». Claro, añadió, le seguían también, para hacerse curar». El segundo grupo está compuesto por «doctores de la ley» que, en cambio, «le seguían para ponerle a prueba: se acercaban y para ponerle a la prueba le preguntaban cosas». Están además «los discípulos, el tercer grupo: le seguían porque estaban unidos a Él, Jesús mismo les había llamado para estar cerca». Y así «estos tres grupos seguían siempre a Jesús». Marcos narra que al Señor «se acercan estos doctores de la ley: está claro, lo dice el Evangelio, para ponerlo a la prueba preguntaban a Jesús si es lícito para un marido repudiar a su mujer». Pero «Jesús —explicó el Papa— no responde si sea lícito o no sea lícito; no entra en su lógica casuística, porque ellos pensaban solamente en la fe en términos de “se puede” o “no se puede”, hasta donde “se puede”, hasta donde “no se puede”». Pero en «esa lógica de la casuística Jesús no entra». Es más, a ellos «les formula una pregunta: “¿qué os ha ordenado Moisés?”». En realidad pregunta «“¿qué hay en vuestra ley?”». Para responder a esta pregunta de Jesús, hizo presente Francisco, los doctores de la ley «explican el permiso que ha dado Moisés para repudiar a la mujer, y son precisamente ellos los que caen en la trampa, porque Jesús les califica de “duros de corazón”». Y se dirige a ellos así: «Por la dureza de vuestro corazón Él les escribió para vosotros esta norma». Y así Jesús «dice la verdad, sin casuística, sin permisos, la verdad: “desde el inicio de la creación, Dios les hizo hombre y mujer”». Y sigue: «por eso el hombre dejará a su padre y a su madre» y «se pone en camino», y «se unirá a su mujer y los dos se convertirán en una sola carne». Por ello «ya no son dos, sino una sola carne». Y esta, afirmó el Papa, «no es ni casuística, ni permiso: es la verdad; Jesús dice siempre la verdad». Marcos, además, narra en su Evangelio la reacción del «tercer grupo, los discípulos, en casa: le preguntan de nuevo sobre este argumento para entender mejor, porque ellos conocían este permiso de Moisés, esta ley de Moisés». Y «Jesús una vez más es muy claro: “Quien repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio hacia ella; y si ella, repudiado el marido, se casa con otro, comete adulterio». Entonces Jesús dice «la verdad», afirmó el Pontífice. Él «sale de la lógica casuística y explica cómo han sido creadas las cosas, explica la verdad». Pero «seguramente, alguien puede pensar: “sí, la verdad es esta, pero tú, Jesús, ¡tú has ido allí a hablar con una adúltera!”». Y además «muchas veces adúltera: cinco, creo». Por ello, actuando así, «te has convertido en impuro. Y te has convertido en impuro también porque ella era pagana, era una samaritana. Y hablar con uno que no era judío te hacía impuro y te has hecho impuro, también porque has bebido de su vaso, que no había sido purificado». Entonces, «¿cómo dices que esto es adulterio, que esto es grave y luego hablas con aquella, le explicas el catecismo y bebes también lo que ella te da?». Y aún más: «en otra ocasión te llevaron una adúltera —claro para todos: la descubrieron cometiendo adulterio— y tú, al final, ¿qué has dicho? “yo no te condeno, no peques más”. Pero ¿cómo se explica esto?» se podría, entonces, objetar. «Es el camino cristiano» fue la respuesta del Pontífice. Se trata del «camino de Jesús, porque también Él —pensemos en Mateo, en viernes 3 de marzo de 2017, número 9 Zaqueo en los banquetes que hace con todos los pecadores— iba a su casa, a comer». Y «el camino de Jesús, se ve claro, es el camino de la casuística hacia la verdad y la misericordia: Jesús deja fuera la casuística». Y «a los que querían ponerle a prueba, a los que pensaban con esta lógica del “se puede”, les califica —no aquí, sino en otro pasaje del Evangelio— de hipócritas». Y esto vale incluso «con el cuarto mandamiento: estos negaban atender a los padres con la excusa de que habían dado una buena donación a la Iglesia, ¡hipócritas!». Porque, insistió Francisco, «la casuística es hipócrita, es un pensamiento hipócrita: “se puede, no se puede”». Un pensamiento «que luego se hace más sutil, más diabólico: “¿pero hasta aquí puedo?”