206 Mar - Scherzo
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AÑO XXI - Nº 206 - Marzo 2006 - 6,30 € OPINIÓN CON NOMBRE PROPIO 2 6 Santa locura Blas Matamoro Una vida para el teclado Emili Blasco Krystian Zimerman De lo poético en música Emili Blasco 10 Galina Ustvolskaia Schumann en disco Francisco Ramos Enrique Pérez Adrián 12 AGENDA 16 ACTUALIDAD NACIONAL ACTUALIDAD INTERNACIONAL 44 60 64 Arturo Reverter 118 122 126 ENCUENTROS Irvine Arditti Leticia Martín Ruiz 132 REPORTAJE Celebraciones mozartianas en Austria Rafael Banús Irusta 136 ENTREVISTA EDUCACIÓN Deborah Voigt Pedro Sarmiento Rafael Banús Irusta JAZZ Discos del mes Pablo Sanz 140 LIBROS 142 LA GUÍA 146 SCHERZO DISCOS 65 Sumario DOSIER 113 114 CONTRAPUNTO Robert Schumann 1856-2006 Norman Lebrecht 138 152 Colaboran en este número: Javier Alfaya, Daniel Álvarez Vázquez, Julio Andrade Malde, Íñigo Arbiza, Rafael Banús Irusta, Emili Blasco, Alfredo Brotons Muñoz, José Antonio Cantón, Gabriel Carrascal, Jacobo Cortines, Giacomo Di Vitorio, Pedro Eías Mamou, José Luis Fernández, Fernando Fraga, Joaquín García, José Luis García del Busto, Manuel García Franco, José Antonio García García, Mario Gerteis, José Guerrero Martín, Fernando Herrero, Bernd Hoppe, Enrique Igoa, Paul Korenhof, Norman Lebrecht, Fiona Maddocks, Santiago Martín Bermúdez, Leticia Martín Ruiz, Joaquín Martín de Sagarmínaga, Enrique Martínez Miura, Aurelio Martínez Seco, Blas Matamoro, Erna Metdepenninghen, Antonio Muñoz Molina, Miguel Ángel Nepomuceno, Rafael Ortega Basagoiti, Javier Palacio Tauste, Josep Pascual, Enrique Pérez Adrián, Javier Pérez Senz, Aurelia Pesarrodona, Paolo Petazzi, Francisco Ramos, Arturo Reverter, Leopoldo Rojas O’Donnell, Ignacio Sánchez Quirós, Pablo Sanz, Pedro Sarmiento, Bruno Serrou, Franco Soda, José Luis Téllez, Asier Vallejo Ugarte, Claire Vaquero Williams, Pablo J. Vayón, José Luis Vidal, Albert Vilardell, Carlos Vílchez Negrín, Ruth Zauner. Traducciones: Rafael Banús Irusta (alemán) - Enrique Martínez Miura (italiano) - Barbara McShane (inglés) - Juan Manuel Viana (francés) Impreso en papel 100% libre de cloro PRECIO DE LA SUSCRIPCIÓN: por un año (11 Números) España (incluido Canarias) 63 €. Europa: 98 €. EE.UU y Canadá 112 €. Méjico, América Central y del Sur 118 €. Publicación subvencionada por: Esta revista es miembro de ARCE, Asociación de Revistas Culturales de España, y de CEDRO, Centro Español de Derechos Reprográficos. SCHERZO es una publicación de carácter plural y no pertenece ni está adscrita a ningún organismo público ni privado. La dirección respeta la libertad de expresión de sus colaboradores. Los textos firmados son de exclusiva responsabilidad de los firmantes, no siendo por tanto opinión oficial de la revista. 1 OPINIÓN OPINIÓN EDITORIAL 2 ¿UN RESPIRO PARA EL DISCO CLÁSICO? L a celebración del MIDEM pone cada año sobre la mesa de los profesionales, y por tanto sobre el futuro del sector de la música y de los aficionados, las cuestiones más candentes, las que más preocupan a las empresas del ramo. De un tiempo a esta parte ha sido el acceso a la música a través de internet y lo que lleva aparejado —de los derechos de autor a los beneficios que por ello deja de percibir la industria— la gran estrella. Este año la parte del león se la ha llevado la posible disponibilidad de grabaciones a través del teléfono móvil, un negocio que involucra a las grandes operadoras que han debido abonar enormes sumas para actuar en ese medio y a las multinacionales que copan el mercado de las novedades en el terreno de lo que llamamos hoy música popular. La cifra de negocios de la música servida al margen del disco —un sesenta por ciento del total a través de internet y un cuarenta por ciento vía teléfono móvil— se ha triplicado en el pasado año y para 2010 se estima que supondrá el veinticinco por ciento del total del negocio del mundo de la música. Ya nadie ignora esta realidad y las sociedades gestoras de derechos, las discográficas y las operadoras trabajan en la dirección de obtener unas ganancias que hoy se escapan. En el terreno de la música clásica, que es el que nos interesa, el MIDEM ha revelado que el sector ha crecido, débil pero notablemente, a lo largo del pasado año. Al pesimismo de otras ediciones le ha sustituido un optimismo moderado en productores, editores y distribuidores que, sin embargo, son plenamente conscientes de que el futuro y sus recursos ilimitados espera una respuesta. Las razones del repunte son varias y afectan a todos. Las grandes multinacionales que, a pesar de sus autolimitaciones han seguido apostando por el clásico lo han hecho a través de esos valores seguros que garantizan grandes ventas y permiten otras menores. Por eso podemos sonreír ante determinados éxitos que nos parecen pura música básica para aficionados sin pretensiones, pero son ellos, muchas veces, los que permiten otras inversiones. De otra parte, la irrupción de pequeñas firmas independientes, centradas en repertorios que unen la moda —el caso de la llamada música antigua es paradigmático, como puede serlo el de la estrictamente contemporánea— con el descubrimiento, han sabido hacerse un lugar al sol, conseguir la fidelización de sus clientes y presentar unos resultados que les animan a proseguir. Otras iniciativas, como las de las orquestas que han creado sus propios sellos y venden sus grabaciones a precios baratos, se añaden a este aparente resurgir. Los aficionados al clásico suelen ser gentes que por lo general aprecian el disco como objeto y lo coleccionan, además de que, al menos las generaciones menos jóvenes, parecen tener cierto miedo a la técnica internáutica. Llevamos años hablando de crisis en la industria discográfica pero cada vez llegan más discos a las revistas especializadas y el espacio de que disponen para la crítica se hace insuficiente ante la avalancha. No conviene, de todos modos, dormirse en estos laureles levemente reverdecidos. La industria deberá convivir, por ejemplo, con el desarrollo de los medios de reproducción y la posibilidad que ofrecen de acceder gratuitamente a conciertos emitidos por las emisoras de radio y almacenables con las mejores garantías técnicas. El disco clásico parece estar ganándose un necesario respiro pero no conviene que olvide que habrá de convivir con otras tecnologías imparables —y dispuestas a arrebatarle su papel de soporte principal para la música reproducida— a las que ignorar puede suponer un suicidio a fecha fija. Sólo ofreciendo un valor añadido en presentación, posibilidades de acceso a la información inmediata y precio competitivo lo que hoy parece una esperanza podrá convertirse en una realidad. OPINIÓN La música extremada UN DEDO DE MÁS Rafa Martín Diseño de portada Argonauta Foto portada: Deutsche Grammophon Edita: SCHERZO EDITORIAL S.L. C/Cartagena, 10. 1º C 28028 MADRID Teléfono: 913 567 622 FAX: 917 261 864 Internet: www.scherzo.es E mail: Redacción: [email protected] Administración: [email protected] Presidente Santiago Martín Bermúdez REVISTA DE MÚSICA Director Luis Suñén Redactor Jefe Enrique Martínez Miura Edición Arantza Quintanilla Maquetación Iván Pascual Fotografía Rafa Martín Secciones Discos: Juan Manuel Viana Educación: Pedro Sarmiento Libros: Enrique Martínez Miura Página Web Iván Pascual Consejo de Dirección Javier Alfaya, Manuel García Franco, Santiago Martín Bermúdez, Enrique Pérez Adrián, Pablo Queipo de Llano Ocaña y Arturo Reverter Departamento Económico José Antonio Andújar Departamento de publicidad Cristina García-Ramos (coordinación) [email protected] Magdalena Manzanares [email protected] DOBLE ESPACIO S.A. [email protected] Relaciones externas Barbara McShane Suscripciones y distribución Alicia Andújar [email protected] Colaboradores Cristina García-Ramos Impresión GRUPO MARTE S.A. Depósito Legal: M-41822-1985 ISSN: 0213-4802 © Scherzo Editorial S.L. Reservados todos los derechos. Se prohíbe la reproducción total o parcial por ningún medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopias, grabados, o cualquier otro sistema, de los artículos aparecidos en esta publicación sin la autorización expresa por escrito del titular del Copyright. n el Auditorio de la Biblioteca Pública de Nueva York Alfred Brendel recita sus poemas, habla del humor en la música, de los juegos de palabras en Shakespeare, de las canciones de cabaret berlinés que su madre le cantaba de niño, se levanta y de pronto parece perdido, con sus gafas recias y su aire general de profesor Tornasol, se sienta al piano para citar una broma musical en una sonata de Haydn, vuelve a ponerse de pie, como asombrado todavía de que le aplaudan por tocar, se sienta de nuevo frente a mi amigo Paul Holdengräber, director de programas de la biblioteca, que es el encargado de guiar esta conversación pública, y que le pregunta ahora por otra de sus aficiones insospechadas y eruditas, las viñetas cómicas de Gary Larson, en las que resulta que Brendel también es una autoridad. A la orilla del mar —cuenta Brendel con la cara seria de quien apenas puede contener la risa, en su inglés de recias consonantes centroeuropeas— un hombre y una mujer, cargados con maletas y bolsas, como de volver de viaje, miran al horizonte con cara de asombro, y uno de los dos dice: “Nuestra casa ha desaparecido; la Atlántida entera ha desaparecido”. Brendel ríe echándose hacia atrás, los ojos pequeños muy brillantes tras los cristales de las gafas, pero un instante después, casi con la misma expresión de broma, está diciendo cosas muy serias: dice que la diferencia entre un ensayo y un poema es que el ensayo lo escribe uno, mientras que el poema le dicta a uno lo que ha de decir, y recuerda cómo escribió One finger too many, el poema sobre el pianista que tiene un dedo de más, un dedo dadaísta que asoma por detrás entre los faldones de su frac en la sala de concierto para señalar hacia una señorita muy atractiva del público o para avergonzar al pelmazo que tose demasiado, entre otras habilidades. Recuerda cómo lo escribió: adormilado, sobre una servilleta, en un hotel E de Japón, con el cansancio de los viajes interminables y el aturdimiento del jetlag. Ése es el dedo extra que en él mismo apunta como aguja de brújula hacia tantas aficiones e intereses diversos que están más allá de la música pero que acaban contenidos en ella, en su aproximación peculiar al piano, del que dice que es un receptáculo de muchas cosas más que las partituras compuestas específicamente para él. En el piano caben todos los colores de la orquesta y todos los metales y las melodías de la voz humana: Brendel recuerda la transcripción para piano que hizo Liszt de la partitura orquestal más cromática que existe, dice, Tristán e Isolda, y a uno le gustaría que se sentara a tocarla, pero un momento después ya está hablando de la intuición vocal de Haydn, que es un músico en el que no hay sombras ni demonios, o de la de Mozart, en quien la claridad y la sombra son igualmente poderosas. Hay intérpretes que quieren imponerse al compositor y a la obra: él prefiere que sean el compositor y la obra los que le dictan cómo ha de tocar. Uno piensa, mirándolo sonreír, algo incómodo delante del público, sin la protección del piano, con las piernas cruzadas y las manos sobre las rodillas, en la transparencia suprema de sus interpretaciones, en el modo en que hace que una sonata de Haydn o de Mozart parezcan a la vez intensamente destiladas por la experiencia y el estudio y tan nuevas como si acabaran de componerse, como si estuvieran naciendo en el momento en que sus manos las tocan, con una ligereza inmune a la pompa y limpia de rutina. Entonces Paul cambia de tercio y le pregunta qué le parece la música de su hija, que se dedica al rock and roll, y Brendel responde con la cara seria y un brillo de burla en los ojos: “Me parece muy bien, mientras no la toque en mi casa...”. Antonio Muñoz Molina 3 OPINIÓN Prismas SOBRE EL INFIERNO A gradezco mucho a un amable lector que me comunica que el libro de Robert Antelme al que me refería el mes pasado, L’espece humaine, ha sido traducido al castellano hace poco. Le doy las gracias no sólo por esa información sino por leerme y por compartir conmigo la emoción de un libro extraordinario, una de esas obras necesarias que nunca figurarán en las páginas de los manuales de historia de la literatura pero que, con el paso de los años, nos importan infinitamente más que otras, a lo mejor llenas de pretenciosas preciosidades, que se sumen en el olvido y que mueren con el paso del tiempo. Antelme dejó un testimonio terrible de lo que ocurrió en Europa en los años cuarenta. Para quien esté interesado en saber de ese hombre algo más que lo que aparece en ese libro extraordinario le recomiendo la biografía de Laure Adler Marguerite Duras (Collection Folio, Gallimard), sobre la extraordinaria escritora francesa de la que Antelme fue uno de los grandes amores (traducción castellana de Thomas Kauf; Barce- 4 lona, Anagrama, 2000). Mientras pensaba en escribir esta nota se me ocurrió hojear la biografía de Primo Levi de Myriam Anissimov, publicada en castellano por Editorial Complutense, en la que hay también alguna referencia a la música clásica y que, naturalmente, se centra en el mundo espantoso del Holocausto. Vivimos una época en la que cada vez es más necesario humanizar nuestra vida cotidiana porque lo que nos rodea está girando hacia la más brutal inhumanidad. La música, la gran música, no la compuesta para la enajenación personal y colectiva, si la escuchamos como se debe escuchar, es el arte que más nos devuelve a nuestras raíces como seres humanos. Y estas palabras no son una deriva sentimental, una retórica insistencia en la romántica “sublimidad” de la música. Pretenden ser algo más serio e infinitamente más humilde: un intento por recordar que nada es irreversible, que los crímenes de antaño se pueden repetir hoy y que de hecho la Humanidad parece haber entrado de nuevo en uno de esos túneles oscuros en los que todo es posible. La música, querámoslo o no, aviva nuestra memoria, al igual que lo hace la mejor poesía, y nos devuelve a ese momento anterior de nuestra existencia, cuando todavía la rutina de vivir no nos había acabado de insensibilizar ante la miseria y la injusticia. Nada más. Me despido y de nuevo muchas gracias por la información sobre el libro de Antelme. Javier Alfaya OPINIÓN Música reservata QUE TRATA DE ESPAÑA úsica de lo simple y música de lo complejo. Una gran densidad de acontecimientos y una gran densidad de ideas a partir de una sola nota: Latidos, de Luis de Pablo. Alrededor de quince minutos sobre un re como material casi único descompuesto en una multiplicidad pulsante que diverge hacia tempi heterogéneos: complejidad en la superposición de tiempos enfrentados (una insinuación anterior: el arranque de L’heure espagnole). Angustia de la carencia de un tiempo único, de un sistema de referencia absoluto, vértigo de ese espacio disociado en tantos espacios (Ligeti: Poème symphonique pour 100 métronomes). La complejidad como difracción de lo simple: el laberinto de espejos de The Lady from Shangai (pero también la indiscernible multiplicidad de tiempos y de puntos de vista en L’anée dernière à Marienbad). M *** Ciertos compositores actuales han comenzado a escribir piezas para grupos de instrumentos “históricos” (entre nosotros, David del Puerto: Comedia). El contrasentido es sólo aparente: esta clase de fuentes sonoras ha desarrollado en las últimas décadas unas formas de la sensibilidad musical que ya están sólidamente implantadas. Es lógico que esta clase de instrumentos (cuya construcción es en buena medida fruto de refinadas técnicas modernas) comiencen a provocar la composición de obras del presente, en lenguaje presente: debiera ser factible rescatar para el arte de hoy a los grupos historicistas, puesto que ellos se han apropiado del barroco (las orquestas convencionales han dejado de tocar a Bach, Haendel, Telemann, Vivaldi o sus contemporáneos: dado que tampoco tocan música de la segunda mitad del s. XX, el empobrecimiento de su repertorio es todavía más acusado). El historicismo como vanguardia: paradoja de un tiempo en que la ideología ha concluido por devorarlo todo, quizá de modo irreversible (ideología: en sentido marxista, representación engañosa de la realidad. Aquí: mito de la autenticidad). *** ¿Por qué no se desarrolló una forma de género chico experimental, surreal y crítico que recogiese tanto la tradición francesa del café cantante como la del sainete lírico autóctono? Los músicos del 27 estaban orientados estéticamente hacia París: ¿era realmente impracticable que una literatura como la de Ramón Gómez de la Serna (pero también la de las Cinco farsas breves de Lorca) hubiese podido confluir con una música más o menos vanguardista para generar obras breves e incisivas, como Le gendarme incompris o Hin und Zurück? Quizá haya que responder que sí, de recordar el desdichado asunto de Charlot, de Salvador Bacarisse. La vida de la República fue efí- mera y la irrupción de la modernidad en la música demasiado reciente pero ¿solamente eso explica que una tradición de tal pujanza como la de la zarzuela breve no se revitalizase desde una óptica no casticista que, conservando su raíz popular, pudiese también dar cuenta de la evolución de los lenguajes y la transformación de los referentes? ¿No intervendrá también esa obsesión de seriedad y trascendencia tan arraigada en el arte español? *** Oído en la radio el día de la conmemoración cervantina: “un vihuelista interpretará música de Mudarra mientras María Kodama lee Pierre Ménard, autor de El Quijote”. La música interfiriendo con la literatura, la palabra robando el primer término a la música. Esta obvia contradicción entre dos códigos pareciera justificarse por la similitud aparente de sus articulaciones, pero el hecho de superponerlos solamente actúa en demérito de ambos. Sin embargo, esto es lo que, al parecer, el pensamiento dominante establece como quintaesencia del buen gusto: las sublimes palabras empañando la sublime música y, a la vez, desdibujándose de ella. Reivindicar la nitidez de la enunciación es, también, ir a contramano de la ideología. La claridad como subversión. *** Escuchando la música de Remacha, Blancafort, Rodolfo y Ernesto Halffter, Samper, Pittaluga y la mayor parte de los autores de la Generación del 27, se hace evidente que, de no haber triunfado la insurrección fascista, la música española hubiera seguido el camino de París, el camino cubista y neoclásico (léase antirromántico: la realidad es que Falla es un músico francés) y no el de Viena, expresionista y postromántico. Es decir, el que siguió la Generación del 51 un cuarto de siglo más tarde: el de Darmstadt, cuyas raíces últimas, si bien no eran expresionistas (Boulez escribe Schoenberg est mort en 1952), situaban la figura de Schoenberg como su última referencia. Todavía, si escuchamos ciertas obras muy tempranas de autores de Música Abierta o del Grupo Nueva Música, las influencias predominantes son Bartók y Stravinski, no la Escuela de Viena: la referencia de Les Six era determinante en los dos Grupos de Los Ocho (el barcelonés y el madrileño) y algo de ese poso parecía estar fresco aún en los años cincuenta. Para recuperar el tiempo, los compositores españoles tomaron un derrotero que no hubiera debido ser el suyo: no les cabía otra solución. Son sus discípulos los que parecen avistar un paisaje que ya no está obligatoriamente germanizado: el fascismo bloqueó no ya un tiempo, sino también una geografía. José Luis Téllez 5 CON NOMBRE PROPIO PROPIO CON NOMBRE El artista selecto, el poeta analítico 6 KRYSTIAN ZIMERMAN “La carrera de este joven pianista está todavía en sus comienzos y tendremos que aguardar nuevas grabaciones (Zimerman es artista exclusivo de Deutsche Grammophon) para conocer sus preferencias musicales y cuál será su auténtico lugar entre los pianistas de la joven generación, así como qué caminos recorrerá su evolución futura”. sí rezaba el reverso de uno de los primeros discos que el joven músico realizara por aquel 1977, su segundo LP, pues el primero era el grabado en vivo del Concurso Chopin de Varsovia), dos años después de conquistar la gloria con tan sólo 19 años. En dicho disco (por cierto, pieza de coleccionista en la actualidad, es prácticamente imposible hacerse con él) se incluían diversas obras de Chopin, entre las que encontramos Mazurcas, la Gran Polonesa y Andante Spianato, algún Estudio, Vals, y el Scherzo nº 4. Hoy en día podemos afirmar sin ninguna duda que Zimerman es uno de esos contados artistas para quien lo más importante es la sinceridad creadora, la honestidad y hacer música por necesidad. Su firmeza y convicción le mantienen lejos de los circuitos que explotan a las grandes estrellas del teclado; trabaja su repertorio con detenimiento y minuciosidad para después ofrecer unas interpretaciones vivas y comunicativas, cuidadísimas, aspirantes de trascendencia. El buen hacer de este músico hereda sin duda las grandes tradiciones del teclado en Polonia, varias generaciones de pianistas como Paderewski, Von Rosenthal, Godowski y Rubinstein, quien como veremos más adelante influye decisivamente en su carrera. Observemos un poco su trayectoria. Nace en 1956 y su infancia transcurre en su Polonia natal, estando las primeras lecciones de piano a cargo de su padre, para pasar después a manos de Andrzej Jasinski en la Academia de Música de Katowice. En 1975, con 19 años, y después de haber acabado sus estudios, obtiene, siendo el más joven entre 118 participantes de 30 países diferentes, el primer premio, la medalla de oro y otros premios especiales del Concurso Internacional Chopin de Varsovia (Concurso fundado en 1927 y considerado uno de los más importantes del mundo). Este hecho catapulta a un jovencísimo Zimerman (aunque ya había actuado en Polonia y en el extranjero tras ganar otros concursos) A al primer lugar en los circuitos musicales internacionales, debutando sólo unos meses después en Europa Occidental con conciertos en Alemania, Holanda, Bélgica, Italia, Noruega y Suecia e inaugurando una de las ediciones del Concurso Bartók-Liszt de Budapest. Encuentro con Rubinstein No obstante y a pesar de toda la gloria de sus éxitos clamorosos anteriores, lo que para Zimerman supone realmente un antes y un después en su trayectoria vital y artística es el encuentro en París, a finales de 1976, con el célebre Artur Rubinstein, hecho decisivo — según revelaría posteriormente el propio Zimerman— en la transformación de su visión de la música, en un momento en que comienzan a extenderse sus actuaciones a todo lo largo y ancho del mundo. Zimerman afianza su personalidad extraordinaria, que le ha convertido en uno de los pianistas más sensatos hasta hoy día. Sensatez producida por su lúcido y noble comportamiento en el mundo que vivimos, en el que la mayoría de las veces lo que impera son los contratos, la publicidad, y tocar mucho (tantas veces sin tener en cuenta los resultados desde la vertiente artística). Él, a diferencia de tantos y tantos, prefiere racionarse, alrededor de 50 actuaciones al año lo avalan, trabajar con el instrumento, y nunca ofrecer un programa si no está digerido e interiorizado perfectamente. Esto es clave y diferenciador en sus trabajos, ya sean conciertos en vivo o grabaciones. Zimerman se ha mantenido al margen de los grandes “molinos” que van rodando y rodando sin fin, en el que decenas de intérpretes van dando vueltas, ofreciendo interpretación tras interpretación, muy a menudo sin aportar algo nuevo. El mismo Michelangeli ya apuntaba los “peligros” de tanto concierto, pudiendo faltar en ellos la brizna de lo auténtico, el sentido de lo espontáneo, lo coherente y artístico. Este fue otro gran pianista reacio a toda esta especie de consu- CON NOMBRE PROPIO KRYSTIAN ZIMERMAN Hiromichi Yamamoto / DG mismo de la música, al que la mayoría de los músicos no dudan en someterse (digámoslo de otra manera, no pueden abstraerse…) con tal de obtener conciertos, discos y… —¿por qué no decirlo?— fama. La firmeza ético-artística de Zimerman, unida a un sentido común no habitual lo convierten en un músico de alto nivel comunicativo, siempre con algo especial que ofrecer, como resultado, claro está, de un empedernido y largo estudio de las partituras, bien interiorizadas siempre. Volvamos a 1980. En esos años el pianista se toma un corto “retiro” de sus actividades concertísticas para estudiar partituras, y ofrece inmediatamente después dos conciertos memorables con Herbert von Karajan, en uno de los cuales se incluía el Concierto de Schumann, tras el que el mismísimo Karajan no tuvo reparos en elogiarle públicamente. Zimerman, a partir de entonces, frecuenta las mejores orquestas: Filarmónica de Nueva York o de Múnich, Sinfónica de Boston (su grabación con esta orquesta y dirección de Seiji Ozawa de los Conciertos de Liszt fue reconocida internacionalmente con la concesión del International Critic Award), Sinfónica de Londres, Philharmonia de Londres, Real Orquesta Filarmónica, Orquesta Nacional de Francia, Orquesta Sinfónica de la Scala de Milán, Orquesta Philharmonia de Nueva Cork, por citar las más importantes, trabajando con algunos de los directores más reputados: Barenboim, Previn, Mehta, Davies, Ashkenazi... Por razones de espacio y de una cierta lógica (sólo cierta, ya que absolutamente todos sus trabajos son extraordinarios y de una madurez exquisita) nos centraremos un poco en su aplaudido Chopin. 7 CON NOMBRE PROPIO KRYSTIAN ZIMERMAN Las interpretaciones de Chopin 8 Zimerman, como polaco, entiende las partituras de Chopin con un refinamiento sobrio, con una solidez superior que es fruto del trabajo y de una inteligencia interpretativa que sabe equilibrar lo racional con lo intuitivo. Su Chopin se distingue, entre otros factores, por una concepción del sonido excepcional, cuidado extremadamente al más mínimo detalle: nitidez y calidad asombrosas que se corresponden con un fraseo natural que narra la música como algo muy evidente. Sus interpretaciones chopinianas son equilibradas, próximas al oyente, dotadas de aquello que las convierte en personales: sugieren aquello de imposible traducción al lenguaje de las palabras. Las grabaciones más importantes de Zimerman que ha dedicado a los conciertos de Chopin son dos: la primera, que data de 1979 con la Filarmónica de Los Angeles y Carlo Maria Giulini como director, y la segunda y más reciente (puesto que data de 1999) con la Polish Festival Orchestra. Si bien ambas son de factura bellísima, muy esmeradas, humildemente creemos que se diferencian a favor de la segunda enumerada. La versión con Giulini es extraordinaria, increíble por su concepción y su belleza sonora. Giulini aporta a Zimerman la madurez (innecesaria de todas formas, ya que el sorprendentemente precoz músico parecía no necesitarla ya en aquel entonces) en estos registros que se destacan expresamente por su absoluto control tanto técnico como expresivo. Un pequeño detalle: el virtuosismo de Zimerman, ya desde entonces, se rinde a la música, se brinda al servicio de ella. Su brillantez no riñe con lo cálido. La combinación resultante de entre los dos artistas produjo en aquel entonces unas versiones decididamente referenciales, de una gran poesía sonora. La segunda versión es otra cosa. Zimerman escoge en 1999 a un conjunto de músicos de alto nivel de entre 25 y 35 años para su proyecto, y para eso acude a su patria, ya que cree que ellos deberán entender el espíritu chopiniano mejor que nadie… y así parece, si juzgamos los resultados. Los selecciona detenidamente y se pone a trabajar. ¿El efecto? Unas versiones per- sonalísimas de los Conciertos de Chopin, hechas con vocación y fervor románticos. Zimerman, a diferencia del anterior registro, se muestra totalmente libre de prejuicios, e interpreta muy intuitivamente las obras, dejándose llevar a menudo. Su pulcro e interesante sonido aún parece más trabajado aquí: enormes sutilezas en la paleta sonora que se complementan con unos cambios de tempi y un fraseo que parecen ser necesarios a la música. Zimerman no se anda con rodeos con su última grabación de estos conciertos. La orquesta, dirigida por él mismo aporta riqueza a la grabación. Sobra decir que la calidad de todos los integrantes es asimismo excelente. El toque de Krystian Zimerman se caracteriza por su retórica: fina, intuitiva, como ya se ha dicho, mas no sentimental. El romanticismo del pianista no tiene nada que ver con el de los grandes salones, sino que su manera de entender el arte sonoro se basa en un equilibrio entre mente y corazón; su enfoque artístico es inteligente y eficaz. Fiel y firme en sus convicciones, escoge a los alumnos haciendo una gran selección, siendo verdaderamente muy pocos los que tienen la oportunidad de poder estudiar con él. Zimerman es igualmente parco a la hora de hacer grabaciones, pudiéndose contar casi de memoria las que ha hecho (otro tema es el de la distribución de ellas, incomprensiblemente escasa en España; ciertamente la mayoría casi de imposible compra en nuestras tiendas). Witold Lutoslawski (1913-1994) compone especialmente para él y le dedica su Concierto para piano, estrenado por el solista en la edición del año 1988 del Festival de Salzburgo en una actuación memorable con la Orquesta Sinfónica de la ORF dirigida por el mismo Lutoslawski y con la presencia de Anne-Sophie Mutter en la otra parte del concierto; obra grabada con la orquesta de la BBC en el mes de noviembre del año siguiente, y que es un registro de gran valor, ya que además el compositor dirigía la orquesta. Zimerman siente este concierto como muy suyo, tal y como se percibe en dicha grabación, perfilándose como uno de sus más férreos defensores. El pianista se siente cómodo en el lenguaje de Lutoslawski, interpretando con rigor científico y con su característico sonido. El que suscribe estas líneas cree de justicia (aunque deberían ser muchos más, por cuestiones de espacio nos ceñimos) nombrar el disco que protagoniza junto a Pierre Boulez en 1998, dedicado enteramente a los conciertos de Ravel, y en el que también se incluyen los Valses nobles et sentimentales. Estas excepcionales versiones, son sin lugar a dudas de las mejores que jamás se hayan hecho. Zimerman sorprende una vez más tanto por la concepción de las obras, como por la calidad en ellas empleada. Como tampoco dudamos que este gran pianista, Krystian Zimerman, ocupa ya y desde siempre, por méritos propios, un lugar en el Olimpo musical. Emili Blasco DISCOGRAFÍA SELECCIONADA BEETHOVEN: Conciertos nºs 1-5. LEONARD BERNSTEIN. 3CD DG 435 467. (1992). BRAHMS: Concierto nº 1. SIMON RATTLE. DG 002894775413 (2003-2004). Crítica en pagina 80 — Concierto nº 1. LEONARD BERNSTEIN. DG 413 472 (1984). — Concierto nº 2. LEONARD BERNSTEIN. DG 415 359. (1985). — Sonatas. Baladas. Scherzo. 2CD DG 423 401. (1988). CHOPIN: Baladas. Fantasía. Barcarola. Deutsche Grammophon 423 090 (1988). — Conciertos. 2 CD DG 459 684. (1999) DEBUSSY: Préludes. 2 CD DG 435 773. (1994). LISZT: Conciertos, Totentanz. SEIJI OZAWA. DG 423 571. (1988). — Sonata. Piezas varias. DG 431 780. (1991). LUTOSLAWSKI: Concierto para piano. LUTOSLAWSKI. DG 431 664. (1992). RACHMANINOV: Conciertos nºs 1-2. SEIJI OZAWA. DG 459 643. (2003). RAVEL: Conciertos. PIERRE BOULEZ. DG 449 213. (1998). SCHUBERT: Impromptus. DG 423 612 (1991). II temporada de X grandes conciertos de PRIMAVERA http://www.auditoriozaragoza.com febrero2006junio AUDITORIO PALACIO DE CONGRESOS ZARAGOZA SALA MOZART •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• MIRELLA FRENI PAOLA MOLINARI, PIANO ÚNICO RECITAL EN ESPAÑA AUDITORIO DE ZARAGOZA SÁBADO 8 DE ABRIL • 20,15 HORAS PRECIOS: Plateas: 60 €* • Anfiteatros: 50 €* • Escenario: 40 €* • Coro: 30 €* * Reducción del 50% para socios de la Sociedad Filarmónica de Zaragoza, poseedores de cualquiera de los abonos emitidos por el Auditorio de Zaragoza, Carnet Joven y alumnos de Conservatorios y Escuelas de Música reconocidas. CON NOMBRE PROPIO GALINA USTVOLSKAIA La compositora del estilo austero GALINA USTVOLSKAIA l arte de Galina Ustvolskaia se empapa del silencio que sigue al retumbar de las campanas, el silencio inmenso de la estepa. Cada una de las tres Composition de Galina Ustvolskaia, la compositora nacida en 1919 en San Petersburgo, antigua alumna de Shostakovich (sobre el que ejerciera una poderosa influencia: sin las formidables y concisas piezas de cámara de la compositora, como Gran Dueto, Duet o las Sonatas para piano, no se entenderían bien muchas de las piezas del autor de Lady Macbeth), porta un texto religioso (Dona nobis pacem, Dies iræ, Benedictus qui venit) y en cada una de estas Composition (como también sucede en las austeras Sinfonías nºs 15, escritas entre 1979 y 1990), escuchamos una catedral de sonidos. El estilo de Ustvolskaia, depurado hasta extremos de gran radicalidad, se alza aquí como una sucesión implacable de pulsaciones y fortísimos estallidos polirrítmicos. Tras el tono declamatorio, lapidario, expresado por tuba, piano y percusiones, se observa una lucha interior al borde del paroxismo, una mirada atrozmente desesperanzada sobre el ser humano. El conocimiento de la obra de Ustvolskaia en estos últimos tiempos se debe en buena parte al medio discográfico. Sólo a partir de la grabación de sus obras en pequeños sellos y, sobre todo, en Philips, de la mano del Schoenberg Ensemble, el nombre de Galina Ustvolskaia ha venido ocupando con cierta regularidad un puesto en los programas. En la gran eclosión de grabaciones fonográficas que se da a mediados de los años noventa, enfocadas en parte a dar a conocer nombres poco transitados de la modernidad, figura un ramillete de registros dedicados a mostrar el arte austero de esta compositora que durante décadas ha permanecido aislada de manera drástica, casi dolorosa, del mundo musical. A partir de ese reconocimiento, muchas de sus obras se han interpretado en espacios consagrados al culto religioso, siguiendo fielmente el mandato expreso de Ustvolskaia, pero, finalmente, los promotores de conciertos decidieron, con buen criterio, incluir estas obras con normalidad en los grandes auditorios. Un poco como Scelsi, Ustvolskaia ha permanecido apartada de la sociedad musical, ene- 10 Archiv Sikorski E Madrid. Auditorio Nacional. Musicadhoy. 2-III-2006. Markus Hinterhäuser, piano. Ustvolskaia, Sonatas. miga de fotografías y entrevistas; por eso fue un pequeño acontecimiento que la revista inglesa Tempo publicara, en 1997, un breve reportaje en donde la compositora, sorprendida del repentino éxito que su música había cobrado en Occidente, mostraba a la cámara por primera vez las modestas dimensiones de su vivienda petersburguesa en la que vivía con su marido. Ahí, confesaba que hubo de rechazar a Shostakovich cuando éste la pidió en matrimonio. Ciertamente, la dureza que se observa en las últimas piezas de cámara y vocales del autor de la Sinfonía “Leningrado”, es muy posible que se deba al influjo de Ustvolskaia. Por todo ello, el concierto que ofrece Markus Hinterhäuser en el ciclo Musicadhoy, con las obras para piano de Ustvolskaia, ha de verse como una cita importante. Se trata de recuperar el arte de alguien que ha quedado al margen de los vaivenes del lenguaje musical en la segunda mitad del siglo XX y que ha forjado una escritura propia. De ahí que su música dé la sensación de atemporal, de pertenecer a un mundo aislado y secreto, pero que lleva dentro el desgarro de quien conoce a fondo las miserias del hombre de su tiempo. En esta ascesis que practica Ustvolskaia hay que ver más de una conexión con la austeridad de líneas y el ahondamiento en el sufrimiento humano que han expresado recientemente dos cineastas rusos: Zviagintsev en El regreso y Sokurov en Madre e hijo. Es un tipo de autores especialmente dotados para expresar en su obra el dolor a través de un arte noble y grande. Francisco Ramos DISCOGRAFÍA SELECCIONADA Composition I-III. SCHOENBERG ENSEMBLE. Director: REINBERT DE LEEUW. Philips 442 532-2. 12 Preludes. Grand Duet. Composition I. MARIANNE SCHRÖDER, piano; ROHAM DE SARAM, violonchelo; FELIX RENGGLI, flauta; DAVID LE CLAIR, tuba. Hat Art 6130. Octeto. Composition III. Sinfonía nº 5. LONDON MUSICI. LONDON MUSIC QUARTET. KATHRYN STOTT, piano. Conifer CDCF 194. Duet. REINBERT DE LEEUW, piano; VERA BETHS, violín. Hat Art 6115. Sonatas para piano nºs 1-6. OLEG MALOV, piano. Megadisc MDC 7876. Sinfonía nº 4. Trío con clarinete. BARTON WORKSHOP. Director: JAMES FULKERSON. Etcetera KTC 1170. AGENDA AGENDA Grandes Intérpretes SILENCIOS Y SONIDOS eif-Ove Andsnes regresa al ciclo de Grandes Intérpretes, que organiza la Fundación Scherzo y cuenta con el patrocinio de El País, y lo hace con un programa sumamente atractivo y variado. El pianista noruego, que hizo su presentación dentro de la serie madrileña el año 2001, recordará el aniversario de Schumann con las infrecuentes Cuatro piezas op. 32, y unirá dos grandes sonatas terminales, la D. 958 de Schubert y la nº 31 de Beethoven. Pero lo más atípico de la propuesta radica en Sombras del silencio del compositor danés Bent Sørensen, una página que el propio Andsnes estrenase en Londres en enero de 2005. L Simon Fowler Madrid. Auditorio Nacional. 21-III-2006. Leif-Ove Andsnes, piano. Obras de Schumann, Schubert, Sørensen y Beethoven. Nuevo grupo ENSEMBLE MADRID-BERLÍN: TRABAJAR JUNTOS mblema de la Sociedad Filarmónica MadridBerlín, el conjunto instrumental que lleva su nombre se presenta estos días en la capital dentro del ciclo de la Universidad Politécnica. El Ensemble Madrid-Berlín se fundó en 2005 y está compuesto por miembros de la Orquesta Filarmónica de Berlín, la Orquesta Sinfónica de RTVE, la Orquesta Sinfónica de Madrid y Factum Cámara. Para su concierto madrileño, que repetirá en Berlín tres días después, el grupo, que estará dirigido por Michael Hasel —flauta de la Filarmónica de Berlín— interpretará la Serenade de Françaix, el Concierto para trombón bajo de Schnyder —con Stefan Schulz, solista de la OFB como protagonista principal— y la Gran Partita de E 12 Michael Hasel Mozart. La próxima temporada, el Ensemble Madrid-Berlín, que está patrocinado por Accenture, ofrecerá un ciclo de cuatro conciertos en la nueva sala para música contemporánea del Konzerthaus de Berlín. Madrid. Auditorio Nacional. XVI Ciclo de Conciertos de la Universidad Politécnica. 23-III2006. Ensemble MadridBerlín. Obras de Françaix, Schnyder y Mozart. AGENDA Nueva ópera de Kaija Saariaho en París GUERRA Y VENGANZA ras el éxito de L’amour de loin, la compositora finlandesa Kaija Saariaho vuelve al género de la ópera y lo hace otra vez sobre un libreto de Amin Maalouf. Mas el título que ahora va a proponer en París, Adriana Mater, nada va a tener que ver con el tema de idealizado amor de la anterior. En efecto, la trama se centra en un país T innominado en guerra — pero tal vez no sea demasiado difícil reconocer en él algún territorio balcánico—, donde acontece la violación de la protagonista por uno de sus vecinos y la venganza del hijo así nacido sobre su criminal progenitor. La dirección musical de Adriana Mater está encomendada a Esa-Pekka Salonen y la escénica, a Peter Sellars. París. Opéra Bastille. Saariaho, Adriana Mater. Salonen. Sellars. Bardon, Kringelborn, Nikitin, Gietz. 30-III. Setenta años de Richard Rodney Bennet UN RETRATO l próximo 29 de marzo cumplirá 70 años el compositor Richard Rodney Bennet. Muy influido por Boulez, el autor británico ha escrito obras para piano, sinfonías, cuartetos de cuerda y óperas. A este último género pertenecen partituras como The Mines of Sulphur (1963, con libreto de Cross) o la infantil All the King’s men (1968). La música de Bennett ha llegado al gran público por sus trabajos para el cine, entre los que pueden recordarse Nicolás y Alejandra (1971), Asesinato en el Oriente Exprés (1973) y, más recientemente, Cuatro bodas y un funeral (1994). Un concierto conmemorativo realizará un retrato del compositor, incluyendo música fílmica y el Concierto para saxo, dedicado a Stan Getz. Katie Vandyck E Londres. The South Bank Centre. 2-III-2006. Andy Scott, saxo. Orquesta de Conciertos de la BBC. Director: John Wilson. Bennett. El Emerson interpreta sus quince Cuartetos REGRESO A SHOSTAKOVICH a celebración del centenario del nacimiento de Dimitri Shostakovich, acaecido en San Petersburgo el 25 de septiembre de 1906, está suscitando una masiva programación de sus obras por orquestas y conjuntos de cámara en todo el mundo. De toda esa explosión acerca de un compositor cuya importancia crece imparable con el paso del tiempo destaca la interpretación del ciclo completo de los cruciales Cuartetos de cuerda a cargo del Cuarteto Emerson. Este grupo norteamericano —cuya grabación discográfica de estas obras procede precisamente de un ciclo similar— es uno de los que mayor partido sacan de unas partituras complejas y personalísimas. Serán, sin duda, cinco intensas sesiones. Londres. The South Bank Centre. 5, 6, 8, 10, 11-III-2006. Shostakovich, Cuartetos. Cuarteto Emerson. Mitch Jenkins / DG L 13 AGENDA Del Liceu al Palau ANIVERSARIO FELIZ EN PERALADA ace veinte años, nadie asociaba el nombre de la pequeña localidad ampurdanesa de Peralada (Gerona) con el mundo de la música clásica. En 1987, los jardines de su hermoso castillo se convertían en el privilegiado marco al aire libre de una aventura artística que nació con la ópera como principal seña de identidad. Mozart y Salieri compartieron protagonismo en aquella primera edición del Festival de Peralada, hoy uno de los más destacados del verano musical español. La estrella de esa edición fue Montserrat Caballé y el próximo verano, para celebrar su 20º aniversario, la gran diva catalana y su hija, la también soprano Montserrat Martí, rememoraran aquel primer concierto. Mucho han cambiado las cosas en Peralada. En lo artístico, ha ido perfilando su personalidad en H 14 busca de un público más heterogéneo, abriendo su programación a las grandes estrellas de la danza, el jazz y la música ligera. Y en la vigésima edición, abundan los divos, sean del mundo sinfónico, la ópera, la danza o el jazz. Tomen nota: Riccardo Muti abrirá el festival el próximo 14 de julio al frente de la joven Orquesta Luigi Cherubini (Séptima, de Beethoven, y Quinta de Shostakovich): Daniel Barenboim volverá con la West Eastern Divan Orchestra (la lluvia obligó a suspender el concierto el año pasado) y el espectacular Orfeón Donostiarra para interpretar la Novena de Beethoven. El Año Mozart obliga y Peralada, dirigido artísticamente desde su creación por Luis López de Lamadrid, lo celebrará con cinco propuestas. Caballé y Martí harán doblete: sesión de cámara por la tarde y por la noche concierto con el Coro de Cámara del Palau de la Música y la Orquesta de Cadaqués. El bailarín Ángel Corella y el pianista Chick Corea también rendirán homenaje al genio de Salzburgo: el primero con un espectáculo con bailarines del American Ballet y coreografías con obras mozartianas; el segundo con un concierto titulado In the spirit of Mozart. El plato fuerte será la versión semiescénica de Idomeneo a cargo de William Christie. El montaje de Luisa Fernanda con el que el Teatro Real cierra su temporada, dirigido musicalmente por Jesús López Cobos y escénicamente por Emilio Sagi, ha levantado lógica expectación en el capítulo lírico, por la categoría de las voces anunciadas —Mariola Cantarero, María José Montiel, Josep Bros, Carlos Álvarez y Federico Gallar— y porque ayudará a paliar, aunque sea por una sola noche, la vergon- zosa sequía de zarzuela de primer nivel que padece Cataluña (la zarzuela no existe para el Liceo). El estreno de la ópera infantil Jocs de mans, de Albert García Demestres: y un concierto de Rolando Villazón completan la oferta lírica. El capítulo de estrenos promete sorpresas como la versión coreográfica de Madama Butterfly firmada por Ramon Oller y la Revue nègre, el último montaje de Jérôme Savary en su despedida como director de la Opéra-Comique, inspirado en el espectáculo que en 1923 dio a conocer en París a la legendaria Josephine Baker. Una velada jazzística con Jessye Norman y la presencia de Les Ballets de Montercalo con un montaje de Cenicienta, de Prokofiev, redondean la edición de 2006. Vaya por delante nuestra felicitación… y que cumpla muchos más. Javier Pérez Senz AGENDA IV Festival Internacional de Música EL LIBRO DE MARÍA l Festival Internacional Pórtico de Zamora llega a su cuarta edición con una programación — acogida al tema Liber Mariæ— que ha crecido en E interés y calidad. Se abrirán las sesiones con las Vísperas de Monteverdi por The Scholars, que dirige David van Asch. Bajo el título Eya Mater, la soprano Emanuela Galli y los laudistas Franco Pavan y Gabriele Palomba ofrecerán un recital matutino. El Hilliard Ensemble interpretará el Réquiem de Lasso, en tanto que el grupo Dialogos, dirigido por Katarina Livljanic, rescatará los tesoros ocultos de músicas contenidas en manuscritos. Micrologus, con Patrizia Bovi, recreará Cantigas de Santa María. La inauguración de un nuevo órgano positivo quedará rubricada por un concierto de Martin Gester, quien esa misma tarde se pondrá al frente del Parlament de Musique, con la soprano Adriana Fernández y la mezzo Guillemette Laurens, para acometer el Stabat Mater de Alessandro Scarlatti. Finalmente, Florilegium con Ashley Solomon y Emma Kirkby harán un programa bajo el epígrafe Salve Regina. Habrá también un concierto extraordinario en mayo, con un recital de clave a cargo de Gustav Leonhardt. Pórtico de Zamora. Liber Mariæ. 24-III/2-IV-2006. Concierto extroardinario: 12-V-2006. 15 ACTUALIDAD 16 Verismo a la española LA HISTORIA TUVO RAZÓN Bofill Gran Teatre del Liceu. 19-II-2006. Granados, María del Carmen (versión de concierto). Ana María Sánchez (María del Carmen), Mercè Obiol (Concepción), María Rodríguez (Fuensanta), David Pittman-Jennings, Albert Montserrat (Javier), Stefano Palatchi (Domingo), Josep Fadó (Deon Fulgencio), Joan Martín Royo (Pepuso), Alberto Feria (Migalo), Vicenç Esteve (Antón), Enrique Martínez-Castignani (Roque), Jordi Casanova (Andrés). Orquestra Simfònica i Cor del Gran Teatre del Liceu. Director: Josep Caballé-Domenech. María del Carmen de Granados en el Teatro del Liceo BARCELONA NACIONAL ACTUALIDAD BARCELONA Los datos históricos dicen lo siguiente: María del Carmen, primera de las dos óperas que escribió Enrique Granados, compuesta en 1898 y estrenada en el Teatro Circo de Parish, de Madrid, en el mismo año, fue presentada en el Teatro Tívoli de Barcelona en 1899 y en el Gran Teatre del Liceu en 1933, en el que se representó por última vez en 1967. A juzgar por lo visto y oído ahora, no parece que a la recreación operística (en tres actos) del drama homónimo de Josep Feliu i Codina (autor del libreto) le espere un gran recorrido, como no lo ha tenido hasta ahora. La historia, en este caso, ha tenido razón. Es verdad que a una ópera, teatro cantado en definitiva, hay que juzgarla por su representación escénica, pero no estamos seguros de que el resultado hubiera sido mejor. Más bien al contrario, porque a la endeblez, inconsistencia e ingenuidad del libreto hay que añadirle la ausencia de verdadera acción dramática. No hay ambición ni elevación de un vuelo que se muestra continuamente rasante. Por eso nos parece un acierto que, si de revisar la obra se trataba (en edición crítica y trabajo loable de Max Bragado-Darman), con su versión de concierto era suficiente, máxime cuando la mayor virtud de la obra nos parece precisamente la hechura y el contenido sinfónicos. Se nos anunciaba wagnerismo, verismo y folclorismo del bueno en la fórmula utilizada por Granados, al que hay que reconocerle y agradecerle su intento de crear una ópera española alejada de cualquier veleidad zarzuelera. Para lo primero le falta densidad orquestal y la bruma que Wagner manejaba con sabiduría, aunque sí sea la estructura más germana que otra cosa. Lo segundo también queda lejos del modelo italiano, pese a que se nos decía que estábamos en la estela de Cavalleria rusticana. Si hay elementos folclóricos, en este caso de Murcia, porque en la huerta murciana se desarrolla este drama rural, con triángulo amoroso de un final feliz pero escasamente creíble, pero no quedan demasiado desvinculados de un tratamiento de zarzuela. Josep Caballé hace una gran labor con lo que tiene entre manos. La situación de la orquesta al mismo nivel que los solistas no beneficia a la mayoría de éstos en su tarea de llegar al público. Ana María Sánchez, la protagonista, es también la puntera del reparto, notable tanto en lo lírico como en lo dramático. Sus dos pretendientes, el estadounidense Pittman-Jenning (Pencho) y el barcelonés Albert Montserrat (Javier), demostraron entrega y vehemencia. El resto del elenco solventó la papeleta con gran corrección, dentro de las dificultades existentes. José Guerrero Martín ACTUALIDAD BARCELONA Drama psiquiátrico LA REITERACIÓN DE LOS SÍMBOLOS os montajes de Willy Decker se caracterizan, como ya ocurrió en Boris Godunov, por la elección de símbolos, que son reflejados de forma reiterativa. Otello se ha significado por una larga cruz, que se pasea por todo el escenario, se rompe, se arregla y parece tener el total protagonismo, sin que se sepa realmente el motivo. Es cierto que en Otello hay un cierto fondo religioso, pero creo que lo es más por el lado étnico que por el místico. Se parte de una escenografía muy cerrada, que intenta ser agobiante y se convierte en un espacio que limita los movimientos, sobre todo del coro, complicándose aún más al querer desarrollar los personajes a partir de una óptica psiquiátrica, consiguiendo una dramaturgia lastrada y con expresión encajonada, a pesar de los movimientos de los cantantes. Antoni Ros Marbà conoce la partitura y lo demostró en la anterior edición en el Liceu, pero en esta ocasión su versión fue algo irregular, con momentos interesantes, Bofill Barcelona. Gran Teatre del Liceu, 9-II-2006. Verdi, Otello. Krassimira Stoianova (Desdemona), José Cura (Otello), Lado Ataneli (Jago). Director musical: Antoni Ros-Marbà. Director de escena: Willy Decker. Producción: Théâtre de La Monnaie (Bruselas)/Grand Théâtre de Genève. L Escena de Otello de Verdi en el Teatro del Liceo junto a otros en los que la tensión quedaba demasiado relajada y no conseguía expresar la fuerza del drama, con una orquesta del teatro correcta, aunque los violonchelos podían tener más transparencia y un coro, algo encajonado, que mostró su buen momento actual. José Cura ha hecho del personaje de Otello uno de los más emblemáticos de su repertorio. Su concepción del moro ha variado desde que lo representó en Madrid. Su versión tiene efecto, por la brillantez de determinados momentos muy extrovertidos, pero ahora utiliza, a veces en demasía el “parlato”, lo cual hace que la intensidad se reduzca. También debería profundizar más en los momentos de mayor intimidad. La sorpresa de la noche fue la actuación de la soprano Krassimira Stoianova, que mostró una voz muy bella, timbrada, un fraseo muy cuidado y una visión, que puede profundizar más, pero ya describe claramente la evolución de la desgraciada Desdemona. Lado Ataneli posee unos importantes medios vocales, sobre todo en el centro y en el agudo, pero a su Jago le faltó malicia y frasear de forma rebuscada para ir colocando su veneno. Muy interesante fue el Cassio de Vittorio Grigolo con un timbre expansivo como no es habitual en este rol, aunque escénicamente quedaba algo blando, resultando correcta Ketevan Kemoklidze como Emilia, aunque cabe preguntarse si no podía haberse contratado para el mismo a una cantante española. Albert Vilardell Lied en el Liceo LA ESPECIALIZACIÓN Barcelona. Gran Teatre del Liceu, 10-II-2006. Barbara Frittoli, soprano; James Vaughan, piano. Obras de Beethoven, Schubert y Duparc. n teoría, cualquier artista puede triunfar en dos campos tan distintos como son la ópera y los lieder, y ejemplos hay en la historia de la lírica, pero en la práctica y más en los últimos tiempos se ha producido una determinada especialización, que conlleva, para la gran mayoría de cantantes, conseguir niveles más elevados en un determinado género, mientras que en el otro no acaban de entusias- E mar. Barbara Frittoli es una importante soprano que ya ha demostrado su excelente calidad, como pudimos comprobar en su Liu de Turandot, el pasado año, pero cuando propone un recital de canciones no consigue alcanzar el mismo nivel, a pesar de su indudable calidad y que su voz impactaba en el Liceu, cosa que no siempre ocurre en este tipo de recitales. Inició el concierto con Ah! perfido, de Beethoven, donde mostró su brillantez y capacidad de fraseo, lo que generó muchas expectativas, pero en las partituras de Schubert, que cantó con cuidado y un cierto contraste, no acabó de expresar el intimismo y el encanto poético de las obras. En la segunda parte, las piezas de Duparc fueron cantadas con musicalidad, pero quedaron algo monolíticas. Donde Barbara Frittoli triunfó fue en los dos bises, un aria de Adriana Lecouvreur, con un enfoque algo especial, pero muy sensitivo y la difícil aria D’Oreste, d’Aiace de Idomeneo, a la que dio fuerza dramática y superó todas las grandes dificultades de la página. Acompaño con gran cuidado James Vaughan, resaltando cada uno de los estilos y remarcando la sutileza o la fuerza, según los casos. Albert Vilardell 17 ACTUALIDAD BARCELONA Temporada de la OBC CARENCIAS, EXPECTATIVAS, RESULTADOS unque Eiji Oue ya se había puesto al frente de la OBC en dos ocasiones anteriores, el concierto al que nos referimos aquí es el primero que dirige desde que se anunció hace poco que será el nuevo titular de la Orquesta. Expectativas, pues, y, de momento decepción. No parece que en Liszt —el Primer Concierto para piano— esté Oue en su mundo. Quizá por no parecer que se limitaba a tejer armonías para acunar al solista, la verdad es que no dejó respirar a éste, quien sólo cuando Oue relajó un poco el tempo elegido, rápido y enérgico (y, en el tercer tiempo, casi fulminante), pudo cantar y dialogar con gusto con los solistas de la orquesta, como en los tiempos centrales. En Bruckner —la Séptima—, donde mucho se esperaba y bastante se obtuvo —demostró inteligencia musical, sobrada técnica, poderosa personalidad y conocimiento hasta los entresijos de la obra—, se disparó, sin embargo, una alarma: la búsqueda casi obsesiva por parte de Oue de las texturas y el contrapunto —que en principio es una cualidad— puede llegar a ser perjudicial si las posibilidades de los diferentes grupos orquestales y las peculiaridades de la sala sinfónica no se dominan. Bruckner necesita “brumas”, “sfumati”, pastosas densidades; son parte esencial de su sonido y de su particularísima concepción religiosa de la sinfonía. Oue no consiguió esa atmósfera. Habrá que esperar y ver. En el concierto A 18 EIJI OUE Barcelona. L’Auditori. 28-I-2006. Isabel Monar, soprano; Mireia Pintó, mezzo; Alejandro Roy, tenor; Àngel Ódena, barítono. OBC. Coral Càrmina. Director: Franz–Paul Decker. Obras de Debussy, Bruckner y Rossini. 3-II-2006. José Menor, piano OBC. Director: Eiji Oue. Obras de Liszt y Bruckner. 10-II-2006. OBC. Director: Víctor Pablo Pérez. Obras de Shostakovich y Britten-Berkeley. anterior dedicado a un repertorio eminentemente coral se puso de relieve, a despecho de lo que de benemérito tiene la colaboración de la Coral Cármina, la necesidad urgente de contar con un coro sinfónico estable para la OBC: se salvaron los muebles en La damoiselle élue de Debussy —para las voces femeninas—, resultó el Stabat Mater rossiniano — todo el coro— y se acercó a lo deprimente, a pesar de la energía de Decker, la extraña —por no decir estrafalaria— cantata para coro masculino, Helgoland, de Bruckner. Y, para acabar bien el ciclo y el comentario, con Víctor Pablo Pérez en el podio disfrutamos de un concierto redondo y hermoso, en el que la inteligencia del director y su plasticidad consiguieron los mejores resultados, tanto en las cambiantes partes de la Suite de danzas catalanas para orquesta, “Mont juïc” de Berkeley-Britten, como en una poderosa, profunda e intensa versión de la Séptima, “Leningrado”, de Shostakovich, cuyo centenario está celebrando la OBC con gran acierto. José Luis Vidal ACTUALIDAD BILBAO Wagner vuelve a la ABAO EL CAMINANTE Moreno Esquibel Palacio Euskalduna. 21-I-2006. Wagner, El holandés errante. Albert Dohmen (Holandés), Eva Johansson (Senta), Hans Peter König (Daland), Jorma Silvasti (Erik), Ángel Pazos (Timonel), Francisca Beaumont (Mary). Coro de Ópera de Bilbao. Coro Easo. Orquesta Sinfónica de Bilbao. Director musical: Juanjo Mena. Director de escena: Tobias Richter. Realización de la puesta en escena: Ivo Guerra. Producción del Teatro San Carlo de Nápoles. Escena de El holandés errante de Wagner en la temporada de la ABAO BILBAO La voz de Birgit Nilsson fue evocada una vez más al recordar la organización el reciente fallecimiento de la gran soprano y dedicar la representación a su memoria. Fue el día del estreno, importante, de la traducción simultánea (en este caso del alemán) a las dos lenguas oficiales de la comunidad. El holandés errante es una apertura de caminos, un paso importante a partir de la tradición romántica hacia el drama musical wagneriano, una obra ambiciosa reveladora ya del discurso estético del alemán. El horizonte puede parecer aún lejano, pero esta música conmueve e hipnotiza, expresa más de lo que dice y, en fin, despierta unas emociones muy intensas. El paisaje frío, nórdico y nebuloso de los actos primero y tercero propuesto por la producción napolitana parece inspirado en la plástica del pintor Caspar David Friedrich. Es precisamente su célebre El caminante ante un mar de niebla el que hace las veces de retrato del Holandés, y así quedan bien entendidas la soledad y la tristura de quien, como el protagonista, vuelve su mirada al infinito; desgraciadamente, pierden todo sentido las palabras de Senta describiendo a Erik la pena que le sugiere la expresión del retratado. Por lo demás, Tobias Richter negocia con destreza los recursos, los personajes están bien perfilados y el drama se entiende sin problemas. El alavés Juanjo Mena volvía al foso del Euskalduna, deseoso sin duda de revalidar el éxito alcanzado la temporada pasada en Erwartung y Salomé, y pronto se entregó con decisión a la tempestad de la partitura, sin por ello dejar de acariciar en las partes más líricas y de acompañar como se debe a los cantantes. La Orquesta Sinfónica de Bilbao tiene metal y color para estos repertorios, y los hombres del Coro de Ópera bilbaíno estuvieron a la altura exigida, no así sus mujeres, algo débiles y torpes. En la tripulación del buque fantasma, el donostiarra Coro Easo se descubrió no demasiado terrorífico pero sí compacto y sonoro. Se impone alabar el magnífico juego de Hans Peter König, reciente Espíritu de las aguas en Rusalka, un Daland honrado, poderoso en las tablas y muy bien cantado; fue el componente del elenco más aplaudido la noche del estreno. La danesa Eva Johansson tiene una voz agria, férrea y algo cansada, pero sabe matizar y su Senta no resulta tan ñoña como a veces se tiende a presentar. Tuvo buenos momentos en la balada. Jorma Silvasti, tenor de tintes líricos, dio cierta entidad al insulso Erik, la navarra Francisca Beaumont fue una Mary justa y Ángel Pazos un timonel suficiente. Albert Dohmen, barítono-bajo, tiene medios para enfrentarse a la parte del Holandés: una voz voluminosa, oscura y sólida, graves contundentes y soltura, bien que no descomunal, en la zona aguda. Un mayor cuidado de los acentos y una línea acaso menos elemental contribuirían a redondear su propuesta en el plano musical, pues en el escénico es casi óptima. Tiene autoridad, pero también sufre, caminando, yendo y viniendo, sin rumbo, como el retratado. Asier Vallejo Ugarte 19 ACTUALIDAD BILBAO Bicentenario del compositor EL GENIO DE ARRIAGA Mirjam Devriendt Bilbao. Sociedad Filarmónica. 27-I-2006. Il Fondamento. Violet Noorduyn, soprano; Robert Getchell, tenor; Huub Claessens, bajo; Brieuc Wathelet, voz blanca. Director: Paul Dombrecht. Obras de Arriaga. Teatro Arriaga. 28-I-2006. Orquesta Sinfónica de Bilbao. Aitzol Iturriagagoitia, violín. Director: Juanjo Mena. Obras de Arriaga y Mozart. J 20 uan Crisóstomo de Arriaga murió sin haber llegado a cumplir los veinte años, pero ahora que se celebra su bicentenario él está ahí, en las calles de Bilbao, saludando con su mirada dócil e inocente, desde los carteles con los que se le ha querido homenajear, a los transeúntes que contemplan su retrato con pena y afecto, como si aún pudieran darle la enhorabuena por haber llegado tan alto y las gracias por haber contribuido a hacer universal el nombre de la villa. Los actos simbólicos y oportunos que tuvieron lugar el último fin de semana de enero incluyeron el descubrimiento de una placa conmemorativa en la calle Somera del casco viejo bilbaíno, pues allí nació el genio el 27 de enero de 1806, y al día siguiente, entre nieves, la celebración de un acto cívico desde el Ayuntamiento hasta el Teatro Arriaga, donde se destapó el remozado busto del compositor que preside la escalinata del templo. El primero de los conciertos que aquí comentamos tuvo lugar en la sala de la Sociedad Filarmónica, una entidad sin la que no se puede entender la historia musical de Bilbao. Paul Dombrecht buceó con los músicos de Il Fondamento en los pentagramas de la Obertura para orquesta, op. 20, compuesta a los quince años, en la que luce ya la habilidad de quien domina la escritura orquestal y aspira a metas más ambiciosas. En cualquier caso, el interés mayor del recital se fundaba en las lecturas de las (según todos los indicios) cinco últimas obras del músico vasco, pertenecientes a la época parisina. Estas partituras vocales de notable intensidad han sufrido desde su hallazgo hace más de un siglo y hasta hace bien poco un maltrato IL FONDAMENTO editorial tal que, como señala Joaquín Pérez de Arriaga en las notas al programa, “unas han permanecido inéditas total o parcialmente y ninguna ha sido editada completa, respetando los autógrafos”. El hecho de que Dombrecht emplease los autógrafos originales del compositor hizo que el público asistiese nada menos que al estreno de las versiones de estas obras completas y en su lengua original. En Œdipe a Colone, Herminie, Médée, Ma tante Aurore y, especialmente, en Agar dans le désert se evidencia el genio del creador, su talento dramático, su inspiración y, desde luego, una realidad: más allá de lo que pudo haber llegado a ser, el joven bilbaíno dejó un legado artístico no abundante pero sí de gran valor. Tal vez sean éstas sus obras maestras. Las interpretaciones fueron admirables (recordemos aquí el buen decir de la soprano holandesa Violet Noorduyn) y eran muchos los asistentes que, finalizado el acontecimiento, reconocían su asombro por lo allí escuchado. El segundo concierto se celebró al día siguiente en el teatro que lleva el nombre del compositor. Allí sonaron las dos obras para orquesta más conocidas de Arriaga, a saber: la obertura de Los esclavos felices, de muy bella factura, y la Sinfonía en re, una partitura bastante perso- Estudio de Cerámica TA J A R A L General Álvarez de Castro, 32. 