TaNgo: TesTi e CoNTesTi - Laboratorio Tango Milonguero

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TaNgo: TesTi e CoNTesTi - Laboratorio Tango Milonguero
Nicola De Concilio
Tango: Testi e contesti
L’elemento italiano nella poesia tanguera (1870-1930)
Nicola De Concilio, Tango: Testi e contesti
Copyright © 2011 Editrice UNI Service
Via Verdi, 9/A – 38122 Trento
www.uni-service.it – [email protected]
Prima edizione: aprile 2011
Printed in Italy
ISBN 978-88-6178-681-3
In copertina:Pittura tango n. 9, Dorella Gigliotti ([email protected])
Dipinto su legno con colori acrilici – Foto di Walter Riccardi
Progetto grafico di copertina:
Con il patrocinio del
A mio padre e mia madre
Emigranti
Sommario
Prefazione a cura di Ricardo Ostuni
Traduzione a cura di Nicola De Concilio
Introduzione
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I Parte – Buenos Aires italiana
Governar es poblar
Buenos Aires: l’incidenza demografica della comunità italiana
Una società di immigrati: L’apporto degli italiani allo sviluppo
economico di Buenos Aires La Boca: barrio xeneise
Il barrio de la Boca ed il Tango
La Repubblica della Boca
Influenze culturali italiane
La lingua italiana quale fattore di fusione tra società argentina e
comunità italiana
Cocoliche
Lunfardo: origine del termine
L’elemento italiano dal sainete criollo al tango
Tango, musica chiave del sainete
Foto Immigrazione a Buenos Aires dal secolo XIX al secolo XX
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II Parte
Pascual Contursi e la tango-canzone
Mi noche triste
Le radici italiane di Pascual Contursi
Critiche a Contursi
Mi noche triste e la canzone classica napoletana
Napoli come Buenos Aires
Gardel e musica napoletana
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III Parte
L’immigrato italiano nei testi di tango
Temi e motivi
Tango e canzonetta italiana
Criollos y gringos, dalla letteratura gauchesca al tango
Conclusioni
Tango a Buenos Aires nel secolo XX
Indice abbreviazioni usate
Bibliografia
Indice alfabetico delle letras de tango citate o tradotte
Ringraziamenti
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Tango: Testi e contesti
L’elemento italiano nella poesia tanguera (1870-1930)
Inmigrados italianos al puerto de Buenos Aires 1907
Foto Archivo General de la Nación (Buenos Aires)
Prefazione a cura di Ricardo Ostuni
La Argentina es un País de inmigrantes. De esa inmigración el caudal
mayoritario fue italiano. Entre 1880 y 1914 ingresaron al país 2.022.326
inmigrantes provenientes de distintas regiones de Italia, que se sumaron a
los muchos que ya residían aquí.
Los primeros habían venido con Mendoza en la fallida fundación de
1536, entre ellos Leonardo Gribeo, a quien una vieja tradición recogida
por Pastor Obligado le atribuye haber llevado de Cagliari a Sevilla la imagen de la Virgen de Bonaria que dio nombre a nuestra ciudad. La gravitación de la presencia italiana en la vida argentina fue notable a fines del
siglo XIX y principios del XX.
El censo de 1895 muestra que en la ciudad de Buenos Aires sobre un total
de 663.854 habitantes, 181.693 (27,3%) eran italianos; 150.376 (22,6%)
porteños; 121.461 (18,1%) bonaerenses; 80.352 (12,1%) españoles;
46.524 (7%) de las otras provincias del País y el resto franceses, ingleses,
alemanes, austríacos, rusos, turcos, suizos, belgas, polacos y uruguayos.
Muchos de los próceres argentinos sentían correr por sus venas la sangre
meridional de sus mayores: Belgrano, Castelli, Alberti, Berruti.
El Tango se ha nutrido de varias fuentes. De cuántas se mencionan, descreo de la legitimidad de algunas. No se verifica en el Tango una clara
ascendencia negra en su raíz musical (tal vez podamos encontrar similitudes coreográficas con el candombe que es una danza negra creada en
América y otras danzas africanas), pero, como lo sostiene Horacio Salgan,
jamás un instrumento de percusión integró los conjuntos iniciales en los
albores del Tango.
No hubo maracas, panderetas, tambores, bongoes, tumbadoras ni bombos. Por el contrario abundaron las flautas, las guitarras, los violines y las
arpas y más tarde el piano y el bandoneón. Todos instrumentos europeos,
la mayoría de ascendencia itálica.