. “Pero de aquí a aquí, no puedo”». Es «el engaño de la casuística». En cambio «no: de la casuística a la verdad pero la verdad es esta». Y «Jesús no negocia la verdad, nunca: la dice tal cual es». Pero no está «sólo la verdad», explicó el Papa. Existe «también la misericordia, porque Él es la encarnación de la misericordia del Padre y no puede negarse a sí mismo». Y «no puede negarse a sí mismo porque es la verdad del Padre, y no puede negarse a sí mismo porque es la misericordia del Padre». Y «este —prosiguió— es el camino que Jesús nos enseña a recorrer: no es fácil, en la vida, cuando surgen las tentaciones: pensemos en las tentaciones en los negocios». En ese caso «los negociantes» dicen: «yo puedo hacer hasta aquí, despido estos trabajadores y gano más de allá». Es «la casuística», efectivamente. «Cuando la tentación te toca el corazón —afirmó el Papa— este camino de salir de la casuística a la verdad y a la misericordia no es fácil: se necesita la gracia de Dios para que nos ayude a seguir adelante así. Y debemos pedirla siempre». «Señor, que yo sea justo, pero justo con misericordia» es la oración sugerida por Francisco. Pero «no justo, cubierto por la casuística». Sin embargo la oración que hay que dirigir al Señor es para ser «justo en la misericordia, como eres tú, justo en la misericordia». Y «luego uno de mentalidad casuística puede preguntar: ¿qué es lo más importante en Dios, justicia o misericordia?». Pero esto «es un pensamiento enfermo, que busca salir: ¿Qué es más importante?». En realidad «no son dos: es uno solo, una sola cosa. En Dios, justicia es misericordia y misericordia es justicia». Y «que el Señor —concluyó el Papa— nos ayude a entender este camino, que no es fácil, pero nos hará felices, a nosotros, y hará feliz a mucha gente». número 9, viernes 3 de marzo de 2017 L’OSSERVATORE ROMANO página 11 Todo y nada «¡Contento, Señor, contento!»: el rostro sonriente de un santo contemporáneo, el chileno Alberto Hurtado, quien también en la dificultad y en las diferencias asegura al Señor ser «feliz», se contrapone al «entristecido» del «joven rico» evangélico en la meditación del Papa Francisco durante la misa celebrada en Santa Marta, el martes 28 de febrero. Son las dos formas de responder al don y a la propuesta de vida que Dios hace al hombre y que el Pontífice sintetizó con una expresión: «Todo y nada». La homilía de Francisco hizo referencia a una consideración sobre la liturgia de estos «tres últimos días antes de la Cuaresma» en la que es presentada la «relación entre Dios y las riquezas». En el Evangelio del domingo, recordó, «el Señor fue claro: no se puede servir a Dios y al dinero. No se pueden servir a dos padrones, dos señores: o tú sirves a Dios o sirves a las riquezas». El lunes, sin embargo, «fue proclamada la historia de ese joven rico, que quería seguir al Señor pero al final era tan rico que eligió las riquezas». Un pasaje evangélico (Marcos, 10, 17-27) en el que se subraya el lema de Jesús: «¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios. Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja», y la reacción de los discípulos «un poco asustados: “Pero ¿quién se podrá salvar?”». El martes la liturgia continúa proponiendo el pasaje de Marcos examinando la reacción de Pedro (10, 28-31), que dice a Jesús: «De acuerdo ¿y nosotros?». Parece casi, comentó el Papa, que Pedro con su pregunta —«Ya lo ves, nosotros lo hemos «Ya lo ves, nosotros hemos dejado todo», «recibiréis todo». Hay sin embargo «esa medida desbordante con la que Dios da sus dones: “recibiréis todo. Nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madres, padres, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, que