28010 Madrid Teléfono: 91 446 76 66 Cursos de Cerámica Horarios: Martes y jueves: mañanas de 10:30 a 13:30. tardes de 16:30 a 20:30 Miércoles: tardes de 16:30 a 20:30 nal no ajena a las tendencias e influencias de la época. Es para algunos la obra más importante del vasco. El breve y hermoso O Salutaris, entonado por los hombres de la Sociedad Coral de Bilbao, y el Quinto Concierto para violín y orquesta de W. A. Mozart (con quien frecuente e injustamente es comparado nuestro autor), servido por Aitzol Iturriagagoitia, completaban el programa de un homenaje en el que Juanjo Mena y su orquesta, la Sinfónica de Bilbao, supieron estar a la altura. En uno y otro concierto, mientras sonaba su música, estaba en todos la sonrisa tierna y tímida del músico que alcanzó una madurez creativa encontrada con lo delicado de su salud. Este año 2006 impone una luz austríaca que alumbra todas las salas del planeta, pero en Bilbao se ha encendido una vela; sólo resta cuidarla y difundirla para que ilumine la sombra bajo la que ha debido descansar la obra del compositor vasco. Y en ésta hay, se está demostrando, mucha riqueza. Asier Vallejo Ugarte ACTUALIDAD CANARIAS Festival de Canarias CELEBRANDO A MOZART Las Palmas de Gran Canaria. Auditorio Alfredo Kraus. Teatro Cuyás. 24-I-2006. Juan Diego Flórez, tenor; Vincenzo Scalera, piano. Canciones y arias. 31-I-2006. Mozart, La clemenza di Tito (versión de concierto). Iris Vermillion, Melanie Diener, Charles Workman, Henriette Bonde-Hansen, Nicola Ulivieri. Coro de Cámara de Tenerife. Orquesta Sinfónica de Tenerife. Director: Víctor Pablo Pérez. 12-II-2006. Renaud Capuçon, violín; Gérard Caussé, viola; Gautier Capuçon, violonchelo; Nicholas Angelich, piano. Obras de Mozart, Fauré y Brahms. 13-II-2006. Iván Martín, piano. Obras de Mozart y Chopin. 15-II-2006. Mozart, Don Giovanni (versión de concierto). Hanno MüllerBrachmann, Gudjon Oskarsson, Charles Workman, Paul Whelan, Raquel Lojendio, Margarita de Arellano, Cristina Gallardo-Domâs. Coro y Orquesta Filarmónica de Gran Canaria. Director: Pedro Halffter. CANARIAS Se presentaba por vez primera Juan Diego Flórez en el marco del Festival de Canarias y en el Auditorio Alfredo Kraus en un recital de canciones italianas y de arias de ópera, acompañado al piano por Vincenzo Scalera. Su solo nombre concita toda suerte de expectación y una vez más el gran tenor peruano volvió a mostrar su maestría en el repertorio de tenor ligero, con absoluto dominio en la administración del fiato e irreprochables agilidades. Si bien hubo quien lo encontró algo frío en Mozart, especialmente en el aria de La flauta mágica que abrió el concierto, no fue menos cierto que tanto en el tremendo Ah! Lo veggio del Così como en Il mio tesoro su interpretación fue magistral. Como era de suponer, los dos fragmentos de Rossini resultaron modélicos, con todas las acrobacias vocales más que resueltas y brillantes sobreagudos. Tras el un tanto pálido Bellini, del que ofreció tres canciones de cámara, volvió a remontar el vuelo en dos arias típicamente belcantistas, en las que volvió a lucir su impecable fraseo y seguridad en el agudo. Espléndido el acompañamiento de Scalera, que sirvió de perfecto soporte a la voz, y supo traducir la escritura orquestal al piano con justo color y buen control de intensidades. Dadas las ovaciones, hubo tres bises: un aria de Il barbiere di Siviglia, otra de Rigoletto y una canción de Tosti. Del recital del pianista Iván Martín, canario de mucho más que esperanzador futuro, es forzoso subrayar su extraordinario Cho- 22 La clemenza di Tito de Mozart en el Auditorio Alfredo Kraus pin, tanto en lo que respecta a los Impromptus como a la célebre Sonata en si bemol menor. El conjunto camerístico constituido por Renaud Capuçon, Gérard Caussé, Gautier Capuçon y Nicholas Angelich fue otra de las grandes sorpresas de esta edición, por otra parte no muy pródiga en este tipo de regalos. De este ensemble es fuerza destacar la deliberada voluntad aunadora de sus componentes para constituir un todo orgánico, a pesar de las indudables virtudes como solistas de cada uno de ellos. Y si no, ahí quedan en la memoria del público los espléndidos ejemplos del Cuarteto nº2 en sol menor de Fauré, o el extraordinario Cuarteto nº 1 en sol menor de Brahms. Por lo que respecta a las dos óperas en versión de concierto, ambas de Mozart, que figuraban en el programa, mucho podría comentarse, y, además, de muy diverso signo. En el caso de la primera, La clemenza di Tito, a cargo de Víctor Pablo Pérez y la Orquesta Sinfónica de Tenerife, hemos de destacar, en primer lugar, la consecución de un sonido plenamente mozartiano en lo que respecta a la orquesta, además de un refinamiento absoluto en lo estilístico, en líneas generales. Y ello aun tratándose de una ópera en concierto en la que se había optado por los números puramente orquestales y los cantados, sin los recitativos secos. Evidentemente, cabe objetar, en puridad, numerosos inconvenientes en lo que respecta al resultado global. Es más, desde el punto de vista dramático, la propuesta hizo aguas por muchos frentes. Pero, musicalmente, tanto en lo vocal como en lo instrumental, los aciertos predominaron cumplidamente. Y en una ópera como La clemenza esto ya es un lujo. En el caso de Sesto, a cargo de Iris Vermillion, el interesante color obscuro y la justeza en las agilidades fueron bazas determinantes para lograr el aplauso general, especialmente en el célebre Parto, parto. Las tremendas exigencias que Mozart reserva a la parte de Vitellia fueron, en líneas generales, muy bien solventadas por Melanie Diener, que en lo interpretativo acertó plenamente, si bien en algún momento, como en Non più di fior se echó en falta un más efectivo control en la afinación y en la homogeneidad del color. Con todo, supo otorgar la intensidad dramática requerida, lo cual no es poco en un rol tan extremo como es éste. Charles Workman presentó un timbre y una caracterización vocal sumamente convincentes, tanto en sus arias como en los números concertados. Encantadora la Servilia de Henriette BondeHansen, que alcanzó su mejor momento en un conmovedor S’altro che lagrime y un auténtico lujo el Publio de Nicola Ulivieri, pletórico de facultades. El Coro de Cámara de Tenerife, bajo la batuta siempre experta y llena de amor al detalle de Carmen Cruz, realzó cumplidamente el resultado general, muy acorde con la dirección de Víctor Pablo, que consiguió un refinamiento absoluto en cuanto al sonido orquestal se refiere y un equilibrio más que notable entre los aspectos heroicos, dramáticos y puramente psicológicos que predominan en toda la obra, que, como muy bien rezan las espléndidas notas al programa de mano, a cargo de Rafael Inglott, se suceden como las metopas de un friso griego. El director titular de la espléndida Sinfónica tinerfeña, se apuntó un importante tanto en este nada fácil reto, aunque habría redondeado el éxito si hubiese creado una ACTUALIDAD CANARIAS más fuerte tensión dramática en los intensos recitativos acompañados de Sesto y Tito. La otra cara de la moneda la tuvimos en la obra que presuntamente habría de servir de broche de oro no sólo de esta concreta edición del festival, sino de la emblemática dirección que hasta la fecha ha venido desempeñando Rafael Nebot. El Don Giovanni, también en versión de concierto, que cerró esta vigésimo segunda convocatoria del gran festival canario hizo aguas por muchos frentes, tanto en lo que respecta al reparto como en la dirección musical. Bien es sabido que en la segunda obra del binomio Mozart-Da Ponte no es precisamente fácil acertar a la hora de combinar los muy diversos rasgos que compo- nen este “drama giocoso”, que más que a la paradoja, lo acercan al oxímoron, en su definición. Pero, ni en lo vocal ni en lo instrumental, hubo un equilibrio imprescindible para transmitir la grandeza que rezuma esta obra por sus cuatro costados, y, en general predominó la tibieza, cuando no el tedio, como bien reflejó la masiva deserción de público tras el entreacto. Los cantantes masculinos estuvieron ligeramente más acertados que los femeninos, especialmente en lo que se refiere al Leporello de Hanno Müller-Brachmann, convincente en lo vocal y en lo interpretativo, al igual que Gudjon Oskarsson, imponente Commendatore. Los generosos medios de René Pape no lograron cuajar más que en una caracterización abiertamente rutinaria y, en ocasiones, desaforada del protagonista, que parecía no encajar con los tempi de la batuta. Si Charles Workman había resultado un más que correcto Tito, en el caso de Don Ottavio pareció desgañitado en ocasiones, o afectado en el uso del falsete y en los más que prescindibles ornamentos que ofreció en Dalla sua pace. Incomprensible la presencia del neozelandés Paul Whelan, tosco Masetto y de escaso atractivo vocal. En lo que respecta al reparto femenino, la gran triunfadora fue Raquel Lojendio como Zerlina, que alcanzó el equilibrio justo entre lo vocal y la caracterización psicológica de su personaje, a pesar de lo plúmbeo de los tempi en sus dos arias. Bien en cuanto a estilo, pese a lo poco atractivo del instrumento de Margarita de Arellano como Donna Anna, caso contrario de la Donna Elvira de Cristina Gallardo-Domâs, que salvo en el pasional Ah fuggi il traditor, no brilló como en otras ocasiones ante el público canario. Muy bien el coro dirigido por Luis García, en tanto que la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, bajo la batuta de su titular, Pedro Halffter, sonó muy poco mozartiana, con unas maderas poco inspiradas, y francamente muy alejada de la calidad de otras noches. Y eso que la ocasión lo requería. Leopoldo Rojas-O’Donnell Festival de Canarias MIMBRES Y ARTÍFICES os magníficas formaciones sinfónicas, cada una en su estilo, un coro virtuoso y dos batutas prestigiosas, que han sabido dibujar con propiedad distintos pentagramas, se han dado cita en estos días tinerfeños acogidos a la variable acústica del Auditorio de Calatrava. Jansons, un director de claro gesto, de variados resortes, de templada batuta, titular después de Chailly de la Real Orquesta del Concertgebouw, fue capaz de desentrañar la compleja polifonía de la robusta, densa, proteica y caleidoscópica Sinfonía nº 7, “Leningrado”, de Shostakovich. Apoyado, por supuesto, en la muy segura ejecución, en la extensa gama de colores, en el bello espectro sonoro del conjunto. Las monumentales progresiones tuvieron la dinamita requerida y escuchamos con transparencia las complejas texturas, aunque echáramos en falta una mayor tensión, una más rotunda agresividad rítmica en ciertos pasajes. D MARISS JANSONS Santa Cruz de Tenerife. Auditorio. 3, 4 y 6-II-2006. Orquesta del Concertgebouw de Amsterdam. Director: Mariss Jansons. Obras de Shostakovich, Strauss, Haydn y Mozart. Coro Monteverdi. Orquesta Revolucionaria y Romántica. Director: John Eliot Gardiner. Obras de Mozart. Esperábamos más de la interpretación de la Sinfonía concertante K. 364 de Mozart, que nos pareció de una sosería muy notable, con un viola gélido y no siempre afinado —Ken Hakii— y un violinista irregular y justito — Alexander Kerr. Aplaudimos discretamente una musculada y bien expuesta Sinfonía nº 94, “Sorpresa”, de Haydn y, sobre todo, una rutilante suite de El caballero de la rosa de Richard Strauss, donde admiramos carácter, colorido y limpias transiciones. El conocido minueto de Haydn, tocado exquisitamente, y el Preludio del acto III de Lohengrin de Wagner subrayaron las calidades de conjunto y director. La batuta elegante y pausada de Gardiner mostró la trabazón de los severos contrapuntos del Réquiem mozartiano, favorecidos por la diafanidad, empaste y afinación del coro londinense. Los pasajes fugados del Introitus, Osanna y Communio resplandecieron poblados de luces y animados por el brillo de la agridulce tímbrica de los instrumentos de la época clásica empleados por la Orquesta Revolucionaria y Romántica. Al respecto hay que destacar la utilización de los corni di bassetto en lugar de clarinetes, que, con los fagotes, impregnan de un colorido fantástico, oscuro y misterioso a los primeros compases. Solistas — elegidos entre los formidables coristas— sólo discretos. Como los de la Gran Misa en do menor K 427, que abría el programa. Por lo demás, aquí también se exhibieron los conjuntos, llevados con seguridad por Gardiner. Un par de momentos magníficos: la manera de resaltar las disonancias en el Qui sedes y la precisión controlada del Cum Sancto Spiritu. Arturo Reverter 23 ACTUALIDAD CANARIAS Estreno y concierto monográfico EL PLETÓRICO MOMENTO DE SÁNCHEZ-VERDÚ a histórica y admirada Orquesta de la Suisse Romande, con su actual director, Marek Janowski, fueron los encargados de protagonizar el estreno absoluto de La rosa y el ruiseñor, obra para soprano, barítono y orquesta sinfónica (a la que se suman tres violas da gamba) original de José María Sánchez-Verdú y que era encargo de la vigésima segunda edición del Festival de Música de Canarias, a añadir a la ya muy importante relación de composiciones españolas de gran formato que ha propiciado este Festival desde que iniciara —en su edición de 1990— la buena costumbre de abrir el marco del Festival, con su desfile de grandes conjuntos internacionales, al encargo y estreno absoluto de obras de los más destacados compositores españoles. La rosa y el ruiseñor, con alusiones a la poesía islámica, a la tradición sufí y al misticismo español, es una partitura que representa a la perfección las características y los logros de lo que Sánchez-Verdú viene ofreciendo desde su temprano acceso a la madurez compositiva. Es música sutil, del mayor refinamiento sonoro, expresiva dentro de la deliberada sobriedad con que emplea el contingente vocal e instrumental puesto en juego y muy bien construida en un curso que no decae en ningún momento: antes al contrario, provoca una escucha activa, tensa en todo momento. Claudia Barainsky y Gabriel Suovanen dijeron y cantaron los escuetos versos de San Juan de la Cruz escogidos por el compositor con clase vocal y fina intención artística, y los violagambistas Ros, Varela y Atutxa hicieron impecablemente un papel que se integra con suma discreción en el seno de la gran Patricia Díez Las Palmas de Gran Canaria. Auditorio. 10-II-2006. Claudia Barainsky, soprano; Gabriel Suovanen, barítono. Orquesta de la Suisse Romande. Director: Marek Janowski. Sánchez-Verdú, La rosa y el ruiseñor (estreno mundial). Madrid. Auditorio del Museo Reina Sofía. 16-I-2006. Celia Alcedo, soprano; José Antonio Carril, barítono; Esteban Algora, acordeón. Cuarteto Assai. Solistas de la Orquesta de la Comunidad de Madrid. Sánchez-Verdú, Obras de cámara. L 24 JOSÉ MARÍA SÁNCHEZ-VERDÚ orquesta. Pero la versión del estreno escuchado en Las Palmas, siendo correcta, distó de la calidad que cabía esperar de un concierto de la Suisse Romande, sin duda porque el maestro Janowski se conformó con montar la pieza y marcar con corrección. Una “faena de aliño”. No debió considerar necesario emplearse más a fondo en la extracción de tantos matices sonoros y expresivos como encierra una partitura que, con toda probabilidad —y ojalá me equivoque—, no entra en sus planes volver a interpretar. Ante estrenos así —que no es ni mucho menos el primero de este signo que se ha dado en el Festival canario—, uno se pregunta si es musicalmente rentable implicar en el estreno de música española a orquestas y directores de renombre internacional…, pero que no están especialmente interesados en el hecho del estreno ni en acercarse a la música de un país al que visitan con agrado por lo hermoso que es y lo bien que pagan. Desde luego, ha habido excepciones, pero una pequeña investigación arrojaría luz sobre el asunto: ¿cuántas de esas orquestas o directores, una vez cumplido el compromiso, han vuelto a programar la obra española estrenada en Canarias o se han interesado por alguna otra partitura del mismo compositor? Lo cierto es que varios tándem españoles de orquesta y director se hubieran aplicado más a estas partituras y las hubieran servido con resultado artístico superior, lo que convierte una idea y un gesto totalmente plausibles del Festival en un acto voluntarista y bienintencionado que queda admirablemente en el cartel, pero que probablemente no está dando el resultado apetecido. Muy distinto fue el concierto monográfico que el CDMC ofreció el 16 de enero en el nuevo y abarrotado Auditorio del Museo Reina Sofía, en el que la soprano Celia Alcedo, el barítono José Antonio Carril, el acordeonista Esteban Algora, el Cuarteto Assai y un nutrido grupo de excelentes solistas de la Orquesta de la Comunidad de Madrid, con dirección del propio José María Sánchez-Verdú en las obras que lo requerían, tocaron no sólo impecablemente, sino que interpretaron hasta dejar la sensación de que habíamos disfrutado de todos los contenidos de las partituras. Éstas eran Arquitecturas de la ausencia, para acordeón; Schattentheater, para clarinete y piano; Trío, para flauta, viola y arpa; el Cuarteto de cuerda nº 8 (con barítono); las Machaut-Architekturen II, III y IV para conjuntos de cuatro, siete y cinco instrumentos, respectivamente; y Qasid 7 (Libro de las Canciones) para soprano y grupo de siete instrumentos. Constituían un atractivo resumen de la producción camerística de Sánchez-Verdú en lo que llevamos de siglo XXI, pues las fechas de composición van de 2001 a 2005. Conciertos de esta repercusión e importancia, grabaciones de CDs monográficos, el próximo estreno en Múnich y Lucerna de una nueva ópera y el progreso de la que está componiendo sobre libro de Juan Goytisolo para el Teatro Real, son pilares en los que se sustenta el pletórico momento creativo por el que pasa el joven maestro Sánchez-Verdú. José Luis García del Busto ACTUALIDAD CÓRDOBA / GRANADA Sentir clásico COHERENTE Y CLARO CÓRDOBA En una nueva colaboración con la Orquesta de Córdoba, en su sexto concierto de abono de la presente temporada, el maestro Rickenbacher ha querido dirigir un programa en el que el sentir clásico ha predominado sobre cualquier otro parámetro estético, al escoger tres obras que traducen elocuentemente tal espíritu en sus autores. En la que sirvió de introducción, Variaciones sobre un tema de Haydn de Johannes Brahms, el director suizo templó la orquesta de manera que pudiera expresar las características de la obra, generando un clima de serenidad que permitía pulir y matizar el sonido en su empeño de transmitir placidez al auditorio. Así se presentaba en la primera variación para ir adquiriendo equilibrada energía en las siguientes, pero sin dejar en momento de alguno de conducir al instrumento orques- tal con elegante ponderación de gestos. Tradujo esta preciosa página con creciente tensión a lo largo de su desarrollo desembocando en el passacaglia final con la solemnidad propia del más hondo clasicismo. Si cabe entender que la depuración fue la intención primordial que animó la ejecución de la primera obra del programa, en el Concierto para violonchelo y orquesta en re mayor de Franz Joseph Haydn, Rickenbacher dejó que el solista marcara el pulso concertante de su interpretación. Johannes Moser es un músico que expresa su sólida formación con una técnica instrumental fría y distante, hecho que propició una interpretación escasa de emociones pero irreprochable en su planteamiento teórico, sobresaliendo una mayor capacidad emotiva en el Adagio central que serviría como anticipo de un irreprochable bis al KARL ANTON RICKENBACHER Gran Teatro. 8-II-2006. Johannes Moser, violonchelo. Orquesta de Córdoba. Director: Karl Anton Rickenbacher. Obras de Beethoven, Brahms y Haydn. terminar con una excelsa danza de Johann Sebastian Bach, que se constituyó en el momento de encanto y verdadero duende de la velada. Como refrendo del sentir clásico que ha animado este concierto sinfónico, ha sido más que interesante la inclusión de la Sinfonía nº 8 en fa mayor de Ludwig van Beethoven, de parca amplitud en sus dimensiones, pero de precisas y ricas ideas en sus planteamientos, que recuerdan el espíritu de Haydn y Mozart. A diferencia de otras lecturas manifestadas con extravertida ampulosidad, Rickenbacher trasmitió un contenido recogimiento incluso en los Allegros extremos de la obra, haciéndose patente en ese celestial Allegretto scherzando, una de las páginas sinfónicas más admiradas por Berlioz. La orquesta desarrolló aquí sus mejores recursos dejándose llevar por la maestría del director que desarrolló su función haciendo demostración de dominio y conocimiento, convenciendo con una coherente y clara enunciación de los postulados que pedía este programa. José Antonio Cantón Temporada de la OCG CAMBIOS Y DESCUBRIMIENTOS Auditorio Manuel de Falla. 3-II-2006. Geneviève Laurenceau, violín. Orquesta Ciudad de Granada. Director: Pablo González. Obras de Barber, Szymanowski y Chaikovski. 10-II-2006. Klaus Mertens, barítono. OCG. Director: Jan Caeyers. Obras de Beethoven y Schubert. GRANADA La caída del cartel de Ilan Volkov como director vino acompañada de la de la obra de Stroppa, Metabolai, sustituida por el Adagio para cuerdas de Barber, y permitió la presencia al frente de la OCG de Pablo González, ganador en 2000 del concurso de dirección Donatella Flick, patrocinado por la Orquesta Sinfónica de Londres. Timidez y casi ocultación de la batuta, tempi poco ortodoxos, pero eficaces, caracterizaron al asturiano afincado en el Reino Unido. La violinista Geneviève Lau- renceau interpretó muy valientemente, con plena seguridad, el Primer Concierto para violín de Karol Szymanowski, obra enmarcada en su amplio período orientalizante. La solista ofreció como propina el Capriccio polaco de Grazyna Bacewicz, que responde a una estética neoclásica. Excelente segunda parte con una Primera Sinfonía de Chaikovski que reivindicó las obras primerizas del compositor ruso. El belga Caeyers, aunque danzó todo el concierto desde el podio, se prodigó aún más en las contradanzas respectivas de Beethoven y Schubert (en su Sexta Sinfonía). Ambas obras encontraron en él un traductor inspirado, que hizo sonar la orquesta con transparencia y especial claridad en las texturas, haciendo de las Doce contradanzas de Beethoven una suerte de Mozart marcial, Cherubino después de experimentar la “bella vita militar” que con tanta razón le desaconseja Fígaro. La otra mitad del programa la integraban cuatro de los Lieder de Schubert orquestados por Reger y la Canción de la pulga goetheana instrumentada por Stravinski, más otras dos obras de Beethoven originalmente compuestas para voz y orquesta, las arias Prüfung des Küssens y Mit mädeln sich vertragen. El barítono Klaus Mertens optó por una interpretación sobria, resultando un poco ahogado por la orquesta en los fortes del Rey de los elfos y mejorando mucho en el resto del concierto, en especial en las obras festivas de Beethoven. Joaquín García 25 ACTUALIDAD JEREZ El Destino también baila CARMEN FELINA El Destino, deidad burlona y terca, toma la imagen de una bailaora poderosa, telúrica y racial que, paseándose por el pórtico de cada acto, parece mantenerse perpetuamente vigilante y al acecho. La tragedia —lo subrayaba Bizet ya desde los primeros compases de su ópera-mito— se halla ahí ya latente, aun en los momentos en los que el jolgorio o el apasionamiento, la ternura o el bullicio se apoderan de la escena. La labor escenográfica y dramatúrgica del tándem Jesús Ruiz-Francisco López, elaborada al milímetro, salpicada de detalles interesantes, pulcramente ideada, transmitida y expuesta por unas huestes tan solventes y dúctiles como ganosamente implicadas en el buen suceso del montaje, convenció nuevamente. El resultado: verdadero teatro musical en el que el sustantivo, consciente de su importancia última, camina de la mano, pero jamás se arrodilla, ante el adjetivo. En suma: un drama sin concesiones, decantado y estilizado, espectacularmente eficaz. Dentro del elenco canoro descolló la arrabalera Carmen de la canaria Nancy Herrera, pulcrísima en su línea de canto, imbuida de una sensualidad primitiva y ordinariota, de una arrogancia felina en su coreográfico deambular escénico. Todo mito, sabido es, podría bien compararse con un esférico poliedro de infinitas caras, tantas como artistas verdaderos lleguen a asomarse a él. De ahí que nunca lleguen estos a perder su capacidad de sorpresa, que jamás lleguemos a cansarnos de ellos, a captarlos y agotarlos del todo. Irreprochables, asimismo, el Escamillo de Ángel Ódena, chulo y “bien plantao”, como manda el tópico, servido con los debidos empuje, raza y poderío, y la inspirada Micaela de la joven soprano Miguel A. González JEREZ Teatro Villamarta. 19-I-2006. Bizet, Carmen. Nancy Herrera (Carmen), Albert Montserrat (Don José), Ángel Ódena (Escamillo), Sabina Puértolas (Micaela), Cecilia Lavilla Berganza (Frasquita), Mireia Pinto (Mercedes), Eduardo Santamaría (Remendado), Luis Cansino (Dancairo), Celestino Varela (Zúñiga), Antonio Torres (Morales), María del Mar Moreno (El Destino). Coro del Teatro Villamarta. Escolanía de la Escuela Municipal de Música de Jerez. Orquesta Filarmónica de Málaga. Director musical: Enrique Patrón de Rueda. Director de escena: Francisco López. Nancy Herrera como Carmen navarra Sabina Puértolas, con una línea canora limpia y cuidada, de un lirismo conmovedor, tierno y tenue, dentro del sendero marcado por la grandísima Mirella Freni. Varios escalones por debajo, aunque todavía dentro de lo aceptable, colocaría el Don José de Albert Montserrat: a unos comienzos fríos y titubeantes, con el instrumento todavía descolocado y tirante, le siguieron abundantes pasajes resueltos ya con templada corrección, ya con incluso cierto brillo. El resto del reparto, sin especiales fiascos ni fulgores de nota, contribuyó con decoro al buen suceso de la velada. Mereció asimismo elogio sincero y sin reservas la profesionalísima labor en el foso del brioso e inspirado director mejicano Enrique Patrón de Rueda, un valor seguro a tenor de lo demostrado en sus frecuentes visitas al foso villamartino. Su lectura, por su pulso dramático, su viveza y su musicalidad sin fallas, contribuyó de manera notable a cohesionar el conjunto y a tender el necesario puente entre foso y escenario. El coro titular del Villamarta proseguía con este trabajo su habitual línea ascendente. Admirable igualmente la Escolanía de la Escuela Municipal de Música, por afinación, empaste y coordinación. Ignacio Sánchez Quirós Tradición y experimentación UN MECANISMO BRILLANTE Jerez. Teatro Villamarta. 3-II-2006. Chanticleer. Earth songs. Obras de Palestrina, de Monte, Monteverdi, Janequin, Chen Yi, Saint-Saëns, Mahler y otros. n el recital con el que se producía su tan esperado debut en nuestro país la agrupación vocal californiana Chanticleer brindaba argumentación tan brillante como cumplida del porqué de su buena prensa no sólo entre los aficionados al repertorio coral. Era el ideado (mahlerianamente titulado Canciones de la tierra) un programa abierto, una suerte de amplia carta diseñada en función de las apetencias actuales de los actuantes. Así, de la relación E 26 de más de cuarenta páginas que figuraban en el listado inicial, “sólo” pudimos escuchar a lo largo del recital poco más de veinte, cantidad más que sobrada, por lo demás, para comprobar las virtudes interpretativas de la agrupación americana: justísima sincronización en los ataques, empaste que es finísimo terciopelo y una atención al detalle primorosa, milimétrica, pura orfebrería churrigueresca, si se me permite el símil, además de una loable maleabilidad que hace que cada página suene en su estilo adecuado, con su voz y su acento propios. Cada uno de los presentes nos llevamos —presumo— nuestra personal colección de estampas para atesorar en la cajita de la memoria. La mía concreta recogería, por ejemplo, la lectura de la adaptación de Clytus Gottwald del Ich bin der Welt abhanden gekommen mahleriano, absolutamente estremecedora por su reposada y total desolación, una mirada al mundo desde la cima del desencanto servida en un arreglo formidable, a la vez fiel al original y lleno de hallazgos armónicos y tímbricos; pero también la recreación, rebosada de viveza, encanto y fiel descriptivismo, de Le chant des oyseaux de Clément Janequin; o las sorprendentes y audaces páginas corales del chino Chen Yi, a medio camino entre tradición y experimentación... Ignacio Sánchez Quirós ACTUALIDAD LA CORUÑA / LEÓN Sinfónica de Galicia Aniversarios VISITAS, ESTRENOS E INCIDENCIAS DEFICIENCIAS Y LOGROS concertadora. La violinista, que sustituyó a Viktoria Mullova, afrontó el Concierto de Berg, una partitura de gran dificultad y en competencia con una orquesta desmesurada. Quebró una cuerda y hubo de pedir su violín al concertino, Fabris. Quien, a su vez, lo reclamó al ayuda de concertino el cual lo intercambió con su inmediato compañero, en una especie de divertido e insólito “corre-bola”. El instrumento es un Stradivarius de sobrenombre “La bella durmiente”. Se supone que ello no condicionó el incidente. En fin, la brillantísima interpretación de esa maravilla que es Taras Bulba, de Janácek, fue acogida con un entusiasmo indescriptible. En su visita a La Coruña, la Filharmonía confirmó la trayectoria ascendente de una orquesta que ha desarrollado con inteligencia un proyecto musical. Es verdad que se nota mucho cuando tiene un gran director al frente, como es el caso del polaco Wit. Como siempre, fue recibida y despedida con mucho afecto por el público coruñés. Programa interesante de predominio polaco con dos obras contemporáneas de alta calidad, en especial, la pieza de Kilar, Orawa, para orquesta de cuerda. El pianista coreano Kun Woo Paik — en el Primero de Chopin— pertenece a esa escuela oriental que logra intérpretes cuya magnífica técnica prima sobre la expresividad. Una preciosa versión de la Sinfonía “Primavera” de Schumann completó el concierto. Julio Andrade Malde CUARTETO DE SAN PETERSBURGO LA CORUÑA La Sinfónica de Galicia, dirigida por ese músico extraordinario que es Antonini, realizó una notable versión de la bella Sinfonía en do menor de Kraus; excelente, el Concierto para piano Hob XVIII: 11 de Haydn, y memorable la Militar, con la OSG en uno de sus días grandes. La pianista catalana Alba Ventura, muy aplaudida, correspondió con un bis: la Sonata nº 84 en re mayor del Padre Soler. Pons interpretó el repertorio que le gusta y conviene especialmente. La Sinfonía de Berio, que tanto impresionó en aquel lejano y significativo año de 1968, desprovista hoy de otras connotaciones, parece envejecida. Versión notable de los actuales Swingle Singers (los primitivos integrantes la estrenaron), aunque es difícil saber si todo ha estado absolutamente en su sitio. In memoriam de una lucha fratricida de Carlos López García quedó reducida a poco más de cinco minutos. Así, resulta imposible evaluar partitura y versión. En fin, esa maravilla que es Daphnis et Chloé fue un soplo de aire fresco, de encanto y de belleza para finalizar el programa. Cuando Liber Pesek dirige, con serenidad, energía y absoluto dominio, la orquesta se transfigura y el público recibe el doble efecto de lo que refleja la colectividad instrumental y de lo que el director le transmite. Gustó la versión del Estudio para cuerdas, de Haas (obra escrita y estrenada en un campo de concentración nazi). Y se apreció su notable labor La visita que el Cuarteto de San Petersburgo hizo a León, con un programa dedicado a Mozart, Mendelssohn y Shostakovich, tuvo mucho de improvisación y poco de creación. Mientras el Cuarteto en re menor Kv. 421 de Mozart estuvo signado por el distanciamiento más abrupto entre intérpretes y público, debido principalmente a la escasa expresividad puesta en cada uno de los tiempos, con repetidas notas falsas del primer violín en la serie de tresillos del Allegro y el contraste con los aparecidos tras el pasaje en fa mayor del segundo tema, lo que en lugar de otorgar esa calma contagiosa a todo este tiempo, sólo hizo que se resintiera toda la estructura de este delicioso movimiento. El Andante a tempo de nana aburrió, sumiendo al respetable en un profundo sopor del que costó trabajo sacarlo. Concluyó el sufrimiento Mozart con un Allegretto ma non troppo patético y nervioso, después de un Menuetto catatónico, muy similar al que el salzburgués había introducido en la Sinfonía en sol menor. Aquí el primer violín lució su mejor arco, pero sin conseguir nada positivo. Con Mendelssohn y su Op. 13, las cosas cambiaron drásticamente ya desde el Adagio con reminiscencias LEÓN Palacio de la Ópera. 26-I-2006. Alba Ventura, piano. Orquesta Sinfónica de Galicia. Director: Giovanni Antonini. Obras de Kraus y Haydn. 2-II-2006. OSG. Swingle Singers. Director: Josep Pons. Obras de Berio, Ravel y López García. 9-II-2006. Isabelle Faust, violín. OSG. Director: Libor Pesek. Obras de Berg, Haas y Janácek. 17-II-2006. Kun Woo Paik, piano. Real Filharmonía de Galicia. Director: Antoni Wit. Obras de Doberzynski, Chopin, Kilar y Schumann. Auditorio. 18-I-2006. Cuarteto de San Petersburgo. Obras de Mozart, Mendelssohn y Shostakovich. beethovenianas, en el que el entramado polifónico, lleno de abruptos contrastes, implicó una entrega para afrontar de forma directa y rotunda el Adagio no lento que siguió, en el que el grupo, más que resaltar la vertiente lírica de la escritura moderando el uso del vibrato, se decantó por los aspectos formales, subrayando la tensión interna que recorre los pentagramas. El Intermezzo nos trajo aires de guitarra a los que pusieron tintes populares los pasajes en pizzicato para resaltar la extraordinaria labor del primer violín en el Finale, todo él lleno de frescura y colorido. Cerró este desigual concierto el Cuarteto nº 12 en re bemol mayor, op. 133 de Shostakovich, uno de sus más excelsos trabajos. En el Moderato introductorio el chelo expuso las doce notas características derramándose a lo largo del elongado Allegretto en toda suerte de dramáticas tonalidades. Sus tres partes se concentraron en el impresionante arco de más de veinte minutos de duración del segundo episodio, en el que el maravilloso chelo derrochó vitalidad. La limpieza del sonido y el cuidado fraseo fueron realmente lo más destacado de este concierto que tuvo su aspecto negativo en el deficiente Mozart inicial. Miguel Ángel Nepomuceno 27 ACTUALIDAD MADRID Entretenido y original Elixir A TODO GAS MADRID Ambientada en la Italia del pleno fascismo, con un decorado que de primer impacto parecía ideal para Una giornata particolare, ese traslado de la sociedad rural originaria a otra de características urbanas hace perder a la historia algo de su ingenuidad o credibilidad, pero Gas, a partir de esa propuesta, ha sabido mover con acierto todo el tinglado escénico, con detalles de mucha gracia, dando a cada personaje su significado y diferenciando las partes cómicas de las sentimentales, conectando con especial astucia e inteligencia escenario con público. Aunque sea discutible la inserción en la fiesta de bodas, para darle mayor realismo, de La spagnola, canción de Di Chiara y Dôle (pese al disfrute que supone escuchar siempre a Gigli), y parezca un error no tener presente en escena a Nemorino mientras Dulcamara propone sus mercancías, el resultado global sea muy entretenido, con bastantes detalles de originalidad nunca en contra ni violentando la obra, un concepto escénico que va creciendo y perfeccionándose a medida que avanza la acción. No es de extrañar que el montaje, en su larga vida, ya haya sido visto casi en media España lírica. Benini desde el foso da muestras de su maestría. Brío y riqueza orquestales, variedad de matices y siempre atento, como debe ser en esta ópera, a lo que ocurre en escena. Para mayor elogio, la partitura se ofrece al completo. El cuarteto vocal de la primera función es difícil de superar hoy. Ciofi, fantástica artista donde las haya, con un repertorio variado que partiendo del Barroco y Rossini parece hoy día ir Javier del Real Teatro Real. 19 y 20-II-2006. Donizetti, L’elisir d’amore. Patrizia Ciofi-Mariola Cantarero, sopranos (Adina), Antonino Siragusa-Antonio Gandía, tenores (Nemorino), Marco Vinco-José Carbó, barítonos (Belcore), Ruggero RaimondiGiorgio Surian, bajos (Dulcamara), María Rey-Joly, soprano (Giannetta). Director musical: Maurizio Benini. Director de escena: Mario Gas. Escenografía y figurines: Marcelo Grande. Director del coro: Jordi Casas Bayer. 28 Patricia Ciofi y Ruggero Raimondi en L’elisir d’amore de Donizetti en el Teatro Real ampliando a climas más decisivamente románticos construyó una Adina de una humanidad candente, rubricándola con un extraordinario Prendi per me sei libero al que añadió una insuperable ejecución de la cabaletta. Voz colocada muy arriba (dada la dedicación al más difícil catálogo tenoril rossiniano), bien emitida, límpida y ágil, el Nemorino de Siragusa modeló las melodías donizettianas y cantó con la preparación y el estilo exigibles, con dos momentos de grandeza: Annina, credimi y la célebre Furtiva lagrima con una cadencia que coronó, tal es su preparación, con una elaborada messa di voce. Vinco cuenta con la vocalidad precisa para Belcore que personificó impecable de medios (los idóneos) y canto (el necesario), solamente un poco excedido como actor. El imponente Dulcamara de Raimondi resultó algo alejado de la tradición (y se recuerda aquí la selecta bufonería de un Capecchi, un Bruscantini o un Taddei), pero muy vivo y eficaz, dada su clase y madurez. La ReyJoly, con su deliciosa presencia y buen hacer, destacó en la Giannetta de los dos repartos. En el segundo, la Cantarero (con un vestuario distinto del de la Ciofi) puso de manifiesto su exuberancia vocal en volumen y luminosidad tímbrica, derivando el personaje hacia su lado más cómico y extravertido, siendo justamente por todo ello muy vitoreada. El encanto como actor y sus atractivos medios convinieron al Nemorino juvenil y desprendido de Gandía, aunque el intérprete necesita pulir y profundizar algo más un personaje que canta mayoritariamente en forte. Excelente la aparición del Belcore de Carbó, quien siguió manteniendo idéntico nivel en las sucesivas intervenciones. Surian como Raimondi fue un estentóreo Dulcamara, asimismo alejado de la tradición bufa italiana, colmado de vitalidad y energía. El coro, espléndido de canto y movimientos. Fernando Fraga ACTUALIDAD MADRID Transgresiones ANTIHÉROE MADRILEÑO e reposición se trata esta nueva experiencia que en estos días puede contemplarse en el Teatro de la Zarzuela. Hace ya ocho años (temporada 199798) pudimos asistir a su presentación escénica. En aquella ocasión, personalmente, califiqué de una buena apuesta esa visión entre impactante y renovadora que Bieito había acometido y que representaba una actualización necesaria para sacar a la zarzuela de su ostracismo, aunque también advertía de la prudencia con la que se debía tratar un género que, a mi modo de ver, no pide ni soporta ciertas transgresiones. El barberillo de Lavapiés (1874), es una de las partituras más carismáticas de las que produjo Francisco Asenjo Barbieri en cuya aventura le acompañó Luis Mariano de Larra con un texto que seguía los patrones en boga, es decir, un argumento inspirado en determinados hechos históricos del pasado reciente, con frecuencia en las conspiraciones populares y de la nobleza. La obra partía de una historia de confabulaciones grotescas situada en el reinado de Carlos III, en los años de la segunda mitad del siglo XVIII, muy alejada en el tiempo y situación política del momento del estreno. La política, tan llena de azares en aquellos años, y la partitura con referencias castizas por doquier, influyen lo suficiente en el éxito de su representación. Madrid pasaba en esos momentos, por una de las crisis políticas de mayor impacto de los últimos decenios: la caída de la Primera República y la restauración de los Borbones en la persona de Alfonso XII. Por otra parte, la llegada de Arderius y sus bufos habían puesto de Jesús Alcántara Madrid. Teatro de la Zarzuela. 10-II-2006. Barbieri, El barberillo de Lavapiés. Beatriz Lanza, Carmen González, Marco Moncloa, Julio Morales, Francisco Maestre, Luis Álvarez, Daniel Esparza, Amalia Barrio y Xavier Pascual. Coro del Teatro de la Zarzuela. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director musical: Miguel Ortega. Director de escena: Calixto Bieito. D Escena de El barberillo de Lavapiés de Barbieri en el Teatro de la Zarzuela moda, traída de la corte francesa, la sátira política. La estructura de la obra descansa en varios dobles planos, el político —los seguidores de Grimaldi frente a los de Floridablanca—, el social —el pueblo y la aristocracia—, el moral —los buenos frente a los malos— y el amoroso —Lamparilla/ Paloma y Don Luis/Marquesita. Tanto literaria como musicalmente los amores de los primeros se convierten en protagonista de la obra mientras que el resto de las tramas sólo son el pretexto. Calixto Bieito en la anterior edición hizo un excelente trabajo de conjunto, vivo, ligero, juguetón e intencionado y bullicioso, con una habilidosa, moderna e inteligente dirección escénica que se centraba bien en la obra. La presente edición confluye, en parte, en lo mismo. Sigue demostrando su buen oficio para la dirección de actores y para atrapar al espectador con soluciones ingeniosas. Beatriz Lanza, Carmen González y Francisco Maestre hacen una inspirada actuación; extraordinario Marco Moncloa como Lamparilla, “Figaro callejero y entrometido”. El coro que tiene en la obra un papel destacado, ya sea de parroquianos, costureras, estudiantes o guardias, siguieron con suma atención el diferente tempo de sus actuaciones con picardía e ingenio. Sin embargo, Bieito, en esta ocasión, carga el espectáculo con un ritmo trepidante que junto a sus excesos en las extrapolaciones hacen que la obra descarrile en la astracanada. Cuando el director escénico se pone a elucubrar, la obra pierde su sentido y el elemento musical, principal punto de belleza, y el argumental, se pierden, y la obra efectúa un movimiento centrífugo. La Orquesta de la Comunidad obedeció a su director, Miquel Ortega, que a veces, dada la naturaleza del montaje escénico, tuvo que estar cauteloso, aunque desarrolló su parte con la necesaria suficiencia. La zarzuela da para la revisión histórica y, cómo no, para las extrapolaciones a la sociedad contemporánea, pero no admite tanta transgresión. El barberillo ni lo pide ni da para tanto. Manuel García Franco 29 ACTUALIDAD MADRID Ciclo de la ORTVE NO HABRÁ CUESTA DE ENERO alter Weller hacía una de sus obras: la Cuarta de Beethoven, que ya dirigiera hace años (a la ONE, en concreto) con acierto singular. Con él, esta música fluye con la lógica y elasticidad requeridas, con pulso preciso y buen equilibrio entre familias instrumentales. Quedó plasmada, pues, su facilidad para clarificar la compleja estructura rítmicoarmónica de la obra, sus cohesivos desarrollos al igual que sus giros inesperados. O para materializar, con expresividad muy natural, un vigor a menudo exultante. Bien maderas y cuerda. En el lento, como corresponde, se lució la solista de flauta. Arabella Steinbacher hizo lo propio en el Concierto para violín nº 5 de Mozart, mostrando un buen dominio mecánico del instrumento y una expresión un tanto genérica, sin el suficiente arrobo ni embeleso en el Adagio. Se programaba el Concierto op. 61 de Beethoven y Viviane Hagner demostró un talento musical mucho más cuajado que el de Steinbacher. Ofreció una versión de gran mimo estilístico, dentro de un concepto general clasicista y sereno. El bello legato, la fina ejecución de los trinos o la gran facilidad en las cadencias fueron demostraciones del mismo. La mácula, aunque muy rara, fue la afinación. Y no inapelable, pues los accidentes no tienen por qué repetirse en la posterior ejecución. Pehlivanian, que durante la introducción mostró un rubato un tanto afectado, adoleció en términos generales de un pulso algo cachazudo, quizá porque optó por una visión de la obra muy sosegada, y a la postre carente de vuelo, no W 30 demasiado vecina de sus maneras habituales. En este sentido, pareció estar más a sus anchas en ese verdadero seísmo que es La consagración de la primavera. Acertó a plasmar la sorprendente diversidad de su rítmica, en una versión muy visceral, que tuvo casi siempre a la entregada orquesta muy en punta, al tiempo que pulsaba una y otra vez su cuerda más vibrante. Bastante transparente al exponer el tejido de algunos pasajes calmos, como el que abre El sacrificio, fue también magnífica —fruto de un gran temple— la construcción de la Danza final, tras la cual el oyente abandonaba el teatro levemente vapuleado. En el Aria de la Folía española, de Hans Werner Henze, hay extractos de danzas españolas y la percusión añade timbres infrecuentes y exóticos. Pero su VIVIANE HAGNER Madrid. Teatro Monumental. 13-I-2006. Arabella Steinbacher, violín. Orquesta Sinfónica de RTVE. Director: Walter Weller. Obras de Mozart y Beethoven. 27-I-2006. Viviane Hagner, violín. Director: George Pehlivanian. Obras de Beethoven y Stravinski. 3-II-2006. Jaime Martín, flauta. Director: Adrian Leaper. Obras de Henze, Montsalvatge y Stravinski. 10-II-2006. Salvador Barberá, oboe. Director: Lorenzo Ramos. Obras de Pérez Maseda, R. Strauss y Schumann. autor no cede a la tentación del pastiche ni hace concesiones fáciles. La obra es un alarde de composición, con algunas soluciones instru- mentales luminosas (como el repentino emparejamiento de la flauta con la mandolina), y otros pasajes arrebatados o climáticos. Fue servida por Adrian Leaper con convicción, sobrias dotes constructivas y un potente desahogo en el clímax final. Y la misma convicción puso el director titular en la pieza de Montsalvatge, en este caso una obra algo discursiva e insípida, a veces con cierto sesgo a la Poulenc. El gran flautista Jaime Martín — intérprete de su estreno—, hizo gala de un estilo ágil y transparente, con notable virtuosismo en la cadencia y desafío saldado con éxito de la agudísima tesitura del Finale. No es nada insípido, por cierto, el Concierto para oboe del maduro Richard Strauss, sobre el que ronda el espíritu mozartiano. Si la voluta o el arabesco son algunas de sus principales figuras retóricas, la transparencia y el brillo sonoro adornaron el quehacer del oboísta Salvador Barberá. Su notable contribución la secundó al frente de la ORTVE Lorenzo Ramos, de forma algo rígida, poco voluptuosa. Pero sería injusto no reconocer que el Finale se benefició de un trazo mucho más vigoroso y colorido. Cualidades también presentes en su versión de la Tercera Sinfonía de Schumann, caracterizada por la claridad de unos trazos empleados de forma rotunda y constructiva. J. Martín de Sagarmínaga C/ Blasco de Garay 47 - 28015 Madrid Tel.: 91 543 94 41. Fax: 91 543 94 74 [email protected] www.elargonauta.com Por error apareció en el anterior número de Scherzo una crítica de la ORTVE ya publicada anteriormente. Pedimos disculpas por ello a nuestros lectores. ACTUALIDAD MADRID Pinchas Steinberg dirige el acto I de La Walkyria ASIGNATURA PENDIENTE PINCHAS STEINBERG Madrid. Auditorio Nacional. Temporada de la OCNE. 5-II-2006. Director: Pinchas Steinberg. Astrid Weber, Robert Gambill, Gudjon Oskarsson. Obras de Gluck y Wagner. 12-II-2006. Director: Josep Pons. Gerardo López Laguna, piano. Obras de Beethoven, Liszt, Aracil y Scriabin. s una realidad el momento ascendente que atraviesa la Orquesta Nacional. Después de las buenas maneras observadas en la obertura de Ifigenia en Aulide de Gluck (que se ofreció en la compacta instrumentación de Wagner), el acto I de La Walkyria mostró, sin embargo, una escasa familiaridad del conjunto con el universo wagneriano. El norteamericano Pinchas Steinberg había dejado una excelente impresión con La mujer sin sombra hace unos meses en el Teatro Real, pero aquí apareció poco motivado y escasamente efusivo. Desde el comienzo, planteado de modo apresurado, la orquesta exhibió unas cuerdas poco poéticas (salvo el solo del chelista Miguel Jiménez) y unos metales faltos de rotundidad. La versión no logró remontar el vuelo hasta el dúo final, gracias a la entrega de los solistas. A Astrid Weber le faltó un poco de voz, pero estuvo valiente como Sieglinde, y Robert Gambill fue un Siegmund de bellas maneras, algo privado de sentido heroico, pero que se fue creciendo, mientras que Gudjon Oskarsson hizo un correcto, aunque poco temible Hunding. Uno de los conciertos más atractivos del presente curso ha sido el que ha gira- E do en torno al mito de Prometeo. Después de fragmentos del ballet Las criaturas de Prometeo de Beethoven y del poema sinfónico dedicado por Liszt al titán que robó el fuego a los dioses para entregárselo a los hombres (que no figura, desde luego, entre las páginas orquestales más difundidas del músico húngaro, y donde la ONE tuvo ocasión de lucimiento, en una versión bien planteada por la batuta), escuchamos uno de los encargos de la temporada, Epitafio de Prometeo de Alfredo Aracil, una excelente partitura en la que el compositor madrileño logra crear una atmósfera realmente mágica y evocadora, en un permanente juego entre el dinamismo y el estatismo, con su característico dominio de los timbres orquestales. La obra tuvo una magnífica lectura por parte de Josep Pons, quien culminó el concierto con el monumental Poema del fuego de Scriabin, donde el maestro catalán supo plasmar adecuadamente el clima de misterio, y a cuyo éxito global contribuyeron las sutiles sonoridades del pianista Gerardo López Laguna y el poderoso coro en los compases finales. Rafael Banús Irusta 31 ACTUALIDAD MADRID ORCAM CARA Y CRUZ Madrid. Auditorio Nacional. 23-I-2006. Dimitri Bashkirov, piano. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director: Rudolf Barshai. Obras de Beethoven y Shostakovich. 27-I-2006. Alvaro Marías, flauta dulce. Orquesta de Comunidad de Madrid. Director: José Fabra. Obras de Respighi, Marco, Ravel y R. Strauss. e la mano de estos dos rusos —afincado venturosamente Bashkirov en España— llegó el infrecuente Concierto para piano y orquesta en re mayor op. 61a de Beethoven, que se sintió obligado ante el fracaso del Concierto para violín op. 61 a remodelar el trabajo y asignárselo al piano. No fue mayor su fortuna en esta modalidad al estrenarlo. Hoy por hoy el escrito para el violín se considera cimero en el género, y si bien es cierto que su hermano no adquiere idéntico vuelo, es considerable, aparte su curiosidad y la infrecuencia con la que se escucha. Lo trataron Bashkirov y Barshai dentro de una acepción vertida al lado clásico, que es la conveniente, utilizando aquél su claridad de mecanismo y pulsación y logrando un éxito marcado, pese D a la casi puerilidad de la sección de la cadenza de mayor duración donde el autor enfrenta al piano y al timbal. Los aplausos del público determinaron al pianista a dar una romántica y rusa propina. Aunque el programa de mano repartido dice que Barshai está grabando un ciclo completo de sinfonías de Shostakovich, lo cierto es que afortunadamente podemos ya disponer de él. Su versión de la Sinfonía nº 5, tan prodigada ahora en nuestras salas de conciertos, es modélica y así se realizó, exenta de gangas y tremendismos, rica, contrastada y conmovedora como contenedora de excelente música magníficamente orquestada. Fue posible gracias al trabajo del maestro con la Orquesta de la Comunidad, a su vez en tarde de comportamiento en gran orques- ta por bloques y en individualidades. Lograda la sfumatura final del primer tiempo, justa la ironía que destila el segundo, con muy buen trabajo de la cuerda en divisi; profundo el lírico y crucial tercer tiempo y llena de pulso la preparación del exultante final, amén de lo excelente de los solos a lo largo de toda la obra. Así lo refrendó el maestro, que felicitó a todos e incluso dedicó un paternal beso a la grácil concertino entre los aplausos de reconocimiento del público, también en gran tarde (ni interrupciones con aplausos a destiempo, ni ruidos, ni toses). Comenzaba su concierto José Fabra con la Suite nº 1 de “Arias y Danzas antiguas” de Respighi en una traducción de nivel más que aceptable, con buena contribución de la orquesta, que desarrolló una tímbrica exquisita en el tercer número, en el que lució también el primer violonchelo como lo hizo en la obra de estreno y encargo de la ORCAM a Tomás Marco, Vanitas de chaconas y folías, donde con un canto repetitivo del solista (muy bien Marías) la orquesta intercala comentarios hasta llegar a una clara cita a Chopin. La obra se prolonga en exceso y pesan sus más de veinte minutos. El público la acogió con aplausos, como lo hizo en las obras restantes: Ma mère l’oie, que resultó en versión más desvaída que poética, pese a la entrega de la orquesta, que también lo estuvo en unas Travesuras de Till Eulenspiegel que no pasarán a la historia por el poco cuidado del empaste en maderas y metales por parte de la batuta. José Antonio García García Ciclo de la Universidad Politécnica UN DISCRETO ENCANTO ste conjunto alemán, fundado en 1919 y residente en la ciudad de Ludwigshafen, es ejemplo de orquesta disciplinada, aplicada y sobria, algo escasa de efectivos, al menos en este concierto de la Universidad Politécnica, en el que contamos 23 violines y seis contrabajos, como extremos del espectro sonoro de las cuerdas. La sonoridad es un tanto grisácea, aunque se advierte sentido musical y profesionalidad, en lo que tendrá sin duda que ver la solidez y buena maneras de su director, el finlandés Rasilainen, nacido en 1959, músico seguro, de técnica E 32 gestual un tanto monocorde, pero eficaz, con un dibujo preciso de la batuta y un hábil y continuo barrido del brazo izquierdo. La versión de la Sinfonía nº 25 de Mozart, de rítmica adecuadamente diseñada, fue tocada con más aire que total transparencia. Se ralentizó demasiado la exposición del lírico segundo tema del primer movimiento y, casi siempre, las cuatro trompas evitaron que escucháramos con claridad las líneas del rico contrapunto. Consecuencias de la comentada pobreza de los arcos, lo que también impidió que el arrasador romanticismo del Concierto en la menor de Schumann nos penetrara. Cumplió con digitación precisa el pianista húngaro Ránki (Budapest, 1951), que frasea con gusto. Pero su interpretación nos pareció más bien gélida y escasa de claroscuros. La sesión concluyó con una interpretación de la Sinfonía nº 1 de Sibelius, traducida de forma un tanto áspera, pero no exenta de encanto, con bastantes pasajes borrosos y una acritud tímbrica que otorgó a la exposición un rastro de primitivo salvajismo muy interesante. Dos nuevas páginas de Sibelius, el Vals triste, finamente ARI RASILAINEN Madrid. Auditorio Nacional. 21-I-2006. Dezsö Ránki, piano. Orquesta Filarmónica Estatal Rheinland-Pfalz. Director: Ari Rasilainen. Obras de Mozart, Schumann y Sibelius. dibujado, y el Alla marcia de la suite Karelia, remataron de forma amable un concierto discreto. Arturo Reverter ACTUALIDAD MADRID Extraordinaria versión de La creación VISIÓN DEL ORIGEN HARRY CHRISTOPHERS Rafa Martín Madrid. Auditorio Nacional. 14-II-2006. Gillian Keith, soprano; Tom Randle, tenor; Christopher Purves, barítono. Coro y Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director: Harry Christophers. Haydn, La Creación. beneficio de la Fundación de Ayuda a la Infancia con Parálisis Infantil, se dio este concierto con la subestimada, por quedar sumida en el olvido hasta bien mediado el pasado siglo, obra de Haydn donde se repasa con visión idílica el origen del mundo y del hombre según la Biblia y El Paraíso perdido de Milton. Feliz idea, a juzgar por los resultados, la de poner esta obra en los atriles y encomendar a Harry Christophers la tarea de ponerla en pie. El director inglés, a quien todos sabemos bien avezado en las músicas de los períodos clásico y barroco, estructuró, perfiló, limó, articuló, cantó, matizó y dispuso las cosas con su amplio y bien definido gesto, consiguiendo una interpretación descriptiva, bella y cuidada, dejándonos la mejor de sus visitas a Madrid musicalmente consideradas éstas, y eso que los niveles que alcanza el inglés tienen siempre un marchamo de calidad indiscutible. Bien trabajada la obra, lo que refrendaron los conjuntos a su cargo con aplausos al director tras concluir la interpretación, consiguió fluidez y sinceridad desde el pianísimo inicial, obteniendo transparencia y poder en las intervenciones del coro, que va del susurro al sonoro fugado. Y la dirección obtuvo sobra- A damente lo apetecido ya que el Coro de la Comunidad estuvo insuperable en equilibrio entre cuerdas, ataque y posibilidades de modulación y de dinámicas, y en conjunción con el intachable comportamiento de la orquesta en la que, aparte del muy buen nivel global, hay que destacar —como hizo Christophers distribuyendo los cuantiosos aplausos recibidos— las labores de Meyer en el clarinete, Varea en la flauta, Báguena con el oboe y Stokes a la cabeza de los cuatro chelos destacables en el nº 16 de la partitura y él en el nº 31. El éxito fue grande, y nada ajeno a él el terceto solista, reforzado por Marta Bornaechea en el número final. La soprano canadiense Gillian Keith resulta adecuadísima para esta obra por su timbre con peso y color suficientes, y homogeneidad de registros que no le impide hacer sin apreturas las agilidades. Flexible, dominador, bonito timbre y con una pastosidad vocal que no estorba la clarísima dicción Christopher Purves; y Tom Randle, el tenor, con voz más poderosa de lo habitual en un tenor de oratorio, muy bien sin llegar al nivel —por cualidad vocal— de sus dos compañeros. Una gran velada. José Antonio García García 33 ACTUALIDAD MADRID Revista de prensa DIVERGENCIAS Y CONFLUENCIAS a actuación de Nelson Freire suscitó dos de las opiniones más divergentes que ha ofrecido la crítica madrileña en los último tiempos. José Luis Pérez de Arteaga, en su comentario “Freire: penoso recital” de La Razón, sentenciaba: “se ventiló en un santiamén la Sonata nº 11 de Mozart, la del Ronda alla turca, como si le persiguieran los otomanos en pleno. Con el Carnaval de Schumann entramos en la liquidación por derribo. Freire corrió como un poseso, en algunos instantes al borde de la comicidad involuntaria, se merendó notas, compases enteros y transiciones, y resolvió pasajes a zapatillazo limpio, o sea, a zarpazo inmisericorde. Pocas traducciones peores de la obra maestra de Schumann ha habido ocasión de oír”. En cambio, Antonio Iglesias, en ABC, apuntaba: “la facilidad mecánica del gran pianista que el mundo reconoce en el prestigioso brasileño le torna en dominador de sus traducciones Rafa Martín Madrid. Auditorio Nacional. 17-I-2006. Nelson Freire, piano. Obras de Mozart, Schumann, Debussy, Villa-Lobos y Albéniz. 13-II-2006. Grigori Sokolov, piano. Obras de Bach, Beethoven y Schumann. brillantísimas, seguras, continuadoras de una tradición que nos lleva a pensar en aquellos otros grandes del teclado que todavía y bien por encima del oropel acuden a nuestra memoria”. Aunque reconoció que “acelera excesivamente los momentos vivos, en contadas ocasiones hasta rozar lo atropellado”. Llegó después el turno de Grigori Sokolov, uno de los artistas más asiduos de la GRIGORI SOKOLOV NELSON FREIRE L serie. Alberto González Lapuente, en ABC, definió así su estilo: “En algo recuerda los retratos del viejo y gran pianista Anton Rubinstein, para algunos más universal que Liszt, y defensor del discutible principio según el cual interpretar la música consiste en interpretar la escritura. Ahí cabe explicar el estilo de Sokolov. Por eso cualquier obra se sitúa en una posición estrictamente personal”. Por su parte, Gonzalo Alonso, en La Razón, consideró que “Los resultados no han sido en esta ocasión quizá tan atractivos y por una causa común a la Suite francesa nº 3 en si menor y a la Sonata en re menor op. 31, los Bach y Beethoven de la primera parte. Simplemente se desbordó en poder. Bach es mucho más íntimo y ni siquiera la Gigue final puede resultar tan apabullante. Del mismo modo el Beethoven de la sonata conocida como “La tempestad” reúne mucho más equilibrio y menos aristas que las expuestas por Sokolov”. Finalmente, Juan Ángel Vela del Campo, en El País, resumía así su impresión ante el recital: “Lo primero que destaca en el pianista es la personalidad de sus versiones. Lo segundo, la intensidad que transmite. Sokolov está en las antípodas del convencionalismo. Es un artista de enorme concentración, cuyo virtuosismo siempre está al servicio de desentrañar los confines más ocultos de las partituras”. Liceo de Cámara BARTÓK, SIEMPRE BARTÓK Madrid. Auditorio Nacional. 26-II-2006. Cuarteto Casals. Obras de Mozart y Ligeti. 1-II-2006. Cuarteto Hagen. Vicente Alberola, clarinete. Obras de Mozart y Kodály. 