Sin dudas una de las fuentes mas gravitantes en la formación del Tango,
fue el aluvión inmigratorio que se a fincó en Buenos Aires.
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En 1869 los inmigrantes representaban el 51,8% de la población de la
ciudad; en 1895 el 53% y en 1909 el 46%. Cabe por ello legítimamente
imaginar al Buenos Aires de 1880 como una urbe de gringos. Más de la
mitad de esos inmigrantes era italianos y no son pocas las veces que italianos y orilleros se confunden en el paisaje social de esos años.
El censo de poblaciòn de 1895 señaló la existencia de 366.000 proletarios de los cuales 160.000 eran inmigrantes: napolitanos verduleros,
xeneixes changadores, piamonteses albañiles, calabreses bolicheros, sicilianos remendones y toda esa cálida y efusiva gente confundida con los
compadritos de las orillas, en una amalgama donde mucho tuvo que ver el
conventillo.
Cabe preguntarnos sin sonrojo, qué posteridad hubiera tenida el Tango
sin el aporte de la inmigración italiana. Fue esta inmigración la contribuyó a consolidar su estructura musical a través de muchísimos músicos
llegados al País a fines del siglo XIX y principios del XX, con sólidos conocimientos musicales, que se sumaron a la interpretación y a la creación
tanguera. No pocos de los más famosos Tangos, fueron pasados al pentagrama por músicos italianos con el agregado de algunas partes, reminescencias de canzonetas y de romanzas, que les dieron ese toque de belleza
perdurable a través de los años.
Se ha hablado mucho y se ha escrito más acerca de las raíces del Tango
citando al candombe, a la habanera, al tanguillo andaluz y aún otras especulaciones menos asequibles. Pero no existen estudios serios que determinen la impronta que ha dejado, por ejemplo, la canzonetta en la música de
Buenos Aires. José Gobello ha sentenciado que no si no se tiene en cuenta
la sangre italiana que corre por las venas de Buenos Aires, no se puede
comprender la idiosincracia del porteño.
Esta influencia puede rastrearse, no sòlo en Buenos Aires sino tambièn
en distintas ciudades del País. Allí donde la inmigración italiana fue preponderante, el Tango tuvo un desarrollo inicial casi simultáneo con el de
las orillas del Rio de la Plata.
Sólo para ejemplificar, porque el tópico merece un estudio mas detenido
citaré la ciudad de Rosario que fue uno de los asentamientos fuertes de la
inmigración peninsular. En una nota del diario La Capital del 22 de junio
de 1903, se menciona como el Tango más antiguo, el que compusiera a
fines del siglo XIX el músico italiano José Baracco con el popularizado
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título de Agarrate Catalina. Otro maestro italiano, el profesor Pascual Romano, recibido en el Conservatorio de Nápoles y llegado al país en 1887
para dirigir óperas cómicas en el Politeama Argentina y radicado de inmediato en Rosario, compuso también un Tango primitivo con todas las de
la ley: ¡Qué flechazo!
Similares coincidencias se dieron en Córdoba donde los maestros de
música italianos Rafael Fraccasi y Alfredo Seghini fueron autores de Tangos inaugurales en los primeros años del 1900 y directores de los más renombrados conjuntos tangueros cordobeses de las primeras décadas del
siglo XX.
Cabría agregar que esta influencia se prolongó en el tiempo a través de
los hijos de la inmigración peninsular. Una simple observación sobre la
ascendencia sobre los grandes hacedores del Tango en su ya dilatada centuria de existencia, es suficiente respaldo para esta afirmación. Descendientes directos de italianos fueron Francisco Canaro, Agustín Bardi, Roberto Firpo, David Rocatagliatta, Genaro Spósito, Vicente Greco, Julio
De Caro, Osvaldo Fresedo, Carlos Di Sarli, Francisco Lomuto, Osvaldo
Pugliese, Anibal Troilo, Pascual Contursi, Homero Manzione (Manzi),
Enrique Maroni, Enrique Santos Discépolo, Lucio Demare, Juan de Dios
Filiberto, Armando J. Taggini, Mario Battistella, Mario Melfi y cientos y
cientos de creadores más que forjaron este arte singular del Rio de la Plata
llamado Tango.
Pero tambièn cientos de músicos italianos nativos en los albores tangueros, compusieron Tangos, integraron o dirigieron orquestas, hicieron arreglos o participaron de algún modo en la eclosión de ese nuevo arte, hijo
indudable de la llanura y la inmigración. El Tango, fue un puente tendido
entre la pampa y el mar.