no reciba ya ahora en este tiempo quedará sin recibir cien veces más en casas, hermanos, hermanas, madres, campos, y la vida eterna que vendrá”. Todo». Esta es la respuesta, dijo el Pontífice: «El Señor no sabe dar menos de todo. Cuando Él dona algo, se dona a sí mismo, que es todo». Una respuesta, sin embargo, donde emerge una palabra que «nos hace reflexionar». Jesús de hecho afirma que si «recibe ya ahora en este tiempo cien veces en casas, hermanos, junto a persecuciones». Por tanto «todo y nada». Explicó el Papa: «todo en cruz, todo en persecuciones, junto a las persecuciones». Porque se trata de «entrar en otra forma de pensar, en dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos toca a nosotros?»— presentara «las cuentas al Señor», como en una «negociación comercial». En realidad, explicó el Pontífice, probablemente no era «esa la intención de Pedro», el cual, evidentemente, «no sabía qué decir: “Sí, este se ha ido, ¿pero nosotros?”». En cualquier caso, «la respuesta de Jesús es clara: “Yo os digo: no hay ninguno que haya dejado todo sin recibir todo”». No hay término medio: otra forma de actuar». De hecho, «Jesús se da todo Él mismo, porque la plenitud, la plenitud de Dios es una plenitud aniquilada en la cruz». Aquí está por tanto el «don de Dios: la plenitud aniquilada». Y aquí está entonces también «el estilo del cristiano: buscar la plenitud, recibir la plenitud aniquilada y seguir por ese camino». Ciertamente un compromiso que «no es fácil». Misa en Santa Marta Pero el Papa, siguiendo su meditación, fue más allá y se preguntó: «¿cuál es el signo, cuál es la señal de que yo voy adelante en este dar todo y recibir todo?». ¿Qué hace entender que se está en el camino adecuado? La respuesta, dijo, se encuentra en la primera lectura del día (Siracida 35, 1-15), El signo que nosotros vamos en este camino del todo y nada, de la plenitud aniquilada, es la alegría donde está escrito: «Con ojo generoso glorifica al Señor, y no escatimes las primicias de tus manos. En todos tus dones pon tu rostro alegre, con contento consagra los diezmos. Da al Altísimo como él te ha dado a ti, con ojo generoso, con arreglo a tus medios». Por tanto, «ojos generosos, rostro alegre, alegría...». Explicó el Pontífice: «El signo que nosotros vamos en este camino del todo y nada, de la plenitud aniquilada, es la alegría». No por casualidad «al joven rico se le ensombreció el rostro y se fue entristecido». No había sido «capaz de recibir, de acoger esta plenitud aniquilada». Sin embargo, explicó el Papa, «los santos, el mismo Pedro, la han acogido. Y en medio de las pruebas, de las dificultades tenían el rostro alegre, el ojo generoso y la alegría del corazón. Este es el signo». Y es en este punto que el Papa recurrió a un ejemplo tomado de la vida de la Iglesia contemporánea: «Me viene a la mente —dijo— una pequeña frase de un santo, san Alberto Hurtado, chileno. Trabajaba siempre, dificultad tras dificultad, tras dificultad... Trabajaba para los pobres». Es un santo que «fue perseguido» y tuvo que afrontar «muchos sufrimientos». Pero «cuando él estaba precisamente ahí, aniquilado en la cruz» decía: «Contento, Señor, contento». Que san Alberto, concluyó el Pontífice, «nos enseñe a ir sobre este camino, nos dé la gracia de ir por este camino un poco difícil del todo y nada, de la plenitud aniquilada de Jesucristo y decir siempre, sobre todo en las dificultades: “Contento, Señor, contento”». L’OSSERVATORE ROMANO página 12 viernes 3 de marzo de 2017, número 9 El Papa recuerda que nuestra salvación es un don de Jesús Cuaresma camino de esperanza En la Audiencia General advierte de la tentación de querer volver atrás amor es trabajoso, pero un camino lleno de esperanza. Es más, diría algo más: el éxodo cuaresmal es el camino en el cual la esperanza misma se forma. La fatiga de atravesar el desierto —todas las pruebas, las tentaciones, las ilusiones, los espejismos...