7-II-2006. Cuarteto Alban Berg. Obras de Mozart y Bartók. e recogen aquí tres sesiones del Liceo de Cámara que seguían el hilo principal de este curso, el aniversario mozartiano. El Cuarteto Casals —en la segunda de sus actuaciones, la primera debe quedar fuera de este comentario— encontró un tono juvenil y vitalista para los Cuartetos tempranos del Salzburgués —K. 160, 168 y 169—, un repertorio que ha trabajado a fondo. La sonoridad y el estilo podrán pulirse todavía más en el futuro, pero S 34 los músicos le sacan ya un partido considerable a este repertorio más bien endeble. Su acercamiento a Ligeti es igualmente esperanzador, bien que una obra como el Cuarteto nº 1 — antes se tocó el Homenaje a Hilding Rosenberg, para violín y chelo—, aunque correctamente resuelta, se quedara a distancia de una lectura que extrajera todo su rico potencial. Menos interesante el Cuarteto K. 157 en la interpretación del Hagen, que se reveló poco fino y de sonoridad desabrida. Sintonizaron los ejecutantes mucho más con el universo del Segundo Cuarteto de Kodály. En cuanto al tan maravilloso como posiblemente demasiado programado Quinteto con clarinete K. 581, lo más notable lo aportó Vicente Alberola, por su hermoso sonido, control dinámico y elegante fraseo, en tanto que las cuerdas le secundaron de manera más bien prosaica. Finalmente, con el Cuarteto Alban Berg se accede a otra dimensión mozartiana por la precisión, claridad y dominio del lenguaje. Magnífica versión del Cuarteto de las Disonancias y algo menos buena —ligeros roces en el primer violín— en el K. 387. Pero el concierto quedará para la memoria por un Segundo de Bartók que se adentró en lo portentoso por la exactitud de ataques, vigor rítmico e intensidad límite de la lectura. E.M.M. ACTUALIDAD MADRID Fiesta vocal CON HILOS DE ORO veces, el tejido de la vida, la mayor parte de cuyos hilos se disuelven en el tiempo, y que al final se desgarra, está entreverado con hilos de oro alquímico, momentos de una intensidad imbatible que, por ejemplo, nos proporciona el arte. La inusitada fuerza de la respuesta entre el público, una ferviente comunión, en dos conciertos separados por escasos días y dedicados al canto florido del barroco y el romanticismo, así lo prueba. Fueron horas áureas, para todos: artistas y escuchas. Juan Diego Flórez, el inverosímil muchacho peruano, canta cada vez mejor, lo cual parece imposible pero se puede constatar. A su natural bello y seductor une una técnica con todos los lujos del bel canto, un lirismo sostenido y una sensibilidad musical extrema y en crecimiento. El melodismo con que cantó el adagio de La Cenicienta, seguido de un estrambote con agilidades y saltos amplios clavados en el agudo, fue un festival sumo de arte rossiniano. A su lado, Barcellona, generosa de color y anchura, buena cantante de agilidad, no deslució y pudo medirse con la Leonora de La favorita más que honorablemente. No menos brillante resultó la presentación de Bartoli, ausente de Madrid por más de una década. Se puede decir que la cantante romana ha inventado el canto barroco. En parte porque nutre su repertorio con páginas olvidadas o desconocidas. En parte, sobre todo, por el dispositivo que ha montado con su registro de soprano a Javier del Real Madrid. Teatro de la Zarzuela. 6-II-2006. XII Ciclo de Lied. Amanda Roocroft, soprano; Malcolm Martineau, piano. Obras de Debussy, Strauss, Chaikovski y Barber. Teatro Real. 11-II2006. Grandes Voces en el Real. Daniela Barcellona, mezzo; Juan Diego Flórez, tenor. Orquesta Sinfónica de Castilla y León. Director: Riccardo Frizza. Obras de Rossini, Bellini y Donizetti. Teatro Real. 17-II-2006. Grandes Voces en el Real. Cecilia Bartoli, mezzo. Orquesta Barroca de Friburgo. Directora: Petra Müllejans. Obras de Scarlatti, Caldara, Haendel y Corelli. CECILIA BARTOLI A medias y mezzo a medias, que resulta ser de soprano doble. Su frenética coloratura dicha a velocidad de vértigo y fraseada con precisión dentro de las volutas barrocas, puede alternar con el canto spianato de los andantes, dichos con ligazones impecables y reguladores de volumen virtuosos al extremo de que, cuando no esperamos menos que un piano, repite la estrofa en pianissimo y con comentarios. Añádase su variedad de posturas y expresiones, de todo humor, desde su desenfadada actitud de condottiera con mando en plaza. Roocroft, soprano de ópera, con una voz cálida, de una vibración de superficie muy ancha, que se abre y destempla en el agudo, se metió en el repertorio de cámara, que no es el suyo, por carecer de intimidad su emisión. El pianista, para compensar, le dio al teclado con violencia y ya se puede imaginar lo que hubo de quedar, por ejemplo, de Debussy tras la batalla. B.M. 35 ACTUALIDAD MADRID Ibermúsica POLIFONÍAS Y RITMOS Madrid. Auditorio Nacional. 24-I-2006. Orquesta Sinfónica de Bamberg. Director: Jonathan Nott. Obras de R. Strauss, Ligeti y Janácek. entro del ciclo de Ibermúsica, la presencia de la Sinfónica de Bamberg y de su director titular, Jonathan Nott, pudiera parecer a priori una oferta de complemento. Sin embargo, el extraordinario rendimiento del conjunto y la inteligencia y musicalidad de la batuta desmintieron de raíz dicha falaz impresión. Para empezar, Nott había diseñado un programa de coherencia, novedad y atractivo singulares. D El concierto se inició con una lectura poderosísima y transparente de Así habló Zaratustra de Richard Strauss, tal vez el poema sinfónico más ambicioso de su autor y ciertamente el que despliega un concepto más complejo de la orquesta. Nott subrayó este hecho desde una óptica no exenta de modernismo. No menos brillante la manera de desentrañar la sensacional e intrincada Polifonía de San Francisco de Ligeti, una composición que cuenta ya con treinta años pero que sigue manteniendo una rabiosa vigencia por la virtuosista caligrafía instrumental. Y si de vigencia se trata, no ha perdido ni un átomo de originalidad o fuerza la Sinfonietta de Janácek, que Nott y la Sinfónica de Bamberg reprodujeron como una auténtica fiesta de ritmos y timbres. Un concierto de todo punto extraordinario. E.M.M. JONATHAN NOTT Musicadhoy UNA HISTORIA MUY BELLA emos tenido en estos conciertos dedicados a Guerrero, desaparecido desgraciadamente para nuestra música en 1997, a los 46 años, prueba palmaria de su gran talento. Ese deseo compulsivo, esa fuerza telúrica que animaba al inquieto compositor resplandecía y salía a borbotones de las estructuras, de las suturas y de las articulaciones internas de sus pentagramas, en los que agotaba frecuentemente los límites y las posibilidades técnicas y expresivas de los instrumentos elegidos. Sucedía, por ejemplo, ya, y hoy lo hemos comprobado, en una partitura temprana como Jondo, de 1974, para 10 voces de hombre, 3 trombones, 4 percusionistas y cinta, que fue un encargo de Radio Nacional. La típica exasperación de las texturas, de las frases, de los acentos está ya ahí, en ese juego variado entre las diversas voces entrelazadas, en esos claroscuros que nos dejan percibir ecos del cante popular. La violencia característica H 36 del autor, su energía inacabable y una cierta tendencia ruidista, quedaba de manifiesto en Acte préalable (1977-78), para cuatro percusionistas, una auténtica orgía sonora no exenta de cierta teatralidad. De otro cariz es la impresionante Nur (1990), para 16 voces solistas. Un verdadero incendio, una marea abrumadora de estridencias, donde se juega con los cuartos de tono y se plantean espinosas dificultades a los cantores, que han de estar en permanente tensión durante los 20 minutos en los que nos tienen en vilo, sin posibilidad de respirar ni de tomar aire. Lástima que los problemas de afinación y de planificación no fueran del todo solventados en esta interpretación a cargo del Coro del Proyecto Guerrero, que, a las órdenes del siempre correcto Guillermo Bautista, nos sirvió la composición con mucha menos dinamita de la que posee y sin que pudiéramos por ello reconocer su brillo ígneo y avasallador. Estupenda prestación FRANCISCO GUERRERO Madrid. Auditorio Nacional. 26-I y 16-II-2006. Guerrero, Acte préalable, Nur, Jondo. Proyecto Guerrero. Director: Zsolt Nagy. Zayin. Cuarteto Arditti. de los instrumentistas y buena labor del director Nagy, que reveló pulcritud, firmeza y buenos brazos. Zayin (siete en hebreo), constituida por siete piezas más un breve bis, redactadas entre 1983 y 1995, es Guerrero en estado puro, de ese músico que andaba ya metido hasta los ojos en sus investigaciones en torno a la geometría fractal. El paisaje sonoro que se nos ofrece en esta partitura ya clásica, que reúne cuatro (cinco contando el bis) páginas para violín, viola y violonchelo, una para cuarteto y otra para violín solo, es de una riqueza de trazo y de una penetración tímbrica extraordinarios. Obra incómoda, desasosegante, rugosa, áspera, llena de aristas y auténticamente electrizante, que fue, de nuevo, tocada de manera impecable por los Arditti, que supieron, como siempre, mantener el temblor y vibración permanentes y ejecutar igual de bien tanto los pasajes delicados como los terroríficamente crispados. Cada una de las piezas está dedicada a una mujer concreta; la tercera a su hija Ángela. Mujeres a las que admiraba y quería, pero que estaban fuera de su mundo interior. Por eso, su esposa, Susana Cermeño, se quedó sin dedicatoria: ella estaba dentro de él y de todas las obras que escribía. Una historia muy bella. Arturo Reverter ACTUALIDAD MÁLAGA XII Ciclo de Música Contemporánea A LA VANGUARDIA DESDE LA TRADICIÓN MÁLAGA Teatro Cánovas. 18, 27-2006. Joven Orquesta Nacional de España (JONDE). Director: George Pehlivanian. Ara Malikian, violín. Orquesta Filarmónica de Málaga. Director: José Luis Temes. Obras de Varèse, Shostakovich, Torres y J. L. Turina. La presente edición del Ciclo de Música Contemporánea de Málaga ha sido dedicado a la obra de José Luis Turina (Madrid, 1952), compositor cronológicamente inmerso en la postmodernidad y en el que se da de manera espontánea y con total convicción la fusión de tradición y vanguardia desde el respeto más escrupuloso a la musicalidad. Así ha quedado patente en estos dos conciertos sinfónicos, que han programado significativas obras de su repertorio como Música fugitiva de la que Pehlivanian hizo una detallada lectura haciendo que los músicos de la JONDE dieran lo mejor en su aproximación a las dos partes de esta obra, concebidas por el autor como dos estudios sinfónicos de origen rossiniano —decantaciones de la obertura de El barbero de Sevilla. Una muy favorable respuesta del público confirmaba la aceptación que han tenido las diecisiete obras de Turina en los nueve conciertos que han integrado este ciclo. El concierto tuvo su inicio con Intégrales de Edgar Varèse, quedando de manifiesto la enorme carga expresiva de la estética de esta gran figura de la composición del pasado siglo, especialmente en la rica y muy diversificada percusión que encierra esta obra. La segunda parte estuvo dedicada a una de las sinfonías más populares de Shostakovich, la nº 5, en re menor op. 47, como homenaje al centenario del nacimiento de este singular músico soviético que, con su noble arte de manifiesto humanismo, supo vencer las imposiciones estéticas que le venían del Partido Comunista. La espectacularidad de esta composición y la brillan- tez de su instrumentación fueron elementos destacados por el director que, con una excelente interpretación, quiso estimular a la orquesta, dando la verdadera dimensión de la formación musical de sus componentes. Concluía así y a plena satisfacción del auditorio un concierto bien concebido en su programa. Otro tanto pude decirse del de clausura a cargo de la OFM bajo la dirección de uno de los directores que más y mejor conoce la música de Turina: José Luis Temes. La ocasión permitió el estreno absoluto de la obertura de concierto Plaza de Riego del compositor Luis A. Torres (Málaga, 1973), encargo de la Junta de Andalucía, la otra institución organizadora de este acontecimiento. Temes hacía con esta obra su enésima première con la sagacidad que caracteriza su gran experiencia y natural entendimiento del lenguaje musical contemporáneo, funcionando a plena satisfacción del autor ante la sucesión de exposiciones de temas en la que se basa esta partitura homenaje a Picasso. Tres de las piezas más singulares del catálogo turiniano completaron el programa: Dos danzas sinfónicas —verdadera filigrana orquestal—, Concierto para violín y orquesta, donde el virtuosismo del libanés Malikian fue esencial para alcanzar lo que propone Turina en las tres partes de esta composición, que es todo un alarde de conocimiento técnico del instrumento, y El arpa y la sombra, broche de oro de este ciclo como síntesis del esencial ser musical de José Luis Turina. José Antonio Cantón 37 ACTUALIDAD OVIEDO Pataleos y protestas ante la propuesta escénica FAVORITA CON MAL FARIO 38 Terminó la LVIII Temporada de Ópera de Oviedo con La favorita, obra belcantista muy del gusto del público ovetense. La versión, una coproducción de la Ópera de Oviedo y el Teatro Baluarte de Pamplona, se caracterizó por una propuesta escénica arriesgada, carente de medios en general y muy discutible en sus criterios. La desilusión por la puesta en escena y la mala impresión producida por la poca entidad de la escenografía, mediatizaron enormemente el resultado artístico general, que en su versión musical y vocal fue de gran calidad. El pataleo general fue monumental; como no se recuerda en el Campoamor. Nadie puede quitar a Tomás Muñoz un cierto interés en su propuesta escénica, pero si se entra a fondo, todo resulta demasiado absurdo y forzado: un héroe que juega con un castillo de arena, varios tocados fez de procedencia turca para situar una dramaturgia algo descentrada y alocada, y fotografiada, nada más y nada menos que por paparazzis, un prior vestido como obispo mitrado, damas de corte con gafas de sol, acostadas en una tumbona con bañadores coloristas y pintorescos vestuarios… Y todo esto, trasladado del s. XIV a mediados del XX, con un movimiento escénico que, en ocasiones, entorpecía algunos momentos líricos importantes. A esto se unió la mala suerte que hizo que ciertos elementos del vestuario y la escenografía se rompiesen, con lo que la sensación general fue bastante pobre, aparte de resultar evidente la carencia de medios en la producción. El mal estado de salud de Dolora Zajick y algunas protestas del público durante la fun- Carlos Pictures OVIEDO Teatro Campoamor. 25-I-2006. Donizetti, La favorita. Stefano Antonucci, Dolora Zajick, José Bros, Stefano Palatchi, Jon Plazaola, Susana Cordón. Orquesta Sinfónica Ciudad de Oviedo. Coro de la Asociación Asturiana de Amigos de la Ópera. Director musical: Roberto Tolomelli. Director de escena: Tomás Muñoz. Escena de La favorita de Donizetti en el Teatro Campoamor ción —“la escena es un desastre”— terminaron de enturbiar un ambiente que al final se transformó en una sonora protesta. Si la escena fue protagonista en lo negativo, José Bros se convirtió en el principal aliciente de un reparto bien elegido. Encarnó a un Fernando soberbio, muy seguro ya desde el principio con los exigentes sobreagudos del primer acto, que afrontó con contundencia, si bien este registro aún no logra transmitir en él la necesaria sensación de tranquilidad, porque su tesitura, lírica, tampoco está sobrada ahí —ni falta que hace. Dolora Zajick está considerada como una referencia en su papel de Leonora, y no sin razón. Adolecía de un proceso catarral, pero la voz no estaba tan mal, por lo menos cuando interpretó notablemente la conocida escena Fia dunque vero. Magníficos Susana Cordón y Stefano Palatchi, cuyas interpretaciones en el Campoamor siempre salen bien paradas. Jon Plazaola estuvo caracterizado de una manera ciertamente peculiar, que supo hacer suya naturalmente, con una eficaz y expresiva plasmación de la servil personalidad de Don Gasparo. Finalmente hay que comentar el maravilloso trabajo de Stefano Antonucci como Alfonso XI. Con una impresionante voz de barítono, su presencia en el segundo acto se convirtió en uno de los alicientes de la obra, y su interpretación de Vieni, amor, uno de los momentos más logrados de la noche. Roberto Tolomelli ofreció una lectura segura de la obra, muy intensa en lo rítmico, resaltando con éxito los momentos más dramáticos. Como concertador es un director hábil, que también acompaña acertadamente a los cantantes, y que supo sacar de la Orquesta Sinfónica Ciudad de Oviedo una notable participación. No ocurrió lo mismo con el coro de la AAAO. Su falta de entidad lírica se ha puesto en evidencia a lo largo de toda la temporada. Aurelio M. Seco ACTUALIDAD SALAMANCA / SAN SEBASTIÁN Cerca de la perfección ESPLÉNDIDA MADUREZ SALAMANCA Cercano a los 70 años, Zubin Mehta se ha ido decantando, más allá de la brillantez y espectacularidad que siempre la han caracterizado, por una musicalidad que hace de cada obra que interpreta una creación personal. Enfrentarse a dos partituras tan conocidas como las Quintas Sinfonías de Beethoven y Chaikovski es todo un riesgo. Su dominio de la orquesta es absoluto y su gestualidad, admirable, dando una sensación de infalibilidad que nada tiene que ver con el automatismo o el simple dominio técnico. Versiones matizadísimas, llenas de contrastes entre los momentos lentos y los allegros, perfectas de dinámica, de planificación sonora, todas las familias individualizadas y a la vez formando parte de un bloque sonoro en los fortísimos sin que el metal tapara nunca a la cuerda. Momentos casi expresionistas, la disolución en las transiciones del segundo tiempo de la Quinta Sinfonía beethoveniana o el final del Andante chaikovskiano, son dignas de anotarse. Fue un Beethoven personalísimo desde la visión de una partitura en la que la exaltación llega después de una perturbadora ruptura del sonido. De la obra chaikovskiana, que he tenido la suerte de escuchar en directo a maestros como Stokowski, Mravinski o Celibidache, sólo hay que decir que estuvo a la altura de aquellos. Los solistas, trompa, flauta, oboe, la orquesta entera, magnifico conjunto, aunque no sea de los primerísimos, siguieron al maestro con una asombrosa vitalidad, expresada incluso en la forma ZUBIN MEHTA Centro de las Artes Escénicas y de la Música. 3-II-2006. Orquesta del Mayo Musical Florentino. Director: Zubin Mehta. Obras de Beethoven y Chaikovski. externa de tocar. Apoteosis y dos magníficos regalos de igual calidad. Una Danza húngara de Brahms y la obertura de Las bodas de Fígaro, oportuno homenaje a Mozart para cerrar una concierto, celebración de los 125 años de Caja Duero, que dejará huella en Salamanca. Fernando Herrero Temporada de la OSE SORPRENDENTE SAN SEBASTIÁN Kursaal. 2-II-2006. Lorenz Nasturica Herschcowici, violín; Wilfried Strehle, viola. Orquesta Sinfónica de Euskadi. Director: Gilbert Varga. Obras de Arriaga, Mozart y Schoenberg. Sorprendió el resultado obtenido por la OSE en un programa intenso y arriesgado dada la inclusión de la Noche transfigurada de Schoenberg. Sorprendió porque lo que se escuchó traspasó el umbral del sonido puramente correcto. En realidad, lo interpretado llegó a cotas de nota alta gracias en buena medida a la batuta del exigente Gilbert Varga que se abalanzó directamente sobre cada una de las tres partituras seleccionadas. Arriaga, el insigne músico bilbaíno que está siendo homenajeado al igual que Mozart, sonó a través de su Nonetto, en lo que supuso el estreno de la edición crítica de Christophe Rousset, de modo grácil, fresco y dinámico. Sin embargo, justo es subrayar el buen trabajo realizado por el dúo compuesto por el violinista Lorenz Nasturica Herschcowici y el viola Wilfried Strehle en la interpretación de la poco frecuente Sinfonía concertante para violín, viola y orquesta en mi bemol mayor del salzburgués. Oírles tocar fue un placer, pero verles cómo lo hacían supuso un goce para el sentido de la vista. Estuvieron equilibrados y coordinados, sin cejar en su empeño por mostrar sus buenas maneras, matizando cada uno de los movimientos, demostrando formar un buen equipo y encajando sus peculiares modos respecto al de la Orquesta. Ofrecieron la Passacaglia de Haendel, a modo de bis rizando el rizo a lo expuesto anteriormente. Sin embargo, la capacidad de sorprendernos fue más allá a lo largo de la intensa Noche transfigurada, op. 4 de Schoenberg. Con un todo orquestal sólo de cuerda de casi setenta profesores, Varga dirigió la partitura con destreza y de manera concisa. Desde el grave inicial hasta el Adagio molto tranquilo final, sonó todo redondo y homogéneo, a pesar de algún evidente desajuste sonoro en los últimos compases que quedó tan sólo en pura anécdota. Íñigo Arbiza 39 ACTUALIDAD SAN SEBASTIÁN / SANTIAGO Equilibrio clásico UN MOZART FRESCO Y CON GUSTO San Sebastián. Kursaal. 29-I-2006. Anna-Kristina Kaappola, soprano; Marjan de Haer, arpa; Frank Theuns, flauta. Anima Eterna. Director: Jos van Immerseel. Obras de Mozart. a temporada de la Fundación Kursaal arrancó en el ámbito de la clásica con un concierto dedicado íntegramente al genio de Salzburgo y con una propuesta acertada, gracias al programa elegido y la calidad de sus intérpretes. El grupo Anima Eterna, que comanda Van Immerseel, logró sorprender, y no porque sus maneras fueran más o menos fieles a las supuestas costumbres de hace siglos, sino por el gusto mostrado a la hora de hacerlo. Las maneras del maestro fueron correctas, comedidas, sin hacer grandes alardes de nada y en eso radicó el interés del concierto, en lograr un todo JOS VAN IMMERSEEL L redondo, equilibrado, cercano y familiar. La inicial Sinfonía nº 29 sonó perfecta dentro de los cánones clásicos, incidiendo de modo especial en los pianissimi, con pulidos reguladores en el Andante, contrastando muy bien con el jocoso Allegro con spirito final. Por su parte, las tres arias que cantó la soprano nórdica AnnaKristina Kaapola fueron una pura delicia, su voz llenó el auditorio y sorprendió su gran capacidad vocal, opuesta a su estática puesta en escena. Sorprendió su cálido color vocal, así como sus capacidades sonoras y la contundencia en su proyección. Estuvo francamente bien en Bella mia fiamma K. 528, Alma grande e nobil core K. 578 y Chi sá, chi sá, qual sia K. 582. Finalmente, la inclusión del Concierto para flauta, arpa y orquesta en do mayor en la segunda parte hizo que la sesión resultase redonda, entre otras cosas gracias a Marjan de Haer que hizo sonar el arpa con gracia y mucho gusto, además de bien flanqueada por el flautista Frank Theuns. El concierto salió redondo, fue aplaudido y a modo de bis se ofreció un parte de la Sinfonía nº 40 del salzburgués. Íñigo Arbiza King y Daniel animan la temporada de la Real Filharmonía ENTUSIASMO 40 Para el primero de los conciertos reseñados, la Filharmonía de Galicia contó con la dirección de uno de los excelentes directores especializados en música del período barroco de la generación siguiente a Leonhardt, que había dirigido la semana anterior un monográfico dedicado a Henry Purcell, semejante al celebrado días antes en Madrid y comentado en el número anterior de SCHERZO. El inglés Robert King, visitante bastante asiduo del Auditorio de Galicia, animado y comunicativo, sabe transmitir entusiasmo a la orquesta, que contó con Corrado Bolsi como concertino, lo que suele ocurrir para bien cuando asume repertorios barrocos. La primera parte terminó con una suite orquestal de Les Boréades de ROBERT KING SANTIAGO Santiago de Compostela. Auditorio de Galicia. Real Filharmonía de Galicia. 27-I-2006. Director: Robert King. Obras de Geminiani, Rameau y Haendel. 9-II-2006. Ilya Gringolts, violín. Director: Paul Daniel. Obras de Balboa, Schumann y Sibelius. Rameau, poniendo de manifiesto la brillantez y originalidad del gran compositor francés. La segunda consistió en las suites de la Water Music de Haendel, compositor en el que King es uno de los más reputados especialistas. En Santiago hizo honor a ello, obteniendo de la orquesta un buen sonido de las cuerdas y en la que, a pesar de algunos roces sin importancia, estuvieron muy bien las trompas en su comprometido papel. Destacó la actuación de las brillantes trompetas, aunque el sonido de los modernos instrumentos de pistones sea difícil de asimilar al período barroco. Continuando con la serie de directores y solistas invitados que caracteriza la pro- gramación del primer trimestre del año, en el siguiente concierto Ilya Gringolts interpretó el difícil y poco agradecido Concierto para violín de Schumann, haciendo gala de su apabullante técnica, muy bien acompañado por la orquesta, dirigida por un atentísimo Paul Daniel. Tan atento, que antes de comenzar la Sinfonía nº 4 de Sibelius, dio una explicación ilustrada sobre la obra y las circunstancias personales de Sibelius cuando la compuso, como si esto hubiera ocurrido hace unos meses. La orquesta, que interpretaba al Sibelius sinfónico por primera vez (quizás fue esto lo que justificó la intervención de Daniel) estuvo muy acertada y sobresalientes las flautas. José Luis Fernández ACTUALIDAD SEVILLA Producción simbolista de La sonámbula UN DELICADO SUEÑO Existen sueños más profundos, más intensos, más placenteros (otros que se convierten en pesadillas), pero éste de la producción sevillana de La sonámbula ha transcurrido bajo el signo de la delicadeza. Un espacio escénico abierto y desnudo, con la indefinición de lo onírico; apenas unos elementos, más simbólicos que figurativos, sobre las tablas: una esfera armilar con una cama dentro que, según su creadora, Maria Rosaria Tartaglia, representa el mundo interior de Amina; unas ovejas estáticas, surrealistas; unos árboles metálicos, extraños. Los figurines, diseño del propio Mailler, de tonos blancos y negros, como expresión de la monotonía del mundo de la vigilia de la protagonista, que sueña cromáticamente gracias a una sugerente luminotecnia. Al final todo se vuelve color, hasta los trajes, cuando el sueño amoroso se ha hecho realidad. La historia, en líneas generales, está bien contada escénicamente, con alguna excepción como cuando en el dueto del anillo el ir y venir del coro enturbia con sus pasos la trasparencia de la melodía. Musicalmente el maestro Paternostro adoptó unos tiempos que acentuaban la morosidad de la partitura. Quería recrearse en la morbidez, pero para ello habría que haber enriquecido los matices y que la orquesta no sonara algo plana y monótona. De todos modos acompañaba bien a las voces que, en su conjunto, resultaron equilibradas. Causó muy buena impresión de entrada la Lisa de la joven granadina, una voz fresca y ágil, que abordó con desenvoltura su cavatina Tutto è gioia, tutto è festa… El papel le venía clavado, en estupendo contras- Guillermo Mendo SEVILLA Teatro de la Maestranza. 11-II-2006. Bellini, La sonámbula. Anna Chierichetti (Amina), Dimitri Korchak (Elvino), Sandra Pastrana (Lisa), Carlo Cigni (Rodolfo), Damiana Pinti (Teresa), Alberto Arrabal (Alesio). Real Orquesta Sinfónica de Sevilla y Coro de Asociación de Amigos del Teatro de la Maestranza. Director musical: Roberto Paternostro. Director de escena: Patrick Mailler. Escena de La sonámbula de Bellini en el Teatro de la Maestranza te con el de la Chierichetti en una Amina delicada e íntima, que supo ganarse progresivamente el favor del público hasta emocionarse con su esperada aria Ah! Non credea mirarti. No hubo división de opiniones como sí en el caso del joven ruso. Para algunos no era el Elvino requerido. A mí personalmente me gustó, por consistencia y línea, y creo que tiene un futuro prometedor en tan dificilísimo personaje. Tanto el Conde Rodolfo, como Teresa, Alessio, e incluso el Notario en su breve intervención, cantaron y actuaron adecuadamente. Y el omnipresente coro, preparado por Rainer Steubing-Negenborn, se lució como en ninguna otra ópera en la historia de este teatro. Ha mejorado notablemente en la dicción y en el apianamiento. Bien merecida tuvo la calurosa ovación con la que fue acogido al final. En resumen, una delicada producción esta Sonámbula maestrante. Pero lo que más de uno se pregunta es por qué la elección de este título belliniano en las hasta ahora escasas y dispares producciones del teatro. ¿No debería el Maestranza buscar un signo de identidad? Mucho se ha hablado y escrito sobre el fenómeno de los títulos “sevillanos”: Don Juan, Fidelio, Carmen…, y otro centenar. No sería ningún mal punto de partida para futuras producciones, y no sería Sevilla más provinciana por realizar su privilegiada universalidad lírica. Jacobo Cortines 41 ACTUALIDAD VALENCIA Dos conciertos de Traub MÚSICA CONCERTANTE Y PROGRAMÁTICA de su tímbrica y la complicidad que estableció con Yaron Traub, no por nada él mismo competente pianista y que además supo redondear una preciosa sonoridad organística. Nada más empezar, la Pastoral produjo en cambio la sensación de que músicos, espectadores, el mismo Beethoven nos habíamos de pronto liberado de un peso. Los orgánicos más que meramente compactos crescendi del Allegro inicial, el descubrimiento del origen campesino del vals en un Andante con apenas un gramo de exceso en la dosis de azúcar, los cuatro últimos redobles de timbal en que murió una tormenta hasta ese momento sólo un punto demasiado Sasha Gusov Las dos primeras actuaciones de la Orquesta de Valencia durante el mes de febrero incluían sendos conciertos de Beethoven y sendas sinfonías programáticas. En los primeros se puso de manifiesto la importancia tan evidente como decisiva que en esta clase de obras tiene un buen entendimiento entre el solista y el director. Con Viktoria Mullova no lo hubo en absoluto y en los momentos técnicamente más felices no se pasó de una expresividad fría. En el Cuarto para piano sucedió virtualmente lo contrario: ciertos atolondramientos de Bashkirova en los movimientos extremos quedaron en mera anécdota frente a la extrema belleza VIKTORIA MULLOVA VALENCIA Palau de la Música. 3-II-2006. Viktoria Mullova, violín. Orquesta de Valencia. Director: Yaron Traub. Obras de Beethoven. 10-II-2006. Elena Bashkirova, piano. Orquesta de Valencia. Director: Yaron Traub. Obras de Beethoven y R. Strauss. cuadriculada, los variados mas siempre expansivos fraseos en el final, prácticamente todo sonó sano, alegre, pleno de vida. En la Sinfonía Alpina la versión del maestro israelí volvió a distinguirse por una extroversión que por un lado impidió que en el comienzo y en el final se descendiera a los volúmenes mínimos requeridos o que la Elegía se antojara algo más que un pasaje de transición, y por otro se benefició de la capacidad actual de la orquesta para no confundir la máxima intensidad con el desmadre. Entre los primeros atriles, el trompetista Rubén Marqués volvió a ser con justicia el más aplaudido, y el brillo de las cuerdas se sobrepuso incluso a unas fanfarrias que quizá habrían debido sacarse de la sala. Alfredo Brotons Muñoz Gardiner y Norrington DOS GRANDES MOZARTIANOS n el Palau de la Música de Valencia se ha podido admirar en el lapso de cuatro días a dos directores británicos entre los más grandes que en la actualidad cultivan los instrumentos y procedimientos “originales” en sendos Mozart de excepción. Gardiner demostró que en la trilogía sinfónica final está contenido todo el genio del salzburgués: el épico y el dramático, el lírico y el revolucionario, el trágico e incluso el cómico. Interpretaciones tan ricas como estas, capaces de resaltar simultáneamente la sencillez de los diseños globales y la infinita complejidad de la filigrana en los detalles, hacen urgente revisar la idea de que la sinfonía como cosmos sonoro nace con la Heroica. La ínfalibilidad en el ajuste, la E 42 JOHN ELIOT GARDINER inmediatez en la respuesta a cualquier mínima solicitud tocante a tiempos o cantidades, el empaste de auténtico lujo y la cuidadísima calidad sonora fueron virtudes con las que sus instrumentistas respondieron a un sir John Eliot tan atildado en su atuendo como preciso en una gesticulación jamás exagerada aunque sin renunciar a ningún extremo de vehemencia expresiva. En el K. 491, el fortepiano del por otra parte estupendo Robert Levin apenas se oyó porque Norrington no hizo nada por paliar su escasa potencia. Confirma la apreciación el hecho de que en el Quinteto para piano y vientos, K. 452 sí se lograra un equilibrio de volúmenes cuando menos aceptable. Sin embargo, la actuación de sir Roger y sus huestes fue por lo demás modélica, si Rafa Martín Valencia. Palau de la Música. 4-II-2006. Solistas Barrocos Ingleses. Director: John Eliot Gardiner. Obras de Mozart. 8II-2006. Robert Levin, fortepiano. Orquesta de la Edad de la Ilustración. Director: Roger Norrington. Obras de Mozart. bien concentrada en la fase trágica que en la evolución del compositor envolvió la creación de Don Giovanni. Desde la misma introducción a la obertura de esa ópera, hubo varias incursiones en el tremendismo, con el timbalero disparando auténticos cañonazos a la mínima oportunidad, y la gesticulación a menudo hasta estrafalaria del director desatendió cuantas regulaciones dinámicas le salieron al paso, pero la Sinfonía “Praga” emergió con una monumentalidad que acaso sólo habría podido superarse de no haber incurrido en el absurdo de observar todas las repeticiones salvo la de la exposición del último movimiento. Alfredo Brotons Muñoz ACTUALIDAD VALLADOLID La OCyL, eje de la vida musical vallisoletana PLENITUD ALEJANDRO POSADA Teatro Calderón. 16-II-2006. Simon Trpceski, piano. Orquesta Sinfónica de Castilla y León. Director: Alejandro Posada. Obras de Prokofiev y Rachmaninov. VALLADOLID En estos últimos días la vida musical de Valladolid tuvo un pleno. Dos apoteósicos conciertos con Juan Diego Flórez, Daniela Barcellona y Cecilia Bartoli; ¡Qué manera de expresar a Caldara, Haendel, Scarlatti con la voz, el rostro, el cuerpo entero! Y la Orquesta como elemento fundamental. Después de intervenir en cuatro representaciones de La Chulapona, fue soporte del recital de Flórez y Barcellona en Valladolid y Madrid. Ensayó con el tenor peruano las canciones latinas para rodar un DVD en el Lope de Vega. El lamentable estado del Teatro originó un desprendimiento del techo y hubo que cancelar el acto. A pesar de ello, durante el recital de la Bartoli se siguió ensayando para un posterior rodaje. Si añadimos los interesantísimos conciertos de los Grupos de Cámara (tres en pocas fechas) no hace falta decir más. La labor de Enrique Rojas y el entusiasmo del conjunto están transformando el ambiente musical de Castilla y León. El concierto del ciclo general, cuyo programa servirá para una gira en el País Vasco, presentó a un magnifico pianista, el macedonio Trpceski, que hay que unir a Fazil Say, también interesante compositor, como muestra del nivel de los solistas invitados. Pulsación clara y nítida, precioso sonido y un medido virtuosismo para el Tercer concierto de Prokofiev. La orquesta sonó excesivamente fuerte —hay que medir su intensidad desde las condiciones acústicas del Calderón— lo que impidió redondear la versión total. El pianista fue muy aplaudido y regaló una curiosa pieza de un compositor macedonio. Por su parte, Alejandro Posada se enfrentó con la apabullante y retórica, pero bellísima Sinfonía nº 2 de Rachmaninov, potenciando la plenitud sonora, que la obra propicia, por encima de una mayor sutilidad expresiva, posible en su largo devenir. El conjunto derrochó entusiasmo y hay que decir que nunca la cuerda fue tapada por el metal, signo positivo de la calidad de la Orquesta que ha pasado brillantemente estas jornadas de intenso trabajo. Fernando Herrero 43 ACTUALIDAD La Komische Oper pone en escena la operita de Piazzolla TANGO CERRADO Monika Rittershaus Komische Oper. 8-I-2006. Piazzolla, María de Buenos Aires. Daniel Bonilla-Torres, Julia Zenko, Matthias Klein. Director musical: Per Arne Glorvigen. Directora de escena: Katja Czellnik. Decorados: Bernd Damovsky. INTERNACIONAL ACTUALIDAD ALEMANIA Julia Zenko en María de Buenos Aires de Astor Piazzolla en la Komische Oper de Berlín BERLÍN Es casi intraducible al alemán el texto de Horacio Ferrer para la operita de Astor Piazzolla María de Buenos Aires, por lo cual la Komische Oper se decidió, por primera vez en su historia, a presentar una producción en el idioma original, con sobretítulos en alemán. Esto ha ocurrido en el marco de la nueva serie Komische Oper ’Akut, que quiere presentar nuevas obras y nuevas formas operísticas. La verdad es que no es nada nuevo lo que ha podido verse de la directora de escena Katja Czellnik — por un lado, el montaje procede de Kiel, y, por otro, ya conocíamos este tipo de teatro coreográfico de otros trabajos suyos como Peter 44 Grimes. En un interior blanco y desnudo, sin ninguna apertura, un grupo de gente se mueve de manera variada y caprichosa, permaneciendo insistentemente en un mismo lugar o saltando sobre las paredes. Los mudos bandoneones son transportados por varios personajes como si fuesen pesadas cargas u odiados enemigos sobre los que a veces se suben como si fueran pedestales de estatuas. Todo ello produce un efecto grotesco, que resulta aburrido al cabo de unos minutos. Los tres protagonistas son los que lograron crear una mayor tensión. Con su expresiva voz y su madurez escénica, Daniel Bonilla- Torres dio al papel hablado del Duende —una figura que corresponde al propio Piazzolla y evoca el espíritu de María, símbolo del tango. Julia Zenko aportó al personaje su timbre oscuro y sensual de mezzo y una gran autenticidad. También brilló Matthias Klein como Cantor con tonos suaves y delicados, de un marcado erotismo. El dúo de bailarines Stravaganza (Ulrike Schladebach/Stephan Wiesner) se encargó de los solos de tango, y Per Arne Glorvigen dirigió a un conjunto de diez músicos y tocó él mismo el bandoneón, contribuyendo a una velada indiscutiblemente animada. Bernd Hoppe ACTUALIDAD ALEMANIA La Ópera de Sajonia conmemora el año Mozart UNA MODESTA CELEBRACIÓN DRESDE Matthias Creutziger Semperoper. 28-I-2006. Mozart, Le nozze di Figaro. Markus Marquardt, Fabio Maria Capitanucci, Marina Mescheriakova, Antigone Papoulkas. Director musical: Massimo Zanetti. Director de escena: David Mouchtar-Samorai. La primera contribución de la Sächsische Staatsoper de Dresde al año mozartiano ha sido la nueva producción de Le nozze di Figaro, y sólo puede esperarse que la anunciada Flauta mágica de Achim Freyer le haga más justicia al compositor que este trabajo de David Mouchtar-Samorai, que resultó demasiado caprichoso, poco original y escasamente imaginativo. La modesta concepción y el convencional movimiento de actores contrastaron extrañamente con el decorado de Heinz Hauser, que con su abstracto horizonte en blanco y negro producía una infrecuente atmósfera de gravedad. La columna giratoria del centro, con su puerta y su escalera de caracol, ofrecía la posibilidad de realizar diversas entradas y salidas, así como de buscar escondite, mientras algunas sillas de jardín anunciaban ya el ambiente del último Laura Giordano y Antigone Papoulkas en Las bodas de Fígaro acto. Al final del acto III, Jan Seeger sumió el escenario en una luz roja, produciendo un elemento de distanciamiento más acorde con la moderna escenografía. Pero en la escena final, a Mouchtar-Samorai no se le ocurrió otra cosa que poner a los cantantes al borde del escenario, mirando al público. Por desgracia, éstos tampoco tuvieron la suficiente personalidad para compen- sar la escasa sustancia de la producción. En el papel titular, Markus Marquardt resultó rígido en escena y potente, aunque demasiado monocromo en lo vocal. Hubiera estado mejor en el papel Fabio Maria Capitanucci, un Conde simpático y seductor, de voz viril, al que sólo faltó algo de aristocrática autoridad. A su desdichada esposa, que se refugia en la bebida y los vestidos nue- vos, le aportó Marina Mescheriakova un porte matronil, así como un timbre cálido y melancólico. Antigone Papoulkas fue un adorable Cherubino, y Christa Mayer una Marcellina sorprendentemente atractiva. La Barbarina de Kyung-Hae Kang tuvo más cuerpo que la Susanna de Laura Giordano, muy sensual e idiomática en cualquier caso, y sus recitativos fueron dichos con especial incisividad. Cantó además muy bien el aria de la rosa, cuidadosamente acompañada por la Staatskapelle. Bajo la dirección de Massimo Zanetti, ésta llevó unos tempi muy marcados, aunque también tuvo delicados detalles, reflejando muy bien el pulso de la música. Algunas cosas quizá resultaron demasiado complacientes y pulidas, pero en general nos gustó la vitalista visión musical. Bernd Hoppe Edita Gruberova canta por primera vez en escena la ópera de Bellini NORMA Y LOS TERRORISTAS Bayerische Staatsoper. 21-I-2006. Bellini, Norma. Edita Gruberova, Sonia Ganassi, Zoran Todorovitch, Roberto Scandiuzzi. Director musical: Friedrich Haider. Director de escena, decorados y vestuario: Jürgen Rose. MÚNICH Después de interpretaciones en concierto en Japón, Baden-Baden y Viena, Edita Gruberova se ha medido por primera vez en escena con la protagonista de Norma de Bellini. La Ópera Estatal de Baviera ha sido el teatro escogido para presentar este debut, en una nueva producción de Jürgen Rose, autor asimismo de los decorados y el vestuario, quien ha actualizado la obra convirtiendo a los galos en una banda islámica radical, que ha cambiado las lanzas por fusiles y lleva máscaras negras en la cara. Pollione y sus seguidores, por el contrario, pueden ser fácilmente reconocidos como tropas de ocupación americanas. Las mujeres aparecen severamente envueltas en velos en torno a Norma, que en su vestido azul y lleno de signos esotéricos aporta la única nota de color. El escenario, dividido en dos planos, muestra un lugar de culto que se eleva en diagonal hacia el fondo, con su tronco, su gong y su roca, que sirve de lugar para la oración. En la parte inferior vemos la morada de Norma, una especie de sótano abovedado de estructura geo- métrica en blanco y negro, donde no penetra luz alguna, y de la que asciende la sacerdotisa por una empinada escalera hacia el mundo exterior para llevar a cabo sus ritos. Edita Gruberova reflejó con intensidad el conflicto de esta mujer, que se debate entre el deber público y el ámbito privado, mostrándose desde el principio como un ser sufriente entre la pasión, la desesperación y el temor. Su creíble retrato culminó en la conmovedora escena final, cuando deja manto, corona y espada para ir a la hoguera, dejando a Pollione en un segundo plano. El director de escena renuncia aquí a todo efecto espectacular y se conforma con la simple evocación de una roja llama. Después de la prematura muerte de Marcello Viotti, Friedrich Haider asumió la dirección musical de la producción. Bajo su autoritaria batuta, la Orquesta Estatal de Baviera tocó con un sonido romántico y amplio, aunque también con la suficiente tensión en los momentos más dramáticos. Los elementos marciales de la partitura los reflejó el coro, preparado por Andrés Máspero. La diva eslovaca empezó 45 ACTUALIDAD ALEMANIA en Casta diva (en la tonalidad original) de manera precavida y con algunas asperezas en las notas más extremas, pero ya en la cabaletta lució bellas ornamentaciones y agudos seguros. Su presencia y su vocalidad compusieron una Norma más humana que mayestática, que al final logró conmovernos. Y hubo sorpresas vocales, como el registro central, que se ha vuelto muy rico y muy estable, con lo que el terceto del final del I acto, por la expresión dramática, el furor y la riqueza tímbrica, se convirtió en una de las cimas de la representación. También evitó casi por completo los manierismos, que aparecieron sólo en Dormono entrambi y Qual cor tradisti. Su voz se unió de manera armoniosa con la de Sonia Ganassi, que hizo una Adalgisa muy sopranil, preocupándose por un canto muy diferenciado, así como por obtener tonos delicados y sensibles. De todo esto no escuchamos nada en Zoran Todorovich; su Pollione fue de principio a fin un acto de fuerza vocal, en un permanente y estentóreo forte. Tampoco el Oroveso de Roberto Scandiuzzi consi- guió convencer hasta el último encuentro con su hija. Cynthia Jansen fue una enérgica Clotilde y Markus Herzog un Flavio más bien débil. Al final, el júbilo del ilustre público del estreno se concentró en las dos damas, mientras que la producción provocó división de opiniones. Bernd Hoppe Claus Guth presenta Simon Boccanegra a modo de flash-back EN EL MOMENTO DE LA MUERTE 46 Con rara unanimidad recibió el público de la Hamburgische Staatsoper la nueva producción de Simon Boccanegra. El director de escena Claus Guth no ha facilitado precisamente al espectador la comprensión de la bastante confusa acción, pues relata la historia a modo de flash-back desde el punto de vista del moribundo dux. Al principio, éste está tendido en el suelo, rodeado por la horrorizada plebe, y recuerda su pasado en los últimos momentos de su vida —a su esposa Maria, a la hija de ambos, Amelia, y a su ancestral enemigo mortal, Fiesco. En un diáfano espacio interior, con un gigantesco espejo al fondo, estos recuerdos pasan a modo de fragmentos —no de manera cronológica y realista, sino como imágenes superpuestas. Maria vaga por la sala como un fantasma con las venas abiertas, dejando tras de sí huellas de sangre. Las visiones, fantasías y recuerdos de Boccanegra se reflejan en el espejo; a veces los cantantes actúan en sincronía con unos dobles, que representan a modo de pantomima el texto cantado. Es un teatro inteligente, muy estético, que priva a la obra de su colorido temporal y local, ya que está situado en la década de 1930/40. Tampoco hay mar: en su lugar, durante el pró- Klaus Lefebvre HAMBURGO Staatsoper. 5-II-2006. Verdi, Simon Boccanegra. Franz Grundheber, Angela Marambio, John Tomlinson, Miroslav Dvorsky, Jan Buchwald. Directora musical: Simone Young. Director de escena: Claus Guth. Decorados y vestuario: Christian Schmidt. Franz Grundheber, Miroslav Dvorsky y Angela Marambio en Simon Boccanegra de Verdi logo, el espejo muestra un enorme cuadro marino con un barco, cuyos tripulantes luchan en alta mar contra las embravecidas olas. Franz Grundheber encarna a Boccanegra como un hombre envejecido, con todo su cansancio y resignación. Cuando muere, extiende felizmente los brazos como un pájaro que abriera las alas para volar, mientras el pueblo se mueve a cámara lenta como en una marcha fúnebre. El barítono alemán conserva todo su vigor. Supo crear una importante tensión en la escena del consejo, y encontrar los suaves tonos paternales en el dúo con Amelia. La soprano chilena Ángela Marambio fue la sorpresa de la velada. Su voz oscura y timbrada, con un rico centro y grave y sólo una leve aspereza en los momentos más comprometidos, se impuso ya en el aria de entrada, afirmándose admirablemente en los dúos y concertantes. Su enamorado, Gabriele Adorno, tuvo en Miroslav Dvorsky a un intérprete robusto, ocasionalmente forzado en el agudo, pero muy convincente en su gran aria, llena de desesperación y doliente pasión. Problemático fue, en cambio, el Fiesco de John Tomlinson, con una voz gastada y dificultades de entonación, si bien estuvo muy creíble en su retrato del implacable fanático. Excelentes los dos conspiradores, Alexander Tsymbalyuk como Pietro y, sobre todo, Jan Buchwald como un Paolo cercano a Jago. El coro de la Staatsoper se mostró muy entregado, y la Filarmónica de Hamburgo tocó de manera disciplinada a las órdenes de Simone Young. La nueva directora musical del teatro resaltó de manera muy plástica tanto los pasajes impresionistas como los episodios dramáticos y agitados, consiguiendo así el mayor éxito de su nueva etapa. Bernd Hoppe ACTUALIDAD AUSTRIA Idomeneo en la reinauguración del teatro barroco Theater an der Wien CONTRA LOS INTEGRISMOS VIENA El oráculo proclama: “Ha vinto Amore”, en el último acto de Idomeneo, la ópera que Mozart escribió para el teatro de Múnich en 1781 y para la que contó con la mejor orquesta de la época, la de Mannheim. Inaugurar con Idomeneo la nueva etapa del más antiguo teatro de Viena como escenario de óperas barrocas y contemporáneas es, cuando menos, toda una declaración de principios contra los integrismos. Una ópera que habla de piedad, clemencia, comprensión para con el enemigo parece abogar por unos valores hoy escasos. Más aún si se desenvuelve en un escenario en forma de anfiteatro, con una escalera que obliga a los personajes a mostrarse en un vulnerable movimiento perpetuo. Los prisioneros troyanos, tendidos sobre los escalones, rodeados por los amenazadores cretenses, recordaban escenas de guerra y de tortura muy próximas. Al situar la obra de Mozart en un marco atemporal y resaltar las eternas pasiones y conflictos humanos, se subraya su actualidad. A pesar de la obviedad de algunos elementos decorativos (los ojos, el dedo acusador, los espejos…), este sencillo pero eficaz escenario le permite al director de escena desplazar a los coros con plasticidad —casi lo mejor de la ópera fue el Arnold Schönberg Chor, impresionante en cada intervención— y dar movimiento a un libreto de acción morosa. Muchas son las lecturas que pueden extraerse de esta obra, que los especialistas consideran una síntesis entre la ópera seria italiana y la tragedia lírica francesa: la importancia de los coros, las escenas espectaculares, el ballet… Mozart la fue mode- Axel Zeininger Theater an der Wien. 8-II-2006. Mozart, Idomeneo. Neil Shicoff, Angelika Kirchschlager, Gernia Kühmeier, Barbara Frittoli, Peter Jelosits, Marian Talaba. Director musical: Peter Schneider. Director de escena: Willy Decker. Decorados: John Macfarlane. Angelika Kirchschlager y Neil Shicoff en Idomeneo de Mozart en el Theater an der Wien lando según sus necesidades. Constantemente encima de Giambattista Varesco, como demuestra la extensa correspondencia del compositor, aquél tiene que transformar el original escrito por Antoine Danchet y darle un final feliz a la tragedia del rey Idomeneo que, a cambio de salvar la vida, le ofrece a Neptuno la vida del primer ser humano que salga a su encuentro en Creta: su hijo Idamante. De acuerdo con los ideales de la Ilustración, vencerán la justicia, el bien y el amor. Así, al rey Idomeneo, absolutista y representante del orden antiguo, se contrapone su hijo Idamante, tolerante y dispuesto al sacrificio por el pueblo. La lectura política puede ser, tal vez, la más evidente. Y el montaje la destaca por encima del conflicto entre Idomeneo e Idamante, que podría reflejar el enfrentamiento entre Wolfgang y Leopold, su padre, o las cuitas de amor entre los dos cretenses, la cruel Elettra y la generosa cautiva Ilia. “La cabeza y las manos las tengo llenas del tercer acto y no sería ningún milagro si yo mismo me convirtiera en un tercer acto”, le escribía Mozart a su padre. Idomeneo es una ópera de culto, muy valorada por algunos compositores, como Brahms, que la consideraba una obra milagrosa, o Richard Strauss, que escribió su particular versión para intentar darle mayor popularidad. La riqueza musical, originalidad e inspiración que Mozart volcó en ella le llevaron a rebasar las convenciones de la época. La obra crece según avanza, y lo mismo ocurrió en esta versión dirigida por Peter Schneider, que tuvo que suplir a un Ozawa enfermo, y que, con una dirección correcta, partió de una cierta convencionalidad para ir ganando en emoción, sobre todo en el tercer acto. El reparto de cantantes fue desigual. Como otros tenores nada mozartianos, Neil Shicoff resultó un Idomeneo fuera de lugar, tanto vocal como dramáticamente. Angelika Kirchschlager compuso un Idamante delicado, juvenil y apasionado, for- mando buena pareja con la Ilia de Genia Kühmeier, correcta en su interpretación pero a la que le falta potencia en la voz y más sangre en las venas. Algo que rebosa en cambio la Elettra de Barbara Frittoli, tal vez el personaje más logrado. Una versión, pues, que no pasará a la historia como antológica, pero que dio un digno comienzo a esta nueva etapa del teatro, después del concierto de preinauguración con el que el director musical Plácido Domingo tan malas críticas cosechó. El teatro que durante años dirigió Schikaneder, el autor del libreto de La flauta mágica y amigo de Mozart, representando en él a un inolvidable Papageno. El escenario que sustituyó a la ópera estatal tras la destrucción de ésta por los bombardeos al final de la segunda guerra mundial. El espacio que, dedicado después a la opereta y al musical, recobra en el Año Mozart el protagonismo que su intimista y elegante interior se merecen. Ruth Zauner 47 ACTUALIDAD BÉLGICA Dos montajes de Vincent Boussard DE UNO A OTRO MOZART BRUSELAS Para celebrar el 250 aniversario de Mozart, La Monnaie puso literalmente una alfombra roja delante del teatro. En el escenario, hubo representaciones de Il re pastore y Così fan tutte, ambas puestas en escena por el director francés Vincent Boussard, con vestuario del modista francés Christain Lacroix. Fue maravilloso volver a encontrar el sencillo mundo pastoral de Il re pastore (una reposición de 2003) con muy pocos decorados hermosamente iluminados, y poblado de personajes muy humanos. Encabezó el reparto Annette Dash como Aminta. Bruce Ford destacó como Alessandro. Enrique Mazzola dirigió la Orquesta de La Monnaie con claridad y sensibilidad. ¡Qué diferencia entre esta producción y la de Così fan tutte, dirigida musicalmente por Alessandro De Marchi! Resultaba difícil comprender que fuera la Orquesta de La Monnaie la que tocaba tan ruidosamente y con tanta chapucería. No se entendió por qué durante la obertura, interpretada a gran velocidad, las secciones de madera y de metal carecieron de precisión y matices. Fue un Così sin encanto ni profundidad emocional, en el que la orquesta y los cantantes iban cada uno por su lado. Il re pastore hizo al público partícipe de la obra, Così no consiguió nada parecido, fue una producción muy superficial y realmente aburrida. Bossard utilizó un sorprendente decorado de Vicent Lemaire, un enorme invernadero con ventanas y puertas que se cerraban y se abrían continuamente, un lugar caluroso donde se exaltarían las emo- Johan Jacobs La Monnaie. 28-I-2006. Mozart, Il re pastore. Bruce Ford, Raffaella Milanesi, Silvia Colombini, Juan José Lopera. Director musical: Enrique Mazzola. Director de escena: Vincent Boussard. 1-II-2006. Mozart, Così fan tutte. Virginia Tola, María José Montiel, Pavol Breslik, Stéphane Dégout. Director musical: Alessandro De Marchi. Director de escena: Vincent Boussard. 48 María José Montiel ciones. Por desgracia, eran emociones que no conmovieron al público, ya que se encontraban asfixiadas por unos movimientos teatrales completamente innecesarios y en general era imposible entender hacía dónde quiso ir el director. Fue una lástima, ya que los jóvenes cantantes convirtieron las tribulaciones de los confundidos amantes en reales, pero les faltó dirección escénica. El hecho de que Ferrando y Guglielmo no se disfrazaran también planteó preguntas. Virginia Tola y María José Montiel como Fiordiligi y Dorabella se mostraron atractivas e interpretaron sus papeles bien pero fue Tola la que cantó mejor a Mozart. Pavol Breslik y Stéphane Dégout hicieron de los viriles amantes, ambos elegantes cantantes con buenas voces y buena presencia en el escenario. Marina Comparato interpretó con su fina voz de mezzo una inconstante Despina y Andrea Concetti cantó, con su nítida voz de bajo, un inusitadamente joven Don Alfonso, pero no dio carácter al personaje, Pero eso se debió a los conceptos de la escenificación. Erna Metdepenninghen ACTUALIDAD BÉLGICA De Heródoto a Zemlinsky EXUBERANTE KANDAULES Axel Zeininger Opéra Royal de Wallonie. 29-I-006. Zemlinsky, König Kandaules. Barbara Haveman, Gary Bachlund, Werner Van Mechelen, Peter Edelmann, James McLean, Patrick Delcour. Orquesta de la Ópera Real de Valonia. Director musical: Bernhard Kontarsky. Director de escena: Jean-Claude Berutti. LIEJA Escena de El rey Kandaules de Zemlinsky Figura tutelar de la Segunda Escuela de Viena, Alexander Zemlinsky (1871-1942) concibe una música de impulso y colores paroxísticos que lleva a sus últimas consecuencias el cromatismo heredado de Tristán. König Kandaules, última ópera emprendida en 1935, quedó inacabada a consecuencia del rechazo del Metropolitan a montarla por una escena juzgada escabrosa. Completada por el musicólogo y biógrafo americano Antony Beaumont, la obra, basada en el drama epónimo en tres actos (1900) de André Gide, a su vez inspirado en Heródoto y Platón, no fue estrenada en concierto hasta cincuenta años después de la muerte del compositor y escenificada sólo en 1996. En esta fábula sobre las relaciones de poder, nimbada de voluptuosidad, en la que el rico y buen rey Candaules desea ofrecer la belleza de su mujer Nyssia, el compositor se pone en la piel del pobre pescador Gyges que, gracias a la invisibilidad que le procura el anillo prestado por el rey, puede disfrutar de una noche de amor con la más bella de las mujeres. La puesta en escena de JeanClaude Berutti propone una púdica representación de este instante que ha inspirado a Zemlinsky una página orquestal de excepcional tensión erótica, situando la acción tras un blanco velo de tul en un decorado de estudio fotográfico separado de una sala de recepción escarlata por un espejo móvil que la prolonga. Integrado por doce cantantes, una actriz y media docena de figurantes, el equipo reunido para esta producción logra una homogeneidad absoluta, tanto desde el punto de vista vocal como teatral. A pesar de un vibrato demasiado marcado, la soprano neerlandesa Barbara Haveman realiza una Nyssia acorde con la descripción que de ella hace su esposo, el rey de Lidia, interpretado por el sólido tenor heroico Gary Bachlund, que sirve a la perfección la complejidad del personaje. El pescador Gyges está encarnado con fuerza por el barítono belga Werner van Mechelen, de voz rica en armónicos. Bajo la dirección viva y ágil de Bernhard Kontarsky, la Orquesta de la Ópera Real de Valonia aparece trascendida por la fastuosa partitura. Bruno Serrou 49 ACTUALIDAD FRANCIA La folle journée UNA LOCURA MUY CUERDA El nombre del festival que cada año organiza la ciudad de Nantes, La folle journée, bajo la dirección de René Martin, evoca Las bodas de Fígaro con un connotación de locura. Nada menos loco, sin embargo, que el acontecimiento. Este año ha sido dedicado al barroco en tanto Armonía de naciones y centrado en doce nombres: Antonio de Almeida, Bach, Couperin el Grande, Haendel, Blasco de Nebra, Purcell, Rameau, Domenico Scarlatti, Soler, Seixas, Telemann y Vivaldi. El inventario de los cuatro días con sesiones continuas —inauguradas a las nueve de la mañana y clausuradas a medianoche— es imponente: más de 2000 artistas para 250 conciertos con una serie autónoma de conferencias a cargo de especialistas y un paralelo programa de música grabada por Radio France. Tal magnitud de ofertas requiere un marco adecuado: el Palacio de Congresos nantés, con un inmenso hall central en cuya tarima hay un flujo constante de orquestas y bandas, reconstrucción de la música callejera que se somete al nombre veneciano de Plaza de San Marcos, y en torno al cual el compacto público puede visitar una librería especializada, un stand de partituras, una barra y un restaurante. El resto ocurre en ocho salas Patrick Villanova NANTES Palacio de Congresos. 25/29-I-2006. La folle journée: Armonía de naciones. perfectamente independientes en cuanto a sonido y de variables tamaños, propicias unas al recogido transcurrir de un clave o una guitarra, amplias las otras como para soportar un oratorio. Salvo el caso de las grandes formas, cada programa dura tres cuartos de hora. La circulación de esta loca/cuerda jornada excede a la ciudad y se desplaza a la región del Loira. La gente es, en su mayoría, lugareña, pero caben visitantes, desde París a Pekín y Tokio, incluyendo la telaraña europea. Desde luego, organizar desplazamientos, alojamientos, manutención, locales de ensayo, compaginación de horarios y armonización de programas, exige un mecanismo de relojería impecable. Entre nosotros, aunque en escala algo reducida, repite el desafío Bilbao 700 con su festival Música-Musika, nutrido en parte con personal de la Journée. Por estrechez de espacio y tiempo sólo puedo rescatar tres sesiones memorables: la pulcra y sensible lectura de Javier Perianes bordada sobre Blasco de Nebra, Bach y Scarlatti. Creo que desde Horowitz no se oía el clavecinismo pasado a piano moderno con tan intensa y exquisita pregnancia. Lo mismo hizo Anne Gastinel con una Suite de Bach, en la que se debe cantar sin voz y bailar sin piernas. Ella lo consiguió, apoyada en una de esas sólidas nubes barrocas que niegan la gravedad. Deslumbrante de arrogancia, pericia, sonido sensual y avasallador, estuvo la tropa de Fabio Biondi, cuya lluvia invernal (Vivaldi, el inevitable y siempre eficaz) pudo competir, ventajosa, con la tormenta de nieve que convirtió a Nantes en un largo cojín de algodón y silencio. A veces la naturaleza tiene estas barrocas ocurrencias. Blas Matamoro VIII CONCURSO DE VIOLIN, VIOLA-CELLO “VILLA DE LLANES” 2006 Edición Internacional XIX CURSO INTERNACIONAL DE MUSICA Llanes - Asturias Del 16 al 31 de Agosto de 2006 22, 23 y 24 de agosto de 2006 Violín: José Ramón Hevia, Serguei Fatkulin, Anna Baget, Aitor Hevia *, Cibrán Sierra * Viola: Thuan Do Minh, Lander Etxebarría * Cello: Lluis Claret, Adolfo Gutiérrez, Helena Poggio * Orquesta: Pablo González * Cuarteto Quiroga Asociación de Músicos de Asturias. C/ Monte Gamonal, 21-6º D. 33012 Oviedo España Información: 985 08 46 90 / 985 25 62 87. Web : www.llanesmusica.com E-mail: [email protected] EXCMO. AYUNTAMIENTO DE LLANES 50 ACTUALIDAD FRANCIA Segunda parte del Anillo LA AURORA EN EL CREPÚSCULO M. N. Robert París. Théâtre du Châtelet. 