Pero si algo faltaba era este libro que ahora nos ofrece el Profesor Nicola
De Concilio, una importante investigación sobre la influencia italiana en
el Tango, pero analizada desde la óptica peninsular como fenómeno emigratorio y de transferencia cultural.
Es un importante trabajo cuyos aportes corroboran todo cuanto he tratado de señalar en estas pocas lìneas. El tango lleva una fuerte herencia italiana, dice el Prof. De Concilio como corolario de su investigación. Y esta
herencia, me atrevo a firmar, no sòlo se verifica en la poesìa como pudiera
sugerirlo el tìtulo, sino tambien en la mùsica porque en los pentagramas
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tangueros se esconden muchas melodías nacidas en el alma melancòlica
del inmigrante y su nostalgia por el viejo Paese.
Gracias Prof. De Concilio por este libro que ostenta su prestigiosa firma.
Ricardo Ostuni
Llegada inmigrantes al Dique 4 – agosto 1912
Foto Archivo General de la Nación (Buenos Aires)
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Traduzione a cura di Nicola De Concilio
L’Argentina è un paese di immigrati. Di quell’immigrazione la componente maggiore fu italiana. Tra 1880 e 1914 entrarono nel Paese 2.022.326
immigrati provenienti da distinte regioni dell’Italia che si sommarono ai
molti che risiedevano già in loco. I primi erano venuti con Pedro Mendoza nella fallita fondazione del 1536, tra essi Leonardo Gribeo al quale una
antica tradizione raccolta da Pastor Obligado attribuisce l’aver portato da
Cagliari a Siviglia l’immagine della Vergine di Bonaria che diede nome
alla nostra città. L’entità della presenza italiana nella vita argentina fu notevole alla fine del secolo XIX e principi del XX.
Il censimento di 1895 dimostra che nella città di Buenos Aires su un
totale di 663.854 abitanti, 181.693, il 27,3% fossero italiani; 150.376, il
22,6% porteños; 121.461, il 18,1% bonaerensi; 80.352, il 12,1%, spagnoli; 46.524, il 7%, delle altre province del Paese di altre nazionalità quali:
francesi, inglesi, tedeschi, austriaci, russi, turchi, svizzeri, belgi, polacchi
ed uruguaiani.
Molti notabili argentini sentivano scorrere nelle proprie vene il sangue
meridionale, tra i più noti: Belgrano, Castelli, Alberti, Beruti.
Il Tango si è nutrito di varie fonti. Delle molte menzionate, diffido della
legittimità di alcune. Non vi è nel Tango una chiara ascendenza nera nella
sua radice musicale, forse possiamo riscontrare similitudini coreografiche
con il candombe ed altre danze africane, ma, come sostiene Horacio Salgan, nessun strumento a percussione fece mai parte delle prime formazioni negli albori del Tango.
Non ci furono maracas, tamburelli a sonagli, tamburi, bongos, tumbadoras, né grancasse. Al contrario abbondarono flauti, chitarre, violini,
arpe e più tardi il piano ed il bandoneón. Tutti strumenti europei, la maggioranza di ascendenza italica.
Senza dubbi uno degli apporti più importanti, nella costruzione del
Tango, fu determinato dalla grande ondata migratoria che confluì a Buenos Aires.
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Nel 1869 gli immigrati rappresentavano il 51,8% della popolazione della città; nel 1895 il 53% e nel 1909 il 46%. In base a tali dati si può legittimamente immaginare Buenos Aires della decade 1880 come un’urbe di
gringos. Più della metà di quegli immigrati era italiani e non sono poche le
volte in cui italiani ed orilleros si fondono nel paesaggio sociale di quegli
anni.
Il censimento della popolazione del 1895 segnalò l’esistenza di 366.000
proletari dei quali 160.000 erano immigrati: napoletani ortolani, genovesi
facchini, piemontesi muratori, calabresi pescivendoli, siciliani ciabattini e
tutta quella calda e vivace gente che si confondeva con i compadritos di
periferia, in un’amalgama nella quale ebbe notevole importanza il conventillo.
Vi è da chiedersi, senza arrossire, che eredità avrebbe avuto il Tango
privato dell’apporto dell’immigrazione italiana. Fu questa immigrazione
che contribuì a consolidarne la struttura musicale attraverso moltissimi
musicisti giunti al Paese alla fine del secolo XIX e principi del XX, con
solide conoscenze musicali, che si diedero all’interpretazione e creazione
tanguera.
Non pochi dei più famosi tanghi furono riportati sul pentagramma da
musicisti italiani con l’associazione di alcune parti, riminiscenze di canzonette e di romanze, che gli diedero quel tocco di bellezza destinato a
durare negli anni.