—, todo esto vale para forjar una esperanza fuerte, sólida, sobre el modelo de la Virgen María, que en medio de las tinieblas de la Pasión y de la muerte de su Hijo siguió creyendo y esperando en su resurrección, en la victoria del amor de D ios. Con el corazón abierto a este horizonte, entramos hoy en la Cuaresma. Sintiéndonos parte del Pueblo santo de Dios, iniciamos con alegría este camino de esperanza. Durante la Audiencia General del primer miércoles de marzo, celebrada en la plaza de San Pedro, el Papa reflexionó sobre el éxodo del pueblo de Israel presentado en el pasaje bíblico de Éxodo 3, 7-8.10 Queridos hermanos ¡buenos días! y hermanas, En este día, Miércoles de Ceniza, entramos en el Tiempo litúrgico de la Cuaresma. Y ya que estamos desarrollando el ciclo de catequesis sobre la esperanza cristiana, hoy querría presentaros la Cuaresma como camino de esperanza. En efecto, esta perspectiva se hace evidente enseguida si pensamos que la Cuaresma ha sido instituida en la Iglesia como tiempo de preparación para la Pascua, y entonces todo el sentido de este periodo de cuarenta días toma luz del misterio pascual hacia el cual está orientado. Podemos imaginar al Señor resucitado que nos llama para salir de nuestras tinieblas, y nosotros nos ponemos en camino hacia Él que es la Luz. Y la Cuaresma es un camino hacia Jesús resucitado, es un periodo de penitencia, incluso de mortificación, pero no fin en sí mismo, sino finalizado a hacernos resucitar con Cristo, a re- Plegaria para comenzar el día Aquí estoy, oh Dios, aquí estoy. Sé que me conoces y me amas. Haz que sienta tu cercanía y presencia. Quiero ser tus ojos, para ver la pobreza de mis hermanos; tus manos, para colaborar contigo en la construcción de un mundo nuevo y mejor; quiero ser tus pies, para anunciar a todos la noticia de tu amor infinito por nosotros; quiero ser bálsamo contigo, para consolar a los que sufren y están tristes. Ayúdame a salir de mis miedos y caprichos, de mis dudas y tibiezas. Ayúdame, oh Dios. Contigo puedo todo, sin Ti nada. Ven conmigo a caminar. Sin Ti me pierdo. Si vas a mi lado, todo es fácil. Concédeme, oh Dios, ser hoy para los demás un faro de fe, esperanza y caridad. Y Tú, María, Madre de misericordia, intercede por mí ante tu divino Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén. FERNAND O CHICA ARELLANO novar nuestra identidad bautismal, es decir, a renacer nuevamente «desde lo alto», desde el amor de Dios (cf. Juan 3, 3). He aquí por qué la Cuaresma es, por su naturaleza, tiempo de esperanza. Para comprender mejor qué significa esto, debemos referirnos a la esperanza fundamental del éxodo de los israelitas de Egipto, narrada por la Biblia en el libro que lleva este nombre: Éxodo. El punto de partida es la condición de esclavitud de Egipto, la opresión, los trabajos forzados. Pero el Señor no ha olvidado a su pueblo y su promesa: llama a Moisés, con brazo potente, hace salir a los israelitas de Egipto y les guía a través del desierto hacia la Tierra de la libertad. Durante este camino de la esclavitud a la libertad, el Señor da a los israelitas la ley, para educarles a amarle, único Señor, y a amarse entre ellos como hermanos. La Escritura muestra que el éxodo es largo y complicado: simbólicamente dura 40 años, es decir el tiempo de vida de una generación. Una generación que, ante las pruebas del camino, siempre tiene la tentación de añorar Egipto y volver atrás. También todos nosotros conocemos la tentación de volver atrás, todos. Pero el Señor permanece fiel y esa pobre gente, guiada por Moisés, llega a la Tierra prometida. Todo este camino está cumplido con la esperanza: la esperanza de alcanzar la tierra, y precisamente en este sentido es un “éxodo”, una salida de la esclavitud a la libertad. Y estos 40 días son también para todos