26 y 28-I-2006. Wagner, Der Ring des Nibelungen: Siegfried, Götterdämmerung. Jukka Rasilainen, Jon Fredric West, Nikolai Schukoff, Sergei Leiferkus, Kurt Rydl, Volker Vogel, Dietrich Henschel, Linda Watson, Qiu Lin Zhang, Christine Goerke, Mihoko Fujimura. Orquesta de París. Coro del Théâtre du Châtelet. Director musical: Christoph Eschenbach. Director de escena y escenografía: Robert Wilson. Vestuario: Frida Parmeggiani. Escena de Sigfrido en el Théâtre du Châtelet de París, en la puesta en escena de Bob Wilson PARÍS Continuación y conclusión del tercer Anillo del Nibelungo propuesto por el Châtelet en veinte años. Las jornadas segunda y tercera confirman las impresiones dejadas por el prólogo y la primera jornada, vistas el pasado octubre, de esta producción nacida en la Ópera de Zúrich entre 2000 y 2002: una desoladora ausencia de perspectivas, de visión. Robert Wilson se limita a reproducir sus conceptos de puesta en escena elaborados hace treinta años, con su escenografía abstracta, su gesticulación minimalista que evita hasta el más pequeño roce entre los protagonistas y una dirección de actores esteticista limitada a largas poses que concluyen con movimientos casi epilépticos, figurines egipcio-nipones de dominante azul, juegos de sombras y agresivos cambios de luz. El primer acto de Sigfrido, aplastado por una forja monumental, transcurre pesadamente y ha de lamentarse que Volker Vogel, chispeante Mime, deba limitar su actuación pues su rostro es extraordinariamente expresivo. El acto central está más conseguido, con su bosque frondoso y su dragón proce- dente de algún Harry Potter, pero el pájaro del bosque, un niño apenas vestido, es discutible. Como el final, donde Brunilda no acaba nunca de despertar… ni el público de adormecerse. Ocaso resulta, a fin de cuentas, la entrega más interesante del conjunto de la producción. Más equilibrada y mejor iluminada, se resiente de la misma falta de interés dramático. El asesinato de Sigfrido y la hoguera final resultan anecdóticos; a modo de marcha fúnebre, el héroe divaga tras una cortina de tul y se dirige solo hasta donde su cuerpo debe ser quemado según el deseo de su compañera. Pero la mecha prende gracias a la música, la Orquesta de París (metales poderosos, maderas aéreas, cuerdas untuosas) se supera a sí misma respondiendo a la dirección más fluida y dramática de Christoph Eschenbach, que no evita, sin embargo, sobresaltos intempestivos. Por el contrario, en Sigfrido, el discurso resulta en exceso distendido, lo que provoca largos puntos muertos, pese a los suntuosos “murmullos del bosque”. Entre las voces, Sigfrido está dominado por el desta- cado Mime de Volker Vogel, pero también por el Alberico deslumbrante de Sergei Leiferkus —tan convincente como en el Ocaso— y la grandiosa Erda de Qi Lin Zhang, mientras el Wotan/ Wanderer de Jukka Rasilainen resulta problemático. De voz potente y bien timbrada, pero con un físico algo zafio, Jon Frederic West supera sin flaquear el agotador papel titular. Su sucesor en el Ocaso es su opuesto. Con físico de adolescente, su canto cuidadoso no tiene ni la fuerza ni el volumen requeridos para cantar al Sigfrido maduro. Frente a él, Linda Watson, que había errado su final en Sigfrido, se revela en plenitud de medios y Christine Goerke es una discreta Gutrune. Se agradece reencontrar a Mihoko Fujimura, de timbre suntuoso y admirable línea de canto que, tras su admirable Fricka, realiza un conmovedor relato de Waltraute. Kurt Rydl, extraordinario Fafner, es un Hagen de negrura excepcional, mientras Dietrich Henschel compone un enérgico Gunther. Bruno Serrou 51 ACTUALIDAD FRANCIA Présences 2006 PENDERECKI, SIN MATICES orprendente recorrido el que en torno a Krzysztof Penderecki han celebrado en febrero Radio France y su Festival Présences. Esta decimosexta edición, que nos aleja aún más que las tres precedentes de la búsqueda de lo inaudito que guiaba a los fundadores de la manifestación, permite tomar el pulso a más de cuarenta años de carrera. Figura mayor de la vanguardia de los años 195060, Penderecki se convirtió hacia 1975 en punta de lanza del regreso al neorromanticismo. Turbado quizá por su propia temeridad, giró hacia una escritura simplificada al tiempo que se lanzaba a la dirección orquestal. El concierto de apertura del festival, en el que dirigió a la Filarmónica de Radio Francia, ha confirmado a un compositordirector de orquesta que, pese a una escritura convencional, parece contentarse con marcar vagamente el compás e indicar con más o menos precisión las entradas a unos músicos felizmente aguerridos. Nacido en 1933 en Debica (sur de Polonia) y residente en Luslawice, a orillas del Dunajec, frente a un parque en el que crecen más de mil cuatrocientas variedades de árboles plantados por él, Penderecki fue en sus comienzos autor de una música rica en efectos sonoros, que utilizaba agregados de acordes, glissandi, aleatoriedad y hacía sonar los instrumentos de manera singular, particularmente las cuerdas. Entre las cumbres de ese período figuran la Pasión según san Lucas (1965), la ópera Los demonios de Loudun (1969) y Utrenja (1969-1971), ausentes por desgracia del festival. En 1973, tras su Sinfonía n° 1, Penderecki regresa a una S 52 KRZYSZTOF PENDERECKI París. Radio France. Sala Olivier Messiaen. 31-I,1-II-2006. Penderecki, Sinfonía n° 2 “De Navidad”, Lieder der Vergänglichkeit (Sinfonía n° 8), Metamorphosen (Concierto para violín n° 2). MacMillan, Britannia. Connesson, Une lueur dans l’âge sombre. Roussel, Baco y Ariadna op. 43 (Suite n° 2). Olga Pasichnyk, soprano; Agnieszka Rehlis, mezzo; Jean-Sébastien Bou, barítono; Chantal Juillet, violín; EuropaChorAkademie. Orquesta Filarmónica de Radio Francia. Real Orquesta Nacional Escocesa. Directores: Krzysztof Penderecki, Stéphane Denève. escritura tonal posromántica, mostrándose entonces como un discípulo de Bruckner y, sobre todo, de Shostakovich. En 1984, opera una nueva síntesis que integra técnicas y sonoridades más insólitas. A la manera de lo que antes hizo por el alemán Henze, cuya obra resulta, en comparación, más audaz de lo que aparenta, Radio France ha propuesto la integral de las sinfonías del polaco. El primer concierto, que reunió las Sinfonías Segunda (1980) y Octava (2005), ha permitido medir el retroceso estilístico del compositor si bien la última, Cantos de lo efímero, concluye con gestos instrumentales más actuales, pese a la deuda con el Mahler de La canción de la tierra, de cuya sinceridad carece. El segundo concierto para violín, Metamorphosen, ofrecido al día siguiente, es un eco del concierto de Brahms. Chantal Juillet, pese a su cálida sonoridad, no posee el brío de Anne-Sophie Mutter en esta misma obra y debe luchar contra una orquestación a menudo ruidosa, pese a las precauciones del francés Stéphane Denève. Más irritantes fue- ron aún las piezas escuchadas del escocés James MacMillan (1959) —sobre temas británicos, con el humor typically british de un Hoffnung pero que enseguida se revela inútil— y, sobre todo, del francés Guillaume Connesson (1970), desprovistas de personalidad. Resultó más audaz la segunda suite de Baco y Ariadna (1930) de Albert Roussel, muy bien interpretada por la Real Orquesta Nacional Escocesa y su joven director, Stéphane Denève. Bruno Serrou ACTUALIDAD FRANCIA El libertino, defenestrado EN UN RASCACIELOS Eric Mahoudeau París. Opéra Garnier. 30-I-2006. Mozart, Don Giovanni. Mireille Delunsch, Christine Schäfer, Aleksandra Zamojska, David Bizic, Robert Lloyd, Shawn Mathey, Peter Mattei, Luca Pisaroni. Director musical: Sylvain Cambreling. Director de escena: Michael Haneke. Decorados: Christoph Kanter. Escena de Don Giovanni de Mozart en la Ópera de París eter Sellars lo había presentado en las sombrías calles del Bronx neoyorquino. El cineasta alemán Michael Haneke traslada a Don Juan a París, a los corredores de un rascacielos del distrito de negocios de la Défense como director general de una empresa presidida por el Comendador. El escándalo estaba anunciado, y si lo hubo la noche del estreno durante los saludos del equipo escénico, la acogida fue más prudente en la segunda representación, con excepción del director, abucheado quizá por el público como único representante del equipo artístico, pero también a causa de una dirección pálida y poco dramática. La producción revela, sin embargo, una destacada dirección de actores y un reparto brillantísimo. Sólo la Zerlina de Aleksandra Zamojska decepciona ligeramente por su timbre demasiado claro. Por el contrario, Christine Schäfer y Mireille Delunsch realizan dos retratos femeninos de una fuerza excepcional; dos voces de acero, con agudos incisivos, que transmiten furor y dolor. La primera es una Doña Ana sumergida en su deseo de venganza, la segunda una Doña Elvira enamorada al extremo de aceptar la humillación. El Don Giovanni de Peter Mattei posee una juventud insolente y una P enorme seducción, tanto musical como teatral. El timbre un poco cavernoso y la estatura de Robert Lloyd son los que corresponden al Comendador y el joven David Bizic asume sin complejos la franqueza huraña de Masetto, mientras que el timbre robusto y el canto delicado de Shawn Mathey permiten a este prometedor tenor encarnar un Don Ottavio sobrio y viril. Last but not least, Luca Pisaroni es un barítono de rotundo timbre que le permite interpretar a un Leporello (el director de personal) de ofendida facundia. Los protagonistas se mueven en un decorado único que engarza despachos, ascensor, entresuelo y cafetería. Si bien se aprecian algunas mutilaciones en los recitativos por necesidades de actualización de la dramaturgia y ciertas incoherencias —Haneke se permite modificaciones hasta en los sobretítulos, que no siempre corresponden con lo que se está cantando—, ha de elogiarse sin reservas la propuesta del autor de La pianista y Caché, que concentra el dramma giocoso de Mozart en una sola noche, recuperando así el espíritu del teatro clásico que reivindicaba las unidades de acción, lugar y tiempo. Bruno Serrou 53 ACTUALIDAD GRAN BRETAÑA / HOLANDA Casi ideal Paisajes con animales CONVENCIONAL PERO SORPRENDENTE ALEGORÍA DE LA VIDA Bill Cooper LONDRES Lo mejor que uno puede pedirle al 250 aniversario del nacimiento Mozart es un montaje ideal de La bodas de Fígaro. La Royal Opera House estuvo cerca con su nueva producción de David McVicar, dirigida musicalmente por Antonio Pappano. El reparto, de talla mundial, cantó con una intrépida, casi improvisada cualidad que era fascinante. Aquellos a los que les guste Mozart a tempo estricto, regular y sin ornamentación, pueden haber retrocedido ante los explosivos contrastes de la arriesgada interpretación de Pappano. Las líneas vocales estaban ornamentadas libremente; las disonancias, sin resolver, disfrutadas; los pianissimos llevados al susurro antes de estallar en atrevidos fortissimos. Orquesta y continuo respondieron expertamente. El silencio mismo completó la paleta. McVicar adelantó la acción hasta comienzos del siglo XIX, un período de Revolución e Imperio, cuyas piedras de toque visuales son Delacroix e Ingres. El conde, cuando no blande su rifle, disfruta con su perro o juega a matar pájaros, es visto trasteando con instrumentos científicos, un juguete de moda de la aristocracia en ese tiempo. Los decorados elegantes de Tanya McCallin (iluminados por Paule Constable) están dominados por largas ventanas y colores apagados. Todo esto parece magnífico. Los ingeniosos cambios de escena fueron rápidos y mágicos; sólo el espectáculo mudo de los ocupados sirvientes en la obertura era redundante y la bajada final del telón, cuando las luces de la casa se encienden y el reparto canta 54 Miah Persson y Erwin Schrott de cara al público, pareció un tópico. Pero son éstas pequeñas quejas. Los conjuntos, especialmente el Finale del Acto II, fueron ingeniosos, a la vez que introducían el lado cada vez más oscuro de la trama. Cada miembro del reparto, incluyendo los papeles menores, estuvo excelente. En su debut en el teatro, Miah Persson brilló como una Susana ya fiera y dura ya benigna. La condesa de Dorothea Röschmann tuvo profundidad y pathos. Rinat Shaham encantó con su tierno y desgarbado Cherubino y Philip Langridge hizo de Don Basilio un vivales afectado. Pero las estrellas fueron los dos excepcionales barítonos. El maravilloso Gerald Finley gruñó y siseó como el matón Conde, mucho más amenazador de lo que normalmente permiten las producciones y muy convincente para ello. Como Fígaro, el uruguayo Erwin Schrott proveyó las esperadas emoción vocal y energía psíquica, pavoneándose sobre el escenario como si fuera a romper en un tango, pero con gran dominio de los matices de la extraordinaria partitura de Mozart. Fiona Maddocks La zorrita astuta es una fascinante alegoría de la vida, con personajes humanos exhibiendo las debilidades humanas, mientras los animales muestran su eterno y desbordante anhelo de vivir. Una estructura dramática en la que los animales reflejan el alter ego de los humanos —con excepción del guardabosques— le da fuerza añadida. La producción que Richard Jones hizo para la Ópera de los Países Bajos fue una magnífica demostración de virtuosismo. Sacó el máximo partido del amplio escenario, y para las “escenas de la naturaleza” recreó un soberbio paisaje lleno de sorpresas con muchos más animales de los que menciona el libreto, incluso había unos granjeros con caballos arando unos infinitos campos lejanos. El escenógrafo Antony McDonald inventó una serie de animales ingeniosos y pintorescos, algunos con rabos y alas tan grandes que sólo podían caber en un escenario enorme. Por desgracia, todos estos impresionantes decorados impedían que los animales reflejaran fielmente a los personajes humanos ubicados en una destartalada posada en primer término del escenario y tan separados de la naturaleza que parecían vivir en un aislamiento total y casi grotesco. El efecto fue que el público no se daba cuenta de que el objeto de Janácek fue hablar “de nosotros”. El virtuosismo técnico de los decorados, al igual que los cantantes disfrazados de animales fascinaba tanto que el espectador tendía a pasar por alto el argumento. Incluso la chispeante interpretación de AMSTERDAM Royal Opera House. 31-I- 2006. Mozart, Le nozze di Figaro. Erwin Schrott, Miah Persson, Gerald Finley, Dorothea Röschmann. Director musical: Antonio Pappano. Director de escena: David McVicar. Hans van den Bogaard Het Muziektheater. 29-I-2006. Janácek, La zorrita astuta. Rosemary Joshua, Natascha Petrinski, Monique Scholte, Ellen van Haaren, Annett Andriesen, Dale Duesing, Clive Bayley, Tom Haenen, Alexandre Kravets, Robert Poulton. Orquesta Filarmónica de la Radio. Director musical: Ingo Metzmacher. Director de escena: Richard Jones. La zorrita astuta de Janácek Rosemary Joshua, como una vivaz y encantadora zorrita, no despertó un interés realmente emotivo y la escena de su muerte me dejó indiferente. Se podía decir lo mismo en cuanto a Dale Duesing, que cantó e interpretó muy bien al guardabosques, pero que tuvo que echar mucha carne en el asador para que su escena final fuera conmovedora. En general, fue una delicia presenciar lo que un buen escenógrafo puede hacer con La zorrita astuta, y lo que puede hacer un buen director de escena con unos competentes cantantes, sobre todo los de la joven generación. Pero no está nada claro si todo ello contribuyó a realzar la obra de Janácek, ya que con tanta hermosura en el escenario la música quedó en segundo plano. Metzmacher y la Orquesta Filarmónica de la Radio tuvieron sus problemas, especialmente las secciones de los metales e instrumentos de madera. Pero para algunos de los cantantes, cuyas interpretaciones vocales fueron soberbias, el hecho de que pasaran inadvertidas fue una lástima. Paul Korenhof ACTUALIDAD HUNGRÍA Homenaje a un gran compositor KURTÁG A LOS OCHENTA El pasado mes de febrero se celebró en Budapest el Festival Kurtág 80, un sentido homenaje al compositor húngaro György Kurtág (Lugoj, Rumanía, 1926) en su 80 cumpleaños. El flamante Müvészetek Palotaja (Palacio de las Artes) sirvió durante cinco días de sede a este festival, cuya programación incluyó charlas, actuaciones y conciertos, que contaron con un infatigable Kurtág presente incluso en los ensayos. El festival se inauguró el día 15 con la proyección de la película Double messieurs de Olivier Desagnat y el estreno húngaro de Zwiegesprach para cuarteto y sintetizadores, compuesta por György Kurtág y su hijo György Kurtág Jr. El concierto del día 16 supuso el estreno en Hungría de dos recientes composiciones para cuerda del compositor: Hipartita op. 43 para violín solo y 6 Moments musicaux op. 44 para cuarteto de cuerda. Compuestos entre 2000 y 2004, los ocho movimientos de esta Hipartita recogen íntimamente el ideario del actual Kurtág, con referencias múltiples a la tradición musical europea —incluida su propia obra. La interpretación de Hiromi Kikuchi fue intensa y emocionada. Por su parte, los 6 Moments musicaux op. 44, completados en 2005, cautivan al oyente en su condensada expresividad desde la inicial Invocatio (un fragment) hasta el último y significativo Les Adieux (in Janaceks Manier), en el cual Kurtág, de forma característica, reformula para cuarteto uno de sus Mensajes. La interpretación del Cuarteto Keller fue un prodigio de concentración y dominio técnico e idiomático, que se hizo especialmente patente en los movimientos tercero y quinto: respectivamente, un Gabriel Carrascal BUDAPEST Palacio de las Artes. Academia de Música. 16/19-II-2006. Festival Kurtág. Cuarteto Keller. UMZE. Director: Andrea Pestalozza. Coro y Orquesta Nacionales Húngaros. Zoltán Kocsis, piano y director. Atrio del nuevo Palacio de las Artes de Budapest rítmico e irónico Capriccio con ecos de Webern, Bartók o Shostakovich y un fascinante estudio para los armónicos que evoca el mundo sonoro de Messiaen desde su propio título (…rappel des oiseaux…). Acompañó a ambas obras el monólogo Cirkusz del dramaturgo Karinthy Frigyes. El viernes 17 nos deparaba uno de los momentos álgidos del festival: la interpretación de los Fragmentos de Kafka op. 24 (1986) para soprano y violín, a cargo de Juliane Banse y András Keller, con la que además se presentaba su versión en disco recientemente grabada para el sello ECM. Lamentablemente, Banse canceló por enfermedad y fue sustituida in extremis por Anu Komsi, lo que llegó a descompensar una interpretación en la que Keller eclipsó a la cantante. En la primera parte pudimos escuchar al pianista Gábor Csalog interpretando una selección de los Játekók (Juegos) en la que se intercalaban algunos Juegos y mensajes en su versión para flauta, a cargo de Orsolya Kaczander. El concierto del sábado 18 comenzó con un escogido compendio de piezas breves para cimbalom e ins- trumentos de viento, interpretadas por miembros del conjunto de cámara UMZE. Destacaron los Splinters op. 6c (1973) para cimbalom solo, las 3 piezas para clarinete y cimbalom op. 38, el medievalizante Versetto (1998) para corno inglés y clarinete-bajo, y una fantasmal versión de Schatten (2000) para clarinete-contrabajo y piano vertical con ultrasordina —originalísima instrumentación que ejemplifica a la perfección el crepuscular mundo sonoro del último Kurtág. En un acertado crescendo en la textura instrumental, la programación incluyó en la segunda parte otra obra maestra vocal del compositor: Mensajes de la última R. V. Troussova op. 17 (1980). Los 21 poemas de Rimma Dalos, quien asistió emocionada al concierto, fueron desgranados por la soprano Maria Husmann y el UMZE bajo la dirección de Andrea Pestalozza, en una versión memorable que logró exponer todos los matices de una partitura asombrosa en su tratamiento de los textos, la voz y la orquestación. El festival culminó el 19 de febrero, día del cumpleaños del compositor, en la esplendorosa Gran Sala de la Academia de Música de Budapest. Zoltán Kocsis ofició un concierto que incluía …concertante… (2003) para violín, viola y orquesta, Mensajes op. 34 y Nuevos mensajes op. 34a para orquesta y coro, obras que fueron interpretadas por la Orquesta y Coro Nacionales Húngaros, con Kikuchi y Hakii como solistas. Kocsis puso el broche final al estrenar en Hungría las Canciones de desesperación y tristeza op. 18 (1981) con el mencionado Coro Nacional y el UMZE bajo su batuta. Una vez más, y ante un público entregado, el octogenario Kurtág subió al escenario para compartir su emoción con los excepcionales intérpretes de su obra. El festival ha sido organizado por el Budapest Music Center (BMC) con la ayuda de diversas instituciones culturales, entre las que se encuentran el Ministerio de Cultura de Hungría, la Concejalía de Cultura de Budapest o el Instituto Francés de Budapest. Los conciertos de los días 16, 17 y 18 han sido grabados por BMC, por lo que es de esperar que en unos meses podamos revivir este acontecimiento musical. Gabriel Carrascal 55 ACTUALIDAD ITALIA Importante recuperación EL INFIERNO BURGUÉS C.M. Falsini Teatro dell’Opera. 20-I-2006. Mozart, Don Giovanni. Paolo Coni, Alessandro Guerzoni, Mariella Devia, Raúl Giménez, Rossella Ragatzu, Alessandro Corbelli, Gianpiero Ruggeri, Alessandra Marianelli, Director musical: Hubert Soudant. Dirctor de escena y escenografía: Franco Zeffirelli. Vestuario: Anna Anni. Coreografía: Luigi Martelletta. Marco Vinco y Alessandro Corbelli en Don Giovanni de Mozart ROMA El Teatro de la Ópera ha iniciado la temporada celebrando el 250 aniversario del nacimiento de Mozart con la recuperación de la escenificación que Franco Zeffirelli concibió para el Metropolitan de Nueva York en los años noventa. Un doble mérito: salvar la escenografía del desguace y proponer por primera vez en el viejo continente algo tan celebrado en el nuevo. Se hizo necesario realizar algunas modificaciones para ajustar el montaje al escenario romano y la fama de la producción obligó a añadir una función más a las cinco previstas. Zeffirelli entrelaza una serie de cuadros de autor —hasta ocho distintos— en el interior de un marco con rótulo hijo del pragmatismo americano: lugar del estreno (Praga, 1787), continente barroco y fondos pintados. Rápidos cambios de escena a velocidad impresionante en la oscuridad. Cautivadora la escena con las nubes. Continuos cambios de ricas vestimentas, pero cayendo en la incoherencia estilística: del XVII en el caso de los protagonistas, del XVIII para el resto. Una lectura en clave moral-biempensante burgue- 56 sa: Don Giovanni es precipitado a los infiernos, siendo castigada la independencia filosófico-moral del libertino impenitente o, como alternativa, se condena la moral oscurantista del XVII español. El holandés Soudant, en su presentación en el teatro, propuso una lectura Sturm und Drang de los recitativos, pero apoyó a las voces belcantísticamente en las arias, dilatando los tempi; en conjunto, interpretación honesta mas sin inventiva. Línea de canto técnicamente impecable la de Devia, que compuso una Donna Anna fría que no emocionó. El Don Giovanni de Coni mostró una extensión limitada y poca agilidad. Marianelli como Zerlina fue la verdadera sorpresa, por su voz mozartiana, fresca y brillante. Emisión no siempre clara la de Ragatzu como Donna Elvira, que emitió unos agudos dudosos y expuso un fraseo leñoso. Admirable Don Ottavio el de Giménez, que entregó íntegramente su bella voz. Corbelli fue el espléndido Leporello al que nos tiene acostumbrados. Seguramente el montaje será retomado más adelante. Franco Soda ACTUALIDAD ITALIA Un nuevo Anillo en marcha LEJOS DEL WALHALLA Michele Crosera Teatro La Fenice. 25-I-2006. Wagner, Die Walküre. Christopher Ventris, Petra Lang, Greer Grimsley, Janice Baird, Kristin Sigmundsson, Doris Soffel. Director musical: Jeffrey Tate. Director de escena: Robert Carsen. VENECIA Escena de Die Walküre en la puesta en escena de Robert Carsen A lo largo de tres temporadas, La Fenice presentará, en coproducción con Colonia, el Anillo wagneriano, dirigido musicalmente por Jeffrey Tate y escénicamente por Robert Carsen. Aunque sea absurdo comenzar el Anillo por la primera jornada, remitiendo el prólogo a 2008, esta Walküre es uno de los espectáculos más importantes de la temporada de Venecia y de Italia. Frente a la dirección de Carsen y la escenografía de Kinmonth, todo el público se vio involucrado por la intensidad y la inmediatez con que se presentaba la historia, como un drama humano llegado a nosotros de forma más cercana con una ambientación que alude a hoy o a un tiempo no muy lejano. Se podría pensar en los conflictos de Bosnia o de Kosovo en la sombría escena inicial. En la primera parte del acto II la escena es un salón rigorosamente años treinta (que hace pensar en un círculo militar). Wotan viste como un general y Fricka lleva un perfecto traje de chaqueta de los años treinta con cuello de zorro (el conjunto hace pensar en la La caída de los dioses de Visconti), mientras que Brünnhilde y todas las walkirias, sin cascos, corazas o escudos, llevan elegantes vestidos escotados y sin mangas. Durante el duelo en el cual Hunding mata a Siegmund con la bayoneta de un fusil, Wotan aparece sólo como una sombra; después entra en escena para acostarse al lado del cadáver de Siegmund. El acto III se desarrolla en un ambiente abierto, lívido, donde las walkyrias se mueven sobre una escalera de héroes (que se mueven como zombies) que se elevan al cielo. Brünnhilde duerme sobre los cadáveres que permanecen en el suelo. Esencial para el espectáculo fue el cuidado minucioso de la actuación y de las luces, la capacidad de narrar con gestos teatrales de sobria e intensa evidencia y de cuidar cada detalle significativo. La dirección de Jeffrey Tate ilumina con cuidada analítica cada aspecto de la partitura y cada detalle de la relación texto-música; por ejemplo, los diálogos, como el de Wotan y Fricka, impecablemente valorizado. Hubo grandes expansiones líricas, pero no son caídas de tensión. En el válido reparto, suscitaron particular impresión el intenso Siegmund de Christopher Ventris y la Sieglinde de Petra Lang. Greer Grimsley fue un Wotan no especialmente potente, pero de gran musicalidad e inteligencia. Algo parecido podría decirse de la Brünnhilde de Janice Baird. Eficaz el Hunding de Kristin Sigmundsson; incisiva y agresiva la Fricka de Doris Soffel y bien combinadas las voces de las walkyrias. Paolo Petazzi 57 ACTUALIDAD SUIZA Estreno de una ópera de Jarrell GALILEO YA NO PUEDE CANTAR GINEBRA Mario del Curto Gran Teatro. 2-II-2006. Jarrell, Galilée Galilei. Claudio Otelli, Elzbieta Szmytka, Ulfried Haselsteiner, Peter Bording, Peter Kennel, Otto Katzamaier. Director musical: Pascal Rophé. Director de escena: Nicolas Brieger. Escenografía: Hermann Feuchter. Con Galilée, la nueva ópera encargada y estrenada por el Grand Théâtre de Ginebra, Michael Jarrell (1958, uno de los compositores mejor asentados de su generación) se enfrenta a los caracteres y los mecanismos de una ópera tradicional, mirando hacia algo completamente diverso de algunas de sus experiencias teatrales precedentes, como el monodrama Cassandra con texto de Christa Wolf. Siguiendo una tradición ilustre (de Debussy a Zimmermann), Galilée extrae el libreto, cantado en alemán, directamente de la Vida de Galileo de Brecht (con muchos cortes). Elimina la gran escena del Carnaval y las menciones a la peste en Florencia, porque Jarrell pretende concentrarse en la interioridad del personaje Galileo y sus contradicciones, en el marco de un conflicto entre la opresión políti- Claudio Otelli y Otto Katzamaier en Galileo Galilei de Michael Jarrell co-religiosa y la libertad creativa del científico (entendido también como artista). Se atiene con libertad a un inevitable pero mesurado eclecticismo estilístico y escoge los papeles vocales de modo previsible: Galileo, barítono (Claudio Otelli); su hija Virginia, soprano (Elzbieta Szmytka); Ludovico, tenor (Ulfried Haselsteiner); la señora Sarti, mezzosoprano (Hanna Schaer); su hijo, barítono (Peter Bording, y un niño al comienzo); el Inquisidor, contratenor (Peter Kennel); el cardenal Barberini (luego papa); barítono (Otto Katzamaier), pero constreñido a cantar en falsete en el registro del Inquisidor (un feliz hallazgo), cuando éste le convence de obligar a Galileo a que abjure. Tras eso, Galileo no puede ya cantar, se limita a un parlato apagado. La vocalidad es flexible y eficaz, dentro de los límites de una escritura que desea hacer comprensible casi cada palabra. La orquesta participa del todo con eficacia, asumiendo un papel no subordinado. Las casi dos horas del espectáculo —sin interrupción— no aburren, no hay caídas del gusto; todo funciona, pero de manera predecible, sin que el vuelo de la fantasía atrape la atención. Al presentar Galilée, Jarrell se ha visto prisionero de los mecanismos de la tradición operística. Intentando responder con una impresión subjetiva, diría que el autor ha quedado verdaderamente preso de esos mecanismos, escribiendo un trabajo de noble eficacia, mas no parangonable con sus piezas más originales. Extraordinaria la calidad del espectáculo, con dirección musical de Pascal Rophé, la inteligente dirección de escena de Nicolas Brieger, la sobria escenografía de Hermann Feuchter y un valioso reparto, ya citado. Paolo Petazzi Vittoz y Malgoire dirigen la obra maestra de Philidor LA ÓPERA DE UN AJEDRECISTA LAUSANA Opéra. 20-I-2006. Philidor, Tom Jones. Sébastien Droy, Sophie Marin–Degor, Marc Barrard, Sibyl Zanganelli, Rodolphe Briand, Carine Séchehaye. Director musical: Jean–Claude Malgoire. Director de escena: Vincent Vittoz. Escenografía: Philippe Léonard. 58 Si se piensa en la novela británica del siglo XVIII, en seguida se le ocurre a uno el Tristram Shandy de Laurence Sterne — irlandés, en realidad—, pero pocos posiblemente pensarían en Tom Jones de Henry Fielding, definido por Byron como “el Homero en prosa de la naturaleza humana” y por Walter Scott como “el padre de la novela inglesa”. La Ópera de Lausana, en coproducción con el Grand Théâtre de Tours, ha presentado un nuevo montaje de Tom Jones de François– André Danican Philidor, ópera cómica en tres actos con libreto de Antoine-Alexan- dre-Henri Poinsinet y Bertin Davesne a partir de la novela de Fielding, estrenada en la Comédie Italienne de París el 27 de febrero de 1765. La última puesta en escena de la obra maestra de Philidor se remonta a una producción de la Ópera Cómica de París de 1979, con dirección escénica de Jacques Fabbri. Philidor compuso numerosas óperas cómicas y cuatro tragedias líricas, colaboró con Rousseau y fue alabado por Diderot en Santiago el fatalista. Su estilo compositivo se puede situar entre Haydn y Gluck. Por lo demás, Philidor fue un célebre ajedrecista y quizá hoy se le recuerde más en esta faceta. En 1749, publicó en Londres Analyse du jeu des échecs que revolucionó el juego. En Lausana, Vittoz ha creado una puesta en escena muy singular, que por un lado recordaba la última película de Brigitte Rouan, Travaux, pero que tampoco olvidaba las exigencias de una compleja ópera cómica dieciochesca. Extraordinario reparto, con el tenor Sébastien Droy como el ingenuo y delicado seductor titular. La soprano Sophie Marin– Degor fue una auténtica revelación como Sophie, escénicamente perfecta primero en su rígida seriedad y su derretido abandono posterior. Marc Barrard y Sibyl Zanganelli fueron un Mr. y una Mrs. Western de gran profesionalidad. Rodolphe Briand encajaba al milímetro en el papel de Blifil. Debe citarse también a la joven mezzo suiza Carine Séchehaye como Honora. Bien servidas las partes secundarias. La Sinfonietta de Lausana, integrada por veinticinco músicos, estuvo dirigida con brío y precisión por Jean-Claude Malgoire, verdadero especialista en este repertorio raro, que supo asegurar el equilibrio entre foso y escena. Giacomo Di Vittorio ACTUALIDAD SUIZA Combinación de dos Singspielen clásicos EL SUEÑO DE ORIENTE Y OCCIDENTE LUCERNA Theater. 5-II-2006. Mozart, Zaide. Kraus, Soliman II. Teodora Gheorghiu, Madelaine Wibom, Matthias Aeberhard, Martin Nyvall, Howard Quilla Croft. Director musical: Rick Stengards. Directora de escena: Tatjana Gürbaca. Decorados y vestuario: Ingrid Erb. Una contribución más al año Mozart, pero esta vez infrecuente y atrevida. Zaide, la obra fragmentaria del compositor, es combinada con un Singspiel de su contemporáneo sueco Joseph Martin Kraus, Soliman II. Estas dos así llamadas “óperas turcas” constituyen un flirteo con lo exótico y, a la vez, una reflexión sobre el choque de culturas. El escenario presenta un restaurante turco en cualquier lugar de Suiza. Algu- nos clientes deambulan, mientras un limpiador asea el suelo y las mesas. Se llama Gomatz, y de pronto empieza a hablar, acentuado por una fuerte música, de su soledad, su extrañamiento, su esperanza en el amor. Luego se queda dormido y empieza a soñar. La escena se transforma, y la taberna se convierte en un serrallo oriental, donde Gomatz está cautivo. Zaide constituye el armazón principal del espec- niosa ironía. Predomina el elemento lúdico, que llega a convertirse en una auténtica exhibición de gags. Teodora Gheorghiu como sufriente Zaide, Madelaine Wibom en una resuelta Roxelane, Matthias Aeberhard como colérico Sultán y Martin Nyvall como ofendido esclavo supieron hacer justicia a las obras, tanto en lo vocal como en lo escénico, con pleno conocimiento del estilo. táculo, en el que se insertan pasajes de Soliman. La música de ambos autores se va alternando: una bella ocasión de romperse una vez más la cabeza sobre las verdaderas o ficticias diferencias entre el genio (Mozart) y el talento (Kraus). La joven directora berlinesa Tatjana Gürbaca hace hincapié en la confrontación entre civilizaciones, con sus prejuicios y clichés. Pero el afán didáctico no resulta excesivo gracias a una inge- Mario Gerteis Haendel, entre la autenticidad histórica y lo moderno EN LA MONTAÑA MÁGICA DEL AMOR Hay que reconocer que se trata de un contraste altamente pintoresco. Por un lado, la música de Georg Friedrich Haendel, interpretada con un fiel criterio estilístico; por otro, la escena, que no se preocupa de los usos teatrales de comienzos del XVIII ni por la vieja historia de Ariosto en torno al enloquecido Orlando sobre la cual gira la ópera. Jens-Daniel Herzog, director del Teatro de Mannheim, ha traído la acción medieval hasta el presente, si bien con una cierta distancia. El diseñador Mathis Neidhardt ha construido un elegante sanatorio con paredes corredizas y habitaciones que se abren y se cierran, como a principios del siglo XX. Un laberinto que nos acerca a la atmósfera de la novela de Thomas Mann La montaña mágica. Herzog se ha dejado llevar por el personaje que fue añadido en la ópera de Haendel a la base literaria de Ariosto: el mago Zoroas- Suzanne Schwiertz ZÚRICH Opernhaus. 15-I-2006. Haendel, Orlando. Marijana Mijanovic, Martina Jankova, Katharina Peetz, Christina Clark, Günther Groissböck. Director musical: William Christie. Director de escena: Jens-Daniel Herzog. Decorados y vestuario: Mathis Neidhardt. Marijana Mijanovic en Orlando de Haendel en la Ópera de Zúrich tro, que aquí aparece como el jefe de los médicos en el mencionado sanatorio. A él le corresponde curar a Orlando de sus tribulaciones de amor, que llevan al valiente héroe del arrobamiento a la locura. Y de devolverle a su auténtica determinación, el heroico ejercicio de la guerra. Algo así sólo lo puede presentar un director de escena de hoy, naturalmente, de manera irónica. Al final, Orlando aparece sobre un pedestal y resulta bastante ridículo. Que este juego funcionara tan bien se debió básicamente al elenco, con la arrebatadora Marijana Mijanovic en cabeza. La agilidad y, al mismo tiempo, extremada expresividad de su órgano osciló con virtuosismo entre el éxtasis y la desesperación, recordándonos que el papel de Orlando fue en su tiempo un caballo de batalla para el legendario castrato Senesi- no. En torno a ella se reunieron jóvenes miembros de la compañía, entre los que destacó el poderoso bajo Günther Groissböck como Zoroastro, el único “auténtico” hombre del reparto. Todos ellos tuvieron un excelente apoyo en William Christie, en su segunda producción haendeliana en la Ópera de Zúrich (tras Radamisto). El maestro americano con pasaporte francés combate desde hace tiempo en las primeras filas del campo barroco. Aquí pudimos apreciar también su amor por el estilo francés, haciendo sonar a la orquesta barroca del teatro La Scintilla de manera fluida y elegante, sin escatimar delicadas ornamentaciones. Un Haendel sin pathos, aunque no sin colores oscuros, y sutilmente aderezado. Con lo que las tres horas de música, repartida únicamente entre cinco personas que cantan, pasaron como un suspiro. Mario Gerteis 59 ENTREVISTA Deborah Voigt BRÜNNHILDE PUEDE ESPERAR eborah Voigt es una de las sopranos más importantes de las últimas décadas. Como ha señalado The New York Times, “posee una voz resplandeciente, que se eleva con facilidad por encima de la orquesta wagneriana”. Después de someterse a una intervención quirúrgica por motivos de salud, la cantante norteamericana se ha convertido en una mujer enormemente sexy. Abrió la temporada del Liceu con su primera Gioconda, antes de presentarse en el Teatro Real con el estreno en España de Die Ägyptische Helena. Con este motivo tuvimos ocasión de disfrutar de su cautivadora personalidad en esta entrevista, donde habla con absoluta sinceridad de los detalles más personales de una carrera presidida por un férreo sentido de la disciplina inculcado desde la infancia. D Su voz es especialmente adecuada para Strauss. Ha cantado muchos de sus grandes papeles: Helena, la Mariscala, la Emperatriz, Salomé… ¿Se siente especialmente identificada con este compositor? Strauss escribió una música muy hermosa para mujer. Sus papeles femeninos son tan interesantes y complejos que me siento muy afortunada de tener la capacidad vocal adecuada para cantar esa música, llena de frases enormes, como las que hay en la Helena egipcia y en otros papeles femeninos de Strauss. Además, te da la oportunidad de cantar con otras mujeres, aquí, por ejemplo con Liubov Petrova, la magnífica soprano rusa que canta Aithra; es maravilloso cantar con otra bella voz de soprano. Helena es un papel muy exigente. Es muy largo, muy difícil y muy agudo. Como se interpreta tan raras veces, sólo he podido hacerlo en un par de ocasiones, por lo que no he tenido la oportunidad de familiarizarme por completo con él. Espero hacerlo la próxima temporada, cuando lo cante en escena en el Met. La ópera contiene muchos elementos autobiográficos. Trata de las relaciones entre personas, y del matrimonio. Sabemos que la relación de Strauss con su esposa no fue fácil, pero que estaba muy entregado a ella y estaba acostumbrado a sufrir por ella… Joanne Savio Remontémonos ahora a sus comienzos. ¿Por qué se interesó por el canto? 60 Siempre he cantado, desde que era niña. Crecí en el Medio Oeste de Estados Unidos, en una región a la que llamamos el “Círculo bíblico”, porque allí la iglesia es muy fundamentalista y mi familia estaba muy implicada en las actividades religiosas. Lo primero que recuerdo haber cantado es un himno con otra niña, y me enfadé mucho porque ella no se había aprendido su parte y no estaba preparada para actuar. Con cinco o seis años, yo ya ENTREVISTA DEBORAH VOIGT era consciente de que aquélla no era una actitud profesional… Y, por primera vez, también fui consciente de que mi voz ejercía un efecto sobre el público, de que era capaz de comunicar un mensaje. Porque cantar es, en definitiva, tratar de expresar algo, contar una historia, transmitir al público una emoción, y eso lo aprendí siendo muy niña. Después, cuando entré en el instituto, hice mucho teatro, musicales de Broadway… Quería enseñar música, ser directora de un coro, así que fui a la universidad y me especialicé en música coral. Pero entonces mis padres se divorciaron y me sentí muy deprimida, por lo que dejé la universidad y trabajé como informática durante dos años, aunque seguí cantando en la iglesia, en bodas, fiestas de amigos y cosas así. Finalmente decidí volver a tomar clases de canto y volví a la universidad. ¿Fue entonces cuando empezó a pensar en la ópera? La ópera no era parte de mi herencia, no se escuchaba en mi casa. A causa de mi educación religiosa fundamentalista, estar en un escenario, exhibirte ante los demás no era algo que se considerase muy adecuado. Mi profesora empezó a introducirme en la ópera, y la primera aria que canté fue la de Cherubino. Yo tenía unos veinte años, y no sabía cómo era realmente mi voz, así que me dijo que fuera a la tienda de música y buscase alguna partitura. Como yo tocaba el piano desde hacía bastantes años, escogí una que me pareció muy bonita, aunque estaba en italiano y no entendía nada. Se la llevé a mi profesora y me dijo que, en efecto, era muy hermosa pero que no era para mí, ya que se trataba del Nessun dorma [risas]. Poco a poco decidimos qué tipo de repertorio resultaría adecuado para mí. Mi profesora había estudiado en Viena y apreció una cualidad germánica en mi voz. Así que trabajamos mucho la música alemana, y canté muchos lieder antes de empezar con la ópera. Creo que también tiene antepasados alemanes, ¿no es así? Realmente no lo sabemos. Mi abuelo materno procedía de Bremen, y cantaba canciones alemanas. Pero hace unos diez años me llamó mi madre, cuando yo estaba cantando en Tel Aviv, y me dijo que me sentara porque tenía que contarme algo. Mi abuelo había muerto, mi abuela estaba en un hogar de ancianos y mi madre fue a visitarla. Discutieron sobre algo, y mi abuela miró a mi madre y le dijo: “No importa lo que pienses porque eres adoptada”. Así que no sabemos… Desde sus comienzos, usted ha cantado muchos papeles wagnerianos: Elisabeth, Sieglinde, Senta, y recientemente, ha incorporado a Isolda en Viena. ¿Lo considera como un hito en su carrera? No diría que un hito, pero sí un momento trascendental. En aquel momento pensé que cantaría más Wagner, incluyendo Brünnhilde, pero en el último año y medio he perdido mucho peso y creo que mi voz se ha aligerado un poco en el registro medio. Además, si afrontas Brünnhilde demasiado pronto, ¿qué cantas después? Así que decidí cancelar todos los proyectos… Obtuve un gran éxito con La Gioconda en Barcelona, y este año tengo una temporada muy italiana en el Met, con Tosca y Leonora de La forza del destino. Creo que ése es un camino más seguro para mí, junto con los papeles de Strauss y de Wagner que canto ahora, incluida Isolda. Pienso que Brünnhilde puede esperar. El problema es que hay muy pocas Brünnhildes, especialmente que sean buenas. Si la cantas y te sale bien, nadie te va a pedir ya que cantes La forza del destino, porque necesitan tu Brünnhilde. Pero aún soy relativamente joven y me gustaría hacer más cosas, descubrir otros aspectos de mi personalidad. En cualquier caso, puede decirse que su carrera se ha desarrollado de una manera progresiva. Sí, sí, he tenido mucha suerte con mis agentes y con buenos amigos en quienes confiar. El hecho de que las cosas me hayan ido bien no es tanto una cuestión de inteligencia por mi parte sino por estar rodeada por gente en la que confío. Volviendo a Wagner, ¿cómo ve una mujer de hoy personajes como Isolde, Senta o Elisabeth? Siempre trato de encontrar en ellos algo con lo que pueda identificarme. Canté Elisabeth en el Met la pasada temporada, y era la segunda vez que hacía el papel. No me gustaba especialmente, lo encontraba aburrido, en medio de esa sociedad de guerreros donde las mujeres no cuentan para nada. Pero, realmente, ella es la única que se opone a todos cuando defiende a Tannhäuser. Es, sin duda, el personaje más fuerte de la obra. Hace diez años, cuando lo canté en San Francisco, no me había dado cuenta de ello. Y también hay algo en los demás papeles con lo que te puedes identificar. Ha cantado muchas veces el papel de Lady Macbeth. ¿Ha llegado a entender sus reacciones? Sí, sin duda. Siente una enorme frustración porque ella debería ser realmente la que tuviese el poder. Me encanta el personaje, porque vocalmente es de una gran brillantez, aunque creo que nunca tuve mucho éxito como Lady Macbeth porque la gente creía que tenía una voz demasiado bonita para el papel. Ha cantado otros papeles verdianos como Aida o Amelia, y también Tosca. Tosca sí, pero sólo una vez. La voy a volver a cantar en Viena y en el Met. Tengo ganas de cantar todos estos papeles estupendos, donde puedes lucir unos trajes maravillosos… Tosca es un personaje magnífico, una gran oportunidad para mostrar tus cualidades como actriz. Usted canta regularmente en Europa y en América. ¿Ve alguna diferencia entre el público de ambos continentes? Algunos públicos son más entusiastas, pero en realidad no varían mucho de un país a otro. Cada público genera una energía de la que probablemente no es consciente. Eso es algo que sentimos cuando estamos en escena. Te das perfecta cuenta de cuándo te prestan atención y cuándo están mirando hacia el techo o abriendo un caramelo. ¿Cuáles son sus teatros favoritos? Me encanta el Met, es un teatro precioso, y muy bien dirigido; canto mucho en Viena, allí he tenido grandes éxitos y es otro magnífico teatro. El Liceo también es estupendo. En el Liceo ha cantado su primera Gioconda. ¿Cómo afronta este estilo? ¿Tiene intención de cantar otras obras de este repertorio, como La Wally o Andrea Chénier? Quiero explorar más este repertorio. Cuando hablamos de estilo verista, wagneriano o straussiano, tu técnica te permite pasar de un compositor a otro. Después, si observas la manera en que está escrita la música, sus dinámicas, sus indicaciones, eso es lo que marca los diferentes estilos. Yo canto este repertorio con mi voz y con mi técnica, respetando los deseos del compositor. ¿Qué nuevos títulos le gustaría añadir a su repertorio? Me gustaría hacer Manon Lescaut, La fanciulla del West, y también Salomé en escena, que ya está en proyecto. Me siento plenamente feliz con el repertorio que estoy haciendo y me gustaría hacer más Giocondas. Lo pasé muy bien, aunque es un papel bastante difícil. Y también quiero dar más recitales. En los que, por cierto, incluye muchas canciones de compositores norteamericanos. ¿Es importante dar a conocer esta música? Creo que sí. Empecé a hacerlo por razones personales. No había cantado nada de música americana. Pero ahora estoy en un momento de mi carrera en que quiero hacerlo, y también música de cabaret. Me gustan mucho las canciones de Benjamin Moore, que es un autor muy joven con un porvenir brillante. Me encanta formar parte de todo esto. Además, soy norteamericana, y creo que debo hacerlo. Hace poco lo canté en Valencia y el público se volvió loco. Creo que no se esperaban a una figura de la ópera pueda reducir su voz 61 ENTREVISTA DEBORAH VOIGT y resultar tan idiomática. ¿Le gustaría estrenar alguna opera? Si tuviera la oportunidad, me gustaría hacer una comedia o algo divertido, pero no creo que vaya a suceder. Nadie me pide estas cosas. Cuando estrenan obras como An American Tragedy, llaman a Renée Fleming o a Susan Graham. Yo debo de tener demasiada voz [risas]. Ha cantado a menudo con Luciano Pavarotti y Plácido Domingo. ¿Cómo es la relación con estos grandes tenores? Todos los tenores son distintos. Ellos dos, en concreto, son totalmente diferentes, como el día y la noche. Plácido es una persona muy normal, como todos nosotros, se presenta a los ensayos a la hora, no exige nada especial… Cuando está en escena, está muy presente. Por ejemplo, cuando cantamos La Walkyria, siempre está pendiente de mí. Pero Luciano es Luciano. Se trata siempre de su show. Aunque la ópera se llame Aida, el protagonista es él. En una ocasión canté con los dos en el Met en la misma temporada, y fue muy divertido. Tuvimos una estupenda relación, musical y personal. Aparecí en un momento en que él tenía muchos proyectos en marcha, y poder intervenir en ellos fue un auténtico privilegio. Lo que más me gustaba de él era su energía, sabía perfectamente lo que quería, tenía mucho talento y era muy inteligente. Las obras que hice con él las ha marcado para siempre. Cuando canté recientemente los Gurrelieder con James Levine, no pude dejar de llorar al pensar en él. Además, era un hombre muy atractivo. Joanne Savio También trabajó mucho con Giuseppe Sinopoli, con quien hizo varias grabaciones. ¿Cómo fue esa colaboración? al océano y cuando puedo voy allí. También tengo un apartamento en Nueva York. Cuando viví por primera vez en Nueva York y era una cantante pobre, odiaba la ciudad, porque no puedes vivir allí si no tienes dinero. Pero ahora disfruto realmente de vivir en ella. Rafael Banús Irusta ¿Cuáles son sus próximos proyectos? Voy a Berlín a hacer un concierto con Ben Heppner, y luego a Moscú, donde creo que me voy a morir de frío. No he vuelto a Rusia desde que gané el Concurso Chaikovski, y creo que las cosas han cambiado muchísimo. Entonces yo estaba casada, y mi marido tuvo unos problemas enormes para conseguir el visado. Luego haré una velada de cabaret en el Carnegie Hall. El tema del espectáculo es el viaje… esa vida tan glamourosa de los artistas. ¿Y qué le gusta hacer en su tiempo libre? 62 No tengo un hobby concreto. Veo muchas películas, y me encanta ver la televisión. Tengo una perrita que normalmente viaja conmigo, pero como este viaje es de sólo tres días aquí y tres allá, la he dejado en casa. Pero ella ocupa gran parte de mi tiempo. Es una Yorkshire Terrier. Se llama Steinway… es un encanto. Me gustan las cosas normales. Tengo una casa en Florida junto DISCOGRAFÍA SELECCIONADA BEETHOVEN: Fidelio (Leonora). C. Davis. RCA. — El glorioso momento. Bass. Koch. BERLIOZ: Los troyanos (Casandra). Dutoit. Decca. MAHLER: Sinfonía nº 8. Shaw. Telarc. SCHOENBERG: Gurre-Lieder. Sinopoli. Teldec. STRAUSS: Día de paz (Maria). Sinopoli. DG. — Ariadna en Naxos (Ariadna). Sinopoli. DG. — Elektra (Chrysotemis). Sinopoli. DG. — La mujer sin sombra (Emperatriz). Sinopoli. DG. — Helena egipcia (Helena). Botstein. Telarc. — Cuatro últimos lieder. Masur. Teldec. WAGNER: Tristán e Isolda (Isolda). Thielemann. DG. — El Holandés errante (Senta). Levine. Sony. — Escenas de Tristán e Isolda y Siegfried. Domingo, Pappano. EMI. WEBER: Oberón (Rezia). Conlon. EMI. ZEMLINSKY: Una tragedia florentina (Bianca). Obras vocales. Conlon. EMI. Arias y escenas de Wagner y Strauss. Armstrong. EMI. Recital de canciones americanas. Zeger, piano. EMI. Gala rossiniana. Norrington. EMI. Gala 25 años de James Levine en el Met. DG. Happy Birthday, Maestro Mehta! Zubin Mehta Orchestra e Coro del Maggio Musicale Fiorentino Vacchi, Vivaldi, Orff Teatro Comunale - April 20 The Opening Night of Festival Daniele Gatti Orchestra del Maggio Musicale Fiorentino Wagner, Mahler Teatro Verdi - April 30, May 2 The Piano Marathon Teatro Goldoni - May 11 Studio Zack! - from a graphic project by Neri Torrigiani Picture by Sergio Scatizzi FALSTAFF by Giuseppe Verdi Conductor Zubin Mehta Director Luca Ronconi New production Teatro Comunale May 12, 14, 16, 18, 19 Zubin Mehta Orchestra del Maggio Musicale Fiorentino Webern, Mozart, Brahms Teatro Comunale - May 24 Seiji Ozawa Mito Chamber Orchestra Takemitsu, Mozart, Beethoven Teatro Comunale - June 10 Zubin Mehta Orchestra e Coro del Maggio Musicale Fiorentino Cajkovskij, Bernstein Teatro Comunale - May 28 Lorin Maazel New York Philharmonic Brahms, Kodaly, Berlioz Teatro Comunale - June 11 Mozart &... Orchestra e Coro del Maggio Musicale Fiorentino Piccolo Teatro - June 6, 7, 14, 15 CALLAS Coreography Reinhild Hoffmann Teatro Comunale June 8, 9, 12, 13 The Last Night of Festival Ivor Bolton Orchestra e Coro del Maggio Musicale Fiorentino Cherubini Piazza del Duomo - June 23 ° 9 6 MAGGIO MUSICALE FIORENTINO April 30 - June 23, 2006 Teatro del Maggio Musicale Fiorentino Fondazione Tickets and information: call center +39 0424 600458 fax +39 0424 464191 Box Office online www.maggiofiorentino.com - www.vivaticket.it D I S C O S EXCEPCIONALES LOS DISCOS XCEPCIONALES DEL MES DE MARZO DE 2006 La distinción de DISCOS EXCEPCIONALES se concede a las novedades discográficas que a juicio del crítico y de la dirección de la revista presenten un gran interés artístico o sean de absoluta referencia. BERIO: Rendering. Stanze. DIETRICH HENSCHEL, BARÍTONO. ORQUESTA DE PARÍS. CORO DEL EJÉRCITO FRANCÉS. Director: CHRISTOPH ESCHENBACH. ONDINE ODE 1059-2. 2 DVD ACCORD 476 719 0. El barítono Dietrich Henschel lleva a cabo una excelente labor vocal. J.P.T. Pg. 67 Muraro desgrana con devoción, con inspiración, con virtuosismo, con poderío poco menos que atlético, las 20 miradas. S.M.B. Pg. 105 BERIO: Rendering y otras MOZART: Cuartetos de cuerda en transcripciones orquestales. ORQUESTA SINFÓNICA DE MILÁN GIUSEPPE VERDI. Director: RICCARDO CHAILLY. re mayor K. 575, en si bemol mayor K. 589 y en fa mayor K. 590. CUARTETO DE TOKIO. BIDDULPH 80215-2. DECCA 476 2830. Una interpretación que mira al primer Beethoven, pero conservando la elegancia propia de esta música impagable. R.O.B. Pg. 90 Chailly extrae de la orquesta sonoridades muy fluidas, bien timbradas, soberbiamente aciduladas. J.P.T. Pg. 67 BRAHMS: Concierto para piano nº 1. KRYSTIAN ZIMERMAN, piano. ORQUESTA FILARMÓNICA DE BERLÍN. Director: SIMON RATTLE. DEUTSCHE GRAMMOPHON 00289 477 5413. Bellísimo registro de extraordinaria relevancia, sin duda una de las referencias fonográficas brahmsianas indiscutibles. E.P.A. Pg. 80 CORELLI: Sonatas para violín op. 5. STEFANO MONTANARI, VIOLÍN. ACCADEMIA BIZANTINA. OTTAVIO DANTONE, clave y director. 2 SACD ARTS 47724-8. Los problemas técnicos no son tales para el consumado virtuosismo del violinista italiano. E.M.M. Pg. 82 HAENDEL: Cantatas italianas: Delirio amoroso HWV 99, e.a. NATALIE DESSAY, soprano. LE CONCERT D’ASTRÉE. Directora: EMMANUELLE HAÏM. VIRGIN 0946 3438422 3. Cada nuevo disco de Natalie Dessay constituye un acontecimiento. R.B.I. Pg. 85 LUTOSLAWSKI: Concierto para orquesta. Concierto para violonchelo. RAFAL KWIATKOWSKI, violonchelo. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA FILARMONÍA NACIONAL DE VARSOVIA. Director: ANTONI WIT. DUX 0499. DDD. No olviden este disco, destinado a ser referencial. E.B. Pg. 88 MAHLER: Sinfonía nº 4. Tres Lieder de “Des Knaben Wunderhorn”. EVA CSAPÓ, soprano. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIO DEL SUROESTE, BADEN-BADEN Y FRIBURGO. Director: KLAUS TENNSTEDT. PROFIL PH05039. 64 MESSIAEN: 20 Regards sur l’Enfant Jésus. Documentales. ROGER MURARO, piano. Una versión sensacional protagonizada por este eslabón perdido de la tradición. E.P.A. Pg. 89 MOZART: Quintetos con clarinete y trompa. Cuarteto con oboe. LORENZO COPPOLA, clarinete; PIERRE-YVES MADEUF, trompa; PATRICK BEAUGIRAD, OBOE. CUARTETO KUIJKEN. SACD CHALLENGE SACC72145. Atractivo y atípico programa de música de cámara mozartiana. Un gran disco. E.M.M. Pg. 90 PENDERECKI: Trío de cuerda. Cadenza. Per Slava. Divertimento. Sexteto. MIEMBROS DEL CUARTETO PRAZÁK. SACHIKO KAYAHARA, piano; MICHEL LETHIEC, clarinete; PREMYSL VOJTA, TROMPA. PRAGA PRD/DSD 250 202. Algo nuevo de Penderecki que nos devuelve la fe en este gran maestro. Una maravilla. J.P. Pg. 92 SCRIABIN: Sonata nº 3. 5 Preludios op. 15. MEDTNER: Sonata-Reminiscenza op. 38, nº 1. STRAVINSKI: 3 Movimientos de Petruchka. EVGENI KISSIN, piano. RCA 8276 65390 2. Un magnífico disco dedicado a un repertorio ruso en el que se mueve como pez en el agua. R.O.B. Pg. 95 VIVALDI: Tito Manlio RV 738-A. NICOLA ULIVIERI, KARINA GAUVIN, ANN HALLENBERG, MARIJANA MIJANOVIC, DEBORA BERONESI, BARBARA DI CASTRI, MARK MILHOFER, CHRISTIAN SENN. ACCADEMIA BIZANTINA. DIRECTOR: OTTAVIO DANTONE. 3 CD NAÏVE OP 30413. Una fuerza expresiva que queda magníficamente atrapada en esta interpretación vigorosa y elegante de Ottavio Dantone. P.J.V. Pg. 97 DISCOS CUARTETO ARTEMIS Álvaro Yañez ANDREAS STEIER RENAUD CAPUÇON Hertha Hurnaus Año XXI – nº 206 – Marzo 2006 Novedades camerísticas DÚOS, TRÍOS, CUARTETOS Y MÁS l repertorio tradicional y otras piezas mucho menos divulgadas protagonizan algunas de las novedades discográficas consagradas a la música de cámara. Del período preclásico Accent anuncia las sonatas para flauta de Carl Philipp Emanuel Bach en interpretación de Barthold Kuijken y Ewald Demeyere mientras que CPO presenta las Sonatas para dos flautas y bajo continuo de su hermano Wilhelm Friedemann, a cargo de Camerata Köln y un recital con obras de Joseph Eybler (1765-1846) por el Deutsches Streichtrio. En Alpha, siempre a la busca de obras ignoradas, el Cuarteto Rincontro se ocupa de los desatentidos Cuartetos op. 5 del moravo Franz Xaver Richter (1709-1789). Los ecos discográficos del año Mozart dejarán también un registro de sonatas para violín a cargo de Midori Seiler y Jos van Immerseel (Zig-Zag), un álbum del Cuarteto Belcea (EMI), más sonatas para violín y piano por Midori (a secas) y Eschenbach (Sony), los conciertos para piano de juventud en versión de quinteto por la pianista francesa Vanessa Wagner (Ambroisie) y una integral de los tríos con piano a cargo del praguense Trío Guarneri (Praga), a los que se suman los recién editados Cuartetos con piano por el Cuarteto Fauré (DG). Harmonia Mundi presenta un recital de dúos para violín y piano de Schubert por Isabelle Faust y Alexander Melnikov y un disco de Daniel Sepec y Andreas Staier con las beethovenianas Sonatas op. 23 y op. 30, nº 1 más las desconocidas 12 Variaciones WoO 40. También para este sello francés el Trío Wanderer anuncia la integral de los tríos de Brahms; el mismo compositor al que el Cuarteto Ysaÿe (que acaba de fundar su propio sello, Ysaÿe Records) dedica otra integral, la de los cuartetos pianísticos, en unión de Jean-François Heisser. La misma discográfica —aún sin distribución en España— publicará un registro Mendelssohn-Schumann en versión del joven Cuarteto Modigliani. Tras su llegada a Virgin y la publicación de dos registros consagrados a Beethoven y Ligeti, el Cuarteto Artemis anuncia nuevos lanzamientos: un volumen de sextetos de cuerda —grabado hace un año y que cuenta con la presencia de Valentin Erben y el viola Thomas Kakuska, el fallecido viola del Cuarteto Alban Berg—, los quintetos para piano y cuerdas de Schumann y Brahms —con Leif Ove Andsnes—, los cuartetos de Janácek y un álbum Piazzolla. En el mismo sello, los hermanos Renaud y Gautier Capuçon presentan un recital de dúos para violín y violonchelo con obras de Bartók, Martinu, Klein y Beffa. Por último el (también) año Shostakovich añade una nueva integral de su cuartetos: la del Cuarteto Danel (Fuga Libera, 5 CDs) y la compilación en una caja de 6 CDs (más el Quinteto con piano y el Trío nº 2) de las recientes grabaciones del Cuarteto de San Petersburgo (Hyperion). E SUMARIO ACTUALIDAD: Dúos, tríos, cuartetos y más. . . . . . . . . . . . . . 65 ENTREVISTA: Lang Lang . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66 ESTUDIOS: Luciano Berio. J.P.T. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67 Enrique Fernández Arbós. M.G.F. . . . . . . . . . 68 Simon Rattle en DVD. S.M.B.. . . . . . . . . . . . . 69 REEDICIONES: Capriccio. F.F. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70 EMI Encore. J.P. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71 Andante. E.P.A. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72 Myto. A.V. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73 Brilliant. A.V.U. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74 Walhall. A.V. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75 DISCOS de la A a la Z . . . . . . . . . . . . . . . 76 DVD de la A a la Z . . . . . . . . . . . . . . . . . 104 ÍNDICE DE DISCOS CRITICADOS . . . . . 111 NEGRO MARFIL. P.E.M. . . . . . . . . . . . . . . . . 112 65 D I S C O S ENTREVISTA Memory LANG LANG Y SUS RECUERDOS acido en Shenyang en 1982, Lang Lang se ha convertido, con sólo 23 años, es una de las estrellas pianísticas con mayor perspectiva de futuro del momento actual. Empezó a estudiar el piano a los tres años, y a los cinco dio su primer recital. A partir de entonces se presentó a todos los concursos que pudo, “unos treinta o cuarenta”, confiesa con picardía. De especial importancia fue el primer premio que obtuvo en el Concurso Internacional Chaikovski para Jóvenes Músicos, celebrado en Japón en 1995. Paralelamente, Lang Lang prosiguió su formación en el Conservatorio de Pekín, y ofreció sus primeros conciertos en la capital china, como la integral de los Estudios de Chopin o la presentación de la Orquesta Sinfónica Nacional de China. En 1997 se trasladó a Filadelfia para estudiar en el Curtis Institute con el prestigioso pianista Gary Graffman, obteniendo un clamoroso triunfo cuando sustituye a André Watts en el Festival de Ravinia, interpretando el Concierto nº 1 de Chaikovski con la Sinfónica de Chicago. 