Si è parlato molto e si è scritto molto circa le radici del tango, citando il
candombe, la habanera, il tanguillo andaluz ed altri riferimenti meno verificabili. Ma non esistono studi seri che dimostrino per esempio l’impronta
lasciata dalla “canzonetta” nella musica di Buenos Aires. José Gobello ha
sentenziato che non se non si tiene conto del sangue italiano che scorre
nelle vene di Buenos Aires, non può comprendersi l’idiosincresia del porteño.
Questa influenza può rintracciarsi non solo a Buenos Aires bensì anche
in altre città del Paese. Lì dove l’immigrazione italiana fu preponderante,
il tango ebbe un sviluppo iniziale quasi simultaneo a quello delle rive del
Rio De La Plata.
Solo per esemplificare, poiché il tema merita un studio più accurato, citerò la città di Rosario che fu uno degli insediamenti forti dell’immigrazione italiana.
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In una nota del quotidiano La Capitale del 22 di giugno di 1903, si menziona come il Tango più antico fosse quello composto alla fine del secolo XIX dal musicista italiano José Baracco, dal popolare titolo: Agarrate
Catalina (Aggrappati Catalina). Un altro maestro italiano, il professor
Pascual Romano, titolare al Conservatorio di Napoli e giunto nel Paese
nel 1887 per dirigere opere comiche al Politeama Argentina e trasferitosi
subito dopo nella città di Rosario, compose anch’egli un tango primitivo
con tutti i crismi di legge, dal titolo: ¡Qué flechazo! (Che frecciata!).
Simili coincidenze si riscontrano a Cordova dove il maestro di musica
italiano Rafael Fraccasi ed Alfredo Seghini furono autori di tanghi delle
origini ai primi del ’900 e Direttori dei più rinomati gruppi cordobesi delle prime decadi del secolo XX.
Occorrerebbe aggiungere che questa influenza si prolungò nel tempo
attraverso i figli dell’immigrazione italiana. Una semplice osservazione
sull’ascendenza dei grandi artefici del Tango nella sua ultrasecolare esistenza, è prova sufficiente di tale affermazione. Discendenti diretti di
italiani furono Francisco Canaro, Agustín Bardi, Roberto Firpo, David
Rocatagliatta, Genaro Spósito, Vicente Greco, Julio De Caro, Osvaldo
Fresedo, Carlos Di Sarli, Francisco Lomuto, Osvaldo Pugliese, Anibal
Troilo, Pascual Contursi, Homero Manzione (Manzi), Enrique Maroni,
Enrique Santos Discépolo, Lucio Demare, Juan de Dios Filiberto, Armando J. Taggini, Mario Battistella, Mario Melfi e centinaia e centinaia di altri
creatori che forgiarono questa arte singolare del Rio De la Plata chiamato
Tango.
Però vi sono anche centinaia di musicisti italiani nati nell’età degli albori del tango che composero tanghi, fecero parte o diressero orchestre,
scrissero arrangiamenti o parteciparono in qualche modo alla evoluzione
della nuova arte, figlia senza dubbio della pianura e dell’immigrazione. Il
Tango, fu un ponte teso tra la pampa ed il mare.
Se qualcosa mancava era questo testo che ora offre il Professor Nicola
De Concilio, un’importante ricerca sull’influenza italiana nel ´Tango, ma
analizzata da un’ottica italiana come fenomeno migratorio e transculturale.
Si tratta di un importante lavoro i cui apporti confortano quanto ho tentato di segnalare in queste poche righe. Il tango reca con sé una forte eredità
italiana, dice il Prof. De Concilio come corollario alla propria ricerca.
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Questa eredità, oso affermare, non solo si determina nella poesia come
suggerisce il titolo, ma anche nella musica, perché nei pentagrammi tangueri si nascondono molte melodie nate nell’anima malinconica dell’emigrante e la sua nostalgia per il vecchio Paese.
Ricardo Ostuni
Centro Cultural Torquato Tasso, Buenos Aires aprile 2005
Foto Nicola De Concilio
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Introduzione
Più di 20 milioni di italiani furono protagonisti dalla prima metà del XIX
secolo alla seconda metà del secolo XX, del grande fenomeno dell’immigrazione. I Paesi di maggiore destinazione furono, il continente Americano, l’Australia ed i Paesi europei a forte crescita economica quali: Francia,
Belgio, Svizzera e Germania.