nosotros una salida de la esclavitud, del pecado, a la libertad, al encuentro con el Cristo resucitado. Cada paso, cada fatiga, cada prueba, cada caída y cada recuperación, todo tiene sentido dentro del proyecto de salvación de Dios, que quiere para su pueblo la vida y no la muerte, la alegría y no el dolor. La Pascua de Jesús es su éxodo, con el cual Él nos ha abierto la vía para alcanzar la vida plena, eterna y beata. Para abrir esta vía, este pasaje, Jesús ha tenido que desnudarse de su gloria, humillarse, hacerse obediente hasta la muerte y la muerte de cruz. Abrirse el camino hacia la vida eterna le ha costado toda su sangre, y gracias a Él nosotros estamos salvados de la esclavitud del pecado. Pero esto no quiere decir que Él ha hecho todo y nosotros no debemos hacer nada, que Él ha pasado a través de la cruz y nosotros “vamos al paraíso en carroza”. No es así. Nuestra salvación es ciertamente un don suyo, pero, ya que es una historia de amor, requiere nuestro “sí” y nuestra participación en su amor, como nos demuestra nuestra Madre María y después de Ella todos los santos. La Cuaresma vive de esta dinámica: Cristo nos precede con su éxodo, y nosotros atravesamos el desierto gracias a Él y detrás de Él. Él es tentado por nosotros, y ha vencido al tentador por nosotros, pero también nosotros debemos con Él afrontar las tentaciones y superarlas. Él nos dona el agua viva de su Espíritu, y a nosotros nos toca aprovechar su fuente y beber, a través de los Sacramentos, de la oración, de la adoración; Él es la luz que vence las tinieblas, y a nosotros se nos pide alimentar la pequeña llama que nos ha sido encomendada el día de nuestro bautismo. En este sentido la Cuaresma es «signo sacramental de nuestra conversión» (Misal Romano, O ración colecta, I Domingo de Cuaresma); quien hace el camino de la Cuaresma está siempre en el camino de la conversión. La Cuaresma es signo sacramental de nuestro camino de la esclavitud a la libertad, que siempre hay que renovar. Un camino arduo, como es justo que sea, porque el Después de la catequesis inserta en el ciclo de las dedicadas a la esperanza, Francisco saludó, en distintos idiomas, a los fieles y grupos de peregrinos provenientes de todo el mundo presentes en la plaza de San Pedro. Recordando que hoy comienza la Cuaresma, animó a seguir el ejemplo del Señor que venció al tentador. A continuación las la palabras del Pontífice en español. Queridos hermanos y hermanas: Hoy, Miércoles de Ceniza, los invito a reflexionar sobre la Cuaresma como tiempo de esperanza. Al igual que el Pueblo de Israel que sufrió la esclavitud en Egipto, cada uno de nosotros está llamado a hacer experiencia de liberación y a caminar por el desierto de la vida para llegar a la tierra prometida. Jesús nos abre el camino al cielo a través de su pasión, muerte y resurrección. Él ha debido humillarse y hacerse obediente hasta la muerte, vertiendo su sangre para librarnos de la esclavitud del pecado. Es el beneficio que recibimos de él, que debe corresponderse con nuestra acogida libre y sincera. Estamos llamados a seguir el ejemplo de Nuestro Señor. Él venció al tentador y ahora nosotros debemos también afrontar la tentación y superarla. Él nos dio el agua viva de su Espíritu y nosotros debemos ir a buscarla a la fuente de los sacramentos y la oración. Él es la luz que vence las tinieblas y nos pide a nosotros alimentar la llama que se nos confió el día de nuestro bautismo. De este modo, nuestro camino cuaresmal será signo sacramental de nuestra conversión. Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Los exhorto a caminar en esperanza y con empeño en este camino de amor, que hoy Dios nos propone al inicio de la Cuaresma. Que nuestro esfuerzo forje una esperanza sólida, como la de María, que continuó a creer y a esperar incluso cuando se encontraba junto a la cruz de su Hijo. Que Dios los bendiga a todos.