2001 fue un año decisivo para el artista oriental. En abril agotó las localidades en el Carnegie Hall de Nueva York para su interpretación del Concierto para piano de Grieg con la Sinfónica de Baltimore dirigida por Yuri Temirkanov; en junio viajó a Pekín con la Orquesta de Filadelfia y Wolfgang Sawallisch en la gira del centenario de la agrupación, tocando en la Gran Sala del Pueblo ante una audiencia de ocho mil personas, “una de las emociones más grandes de mi vida”, como él mismo ha señalado. Y, en agosto, se presentó en los Proms londinenses con el Concierto nº 3 de Rachmaninov, logrando otro clamoroso triunfo. Dotado de una asombrosa capacidad para comunicarse con el público, Lang Lang es el primer pianista chino que ha actuado con la Filarmónica de Berlín y las cinco principales orquestas americanas —Filarmónica de Nueva York, Sinfónicas de Boston y de Chicago, Cleveland y Filadelfia— lo cual ha sido para él “un auténtico privilegio, y un enorme placer, ya que cada una de ellas tiene una personalidad muy diferente, aunque son todas extraordinarias”. En 2005 participó en el Concert for Europe con la Filarmónica de Viena y Zubin Mehta, retransmitido a 60 millones de espectadores desde el Palacio de Schönbrunn; hizo su aclamado debut en el Festival de Salzburgo y, en octubre, realizó una extensa gira por nuestro país, visitando Pamplona, Zaragoza, Madrid, Oviedo y San Sebastián. Este año actuará en San Francisco, Los Angeles, París, Berlín, Viena y Roma. Kasskara Tras el extraordinario éxito de su primer recital, Live at Carnegie Hall, que ha vendido más de cien mil ejemplares en todo el mundo (en su doble formato de CD y DVD), el pianista chino Lang Lang acaba de presentar su nuevo álbum en solitario, titulado Memory, que recoge piezas de Mozart, Chopin, Schumann y Liszt estrechamente unidas a sus comienzos como pianista. N 66 LANG LANG Lang Lang ha colaborado también con maestros como Christoph Eschenbach, Charles Dutoit, Daniel Barenboim —con el que hizo un rutilante debut discográfico, con los Conciertos nºs 1 de Chaikovski y Mendelssohn—, Leonard Slatkin, Marin Alsop, Vladimir Jurowski, Simon Rattle, Neeme Järvi, Lorin Maazel, Daniele Gatti, Zubin Mehta, Colin Davis o Valeri Gergiev, “un director que me gusta especialmente por su fogosidad” —recalca—, con el que acaba de publicar en CD y SACD el Segundo Concierto y la Rapsodia sobre un tema de Paganini de Rachmaninov. Es un ferviente defensor de la música de compositores de su país como Tan Dun, que está escribiendo una obra para él por encargo de la Filarmónica de Nueva York. “Me encanta grabar discos. El recital del Carnegie Hall tuvo la emoción del concierto en vivo. Pero en un estudio puedes trabajar hasta el más mínimo detalle las cuestiones de sonido, dinámica, etc., y lograr unos resultados mucho más perfectos”, afirma. El nuevo disco, Memory, incluye diversas piezas que tuvieron una gran influencia en la educación musical de Lang Lang, como la Sonata para piano en do mayor de Mozart (KV 330), su compositor favorito. “Esta obra reforzó mi deseo de convertirme en pianista profesional, después de ser duramente expulsado de una clase de piano a los nueve años”, comenta con una sonrisa algo maliciosa. “Tengo predilección por Mozart, su arte es enormemente delicado, un prodigio lleno de pequeños detalles, de sutiles miniaturas. Es delicado y fresco, y no se parece a ningún otro autor”. También figura la Tercera Sonata para piano en si menor de Chopin, “que ha formado parte de mi repertorio desde mis comienzos”, así como las Escenas de niños de Robert Schumann, “una partitura a la que tengo un cariño muy especial, porque me permite contar historias, que es otra de mis grandes pasiones”, afirma. El álbum se acompaña de un CD adicional que incluye la Rapsodia húngara nº 2 de Liszt, en la virtuosística transcripción de Vladimir Horowitz. “Me encanta el mundo de los niños. Creo que ahí tenemos un campo enorme, porque es un público enormemente receptivo. He tenido ocasión de actuar con los muñecos de Barrio Sésamo, y he incluido la Rapsodia húngara de Liszt porque la tocaba el gato Tom en los dibujos animados de Tom y Jerry”. Para sus próximos proyectos fonográficos, Lang Lang ha pensado en un disco de jazz así como en un repertorio de música tradicional china. “Será muy interesante, con instrumentos populares que no tienen nada que ver con la tradición occidental y que son muy poco conocidos”, declara con entusiasmo. Rafael Banús Irusta D I S C O S ESTUDIO Christoph Eschenbach, Riccardo Chailly ARREGLOS CON EL PASADO BERIO: Rendering. Stanze. DIETRICH HENSCHEL, barítono. ORQUESTA DE PARÍS. CORO DEL EJÉRCITO FRANCÉS. Director: CHRISTOPH ESCHENBACH. ONDINE ODE 1059-2. DDD. 63’39’. Grabación: 2004 (en vivo). Productor: Philippe Pelissier. Ingenieros: Cyril Becue, Caroline Recurt. Distribuidor: Diverdi. N PN BERIO: Transcripciones orquestales. PURCELL: The modification and instrumentation of a famous hornpipe as a merry and altogether sincere homage to uncle Alfred. BACH: Contrapunctus XIX. Boccherini: Quattro versioni originali della “Ritirata notturna di Madrid” sovrapposte e transcritte per orchestra. MOZART: Variaciones sopbre el aria de Papageno “Ein Mädchen oder Weibchen”. SCHUBERT: Rendering. Brahms: Sonata para clarinete y orquesta en fa menor. ORQUESTA SINFÓNICA DE MILÁN GIUSEPPE VERDI. Director: RICCARDO CHAILLY. DECCA 476 2830. DDD. 74’57’’. Grabación: 2004. Productor: Andrew Cornall. Ingeniero: Jonathan Stokes. Distribuidor: Universal. N PN lo largo de su carrera demostró Luciano Berio (1925-2003) el máximo interés por la tradición musical occidental, por su historia, a diferencia de otros compositores de léxicos y A modos igualmente intrépidos en sus afanes investigadores que pretendieron antes que nada hacer tabula rasa con el pasado. Para comprobarlo no hay más que remitirse al importante número de transcripciones, reelaboraciones o reinvenciones a partir de piezas de autores pretéritos que conforman su catálogo, como si en las antiguas formas barrocas y románticas se ocultaran posibilidades y recursos insospechados de extremada actualidad todavía en términos de vigor, expresividad y audacia. Es verdad que muchos de esos trabajos responden a encargos o pueden considerarse simples ejercicios de estilo, pero no es menos cierto tampoco que en ellos moviliza el autor la mayor sabiduría compositiva; su labor puede ser respetuosa con el material original, pero en sus tratamientos no deja de percibirse el latido de la originalidad, a veces en unos matices tímbricos, otras en ciertas tonalidades inusuales. Esta faceta indagatoria de Luciano Berio es justamente la que documentan dos recientes producciones, Orchestral transcriptions, en Decca, con Riccardo Chailly a la cabeza de la Orchestra Sinfonica di Milano Giuseppe Verdi, y Rendering. Stanze, del sello Ondine, en donde Christoph Eschenbach se pone a la batuta de la Orquesta de París para dirigir igualmente la que sería su última composición, escrita poco antes de su muerte, servida así en primera grabación mundial. El primero de estos compactos nos ofrece seis de esas transcripciones, algunas poco conocidas, caracterizadas la mayoría por su fidelidad formal a las piezas de partida. Pero conviene no engañarse, puesto que Berio opera desmontando y reconstruyendo para hacernos ver en parte por qué considera plenas de validez las composiciones que le ocupan. De este modo la breve Hornpipe de The Fairy Queen de Purcell, arreglado para flauta, clarinete, percusión, clave, viola y violonchelo, la pieza que abre el programa, deviene en vibrante ráfaga de frescura y encanto que debe tanto al gesto barroco como a un impulso miniaturista contemporáneo, cargado de detalles cromáticos. En Contrapunctus XIX (Die Kunst der Fugue) manifiesta su devoción a J. S. Bach mediante un trazado orquestal de gran densidad resaltado por un sabio uso de los timbres; de particular interés resulta ese amortiguado cluster final deslizándose sinuosamente hacia el silencio. En Quattro versioni originali della “Ritirata notturna di Madrid”, para orquesta, Berio efectúa escasas modificaciones pero superpone las diversas versiones escritas por Boccherini configurando un ámbito sonoro en expansión, poderosa fanfarria que alcanza un triunfal crescendo para ir disminuyendo en empaque hasta la disolución; desde luego, una de las piezas más fastuosas del conjunto. Variaciones sobre un aria de Papageno resulta ser, a pesar de su extremada brevedad, una curiosa deconstrucción orquestal del material mozartiano que Berio lleva al terreno de la abstracción más radical, donde ya no es posible reconocer la menor cita literal pero sí la notable invención armónica de nuestro transcriptor. La Sonata para clarinete y orquesta en fa menor, por su parte, sitúa esta obra de Brahms en un espacio ligeramente modificado (compases añadidos, subrayados melódicos), produciendo sólo ocasionales destellos de fricción entre épocas y sensibilidades sin conseguir del todo aportar efectos novedosos que justifiquen la apuesta. Lugar aparte merece Rendering, recogida por cierto en ambos discos. Se trata de la orquestación y conexión de los fragmentos pianísticos de lo que hubiera sido una grandiosa Sinfonía en re mayor, dejados a su muerte por Schubert. Berio se ha referido a su tarea como una forma de “restauración” que permitiera ver “las injurias del tiempo”, esto es, lo nuncaescrito, cuyo vacío sus intervenciones se proponen llenar. Estos aportes revelan una indudable calidad y frondosidad armónica, un colorido sugerente, boreal, de brillos apagados, consiguiéndose, aquí sí, un extraño rozamiento, una discontinuidad de impulsos confluyentes en un lugar a mitad de camino de lo romántico y lo contemporáneo. De repente, pues, parecen suspenderse las líneas melódicas y tonales, desapareciendo momentáneamente en abismos temporales que funcionan según otros presupuestos sonoros, para reaparecer de nuevo más allá. Las dos lecturas, tanto la de Riccardo Chailly (quien estrenó la obra completa en 1990) como la de Christoph Eschenbach, resultan incisivas, ceñidas, poderosamente atractivas. Quizá la de este último consigue un pequeño plus de claridad y luminosidad en las delicadas pinceladas concebidas por Berio, atacando al mismo tiempo las dinámicas y tempi schubertianos con implacable tensión y precisión. Pero la versión de Chailly no le va demasiado a la zaga, extrayendo de la orquesta sonoridades muy fluidas, bien timbradas, soberbiamente aciduladas. La opción por una u otra puede depender del repertorio que más interese al oyente, una selección de excelentes transcripciones o, en el caso de Eschenbach, la inclusión de la última pieza de Berio, la magnífica Stanze, para barítono, tres coros masculinos y orquesta. Estamos aquí verdaderamente ante varias stanze, cinco estancias recorridas por el misterio y una alta temperatura expresiva levantadas a partir de textos de cinco poetas, entre ellos Paul Celan y Giorgio Caproni. El barítono Dietrich Henschel lleva a cabo una excelente labor vocal internándose entre los turbulentos fondos orquestales de esta obra por momentos insondable que emite en variados registros formales apuntando en múltiples direcciones. Javier Palacio Tauste 67 D I S C O S ESTUDIO Todo Arbós ARTE Y CORAZÓN FERNÁNDEZ ARBÓS: Obra original completa e integral de las grabaciones históricas. Vol. I. La obra de cámara: Tres piezas originales en estilo español, op. 1. Tango op. 2. Seis rimas de G. A. Bécquer op. 3. Cuatro canciones para la marquesa de Bolaños op. 4. Pieza de concurso. TRÍO BELLAS ARTES. ARA MALIKIAN, violín; SEROUJ KRADJIAN, piano; EMILIO SÁNCHEZ, tenor; FERNANDO TURINA, piano; RAFAEL RAMOS, violonchelo; MIGUEL A. ORTEGA CHAVALDAS, piano. VERSO VRS 2017. DDD. 64’15’’. Grabación: Las Rozas, IV-V/2004. Vol. II. La obra orquestal: Bolero. Tres piezas de concierto para violín y orquesta op. 6. Pequeña suite española. Noche de Arabia. Ausencia. Cinco impresiones de la suite Iberia. Navarra. ARA MALIKIAN, violín. ORQUESTA SINFÓNICA DE MADRID. Directores: JESÚS LÓPEZ COBOS, ENRIQUE FERNÁNDEZ ARBÓS. 2 CD VERSO VRS 2027. DDD. 49’18’’, 47’08”. Grabación: Madrid, 1928, 2004. Vol. III. El centro de la tierra. MILAGROS MARTÍN, EMILIO SÁNCHEZ, LUIS ÁLVAREZ, CELIA ACEDO, JAVIER FRANCO, VICTORIA MARCHANTE, MIGUEL LÓPEZ GALINDO; FERNANDO TURINA, piano. CORO Y ORQUESTA SINFÓNICA DE MADRID. Director: JOSÉ LUIS TEMES. 2 CD VERSO VRS 2019. DDD. 125’09’’. Grabación: Madrid, 2004. Vol. IV. Arbós dirige. ORQUESTA SINFÓNICA DE MADRID. Director: ENRIQUE FERNÁNDEZ ARBÓS. VERSO VRS 2029. DDD. 75’55’’. Grabación: 1928. Productores: Pilar de la Vega y José Miguel Martínez. Ingeniero: Javier Monterde. Distribuidor: Diverdi. N PN urante el año 2004 se puso en marcha el proyecto de la Orquesta Sinfónica de Madrid, con motivo del centenario de su fundación, de abordar la recuperación de la figura del que fuera su más activo e importante director a lo largo de 35 años, Enrique Fernández Arbós (1863-1939), en la faceta de compositor. Para ello, aparte de los diferentes conciertos que tuvieron lugar, fue objetivo principal el poder ofrecer una serie de grabaciones discográficas que mostraran el talento creativo del maestro madrileño. Se ha contado para ello con Cezanne Producciones en la consecución de poder ofrecer unas condiciones técnicas de sonido adecuadas y con el sello discográfico Verso para la publicación de los discos que conforman este extraordinario proyecto cuya dirección ha llevado a cabo José Luis Temes en coordinación con Joaquín Turina. Lo que en un principio parecía que iban a ser cinco discos distribuidos en tres volúmenes: La obra de cámara, La obra escénica y La obra orquestal, ahora con la aparición de un cofre genéricamente titulado Todo Arbós, vemos con sorpresa que el proyecto aporta un sexto disco que configura un cuarto volumen a la colección titulado: D 68 Arbós dirige, que ha consistido en recuperar, remasterizado, las magníficas versiones que el homenajeado dejó grabadas de trece obras de autores españoles e internacionales, en 1928, al frente de su siempre querida Orquesta Sinfónica de Madrid, a la que elevó como conjunto de primer nivel europeo. El disco contiene el siguiente material: La Dolores (Jota) y En la Alhambra (Serenata), de Bretón; La revoltosa (Preludio), de Chapí; La boda de Luis Alonso (Intermedio), de Jiménez; Pepita Jiménez (Intermedio), de Albéniz; Goyescas (Intermedio) y Rondalla aragonesa, sexta de las doce danzas de Danzas españolas de Granados; El sombrero de tres picos (2ª suite), de Falla. Importante reparar en esta pieza, en los tempi que hace Arbós en el último movimiento. La procesión del Rocío y Ensueño y Orgía, dos títulos de Danzas fantásticas de Joaquín Turina; Zarabanda, Giga y Badinerie de Corelli, instrumentadas para orquesta moderna por Ettore Pinelli; Casación en sol mayor (Andante) de Mozart y se finaliza con el Vals triste de Sibelius. Estas audiciones nos revelan el admirable director de orquesta que era Fernández Arbós, lleno de ardor y vida, de talento claro, preciso, apasionado al mismo tiempo que lleno de mesura. Sabemos que como compositor ofrece una producción muy reducida debido indudablemente a la falta de tiempo. Sus composiciones originales abarcan un periodo de algo más de veinte años (1881-1904), si tenemos en cuenta que algunas de sus composiciones sólo las conocemos de referencia por mención en alguna correspondencia o por personas próximas a su círculo. Lo cierto es que a partir de su ocupación como director al frente de la Sinfónica de Madrid no se conoce más obra original del maestro. No vamos a incidir en comentario alguno para la música de cámara y la escénica, la zarzuela El centro de la tierra, ya que fueron presentadas en esta revista (ver SCHERZO nº 194 —febrero 2005— y nº 196 —abril 2005— respectivamente), pondremos atención en el volumen II, La obra orquestal, editada en dos CDs. En el primero de ellos hallamos el Bolero, acusado de ritmo, es la misma pieza que encontramos en las Tres piezas originales en estilo español, para violín, violonchelo y piano, op. 1, orquestado por Arbós en 1890 y que le serviría como propina de muchos conciertos sinfónicos. Le siguen las Tres piezas de concierto para violín y orquesta, op. 6. La primera de ellas, Zambra, está dedicada a Joseph Joachim; la segunda, Guajiras, a Eugène Ysaÿe, y la tercera, Tango, a Pablo Sarasate. Escritas por quien conocía a fondo el instrumento, son piezas que ofrecen a los violinistas amplio campo de lucimiento, pero su construcción las eleva muy por encima de la música meramente virtuosista. Fas- cinante en alguno de sus ritmos (Guajiras), y pasajes de ornamentación muy trabajada (Tango), algunas de estas piezas serían ejecutadas por brillantes intérpretes como Jan Kubelik o Fritz Kreisler. Se concluye el registro con la Pequeña suite española, obra que consta de cuatro números, que Arbós agrupó y editó Max Eschig en París en 1932. Tres de estos números provienen de una reelaboración sinfónica de su zarzuela El centro de la tierra, estrenada con poco agrado del público en 1894: Habanera, de carácter lánguido y sensual (nº 4A), Noche de Arabia (Intermezzo), con un tema saltarín en modo menor que corresponde al coro invisible de los gnomos (nº 12) y Baile andaluz, de ritmo ligero, extraído del Bailable de la sal (nº 9D). A ellos añadió Ausencia (Serenata), en la tonalidad de re menor, sentimiento de añoranza a España, compuesta cuando se encontraba en Londres, hacia 1892. La interpretación corresponde a la Orquesta Sinfónica de Madrid dirigida por el que hoy es su maestro titular, Jesús López Cobos, que hace de estas partituras una encomiable exposición, llenas de expresividad y delicadeza, junto a una orquesta inspirada, extensible también a la brillante actuación del violinista Ara Malikian. El segundo de los discos es, como suele decirse, obsequio de la casa, y en el que se recoge una grabación histórica de dos de sus piezas originales: Ausencia y Noche de Arabia, dirigidas por el mismo Arbós con su orquesta. A propósito de Noche de Arabia, el maestro hace una versión distinta a la interpretada en el disco anterior; en éste repite toda la sección central, que en la partitura original no consta. También dirige la transcripción admirable que hizo para orquesta entre 1910 y 1927 de cinco de las piezas para piano de Iberia y Navarra de su amigo y admirado Albéniz, comunicadas aquí con armonioso colorido y poesía. Arbós grabó estas obras en 1928 para el sello Regal y ahora se editan remasterizadas, aunque sin poder evitar patentizar el deterioro de algunas de ellas. Ilustrativos los textos de José Luis Temes que acompañan a cada uno de los volúmenes de este notable legado, que nos deja un importante conocimiento de uno de nuestros músicos que puso su corazón al servicio del arte. Manuel García Franco D I S C O S ESTUDIO Simon Rattle PROVECHOSA ENSEÑANZA LEAVING HOME. Rhythm. Obras de Stravinski, Mahler, Varèse, Ligeti, Reich, Boulez, Messiaen y Nancarrow. Colour. Obras de Debussy, Ravel, Stravinski, Schoenberg, Messiaen, Boulez y Takemitsu. Three journeys through dark landscapes. Obras de Bartók, Shostakovich y Lutoslaswki. The American Way. Obras de Gershwin, Ives, Copland, Weill, Bernstein, Adams, Carter, Cage, Feldman y Riley. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA CIUDAD DE BIRMINGHAM. Director musical y comentarios: SIR SIMON RATTLE. Más biografías de los compositores y versiones en audio. 4 DVD ARTHAUS 102 035/102 037/102 039/102 041. 50’ ap. cada uno, aparte audios. Formato sonido: PCM stereo. Formato: 4:3. Código región: 0. En alemán e inglés. Subtítulos: francés, italiano, japonés, español. Distribuidor: Diverdi. N PN eo estos cuatro DVD, uno detrás de otro. Ya conocía el primero de la serie, y ya les di noticias a ustedes del enorme interés de su contenido y de las características de la serie. Ahora hubiera querido verlos poco a poco, qué sé yo, uno a la semana, pero no he podido esperar. He visto el primero y no he podido dejar de ver inmediatamente los demás. Rattle nos guía mediante sugerencias, más que con afirmaciones magistrales, por ese abandono de las certezas a que se refiere el título general de la serie, Leaving home. Rattle se convierte en un profesor que incita. Desde luego, es un profesor que enseña, pero sobre todo provoca, sugiere, te hace preguntas, te muestra caminos. Y las preguntas las tienes que responder tú una vez que te enredes por esos caminos que te señala. El primer DVD gira alrededor de Viena que, después de todo, es una de las casas en que habita la música del siglo que se fue, y buena parte de la que se seguirá tocando en las próximas décadas. Viena, palabra y ciudad, es símbolo y síntoma de creatividad y de enfermedad, de genio y de destrucción, de talento y de vulgaridad envidiosa. Por eso el primer volumen se titulaba Bailando encima de un volcán. Los que ahora comentamos tratan otros asuntos, y sólo en determinado momento vuelven a pasar por Viena. El segundo volumen se titula Ritmo y, desde luego, parte del Stravinski de La consagración de la primavera. La estructura se hace manifiesta, y lo que estaba oculto y era previsible se hace evidente y su discurso resulta inesperado. El viaje es intrincado, pero tenemos la ventaja de la centuria transcurrida y de la perspectiva que nos permite. En ese viaje por el ritmo notaremos ausencias, pero no podemos negar que están muy bien traídos aquéllos que sí están: el Varèse de Ionisation, en una filmación antigua y llena de encanto; el Mahler de la época final, el de la espectralidad de la Despedida en Das Lied von der V Erde; los rolls para piano de Nancarrow, que Rattle llega a comparar con lo conseguido de manera no mecánica por Art Tatum; y las aportaciones de dos miembros de la vanguardia, Boulez y Ligeti, en dos obras rítmicamente vertidas al futuro, y las de uno de los grandes del siglo, Messiaen y su Sinfonía Turangalila, título que ya alude a la rítmica en su significado traído del sánscrito. Este segundo volumen se introduce, de manera inevitable, en la tímbrica, en el color orquestal. El tercero está dedicado precisamente al Color. No ha de sorprender por ello que haya aquí preponderancia francesa. Si el conjunto gamelán le abrió los ojos a muchos en cuanto al ritmo, no digamos en qué medida lo hizo en cuanto al timbre. Desde una obra de finales del XIX, Prélude à l’après-midi d’un faune, la conciencia tímbrica no ha hecho más que cambiar y cambiar. Rattle parte de ahí, no sin advertirnos que hoy no podemos comprender en qué medida aquella obra fue una novedad radical, hasta el punto de que la gente creía que los músicos estaban afinando, no tocando. Y sigue con el Stravinski de El pájaro de fuego, tan rimskiano y tan impresionista a la vez, pero nos hace escuchar sobre todo la parte violenta de la suite, la de la Danza infernal, y eso lo emparenta con La consagración. El Amanecer de Daphnis et Chloé, de Ravel, le sirve a Rattle como ejemplo de escritura orquestal compleja en su detalle, eficacísima en su despliegue tímbrico para establecer una sugerencia de paisaje, situación, punto de partida. La volatilidad de la música de Debussy se alcanza con los timbres de Jeux, que nunca funcionó bien como ballet, pero que es una pieza orquestal sin precedentes, si no los buscamos en el propio Debussy. Pero, claro está, hay que detenerse en Farben (Colores), un movimiento profético de las Piezas op. 16 de Schoenberg; una profecía empeñada en serlo, todo hay que decirlo, pero que se convirtió en tal a pesar de todo. Rattle se detiene en la manera en que el Boulez de 1980 orquesta algunas piezas juveniles suyas de cuando tenía sólo 21 años y era discípulo de Messiaen (cuatro de las Notations). Messiaen vuelve a ser estrella de lo tímbrico, como fue de lo rítmico en el DVD anterior, en su impresionante Et exspecto resurrectionem mortuorum. Qué interesante es lo que se dice en este DVD sobre Toru Takemitsu, el rey auténtico del fin del siglo XX en lo que se refiere a despliegue de colores, de timbres: como esa referencia a Takemitsu y el cine, un medio que le permitió descubrir Occidente como a través de una ventana, como una sugerencia, como una música que dijera mucho de aquellos países desconocidos (“cuando voy a un país, me meto en el cine para conocerlo, aunque no sepa el idioma”, algo así dice Takemitsu aquí, y este DVD le está dedi- cado, in memoriam). Bartók, Shostakovich y Lutoslawski son protagonistas absolutos del cuarto volumen, en el que Rattle nos invita al lado más sombrío de la composición del siglo pasado. Al menos uno de ellos pudo ver un final feliz, dice Rattle. El polaco, que falleció después de la caída del muro. Felizmente para él, no tuvo que ver el antisemitismo y el populismo de algunos dirigentes de Solidaridad, el prometedor y sin embargo decepcionante partero de la democracia de su país, libre del yugo soviético y ruso y presa de sus fantasmas seculares. Es Lutoslawski quien cierra este recital, con fragmentos de tres obras suyas, hasta la que Rattle considera su obra maestra, la Tercera Sinfonía. ¿Y Bartók? El húngaro tuvo que apurar la hiel del exilio, desde el autorretrato de Barbazul hasta los dramas anteriores y posteriores a la segunda guerra, Música para cuerda, percusión y celesta, y el Concierto para 69 D I S C O S ESTUDIO / REEDICIONES orquesta; en ambos regresa a la desolación de Barbazul, pero su lenguaje es más complejo, las cuerdas se convierten en percusión, la Elegía se transforma en resumen o quién sabe si legado. Shostakovich, el ruso, fue dotado de los mayores dones, pero la amenaza permanente por su integridad y su vida le hizo testigo disimulado de generaciones de seres aterrorizados. Sobrecogen los dos textos cantados por Willard White de la Sinfonía Catorce. Terrible y siniestro destino el de los compositores de esa Europa central y oriental en la que abundan los cadáveres y sobreviven los fantasmas. Es este cuarto volumen el más terrible de la serie, más incluso que el primero. La luminosidad viene de América, en el quinto volumen, desde la popular e incomparable Rhapsody in blue de Gershwin, con elementos de jazz y de la sinagoga; o con el lirismo que convive con el jolgorio y el caos en Ives (Decoration Day); con la americanización de Weill en un bello arioso ablusado de Street Scene, cantado de manera incomparable por Anthony Rolfe Johnson; con la exaltación plenamente americana de Copland en su ballet Appalachian Spring, con imágenes de la antigua coreografía de Martha Graham; con la plenitud de lo mismo, pero del lado urbano, de las Danzas de West Side Story de Bernstein; con la puesta en cuestión de todo por parte de Cage, más autor de imaginarios y de ideas que auténtico compositor; con los experimentos del grandísimo Elliott Carter y el lado africano de Morton Feldman; con las aportaciones sin duda discutibles de Terry Riley y John Adams, unas bellezas que han dado lugar a un conformismo musi- cal repetitivo que en otros autores se ha llamado minimal, y que es minimal en el material, pero excesivo en su afán repetitivo. Y que conste que esto último no lo dice Rattle. Quedan todavía dos entregas de esta espléndida serie, y en ellas abundará, aunque no dominará por completo, esa generación que conocemos como vanguardia de posguerra. Faltan muchos autores, pero Rattle no pretende darlo todo en su serie orquestal con la Orquesta de Birmingham. Como hemos dicho, señala vías y sugiere sentidos. Lo pedagógico y lo creativo se dan así la mano en una serie extraordinaria por su interés y su alto nivel cultural. Una serie que, por eso, parece que no fuera de este tiempo de repliegues. Santiago Martín Bermúdez Capriccio TRES PERSONAJES EN BUSCA DE BRUSON apriccio (distribuidor: Gaudisc) reedita tres grabaciones completas de sendos títulos de repertorio operístico italiano que, en su momento, supusieron una digna alternativa a los sellos multinacionales más acreditados. A casi dos décadas de su realización, siguen manteniendo un discreto lugar en la discografía comparada, pero cuentan a su favor con la “oficialización” de tres roles importantes para barítono a favor de uno de los más importantes intérpretes de esta cuerda de su generación: el gran Renato Bruson. No es el caso de su Giorgio Germont, suficientemente conocido por anteriores versiones “pirata” (Covent Garden, 1977, Múnich 1978), además de la grabación EMI de estudio (con Muti en 1981). Más tarde, en 2002, aún era capaz en todo el esplendor de su veteranía conmovernos en un DVD en Busetto, acompañando a Stefania Bonfadelli. En 1990 en esta Traviata (51 204), toma en vivo de un concierto que tuvo lugar en Tokio, Bruson es el Germont por antonomasia por concepto, medios, personificación y canto. Más no puede añadirse en su favor. Violetta es Lucia Aliberti que, si se pasa por alto cierta rigidez en los agudos (incluido el arbitrario del Sempre libera, por el que consigue un estruendoso aplauso) o los cambios de color en los registros, acierta a componer una heroína hasta cierto punto creíble, siempre dentro de la más manida tradición. Incluyendo el modelo Callas que imita hasta el exceso, dicho sea en su favor. A Peter Dvorsky le queda un Alfredo algo lineal. Aunque por momentos parece que busca algún que otro matiz en general, podría sacar mucho más partido a una voz (que anuncia ya fisuras, sin embargo) ideal por color, juveniles modales y generosidad (canta la cabaletta con sobreagudo) para tan lírico papel. Los secundarios son todos japoneses. Roberto Paternostro extrae un buen rendimiento de la Filarmónica de Tokio y del Coro Fujiwa- C 70 ra, maneja unos tempi justos, acompaña con cuidado y logra una globalmente aseada ejecución. Bruson debutó el Carlo Gérard de Andrea Chénier de Giordano, un personaje que en principio parecía alejado de sus coordenadas, tempranamente, en 1965 en Bruselas. Luego lo cantó en multitud de ocasiones en escenarios de primer nivel. Capriccio le hizo un soberano favor cuando se lo grabó en Múnich en 1989 (51 189, ya que el mercado live sólo registra otra lectura suya, de una década antes en Chicago, con Marton y Domingo). Aunque es fácil que nuestros oídos estén acostumbrados a interpretaciones de voces de mayor empuje y poderío sonoro (Bechi, Bastianini, Protti, Warren, Taddei o Milnes), el personaje necesita sobre todo un gran y enérgico diseur y Bruson lo es. El protagonista titular es Franco Bonisolli, cuyo canto conveniente pero a veces algo rudo está compensado con una idea del personaje por cuya disposición de medios (rotundos, acerados, viriles), a más de la desprendida entrega, acaba por arrastrarnos a su terreno y ponernos de su parte, aunque haya que pasarle por alto ataques algo tramposos y un legato a menudo, como menos, curioso. La entonces bien joven Maria Guleghina está ya en posición de una voz rica, homogénea, extensa y bella, que canta con diligencia a falta de fantasía. La ópera exige un plantel de secundarios importante y aquí está más que bien satisfecha la demanda, si pensamos que, por ejemplo, L’Incredibile es el magnífico Heinz Zednik, Madelon, Glenys Linos, y al recién debutado Michele Pertusi se le encarga Roucher, el Mayordomo y Dumas, además de otros profesionales tan conocidos como Hans Helm, Pierre Lefebvre o Claudio Otelli. El recientemente fallecido Marcello Viotti da una lección de sabiduría batuteril, al frente de un orquesta por encima de la media, la de la Radio de Francfort. Ahora con la Sinfónica de Tokio y el coro Nikikai, de nuevo en la capital japonesa y compartiendo año de grabación con la anterior ópera verdiana comentada, Paternostro repite con Simon Boccanegra (51 207) una pulcra y conveniente lectura que permite a Bruson perpetuar uno de sus mejores caracterizaciones. RCA, años después de esta versión nipona, recuperaría otra interpretación suya, en Viena, en vivo también, de seis años atrás, en compañía del infalible Abbado. Aunque la voz del barítono acusa ya ciertas durezas y una lucha evidente por dominar un vibrato algo rebelde, Bruson hace un retrato vivo, penetrante, opulento y profundo del entrañable dux veneciano. Gabriele Adorno está excelentemente cantado y sutilmente matizado por Giuseppe Sabbatini. Bastante menos entusiasmo produce la Amelia de Mariana Nicolesco, un poco fuera de lugar en este cometido. Lo contrario de Roberto Scandiuzzi, mucho mejor aquí que en la inmediata versión en vídeo registrada en Londres con Solti o la de 2003 en Santander para el sello RTVE. Scandiuzzi canta muy bien (escúchese cómo muestra la segunda sección del aria) y compone dramáticamente un certero perfil del rico personaje. Fernando Fraga D I S C O S REEDICIONES EMI Encore MODELOS PARA RECORDAR os fondos de catálogo de EMI son una fuente casi inagotable de la que manan maravillas. Es verdad que no todo es muy bueno o buenísimo, pero hay veces en las que todo un lanzamiento, por diverso que sea, de una misma serie de este sello merece recomendarse. El caso que nos ocupa es uno de esos; los compactos de la serie Encore de EMI que acaban de aparecer en el mercado (por supuesto, reediciones todos ellos) merecen la recomendación más entusiasta. Y además el precio no es una excusa para no hacerse con ellos. Para empezar, tenemos la música de Beethoven por intérpretes de primerísima fila, como el gran Menuhin. De Menuhin, con Kempff al piano, es bien conocida la integral de las Sonatas para piano y violín de entre finales de la década de 1960 y principios de la de 1970, pero el músico americano grabó estas obras con otros pianistas, entre ellos Glenn Gould (cuya versión de la nº 10 de 1965 para Sony es de lo más recomendable) y su hijo Jeremy Menuhin. En el compacto que hoy nos ocupa escuchamos las Sonatas nº 5 y nº 9 grabadas en 1985 con Jeremy (5 87000 2); en ellas se impone la musicalidad y un gran amor por estas obras. Menuhin no pudo competir con otros virtuosos de su tiempo según dicen las críticas y los comentaristas que han tenido mayor predicamento, de modo que Menuhin, al no poder compararse con la brillantez y el virtuosismo de un Heifetz y algunos más se dedicó a cultivar la sensibilidad y la musicalidad. Esta es la historia oficial, pero lo que cuenta aquí de verdad es el resultado, y tenemos a un Menuhin ya mayor, casi en edad de jubilarse pero en plena forma. Claro que no estaba en su mejor momento de técnica y agilidad, pero (y en esto damos la razón a la historia oficial) su musicalidad cautiva. Su hijo Jeremy le sigue con atención y competencia, y ambos firman unas versiones plenas de encanto para este Beethoven supuestamente (que es mucho suponer) amable. Más Beethoven, este pianístico, con Bruno Leonardo Gelber como protagonista en las Sonatas “Patética” y “Claro de luna” más el Emperador, que cuenta con la participación de la Philharmonia Orchestra dirigida por Ferdinand Leitner (5 86864 2). El pianista argentino fue un niño prodigio como Barenboim y, al igual que éste, tuvo a sus maestros en casa (en su caso, fue su madre), si bien después terminó su formación con Marguerite Long. Las grabaciones que Gelber realizó para EMI fueron muy célebres en su tiempo (décadas de 1960 y 1970), y después un tanto olvidadas. Tal olvido es del todo injusto como aquí puede apreciarse, pues Gelber se nos aparece como un pianista extraordinario, de una indiscutible brillantez y con una capacidad cantable asombrosa que es quizá su rasgo más destacado en este L repertorio. Y otro tanto cabría decir de Gelber tocando música de Brahms. Primero (5 86865 2) lo encontramos con la Filarmónica de Múnich a las órdenes de Franz-Paul Decker en el Concierto nº 1 y con las Variaciones y fuga sobre un tema de Haendel como complemento de lujo. Después (5 86868 2), el Concierto nº 2 con Rudolf Kempe dirigiendo la Royal Philharmonic Orchestra más la Rapsodia op. 79, nº 2 y los Valses op. 39 (dieciséis deliciosos valses). Uno y otro, dos discos brahmsianos que serán una novedad para muchos y cuya reedición constituyen una justa reivindicación del legado de un gran pianista. Volvemos a Beethoven con el violinista Frank-Peter Zimmermann junto a la English Chamber Orchestra guiada por Jeffrey Tate; en el programa, el Concierto op. 61 y las dos Romanzas (5 86617 2), en grabaciones de 1987. Este Beethoven clásico que se acerca al romanticismo que el compositor alemán contribuye como pocos a ir configurando (y el Concierto op. 61 es una pieza clave en este sentido) halla en este par de intérpretes unos defensores de lo más indicado. El apasionado mozartiano que es Tate se encuentra a gusto con el lírico (aunque nunca afectado y siempre poético) Ambos firman aquí unas versiones que merecen atención. Se trata, pues, de una versión más de algo muy conocido, pero es una más de entre las muy buenas. Espectaculares y vigorosas las Danzas eslavas de Dvorák por Lorin Maazel ante la Filarmónica de Berlín (5 86986 2). La grabación data de 1988 y goza desde entonces de una merecida fama que hace que esta reedición sea del todo justificada. Otro famoso disco es el protagonizado por Manuel Barrueco (5 86984 2) con las Siete canciones populares españolas de Falla (según versión de Miquel Llobet y del propio Barrueco, y con la soprano Ann Monoyios defendiendo su parte con perfecta adecuación estilística) y las Doce danzas españolas de Granados (según versión de Barrueco y de Thomas Müller-Pering, quien interviene también en algunas de ellas a la guitarra). Poco que añadir a lo ya dicho sobre este magnífico compacto que ya ha sido objeto de reediciones anteriormente y que goza de una excelente consideración. Quien no lo tenga todavía, ya sabe que por poco dinero puede llevarse a casa una pequeña joya. Otro insigne guitarrista, Ernesto Bitetti, se encarga de defender con su rigor y entusiasmo habituales un programa Rodrigo (5 86988 2) en el que encontramos obras para guitarra sola (En los trigales, Pastoral y Sonata a la española) y concertantes (el Concierto de Aranjuez y la Fantasía para un gentilhombre), contando estas últimas con la participación de la Philharmonia Orchestra con Antoni Ros-Marbà a la batuta. Lo dicho para el compacto de Barrueco es exten- sible a éste, pues goza también de una merecida fama que esperemos que esta reedición venga a aumentar. Como siempre, Bitetti llama la atención por su absoluto dominio del instrumento y de sus recursos expresivos, dinámicos y tímbricos, además de hacerse evidente aquí una sincera cercanía con la música que interpreta. La labor de Ros-Marbà es, como en él es habitual, impecable y tanto el Concierto de Aranjuez como la Fantasía para un gentilhombre conocen aquí versiones inolvidables. Más música concertante, ésta de Rachmaninov, con Andrei Gavrilov al piano y con Riccardo Muti dirigiendo la Orquesta de Filadelfia (5 86992 2). Con la espectacularidad, vehemencia y rotunda brillantez que caracteriza a solista y director, ambos se enfrentan a las dos obras más célebres del maestro ruso (el Concierto nº 2 y la Rapsodia sobre un tema de Paganini). Es una de las muchas buenas versiones que corren de este par de celebérrimas obras pero no por archiconocidas nunca está de más volverlas a escuchar, y más si podemos hacerlo disfrutando de intérpretes de gran altura como, sin duda, son éstos. Terminamos este comentario con una selección de la música incidental que Grieg compuso para el Peer Gynt de Ibsen (5 86626 2). La versión es estupenda, con Petteri Salomaa y Sylvia McNair entre las voces solistas, el ErnstSenff-Chor y la Filarmónica de Berlín dirigidos todos por Jeffrey Tate. Antes hemos dicho que Tate es un apasionado mozartiano y es cierto, pero es que, además, tal calificativo se hace extensible al modo en que aborda otras músicas, con mesura y sumo cuidado, nunca desde un exceso de subjetividad, siempre atento a la justa expresividad, con la pasión e implicación que corresponde y sin perder el control. Tate es, en este sentido, un director modélico y muy indicado para permitirnos apreciar el repertorio romántico con fidelidad a las intenciones del autor. Y aquí tenemos una muestra. Josep Pascual 71 D I S C O S REEDICIONES Andante RECUERDOS DEL PASADO RECIENTE uevas producciones del lujoso sello Andante, pero esta vez en serie media y con adecuada presentación, aunque lejos de la exquisitez de los álbumes de serie normal. Se trata de cuatro dobles protagonizados por tres batutas legendarias (Klemperer, Szell y Karajan) dirigiendo obras diversas más el último dedicado al Cuarteto Amadeus en interpretaciones de sus años de Colonia (1953-1957): Cuartetos de Haydn, Beethoven y Schubert, más un Quinteto de Mozart con la segunda viola de Cecil Aronowitz. Los reseñamos seguidamente. N 72 Klemperer (AN2130). Se trata del primer volumen dedicado al augusto director con grabaciones hechas por la Radio de Colonia en los años en que estuvo al frente de la orquesta de la emisora como director invitado. En este caso los registros corresponden a conciertos públicos celebrados en la Sala Klaus von Bismarck de Colonia en febrero, abril y octubre de 1954. Las obras, publicadas anteriormente en registros piratas como Hunt y Arkadia, son: Tercera y Cuarta de Beethoven, Segundo de Brahms con Géza Anda y Nobilissima visione de Hindemith. Destaquemos, como siempre en los modos de este director, una atención minuciosa a la estructura general de las obras, una especial claridad de planos y texturas orquestales, un inconfundible equilibrio y una coherencia constructiva que era la habitual marca de la casa. Los tempi suelen ser moderadamente amplios, con sorpresas de desacostumbrada ligereza en los utilizados en el Segundo de Brahms (con una memorable intervención de Géza Anda), y la orquesta se muestra siempre cumplidora y entregada, bien empastada y con buen rendimiento para las directrices del exigente maestro. Como siempre con las grabaciones de Klemperer, en todos los casos (salvo en el Segundo de Brahms) podemos encontrar registros de estas mismas obras mejor realizados y también mejor grabados en su sello habitual (EMI), aunque muchos prefieran el indescriptible poder y la genuina emoción del concierto público, a pesar de que la orquesta de la WDR de Colonia no tenga la calidad de la Philharmonia y las grabaciones en sonido monofónico del año 1954 sean inferiores a las hechas por el equipo de Walter Legge y colegas. Advertencia: en los finales de los dos discos (Allegretto grazioso del Segundo de Brahms y Passacaglia de la Nobilissima visione de Hindemith) hay fallos técnicos y el discurso musical se corta en las dos obras. Espero que estos errores sólo estén en mis copias y que el segundo volumen dedicado a Klemperer en esta atractiva serie tenga mejor suerte. Szell (AN2180). El álbum recoge un concierto completo celebrado en el Festival de Salzburgo el 6 de agosto de 1961 con obras de Beethoven: Coriolano, Emperador (con Nikita Magaloff) y Quinta Sinfonía. George Szell dirigía la Staatskapelle de Dresde. El otro CD recoge parte de otro concierto del mismo Festival, pero de cuatro años después, concretamente del 2 de agosto de 1965, en el que nos encontramos a la misma orquesta y al mismo director en dos obras de Beethoven (obertura de Egmont) y Bruckner (Tercera Sinfonía), esta última publicada anteriormente en un CD Sony hace algún tiempo y también comentada desde estas páginas. Nada que objetar al enorme talento musical de Szell, a su incisividad, exhaustivo control, sentido rítmico y brillantez que, no obstante, en estos dos conciertos no destacan como acostumbraban debido posiblemente a la poca familiaridad o bien al escaso número de ensayos del director con la sensacional orquesta sajona. Así, todas estas obras han encontrado en este mismo maestro recreaciones mejores, más rigurosas desde el punto de vista estilístico, más contrastadas y de mejor respuesta orquestal (Cleveland, Filarmónica de Viena), por no hablar de las grabaciones más claras y definidas (CBS-Sony, Decca, Orfeo D’Or) y de los pianistas más profundos y brillantes que colaboraron con él en el Emperador: Gilels, Fleisher, Gulda. A pesar de todos los pesares, el álbum es un importante documento de este gran director actuando en dos conciertos en vivo en el Festival de Salzburgo a principios y mediados de la década de los sesenta, destacando especialmente en una matizada e incisiva Quinta de Beethoven que supone un buen ejercicio interpretativo pero que, a juicio del firmante, queda por detrás de otras versiones del mismo director que también hemos comentado desde estas mismas páginas (con la Concertgebouw en Philips, con Cleveland en CBS-Sony y con la Filarmónica de Viena en Orfeo D’Or). Buen Bruckner, quizá demasiado cortante y precipitado. Sonido monofónico de buena calidad. Karajan (AN3100). La grabación, procedente de los Archivos de la Sinfónica de Viena, recoge la versión de concierto de la Carmen de Bizet que dio Karajan en la Gran Sala de la Musikverein vienesa el 8 de octubre de 1954 con un reparto estelar que contaba a Giulietta Simio- nato y Nicolai Gedda como pareja protagonista. Este es el cuarto registro oficial del director austriaco (los anteriores, para RCA con Price y Corelli, para DG con Baltsa y Carreras, y en película con Bumbry y Vickers publicada en DVD Deutsche Grammophon, forman los testimonios discográficos de esta ópera especialmente querida por Karajan, a los que habría que sumar la correspondiente ración de grabaciones piratas en vivo), y hay que decir que la que ahora nos llega no tiene nada que envidiar a cualquiera de las citadas, dado el lujo sonoro que la batuta extrae de la Sinfónica de Viena, por no hablar del espectacular colorido, el juego de contrastes, el clima escénico (a pesar de que estamos ante una versión de concierto), la atractiva narración dramática y el esplendor global que emana de la grabación. Giulietta Simionato, en principio una voz adecuada para Carmen, de medios óptimos y correcta dicción francesa, efectúa una notable recreación del personaje, aunque a veces dé la sensación de estar encarnando a Amneris. Gedda está soberbio, y aunque carece de los medios exuberantes de otros colegas para el papel (Corelli, Domingo), su interpretación es literalmente sensacional. Güden encarna a una afectada Micaela, más cursi de lo deseable, con lo que su personaje se vuelve aún más ñoño y todavía más contrastado con el poderoso empuje de la protagonista (Freni, también para Karajan, marcó el punto máximo en la traducción de este papel). Excelente el barítono lírico francés Michel Roux como Escamillo y muy competente plantel de comprimarios con algún que otro lujo como Graziella Sciutti para Frasquita. El sonido monofónico es excelente (grabado en origen por la Rot-Weiss-Rott, la Radio de los Aliados) y el libreto trae el texto original y su traducción inglesa. Cuarteto Amadeus (AN2160). El álbum nos trae interpretaciones de registros hechos por la Radio de Colonia entre los años 1953 y 1957 con las siguientes obras: Cuarteto op. 74, nº 1 (Haydn); Quinteto K. 515 (Mozart, con Cecil Aronowitz de segunda viola); Gran fuga op. 133 y Cuarteto op. 135 (Beethoven); y, finalmente, Cuarteto, D. 810, “La muerte y la doncella” (Schubert). En D I S C O S ESTUDIO todos los casos se conjugan admirablemente homogeneidad, precisión, control, justa articulación rítmica, sentido estilístico, perfecta construcción y las acostumbradas dosis de dulzura y sensualidad, “una simbiosis perfecta entre forma y expresión”, al decir de Stephen Johnson en las acertadas notas del libreto. Como es sabido, el Cuarteto Amadeus, como los grandes nombres de la dirección que acabamos de citar, grabó en numerosas ocasiones el repertorio que se encuentra en este primer álbum de los Años de Colonia, por lo que siem- pre encontrarán estas obras en mejores condiciones técnicas (grabaciones para DG) que los registros monofónicos que aquí se comentan, aunque haya que hacer constar de nuevo que la emoción del concierto público no se paga con nada, y que esa mezcla de gravedad, elocuencia, profundidad, frescura y espiritualidad raramente se consiguen en las grabaciones de estudio. En definitiva, un excelente doble álbum protagonizado por uno de los grandes cuartetos de la fonografía (al que desgraciadamente parece que está de moda calificar de anticuado tanto desde la prensa especializada como desde los suplementos culturales). Si nos permiten el consejo, prescindan de los vaivenes de la moda y escuchen detenidamente este bello álbum, no se arrepentirán. De las cuatro referencias reseñadas todas tienen interés, aunque a juicio del firmante la Carmen de Karajan y el Cuarteto Amadeus se llevan la palma. No olviden que se trata de álbumes de precio medio. Enrique Pérez Adrián Myto LA VOZ COMO PROTAGONISTA n la nueva propuesta de Myto (distribuidor: Diverdi) destaca la presencia de la voz como protagonista y quizá la obra más completa sea Don Giovanni de Mozart (3 MCD 053.313), dada en Múnich el 12 de julio de 1973, que cuenta con un reparto donde destacan tres cantantes femeninas de elevada calidad: Julia Varady, como Donna Elvira, que muestra no sólo su gran intensidad sino una gran capacidad para identificarse en el personaje; Margaret Price, que destaca por su timbre hermoso y por su delicado fraseo; y Lucia Popp, que sabe dar el estilo juvenil y atrevido a Zerlina. El conquistador está interpretado por Ruggero Raimondi, que refleja el carácter despreocupado por el mundo e interesado por el sexo contrario, con su timbre peculiar, pero con un amplio contraste de matices. El resto del reparto está integrado por el efectivo Stafford Dean, como Leporello, la fuerza de Kurt Moll, como comendador y la profesionalidad de Enrico Fissore, siendo lo más discreto el Don Ottavio de Hermann Winkler; dirigidos por Wolfgang Sawallisch con dominio de la partitura y con expresión clara de las distintas situaciones. Se complementa el álbum con una pequeña selección de La flauta mágica, con dos especialistas tan claros como Edith Mathis y Hermann Prey. También Wolfgang Sawallisch es el responsable musical de El anillo del nibelungo que se dio en Roma en 1968 y del que ahora se proponen Das Rheingold (2 MCD 054.316) y Die Walküre (3 MCD 054.317). El maestro alemán, sin dar una versión antológica, sí sabe destacar los pasajes narrativos y realzar los grandes momentos orquestales, apoyando con cuidado a los cantantes. Las voces wagnerianas en la segunda mitad de los sesenta no tenían el alto nivel de la década anterior y por tanto los teatros se adaptaban a los nuevos tiempos, y así en estas funciones italianas podemos destacar la presencia de Theo Adam, como Wotan, artista de línea noble, fraseo cuidado y buena musicalidad al que le falta un cierto impacto, mientras que Janis Martin y Gerd Nienstedt son unos correctos Fricka y Hunding respectivamente. Nadezda Kniplova se entrega como Brünhilde, pero con unos medios E de expansión limitada y Hildegard Hillebrecht hace una Sieglinde cuidada pero algo abierta. El tenor Eberhard Katz posee una voz bella y timbrada, pero el personaje queda algo superficial. Debe destacarse el buen nivel de Oralia Domínguez, como Erda, Zoltán Kelemen, como Alberich y Herbert Schachtschneider, como Loge. La impactante y bellísima voz de Mario del Monaco se imponía por calidad e intensidad y así ocurrió en su visita a Moscú en 1959 (3 MCD 053.311), a pesar de la diferencia idiomática con los artistas del país, que cantaban en ruso y el tenor que lo hacía en italiano. Del Monaco eligió dos óperas que se adaptaban a sus característica vocales e interpretativas: Carmen y Pagliacci. En la primera consiguió una cierta contención en el primer acto pero volcó su torrencial temperamento en el resto de la obra, dándole fuerza y sentido dramático, estando acompañada por Irina Archipova, con versión poco tradicional, pero que resaltaba el carácter del personaje, estando más discretos Irina Maslennicova y Pavel Lisitian, contando con una dirección muy expresiva de Alexandr Melik Pashaiev. En Pagliacci, del Monaco mostró todo el dolor de Canio, con un gran sentido dramático y seguridad en todos los registros, junto al gran barítono ruso Alex Ivanov que cantó un Tonio brillante y de buen estilo y Leocadia Maslennicova correcta Nedda, con una dirección consistente pero lineal de Basiliev Tieskovini. Se complementa con unas arias de Tosca, Pagliacci y Otello del recital que del Monaco dio en la capital moscovita, con su estilo habitual, siendo lo menos interesante la obra de Puccini. Donizetti está representado por dos obras, la primera Marino Faliero (2MCD 054.314) se dio en la RAI de Turín y aunque no consta la fecha, según mis datos es de 1977 y cuenta con un reparto en el que sobresale Cesare Siepi por su voz impactante, su línea muy noble y su fraseo impecable. Completa el reparto Marisa Galvany, soprano de importantes medios y de estilo extrovertido, que destaca en las escenas más brillantes; Licinio Montefusco, con su habitual profesionalidad; y el tenor Giuliano Cianella, con resultados variables en el difícil rol de Fernando; contando con la dirección de Elio Boncompagni, con una versión correcta, aunque a veces algo abierta. El segundo es Roberto Devereux (2 MCD 053.312), representada en Venecia el 10 de febrero de 1972, donde destaca Montserrat Caballé por su dominio del estilo, su canto elevado, su facilidad para la belleza y su seguridad, acompañada por el canto valiente pero poco belcantista de Gianni Raimondi, Beverly Wolf, que cumple su cometido y Walter Alberti al que le faltan medios y línea, dirigidos con oficio por Bruno Bartoletti, sin especiales matices. En el bonus podemos oír una selección del ensayo general de esta obra. Cierra la oferta Tosca en una función de Viena del 14 de diciembre de 1967 (2 MCD 054.315), donde encontramos excelentes artistas que se adaptan bastante bien a un repertorio por el que son menos conocidos. Josef Krips es un importante director, que consigue identificarse con el estilo, subrayando los momentos más dramáticos y resaltando los de mayor componente melódico, aunque en algunas escenas transitorias se diluye la versión. Algo parecido le pasa a Sena Jurinac, gran soprano que es capaz de expresar la evolución de la cantante con detalle y fuerza, aunque a veces se aleja del estilo. Les acompañan Juan Oncina, tenor de línea aristocrática y de medios suficientes, dándole fraseo y elegancia, y Cesare Bardelli, correcto profesional, pero con medios de limitada expansión. Albert Vilardell 73 D I S C O S REEDICIONES Brilliant MAESTROS l sello holandés Brilliant (distribuidor: Cat Music) propone una serie de lanzamientos, procedentes en muchos casos del catálogo de EMI, que deben situarse de inmediato en el punto de mira de todo buen melómano. El interés se debe no sólo al valor de las lecturas, incuestionable en ocasiones, o a las buenas tomas de sonido, sino a la combinación de estas dos cualidades con un precio tan sorprendentemente bajo que, si no fuese real, invitaría a la sonrisa. Comentamos ya los que nos llegan. E 74 Ludwig van Beethoven: Missa Solemnis, Misa en do mayor (Carlo Maria Giulini, 1975 y 1970). Cristo en el Monte de los Olivos (Helmuth Rilling, 1994). (3 CD 92825). El primer protagonista es el gran Carlo Maria Giulini, ya legendario, quien al mando de una formidable Orquesta Filarmónica de Londres y del no menos solvente Coro New Philharmonia alcanza el cielo al abordar una partitura tan problemática como es la Missa Solemnis de Ludwig van Beethoven. El italiano es un espléndido traductor de la música del compositor de Bonn, pues la siente, la canta, la respira. Conviven en su propuesta paz, misterio y majestad; si en la versión de Otto Klemperer (por citar otra lectura cimera) hay angustia y crispación, en la del director de Barletta hay optimismo, compasión y, en fin, ganas de vivir. Cuenta además con unas voces capaces de salvar las crueles exigencias de sus partes, si bien el tenor Robert Tear desdibuja un tanto el cuarteto. Todas las virtudes señaladas en referencia a la versión de la Misa Solemnis son aplicables a la de la Misa en do mayor, ahora con la Orquesta New Philharmonia, claro que la obra es de menor ambición y envergadura. En el tercer disco de la entrega, Helmuth Rilling, con sus habituales fuerzas sinfónicas y corales de Stuttgart, da cierta entidad al oratorio Cristo en el Monte de los Olivos, aunque su estilo remite a tiempos muy pretéritos. Tampoco el trío de voces va más allá de lo discreto. Johannes Brahms: Sinfonías, Variaciones sobre un tema de Haydn, Obertura Trágica, Obertura para un festival académico, Canto del destino (Orquesta Filarmónica de Londres, dirigida por Wolfgang Sawallisch, 1989 y 1991). (3 CD 92878). Siempre serio y sobrio, hijo de la tradición germana de dirección de orquesta, Sawallisch conoce bien la obra sinfónica de Brahms, dirige con aliento contenido y con una serenidad imperturbable, huyendo de falsos gigantismos y de toda suerte de exhibicionismo. Hay espacio para riesgos mayores, sin duda, también para más alegría allá donde es requerida, pero es una música tan habitualmente manoseada y maltratada que escucharla fiel a su naturaleza supone un sano alivio. Tranquila y emotiva, la versión de la Tercera Sinfonía está especialmente lograda. El Coro Ambrosiano suena estupendo en el Canto del destino. La bondad del sonido da puntos a esta estimable integral; tiene, en todo caso, una competencia muy importante. Antonín Dvorák: Sinfonías nºs 5, 7, 8 y 9, Obertura Otelo, Scherzo Capriccioso. Bedrich Smetana: El Moldava. (Orquesta Filarmónica de Oslo, dirigida por Mariss Jansons, 1988, 1989 y 1992). (3 CD 92779). El letón Mariss Jansons vive hoy momentos dulces: es titular de dos de las más importantes orquestas del continente (la del Concertgebouw de Amsterdam y la de la Radio de Baviera), su prestigio aumenta día tras día y recientemente ha visto cumplido su sueño de subirse al podio de la Sala Dorada de la Musikverein para dirigir a la Filarmónica de Viena en el tradicional Concierto de Año Nuevo. Antes de alcanzar estas metas fue capaz de transformar una orquesta provinciana en una de las más interesantes del panorama europeo. Y es que la Filarmónica de Oslo suena bajo la batuta del letón, en estas sinfonías, compacta, exultante y eufórica. Son versiones idiomáticas, coloristas, tal vez no demasiado profundas, pero sí seductoras. Los mejores momentos están en el Scherzo Capriccioso, muy vivificante, y en la Octava Sinfonía, elegante a la par que intensa. Sería, de no faltar la Sexta, una buena opción para acercarse a las últimas sinfonías del autor checo. Cierra el álbum una fresca versión de El Moldava, de Bedrich Smetana. Ottorino Respighi: Pinos de Roma, Fuentes de Roma y Fiestas de Roma (Orquesta de Filadelfia, dirigida por Riccardo Muti, 1984). Trittico botticelliano, Aires y danzas antiguas (Sir Neville Marriner, 1975-76). (2 CD 7565). Muti, en un repertorio afín a su extraordinario virtuosismo, extrae de las suites romanas un aroma peninsular que describe una ciudad húmeda, encantadora y plural. El director italiano, era de esperar, está especialmente atinado en las escenas triunfales (Pinos de la Vía Apia a la cabeza), pero en ningún momento hay languidez y el trabajo orquestal es verdaderamente magnífico. Muy otro es el arte de Neville Marriner, gran mozartiano, un músico comunicativo, de trazos objetivos, que colorea en el Trittico botticelliano (con la Academy of St-Martin-in-the-Fields) y relaja en las tres suites de Aires y danzas anti- guas (ahora con la Orquesta de Cámara de Los Ángeles), expuestas con claridad y frescor. Limpias lecturas, por tanto, de unas obras plácidas y serenas. Alexander Scriabin: Sinfonías nºs 13, Poema del éxtasis, Prometeo (Orquesta de Filadelfia, dirigida por Riccardo Muti, 1986-91). (3 CD 92744). A menudo desplazadas, cuando no despreciadas, las tempranas sinfonías de Scriabin (densas, ambiciosas y robustas) anticipan ya su asombroso y delirante universo estético, en el que lo sensual y lo místico convergen para purificar el espíritu de los hombres y salvar así de sí misma a la humanidad. El Poema del éxtasis participa de esa idea, es una obra vigorosa, emocionante, una sucesión de ideas orgiásticas que desembocan en un final gozoso y triunfal. Prometeo es un poema saturado de disonancias, de cuartas aumentadas, de cambios de tempo, una música más tétrica que la anterior, menos erótica tal vez, pero igualmente atrayente. Riccardo Muti se encuentra cómodo en estas obras, tal es su virtuosismo e ímpetu, éste a veces descontrolado. Buenos solistas (la mezzo Stefania Toczyska y el tenor Michael Myers en la Primera Sinfonía, el trompetista Frank Kaderabek en el Poema del éxtasis y el pianista Dimitri Alexeev en Prometeo), sólidas fuerzas corales (Coro Westminster en la Primera Sinfonía, Sociedad Coral de Filadelfia en Prometeo) y estupenda respuesta por parte de una de las grandes orquestas norteamericanas. STRAUSS: Obras para orquesta. STAATSKAPELLE DE DRESDE. Director: RUDOLF KEMPE. 9 CD BRILLIANT 7591. ADD. Distribuidor: Cat Music. H PE Richard Strauss: Obras para orquesta (Staatskapelle de Dresde, dirigida por Rudolf Kempe, 1970-75). (9 CD 7591). Disciplina y modales alemanes vienen al solo nombre de Rudolf Kempe, cuya integral de la obra orquestal de Richard Strauss es uno de los mayores hitos de la historia de la música grabada, la culminación del arte de toda una escuela, un logro artístico aún por superar. Son casi D I S C O S REEDICIONES once horas de enorme placer, de luz y de vida. Ya se sabe que esta misma orquesta, la Staatskapelle de Dresde, intervino en el estreno de no pocas óperas del propio Strauss a comienzos del siglo XX, y sólo en la más exigente de las idealizaciones se puede pensar en un sonido tan espléndido, siempre impregnado de un sabor europeo óptimo para estos repertorios. La sabiduría de Kempe sirve por igual para narrar episodios épicos, oscuros, elegíacos o amables, pues todo lo conoce y lo domina. Hay aquí sitio para los grandes poemas sinfónicos (Don Juan, Vida de héroe, Las alegres travesuras de Till Eulenspiegel, Macbeth, Así habló Zaratustra, Muerte y Transfiguración), para la Sinfonía Doméstica, para la Sinfonía Alpina, para Don Quijote (con el violonchelista Paul Tortelier y el viola Max Rostal), para la conmovedora Metamorfosis, para la suite de El burgués gentilhombre, para la fantasía sinfónica Desde Italia, para la Danza de los siete velos de Salomé, para el Concierto para violín en re (con Ulf Hoelscher), para el sabroso Concierto para oboe (con Manfred Clement), para los valses de El caballero de la rosa (¡cuánto disfrutaría el barón Ochs con este registro!) y para otras tantas obras admirables que hacen de ésta una integral imprescindible. Maestros insignes como Clemens Krauss, Fritz Reiner, Dimitri Mitropoulos o Karl Böhm trataron con gran acierto páginas del compositor alemán, pero una antología como la presente no tiene igual. En suma, si bien la obra orquestal de Richard Strauss por Rudolf Kempe y la Missa Solemnis por Carlo Maria Giulini merecen una valoración superior, todos los registros son atendibles por unas u otras razones. Y a qué precios. Asier Vallejo Ugarte Walhall BAYREUTH EN BARCELONA a nueva oferta de Walhall (distribuidor: LR Music) está dominada por la ópera alemana, con tres de sus compositores más emblemáticos. Fidelio (WLCD 0157) ha sido una de las dos obras que Karl Böhm dirigió más (la otra fue Le nozze di Figaro) y fueron mas de ciento cincuenta representaciones en las que estuvo al podio y ello es evidente en cualquiera de sus versiones y también en esta procedente de Viena en 1955. El gran maestro domina la partitura y sabe contrastar los diferentes esquemas que Beethoven incluye, desde los más aparentemente intrascendentes, como a los más líricos o aquellos en que destaca la fuerza dramática, con una visión llena matices e intensidades. La protagonista femenina es Martha Mödl, que con su voz densa, bella e intensa, que pone a contribución su gran capacidad interpretativa, expresando los sufrimientos y alegrías de la heroína. Su oponente es Anton Dermota, que demuestra su gran inteligencia, al solventar las dificultades con un instrumento que no es el más adecuado para la obra y redescubriendo frases de una belleza impecable. Completan el reparto el siempre efectivo Ludwig Weber, con su potente timbre, que da vida al dubitativo Rocco, Irmgard Seefried y Waldemar Kmentt delicada pareja de jóvenes y Paul Schöffler, con un buen fraseo, pero algo limitado en las frases más dramáticas. Mozart está representado por dos propuestas. La primera, Die Entführung aus dem Serail (WLCD 0151) dado en Hamburgo en 1946, poco después de acabar la Segunda Guerra Mundial, y que muestra una vez más la capacidad de los alemanes para normalizar en lo posible un teatro de ópera. El reparto contiene un grupo de cantantes interesantes como Erna Berger (no Terna Berger como dice la carátula), soprano ligera de amplia carrera, con una buena calidad vocal, de expansión concreta, con musicalidad y con facilidad y seguridad en las agilidades, así como Walter Ludwig, tenor de medios suficientes para superar las dificultades, con una cuidada línea de canto y Theo Herrmann que sabe resaltar el carácter de Osmin, dirigidos, con gran profesionalidad y elegan- L cia por Hans Schmidt-Isserstedt. La segunda grabación es de Idomeneo (WLCD 0150), procedente de unas funciones en Francfort, en abril de 1954, con un reparto de profesionales con medios algo limitados: Trude Eipperle es un Idamante musical con una voz bella, mientras que Annelies Kupper da expresión a Idamante, faltándole algo de intensidad y Elfride Trötschel es una suficiente Ilia, para completar los protagonistas con Kurt Schüffler, con un canto lírico y algo monótono, dirigidos con el también compositor Winfried Zillig, con cohesión pero algo lineal. También de Wagner nos ofrecen dos obras, destacando la importancia de la primera, Die Walküre (WLCD 0154) por tratarse de una grabación en vivo durante la visita que los festivales de Bayreuth hicieron el año 1955 a Barcelona y que también acaba de ser editado por Amics del Liceu. La gestación de este registro es peculiar: la relación que se estableció entre Agustín Sagalés, que intervenía en la reforma que se hizo del coliseo barcelonés con el Doctor Ipser, motivó que Wieland Wagner pudiera conocer un teatrito que la familia Sagalés tenía en su casa donde se hacían mini representaciones de óperas de Wagner, mediante discos, y le pidieron si podían hacer una grabación en vivo para que tuvieran dichas sesiones una mayor vivencia. La petición fue aceptada, se grabó el 27 de abril de 1955, se hicieron unos pocos LPs, que no salieron a la venta y ahora se ha conseguido que salga a la luz. El reparto era el de Bayreuth de la época, con la intensa y brillante Brünnhilde de Martha Mödl, la delicada y musical Sieglinde de Gré Brouwenstijn, la pasión y el fraseo del Siegmund de Wolfgang Windgassen, el impacto vocal y expresivo del Wotan de Hans Hotter, endiosado y humano a la vez y la autoridad de Josef Greindl, dirigido por Joseph Keilberth, que consigue una versión intensa y equilibrada, al frente de una orquesta con un buen nivel, pero con algunas imprecisiones. En Tannhäuser (WLCD 0145) representado en Berlín el 9 de diciembre de 1949, encontramos al que se ha definido como el mejor Wolfram de todos los tiempos, Dietrich Fischer- Dieskau, que en esta ocasión, con sólo veinticuatro años y habiendo debutado el año anterior, demuestra la gran madurez con un canto de un fraseo impresionante, con un dominio del personaje sorprendente, que posiblemente mejoró algo con el tiempo, pero que ya era una fantástica realidad. Junto a Fischer-Dieskau la discreta Martha Musial, como Elisabeth, la interesante pero poco sensual Paula Buchner, como Venus, el apasionado protagonista de Ludwig Suthaus y el canto noble de Josef Greindl, dirigidos, en una versión algo cortada, por Leopold Ludwig, con una visión genérica. Como bonus se dan unas grabaciones de Ludwig Suthaus en páginas de Wagner, d’Albert y Verdi, en las que el tenor mantiene sus características. La única representante, en esta entrega, del repertorio italiano es la edición de Turandot (WLCD 0139) en Venecia el año 1953, que cuenta con la presencia de una de las voces más densas y potentes de su generación, Gertrude Grob-Prandl. Los que tuvimos la suerte de oírle en esta obra en vivo, en el Liceu en 1958, no sólo no nos sorprende la intensidad que emana su voz, sino que podemos afirmar que al natural era aún más impactante y sorprendía por la seguridad de su zona aguda. También es cierto que a su canto le falta una mayor ductilidad, sobre todo en las escenas más humanas, como queda evidenciado en el dúo final. Antonio Spruzzola-Zola es un tenor lírico valiente, pero está fuera de repertorio y el resto del reparto es discreto, con una dirección genérica de Franco Capuana. Albert Vilardell 75 D I S C O S CRÍTICAS de la A a la Z DISCOS ANCHIETA-BACH ANCHIETA: Missa Rex Virginum. Motetes. CAPILLA PEÑAFLORIDA. Director: JOSEP CABRÉ. K 617 178. DDD. 61’09’’. Grabación: Azcoitia, V/2005. Ingeniero: Manuel Mohino. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN L a Missa de Anchieta denota todavía numerosos arcaísmos que la sitúan más como un ejemplo tardío de la música medieval que como un producto de los albores del Renacimiento. La versión de Cabré nos la ofrece en un adecuado contexto litúrgico —hasta donde tal cosa es posible, claro está, en un medio como el disco—, para lo que se incluye también obras de otros autores, como Pedro de Escobar y, entre los motetes, de Gonzalo Martínez de Bizcargui. Excelente trabajo el de la Capilla Peñaflorida, tanto en las partes de canto llano como en las más modernas. Curiosamente, Cabré ha escogido efectuar una interpretación en la que también intervienen instrumentos, que son utilizados con comedimiento en adornos y duplicaciones. Interesante contribución, en definitiva, al conocimiento de la magnífica música de Anchieta. E.M.M. BACH: Clavier Übung III. FRANCIS JACOB, órgano. 2 CD ZIG ZAG ZZT 050901. DDD. 132’02’’. Grabación: París, 2005. Productores e ingenieros: Franck Jaffrès y Alban Moraud. Distribuidor: Diverdi. N PN Probablemente como respuesta a algunas críticas (de Scheibe, entre otros), pero también estimulado por algunas Camerata Boccherini ESPLÉNDIDO ARRIAGA ARRIAGA: Cuartetos de cuerda nº 1 en re menor, nº 2 en la mayor y nº 3 en mi bemol mayor. CAMERATA BOCCHERINI. NAXOS 8.557628. DDD. 69’05’’. Grabación: Santa Cruz de Tenerife, VI/2003. Productor: Miquel Roger. Distribuidor: Ferysa. N PE M assimo Spadano, concertino de la Orquesta Sinfónica de Galicia, forma esta Camerata Boccherini junto a compañeros que han pasado por el conjunto gallego y por diversas agrupaciones italianas (Mauro Rossi, segundo violín; David Quiggle, viola; Luigi Piovano, violonchelo), todos ellos acostumbrados al trabajo con instrumentos históricos, lo cual se aprecia en estas interpretaciones de los tres Cuartetos de Arriaga, que resultan magníficamente articulados y expuestos con una extraordinaria claridad de líneas, una notable intensidad de acentos y gran delicadeza en el tratamiento de los contrastes. Las obras suenan equilibradas, directas y profundas, con perfiles muy bien marcados tanto en los nobles graves del violonchelo como en el vuelo poético del violín de Spadano, que está espléndido. Si en el Cuarteto nº 1 el tono levemente trágico es tratado con cierta distancia irónica, la jovia- lidad del número 2 resplandece por todos lados, alcanzando una excepcional gracia expresiva en el minucioso y detallista Andante con variaciones, mientras que el número 3 es una auténtica delicia, tanto por la transparencia de las texturas como por el carácter hondamente cantable y tierno que adquiere aquí la Pastoral. Un Presto agitato algo contenido, pero de amplio y franco lirismo pone fin a la colección. Muy recomendable. Pablo J. Vayón TIPO DE GRABACIÓN DISCOGRÁFICA N H R Novedad absoluta que nunca antes fue editada en disco o cualquier otro soporte de audio o vídeo Es una novedad pero se trata de una grabación histórica, que generalmente ha sido tomada de un concierto en vivo o procede de archivos de radio Se trata de grabaciones que ya han estado disponibles en el mercado internacional en algún tipo de soporte de audio o de vídeo: 78 r. p. m., vinilo, disco compacto, vídeo o láser disco PRECIO DE VENTA AL PÚBLICO DEL DISCO PN Precio normal: cuando el disco cuesta más de 15 € PM Precio medio: el disco cuesta entre 7,35 y 15 € PE Precio económico: el precio es menor de 7,35 € 76 D I S C O S ANCHIETA-BACH defensas (de Mizler, por ejemplo), en 1739, es decir, en plena madurez de su oficio, Bach publicó un volumen de corales para órgano, el tercero de los suyos dedicados a la práctica de los instrumentos de teclado. En él se alternan más o menos regularmente la composición para el gran órgano de pedal con otro tipo de coral más sencillo, sólo para ejecución manual. La inspiración musical la comparten, según parece, Frescobaldi y Nicolás de Grigny, anteriores respectivamente en un siglo y en algo menos, mientras que la intención extramusical es claramente la de una utilización litúrgica. La colección es magistral en tanto que marca el apogeo del compositor, lo cual equivale a decir que también el del instrumento. Esta grabación, a cargo de Francis Jacob, organista encomiable por la claridad de su mecánica y el cuidado de los detalles que se advierte en su fraseo, sirve además como brillante presentación discográfica del órgano “alemán” construido en 2004 por Bernard Aubertin para la iglesia parisina de St Louis en l’Ile siguiendo modelos de Zacharias Hildebrandt (1688-1757), el constructor de órganos favorito de Bach. Las tomas son asimismo excelentes por la combinación de grandiosidad y naturalidad sonoras que consiguen. A.B.M. BACH: 12 Preludios y fugas del primer libro de El clave bien temperado. SHOSTAKOVICH: 12 Preludios y fugas de los 24 Preludios y fugas op. 87. OLLI MUSTONEN, piano. 2 CD ONDINE ODE 1033-2D. DDD. 105’25’’. Grabación: Kaunianien, XI/2002. Productor: Seppo Siirala. Ingeniero: Enno Mäemets. Distribuidor: Diverdi. N PN Segundo volumen del proyecto que el inquieto pianista ideó enlazando los preludios y fugas de Bach con los de Shostakovich. Y lo hace alternándolos según su propio criterio. En el primer volumen lo hizo atendiendo a la escala cromática ascendente (como lo hizo Bach) mientras que en esta ocasión lo hace a base de intervalos de quintas (al modo de Shostakovich). Mustonen pretende, con esta distribución, hacer notar las similitudes y relaciones puramente matemáticas que existen entre las dos partituras. Adecuado o no, el experimento resulta interesante y arroja, como principal conclusión, la modernidad de la obra del Kantor, que cimentó las bases para que otro genio, tres siglos más tarde, retomara el concepto y la base de su trabajo. La labor de Mustonen, un pianista muy interesante que, tras unos arrolladores comienzos de carrera, ha decidido tomárselo con calma y cimentar un futuro alejado de los circuitos más comerciales, es incisiva y analítica, siempre en busca de nuevos conceptos. Su sonido musculoso, pero al mismo tiempo de trazo fino y muy expresi- vo, le va como anillo al dedo a la música del ruso. Estos Preludios y fugas resultan crispados, arrolladores, impulsivos. Las aristas les proporcionan expresividad y tensión, pero no es lo más óptimo para afrontar a Bach, quien requiere una dosis más alta de contemplación y sosiego. No obstante, es un disco que se disfruta de principio a fin. C.V.N BACH: Sonatas para violín y clave BWV 10141019. FLORENCE MALGOIRE, violín; BLANDINE RANNOU, clave. 2 CD ZIG ZAG TERRITOIRES ZZT050801. DDD. 47’47’’, 51’22’’. Grabación: París, V/2003. Productor e ingeniero: Franck Jaffrès. Distribuidor: Diverdi. N PN Aunque existen en el mercado versiones magníficas (Huggett/Koopman, Philips; Kuijken/Leonhardt, DHM; Biondi/Alessandrini, Opus 111; Blumenstock/Butt, HM; Manze/Egarr, HM), los problemas de equilibrio entre los instrumentos y las peculiaridades de la escritura de Bach hacen verdaderamente complicado obtener lecturas redondas de las seis Sonatas para violín y clave BWV 1014-1019. Florence Malgoire y Blandine Rannou optan por una solución en la que los dos instrumentos se sitúan al mismo nivel, aunque a la postre es el teclado de Rannou el que parece tirar constantemente de un violín que no termina de alcanzar el vuelo que requiere una música como ésta. Su interpretación es desde luego notable, de extraordinaria limpieza articulatoria y un juego de claroscuros muy interesante, condicionado constantemente por la intensidad de pulsación de Rannou, pero falta poesía en los tiempos lentos, como en ese Siciliano que abre la Sonata en do menor, cuyo inspirado arranque se diluye progresivamente y termina resultando monótono, y los rápidos pueden resultar demasiado rígidos, como el Presto que cierra la Sonata en la mayor o el Vivace de la en fa menor. Hay, a cambio, momentos verdaderamente arrebatadores, como la entrada sinuosa del violín en el Adagio de la Sonata en si menor o el Allegro final de la en mi mayor, de extraordinario virtuosismo por parte de Rannou, cuyo acompañamiento en la mano izquierda resuena con una claridad reveladora, y sugerente contraste de colores en el violín de Malgoire, bien resuelta la oscilación constante entre los agudos y los graves del instrumento. ¿Decepcionarán estos dos discos a los buenos bachianos? No, ni mucho menos, contienen muchos instantes para el pleno disfrute de una música desde luego excepcional; pero, si no se tienen necesidades de coleccionista, quienes posean alguna de las versiones señaladas al principio pueden prescindir de éstas perfectamente. P.J.V. BACH: Suites para orquesta. Sinfonías de las cantatas BWV 29 y 146. LA STRAVAGANZA KÖLN. Director: ANDREW MANZE. BRILLIANT 92721. DDD. 111’22’’. Grabación: Colonia, 1994. Productor: Holger Urbach. Distribuidor: Cat Music. R PE Más de una década después de haber sido registrada, nos llega esta integral de las Suites para orquesta de Bach, en realidad por tanto anterior a la dirigida al New London Consort por Philip Pickett, que es la que entre las más recientes yo consideraría la opción más recomendable por aquel plus de emoción que aportan en el borde mismo de lo estilísticamente admisible (véase SCHERZO, nº 114, pág. 70). Manze no llega nunca a tanto, aunque el primer rasgo de sus versiones que globalmente llama la atención sea el enfoque diverso desde el que aborda cada obra. En el caso de la Cuarta, la decisión previa de prescindir de trompetas y timbales, lo cual da un color y un calor en el polo opuesto de lo bombástico sobre todo a la obertura. En la Segunda, el intimismo del correspondiente arranque y el tono plácido, nada saltarín, que por una vez adoptan las subsiguientes danzas no será para todos los gustos salvo, quizá, en la Badinerie, donde no se podrá dejar de agradecer al flautista Masahiro Arita la atención que presta a la música en sí en detrimento del banal tour de force en que, a base de velocidad, muchos convierten esta página. La pompa y los bailes agitados quedan reservados sobre todo para las suites de número impar, y hasta el aria de la Tercera elude con fortuna la usual descarga de almíbar. A.B.M. BACH: Cantatas BWV 7, 30 y 167. SUZIE LEBLANC, soprano; DANIEL TAYLOR, contratenor; CHARLES DANIELS, tenor; STEPHAN MACLEOD, bajo. MONTRÉAL BAROQUE. Director: ERIC MILNES. ATMA SACD2 2400. DDD. 73’37’’. Grabación: Quebec, VI/2004. Productora: Johanne Goyette. Ingenieros. Anne-Marie Sylvestre y Pierre-Philippe Boulay. Distribuidor: Gaudisc. N PN Este disco recoge las tres cantatas escritas por Bach para la fiesta de San Juan Bautista, la BWV 167 dentro del ciclo de Leipzig de 1723, la BWV 7 al año siguiente y la BWV 30, versión de una cantata profana (Dramma per musica, la llamó el propio Bach) compuesta en septiembre de 1737 para Johann Christian von Hennicke, funcionario ennoblecido, y que pudo sonar en junio de 1738 ya en su forma religiosa. Eric Milnes utiliza la opción tan socorrida hoy del minimalismo (una voz por parte) para los coros, pero no así para la orquesta, lo que provoca algunos desequilibrios y cierta sensación de esquematismo en los coros de apertura de BWV 7 y 30, así como en el coro de cierre de esta misma obra. El director neoyorquino conduce a un estupendo conjunto con ritmo algo alicaído y 77 D I S C O S BACH-BENDA contrastes muy atenuados. La delicadeza del fraseo resulta en cualquier caso ideal para que Daniel Taylor consiga una sugerente expresividad en su aria de la BWV 30. El gran contratenor canadiense muestra un carácter más vigoroso en el aria de la BWV 7 y mezcla admirablemente su voz con la de la soprano Suize LeBlanc en el gran dúo de la BWV 167, sin duda uno de los momentos más impactantes del CD, con la bella sonoridad del oboe da caccia obligado sobre un bajo continuo elegante y muy tenue. LeBlanc deja una interpretación igualmente atractiva en su aria de la BWV 30, acompañada por el vuelo algo alicorto del violín solista. Correcto el tenor Charles Daniels en sus dos arias y más bien poco sutil y refinado el bajo Stephan MacLeod, al que hemos escuchado mejores interpretaciones bachianas. P.J.V. BACH: Cantatas. Vol. 19. BWV 51, 72, 88, 117, 129, 145, 159, 171, 174, 188 y 193. JOHANNETTE ZOMER, SANDRINE PIAU, MARLIS PETERSEN, SIBYLLA RUBENS, CALORINE STAM, sopranos; BOGNA BARTOSZ, contralto; MICHAEL CHANCE, contratenor; CHRISTOPH PRÉGARDIEN, JAMES GILCHRIST; PAUL AGNEW, tenores; KLAUS MERTENS, bajo. CORO Y ORQUESTA BARROCOS DE AMSTERDAM. Director: TON KOOPMAN. 3 CD CHALLENGE CC72219. DDD. 63’50’’, 60’43’’, 56’37’’. Grabaciones: Amsterdam, 19992003. Productora: Tini Mathot. Ingeniero: Adrian Verstijnen. Distribuidor: Diverdi. N PN Cantatas. Vol. 20. BWV 9, 11, 14, 29, 112, 120, 120a, 149, 156, 192 y 1127. JOHANNETTE ZOMER, SANDRINE PIAU, LISA LARSSON, sopranos; BOGNA BARTOSZ, NATHALIE STUTZMANN, contraltos; CHRISTOPH PRÉGARDIEN, JAMES GILCHRIST; tenores; KLAUS MERTENS, bajo. CORO Y ORQUESTA BARROCOS DE AMSTERDAM. Director: TON KOOPMAN. 3 CD CHALLENGE CC72220. DDD. 60’02’’, 65’, 75’20’’. Grabaciones: Amsterdam, 2001-2005. Productora: Tini Mathot. Ingeniero: Adrian Verstijnen. Distribuidor: Diverdi. N PN E l volumen 19 de la serie de cantatas 78 bachianas de Koopman supone un cierto bache en la serie. Encontramos la levedad de los coros y la expresividad de los corales acostumbradas, pero Mertens está ciertamente bajo mínimos en la BWV 159. Sensacionales, en cambio, las Sinfonías de la BWV 174 y la BWV 188, pero nuevamente el rendimiento vocal de Prégardien en la BWV 171 lastra el resultado global en esta cantata. Petersen tampoco obtiene la deseable brillantez en la BWV 51. Más homogeneidad en el canto solista se aprecia en la cantata BWV 145 y el pulso se recupera totalmente con el aria de Gilchrist en la BWV 188. El balance del siguiente volumen es mucho más favorable, comenzando por el extraordinario movimiento sinfónicocoral que abre la BWV 120a o el coro análogo de la BWV 14. Deben mencionarse los instrumentos obligados; así, el fagot en la BWV 149 y los oboes en la BWV 120, aquí junto a una destacada Bartosz. Otros instantes notable de esta entrega son la claridad alcanzada en el primer número de la BWV 11 —como se sabe, en realidad un oratorio— y la serenidad de exposición del aria de Bartosz en esta misma obra. E.M.M. C. P. E. BACH: Conciertos para teclado y orquesta en la menor H. 430 (W. 26) y en mi bemol mayor H. 467 (W. 40). Sonatina para teclado y orquesta en do mayor H. 460 (W. 101). MIKLÓS SPÁNYI, piano tangente. OPUS X ENSEMBLE. Directores: PETRI TAPIO Y MIKLÓS SPÁNYI. BIS CD-1487. DDD. 71’12’’. Grabación: Siuntio (Finlandia), VI/2004. Productor e ingeniero: Stephan Reh. Distribuidor: Diverdi. N PN BACH: Cantatas vol. 14. Cantatas BWV 40, 91, 110 y 121. KATHARINE FUGE, JOANNE LUNN, sopranos; ROBIN TYSON, WILLIAM TOWERS, contratenores; JAMES GILCHRIST, tenor; PETER HARVEY, bajo. THE MONTEVERDI CHOIR. THE ENGLISH BAROQUE SOLOISTS. Director: JOHN ELIOT GARDINER. SOLI DEO GLORIA 113. DDD. 71’17’’. Grabación: Nueva York, XII/2000 (en vivo). Productora: Isabella de Sabata. Ingeniero: Everett Porter. Distribuidor: Diverdi. N PN Alles mit Gott und nicht’s ohn’ihn BWV 1127. Selección de números de cantatas. ELIN MANAHAN THOMAS, soprano. THE MONTEVERDI CHOIR. THE ENGLISH BAROQUE SOLOISTS. Director: JOHN ELIOT GARDINER. SOLI DEO GLORIA 114. DDD. 58’48’’. Grabación: Londres, VII/2005 (BWV 1127); 2000 (resto). Productora: Isabella de Sabata. Ingeniero: Mike Hatch. Distribuidor: Diverdi. N PN Descubierta en mayo del año pasado, la oda para el aniversario del duque WIlhelm-Ernst de Sajonia-Weimar, escrita por Bach en 1713, cuenta ya con dos versiones en disco. Ésta y la incluida por Koopman dentro de su ciclo. Se adelantó Gardiner en casi tres meses, pera la decisión de reunir la BWV 1127 con una selección de números procedente del resto de su ciclo no parece muy acertada para el hipotético comprador de toda la colección. De hecho, este disco sólo contiene poco más de doce minutos de música nueva, la de la oda, un aria para soprano con estructura da capo y acompañamiento camerístico. Por lo demás, la versión de Elin Manahan Thomas es más fresca que la grabada por Koopman. Las cantatas de Navidad del volumen normal del ciclo de Gardiner rompen la norma de reunir los discos de dos en dos, lo que tampoco parece una decisión editorial muy acertada, una vez que han pasado las fechas para las que obviamente se pensó el lanzamiento en solitario. Nada que objetar, en cambio, a la música contenida, en la línea absolutamente sensacional del resto de la serie gardineriana hasta ahora conocida. Sobresalen en esta entrega los dos contratenores y el bajo, así como el coro y los instrumentistas, en especial los dos magníficos trompas. Gardiner imprime un gesto de rabia a Höllische Schlange, aria de tema infernal de la BWV 40 que demuestra que no todo lo navideño es bucólico, y una asombrosa vivacidad al coro de apertura de la BWV 110. E.M.M. Cinco años después de grabar su anterior entrega (véase SCHERZO, nº 194, pág. 66), la producción de esta integral de música para teclado y orquesta de Carl Philip Emanuel Bach se ha trasladado de Hungría a Finlandia y con ello se ha cambiado de acompañamiento: del Concerto Armonico al Opus X Ensemble. En la carpetilla las razones del remplazo no se explican, pero se hace mucho hincapié en justificar históricamente una reducción de fuerzas que en realidad se limita al paso de seis a cuatro violines y de dos a una viola. Los resultados, lógicamente, no son perceptibles al oído; sí que el enfoque interpretativo resulta más colorista aún que antes y, también, de una musicalidad más superficial, atenta con un punto de exceso efectista al contraste típico del estilo galante entre cimas y valles dentro de las frases. Las tres obras reunidas en este volumen (dos de ellas, la Sonatina y el Concierto en mi bemol mayor, en primera grabación mundial) son arreglos de composiciones camerísticas anteriores, un carácter que, de nuevo acertadamente y contra lo que dice pretenderse en los comentarios escritos, pasa inadvertido. Lo que no ha cambiado es la claridad en la pulsación de Miklós Spányi, que, pese a las reservas apuntadas, sigue encontrando (favorecido quizá por las tomas) un espacio propio más que suficiente en el espectro sonoro global. A.B.M. BEETHOVEN: Sonatas opp. 10, nºs 1-3. Sonata op. 13 “Patética”. GERHARD OPPITZ, piano. HÄNSSLER 98.201 DDD. 74’51’’. Grabación: Neumarkt, XI/2004. Ingenieros: Klaus Yerman, Jürgen Bulgrin. Distribuidor: Gaudisc. N PN La primera sensación que se tiene cuando se escucha por primera vez este compacto es de rapidez vertiginosa; premura con la que el pianista interpreta estas sonatas “juveniles” de Beethoven. Pero poco a poco se va entrando, y parece que las aspiraciones de Gerhard Oppitz se van realizando en el oyente. Estas son unas versiones diferentes, caracterizadas por sus tempi, pero que contrariamente a lo que pueda pensarse, llegan al que escucha. En Oppitz todo tiene su razón, no hay determinaciones sin un porqué. Su enfoque, impresionante, es fruto de nuestros tiempos, es decir, el intérprete no aspira a tocar estas piezas pensando si serían del agrado del compositor, su pianismo con estas sonatas no es que digamos ortodoxo; pero no existe como D I S C O S BACH-BENDA hemos dicho la gratuidad en sus decisiones. Está claro que se le podrían encontrar ciertas contrariedades, como por ejemplo el comienzo del disco con la Sonata nº 5, en el que su extremadamente rápido tempo parece que reconfigura totalmente la idea de Beethoven, cambiando incluso la sensación de los valores. Pero en él todo está construido, todo reflexionado, todo muy cuidado: son estas unas versiones fruto del trabajo y de la maduración. Oppitz toca con alegría desbordante cuando la música lo sugiere, haciendo gala de unas condiciones físicas extraordinarias, haciendo partícipe al oyente de su gran técnica. Su musicalidad no defrauda. Fruto de ello son unas versiones personales más “fieles”, aunque adaptadas (quizás inconscientemente) a nuestros tiempos… tiempos en los que todo corre, la era tecnológica, la era de las máquinas. La lectura del pianista es justa con todo esto, premeditada, buscada… Es este un músico que cuida el sonido, procurando (y consiguiendo) no ser duro ni áspero. Su visión de la Sonata “patética” es reconfortante, edificada, ágil mas atendida con el debido sentimiento. Habrá que esperar las próximas entregas (de lo que se previene una integral) para corroborar lo dicho. E.B. Friedrich Gulda EXTRAVAGANTE Y GENIAL BEETHOVEN: Sonatas para piano. FRIEDRICH GULDA, piano. 9 CD BRILLIANT 92773. ADD. 59’58’’, 53’27’’, 66’12’’, 70’05’’, 63’04’’, 67’23’’, 63’51’’, 57’01’’ y 58’11’’. Grabación: Austria, 1967. Productor: Rudolf Mraz. Distribuidor: Cat Music. R PE Friedrich Gulda grabó un ciclo completo de las Sonatas de Beethoven para Decca entre 1954 y 1958, reeditado recientemente en un álbum de serie media (Decca Original Masters, algunos discos en Mono). En 1967, el extravagante austríaco registró el ciclo por segunda vez para el sello Amadeo (estereo en su totalidad), y este es el ciclo que ahora recupera Brilliant Classics a un precio que no llega en algunas tiendas a los 28 euros, esto es, ¡por debajo de 3 euros el disco!, o sea uno de esos chollos que antes adornaban, con toda razón, la extinta sección de El Baratillo. Porque aunque es evidente que las extravagancias de Gulda (entre ellas muchos tempi verdaderamente enloquecidos: escuchen las dos primeras Sonatas, el primer tiempo de la Appassionata, la Waldstein o Los adioses, por poner sólo algunos ejemplos) podían cargar las tintas en exceso, no lo es menos que era un pianista y un músico formidable, y que su Beethoven tiene una fuerza y una intensidad envidiables, además de una claridad verdaderamente insólita (teniendo en cuenta el tempo endemoniado a que con frecuencia se mueve). Hay además una sensibilidad exquisita en muchos momentos (Claro de luna), aunque es cierto que en otros (Adagio de la Hammerklavier), muy bien construidos, se echa en falta algo de introspección y reflexión, siendo como es bellísimo el color sonoro que extrae del instrumento). Y hay versiones inolvidables, como la de la Patética. Es evidente que las grandes cimas de la discografía, desde Schnabel (EMI) a Gilels (incompleto a falta de 5 sonatas, DG), pasando por Arrau (Philips), Barenboim (EMI y DG), Kempff (DG), Backhaus (Decca) o Brendel (Philips), por no hablar de las impagables contribuciones sueltas de Richter (varios sellos), siguen y estarán ahí, cada una con sus especiales valores. Y es indudable que unas cuantas de las lecturas de Gulda harán levantar las cejas a más de uno. Por otra parte, que Gulda es igual a controversia es algo que está fuera de duda, porque el hom- bre, qué le vamos a hacer, estaba como las maracas de Machín (eso de anunciar su propia muerte y celebrar luego una fiesta de resurrección es de nota). Pero una integral como esta, de estupendo sonido y envidiable intensidad expresiva, electrizante de principio a fin, riquísima matización (¿pero quién dijo que este hombre era frío?) y carácter genuinamente beethoveniano (¡qué acentos, Dios!), a este precio, pues ya me dirán. Yo lo tengo claro: a por ella sin dudarlo ni un minuto. Rafael Ortega Basagoiti Sabine Bauer y Michael Schneider LOS ÚLTIMOS CONCIERTOS PARA CLAVE BENDA: Conciertos para clave en fa menor, fa mayor, sol mayor y si menor. SABINE BAUER, clave. LA STAGIONE FRANKFURT. Director: MICHAEL SCHNEIDER. CPO 777 088-2. DDD. 69’01’’. Grabación: Colonia, III/2004. Productores: Burkhard Schmilgun y Ludwig Rink. Ingeniero: Uwe Walter. Distribuidor: Diverdi. N PN Jiri Antonin Benda (o Georg Anton, en la germanización de su nombre checo) trabajó en la corte de Federico II entre 1742 y 1750 antes de convertirse en kapellmeister de Gotha, donde permaneció hasta su muerte, ocurrida en 1795, a los 73 años de edad. Este disco nos presenta cuatro conciertos para clave que, si como sugiere Michael Schneider fueron escritos en la década de 1780, pueden muy bien tener el honor de ser los últi- mos escritos específicamente para el instrumento. Con la típica estructura en tres tiempos, un mundo de afectos plenamente clásico y cierto sabor sturm und drang (basta oír el primer Allegro del Concierto en fa menor para comprobarlo), las obras no dan respiro a un solista cuya técnica y resistencia son puestas duramente a prueba. Sabine Bauer responde de forma impecable por agilidad en las digitaciones y musicalidad impoluta, que demuestra especialmente en unas cadencias en las que su interpretación fluye con extraordinaria elegancia. La Stagione de Frankfurt acompaña con un sonido magníficamente empastado, robusto y enérgico en los movimientos rápidos, que se hace exquisito en los lentos, en especial en el Andantino quasi Allegretto del Concierto en fa mayor, de sutiles contrastes dinámicos por debajo del mezzoforte y una expresividad levemente melancólica. Magnífico disco. Pablo J. Vayón 79 D I S C O S BRAHMS-CHARPENTIER Krystian Zimerman y Simon Rattle COMPENETRADÍSIMOS BRAHMS: Concierto para piano nº 1. KRYSTIAN ZIMERMAN, piano. ORQUESTA FILARMÓNICA DE BERLÍN. Director: SIMON RATTLE. DEUTSCHE GRAMMOPHON 00289 477 5413. DDD. 51’21’’. Grabación: Berlín, IX/2003 y XII/2004. Productor: Arend Prohmann. Ingeniero: Ulrich Vette. Distribuidor: Universal. N PN Un buen síntoma que a estas alturas se pueda recrear una obra de repertorio que sorprenderá positivamente por igual a expertos y neófitos, a críticos y público en general, una maravillosa grabación que posiblemente sea una de las cimas fonográficas indiscutibles de esta obra, y desde luego el registro pianístico con acompañamiento de orquesta más bello escuchado nunca por el firmante. Sí, sí, decimos bien, y además sin olvidarnos de los grandes nombres que han dejado su inolvidable impronta en esta juvenil composición concertante, llámense Solomon/Kubelik (Testament), Katchen/Monteux (Decca), Arrau/Giulini (EMI), Gilels/Jochum (DG), Curzon/Szell (Decca) o Barenboim por partida triple, con Barbirolli (EMI), Celibidache (Laserdisc Teldec pendiente de trasvasar a DVD) y Rattle en concierto público (DVD Arthaus), por no hablar de la del propio Zimerman con Bernstein en DG, todos ellos con impresionantes interpretaciones ya comentadas en su momento desde estas páginas y alabadas una y mil veces siempre que BRUCH: Das Lied von der Glocke op. 45. ELEONORE MARGUERRE, ANNETTE MARKERT, KLAUS FLORIAN VOGT, MARIO HOFF. CORO FILARMÓNICO DE PRAGA. CORO MIXTO DE KÜHN. STAATSKAPELLE DE WEIMAR. Director: JAC VAN STEEN. 2 CD CPO 777 130-2. DDD. 109’26’’. Grabación: Weimar, 31-XII-2004 y 1-I-2005 (en vivo). Productores: Stefan Lang, Burkhard Schmilgun. Ingeniero: Christian Feldgen. Distribuidor: Diverdi. N PN 80 No hubo durante generaciones escolar germano incapaz de recitar de memoria los versos de La canción de la campana de Friedrich Schiller. El poema simboliza en la fundición de una campana los valores vitales del individuo que nace, contrae matrimonio y fallece, ensalzando con ellos los fines de una revolución — la francesa— y poniendo en cuestión los excesos de la misma. Su calado en el espíritu romántico alemán hizo de esta obra un símbolo de unidad patria vivo hasta bien entrado el siglo XX, cuando en influyentes círculos intelectuales el idealismo de Schiller se empezó a considerar caduco y el contenido moralizante de su discurso transitó al terreno de lo meramente literario. En 1878 su compatriota Max Bruch musicó el poema, resultando una cantata de considerables proporciones. Su músi- hemos hablado del brahmsiano Concierto en re menor. A esas nueve referencias, tenemos que añadir ahora ésta, que es la de sonido más claro y brillante, la de mejor respuesta orquestal captada por unos micrófonos, la de una cuidadísima dirección que pone de relieve hasta el matiz más recóndito sin olvidarse ni de la espontánea naturalidad del discurso, ni del estricto acompañamiento, ni del clima entre sombrío, trágico, neblinoso y lírico que caracteriza a toda la obra, todo ello complementando una intervención pianística que es de las más profundas, meditadas y bellas registradas hasta la fecha con esta obra. Zimerman ha madurado su concepto, su sonido es más introspectivo, meditado y coherente, dando sensación de una ca sorprenderá, sin duda, a quienes tienden a desestimar el repertorio coral — muy extenso— del compositor del célebre Concierto para violín y orquesta en sol menor, pues además de ser pomposa y gloriosa refleja un amor desmedido por el poema y por la tradición musical de su país —en ese sentido es fuerte la influencia de coterráneos Bach, Schumann o Wagner. Ciertamente hay momentos grisáceos, algunos incluso apagados, pero en líneas generales es una partitura inspirada y bien construida que reserva para el coro números de un lucimiento extraordinario. Schiller escribió La canción de la campana en Weimar, que fue de algún modo la capital intelectual de la Alemania de fines del clasicismo y comienzos del romanticismo. Allí, con las fuerzas de su Staatskapelle y dando la bienvenida al año del bicentenario del poeta —fallecido en 1805— se llevó a cabo esta grabación. La propuesta de Jac van Steen es tenaz e impulsiva, pero a la vez tristemente provinciana. El tenor Klaus Florian Vogt está estupendo, por encima del resto de los miembros del cuarteto vocal, y ante las prestaciones del Coro Filarmónico de Praga debemos quitarnos el sombrero: su intervención es formidable de principio a fin. Se incluye en las notas una traducción del poema al mayor espontaneidad en el canto y una mayor naturalidad en el fraseo, producto evidente de sus largas temporadas de estudio con las obras a tratar, en las que capta la esencia musical de las mismas con inmaculada perfección (independiente de este magnífico Brahms con Rattle, ahí tienen su Ravel o su Bartók, ambos con Boulez). Su compenetración con la batuta es ideal, da la impresión que más elaborada, analítica, contrastada y extensa que la que mantuvo con Bernstein en la grabación de esta misma obra, sin contar con que el piano utilizado entonces fuera, según dijo el propio Zimerman, “ideal para Mozart, pero no para Brahms”. La belleza orquestal, en fin, deslumbrará a cualquiera que tenga la fortuna de oír este registro sensacional, grabado en la Gran Sala del Scoring Stage de Berlín, un lugar de acústica idónea que por fin permite a los ingenieros de la DG grabar a la Filarmónica de Berlín como se merece. Por tanto, un bellísimo registro de extraordinaria relevancia, sin duda una de las referencias fonográficas brahmsianas indiscutibles. Si a usted le gusta esta obra, no lo dude un solo instante y trate de oírla en esta recreación en la que Zimerman y Rattle firman lo mejor de lo mejor de sus respectivas discografías. Grabación espectacular y comentarios adecuados en los idiomas de rigor. Enrique Pérez Adrián inglés debida al británico Edward Bulwer Lytton. A quienes les guste respirar romanticismo alemán musical y literario el registro les resultará, por su contenido, atractivo. A.V.U. CHAIKOVSKI: Cuartetos de cuerda nºs 2 y 3. CUARTETO BRODSKY. BRODSKY BRD3550. DDD. 76’35’’. Grabación: Londres, s. f. Productores: Mark Brown y Cuarteto Brodsky. Ingeniero: Julian Millard. Distribuidor: Diverdi. N PN D e nuevo el Cuarteto Brodsky, que toma su nombre de un gran violinista ruso, Adolf Brodsky, animador de un cuarteto con su propio nombre. Recordemos una hazaña ya lejana de esta formación, la actual, aquella integral de los Cuartetos de Shostakovich para Teldec, que ha merecido una oportuna reedición en precio medio hace unos dos años. Recordemos el paso del grupo al cabo del tiempo al sello Challenge Classics. Pues bien, hartos ya de estar hartos, o quién sabe por qué, el Cuarteto Brodsky, a semejanza de otros grupos, otros nombres, otros artistas, se monta su propio chiringuito y prescinde del D I S C O S BRAHMS-CHARPENTIER calor agobiante y la maquinaria opresiva de los grandes sellos; para formar el propio. Se ve que sólo así han conseguido terminar el pequeño ciclo de Cuartetos de Chaikovski que habían comenzado para Challenge; que, por cierto, no era ningún sello de grandes dimensiones. Pero será mejor pasar al contenido de este disco que, como decíamos, completa el ciclo en cuestión. El Brodsky manifiesta claramente el placer de lo áspero, casi se diría que de lo disonante, frente a la belleza inmediata que a menudo se ha extraído del Chaikovski más inspirado. Con excepciones previsibles, tales como el cantabile permanente del segundo movimiento del Cuarteto nº 2 (Allegro giusto) o el Allegretto del nº 3. Ambas piezas magistrales las plantea el Brodsky con pasión, con energía, mas sin arrebatos; con expresividad a menudo rotunda, mas también por momentos con introspección. Ese es Chaikovski. Ese es el mérito interpretativo del Brodsky. Que se fue con la música a otra parte y que por fin culmina este ciclo truncado. Sin duda, es el anuncio de otros ciclos, porque para eso tienen su propio recorrido, su renombre bien conquistado y, ahora, también su propio sello. S.M.B. CHAUSSON: El rey Arturo. ANDREW SCHROEDER, barítono (Arturo); SUSAN BULLOCK, soprano (Ginebra); SIMON O’NEILL, tenor (Lancelote); FRANÇOIS LE ROUX, barítono (Merlín); DONALD MACINTYRE, bajo (Allan). APOLLO VOICES. ORQUESTA DE LA BBC. Director: LEON BOTSTEIN. 3 CD TELARC CD 80645. DDD. 166’37’’. Grabación: Londres, XI-XII/2004. Productor: Thomas Moore. Ingeniero: Michael Bishop. Distribuidor: Indigo. N PN E sta ópera, estrenada en Bruselas en 1903, se alinea con otros intentos de tardío wagnerismo francés, todos ellos de corto alcance: Reyer (quizás el más operístico), Franck, D’Indy. Por otra parte, Chausson estaba a las puertas del impresionismo, que ya hacía escuela por entonces. Valiéndose de un texto vastamente literario hecho por él mismo, deriva entre la ópera y el oratorio profano o poema con voces y coros. El resultado es fino y cuidadoso, dotado de una labor armónica a veces coloreada de pasajes modales, y una orquestación eficaz de orden sinfónico. Las ideas son escasas y el desarrollo, lánguido. Es más una partitura respetable que una obra hermosa. La versión destaca por su homogeneidad y su cuidado estilístico. Cabe atribuir al director los méritos de una concertación tan minuciosa y equilibrada. Las voces, si no brillantes, son suficientes y responden a la disciplina general, incluido el venerable wagneriano MacIntyre, invitado al cartel francés. B.M. William Christie CHRISTIE VUELVE A CHARPENTIER CHARPENTIER: Te Deum H. 146. Misa de difuntos a 8 H. 2. Secuencia de difuntos (Dies Iræ) H. 12. Motete funeral (Miseremini mei) H. 311. LES ARTS FLORISSANTS. Director: WILLIAM CHRISTIE. VIRGIN 5 45733 2. DDD. 79’22’’. Grabación: París, IX/2004. Productor: Nicholas Bartholomée. Ingenieros: Jean Chatauret y Jiri Heger. Distribuidor: EMI. N PN William Christie es uno de los máximos responsables de la notable popularidad de Marc-Antoine Charpentier entre los aficionados a la música barroca. Sus primeras grabaciones para Harmonia Mundi con obras del compositor parisino hace ya más de veinte años supusieron para muchos una auténtica revelación. En Erato el clavecinista y director estadounidense dejó también buena muestra de su aprecio por la música de Charpentier y ahora vuelve sobre ella en Virgin con la obra más célebre de todas, el Te Deum H. 146, aquel cuyo preludio fue usado como cortinilla televisiva para las retransmisiones de Eurovisión y que Christie grabase ya para Harmonia Mundi en 1988. Como entonces, Marie-Ange Petit interpreta justo antes del preludio una Marcha de timbales de Jacques Philidor, le Cadet, y como entonces Christie firma una interpretación brillantísima y transparente, acaso mejor empastadas las trompetas naturales en el conjunto, que suena ahora con un fraseo también más pulido, puede que con voces solistas menos personales que las del 88, a pesar de que aquí se cuentan algunos cantantes tan magníficos como la soprano valenciana Olga Pitarch o los tenores Paul Agnew y Topi Lehtipuu. En cualquier caso, la mayor parte del disco está ocupada por un Oficio de difuntos reconstruido por John S. Powell, que incluye la Misa a 8 H. 2 (de la que Jean Tubéry había dejado ya una buena versión en este mismo sello), el DEBUSSY: L’enfant prodigue. HONEGGER: Sinfonía nº 3 “Litúrgica”. JEANININE MICHEAU, MICHEL SÉNÉCHAL, PIERRE MOLLET. CORO Y ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RAI DE TURÍN. Director: ANDRÉ CLUYTENS. ARTS Archives 43059-2. AAD. 62’50’’. Grabación: Turín, IV-V, 1962. Productor: Gian Andrea Lodovici. Remasterización: Matteo Costa. Distribuidor: Diverdi. H PM E l jovencísimo Debussy que intenta ganar el Premio de Roma se codea aquí con el Honegger de plena madurez. Debussy acabará harto del género cantata que impone el Premio de Roma y ya tendrá bastante con diversos tanteos, sobre todo con esta obra, El hijo pródigo, y con La damoiselle élue. Hay mucho Massenet, algo de Lalo y no pocas evocaciones de Berlioz en lo Dies Iræ H. 12 (del que no había hasta ahora, que sepamos, ninguna interpretación moderna en CD) y el motete funeral Miseremini mei a 8 H. 311 (registrado también en aquel disco de Jean Tubéry y en uno de los que György Vaseghi dedicó al músico en Hungaroton). El contraste con el Te Deum es total. Christie logra aquí un exacerbado dramatismo mediante un oscurecimiento general del sonido y unos contrastes mucho más descarnados. Una serena majestuosidad marca las intervenciones corales, con magníficos matices de intensidad y dinámicas, sobre todo en un Dies Iræ con momentos impactantes, que se convierte en una aportación fundamental a la discografía del compositor. El tercer Agnus Dei resulta especialmente intenso, con unos reguladores finales de exquisita finura y condolida y grave expresividad, y aunque el equilibrio general se resiente de las intervenciones poco refinadas de los bajos solistas (que en Hei, mihi Domine se atragantan sin remedio), la recomendabilidad para los amantes de la música de Charpentier es absoluta. Pablo J. Vayón vocal. Es una pieza de chico aplicado que en nada nos anuncia al Debussy grande de más tarde; pero en su momento, Debussy sabrá decir “adiós a todo eso”. Desde luego, esta “escena lírica”, arreglada en parte años más tarde, se escucha con agrado, a menos que uno piense demasiado en el Debussy que llegará, el que conocemos, el que es una de las dos o tres referencias del siglo que se fue. Es André Cluytens el que da la unidad a este CD, porque el dramatismo tenso y expresivo de la obra de Honegger es lo contrario del mundo pompier de El hijo pródigo. Cluytens fue de los grandísimos del repertorio llamado impresionista, y este disco de Arts tiene el prurito de ofrecer dos obras que no estaban grabadas en su catálogo oficial. Se trata, en efecto, de dos registros cer- 81 D I S C O S CORELLI-EISLER canos pero diferentes con la RAI de Turín, y en ambos casos hay virtuosismo expresivo, pese a la enorme diferencia de inspiraciones. El refinamiento para lo ancilar y afectado en el caso del Debussy de 20 años no le impide una lectura dura, con garra, siempre exaltada, de la Sinfonía “Litúrgica” de Honegger. No es ésta una pieza habitual en disco, pero hay unas cuantas grabaciones de garantía y de buen nivel; probablemente, ninguna como ésta. Pero L’en- fant prodigue es inencontrable en soporte sonoro, y parece que para eso recupera Arts este fonograma de hace más de 40 años. De gran interés. S.M.B. Stefano Montanari FANTASÍAS CORELLIANAS CORELLI: Sonatas para violín op. 5. STEFANO MONTANARI, violín. ACCADEMIA BIZANTINA. OTTAVIO DANTONE, clave y director. 2 SACD ARTS 47724-8. DSD. 65’33’’, 59’23’’. Grabación: Rávena, IV y VIII/2002. Productor: Gian Andrea Lodovici. Ingeniero: Matteo Costa. Distribuidor: Diverdi. N PE L as Sonatas op. 5 de Corelli están teniendo últimamente una gran fortuna fonográfica. Tras la extraordinaria y rompedora aproximación de Manze, aparece ahora en el mercado esta versión, grabada al año siguiente de la del violinista británico. La traducción de Montanari es diametralmente opuesta a la de Manze, mucho más rica la del sello Arts en el acompañamiento, regi- do imaginativamente desde el clave por Dantone, caracterizado el violín por la levedad articulatoria y la sensa- ción de libertad métrica. Al igual que Manze, los problemas técnicos que plantean las portentosas Sonatas corellianas no son tales para el consumado virtuosismo del violinista italiano, cuyo fraseo además es de una variedad y flexibilidad admirables. Montanari adorna y recubre de fantasía la línea melódica, señaladamente de los tiempos lentos, de lo que el Preludio de la Sonata nº 11 es paradigmático. Su elección de tempi es igualmente diversa y apropiada a la naturaleza de la música. Se completan los dos discos con una fantástica interpretación de las variaciones sobre la Folía contenidas en la sonata que cierra la colección. Enrique Martínez Miura Hervé Niquet SOLEMNES EXCESOS DESMAREST: De Profundis. Veni Creator. Cum Invocarem. LE CONCERT SPIRITUEL. Director: HERVÉ NIQUET. GLOSSA GCD 921610. DDD. 56’21’’. Grabación: París, XII/2004. Productores: Dominique Daigremont y Hervé Niquet. Ingeniero: Manuel Mohino. Distribuidor: Diverdi. N PN Segundo trabajo que Niquet dedica en Glossa a grandes motetes de Henry Desmarest (1661-1741), cuidadosas reconstrucciones realizadas en el Centro de Música Barroca de Versalles de un De Profundis, un Veni Creator y un Cum Invocarem, compuestos seguramente en la juventud del músico, cuando uno de los cuatro compositores de la capilla del rey (Nicolas Goupillet) hacía pasar las composiciones de Desmarest por propias, en una curiosa historia que cuenta Jean Duron en sus notas al disco y que ha recogido también Catherine Massip en una reciente obra biográfica dedicada a Delalande. Lo primero que sorprende al oyente de este disco es un timbre instrumental en el De Profundis muy difícil de identificar, que uno atribuye en principio a algún tipo de serpentón o de fagot. Se trata, sin embargo, como detallan las notas interiores, de un bajo de cromorno (una especie de bajo del oboe, de ocho pies, más de dos metros), de cuya existencia había sobradas referencias, pero que ha costado largos esfuerzos de investigación reconstruir, para ponerlo en este CD en las experimentadas manos del magnífico Jérémie Papasergio. El bajo de cromorno es sólo el primer atractivo de un disco que encantará a los aficionados al gran barroco francés, pues los motetes de Desmarest están compuestos por una formidable combinación de refinamiento camerístico y exuberancia coral y orquestal, en la que Hervé Niquet se desenvuelve como pez en el agua. Los solistas vocales son poco conocidos, pero cumplen de forma sobrada, en especial los tenores François-Nicolas Geslot y Sébastien Droy, de exquisito gusto en el fraseo. Los acompañamientos de las partes dedicadas a los solistas son de extrema delicadeza, con un continuo muy presente, en especial los instrumentos de cuerda pulsada, que aportan un cálido colorido. Suficiente claridad de texturas y notable equilibrio en las partes corales y orquestales (con Alice Piérot de concertino), que suenan con la mezcla de solemnidad y exceso que les corresponde. Muy interesante. Pablo J. Vayón www.scherzo.es 82 D I S C O S CORELLI-EISLER DU CAURROY: Les Meslanges. DOULCE MÉMOIRE. Director: DENIS RAISIN DADRE. NAÏVE AD 098. DDD. 69’46’’ Grabación: Abbaye de Valloires, X/2004. Productor: Jean-Pierre Loisil. Ingeniera: Laure Casenave-Péré. Distribuidor: Diverdi. N PN Posiblemente fue Jordi Savall el primero en dedicar la merecida atención a la obra de Eustache Du Caurroy (1549-1609) con un CD editado por Astrée conteniendo 19 de sus XXIII Fantasies a III, IIII, V et VI parties, que algunos consideran obra precursora de El arte de la fuga. Pero su obra mas conocida es la Missa pro defunctis que el conjunto Doulce Mémoire, intérpretes también del presente disco, publicó en 1998 en un CD con el título Requiem des Rois de France, ya que con este fin se utilizó cerca de doscientos años. Ahora, el mismo conjunto, creado y dirigido por Denis Raisin Dadre saca a la luz una muestra de la recopilación de obras editada en 1610 con el título de Les Meslanges, lo que da una idea de su contenido. Presenta 63 piezas tanto de carácter religioso como profano, de las que han sido elegidas 13, cuatro de ellas en versión puramente instrumental, recogiendo muestras de salmos, canciones espirituales, noëls (villancicos navideños) y canciones profanas. Aunque la progresiva revalorización actual de Du Caurroy haga que algún crítico lo llegue a comparar con Lasso, lo que no tiene es el sentido del humor de éste y sus canciones profanas son tan austeras como las religiosas. Vivió en una época difícil, caracterizada políticamente por los vaivenes de las luchas de católicos contra hugonotes y artísticamente por ser de finalización de unos modos que en Italia ya empezaban a superarse, lo que puede explicar la mezcla de lo arcaico con lo novedoso que caracteriza su producción. Un CD con la interpretación propia de un conjunto vocal e instrumental especializado en la época, que goza de una buena toma sonora, y necesario para todos aquellos que tengan interés en seguir la evolución de las formas musicales en las distintas etapas históricas. J.L.F.G. DUNSTABLE: Movimientos de misas y motetes. TONUS PEREGRINUS. Director: ANTONY PITTS. NAXOS 8.557341. 70’08’’. GRABACIÓN: DORDOGNE (FRANCIA), I/2004. PRODUCTOR: JEREMY SUMMERLY. INGENIERO: GEOFF MILES. DISTRIBUIDOR: FERYSA. N PE Se escriba su nombre con “p” o con “b”, John Dunstable (ca. 1390-1453) es probablemente el compositor inglés más influyente anterior a Purcell, sin el “probablemente” y con un alcance muy superior en el tiempo si el ámbito de influencia no se limita en el espacio al archipiélago británico. Estando al servicio del duque de Bedford, acompañó a éste a París cuando, tras la victoria en Agincourt, fue encargado por Enrique V de la regencia de Francia. Consigo llevó Dunstable el peculiar sonido polifónico que dio en llamarse la contenance anglaise, por comparación con las últimas fases del Ars Nova francés considerablemente menos disonante (las dulces tríadas características) y, desde el punto de vista rítmico, complejo. Aunque en los últimos tiempos se han hecho descubrimientos cualitativa y cuantitativamente importantes hasta en Rusia, de su catálogo queda aún un amplio margen por conocer y más aún por grabar. Tanto es así que de sus misas, por ejemplo, a lo que sobre todo se ha llegado es a componer algunas secuencias, y aun esto en ediciones completadas por eruditos contemporáneos. Esto es lo que sucede en esta selección, la cual por otra parte resulta mucho más agradable por la musicalidad de las versiones que por la calidad objetiva de las voces en que se ofrecen, donde la falta de una impostación uniforme se deja sentir con efecto por lo general pernicioso. A.B.M. DVORÁK: Sinfonía nº 5. Rapsodias eslavas op. 45. ORQUESTA FILARMÓNICA CHECA. Director: KAREL SEJNA. SUPRAPHON Archiv SU 3852-2. AAD/mono. Grabación: Praga, I/1952 (Sinfonía) y V-VI/1953 (op. 45). 74’33’’. Productores: Jan Seidel y Ladislav Sip. Distribuidor: Diverdi. H PM E l director checo Karel Sejna (18961982) comenzó su carrera de músico justo cuando se desintegraba el Imperio, y floreció como instrumentista del contrabajo y como director incipiente en los años 20, cuando Europa central languidecía en la amargura y parecía que sólo los checoslovacos eran felices. Talich dirigió los pasos del joven Sejna, que dirigió alguna orquesta, como la de los Ferroviarios, y el muy castizo y muy nacional coro Hlalol hasta 1938, es decir, hasta la invasión nazi permitida por Occidente. Los checos pasaban a ser tan desdichados como cualquiera, o más. Desde antes de la guerra dirige de vez en cuando la Filarmónica, ante la que tendrá responsabilidades durante la guerra y después. Pero nunca fue su titular, sino que la dirigió como segundo junto a Karel Ancerl. Es Sejna una de las grandes batutas checas que vienen de la escuela de Kovarovich y Talich, y aunque no sea tan grande como Ancerl es uno de los grandes del repertorio nacional checo y de otras inspiraciones, como Mahler, que al fin y al cabo era checo aunque de habla alemana. Este bello disco, de buen sonido general pese a las fechas, contiene dos especialidades de esta espléndida batuta: las danzas checas, si bien convertidas en suite sinfónica (recordemos a Sejna con las Danzas de Smetana, pero en versiones orquestales ajenas a la mano del fundador); y una de las grandes sinfonías del repertorio orquestal de esta hermosa nación. En ambos casos, se trata de Dvorák. Al parecer, hay numerosos registros de Sejna en el archivo de la Filarmónica o de Supraphon. Sería de desear que fueran apareciendo poco a poco —para darnos tiempos a asimilar tanto legado—, y poder apreciar así la riqueza de una escuela de intérpretes que ha construido poco a poco un mundo sonoro, cambiante y fértil, desde luego, para la gran riqueza de compositores nacionales. S.M.B. DVORÁK: Sinfonías nºs 6, 7, 8 y 9. SINFÓNICA DE LONDRES. Director: COLIN DAVIS. 3 CD LSO LIVE 0071. 46’19’’, 39’56’’, 38’48’’, 44’22’’. Grabación: Londres, Barbican Center, 1999-2004 (en vivo). Productor: James Mallinson. Ingenieros: Tony Faulkner y Jonathan Stokes. Distribuidor: Harmonia Mundi. R PM Hemos tenido oportunidad de reseñar tres de estas cuatro lecturas sinfónicas en las páginas de SCHERZO. Nos faltaba la Séptima, y además pedíamos un álbum en el que una sola sinfonía no ocupara todo un CD. Lo “hemos conseguido”, aunque en los discos 1 y 3 (Sexta y Novena) quede espacio para aquellas otras obras orquestales del mismo compositor que siempre complementan con altura y dignidad la entrega puramente sinfónica. En la Séptima, Davis dibuja un Poco Adagio que parece informar, en su dialéctica entre lo bullicioso y lo retenido, toda la propuesta sinfónica de esta obra concreta, pero también por dónde va el sentido de este ciclo. No es preciso dar más detalles, porque los muy desarrollados movimientos restantes, incluido un precioso Scherzo, provienen de ese balance. Poco hay que añadir a lo ya dicho en esta feliz reedición, aunque lamentemos que esta colección indique que ya no habrá más entregas, que no habrá Quinta, ni Cuarta… Colin Davis plantea un Dvorák de gran equilibrio, de considerable ortodoxia, vigoroso pero nunca arrebatado, poético pero casi nunca visionario, lírico pero nunca ingenuo. Aunque se haya dicho mucho en este terreno, porque estas sinfonías de Dvorák son uno de los hits del sinfonismo, estamos ante lecturas que complacerán al más exigente. Aunque el más exigente piense siempre en Kubelik y Baviera y Orfeo, todo junto. En cualquier caso, una oportuna y muy rápida reedición de unos fonogramas que suenan magníficamente y que están llamados a permanecer entre los clásicos de un repertorio muy fértil y hasta abarrotado. S.M.B. EISLER: Deutsche Sinfonie. SOPHIE KOCH, mezzo; CAROLIN MASUR, contralto; EIKE SCHULTE, barítono; KURT RYDL, bajo. CORO DE RADIO FRANCIA. ORQUESTA FILARMÓNICA DE RADIO FRANCIA. Director: ELIAHU INBAL. NAÏVE V 5031. DDD. 62’10’’. Grabación: París, 19-XI-2004. Productor: Vincent Villetard. Ingeniero: Christian Prévôt. Distribuidor: Diverdi. N PN 83 D I S C O S EISLER EISLER-HAYND Uta Weyand FALLA FIDEDIGNO FALLA: Obras completas para piano. UTA WEYAND, piano. versión que aparece ahora de la Deutsche Sinfonie, la Opus 50 de Hanns Eisler, es la segunda en el mercado. Atrás queda, en efecto, el que supusiera el estreno fonográfico de esta pieza, documento sonoro excepcional como expresión de la resistencia al fascismo, dentro de la serie Entartete Musik, que dirigiera Michael Haas y que lanzara el sello Decca a mediados de los años 90 con no poco éxito. La Orquesta de la Gewandhaus de Leipizig, con Lothar Zagrosek al frente, daba a conocer al mundo esta obra que, como tantas otras del período de entreguerras, ha permanecido demasiado tiempo ignorada del público. Aunque Eisler la terminara de componer en una fecha posterior (1945) y, más aun, no la logrará estrenar hasta 1959, lo cierto es que el estilo de la pieza revela demasiados rasgos de la época de entreguerras como para hacer pensar que Eisler se propusiera escribir aquí en un lenguaje muy diferente al suyo. La música de la Deutsche Sinfonie se alimenta del estilo tan caro al de los compositores de lengua alemana que practicaran un expresionismo nada exacerbado, como son los casos de Schreker o el malogrado Rudi Stephan. Es ese el color sonoro que les interesa destacar a los intérpretes de la nueva versión, procedente de la sesión del 19 de noviembre de 2004 en la Cité de la Musique, dentro del ciclo que este espacio consagrara a la Música en el Tercer Reich. Los miembros de la orquesta francesa, dirigidos por un eficaz Eliahu Inbal, saben restituir el sonido de la Deutsche Sinfonie a su auténtica época, justo en la que se inicia la persecución de los artistas judíos por parte del régimen nazi. Una orquesta compacta, sobre la que se insertan unos lieder que se avienen a la perfección con el tono utilitarista de Eisler, hace de esta nueva prestación un logro considerable. Aunque muy brillante, la lectura de Zagrosek y la Gewandhaus para Decca no seguía al pie de la letra la concepción original de Eisler, al dotar de un claro y hasta molesto virtuosismo no ya sólo al tejido instrumental, sino al propio canto. Desposeído el material de su carácter más incisivo (música de denuncia), la Deutsche Sinfonie perdía aspereza y nervio a manos de Zagrosek. Aunque Leipzig, gracias a una toma de sonido excelente, se imponía resaltar los matices del arsenal instrumental, la nueva versión propiciada por Radio France retoma con buen criterio una sonoridad que se corresponde mucho mejor con el momento en que fue compuesta la obra y con los sucesos históricos que trata de exponer. 84 F.R. PROFIL 05032. DDD. 69’21’’. Grabación: Friburgo, III/2005. Ingenieros: Siegbert Ernst, Bernd Fütterer. Distribuidor: Gaudisc. N PN El sello Profil nos brinda la oportunidad de poder escuchar a la pianista Uta Weyand en un CD que incluye la totalidad de la obra para piano de Manuel de Falla. Si bien semejante empresa ya ha sido emprendida varias veces por otros artistas (y con éxito), es esta una de las versiones que no se nos pueden pasar inadvertidas. Weyand imprime un suave y fresco perfume a la obra del gaditano que en sus manos desprende alegría y su profunda poética unida a la lírica española. La pianista impone convincentemente en sus interpretaciones un sello rústico y parco, aplicando el carácter netamente autóctono en las partituras de Falla. Además de las consabidas Cuatro piezas españolas y la Fantasía bætica, esta pianista incluye una serie de canciones de gran lirismo que realiza ofreciendo lo mejor de su cantabile: un depurado fraseo ayudado por su perfecto legato promocionan estas piezas que provocarán en más de uno sorpresas. El sonido de Weyand es cuidado, pleno, muy cálido, “quasi schumanniano” en ellas. La interpretación de la Fantasía bætica supera las expectativas, ritmo, fraseo, conjunción, brío. Esta brillante intérprete ofrece un Falla potente, timbrado, consecuente, desglosando perfectamente todo el FAURÉ: Poema de un día. El horizonte quimérico. La buena canción. Canciones sueltas. JAN VAN DER CRABBEN, barítono; INGE SPINETTE, piano. FUGA LIBERA FUG 510. DDD. 50’29’’. Grabación: Bruselas, X/2003. Productor e ingeniero: Yannick Willox. Distribuidor: Gaudisc. N PN FAURÉ La Un Fauré conocido y siempre bienvenido por ser un maestro de lo suyo sirve al barítono flamenco para exhibir sus facultades vocales e interpretativas. Su órgano es claro de color y sugiere un tenor corto. Domina la emisión, especialmente en las esfumaturas y medias voces. Al dar pleno volumen sus medios pierden timbre y vibran demasiado. Su dicción es impecable y sus matices interpretativos, escasos. El resultado es correcto y monótono, echándose en falta más sen- entrañado de voces interiores de las piezas aquí reunidas y alentando la nobleza de una música que sus manos ensalzan. Y es que no es éste un trabajo estéril en medio del desierto: además de las consultas que la intérprete ha realizado en el Archivo Manuel de Falla para efectuar dicha grabación (recuperando incluso manuscritos), ésta se impregna de manera evidente del espíritu ibérico necesario para plasmar ambientes, sensaciones, sentimientos. Conviene subrayar este aspecto nada habitual en un mundo en el que demasiados intérpretes se atreven con todo, se agradece sumamente el conocimiento de causa. Rigor y creatividad. En fin, para ser escuchado y disfrutado. Emili Blasco sualismo sonoro y un toque latino que evite la austeridad protestante para ceder paso a la carnalidad católica. Proba, la acompañante. B.M. HAENDEL: Sonatas-trío op. 5 HWV 396-402. THE BROOK STREET BAND. AVIE AV2068. 