L’immigrazione in Argentina rappresentò però un caso singolare per
l’immigrazione italiana. Il flusso continuo iniziato prima dell’Unità d’Italia e durato ininterrottamente fino agli anni posteriori la seconda guerra mondiale, la forte incidenza demografica della collettività italiana, influenzarono i vari aspetti della vita sociale più che in ogni altro Paese di
destinazione.
Nella Letteratura argentina, nel cinema, teatro, così come in altre manifestazioni culturali che, nel periodo storico della transizione verso la modernità, consentono di indagare le strutture simboliche e narrative della
società, l’immaginario, gli schemi archetipici della sua cultura, ci si imbatte nella presenza significativa dell’elemento italiano.
Il tango, i suoi testi, la sua musica, non fanno eccezione.
Miezcla milagrosa, frutto della molteplicità di apporti culturali: dall’elemento africano (candombe), allo spagnolo (tango andaluso), creolo
(milonga) o caraibico (habanera), il tango reca tracce distintive ed inconfondibili della presenza italiana. Una linea di studi sempre più marcata,
analizza proprio attraverso il tango, esperienza simbolica ed espressiva tra
le più feconde e profondamente radicate nella comunità porteña, l’influenza notevole che la comunità immigrata italiana ebbe nella formazione dei costumi e della cultura rioplatense.
Ogni opera letteraria, così come ogni contesto narrativo, presuppone
scelte identitarie, una base discorsiva profonda nella relazione tra narratore e pubblico. Dietro i versi di un tango si cela un patrimonio di esperienze, nessi, valori negoziati o condivisi, facenti parte di un discorso comune.
Quanto più un tango è conosciuto, interpretato, inciso, tanto più è rive19
latore di mentalità, densità di valori che animano la comunità alla quale
si rivolge.
Veicolati dalla musica ed accompagnati dalla danza, i suoi versi furono
in grado di abbattere i diaframma linguistici tra le varie classi sociali, diffondere espressioni che in altri contesti non avrebbero avuto accesso. Il
lunfardo, argot creato nel secolo XIX in larga misura ad opera degli immigrati italiani dell’arrabal di Buenos Aires, da linguaggio occulto, metaforico, costruito a partire dallo scambio tra società carceraria, giovani
e mondo dei lavoratori, giunse, per mezzo del tango, i cui testi e musiche
furono in gran parte opera di autori italiani o di origine italiana, a conquistare l’intera società, diffondendo ovunque italianismi: sostantivi, verbi,
aggettivi provenienti in larga misura dall’italiano e dai suoi dialetti: ligure, piemontese, calabrese, napoletano, veneto, tra gli altri.
Jose Gobello, Presidente dell’Accademia del Lunfardo, il sociologo uruguaiano Daniel Vidart con “El tango y su mundo”, in epoca più recente
Sergio Pujol con “Las canciones del inmigrante”, Riccardo Ostuni con:
“Tango voz cortada de organito, la inmigración italiana y su influencia”,
hanno posto in evidenza il rapporto tra eredità culturale italiana e tango.
José Luis Borges, sia pure in un accezione negativa di un tango maleado
por la inmigracion, ne riconosce tale eredità.
Giovanni Meo Zilio autore di numerosi saggi sulla presenza dell’elemento linguistico italiano in iberoamerica mette in evidenza in modo chiaro
e circostanziato il forte contributo italiano nella costruzione del lessico
rioplatense.
Posizioni di tipo “purista”, difesa ideologica del criollismo, “minacciato”
dal movimento migratorio, tentarono, in passato di ridurre l’entità del
contributo della cultura dell’immigrazione, ai quali venivano opposti i
valori della tradizione autoctona. Nel mondo attuale, costituito da società
complesse, proprio la realtà argentina viene indicata ad esempio storico di
modello di integrazione culturale.
Il tango ha indubbiamente rappresentato il veicolo per eccellenza di tale
integrazione.
Lingua e dialetti italiani costituirono l’ossatura linguistica del teatro popolare argentino, del sainete, del grotesco criollo ed infine penetrarono nei
testi delle canzoni di tango. Il lunfardo ebbe la funzione di arricchire la
lingua argentina di un numero elevato di vocaboli e locuzioni. Rintraccia20
re tali strutture linguistiche, analizzare le dinamiche mentali che le hanno
generate, la funzione mediatica, comunicativa che assumono, nel contesto
di una delle manifestazioni artistiche più autenticamente popolari, quale
il tango, fornisce una preziosa chiave di lettura del quadro sociale culturale porteño, dimostrando infine perché il tango, sorto in un’area geograficamente lontana dalla nostra, sia penetrato in forma profonda e ramificata
nella cultura italiana.
L’autore
Hombres viajando en el barco. Lucas 5 años
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