71’30’’. Grabación: Raveningham (Norfolk), IV/2005. Productor e ingeniero: Simon Fox-Gál. Distribuidor: Gaudisc. N PN Pocos compositores con un sentido de la economía más aguzado que Haendel, capaz de reciclar continuamente a lo largo de su vida músicas ya escritas, estrenadas e incluso publicadas previamente. Las siete Sonatas op. 5 constituyen un buen ejemplo de ello, como también de la visión comercial del editor comercial, ávido de sacar el máximo partido al filón que no sólo en Inglaterra era Haendel por el astuto procedimiento de poner al alcance en manos de los burgueses páginas de las que hasta entonces sólo sus oídos habían podido disfrutar en los teatros de ópera y salas de conciertos. La mayoría de los originales habían tenido D I S C O S EISLER-HAYND que pasar por el pie forzado de no contar con orquestas con violas, lo cual explica la combinación aquí de dos violines junto a un violonchelo y un clave. En conjunto, esta colección no es musicalmente tan valiosa como el Op. 2, pero, por su variedad más cerca de la suite que de la sonata ortodoxa, resulta también muy grata de escuchar, sobre todo cuando se cuenta con intérpretes de tanta competencia técnica y un entusiasmo tan contagioso por lo que hacen como aquí demuestran las cuatro jóvenes componentes de The Brook Street Band. Especialmente las dos violinistas parecen evitar con toda consciencia aquel punto más o menos prominente de acidez tímbrica en que diríase que hasta se recrean muchos de sus colegas. A.B.M. HANSON: Fanfare for the Signal Corps. Suite de Merry Mount. Bold Island Suite. Sinfonía nº 2 “Romántica”, op. 30. CINCINNATI POPS ORCHESTRA. Director: ERICH KUNZEL. SACD TELARC CD-80649. DSD. 66’12’’. Grabación: Cincinnati, IX/2004. Productor: Robert Woods. Ingeniero: Michael Bishop. Distribuidor: Indigo. N PN Se desarrolla este CD en torno a una idea bucólica que el director Erich Kunzel —a quien se nos presenta como el más afortunado artista en la cartelera de las grabaciones— nos quiere transmitir a través de unas palabras que encabezan los textos del libretillo y de las que se desprende que desde el salón de estar de su casa en una pequeña isla podía ver la de Bold y admirar las puestas de sol sobre la posesión insular de Hanson, compositor nacido en Nebraska, en 1896, de padres inmigrantes suecos, y fallecido en Rochester, en 1981. Howard Hanson, en efecto, escribió la Bold Island Suite, a petición de la Orquesta de Cleveland, en 1961, y la partitura correspondiente (que ahora se nos ofrece en primera grabación mundial) tuvo su fuente de inspiración en las anuales vacaciones en su isleño retiro. Bastantes años antes había compuesto la ópera Merry Mount (1932-1933), por encargo del Metropolitan Opera, basada en el conflicto protagonizado por los puritanos en Nueva Inglaterra en 1625, y cuya suite es incluida en el presente CD. Y algo anterior es la Sinfonía nº 2, op. 30, “Romántica” (1930), respuesta a un encargo de la Orquesta Sinfónica de Boston, en la que tal vez se perciben con más claridad las características que definieron al autor que nos ocupa, cuya producción musical procede directamente del romanticismo europeo, con influencias de Brahms, Franck, Respighi…, y sobre todo de los nórdicos Grieg y Sibelius. Siempre, claro está, con una impronta propia. Estamos, pues, ante una música de bella apariencia, buena factura y logrado equilibrio, que se beneficia del sólido oficio de Kunzel con la batuta y de la entusiasta prestación de una buena orquesta. En la que no faltan los momen- Natalie Dessay SEDUCCIÓN HAENDEL: Cantatas italianas: Delirio amoroso HWV 99, Qui l’augel da pianta in pianta de “Aci, Galatea e Polifemo” HWV 72, Mi palpita il cor HWV 132b. NATALIE DESSAY, soprano. LE CONCERT D’ASTRÉE. Directora: EMMANUELLE HAÏM. VIRGIN 0946 3438422 3. DDD. 62’02’’. Grabación: Guebwiller (Alta Alsacia), VI y VII/2005; París, VIII/2005. Productores: Daniel Zalay, Laurence Heym. Ingeniero: Michel Pierre. Distribuidor: EMI. N PN C ada nuevo disco de Natalie Dessay constituye un acontecimiento. Después del espectacular Amor, dedicado a canciones y escenas operísticas de Richard Strauss, este recital que acaba de aparecer está consagrado a las cantatas italianas de Georg Friedrich Haendel, y constituye el primer acercamiento de la gran cantante en solitario al repertorio barroco, después de su exuberante participación como Morgana en la Alcina de William Christie y de su cameo (como dirían los cinéfilos) en el papel de la Música en el muy particular Orfeo de Monteverdi realizado por Emmanuelle Haïm para Virgin. Su amiga y directora figura también como perfecta confidente en este programa haendeliano, configurado por páginas escritas por el maestro de Halle durante su estancia en Roma, y en todo él encontramos una perfecta complicidad entre ambas artistas. Se trata de piezas que rebosan sensualidad juvenil, que hablan de pasiones y desengaños. La soprano francesa crea con ellas pequeños dramas, con un dominio absoluto de sus recursos vocales y expresivos, y una inteligencia privilegiada que le permite utilizar todas las posibilidades de su voz, de la que sabe extraer los más variados recursos canoros y expresivos, además tos de brillante lucimiento, entre los cuales el minuto y ocho segundos de la Fanfare for the Signal Corps, una brevísima obra menor estrenada en 1943 y escrita por encargo del director inglés de origen belga Eugène Goossens para homenajear a un determinado cuerpo de los ejércitos aliados en la segunda guerra mundial. J.G.M. HAYDN: Cuartetos de cuerda op. 74, nºs 1-3. CUARTETO LINDSAY. ASV GLD 4013. DDD. 79’43’’. Grabación: Wentworth, Yorkshire, I/2003. Productor: Jeremy Hayes. Ingeniero: Martin Haskell. Distribuidor: Diverdi. N PN Cuatro décadas largas después de que los entonces alumnos de la Royal Academy londinense Peter Cropper, Roger Bigley y Bernard Gregor-Smith —a quie- de reflejar toda la sensualidad inherente a estas piezas. Las intervenciones instrumentales son asimismo excelentes, destacando el oboe de Patrick Beauguiraud en la cautivadora aria Ho tanto affanni in petto, de la cantata Mi palpita il cor, una auténtica representación vocal de la pasión amorosa, donde soprano e instrumento se van entrelazando como dos enamorados, envolviéndonos en una irresistible red de la que no podemos escapar. Tenemos también algunas muestras de las antiguas exhibiciones pirotécnicas de Dessay, como el aria de Aci, Galatea e Polifemo o el número final de la citada cantata, con todo el muestrario de trinos, ornamentaciones, escalas, sobreagudos, etc., creando en el oyente un efecto realmente hipnotizador. Como sugerente bonus, se añade un DVD de 30 minutos sobre las sesiones de grabación de este precioso registro, de cálido y cercano sonido, efectuadas en el convento de dominicos de Guebwiller, en la Alta Alsacia, y en la iglesia del Bon Secours de París. Un disco para disfrutar realmente. Rafael Banús Irusta nes pronto se uniría Ronald Birks— fundasen el Cuarteto Lindsay nos llega un disco revelador del buen hacer de este emblemático grupo. En él proponen lecturas muy competentes de los Cuartetos op. 74 de Franz Joseph Haydn, escritos en Viena en 1793. La obra del autor de La Creación, quien elevó el género de las cuatro cuerdas a una dignidad inviolable, conoció nuevos rasgos tras su primera visita a Londres, evidentes aquí por la influencia de la escritura orquestal, por las texturas que han ganado en densidad respecto a partituras más tempranas y por las audaces modulaciones a tonalidades lejanas a la original. Coinciden en todo ello estos tres cuartetos, refinados y elegantes, el Primero, en do mayor, suntuoso, el Segundo, en fa mayor, sensiblemente más poético y el Tercero, en sol menor, El jinete, lúcido y de una frescura que no ha sufrido desgaste alguno en sus más de dos siglos de vida. Las notas de Richard Wigmore profundizan en la des- 85 D I S C O S HAYND-KERLL cripción de cada uno de ellos. La interpretación es, decíamos, muy buena y limpia. Los instrumentistas descubren una conjunción soberana, alcanzan un equilibrio pleno, no renuncian al ensueño —como bien se demuestra en el Largo assai del Tercer Cuarteto— y tampoco al humor —dos momentos aquí: el Presto del Segundo, muy logrado, y el Allegro con brio del Tercero. Son propuestas inatacables desde dichos puntos de vista, menos felices en lo referente a la belleza del sonido extraído de sus instrumentos, un aspecto éste siempre discutible al asaltar tan de lleno el terreno de la subjetividad. Lo cierto es que los componentes del Lindsay llegan al fondo de esta música, al final mismo del mensaje aportado por Haydn, un compositor que siempre ha ocupado un lugar de privilegio en su repertorio, inmortal por cierto, ya que el Cuarteto Lindsay puso punto final a su trayectoria el pasado julio. Y por ello este disco nos parece un testimonio enternecedor, la culminación de cuarenta años dedicados a bordar el repertorio de las cuatro cuerdas. A.V.U. HAYDN: Arreglos de canciones escocesas, vol. 2. LORNA ANDERSON, soprano; JAMIE MACDOUGALL, tenor. HAYDN TRIO EISENSTADT. 4 CD BRILLIANT 92542/1-4. DDD. 73’14’’, 72’26’’, 68’04’’ y 67’38’’. Grabación: Eisenstadt, X/2003 y V-X/2004. Ingeniero: Joachim Römer. Distribuidor: Cat Music. N PE 86 Entre 1791 y 1805, Joseph Haydn (17321809) hizo unos cuatrocientos arreglos de canciones para los editores escoceses William Napier, George Thomson y William Whyte. Los más tempranos, un centenar y medio, fueron escritos durante dos visitas del compositor austriaco a Londres, y publicados en 1792 y 1795, respectivamente. George Thomson, músico aficionado, coleccionista de canciones, editor y publicista, se dedicó durante medio siglo a amparar y ayudar a poetas y compositores del momento. Su colaboración con Haydn empezó en 1799. Entre 1800 y 1804 recibió del músico de Rohrau más de doscientas canciones y media docena de series de variaciones. Son piezas más elaboradas que las incluidas en la primera tanda destinada a Napier, y el acompañamiento está basado en pianoforte, violín y chelo. En total, los cuatro CDs de este segundo volumen que nos ocupa comprenden noventa y una piezas, un inmenso panorama de infinitas combinaciones melódicas transmitidas a través de la voz (soprano-tenor), con el soporte de tres instrumentos (piano-violín-violonchelo). Un fastuoso y fascinante universo cantado cuyos textos merecen una detenida lectura-escucha. Garantizado un notable nivel medio interpretativo, la voz de la soprano nos resulta más seductora que la del tenor. El joven Haydn Trio Eisenstadt, nacido en 1992, acredita su calidad como aval para Carlo Maria Giulini COMO SOLÍA HAYDN: Sinfonía nº 94. RAVEL: La madre oca. BRAHMS: Sinfonía nº 1. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIODIFUSIÓN BÁVARA. Director: CARLO MARIA GIULINI. 2 CD PROFIL PH05037/PH05021. DDD. 43’23’’ y 49’16’’. Grabación: Múnich, I/1979 (en vivo). Coproducción con la Radio Bávara. Distribuidor: Gaudisc. N PM Estos dos discos que se comercializan separadamente (Haydn y Ravel por un lado, Brahms por el otro) recogen un típico concierto de Giulini, en esta ocasión grabado en la Sala Hércules de la capital de Baviera el 26 de enero de 1979 con tres obras frecuentemente interpretadas por el maestro italiano. La preciosa Sorpresa de Haydn, de tempi moderados y elásticos que sirven de base a un tejido sonoro transparente y acariciador, por no hablar de esa inconfundible efusión expresiva siempre presente en todas sus recreaciones, abre la velada con especial buena fortuna y además con una memorable intervención de la Sinfónica de la Radio Bávara. La versión tiene también una especial importancia porque creo recordar que la discografía de Giulini no contaba hasta la llegada de este CD con ninguna interpretación de la sinfonía de Haydn. De la suite de Ravel, por el contrario, ésta que ahora nos llega es su cuarta versión (las anteriores en EMI, DG y Sony están todas disponibles actualmente en el mercado discográfico); nada que contar de esta nueva versión que sigue a pies juntillas las fenomenales interpretaciones citadas en cuanto a belleza de texturas, refinamiento, evocación y luminosidad de la orquesta raveliana, particularhacerse un lugar entre las formaciones de su género. Dato anecdótico pero significativo y emotivo en este caso: la grabación de cuanto ahora llega a manos y oídos del aficionado fue realizada en el mismo Haydn Hall del Palacio de los Esterházy a lo largo de varios meses de 2003 y 2004. Lo dicho: un suculento banquete para los amantes del género. Para una mejor digestión, sin embargo, recomendamos ir tomando al azar un buen puñado de canciones y degustar despaciosamente su contenido. J.G.M. HUMMEL: Misa en re menor. Salve Regina en si bemol mayor. SUSAN GRITTON, soprano; PAMELA HELEN STEPHEN, mezzo; MARK PADMORE, tenor; STEPHEN VARCOE, barítono. COLLEGIUM MUSICUM 90. Director: RICHARD HICKOX. CHANDOS Chaconne CHAN 0724. DDD. 57’09’’. Grabación: Londres, X/2004. Productor: Nicholas Anderson. Ingeniero: Ralph Couzens. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN mente bien captada en esta ocasión por los ingenieros de Múnich. La imponente y dramática Primera de Brahms, partitura favorita de Giulini que solía programar frecuentemente en sus conciertos y también grabar a menudo (ésta es la quinta versión discográfica en su haber tras las de la Philharmonia, Los Ángeles, Viena y la JONDE), nos lleva a una intensa, expresiva y luminosa recreación que supone su mejor logro en esta obra, quizá al mismo nivel que su memorable primer registro para la Philharmonia de Walter Legge. Magnífico concierto, en suma, muy bien grabado y comercializado en dos discos de precio medio. A pesar de lo trillado del repertorio, aquí encontrarán la genuina emoción de la música en vivo totalmente alejada de la rutina, con un Giulini que se nos muestra exultante, trascendente y sublime en una de sus mejores tardes. Música con mayúsculas al más alto nivel. No se la pierdan. Enrique Pérez Adrián H ickox ha grabado ya varios discos dedicados a las misas y otras piezas religiosas de Hummel. El que ahora se publica contiene la Misa en re menor —editada por Stephen Hogger— como obra fundamental del programa. Situada en una encrucijada de estilos que recuerdan a Mozart, Beethoven y aun Schubert, la Misa despliega también, con todo, un estilo inequívocamente personal en no pocos pasajes. El Kyrie, por ejemplo, recibe una interpretación atravesada de un vibrante lenguaje mozartiano. Las derivaciones más dramáticas de este movimiento parecerían apuntar más bien a Beethoven. El buen hacer contrapuntístico de Hummel queda claramente evidenciado en el Cum Sancto Spiritu del Gloria. La batuta envuelve de una especial ternura las palabras “passus et sepultus” del Credo, en tanto que la ingenuidad del Agnus Dei es dicha con conmovedora sinceridad. Algo exterior, en cambio, el Dona nobis pacem final. Muy original la Salve Regina, resuelta con eficacia por soprano, coro y director. E.M.M. D I S C O S HAYND-KERLL La Reverdie PASIÓN POR EL ARS NOVA JACOPO DA BOLOGNA: Madrigali e Cacce. LA REVERDIE. ARCANA A 327. DDD. 59’15’’. Grabación: Udine, X/2003. Productores: Richard Lorber y Michel Bernstein. Ingeniera: Charlotte Gilart de Keranflec’h. Distribuidor: Diverdi. N PN Activo a mediados del siglo XIV, Jacopo da Bologna es figura señera del Ars Nova italiano. 34 de sus composiciones poético-musicales, entre madrigales, cacce, baladas y motetes han sobrevivido, muchas de ellas en el Códice Squarcialupi como fuente única. Es este el manuscrito en el que se centra el trabajo de La Reverdie, que ofrece aquí dieciséis madrigales (I me son un en doble versión, una de ellas puramente instrumental) y dos cacce. Madrigales y cacce eran distintas formas de la música profana de la época. Las cacce solían tratar temas cinegéticos, de donde el nombre, y normalmente estaban escritas a tres voces, dos superiores escritas en canon y un tenor que no llevaba texto, por lo que es muy posible que fuera pensado para un instrumento, y así presenta La Reverdie JANÁCEK: En un frondoso sendero, cuaderno I. Sonata I.X.1905. En la niebla. Concertino para piano, dos violines, viola, clarinete, trompa y fagot. Capriccio para piano (mano izquierda) y conjunto de viento. JOSEF PÁLENÍCEK, piano. CONJUNTO DE CÁMARA DE LA FILARMÓNICA CHECA. CONJUNTO DE VIENTO DE LA FILARMÓNICA CHECA. JANÁCEK 2 CD SUPRAPHON SU 3812-2. ADD. 95’15’’. Grabación: Praga, IX y XI/1972. Productor: Jan Vdrána. Ingeniero: Václav Zamazal. Distribuidor: Diverdi. R PM Por alguna parte debo de conservar el álbum de Supraphon con dos LPs de idéntico contenido, publicado creo que avanzados los 70, unos años después de la primera edición checa. Ahora que podemos contrastar lecturas, versiones y perspectivas, ¿qué sucede con Pálenícek y Janácek? Es cierto que las obras para piano sólo han brotado con relativa generosidad (sólo relativa), mas también lo es que las piezas concertantes siguen siendo escasas. Nuestra discografía de hace un par de años daba una idea bastante exacta del estado de la cuestión. Estas lecturas algo románticas de las diez piezas del primero libro del Sendero fueron la primera aproximación que muchos tuvimos al piano de Janácek, y quién sabe si a Janácek mismo. Pálenícek Uselleto selvaggio, pero no Per sparverare, en el que al tenor se le adjudica una vocalización. Entre los madrigales, conviene destacar Aquila Altera, uno de los más famosos y difundidos del compositor, que está también a tres voces, cada una de las cuales interpreta un texto distinto, lo que era bien característico de otro género profano de la época, el de los motetes, aunque en este caso los tres textos están en italiano, lo que no era siempre habitual en el motete. Aunque lo más común era que los madrigales fueran a dos voces, La Reverdie ha escogido, recurriendo en ocasiones a fuentes diferentes al Códice Squarcialupi, algunas versiones a tres voces. La Reverdie es un conjunto formado por una doble pareja de hermanas (Claudia y Livia Caffagni; Elisabetta y Raffaella De’Mircovich) que cantan y tañen diversos instrumentos (flautas, arpas, fídulas, laúdes) y a las que suele unirse Doron David Sherwin (en este disco pluriempleado como cantante, cornetista, organista y percusionista), que hace tiempo que consiguieron la confianza absoluta de la gran mayoría hace pianismo de salón y eso ha provocado alguna queja que hay que valorar sin tomarla por completo al pie de la letra. Desde luego, esta música se deja llevar en esa dirección, cuando estaría más cercana en espíritu y letra de la música francesa (Fauré, Debussy, incluso Ravel). Es poematismo, pero no romántico. Lo mismo vale para la Sonata 1905, pero en este caso la poética es sobre todo dramática, y eso acentúa la vena romántica del pianista. Pero En la niebla es de otra índole gramatical, y su línea se resiste más a lo postromántico. Y Pálenícek parece salirse de esa inercia, si es que lo es, entiéndanme. Desde luego, cuando entramos en otra dimensión es con las lecturas de las dos piezas concertantes, el Concertino y, sobre todo, el Capriccio. Aquí el virtuoso no se advierte tanto (aunque está ahí, discreto) como el intérprete que reparte intensidades y matices. Aquí el romántico cede al objetivo, acaso porque los instrumentos de viento —presentes en uno, excluyentes en otro— son poco propicios al énfasis del concierto romántico de siempre. No hay ya toques brahmsianos, sino humores que muy bien podrían asimilarse a la nueva objetividad; no así al expresionismo. Respondemos, pues, a lo planteado al principio de estas líneas: pese a las calidades y cualidades de Pálenícek, acaso prefiramos el pianismo solo de lecturas más “impresionistas” (Kvápil, por ejemplo), pero en las dos piezas concertantes creemos que siguen sin tener rival estas lecturas de hace más de tres décadas. S.M.B. de los aficionados a la música medieval, que encuentran en cada uno de sus trabajos motivos suficientes para el aprendizaje y el disfrute. Este disco supondrá una reafirmación para todos sus seguidores, por la variedad, la delicadeza, el refinamiento y el rigor de las interpretaciones, que conquistan a la vez el oído y el intelecto. Para los tiempos que corren, todo un lujo. Pablo J. Vayón KERLL: Obras para órgano. JOSEPH KELEMEN, órgano. OEHMS OC 362. DDD. 64’12’’. Grabación: Schlägl (Austria), IV/2004. Productor: Wolfgang Schreiner. Ingeniero: Otto Schreyer. Distribuidor: Galileo MC. N PM J ohann Caspar Kerll (1627-1693) no compuso para el teclado sólo el célebre Capriccio sopra’il Cucu que figura en tantas antologías de música del siglo XVII. Eso es lo que parece venir a demostrar este disco de Joseph Kelemen, que ofrece las ocho tocatas escritas por el compositor (cada una sobre uno de los modos eclesiásticos y dos de ellas expresamente dedicadas al órgano), seis canzonas y alguna obra más (junto al Cucú dichoso, hay una Ricercata, una Ciaccona, una Battaglia y una Passacaglia), que constituyen todo el legado que el músico escribió para el teclado y que puede interpretarse al órgano, que en este caso es el instrumento construido en 1708 por Christoph Egedacher para la Abadía austriaca de Schlägl, restaurado a su estado original en 1990. Un sonido en general delicado, pero que puede estallar en una gran variedad de colores (Battaglia, Tocatta terza o Passacaglia en re) es la seña de identidad de una interpretación que se recrea en pequeños matices y sutilezas de fraseo, en detalles rítmicos, en leves choques disonantes (Toccata cuarta) todo ello con una flexibilidad general que apunta hacia un estilo fuertemente influenciado por la improvisación. P.J.V. 87 D I S C O S KORNGOLD-MONTÉCLAIR KORNGOLD: The film music of Erich Wolfgang Korngold: The Sea Wolf, Trailer for ‘The Sea Wolf’, The Adventures of Robin Hood. FILARMÓNICA DE LA BBC. Director: RUMON GAMBA. CHANDOS CHAN 10336. DDD. 76’22’’. Grabación: Manchester, IX/2004. Productores: Brian Pidgeon y Mike George. Ingeniero: Stephen Rinker. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN Como sabemos, Korngold “inventó” la música incidental para las películas de Hollywood; al menos, lo que podríamos llamar “primera manera”, hasta que el fondo postromántico fuera desbancado por los jóvenes leones de finales de los 50 y comienzos de los 60, con Henry Mancini a la cabeza. Korngold fue, además, el grande, el mayor de todos, y acaso por eso de los menos prolíficos, dentro de lo que cabe. Mucho menos que ese Korngold menor que fue Max Steiner, que escribió mucho, muchísimo más para el cine. Este CD nos ofrece la música magistral de Korngold para The Sea Wolf, film de 1940-1941 de Michael Curtiz, protagonizado por Edward G. Robinson, Ida Lupino, John Garfield y Alexander Knox; y con guión de Robert Rossen a partir de una narración de Jack London. En esta secuencia de trece números, alguno de ellos de gran amplitud sinfónica y poemática, hay realmente de todo: misterio, acción, lirismo, dramatismo, y sugerencia, mucha sugerencia; si no se trata de sugestión. Auténtica música incidental de alto nivel artístico, que recupera la totalidad del material después de que la película original completa desapareciera tras la decisión de la productora de reducirla en unos doce minutos. Es casi una hora de música, completada por un trailer que es como un resumen, pero con otras músicas, y por cuatro números del famoso Robin Hood, también de Curtiz, con Errol Flynn (1938). Estos cuatro números fueron los elegidos por Korngold para una suite de concierto, aunque esta música no se impuso en esas salas hasta cuatro o cinco décadas más tarde. De nuevo Rumon Gamba ofrece un CD que es todo un recital de música fílmica, dentro de la amplia serie de Chandos para este tipo de música. Es todo un poema sinfónico, o toda una sinfonía o una suite en pequeños y no tan pequeños números, con espléndido sonido y excelentes interpretaciones ricas en matices; son partituras cuyo valor apreciamos cada vez más, a medida que nos Antoni Wit MONUMENTAL E ÍNTIMO LUTOSLAWSKI: Concierto para orquesta. Concierto para violonchelo. RAFAL KWIATKOWSKI, violonchelo. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA FILARMONÍA NACIONAL DE VARSOVIA. Director: ANTONI WIT. DUX 0499. DDD. 55’13’’. Grabación: Varsovia, XII/2004. Ingenieros: Malgorzata Polanska, Lech Tolwinski, Marcin Domzal. Distribuidor: Diverdi. N PN Veinte canciones navideñas polacas para soprano, coro femenino y orquesta. Lacrimosa, para soprano, coro y orquesta. Cinco Canciones, para voz femenina y treinta instrumentos solistas. OLGA PASICHNYK, soprano; JADWIGA RAPPÉ, contralto. CORO DE LA RADIO POLACA. Director: WLODZIMIERZ SIEDLIK. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIO POLACA (Katowice). Director: ANTONI WIT. NAXOS 8.555994. DDD. 54’22’’ Grabación: Katowice, XII/2001; I/1997. Productora e ingeniera: Beata Jankowska. Distribuidor: Ferysa. N PE Witold Lutoslawski fue un compositor 88 sincero consigo mismo y con el público, atrevido, consecuente, reformador y no en vano considerado ya en vida en su Polonia natal el compositor más célebre después de Szymanowski e incluso Chopin. Las obras de este creador, uno de los más importantes del siglo XX, han recibido un amplio reconocimiento desde del momento del estreno. Dos de sus más emblemáticas obras (y consideradas ya clásicas dentro del repertorio del siglo XX) protagonizan este sobresaliente disco, extraordinario tanto por las interpretaciones como por la música: el Concierto para orquesta y su Concierto para violonchelo. Los otros protagonistas son la Orquesta Sinfónica de la Filarmonía Nacional de Varsovia, su director titular Antoni Wit; y Rafal Kwiatkowski al violonchelo. Es este un disco que deja impacto tras su escucha, ya que las versiones que firman dichos intérpretes poseen un altísimo grado de implicación. El Concierto para orquesta, la obra orquestal más importante del compositor, que fuera estrenado en Varsovia en 1954 con Rowicki a la batuta, adquiere el calificativo de monumental bajo esta interpretación. Una orquesta de gran paleta sonora, mucha precisión, con las cosas muy claras, y con un director que sabe imprimir rigor y disciplina artística. El talento de Wit, extraordinario tal y como se percibe tras su larga carrera y sus últimas aportaciones a la industria discográfica, es un ejemplo de tenacidad y vocación; manera de elevar y glorificar todas estas partituras cuyo valor musical y artístico es inmenso. Los intereses artísticos de este director contagian y seducen a su orquesta, cuyo nivel es claramente superior al de años atrás. La orquesta bajo su batuta interpreta el Concierto para orquesta convincentemente, radicalmente, abrumadoramente. Su trabajo con las texturas y colores es perfecto, la gama sonora de la formación es riquísima; los vientos, exquisitos. Sencillamente, asombrosa versión de la obra, no menos impactante. Pero el disco no se acaba aquí. Lo completa el concierto que estrenara Rostropovich en 1970 en Londres, encargo del músico soviético, el Concierto para violonchelo. En esta obra, en la que a menudo el instrumento solista y la orquesta discuten más que dialogan, Lutoslawski trabaja más específicamente aún el colorido orquestal, con especial atención a unas marcadas articulaciones que definen estados de ánimo. En este caso el solista demuestra su bravura y su virtuosismo: Kwiatkowski, aun a pesar de su juventud (1978), demuestra madurez, conocimiento, y augura un gran futuro para con su instrumento. Aunque sólo hace falta escucharle, un currículo impresionante corrobora lo dicho. Su gran nivel técnico y musical le permite brindar una ver- sión de este difícil concierto nada fácil de olvidar. En definitiva, no olviden este disco, sin duda uno de los mejores que últimamente hayamos escuchado, destinado a ser referencial. Pero las buenas noticias no acaban aquí, porque Naxos publica otra maravilla dedicada también al compositor polaco, en la que tanto obras como interpretaciones resultan fenomenales. Las veinte canciones navideñas polacas para soprano, coro femenino y orquesta, arregladas y recreadas por Witold Lutoslawski son de una belleza inusitada. La feliz orquestación de estas canciones, aunque parece alejarse de los originales a menudo, recrea con devoción todas estas melodías que en tiempos navideños están presentes en los hogares de Polonia. La soprano Olga Pasichnyk se expresa con una dicción perfecta, creando climas apropiados y transmitiendo perfectamente el sentido de las piezas. Asimismo con Lacrimosa. El coro, con un altísimo nivel de perfección evoca con dulzura y matices, siendo las principales protagonistas, ejerciendo su papel maravillosamente. El disco concluye con las Cinco Canciones, a la altura de lo comentado, con Jadwiga Rappé como gran protagonista. Muy bello. Altamente recomendado. Emili Blasco D I S C O S KORNGOLD-MONTÉCLAIR LECLAIR: S.M.B. Le Tombeau: ouverture op. 13, nº 3. Sonatas IV VI y VII del Livre op. 5. Concierto para violín op. 10, nº 6. LES FOLIES FRANÇOISES. PATRICK COHËN-AKENINE, violín y director. ALPHA 083. DDD. 67’53’’. Grabación: París, XI/2004. Ingeniero: Manuel Mohino. Distribuidor: Diverdi. N PN A lpha aprovecha en las ediciones de sus discos todo el contexto que rodea a la obra publicada o a su autor para ofrecernos un producto que además de los valores musicales contiene otros, bien artísticos o históricos, que le dan un notable valor añadido y proporcionan un verdadero placer derivado del ingenio mostrado en el planteamiento. Este es el caso del presente CD conteniendo obras para violín de Leclair, el gran compositor y virtuoso y nada menos que “du grand Rameau rival par l’harmonie”, cuya obra pretende alcanzar una fusión definitiva entre los estilos italiano y francés, rivales en Francia durante todo el s. XVII y acabando por ser considerado como el establecedor definitivo de la escuela francesa de violín. Leclair apareció asesinado una mañana de octubre de 1764 y mediante una encuesta sobre los posibles sospechosos (su hermano, un sobrino, su esposa o su rival Guignon) todos ellos relacionados con el oficio musical, repasamos los distintos avatares de la vida del compositor, es decir, vamos haciendo una especie del Tombeau que le da título al disco que, entre otras obras contiene la Sonata VI del Op. 5 denominada precisamente Le Tombeau y que, por cierto, es de una dificultad interpretativa más que notable, consideración aplicable al resto de las obras grabadas, particularmente a las otras dos Sonatas del Op. 5, en las que la combinación de los franceses ritmos de danza con el sentido melódico italiano y la atención a las sutilezas armónicas, suponen unas exigencias al violinista de las que Cohën-Akenine sale aceptablemente airoso. Quizás se le puedan regatear los aplausos, pero no a la edición de Alpha, que se los merece todos. J.L.F.G. buidas en cuatro entregas, se agrupan ahora en una caja común con estos magníficos doce conciertos tan en la línea del concerto grosso corelliano, aunque el virtuosismo solista y la influencia de Vivaldi están presentes prácticamente en igual medida. Las versiones son voluntariosas, trabajadas, podríamos decir que tradicionales, y aunque no deslumbran ni por la precisión del violín solista, con ocasionales problemas de afinación, ni por una orquesta un tanto monótona, sí ofrecen unos mínimos de calidad incontestables. La edición no se ha cuidado demasiado, limitándose a ponerle a los cuatro CDs independientes una sencilla cajita de cartón; las notas son las mismas en los cuatro discos, un detalle bastante significativo. El precio económico y el sonido, de notable calidad, suman a favor. LOCATELLI: D.A.V. L’Arte del violino op. 3: Conciertos para violín, cuerdas y continuo nºs 1-12. RODOLFO BONUCCI, violín y director. ORQUESTA DE CÁMARA DE SANTA CECILIA. 4 CD ARTS 47720-2. DDD. 243’39’’. Grabación: IV y VI/1990. Ingeniero: Giovanni Fornari. Distribuidor: Diverdi. R PE LOCATELLI alejamos de las fechas en que fueron compuestas y de las circunstancias en que se escribieron. Otra excelente “entrega Korngold”. C on algunos años ya a sus espaldas, estas grabaciones del Op. 3 de Pietro Antonio Locatelli (1695-1764), que en el momento de su aparición fueron distri- MONTÉCLAIR: Segundo concierto en do menor de los Conciertos para flauta travesera sin bajo. Les Ramages del Quinto concierto. Segundo concierto en mi menor de los Conciertos para dos flautas traveseras sin bajo. Siete de las Brunettes antiguas y modernas. Sueño de la Serenata o concierto dividido en tres suites de Piezas para violines, flautas y oboes. LES BUFFARDINS. ACCENT ACC 24163. DDD. 60’51’’. Grabación: Haarlem, XII/2004. Productores e ingenieros: Adelheid y Andreas Glatt. Distribuidor: Diverdi. N PN Quienes dicen saber algo de él, Anne Pichard y Ashley Solomon por ejemplo, Klaus Tennstedt NOSTALGIA, REFINAMIENTO, ALEGRÍA MAHLER: Sinfonía nº 4. Tres Lieder de “Des Knaben Wunderhorn”. EVA CSAPÓ, soprano. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIO DEL SUROESTE, BADEN-BADEN Y FRIBURGO. Director: KLAUS TENNSTEDT. PROFIL PH05039. ADD. 60’41’’. Grabaciones: Baden-Baden, VIII-IX/1976. Coproducción con la SWR. Distribuidor: Gaudisc. N PM Excelente versión que parece provenir del clasicismo vienés, de Haydn y Schubert, obra esencial que, como nos dice Henry-Louis de la Grange en su monumental biografía, pone en evidencia una riqueza de invención, una densidad polifónica, una concentración del pensamiento musical y un virtuosismo técnico apabullante. Todas estas características son resaltadas por la sensacional dirección de Tennstedt, que supera aquí su versión de estudio (EMI, con la Filarmónica de Londres) y nos lleva a las cimas más altas en la recreación de esta obra: su nostalgia afectuosa (teñida a veces de ironía), su refinamiento expresivo y su alegría que podríamos considerar como vienesa impactarán en cualquiera que tenga la fortuna de oír este disco maravilloso. Eva Csapó colabora dignamente en el último movimiento y en los tres Lieder del Knaben Wunderhorn que completan el CD (que, por cierto, podían haber sido más, ya que están dirigidos con una mezcla que combina hábilmente y con insólita maestría el idioma de Prohaska, el virtuosismo de Szell y la brillante intensidad de Bernstein). La orquesta de la SWR, por supuesto, no es la Concertgebouw (recordemos las magníficas versiones de Mengelberg, van Beinum, Haitink, Solti, Bernstein y Chailly, media docena de excelentes mahlerianos que han brillado especialmente en esta obra con la orquesta holandesa), pero presta su sobresaliente colaboración con un director con el que no estaba acostumbrada a trabajar y que por lo oído parecen colegas de toda la vida. La grabación es excelente y el precio medio ayudará a los indecisos. En suma, una versión sensacional protago- nizada por este eslabón perdido de la tradición, este gran director del que los supervalorados divos de ahora (los Thielemann, los Harding) tenían que tomar buena nota. A la altura de los mejores, de los Klemperer, Walter, Kletzki, Szell y los seis citados más arriba, ni más ni menos. No se la pierdan. Enrique Pérez Adrián 89 D I S C O S MONTÉCLAIR-ORFF coinciden en decir que de Michel Pignolet de Montéclair se sabe muy poco más que sus fechas de nacimiento (1667) y muerte (1737) y que se trata de uno de los músicos más importantes de la generación que separa a Lully de Rameau. En los comentarios que acompañan a este CD, el primero que yo conozca íntegramente dedicado a su figura, Stéphan Perreau nos lo presenta como compositor vocal e instrumental no muy prolífico pero claramente distinguible por el interés, tan típico en su época, de traducir afectos en sonidos. No lo desmiente lo que se oye al estupendo grupo que bajo el nombre de Les Buffardins forman los flautistas Frank Theuns y Marc HantaÏ, el violagambista Martin Bauer y el clavecinista Robert Kohnen. Como página de más inmediato efecto llama la atención enseguida (pista 7 de 32) Le rémouleur (El afilador o amolador) del Segundo Concierto en do menor, pero los máximos méritos han sin duda de reconocérseles a las versiones de las piezas sin bajo por la habilidad para mantener líneas y ritmos con tan mínimos recursos. Ello, por supuesto, no rebaja en absoluto la estimación de los otros dos instrumentistas en un disco sumamente agradable de principio a fin y grabado con extrema fidelidad a los colores sonoros. Coppola, Madeuf, Beaugirad, Cuarteto Kuijken CONFESIONES MOZARTIANAS MOZART: Quinteto con clarinete en la mayor K. 581. Quinteto con trompa en mi bemol mayor K. 407. Cuarteto con oboe en fa mayor K. 370. LORENZO COPPOLA, clarinete; PIERRE-YVES MADEUF, trompa; PATRICK BEAUGIRAD, oboe. CUARTETO KUIJKEN. SACD CHALLENGE SACC72145. DSD. 63’08’’. Grabación: St. Truiden, V/2003; I/2004. Productor e ingeniero: Bert van der Wolf. Distribuidor. Diverdi. N PN Atractivo y atípico programa de música de cámara mozartiana. El Quinteto para clarinete y cuerda ha sido grabado numerosas veces, aunque con instrumentos originales no cuenta con tantas lecturas, siendo la de Erich Hoeprich y miembros de la Orquesta del Siglo XVIII una de las más importantes. La de Coppola y el Cuarteto Kuijken viene a colocarse a un nivel similar. El clarinetista posee un timbre sedoso y extrae una asombrosa variedad de colores a su instrumento. Especialmente logrados el soñador Larghetto y la manera en que el juguetón comienzo del Finale va siendo transformado por las variaciones en algo cada vez más melancólico. En cuanto al mucho menos atendido Quinteto para trompa y cuerda —con dos violas—, simple y llanamente nunca se había oído así antes, con la alegría y frescura que emanan Madeuf y sus compañeros. También magnífico el Cuarteto con oboe, una obrita agradable a la que Beaugirad y el Kuijken le sacan todo el partido posible, sobre todo en el punzante, nostálgico Adagio. Un gran disco. Enrique Martínez Miura A.B.M. Cuarteto Tokio ELEGANCIA Y SABIDURÍA MOZART: Cuartetos de cuerda en re mayor K. 575, en si bemol mayor K. 589 y en fa mayor K. 590. CUARTETO DE TOKIO. BIDDULPH 80215-2. DDD. 76’45’’. Grabación: Yale, V y XI/2004. Productor: Eric Wen. Ingeniero: Eugene Kimball. Distribuidor: Diverdi. N PN Espléndido disco del Cuarteto de Tokio con los tres Cuartetos prusianos del genio salzburgués, sus últimas creaciones para el género, compuestos entre 1789 y 1790, apenas un año antes de la muerte del compositor. Emplean el cuarteto de Stradivarius conocido como “Cuarteto Paganini”, bellísimos instrumentos prestados al cuarteto desde 1995 por la Nippon Music Foundation. No vamos a descubrir a estas alturas las virtudes de este fenomenal conjunto, visitante asiduo, por otra parte, de nuestras salas. Su lectura del último Mozart es impecable en lo técnico y hermosísima en lo artístico. Elegante, de gran riqueza expresiva, con un gran 90 sentido cantable, pero con intensidad en los acentos. Es el suyo un Mozart muy en la línea de la legendaria lectura del Cuarteto Italiano (Philips), más quizá que en la de un más agresivo Cuarteto Alban Berg (Teldec). Un Mozart en el que hablan con absoluta claridad las voces intermedias, y en el que no falta la luz, pero que, sin embargo, está con frecuencia —como ocurre en la contemporánea sonata pianística K. 576— teñido de melancolía y ciertas sombras que en esta lectura resultan también más que bien resaltadas. Tal ocurre en el precioso Andante del último cuarteto. El Minueto de esta misma obra —en realidad es algo aplicable a todos— está dibujado con una elegancia y sabiduría rítmica extraordinarias. Y el Allegro final tiene un impulso envidiable. Una interpretación que bien podría decirse que mira al primer Beethoven, con acentos y aristas bien contrastadas, pero conservando la elegancia propia de esta música impagable. Magnífico el sonido que estos músicos extraen de tan soberbios instrumentos, captado de forma sobresaliente por una toma de sonido modélica. En resumen, un estupendo disco que merece absoluta recomendación. Rafael Ortega Basagoiti D I S C O S MONTÉCLAIR-ORFF Christian Zacharias POESÍA Y CORAJE MOZART: Conciertos para piano y orquesta, vol. 2. Concierto para piano y orquesta KV 271 “Jeunehomme”. Concierto para piano y orquesta KV 413. CHRISTIAN ZACHARIAS, piano y dirección. ORQUESTA DE CÁMARA DE LAUSANNE. MDG 340 1298-2. DDD. 53’12’’. Grabación: Lausana, 2003-2004. Productores: Werner Dabrinhaus, Reimund Grimm. Ingeniero: Werner Dabrinhaus. Distribuidor: Diverdi. N PN En pleno año Mozart, estamos expuestos a la evidente avalancha que nos proponen las discográficas, que, aprovechando la efeméride nos brindan la posibilidad de hacernos con nuevas versiones de aquellas obras que más nos placen, de la mano de nuevos (o no) intérpretes. El caso que nos ocupa es el gran proyecto de grabar la integral de los conciertos del de Salzburgo. Y es que a estas alturas, sin que quiera decir que antes no lo fuera, este distinguido intérprete ha hecho un largo recorrido llenando sus conocimientos con la inevitable experiencia de los años. Zacharias firma unas versiones modélicas, en las que la música fluye con poesía y MOZART: Réquiem, K. 626. (Edición de Robert D. Levin). CHRISTINE BREWER, soprano; RUXANDRA DONOSE, soprano; JOHN TESSIER, tenor; ERIC OWENS, bajo. CORO DE CÁMARA Y ORQUESTA SINFÓNICA DE ATLANTA. Director: DONALD RUNNICLES. SACD TELARC 60636. 46’53’’. Grabación: Atlanta, I/2005. Productor: Robert Woods. Ingeniero: Michael Bishop. Distribuidor: Indigo. N PN De entrada, se ha de decir que la edición preparada por Robert D. Levin a mediados de los noventa no intenta enmendar la plana a Mozart, sino a Süssmayr. También, e inmediatamente después, que esta grabación no es el mejor banco de pruebas para concluir si el objetivo se ha alcanzado o no. Mucho anuncio de tecnología punta, pero al menos en un estéreo normal y corriente lo que se oye no puede ser globalmente más apelmazado ni en sus partes componentes más desequilibrado. Así es muy difícil emitir un juicio fundado sobre si, por ejemplo, es acertada la sustitución de los dos acordes a que Süssmayr reduce el Amén conclusivo de la Lacrymosa por un fugato sólo esbozado por el compositor. Setenta cantantes se antojan demasiados para tratarse de un coro de cámara, pero la sensación es de que los problemas no se resolverían aunque se lo redujera a una tercera parte. Los solistas tampoco están muy afortunados, excepción hecha del bajo y tampoco siempre. Lo peor, sin embargo, es culpa directa de un director incapaz de imprimir, no ya un enfoque discutible, sino simplemente un enfoque mínimamente unitario o coherente que se efervescencia. Se abre el disco con el Concierto “Jeunehomme”, el primero de los grandes conciertos mozartianos para piano, en el que el solista hace gala de su magnífico touche: de sus manos proviene su pulcro y delicado sonido (mas no débil ni amanerado), que conduce a la música por sus felices sendas. Zacharias sabe lo que se hace en estas versiones en las que la prudencia forma parte de ellas. Sus tempi, aunque no atrevidos (a veces se agradecería el elemento diferenciador) plasman la música con elegancia. Su eficacia y elocuencia interpretativa proporciona a la música el factor estabilizador. Acompaña al CD el Concierto KV 413 en fa mayor, el que en palabras del propio Mozart hablando de éste y de sus dos siguientes conciertos pianísticos: “Estos conciertos están en el justo medio entre lo demasiado difícil y lo demasiado fácil; son brillantes, agradables al oído, sin caer en la pobreza… Para obtener éxito, hay que escribir cosas que sean tan comprensibles que un cochero las pueda cantar inmediatamente”. Palabras exageradas, pues aunque sin ser pudiera atacar desde la trinchera contraria. De esta ni de cualquier obra será fácil encontrar hoy en día una versión tan falta de carácter combinada con unas tomas de sonido tan deficientes. Huir. A.B.M. MOZART: Réquiem K. 626. SÜSSMAYR: Réquiem. MARIA JETTE, soprano; JENNIFER LARMORE, mezzosoprano; JAMES TAYLOR, tenor; ERIC OWENS, bajo. CORO ST. OLAF. ORQUESTA DE CÁMARA ST. PAUL. Director: ANDREAS DELFS. SACD AVIE AV 0047. DSD. 68’11’’. Grabación: Minnesota, XI/2003 (Mozart) y V/2004 (Süssmayr). Productor: Malcolm Bruno. Ingeniero: John Scherf. Distribuidor: Gaudisc. N PN uno de sus más logrados conciertos, sí respira la expresividad del genio, el impulso trascendente. Nuestro intérprete imprime garra y coraje a estas brillantes partituras, enalteciéndolas tanto desde el piano como desde la batuta. Por cierto que la formación que dirige también tiene su parte de “culpa” con una aportación de calidad y perfecta en su rol de acompañante. Emili Blasco pero también de disciplina a la tarea de emocionar, pero sólo lo consiguen efímeramente y siempre en los números más rápidos, pues en los lentos el director Andreas Delfs o bien propicia muy apreciables caídas en la tensión rítmica, o bien se deja marcar el paso por unos solistas que en esta materia se muestran cualquier cosa menos unánimes. Entre éstos volvemos a encontrar a Eric Owens, el cual, aunque estando más o menos igual de irregular, aquí no se adjudica la palma con tanta claridad como en el otro registro mencionado. Sin llegar al desastre de éste, las tomas tampoco son un prodigio de transparencia. Sólo recomendable, por Süssmayr, para los coleccionistas de repertorio. A.B.M. Aunque oído inmediatamente después de la edición de Robert D. Levin grabada por el Coro de Cámara y la Orquesta Sinfónica de Atlanta dirigidos por Donald Runnicles (véase crítica en este mismo número de SCHERZO) esta versión procedente de Minnesota suena a gloria, dos días después se comprueba que no es para tanto. Sus méritos, sin embargo, superan con mucho el interés que a priori despierta el estreno discográfico del segundo de los Réquiem de Süssmayr, que, escrito como muy tarde en 1788, resulta ser una composición absolutamente prescindible ya desde la inadecuación de su espíritu jovial en muchos pasajes al contenido de los textos (en alemán, por cierto, algo muy excepcional en la católica Austria del siglo XVIII). En Mozart, la orquesta y el coro se entregan con considerables dosis de tremendismo ORFF: Prometheus. JOSEF GREINDL, HEINZ CRAMER, ROLAND HERMANN, KIETH ENGEN, EDDA MOSER, SOPHIE VAN SANTE, RAILI KOSTIA, COLETTE LORAND, FRITZ UHL. CORO FEMENINO DE LA RADIO DE ALEMANIA OCCIDENTAL. ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIO DE COLONIA. Director: FERDINAND LEITNER. 2 CD ARTS Archives 43007-2. ADD. 127’19’’. Grabación: Colonia, 1972. Distribuidor: Diverdi. R PE Carl Orff es, todavía hoy, un compositor sobrevalorado, incomprensiblemente sobrevalorado. En vida tuvo la suerte de contar con ilustres y entusiastas valedores entre grandes intérpretes, incluidos ilustres directores de orquesta como Jochum (que cuesta entender qué debería ver en 91 D I S C O S ORFF-PROKOFIEV su música), Antal Dorati, Georg Solti, Ferdinand Leitner y otros muchos. El presente doble compacto es una muestra de este estado de cosas pues, por un lado, la obra interpretada no es nada del otro mundo y por otro la interpretación es sencillamente soberbia. La presente grabación tuvo lugar en estudio en 1972 y cuenta, ya lo ven en los créditos, con unos defensores de primerísima línea, empezando por Leitner, del cual algunos recordamos unos vinilos de hace un montón de años en los que muchos accedimos por primera vez al tríptico del cual forma parte Carmina Burana (y la mayoría nos dimos cuenta de cómo llega a influir una gran interpretación en una obra mediocre, hasta el punto de hacer creer al oyente que es mucho mejor de lo que es en realidad). Pues bien, este Prometeo es una muestra del Orff más habitual, el más deliberadamente primitivista, salvaje incluso, que bordea los límites de la música para adentrarse en la pura declamación. Por ello es imprescindible contar con una buena traducción (a no ser que se domine el griego) para seguir el desarrollo dramático de la pieza. Los cantantes devienen actores (muy buenos, por cierto) con poca vinculación con el mundo de la ópera o del oratorio. Es esta una obra que completa otra trilogía (la llamada “trilogía trágica”) distinta a Trionfi (la de Carmina Burana) junto a Antígona y Edipo, que son prácticamente lo mismo. Posiblemente con la ayuda de la imagen podría apreciarse mejor si se cuenta con subtítulos, pero escuchar estas dos horas largas de texto declamado y percusión (más pinceladas más o menos musicales) cuesta, la verdad. J.P. PIAZZOLLA: Cinco para el tango. CUARTETO LATINOAMERICANO. CÉSAR OLGUÍN, bandoneón. QUINDECIM QP046. DDD. 54’54’’. Grabación: México, II/2000. Productor: José Luis Rivera. Ingeniero: Xavier Villalpando. Distribuidor: LR Music. N PN La circulación mundial de Piazzolla llega 92 también a México, en dos obras escritas por él para esta combinación de arcos y bandoneón (Cinco sensaciones de tango, Cuatro para el tango) y otras arregladas por Olguín para el mismo dispositivo (La muerte del ángel, Milonga del ángel, Fuga 9, Divertimento 9). Se mezclan, según se ve, algunas partituras trajinadas con otras infrecuentes. En todos los casos, los arreglos son de alta eficacia y la sonoridad, exquisita. Los músicos mexicanos del cuarteto y el solista argentino del bandoneón exhiben, además, un pleno domi- Cuarteto Prazák VUELTA A LA FE PENDERECKI: Trío de cuerda. Cadenza. Per Slava. Divertimento. Sexteto. MIEMBROS DEL CUARTETO PRAZÁK. SACHIKO KAYAHARA, piano; MICHEL LETHIEC, clarinete; PREMYSL VOJTA, trompa. PRAGA PRD/DSD 250 202. DDD. 60’01’’. Grabaciones: Dijon, IV/2002 (Sexteto, en vivo) y Praga, IX-XI/2004 (resto). Productores: Jiri Gemrot y Milan Puklicky. Ingenieros: Franck Guinfoleau (Sexteto) y Karel Soukeník (resto). Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN H ace algunos días, el que suscribe andaba releyendo por enésima vez la excelente (a pesar de las inevitables lagunas) Guía de la música de cámara cuya redacción y edición fueron coordinadas por François-René Tranchefort (Alianza Diccionarios, Madrid, 1995) que parte del original francés seis años anterior (Fayard, 1989). Pues bien, en eso andábamos cuando llegamos a la entrada en la que se habla (poco) de Krzysztof Penderecki, donde puede leerse, entre otras cosas y ya al final de un sucinto apunte biográfico, que “en música de cámara, solamente se imponen sus dos cuartetos de cuerda, junto a piezas experimentales y de circunstancias”. Y al término de unos comentarios acerca de algunas obras de cámara del maestro y casi a modo de referencia de urgencia se mencionan algunas obras breves de entre 1980 y 1986, con alguna mención (poco entusiasta e impersonal, puro apunte) para Cadenza y Per Slava, presentes en esta grabación de cuya aparición hoy nos hacemos eco. Posiblemente el autor de las líneas acerca de Penderecki de esta (por otra parte) muy recomendable guía todavía hoy no debió haber escuchado (o no debió hacerlo con la necesaria atención) tales composiciones, pues una y otra, a pesar de su brevedad, son obras realmente mayores. No es extraño tampoco en Penderecki. Es sabido que la música de cámara acostumbra a ser un ámbito en el que los compositores se muestran como son realmente más que en otros géneros; es un hecho. En Penderecki es evidente que obras como las contenidas en este compacto resultan más “auténti- nio del estilo piazzolliano, rico en insistencias, contratiempos, alteraciones de compás, dilataciones melódicas y obstinados, a la vez que evocador del mundo del tango con sofisticaciones técnicas que eximen de cualquier pintoresquismo pero demandan un definido carácter. Con todo estos requisitos cumplen los intérpretes, a los que cabe adjudicar un minucioso estudio del lenguaje que Piazzolla inventó y sigue inquietando a los músicos del presente. B.M. cas” y personales que sus obras sinfónicas o corales. Es esta una música que tiende a la esencialidad, incluso a la pureza, en la que el autor polaco asume riesgos y se vincula tanto a Bach como a Bartók, en una suerte de neobarroquismo (el neoclasicismo sería, al menos en este caso, otra cosa). Estamos ante unas composiciones que son, sin duda, de lo mejor de su autor, tanto que este compacto es digno de recomendarse con efusividad dado que, por fin, nos llega algo nuevo de Penderecki que nos devuelve la fe en este gran maestro. Incluso en el reciente Sexteto (de 2000), que fue defendido el día de su estreno en el Musikverein de Viena por una formación de lujo: Dimitri Alexeiev, Julian Rachlin, Yuri Bashmet, Mstislav Rostropovich, Paul Meyer y Radovan Vlatrkovic. En este Sexteto cabría destacar muchos aspectos, aunque llama poderosamente la atención su sonoridad casi orquestal; no hablamos solamente (aunque también en algún caso) de la grandiosidad de determinados pasajes, sino de la brillantez en el tratamiento de timbres y texturas dentro de un concepto eminentemente sinfónico aunque aplicado a tan sólo seis instrumentos. No sería una boutade considerarla como la mejor de sus obras sinfónicas recientes… ¿o sí? En todo caso, clasificaciones aparte, aquí está. Una maravilla. Versiones, por supuesto, inmejorables. Josep Pascual POPPE: Música de cámara. ENSEMBLE MOSAIK. Director: ENNO POPPE. CUARTETO KAIROS. COL LEGNO WWE 20237. DDD. 69’09’’. Grabación: Berlín, IX/2004. Productor: Wulf Weinmann. Ingeniero: Henri Thaon. Distribuidor: Diverdi. N PN He aquí un compositor germánico cuyo lenguaje musical no se corresponde enteramente con lo que de esa zona geográfica nos llega últimamente. Hay mucha diversidad en la propuesta que hace Enno Poppe, este autor nacido en D I S C O S ORFF-PROKOFIEV 1969 y con una fuerte carga de premios de composición a sus espaldas. El Ensemble Mosaik, grupo fundado por el propio Poppe, y que visitara Sevilla y Granada en 2000 en sendos ciclos de música contemporánea, nos sirve en este CD de Col Legno un abanico de obras muy distintas, no circunscritas, como queda dicho, a la influencia del casi omnipresente Lachenmann. Poppe propone obras tan excéntricas como Rad, un extenso y muy riguroso ensayo sonoro sobre la interacción de dos pianos. Se asiste a la precisión mecánica tan característica de los Estudios para pianola de Conlon Nancarrow, pero también es un despliegue de efectos y técnicas que sorprenden al crearse unas atmósferas extrañas, casi fantasmales. La sonoridad alcanzada roza muchas veces con el material de procedencia electrónica. No es Rad una pieza virtuosística, no sigue en este caso la huella de los Etudes de Ligeti, sino que se construye a partir de bucles que se van enredando unos con otros hasta lograr, ya se ha dicho, una atmósfera inquietante, opresiva. Buena parte del atractivo de la pieza radica en un sabio empleo de la microinterválica, que tan buenos resultados está dando últimamente entre algunos compositores. Pero en Poppe, la extrañeza del material no se reduce al simple efecto de acelerandos, como ocurre, por ejemplo, en la obra de Benedict Mason estrenada en 2004 en Donaueschingen, donde, por cierto, se presentara Rad un año antes. Los microintervalos ayudan a Poppe a trazar un tejido hecho de infinitas minipartículas sonoras, pequeñas células que se mueven a una velocidad endiablada. La originalidad de Rad quizás ciegue un poco a la hora de valorar el resto de las piezas del CD. En todas ellas, el Mosaik se muestra particularmente brillante, sobre todo en la matización de las texturas que de forma muy pertinaz busca Poppe en piezas como la inicial Holz. Aquí, el autor se mueve a gusto en un terreno tímbrico subyugante, aunque, en último extremo, sea demasiado deudor de las fórmulas rítmicas de un Ligeti. Poppe trabaja el motivo, las pequeñas células. Los breves Estudios para violín y la extensa Gelöschte lieder, de 1999, son una buena prueba de ello. La disposición de motivos en bucle crea un discurso que se sigue con interés, incluso allí donde el material parece detenerse y recrearse en la floritura. Aun con elementos que no dejan de ser complejos, Poppe consigue del conjunto una linealidad y una claridad de exposición que lo convierten en un autor sin duda a retener entre las jóvenes generaciones. F.R. www.scherzo.es PROKOFIEV: Sinfonía nº 1. Concierto para violín nº 2. 5 canciones para violín y cuerdas. ORQUESTA DE CÁMARA ESCOCESA. JOSEPH SWENSEN, violín y director. LINN CKD 219. DDD. 54’50’’. Grabación: Edimburgo, III/2003. Productor: Andrew Keener. Ingenieros: Philip Hobbs y Calum Malcolm. Distribuidor: Harmonia Mundi. N PN Tres Prokofiev muy distintos, pero Prokofiev es siempre esencialmente el mismo. La juvenil Sinfonía “Clásica”, el Concierto violinístico de madurez y el arreglo de Cinco canciones para violín y cuerdas nos muestran el Prokofiev “rey de la semicorchea”, el lírico y el de las demandas virtuosísticas, no siempre en secuencia. Sorprende el lado “Romeo y Julieta” de momentos tan tempranos como la breve Gavotta de la Clásica, que esta lectura explota de manera deliberada. El violinista y director Joseph Swensen era principal director invitado de la Orquesta de Cámara Escocesa, y desde 2005 es su director emérito. Tiene una ya considerable discografía con este conjunto (el Concierto de Brahms, el de Mendelssohn, pero no sólo obras concertantes). En este CD propone una espléndida Clásica en la que destaca el contraste agudo entre el vivacísimo Allegro inicial y el lírico Larghetto; un Segundo Concierto intenso, bello, de Wilfried Rombach ¡BRAVO MARCELLO! PALESTRINA: Misa del Papa Marcelo y otras piezas acompañantes. ENSEMBLE OFFICIUM. Director: WILFRIED ROMBACH. CHRISTOPHORUS CHR 77275. DDD. 64’55’’. Grabación: Mössingen, VIII/2004. Productor: Siegbert Ernst. Ingeniero: Hardy Faisst. Distribuidor: Diverdi. N PN Marcelo II, nacido Marcello Cervini en 1501, ocupó el solio papal durante menos de un mes, concretamente del 10 de abril al 6 de mayo de 1555, pero a fe que fueron tres semanas y pico realmente intensas de trabajo y, al menos para la historia de la música, ricas en consecuencias. Su deseo de que en los servicios de Semana Santa los cantos resaltaran con gravedad, sin florituras, el sentido de los textos sagrados y las oraciones, anticipaba las conclusiones a este respecto del Concilio de Trento (1547-1563), cuyas recomendaciones de apartar a la música de iglesia de excesos considerados mundanos fueron seguidas por la mayor parte de los compositores católicos, Palestrina entre ellos. A pesar de su título, la Misa del Papa Marcelo, publicada en 1567, remonta su escritura a comienzos de los años 1560. Fiel al espíritu de su dedicatorio, se distingue de la manera anterior incluso en su autor por la elocuencia con que en ella hacen entender las palabras de la misa. Sólo en el Agnus Dei, como para compensar la economía de los primeros números, Palestrina parece no haberse podido resistir a la tentación de una rica polifonía a seis o siete voces. Durante varios siglos, fue considerada el modelo de música religiosa católica. En disco, había hasta ahora dos grabaciones de los Tallis Scholars de Peter Philips: una entre las mejores de “estudio” (en la capilla del Merton College de Oxford, en 1980); la otra, absolutamente prodigiosa, grabada en riguroso directo (en Santa Maria Maggiore, la iglesia en que Palestrina tenía su “taller” en Roma, con motivo de la celebración del cuatrocientos aniversario de la muerte de Palestrina; véase SCHERZO, nº 90, pág. 100). Esta del alemán Ensemble Officium viene a sumar las ventajas de ambos procedimientos, pues a la perfección sin mácula en los empastes de unos timbres bellísimos en todas las tesituras une aquella impresión de espontaneidad en el canto que tan difícil es de encontrar en disco. Quede para los especialistas la discusión sobre los argumentos basados en la tradición histórica con que en la carpetilla Wilfried Rombach defiende la transposición a una cuarta más abajo. El pretendido efecto de plenitud en las voces intermedias se logra por entero. La elección de las páginas (de Palestrina y de gregoriano) que se van intercalando en el ordinario a fin de recrear una posible audición original en una fiesta papal de la Ascensión también resulta muy oportuna para acabar de encender el entusiasmo en la recomendación. Alfredo Brotons Muñoz 93 D I S C O S PROKOFIEV-TANEIEV nuevo muy contrastado, con un Andante central que es todo un poema; y, en fin, un cierre de oro con las Cinco Canciones en las que de nuevo toca y dirige Swensen, que además es autor de las orquestaciones. Por otra parte, el sonido es de una calidad especialmente elevada (será cosa del llamado “Hybrid Multichannel”). S.M.B. maremos la atención acerca de la versión presente, una de las mejores (y hay unas cuantas ya) que pueden encontrarse. Cantus arcticus es ya un clásico, que comparte aquí programa con dos obras que posiblemente nunca lleguen a serlo; una por su propia naturaleza aleatoria, y la otra por ser, aunque de una innegable belleza, más de lo mismo (y que dure, por supuesto) si nos guiamos por el último Rautavaara. Con todo, un excelente compacto. RAUTAVAARA: Garden of Spaces. Clarinet Concerto. Cantus arcticus. RICHARD STOLTZMAN, clarinete. ORQUESTA FILARMÓNICA DE HELSINKI. Director: LEIF SEGERSTAM. ONDINE ODE 1041-2. DDD. 59’08’’. Grabaciones: Helsinki, 2003-2004. Productor: Seppo Siirala. Ingeniero: Enno Mäemets. Distribuidor: Diverdi. N PN 94 Aunque hoy cueste de imaginar viendo como ha ido desarrollándose su actividad creativa, hubo un tiempo en que Rautavaara se sintió tentado por la aleatoria. Rautavaara llevó, años atrás, un vanguardista dentro, una vez hubo superado las primeras influencias más o menos tradicionales (más tarde retomadas desde una nueva perspectiva) y sus experiencias seriales (con las que no ha llegado nunca a romper del todo). Y bien, en 1971 Rautavaara compuso Garden of Spaces, revisada en 2003 pero tan fresca y casi juvenil como hace treinta y cinco años. Aquellos años de principios de la década de 1970 eran tiempos de vanguardia feroz aunque también hubo compositores, Rautavaara entre ellos, que aportaron sensatez a la escena musical desde un innegable compromiso con la modernidad. No es esta una de sus mejores obras, desde luego, dado que en ella es imposible apreciar aspectos como el desarrollo e incluso el propio concepto de forma. Ello se debe a que es el director quien se encarga de modelarla a partir de las propuestas del autor. Por supuesto, según sea un director y otro la cosa sonará distinta, y Segerstam, él mismo también compositor, da a su versión un aspecto acabado o, al menos, dotado de cierta coherencia, casi como si la obras estuvieran realmente escritas más allá de las premisas aleatorias. Después, el Concierto para clarinete y orquesta, bastante posterior (de 2001) más en la línea del Rautavaara más divulgado que es el más reciente. Obra romántica en esencia, de cierto tono dramático y alto vuelo poético, además de permitir al solista (en esta ocasión el propio dedicatario) su lucimiento como intérprete. Hay momentos realmente bellos pero la verdad, cuando llegamos a la ya célebre Cantus arcticus de 1972 nos encontramos con el mejor Rautavaara, con esos pájaros que revolotean por el cielo polar que, una vez grabados, son, por obra y gracia de Rautavaara, un auténtico instrumento solista. No vamos a insistir más (ya lo hemos hecho antes) sobre el interés de esta personalísima composición (una de las que harán perdurar a Rautavaara, seguro), tan sólo lla- J.P. RIGHINI: Il convitato di Pietra. BARTOLO MUSIL (Don Giovanni Tenorio), AUGUSTO VALENÇA (Arlechino), FRANCESCA LANZA (Donna Anna), SANG MAN LEE (Comendador), MAURICIO LEONI (Don Alfonso), YOON-JIN SOG (Donna Isabella), VERONICA SOLDERA (Lisetta). ORQUESTA INTERNACIONAL BELCANTO. Director: FABIO MAESTRI. 2 CD BONGIOVANNI GB 2384/85-2. DDD. 127’40’’. Grabación: Dordrecht, IX/2003. Ingeniero: Rino Trasi. Distribuidor: Diverdi. N PN Vincenzo Righini, nacido en Bolonia el 22 de enero de 1756 y fallecido el 19 de agosto de 1812, es un exponente de la sensibilidad artística de una época, ya que fue a la vez cantante, maestro de canto, compositor y director de orquesta. Su vida fue espejo de estas inquietudes y viajó por toda Europa, dirigiendo teatros, gozando en su tiempo de merecida fama en todas sus facetas. Su intensa actividad no le permitió ser prolífico en la composición, dejando trece óperas, la primera de las cuales fue Il convitato di Pietra, estrenada en Praga en 1776, que al año siguiente se pudo oír en Viena y en diversas ciudades alemanas. Se basa en el mito de Don Juan, convertido por Nunziato Porta en un “Dramma tragicomico in due atti”. Righini es hoy un compositor desconocido, que sólo aparece en algunas enciclopedias, y es una lástima, porque la ópera que comentamos tiene el suficiente interés para una periódica representación, en la que se puede constatar sensibilidad, dominio del pentagrama y momentos de gran inspiración, como el aria de Don Alfonso, el dúo de Arlechino (personaje similar a Leporello) y Don Giovanni, las arias de Lisetta y Donna Anna y el final del acto primero; al igual que destacan las arias de Corallina y Don Alfonso y el bello cuarteto del segundo. La representación que comentamos, dada en Dordrecht (Holanda) en el Belcanto Festival 2003, muestra, como es habitual, un buen trabajo de equipo, con voces corrientes con una cierta limitación de medios, destacando la musicalidad de So-Young Shin, Sang Man Lee y Maurizio Leoni, el buen estilo de Augusto Valença y la discreción de Bartolo Musil, todos bajo la cuidada dirección de Fabio Maestri, que sabe reflejar el estilo y realza la capacidad melódica. A.V. SCHUBERT: Sonatas para piano. MICHAEL ENDRES, piano. 6 CD CAPRICCIO 49456. DDD. 74’09’’, 78’29’’, 74’22’’, 72’49’’, 76’56’’ y 78’06’’. Grabación: WDR, 1993-1994. Productor: Bernhard Wallerius. Ingeniero: Mark Hohn. Distribuidor: Gaudisc. R PE G rabación de las Sonatas schubertianas por el alemán Michael Endres, muy completa (incluye las obras inconclusas), efectuada a principios-mediados de los noventa y ahora recuperada en una caja de 6 discos que se vende, agárrense, a un precio que ronda los 12 Euros, o sea, que cada disco sale a un par de euros. Un verdadero chollo en cuanto a precio. Las Sonatas de Schubert han conocido interpretaciones señeras en la discografía, como las de Kempff (DG) o Zacharias (EMI, sin las incompletas), por no hablar de las sobresalientes contribuciones de Brendel (Philips), Arrau (mismo sello), Richter (varios sellos, pero especialmente Philips, Olympia, Melodiya y BBC), Leonskaia (Teldec), Barenboim (DG) o Gilels (RCA, Melodiya). Pero ésta del alemán Michael Endres (Sonthofen, 1961) es desde luego digna de figurar entre las recomendables, y si uno le añade el ingrediente “precio”, entonces es de las que no deben dejarse de lado. Es la suya una visión rica en contrastes, perfectamente construida, con un precioso sentido cantable (los movimientos lentos de las D. 845 y D. 850, por ejemplo) y acertadísima matización y manejo de la agógica. Sensacional el contraste proporcionado en el Scherzo de la D. 850. El primer tiempo de la D. 894 también está admirablemente construido, rico en colorido, matizado de forma exquisita, igual que el tiempo lento de la misma obra. Y el Scherzo es magistral, con un trío cantado de forma exquisita. Endres entiende perfectamente esta música, la dibuja con extrema coherencia y acierto, y la ejecuta con perfección. Es la suya una sorpresa gratísima, que a este precio no puede dejarse pasar, porque esta música también ha conocido interpretaciones planas, sosas y un tanto “light”, y Endres es lo más opuesto a ello. Muy recomendable. R.O.B. SCHUBERT: La bella molinera. JAN KOBOW, tenor; KRISTIAN BEZUIDENHOUT, piano. ATMA ACD 2 2315. DDD. 60’58’’. Grabación: Berlín, XI/2003. Productora e ingeniera: Johanne Goyette. Distribuidor: Gaudisc. N PN El espléndido conjunto schubertiano suma incontables referencias. Ahora cabe aumentarlas con esta versión. Kobow demuestra que tiene todas las aptitudes para una prestación ejemplar: una voz de tenor lírico juvenil emitida con una limpieza y una seguridad plenas; una dicción pulida que escande versos y estrofas con mimo infalible; una nutrida variedad de matices en los diversos momentos del ciclo (entusias- D I S C O S PROKOFIEV-TANEIEV mo inicial, enamoramiento, decepción, melancolía). Hasta resulta posible percibir, reconstruyendo la parábola que hace de esta obra una historia, la presencia de un personaje solitario que habla, en verdad, con otro personaje, imaginario (quizá nosotros mismos) a quien denomina “arroyo”. No menores elogios merece el pianista, a quien cabe atribuir una elevada tarea de estudio y fijación del trabajo. Su canto tiene tantas propiedades como la voz del solista. Su estilo está totalmente armonizado con el tenor. Sus respuestas y ecos parecen salir de la voz cantante o, equivalentemente, tal si del piano surgiera el elemento vocal. Aun valiéndose de una artefacto elemental a la manera de 1815, es capaz de hacerlo sonar de modo conveniente. Y así las ruedas del molino schubertiano siguen moliendo la inmortalidad de esta partitura. B.M. SCHÜTZ: Symphoniæ sacræ III op.12. CANTUS CÖLLN. CONCERTO PALATINO. Director: KONRAD JUNGHÄNEL. 2 CD HARMONIA MUNDI HMC 901850.51. DDD. 56’19’’, 69’42’’. Grabación: Neustadt–Mandelsloh, II/2004. Productor: Andreas Neubronner. Ingeniero: Peter Länger. N PN Publicada en 1650, la tercera y última colección de Sinfonías sacras de Schütz se compone de 21 conciertos espirituales (SWV 398-418), los cinco primeros escritos a 5 voces obligadas, los cinco siguientes a 6, los siguientes cuatro a 7 y los siete últimos a 8. Junto a las voces obligadas (entre tres y cinco vocales y dos o tres instrumentales), Schütz previó el empleo de voces complementarias, que podían disponerse de forma separada, dando lugar a piezas típicamente policorales. Konrad Junghänel emplea un conjunto reducido, en el que algunas voces instrumentales son dobladas, pero evita la opulencia sonora y la majestuosidad de los grandes contingentes. Su visión no resulta por ello menos brillante ni dramática, y se beneficia de una pureza de líneas y una claridad de texturas ejemplar. Los solistas de Cantus Cölln rinden a gran nivel, aunque no todas las voces se muestran igual de refinadas (Monika Mauch queda en este sentido muy por detrás de Johanna Koslowsky) y a los bajos les falta un poco de delicadeza en la articulación. El conjunto instrumental es estupendo, con unas cornetas y unos trombones (los de Concerto Palatino) siempre brillantes y afinados, aunque las violas da gamba quedan a menudo en demasiado segundo plano. Expresivamente, Junghänel consigue individualizar cada concierto, desmenu- zando con detalle sus peculiares características de sonoridad y sus contrastes internos, marcados por la sobriedad y la delicadeza de los matices antes que por la exuberancia de los colores. P.J.V. TANEIEV: Quinteto con piano op. 30. Trío con piano op. 22. VADIM REPIN, violín; LYN HARRELL, violonchelo; MIKHAIL PLETNEV, piano; ILYA GRINGOLTS, violín; NABUKO IMAI, viola. DEUTSCHE GRAMMOPHON 00289 477 5419. DDD. 82’34’’. Grabación: Vevey, VII-VIII/2003. Productor: Sid MacLauchlan. Ingeniero: Rainer Maillard. Distribuidor: Universal. N PN Este CD tiene especialísimo interés. Por el valor de las obras, desde luego, en especial el Trío op. 22 (1907) y el amplio y ambicioso primer movimiento del Quinteto op. 30 (1911). Pero también porque desconocemos a Sergei Ivanovich Taneiev, una de las figuras más importantes de la música rusa en el tránsito del siglo XIX al XX. Fue Taneiev discípulo de Chaikovski en composición y de Nikolai Rubinstein en piano, y a su vez maestro de Scriabin, de Rachmaninov, de Glière y otros compositores que pasaron por el Conservatorio de Moscú. Murió en 1915, a los 59 años, a causa de Evgeni Kissin PRODIGIOSO SCRIABIN: Sonata nº 3. 5 Preludios op. 15. MEDTNER: Sonata-Reminiscenza op. 38, nº 1. STRAVINSKI: 3 Movimientos de Petruchka.. EVGENI KISSIN, piano. RCA 8276 65390 2. DDD. 59’55’’. Grabación: Friburgo, VIII/2004. Productor: Jay David Saks. Ingeniero: Tony Faulkner. Distribuidor: SonyBMG. N PN Aunque para algunos el ruso sigue sin estar en el Olimpo de los pianistas, o para ser más exacto en el de los músicos, porque se le tiene por gran técnico pero no por un músico de talla, a quien esto firma le parece que la situación es bien distinta. Sus últimos trabajos discográficos demuestran una evolución artística muy positiva, a tomar en consideración, independientemente de que en esta o aquella obra puedan gustarse más o menos los resultados. Lo vimos en Madrid en el recital de Ibermúsica, con un estupendo resultado que algunos tacharon, creo que con injusticia, de virtuosismo superficial. Lo vimos en una obra alejada de la pirotecnia, pero difícil de “decir” donde las haya, como la última Sonata de Schubert, en uno de sus últimos discos. Y lo vemos ahora en éste, dedicado a un repertorio ruso en el que se mueve como pez en el agua. Magnífico su Scriabin, desde unos Preludios llenos de poesía y romanticismo, hasta la Sonata, construida con una solidez conceptual envidiable y dibujando con exquisita claridad sus variados climas, desde el intenso y dramático comienzo al tormentoso final, pasando por la nostalgia del tercer movimiento (la transición al último, con un escalofriante retorno en pianissimo del motivo principal del primer tiempo, verdadero núcleo de la obra, es manejada de forma magistral). Espléndida también la Sonata-Reminiscenza de Medtner, una bella página que ha conocido defensores de la talla de Gilels o Richter, y que cuenta en Kissin con un traductor de primerísima fila. La emotiva nostalgia nos habla con delicadeza, también en el resignado final (de nuevo con un matiz escalofriante), pero el ruso transmite con extremo acierto la rotundidad cuando el clima se vuelve más angustioso y desesperado. Y el colofón es un Stravinski prodigioso. Que Kissin está técnicamente dotado como pocos para brillar en esta obra es algo de lo que pocos tendrán, supongo, dudas. Pero es su capacidad de generar sonoridades orquestales, de diferenciar planos hasta lo inverosímil (escúchese la Danza rusa), de jugar con los colores (qué maravilla de segundo movimiento) y de poner la brillantez espectacular de su pianismo al servicio de un clima festivo, de elec- trizante intensidad de principio a fin, la que de verdad sorprende. No hay que olvidar, naturalmente, las contribuciones de Pollini o Ugorski (ambos DG) en la obra de Stravinski, ni la de Gilels (Melodiya) en la de Medtner, pero sí decir que ésta de Kissin merece estar a un nivel paralelo. En suma, un magnífico disco que desmiente, creo, a quienes acusan a Kissin de ser un gran pianista pero un músico mediocre. No creo que un músico del montón pueda realizar un disco como este. Mi personal recomendación a quienes gusten de este repertorio: no lo dejen pasar. Impecable toma de sonido. Rafael Ortega Basagoiti 95 D I S C O S TELEMANN-VIVALDI una pulmonía contraída en el entierro de Scriabin, muerto prematuramente. Fue un auténtico humanista y se interesó en diversas disciplinas. Pero al mismo tiempo era un hombre y un intelectual distinto a los demás. Por ejemplo, su única ópera, Orestíada, trata uno de los asuntos más conocidos de la Antigüedad Clásica. Ninguno de sus compatriotas se interesó por esos asuntos; con la excepción del Edipo que emprendió Musorgski en su juventud y que nunca llevó a cabo. Taneiev estudió esperanto, e incluso compuso algunas piezas vocales para el idioma de la hermosa utopía de la confraternización universal. Era Taneiev de un enorme sentido autocrítico, y por eso su obra es relativamente escasa; además, carecía de la facilidad de su maestro Chaikovski, y también de su rapidez en el trabajo. Estamos ante un compositor poco dado a modernismos (pese a ser maestro de Scriabin), sólido y conservador, brahmsiano en estas dos ambiciosas piezas camerísticas que ahora nos llegan. A muchos aficionados les parecerá asombroso que durante tanto tiempo se haya podido prescindir, por olvido o negligencia, de un repertorio así. Además, no hay más que ver los cinco nombres realmente all stars que se atreven con este recital, y que tienen momentos realmente excelsos de conjunción y sentido camerísticos. Es una maravilla que, además, dura más de 82 minutos. Nunca he visto un CD que dure tanto. S.M.B. TELEMANN: Pastorelle en musique, ópera serenata. DOERTHE MARIA SANDMANN (Caleste), BARBARA FINK (Iris), MATHIAS HAUSMANN (Damon), LYDIA VIERLINGER (Amyntas), BERNHARD BERCHTOLD (Knirfx). CAPELLA LEOPOLDINA. Director: KIRILL KARABITS. 2 SACD CAPRICCIO 71 054/55. DSD. 105’31’’. Grabación: Radio Austria, V/2004 (en vivo). Productor: Stefan Schennach. Ingeniero: Franz Honegger. Distribuidor: Gaudisc. N PN El inmenso catálogo telemanniano reserva todavía muy probablemente infinidad de sorpresas. Esta pastoral, grabada por primera vez de forma íntegra, es una obra agradable pero de no demasiadas pretensiones. Un entretenimiento solventado por el compositor con su acostumbrado buen hacer. Sin embargo, no faltan algunas originalidades de estilo, como en la graciosa obertura de carácter rítmico, dotada también de una parte lírica central. Karabits se enfrenta con soltura a la mezcla de estilos que forman la trama de la partitura y le otorgan una indudable variedad, desde el ambiente popular a lo pastoral fingido. Una versión de calidad mantenida, salvo ligeras caídas de tensión propias de las tomas en vivo, dotada de sentido del humor, bien tocada y cantada, que pone en pie con eficacia una música funcional. 96 E.M.M. Sylvain Cambreling ENERGÍAS DE ALTA Y BAJA INTENSIDAD SCIARRINO: Quaderno di strada, 12 canti e un proverbio per baritono e strumenti. OTTO KATZAMEIER, barítono. KLANGFORUM WIEN. Director: SYLVAIN CAMBRELING. KAIROS 0012482 KAI. 42’27’’. Grabación: 2005. Productores: Harry Vogt, Barbara Fränzen, Peter Oswald. Ingeniero: Udo Wüstendörfer. Distribuidor: Diverdi. N PN Con Quaderno di strada, 12 cantos y un proverbio para barítono e instrumentos (2003) penetramos en el territorio sonoro de un Salvatore Sciarrino (Palermo, 1947) más conciso y lacónico, más imaginativo y fluctuante que nunca. El compositor ha refinado y despojado todavía más su discurso musical para quedarse con los elementos, trazos y gestos más cargados de significado dentro de su particular repertorio formal. Aparece de nuevo aquí ese singular modo de canto, destilación espectral de aquél conocido en la Italia barroca como “sillobazione scivolata” (rápidos crescendo-decrescendos interrumpidos de improviso), del que el autor se sirviera a la hora de elaborar una de sus composiciones más célebres, Luci mie traditrici, utilizado ahora con la máxima conciencia de sus posibilidades expresivas; en ello tiene mucho que ver sin duda la elevada precisión vocal y marcada convicción del gran barítono Otto Katzameier, acostumbrado a los mayores desafíos, los planteados por obras de Berio o, TESSARINI: Contrasto Armonico. COMPAGNIA DE MUSICI. Director: FRANCESCO BARONI. SYMPHONIA SY 03206. DDD. 64’17’’. Grabación: Rimini, X/2003. Productores: Sigrid Lee y Roberto Meo. Ingeniero: Roberto Meo. Distribuidor: Diverdi. N PN Muy poco conocida aún, la música de Carlo Tessarini de Rímini (c.1690-c.1766) luce todas sus galas en este disco del sello Symphonia. Una antología extraída del Contrasto Armonico op. 10 y de las Introduzione op. 11 había sido ya grabada por Balasz Maté y su conjunto húngaro Aura Musicale para el sello Hungaroton, pero aquí Francesco Baroni, junto a un ejemplo de esa misma op. 10 (c. 1748), nos ofrece dos conciertos para violín de su Op. 1 (c. 1724) y uno para flauta conservado en un manuscrito sin datar, los tres de típica estructura vivaldiana, además de dos sinfonías publicadas en Amsterdam en 1764 y un amplio capricho musical en siete partes titulado L’arte di nuova modulazione (1762). Música variada, pero siempre original, de notable inspiración melódica y texturas densas, incluso en las piezas más galantes, como las sinfonías, que cuentan con sin ir más lejos, del mismo Sciarrino. Por otra parte, la escritura instrumental ha cristalizado en un amplio catálogo de células, intervalos y hasta silencios portadores de color, de ecos, de energías de alta y baja intensidad. Casi nada suena del modo acostumbrado en virtud de técnicas inhabituales de pulsación o soplo, en una búsqueda constante de nuevos timbres. De este modo los acuosos glissandos de las cuerdas, los desabridos trinos de las maderas y los febriles acentos de la percusión, cortesía todo de un ingrávido Klangforum Wien dirigido con prestancia por Sylvain Cambreling, conforman las trece piezas de esta constelación sonora que aúna rigor constructivo y el más sugestivo poder evocador. Javier Palacio Tauste una parte escrita para trompas de caza ad libitum. La Compagnia de Musici ofrece versiones de impecable musicalidad y contrastes bien marcados entre los vitalistas movimientos rápidos y la dulce melancolía de los lentos. Ágil y fantasioso el violín solista de Susanne Scholz, mientras que la flautista Stefania Marusi muestra un sonido expresivo y de suficiente variedad, aunque algo irregular. P.J.V. VAUGHAN WILLIAMS: Hacia una región desconocida. WillowWood. La voz desde la tormenta. Cinco variantes de Dives and Lazarus. Los hijos de la luz. RODERICK WILLIAMS, barítono. REALES CORO Y ORQUESTA FILARMÓNICA DE LIVERPOOL. Director: DAVID LLOYD-JONES. NAXOS 8.557798. 61’51’’. Grabación: Liverpool, II-V/2005. Productor: Adrian Hunter. Ingeniero: Mike Clements. Distribuidor: Ferysa. N PE El mayor interés de este disco radica en que recoge la primera grabación mundial de Willow-Wood, una cantata sobre texto de Dante Gabriel Rossetti escrita por Vaughan Williams en 1903 en versión D I S C O S TELEMANN-VIVALDI para barítono y piano y orquestada en 1909. Es una pieza inequívocamente de su autor, con ese lirismo tan suyo, idílico por momentos, y que no merecía el olvido al que el propio compositor pareció someterla. El texto de La voz desde la tormenta (1947) procede del Libro de Job y la música es adaptación de la Gallarda de los Hijos de la Mañana de Job: A Masque for Dancing. Los hijos de la luz (1951) se sirve de unos poemas de quien muy pronto sería su mujer, Ursula Wood, y se ocupa de la historia de la Creación entreverada con mitos griegos y signos del zodiaco. Las Cinco variantes de Dives and Lazarus (1939) y Hacia una región desconocida (1907) son dos de las obras más conocidas de su autor, la primera relacionada con su gusto por la música tradicional inglesa y la segunda con su devoción por Walt Whitman. El resultado, pues, es un disco que muestra distintos caminos en la obra de Vaughan Williams, y en ese aspecto —además de por la composición inédita que presenta— tiene su interés, aunque se trate también, en cierta medida, de obras menores. La interpretación de David Lloyd-Jones con el Coro y la Orquesta Filarmónica de Liverpool — unos conjuntos sólo regulares a juzgar por esta grabación— no alcanza la altura de otras de sus presencias en Naxos dirigiendo música británica. Correcto el barítono. Así, pues, para las Cinco variantes… quedémonos con Handley (EMI) y para Hacia una región desconocida con Best (Hyperion). C.V.W. VIVALDI: Las cuatro estaciones. JANINE JANSEN, violín; CANDIDA THOMSON Y HENK RUBINGH, violines; JULIAN RACHLIN, viola; MAARTEN JANSEN, violonchelo; STACEY WATTON, contrabajo; ELISABETH KENNY, tiorba; JAN JANSEN, órgano y clave. VIVALDI DECCA 475 6293. DDD. 38’20’’. Grabación: V/2004. Productor: Dominic Fyfe. Ingeniero: Jürgen Bulgrin. Distribuidor: Universal. N PN Esta grabación de Las cuatro estaciones parece una especie de peaje en la prometedora carrera discográfica de la jovencísima Janine Jansen. Peaje, por lo innecesario de la propuesta. Peaje, por la solución comercial de una industria en crisis que se limita a grabar una y otra vez las mismas obras con sus estrellas. El tratamiento de estrella del pop que se ha puesto tan de moda se nota claramente con tan sólo abrir el libreto adjunto, una recopilación de fotografías en diversas poses encaminadas a realzar su belleza y un texto muy cursi firmado por ella. Pero al margen de política empresarial, hay que reconocer que Janine Jansen es una muy buena solista. Aunque no aporte nada en el terreno filológico Ottavio Dantone LA ÓPERA DE LOS CINCO DÍAS VIVALDI: Tito Manlio RV 738-A. NICOLA ULIVIERI, bajobarítono (Tito); KARINA GAUVIN, soprano (Manlio); ANN HALLENBERG, mezzo (Servilia); MARIJANA MIJANOVIC, contralto (Vitellia); DEBORA BERONESI, mezzo (Lucio); BARBARA DI CASTRI, mezzo (Decio); MARK MILHOFER, tenor (Geminio); CHRISTIAN SENN, bajo-barítono (Lindo). ACCADEMIA BIZANTINA. Director: OTTAVIO DANTONE. 3 CD NAÏVE OP 30413. 184’57’’. Grabación: Rávena, VII/2005. Productor: Jean-Pierre Loisil. Ingeniero: Pierre-Antoine Signoret. Distribuidor: Diverdi. N PN Nueva ópera para la Edición Vivaldi de Naïve, en esta ocasión Tito Manlio, obra terminada en sólo cinco días, como dejó escrito orgulloso el compositor en la primera página de su manuscrito. Unas prisas que se justificaban por la necesidad de tener lista la composición para ser representada a finales de enero de 1719, con motivo de las bodas entre el landgrave Philippe de Hesse-Darmstad, gobernador imperial de Mantua, donde Vivaldi trabajaba por entonces como maestro de capilla de cámara, y la Princesa Leonor de Guastalla, compromiso anunciado por sorpresa en la Navidad anterior y que se rompería antes de que se celebraran las nupcias, por lo que el esfuerzo del compositor resultó baldío. Finalmente, Tito Manlio, que contaba con un antiguo libreto de Matteo Moris ambientado en la Roma republicana, se estrenaría durante los Carnavales de aquel mismo año, aunque con mucha menos pompa de la prevista en un principio, pues llegaron a utilizarse los mismos decorados y vestuarios del título que se había representado anteriormente, Il Teuzzone, obra también del maestro veneciano. Como era norma, Vivaldi recurrió al arreglo de piezas ya escritas, aunque sólo siete de los 41 números de la ópera han podido ser identificados. En cualquier caso, la obra impresiona por su variedad (incluyendo el generoso uso de instrumentos obligados en las arias, hasta ocho: trompa de caza, oboe, vio- (aspecto éste que ni le va ni le viene) ni en el puramente musical, con opciones gemelas a manos de intérpretes como Perlman o la misma Anne-Sophie Mutter, sí posee un bellísimo sonido y una musicalidad fuera de toda duda. Para esta versión ha escogido una visión muy camerística acompañada de músicos jóvenes (parte de ellos de su propia familia). La transparencia de los planos y el violinismo energético de la holandesa son sus principales atractivos. La duración del disco, no. No vaya a ser que el oyente se aburra de tanto Vivaldi… C.V.N. lonchelo, viola d’amore, trompeta, fagot, y un par de modelos de flautas dulces) y su fuerza expresiva, que queda magníficamente atrapada en esta interpretación vigorosa y elegante de Ottavio Dantone. Desde la sinfonía de arranque, adjudicada al Concierto RV 146, hasta el coro final, el ritmo teatral, siempre problemático en las óperas barrocas, no decae en ningún momento. La Accademia Bizantina acompaña con virtuosismo, intensidad en el fraseo y extremada finura a un elenco en el que destacan muy especialmente tres voces femeninas, la de Karina Gauvin, soprano de timbre bellísimo y una vibración natural que usa con maestría para dar variedad y color a su canto; la de Ann Hallenberg, mezzo delicadísima, que hace maravillas en Tu dormi in tante pene, con el bellísimo acompañamiento de una viola d’amore, uno de los momentos más sugerentes de toda la obra; y la de Marijana Mijanovic, contralto tan capaz de las agilidades más peliagudas como del lirismo más delicioso, como muestra esn Di verde ulivo, aria con obligado de violonchelo, hecho no demasiado común para fecha tan temprana. El joven bajo-barítono Nicola Ulivieri compone un intenso y bien cantado, algo lineal acaso, Tito, y no deja de resultar sorprendente el oscuro timbre de Debora Beronesi y Barbara di Castri, cumplidoras, como Christian Senn, en sus respectivos roles. Pablo J. Vayón VIVALDI: Conciertos RV 95, 101, 108, 163, 442, 443 y 444. DOROTHEE OBERLINGER, flauta dulce y flautín. SONATORI DE LA GIOIOSA MARCA. ARCANA A 330. DDD. 58’30’’. Grabación: Treviso, IX/2004. Productores: Richard Lorber y Michel Bernstein. Ingenieros: Michel Bernstein y Anne Decoville. Distribuidor: Diverdi. N PN Desde que a principios de los 90 Il Giardino Armonico grabase para Teldec la integral de los Concerti da camera de Vivaldi en cuatro discos que marcaron una época, esta música se ha registrado en infinidad de ocasiones y con criterios 97 D I S C O S VIVALDI-VARIOS muy diferentes, hasta el punto de que cada vez resulta más complicado convencer a los aficionados de que adquieran una nueva versión de obras tan difundidas. Por eso a menudo se buscan pequeños detalles novedosos que puedan hacer apetecible el producto. Es el caso de este disco que, por ejemplo, emplea una zanfoña en el continuo del RV 95, La Pastorella; que en el Andante del RV 163, compuesto enteramente para cuerdas, añade una parte de flautín escrita específicamente por Giorgio Fava, primer violinista del grupo, o que incluye una versión primitiva, incompleta, del movimiento lento del RV 442 (quizás habría sido mejor colocarlo al final del disco, como apéndice). Los Sonatori de la Gioiosa Marca usan para los RV 442, 443 y 444, escritos para flauta o flautín, cuerdas y continuo, el mismo criterio camerístico (voz por parte) que para el resto del programa. Los resultados son estimulantes. Dorothee Oberlinger tiene un sonido cálido, fluido y elegante, capaz de superar siempre los arduos escollos de la escritura vivaldiana, y el conjunto suena transparente y refinado, con articulaciones muy marcadas, pero contrastes suaves y en gamas dinámicas de progresiones muy bien calculadas. P.J.V. VIVANCO: Missa Crux Fidelis. Motetes. CORO DEL KING’S COLLEGE. Director: DAVID TRENDELL. GAUDEAMUS CD GAU 346. DDD. 64’14’’. Grabación: Londres, IX/2003. Productor: Gareth Wilson. Ingeniero: David Wright. Distribuidor: Diverdi. N PN Este disco presenta la primera grabación mundial de la Misa Crux Fidelis y de varios motetes de Sebastián de Vivanco (c. 1551-1622) a cargo del Coro del King’s College de Londres, típico conjunto coral británico, con formación numerosa (aquí cercana a la treintena) y niños en las voces agudas. Interpretaciones planas y poco contrastadas en el terreno expresivo (los motetes fúnebres suenan igual que los marianos), con un empaste y una afinación más que notables y aceptable claridad de texturas pese al desequilibrio habitual hacia la región aguda. Con todo, lo peor es desde luego el pulido absoluto de cualquier arista al que se somete a una música que apunta ya al mundo de afectos del Barroco. P.J.V. WOLF: Canciones sobre textos de Mörike. WERNER GÜRA, tenor; JAN SCHULTSZ, piano. HARMONIA MUNDI HMC 901882. DDD. 64’19’’. Grabación: Neumarkt, Oberpfalz, XI y XII/2004. Productor e ingeniero: Markus Heiland. N PN Eduard Mörike es una especial queren- 98 cia dentro de la obra cancioneril de Hugo Wolf, constante de unas 300 pie- zas. El poeta cuenta con 53 títulos compuestos en 1888. De ellos, este compacto incluye una mitad, suficiente para comprobar que la variedad de humores de Mörike (alegría súbita, angustia igualmente repentina, melancolía, reflexión serena, narración exaltada, paisajismo solitario) casa a la perfección con el mundo wolfiano. Parece que el escritor hubiera redactado expresamente las letras de estas canciones como tales, una suerte de ideal encargo diferido del propio Wolf. Güra ofrece unas lecturas ejemplares de este ceñido repertorio, que por contar con numerosos referentes y exigir un dominio estilístico muy apurado, plantean altas exigencias. La voz de Güra, pequeña de extensión, de timbre y de volumen, se presta especialmente, por estas limitaciones, al mundo camerístico. A su servicio hay un cantante que sabe explotar al máximo sus medios, emite con exquisitez y variedad, dice con impecable limpieza y recita con la multiplicidad de acentos que el orbe wolfiano propone y demanda. Con unos comparables elegancia y entendimiento lo secunda y empareja Schultsz, que puede sortear algunos pasajes de bravura, recorrer con pericia y minucia las armonías del compositor, y acolchar suficientemente las atmósferas requeridas en cada pieza, a la vez que permite imaginar una tarea de estudio exhaustiva y eficaz junto al tenor. B.M. RECITALES MARTHA ARGERICH Y SUS AMIGOS. Prokofiev: Sinfonía nº 1 (arr. R. Terashima). MARTHA ARGERICH Y YEFIM BRONFMAN, pianos. Chaikovski: Suite de “El Cascanueces” (arr. Nicolas Economu). MARTHA ARGERICH Y MIRABELA DINA, pianos. Shostakovich: Trío con piano nº 2. MARTHA ARGERICH, piano; MAXIM VENGEROV, violín; GAUTIER CAPUÇON, violonchelo. Brahms: Sonata para violín y piano nº 3.. MAXIM VENGEROV, violín; LILIA ZILBERSTEIN, piano. Schubert: Trío con piano nº 1. YEFIM BRONFMAN, piano; GAUTIER CAPUÇON, violonchelo; RENAUD CAPUÇON, violín. Schumann: Quinteto con piano op. 44. MARTHA ARGERICH, piano; DORA SCHWARZBERG, RENAUD CAPUÇON, violines; NORA ROMANOFF-SCHWARZBERG, viola; MARK DROBINSKI, violonchelo. Sonata nº 1 para violín y piano. GÉZA HOSSZU-LEGOCKY, violín; MARTHA ARGERICH, piano. Dvorák: Cuarteto con piano nº 2.. WALTER DELAHUNT, piano; RENAUD CAPUÇON, violín; LIDA CHEN, viola; GAUTIER CAPUÇON, violonchelo. 3 CD EMI 3 30312 2. DDD. 65’12’’, 63’19’’, 79’22’’. Grabaciones: Lugano, VI/2002, VI/2003 y VI/2004 (en vivo). Productor e ingeniero: Ulrich Ruscher. N PN N uevo volumen de la serie Martha Argerich y sus amigos, grabado en vivo durante las sesiones del Proyecto Argerich en Lugano, en el que, como cabe esperar por el diverso nivel de las participaciones, hay de todo. El primer disco concentra quizá lo más excepcional del álbum. La transcripción para dos pianos de la Sinfonía Clásica de Prokofiev realizada por Rikuya Terashima funciona muy bien en las manos de Argerich y Bronfman, que despliegan una traducción inquieta, llena de vivacidad rítmica, gracia y colorido, y con el magnetismo y energía que caracterizan a la argentina. Una delicia. Otro tanto puede decirse del arreglo del desaparecido Economu de la Suite de “El Cascanueces”, aunque esta lectura no supere la que el autor de la transcripción grabara junto a la misma Argerich para DG. El Trío nº 2 de Shostakovich, por su parte, encuentra a Argerich, Vengerov y Gautier Capuçon en estado de gracia. La interpretación, muy rica en contrastes, intensa en el ritmo y sin concesiones en cuanto a crudeza expresiva, tiene toda la amarga intensidad que uno espera de esta obra, servida también muy bien por la discografía, entre otros por la propia Argerich junto a Kremer y Maiski (DG, también en vivo), o la inolvidable de Richter, Kagan y Gutman (Live Classics). En cualquier caso, la que aquí se ofrece es una interpretación sensacional, de las que arrastra y cautiva desde el primer compás al último. El plato fuerte del segundo disco del álbum es la Tercera Sonata para violín y piano de Brahms, negociada con total acierto expresivo por el tándem Vengerov-Zilberstein, aunque sea difícil olvidar a otros célebres intérpretes de la pieza, empezando por Oistrakh (con Yampolsky, EMI), Perlman (con Ashkenazi, EMI) o Zukerman (con Barenboim, DG). El primer Trío de Schubert corre a cargo de los hermanos Capuçon junto al antes citado Bronfman. La traducción es bastante satisfactoria, pero no alcanza el encanto e intensidad que pide este crepuscular Schubert, presente en cambio en algunas alternativas extraordinarias disponibles en la discografía (Beaux Arts, Philips, o el trio Oistrakh-Oborin-Knushevitzki, EMI). El último disco es probablemente el más flojo del álbum. El Quinteto de Schumann es una de las obras camerísticas favoritas de Argerich. Existe de hecho una grabación suya anterior, también para EMI (con Schwarzberg, Maiski, Imai y Lucy Hall). En la aquí ofrecida, el tempo general, endemoniadamente rápido, es sin duda su influencia, en ocasiones (algunos momentos del primer tiempo) hasta el punto de afectar a la claridad. Pero el principal problema reside, como se comentó al principio, cuando el nivel de los otros participantes resulta, como aquí, demasiado distante del de la pianista. Así, hay puntos en que alguno de los intérpretes de cuerda (Schwarzberg, Drobinski) evidencia una afinación bastante menos que redonda. La versión D I S C O S VIVALDI-VARIOS tiene, sin la menor duda, el sello “energético” de Argerich, pero su realización y equilibrio están lejos de las mejores de la discografía, desde Richter con el Cuarteto Borodin (Teldec) a la del Trío Beaux Arts (con Rhodes y Bettelheim, Philips), pasando por Zacharias/Cherubini (también EMI). Lo mismo puede decirse de la Sonata nº 1 de Schumann, donde el joven Hosszu-Legocky evidencia una distancia técnica y artística con Argerich verdaderamente sideral (ya lo hizo en el recital madrileño de este año). La propia Argerich dispone en la discografía de una alternativa claramente preferible junto a Kremer (DG). A un nivel algo superior y más homogéneo se encuentra el Cuarteto op. 87 de Dvorák por los hermanos Capuçon, con la discreta contribución de la hija de Argerich a la viola y la competente de Walter Delahunt al piano. No obstante, también aquí cuenta la discografía con dos alternativas preferibles, las de Pressler junto al Cuarteto Emerson (DG), o la del Trío Beaux Arts con Trampler (Philips). En resumen, álbum de variable nivel (nada sorprendente, repito), pero con cosas, sobre todo en lo que se refiere al primer disco, extraordinarias. Presentación cutre donde las haya (apenas el listado de las pistas y fechas de grabación: no hay una sola nota sobre obras o intérpretes) y tomas de sonido excelentes. R.O.B. Emil Gilels DE LOS MÁS GRANDES EMIL GILELS. Pianista. Chopin: Nocturno op. 48, nº 1. Sonatas nº 2 op. 35 y nº 3 op. 58. Concierto para piano y orquesta nº 1 Op. 11. ORQUESTA FILARMÓNICA DE MOSCÚ. Director: KIRILL KONDRASHIN. Andante spianato y Gran Polonesa brillante op. 22. ORQUESTA SINFÓNICA DEL ESTADO DE LA URSS. Director: KIRILL KONDRASHIN. LISZT: Sonata en si menor (2 grabaciones). Rapsodias húngaras nºs 9 y 15. Valse oubliée nº 1. Concierto para piano y orquesta nº 1. ORQUESTA SINFÓNICA DEL ESTADO DE LA URSS. Director: KIRILL KONDRASHIN. Schumann: Sonatas nºs 1 op. 11 y 2 op. 22. Carnaval op. 9. PROKOFIEV: Sonatas nº 2 op. 14 y nº 8 op. 84. Visiones fugitivas (selección) op. 22. Tocata op. 11. Marcha de “El amor de las tres naranjas”. Scriabin: Sonata nº 3 op. 23. Preludios op. 74. Medtner: Sonata op. 22. Debussy: Pour le piano. Images, libro I. Estampes. Ravel: Le Tombeau de Couperin (Prelude, Forlane, Tocata). Pavana para una infanta difunta. Jeux d’eau. Chaikovski: 6 piezas op. 19. Concierto para piano y orquesta nº 1 op. 23 ORQUESTA SINFÓNICA DEL ESTADO DE LA URSS. Director: KIRILL KONDRASHIN. Glazunov: Sonata nº 2 op. 75. Rachmaninov: Daisies op. 38, nº 3. Vocalise op. 34, nº 14. Preludios op. 3, nº 2; op. 23, nºs 2, 10 y 5; op. 32, nº 11. Étude-tableau op. 39, nº 5. Concierto para piano y orquesta nº 3 op. 30. ORQUESTA SINFÓNICA DEL ESTADO DE LA URSS. Director: KIRILL KONDRASHIN. Brahms: Baladas op. 10. Fantasías op. 116. Weber: Sonata op. 39. 10 CD BRILLIANT 92615. ADD. 68’50’’, 73’57’’, 78’38’’, 70’21’’. 50’54’’, 66’08’’, 78’37’’, 72’18’’, 71’27’’ y 72’12’’. Grabaciones: Archivos históricos de Rusia, 1949-1984. Distribuidor: Cat Music. H PE Pues el comentario de este álbum es de lo más sencillo: ¡a por él! Para empezar, diez discos de este grandísimo artista por treinta euros es un chollo. Lo es aunque algunas grabaciones dejen en evidencia a la tecnología soviética, especialmente las antiguas (de los 60 para atrás). Porque el interés interpretativo es de tal categoría que la cosa no tiene duda. Da igual que hablemos de la Segunda Sonata de Chopin, que pone los pelos de punta, o de un soberbio Tercer Concierto de Rachmaninov, que hubiera podido ser una verdadera referencia (y aún estoy por decir que casi lo es) si no fuera por la penosa grabación de 1949. Todo lo que contiene la caja ha sido publicado con anterioridad, aunque desde luego, al menos en su mayoría, no a un precio tan irresistible. Y no vamos a descubrir a estas alturas la importancia de sus versiones de Prokofiev (sencillamente irresistible), Scriabin, Chaikovski o Brahms. Pero hay también un Debussy de primera —Jardins sous la pluie— y un Liszt sensacional. Cierto, hay alguna cosa que quizá pediría algo menos de nervio (Carnaval de Schumann), pero el nivel general es soberbio, técnica y musicalmente, con la espontaneidad que da el hecho de que se trata de grabaciones en vivo. Quienes tuvieran la dicha de asistir a los mismos debieron de guardar un recuerdo imborrable, porque el nivel es formidable. Una verdadera delicia de principio a fin, a un precio que no se puede discutir. En resumen, vuelta al principio: un álbum que ningún admirador de este grandísimo pianista debe dejar pasar. En realidad un álbum que ningún buen aficionado al piano debería dejar pasar. Era, sin la menor duda, uno de los más grandes del pasado siglo. De verdad, no se lo pierdan. Rafael Ortega Basagoiti VARIOS CONCIERTOS PARA VIOLÍN Y ORQUESTA DE COMPOSITORES NEGROS DE LOS SIGLOS XVIII Y XIX. Obras de Chevalier de Meude-Monpas, Chevalier de Saint-Georges, Joseph White y Samuel Coleridge-Taylor. RACHEL BARTON, violín. ENCORE CHAMBER ORCHESTRA. Director: DANIEL HEGE. CEDILLE CDR 90000 035. DDD. 75’17’’. Grabación: Illinois, VI/1997. Ingeniero: Lawrence Rock. Productor: Lawrence Ginsburg. Distribuidor: LR Music. N PN Puesto que cualquier nexo o hilo conductor puede servir para conformar un CD, siempre que su interés quede garan- tizado, valga de muestra este disco que reúne cuatro obras de cuatro compositores negros cuya peculiaridad añadida es la de que ninguno de ellos utiliza en sus respectivas composiciones melodías o ritmos africanos, siendo los cuatro de antepasados más o menos inmediatos del continente negro. El interés es indudable. Y la calidad de cada una de las obras, indiscutible. Encuadradas las dos primeras en el periodo clásico y las otras dos en un periodo posterior, es notable la asimilación que de las tradiciones y los estilos de la Europa occidental hacen los autores que nos ocupan. Mozart, Brahms, Chaikovski, Wieniawski, Sibelius y algunos otros pueden venirnos enseguida a la mente al escuchar sus obras, pero no se trata de simples imitaciones: hay bastantes más cosas en ellas. Del Chevalier de Meude-Monpas no son muchos los datos precisos que se tienen. Sí se sabe que nació en París, que sirvió como mosquetero a Luis XVI de Francia y que murió en Berlín. Su Concierto para violín nº 4 en re mayor, escrito hacia 1786, aquí en primera grabación mundial, es de corte perfectamente clásico, fresco, espontáneo y perfectamente asimilable a tantos otros de la época. Justamente contemporáneo de Mozart, el Chevalier de Saint-Georges (1745-1799), descendiente de esclavos de las Antillas, ofrece un clasicismo más redondo, más 99 D I S C O S VARIOS depurado y sedimentado en su Concierto para violín en la mayor, op. 5, nº 2, obra de 1775, refinada y plena de inspiración: puente entre las obras de los más virtuosos violinistas-compositores del barroco y algunos otros del siglo XIX como Vieuxtemps y Wieniawski. Joseph White, en realidad José Silvestre de los Dolores White y Lafitte (1835-1918), nacido en Matanzas (Cuba), distinguido con la Orden de Isabel la Católica durante su estancia en España, aporta la más virtuosística del conjunto de cuatro obras, Concierto para violín en fa sostenido menor (por primera vez en CD), escrita en 1864 y que remata con un típico y reconocible motivo étnico-folclórico húngaro. De Samuel Coleridge-Taylor (1875-1912), nacido cerca de Londres, tenemos la pieza, en un movimiento, que cierra tan interesante CD: la composición más armónicamente sofisticada y temáticamente más compleja de cuantas integran el mismo, Romance en sol mayor para violín y orquesta, escrita en 1899 y ahora presentada en primera grabación mundial. Notable prestación de la buena orquesta Encore Chamber y una mención especial a la sobresaliente actuación de la violinista Rachel Barton. Esta joven artista de Chicago extrae — con aparente facilidad— de su singular violín, el “ex Lobkowicz” elaborado por Antonius & Hieronymous Amati de Cremona en 1617, las más bellas y difíciles notas, con un virtuosismo siempre al servicio de la fidelidad a las partituras, con un sonido bello y pleno, sin mácula, de una gran ductilidad, incisivo pero nunca duro. J.G.M. CONSORT SONGS. Obras de Byrd, Ward, Wigthorpe, Bennett, Nicholson, Ferrabosco II, Gibbons y Anónimo. JILL FELDMAN, soprano. CONCERTO DELLE VIOLE. OLIVE OM 004. DDD. 66’49’’. Grabación: Arezzo, IX/2003. Productores: Mario Martinoli y Kees Boeke. Ingeniero: Valter Neri. Distribuidor: Diverdi. N PN ráneos suyos. Las versiones, debidas a una soprano de timbre muy peculiar precisamente porque se le adivina una voluntaria renuncia a cualquier “artificio” de impostación y a un conjunto de cuatro violistas, transmiten una sensación de fresca espontaneidad que algunos probablemente no compense de un grado mayor de redondez en todos los registros de la cantante y de precisión en el acompañamiento. A.B.M. ON CHRISTMAS DAY. New Carols from King’s. CORO DEL KING’S COLLEGE DE CAMBRIDGE. Director: STEPHEN CLEOBURY. 2 CD EMI 5 58070. 91’09’’. Grabación: Cambridge, 1998-2005. Productores: Stephen Jones y Simon Kiln. Ingenieros: Simon Rodees y Simon Eadon. N PN Dentro de la avalancha de música navideña fruto de las fechas correspondientes, este álbum de dos discos se desmarca de lo habitual por acoger música del siglo XX, mayoritariamente británica — las únicas excepciones son Arvo Pärt y Peter Sculthorpe— y escrita por autores vivos, excepto en el caso de Lennox Berkeley. A quien le asuste la palabra contemporáneo puede dejar fuera cualquier a priori, pues en todos los casos se trata de música muy directamente accesible, sin mayores problemas al respecto, y con alguna que otra pieza ciertamente extraordinaria, como las pertenecientes a James McMillan, Judith Weir, Harrison Birtwistle o Thomas Adès. No habría espacio para analizar todas ellas, pero vale la pena añadir el resto de los apellidos que forman la nómina de compositores aquí recogidos: Chilcott, Rodney Bennet, Bingham, Harvey, Holloway, Dove, Rutter —vaya—, Casken, Maxwell Davies, Goehr, Swayne, Burrell, Woolrich, Maw y Paulus. Un disco que interesará a los aficionados y a los profesionales de la música coral que quieran ampliar su horizonte. C.V.W. S in 100 duda, como se apunta en los comentarios de la carpetilla, una de las contribuciones británicas más originales a la historia de las formas musicales, la canción con acompañamiento de entre tres y cinco violas da gamba es no obstante una de las más olvidadas. Su nacimiento, fruto del cruce entre la canción con acompañamiento de instrumento de cuerda pulsada (el laúd principalmente) y el consort of viols, es contemporáneo de una reforma religiosa que por supuesto ni se limitó a la figura de un monarca ni se produjo súbitamente, sino que en su implantación abarcó por lo menos un siglo repartido a partes iguales entre el XV y el XVI. De este proceso, con sus avances, detenciones y retrocesos, se encontrarán clarísimas huellas en los temas de los textos puestos en música en esta selección de composiciones debidas a William Byrd (1543-1623) y un puñado de contempo- DAME DE DEUIL. Ofrendas musicales a Margarita de Austria. Obras de de la Rue, de la Torre, Agricola, Obrecht, Brumel, des Prez y anónimos. LA MORRA. ELS JANSSENS, mezzo. ETCETERA KTC 4011. DDD. 62’23’’. Grabación: Binningen, I/2005. Productor: Koen Uvin. Ingeniero: Harry De Winde. Distribuidor: Diverdi. N PN Margarita de Austria era hija del emperador Maximiliano I y María de Borgoña. El doble enlace matrimonial de ella y de su hermano Felipe “El Hermoso” con el príncipe Juan y la princesa Juana, hijos de los Reyes Católicos, terminó de la trágica forma que los españoles conocemos muy bien, con la temprana muerte del príncipe Juan y años después con la de su hermano Felipe. Margarita influyó en la educación y el cuidado de su sobrino Carlos, el futuro emperador Carlos V Habsburgo y rey Carlos I de España. Nombrada gobernadora general de los Países Bajos, ocupó este cargo durante casi 25 años y lo ejerció con prudencia y eficacia desde su corte de Malinas, donde vivió en soledad y luto permanente. Amante de la pintura, la poesía y la música, su biblioteca conservaba valiosos códices de los que algunos contienen obras a ella dedicadas y entre las que figuran muestras de los grandes Josquin, Obrecht y especialmente Pierre de la Rue, que estuvieron al servicio de la corte borgoñona. Se graban por primera vez en este CD y en esto radica el mayor interés del mismo. Los intérpretes han hecho la elección, discutible desde un punto de vista musicológico pero muy ajustada al contexto del personaje, de cantar unos textos, que recogen lamentos y tristezas, con una sola voz solista narradora acompañada por diferentes instrumentos. La calidad de la grabación deja un tanto que desear, pues los instrumentos de viento no suenan suficientemente nítidos y la solista vocal resulta un poco opaca. Un disco para melómanos interesados por la historia o viceversa. En cualquier caso, el joven conjunto La Morra, cuyo nombre debe estar tomado de un conocido juego de origen italiano, da muestras de un oficio y dedicación prometedores. J.L.F.G. EL LIBRO DE LOS GANSOS. Música medieval alemana. SCHOLA HUNGARICA. MATTHIAS ANK, órgano. Directores: LÁSZLÓ DOBSZAY Y JUNKA SZENBDREI. NAXOS 8.557412. DDD. 70’53’’. Grabación: Wendelstein y Nuremberg, 2002-2003. Productores: Susette Clausing, Volker Schier y Corine Schleif. Ingenieros: Thilo Grahmann y Klaus Brand. Distribuidor: Ferysa. N PE La ciudad de Nuremberg conoció probablemente su momento de mayor esplendor económico, político y social en el paso del siglo XIV al XV. Fue por aquel entonces cuando los responsables de una de sus principales parroquias, la de San Lorenzo, decidieron recopilar y ordenar la música litúrgica para coro vigente en la ciudad. El resultado fueron 1120 páginas divididas en dos volúmenes que se publicaron en 1507 y 1510. El nombre de Libro de los gansos procede de una de las miniaturas, correspondiente al día de la Ascensión, donde se ve a un coro de gansos dirigidos por un lobo mientras un zorro acecha a los cantores. De esa fuente, hoy conservada en Nueva York, procede la que en este disco se anuncia como mínima pero significativa selección. Alterna con números para órgano, pues la presencia de este instrumento en alternancia con el coro a cappella se da por historiográficamente documentada. La mayor parte de las dieciséis pistas viene ocupada por fragmentos de diferentes misas, seguramente a la espera de futuras grabaciones integrales. En cinco casos se trata de primeras grabaciones absolutas. D I S C O S VARIOS Como documento, el valor es innegable y las ejecuciones de las monodias son más que aceptablemente competentes. Signo de los tiempos, para el acceso de los textos se remite a Internet. A.B.M. MÚSICA SACRA EN LA ÉPOCA DE CARLOS V. Obras de Crecquillon, Willaert, Anchieta, Morales, Robledo, Ducis, Hellinck y Lasso. CAPILLA PRÍNCIPE DE VIANA. Director: ÁNGEL RECASENS. COMUNIDAD DE MADRID 5.1734. DDD. 55’29’’. Grabación: Gante, IV y V/2000. Ingeniero: Markus Heiland. Distribuidor: LR Music. R PN Al amparo de la buena acogida de su disco cervantino, se reeditan algunos otros trabajos de la Capilla Príncipe de Viana (ahora llamada La Grande Chapelle) de Ángel Recasens. Publicado por la Comunidad de Madrid con motivo del quinto centenario del nacimiento de Carlos V, este disco hace un recorrido por música religiosa de la época: salmos, motetes, partes de misa (Se dire ie l’osoie de Crecquillon), corales luteranos (de los dos compositores menos conocidos de la recopilación: Benedictus Ducis y Lupus Hellinck) y un par de números de las Prophetiæ Sibyllarum de Orlando de Lasso. La Capilla Príncipe de Viana se presenta aquí formada por un importante grupo de voces (hasta cuatro por parte) y un pequeño conjunto de ministriles (corneta, dos sacabuches, bajón y órgano), que acompaña en momentos puntuales. Las interpretaciones son intensas y robustas, muy empastadas (acaso demasiado, lo que ahoga a veces los detalles de los timbres individuales), bien perfiladas, sobre todo por arriba (sopranos de voces directas y cálidas) y de texturas en general suficientemente claras. Expresivamente, las piezas están muy matizadas, desde el conmovedor Circumdederunt me de Morales, quizá más espeso de la cuenta, o el severo y acongojante Libera Me de Anchieta, al exultante Kyrie de la misa de Crecquillon o al sencillo Christ lag in Todesbanden de Hellinck, en la que debe de ser una de las primeras armonizaciones de este celebérrimo coral. Muy elegante el Salve Regina de Melchor Robledo, con una intervención destacadísima de los ministriles, y transparentes y directos en su disonante entrechocar de voces los fragmentos de las Profecías de la Sibila de Lasso, que cierran el disco dejando en suspenso el ánimo del oyente. P.J.V. OBRAS CORALES PARA CUARENTA VOCES. Obras de Tallis, Pitts, Purcell, Bach, Harvey, Nystedt, Kodály y gregoriano. CORO MIXTO DE LA RADIO DE BERLÍN. Director: SIMON HALSEY. HARMONIA MUNDI HMC 801873. DDD. 79’33’’. Grabación: Berlín, IX/2004. Ingeniero: Philipp Knop. N PN Daniel Barenboim LLEGARON A RAMALA LIVE IN RAMALLAH. Beethoven: Sinfonía nº 5. Mozart: Sinfonía concertante para oboe, clarinete, fagot y trompa K. 297b. Elgar: Nimrod de las Variaciones Enigma op. 36. MOHAMED SALEH, oboe; KINAN AZMEH, clarinete; MOR BIRON, fagot; SHAROK POLYAK, trompa. WESTEASTERN DIVAN ORCHESTRA. Director: DANIEL BARENBOIM. WARNER 2564 62791-2. DDD. 69’50’’. Grabación: Palacio de la Cultura de Ramala, 21VIII-2005 (en vivo). Productor: Georg Obermayer. Ingeniero: Toine Mertens. N PN Y a hemos dado cuenta de esta bella experiencia, la de la Orquesta del Diván de Oriente y Occidente, nombre muy goetheano que les sirvió a Daniel Barenboim y al ya fallecido Edward Said como lema de su intento de que convivieran no ya las culturas, sino las personas; pues esta orquesta la forman sobre todo músicos árabes e israelíes. Como ya informaban Said y Barenboim en el anterior lanzamiento de esta orquesta (CD y DVD), se intentó dar un concierto en Cisjordania, pero no fue posible, y por fin lo consiguieron, aunque el verano pasado ya no vivía Said. La orquesta reside en verano en Sevilla, así que el gobierno español dio un pasaporte diplomático a cada uno de los músicos. El lleno fue más allá de lo absoluto; es decir, hubo más gente que plazas, mucha más gente. El resultado es emocionante, y eso late tras los sonidos de este CD, que no ha de ser juzga- Bajo el título de XL —que significa cuarenta en cifra romana pero también eXtra Largo en cuanto al tamaño de la masa coral intérprete—, este CD presenta una serie de obras para gran coro mixto que abarcan toda una panorámica de la historia de la música, desde el canto gregoriano —Veni, creator spiritus— hasta Anthony Pitts (n. 1969), quien precisamente con el título de XL nos ofrece un motete para cuarenta voces a cappella basado en la obra Spem in alium, asimismo para cuarenta voces a cappella, de Thomas Tallis (hacia 1505-1585), obra incluida al principio del presente disco. Entre ambas composiciones, Hear my prayer, O Lord, para coro mixto y órgano, de Henry Purcell (1659-1695); el Contrapunctus I de El arte de la fuga (versión original para órgano), de J. S. Bach, y la versión para coro mixto a cappella que Dieter Schnabel (n. 1930) elaboró sobre esa partitura bachiana; Come, Holy Ghost, para ocho voces a cappella, composición de Jonathan Harvey (n. 1939) tomando como material base el himno gregoriano Veni, creator spiritus; Immortal Bach, para coro mixto a cappella, que Knut Nystedt (n. 1915) escribió a partir del coral Komm, süsser Tod; la monumental Laudes Organi, fantasía que Zoltan Kodály (1882-1967) do como referencia, sino tenido en cuenta como una aportación a la paz que, al mismo tiempo, sí, es una bella referencia que no pretende desbancar las grandes aportaciones fonográficas al repertorio. Cualquier aficionado apreciará el alto nivel artístico de una Quinta beethoveniana tocada en circunstancias tan especiales; o esa convivencia de cuatro instrumentistas de viento israelíes y árabes frente a una orquesta; incluso la propina de Elgar. Uno de los músicos árabes expresaba tras el concierto su esperanza de llegar a tocar en el propio Israel. Lo que parecía imposible, empieza a verse con las manos y a tocarse con los oídos. Como demuestra este bello, emotivo CD. Según vemos, también existe en soporte DVD. Santiago Martín Bermúdez compuso sobre una secuencia del siglo XII para coro mixto y órgano; y una continuación de Sven-David Sandström (n. 1942), para coro mixto a cappella, de la obra antes mencionada de Purcell y que en el disco que nos ocupa sigue inmediatamente al motete de Tallis. En conjunto, un fascinante viaje por el universo del canto para gran coro mixto, en el que coexisten en perfecta armonía las maneras antiguas con los lenguajes modernos. Un recorrido por unos cuantos siglos de música a la mayor gloria del repertorio coral. La calidad intrínseca de las obras contenidas en este CD de Harmonia Mundi (super audio, stereo y multicanal, compatible con los tocadiscos CD standard) es suficiente para hacer las delicias del oyente, pero el Coro Mixto de la Radio de Berlín eleva esa calidad a la categoría más superior. Estamos ante unos intérpretes capaces de mil registros, de gradaciones casi infinitas, con una belleza de sonido extraordinaria; un instrumento perfectamente empastado y maleable (dúctil), que cual incesante y arrullador oleaje acaba meciendo los sentidos del oyente y sumergiéndole en un dulce estado de goce espiritual. J.G.M. 101 D I S C O S VARIOS IL PELLEGRINO. Músicas de la segunda mitad del siglo XVII procedentes de Florencia, Cataluña, Madrid, Andalucía, Portugal y Santiago de Compostela. RESONET. Director: FERNANDO REYES. COSME III ENCHIRIADIS EN 2010. DDD. 61’. Grabación: Santiago de Compostela, VI/2004. Productor: Raúl Mallavibarrena. Ingeniero: Antonio Palomares. Distribuidor: Diverdi. N PN L a excusa de imaginar qué música debió de oírse en tal o cuál ocasión solemne, en tal o cuál corte o en tal o cual iglesia, es tan buena como cualquier otra para dotar de coherencia a la intención de presentar un panorama de la música cultivada en una época y un territorio determinados. Este disco oportunamente auspiciado desde la Xunta de Galicia se remonta al viaje por media Europa que Cosme III de Medici inició en septiembre de 1668 con Santiago de Compostela como el principal de los diversos centros de peregrinación que visitó. En los comentarios adjuntos, Fernando Reyes explica en general y en detalle las razones de la selección de piezas que se considera que bien pudo escuchar el noble peregrino florentino, así como las de los arreglos practicados y los añadidos a que ha habido que recurrir como soluciones más probables allí donde ha habido falta de material original fidedigno. El fresco sonoro resultante poseerá seguramente un fuerte atractivo para los historiadores eruditos, pero sin duda para cualquiera que simplemente quiera disfrutar de un buen rato de la música que sobre todo en la Península Ibérica acompañó cotidianamente a las gentes del siglo XVII. Vocal e instrumentalmente (en el primer respecto con una contribución destacada de la soprano Mercedes Hernández), las interpretaciones tienen un nivel de calidad más que suficiente, y lo mismo cabe decir de las tomas de sonido. A.B.M. QUINTETOS CON PIANO. Obras de Bruch, Nordgren y Borodin. PIHTIPUDAS KVINTETTI. EDA 001-2. DDD. 66’48’’. Grabación: Berlín, IV/1990. Productor: Edition Abseits. Distribuidor: Gaudisc. N PN Nada se nos dice acerca de por qué esta 102 grabación de abril de 1990 se lanza quince años después en CD, ni se añaden apenas datos técnicos a la fecha del registro originario. Sea como fuere, tenemos ante nosotros un compacto servido a modo de bocadillo, en el que lo más blando, suave, masticable y asequible está fuera, y lo más duro, áspero y picante, aunque no por ello forzosamente ina- José Ramón Encinar RETRATO DEL CABALLERO QUIJOTES. Ibert: Quatre chansons de Don Quichotte. Falla: El retablo de Maese Pedro. Ravel: Don Quichotte à Dulcinée. Guridi: Una aventura de Don Quijote. CARLOS ÁLVAREZ, barítono; EDUARDO SANTAMARÍA, tenor; XABIER OLAZ MORATINOS, Trujamán. ORQUESTA DE LA COMUNIDAD DE MADRID. Director: JOSÉ RAMÓN ENCINAR. DEUTSCHE GRAMMOPHON 0028947630944. DDD. 55’38’’. Grabación: Madrid, VI-VII/2005. Productor: Michael Haas. Ingeniero: Jonathan Stokes. Distribuidor: Universal. N PN Este disco quijotesco es una joyita, fruto del año del centenario, que ha dado de todo. Por una parte, tenemos una orquesta en muy buena forma, dirigida por un director en alza que, además, es un espléndido compositor, José Ramón Encinar. Por otra, tenemos la voz de bellísimo timbre y digna expresión del barítono Carlos Álvarez. Podríamos estar tentados de considerar que el mayor logro de este recital es el Retablo, pero seríamos injustos con la belleza de los dos ciclos de canciones de los franceses, requeridos ambos para ponerle canto a la misma película de Pabst (pero Ravel se retrasó y quedó sólo Ibert). Si Álvarez da un Don Quijote vigoroso y hasta algo juvenil en el Retablo, todo un hallazgo, en las canciones llega a la excelencia de emisión, de sugerencia, de riqueza de sentidos, con unos pianos pasmosos (La mort, de Ibert; Chanson épique, de Ravel) o ímpetus también sorprendentes de alegría vocal (Chanson à boire, de Ravel). Puede sorprender a más de un aficionado la opción de una voz infantil para el Trujamán, aunque no se trata de sequible, está dentro. Así, Max Bruch (1838-1920) y Alexander Borodin (18331887) envuelven, tienen en medio, a Pehr Henrik Nordgren (compositor nacido en 1944), siendo las respectivas obras transmitidas merced al arte del notable quinteto finlandés Pihtipudas, creado en 1987. Se suele decir que las últimas obras de Max Bruch son más bien intrascendentes y muy apegadas a postulados académicos. Tal vez afirmaciones tajantes como ésta estén hoy sometidas a revisión o al menos precisen de las debidas matizaciones. El Quinteto con piano que aquí se nos ofrece del compositor de Colonia es muestra de una música viva, espontánea, burbujeante, vital, de grata escucha para cualquier oyente. El Quinteto con piano de Alexander Borodin incluido en el compacto que nos ocupa, que el compositor ruso escribió a sus 28 años, gira en torno a un chispeante Scherzo, termina con un movimiento de patética atmósfera, seduce por su fuerza rítmica y evoca de vez en cuando ecos bachianos, no sabemos si deliberados o mentalmen- una novedad. Lo que se pierde en claridad de emisión se gana en autenticidad y en frescura, y en ese sentido el niño Xabier Olaz Moratinos está espléndido. Además de Álvarez en Don Quijote, hay que resaltar el excelente cometido del tenor Eduardo Santamaría en Maese Pedro. La capacidad concertadora de Encinar se pone a prueba sobre todo en las filigranas y acumulaciones de Falla, pero también en la muy bella página de Guridi y, desde luego, en el acompañamiento de las canciones. Es un disco muy cervantino con tema muy español, es cierto, pero Don Quijote es universal, y en rigor lo redescubrieron los ingleses. Por otra parte, dos de los compositores son franceses, y los dos españoles recibieron una decisiva formación francesa. Ahora bien, la producción es plenamente española en lo artístico. Constituye todo un logro, y así parece que ha sabido verlo nada menos que el sello amarillo. Santiago Martín Bermúdez te recurrentes. Entre una y otra obras, el Quinteto op. 44 de Pehr Henrik Nordgren, partitura de 1978, mezcla elementos de la música occidental con otros de la oriental, en especial budistas como consecuencia del estudio que el autor hizo de la música tradicional japonesa. Todo ello expresado a través de un lenguaje incontestablemente contemporáneo aunque no especulativo ni gratuitamente experimental. J.G.M. IN THE SHADE OF FORESTS. Enescu: Impressions d’enfance op. 28. Ravel: Tzigane. Sonata póstuma. Debussy: Obras completas para violín y piano: Nocturne et Scherzo, Il pleure dans mon coeur, La fille aus cheveux de lin, Minstrels, Sonata, Beau Soir. PHILIPPE GRAFFIN, violín; CLAIRE DÉSERT, piano y luthéal. AVIE AV2059. DDD. 73’16’’. Grabación: Deventer (Holanda), IX/2004. Productor e ingeniero: Tom Peeters. Distribuidor: Gaudisc. N PN D I S C O S VARIOS El título, A la sombra de los bosques, alude a la vocación errante gitana, y no ha de extrañarnos por ello que los diez movimientos del Op. 28 de Enescu y el Tzigane de Ravel le den carácter a todo el recital. Pero, atención, Tzigane lo oímos ahora en la versión originalmente pensada por Ravel, para violín, desde luego, pero con acompañamiento de luthéal, que sin embargo se estrenó más tarde que la más conocida para violín y piano. El luthéal se parece al piano, pero suena como cuerda pulsada o pellizcada. La juvenil Sonata de Ravel, encontrada unos 40 años después de su muerte, en parte contrasta y en parte parece eco de ese virtuosismo cíngaro. En cuanto a Debussy, todos los números —menos la Sonata, claro está— son transcripciones, una de ellas del propio compositor (Minstrels). Anonada el virtuosismo de Philippe Graffin, realmente sorprendente, un juego que parece sencillo porque oculta con pudor la dificultad, sin por ello renunciar al brillo, al placer, al fuego de artificio. Le acompaña con inteligencia y con rigor la pianista Claire Désert. El mismo sello, Avie, lanzó hará un par de años un CD protagonizado por Graffin con los Conciertos de Dvorák y ¡de Coleridge-Taylor! Éste que ahora comentamos participa de ese equilibrio entre repertorio de siempre y propuesta inesperada. Un bello recital. S.M.B EL VALS DE TOLSTOI. Obras de Tolstoi, Griboyedov, Pasternak, Odoyevski, Polenov, Fedotov, Diaghilev y Balanchine. CHIYUKI URANO, barítono; LERA AUERBACH, piano. BIS CD 1502. DDD. 62’29’’. Grabación: Tokio, I/2004. Productor: Yukihisa Miyayama. Ingeniero: Takao Suga. Distribuidor: Diverdi. N PN El primer hecho llamativo que caracteriza a este CD es que ninguno de los ocho personajes rusos que aparecen en él como compositores vivieron de la música, aunque demostraran un especial interés por ella. Fueron, eso sí, notabilísimos representantes de los campos en los que habitualmente desarrollaron su actividad. La segunda observación a destacar es que todas las composiciones se defienden con gran dignidad dentro del mundo musical de su época, no siendo su escucha hoy menos grata que la de tantas y tantas otras obras debidas a profesionales. Tenemos, pues, que los escritores Leo Tolstoi (el autor de Ana Karenina y Guerra y paz) y Boris Basternak (el autor de Doctor Zhivago), el dramaturgo y diplomático Alexander Griboyedov, el destacado intelectual Vladimir Odoyevski, los pintores Vasili Polenov y Pavel Fedotov, el empresario y productor teatral Sergei Diaghilev y el coreógrafo George Balanchine hicieron también sus pinitos como creadores musicales. El nivel de educación musical no era igual en todos ellos. Griboyedov, Tolstoi y Diaghilev, descendientes de la aristocracia, tomaron lecciones de profesores privados. Fedotov fue autodidacto. Balan- chine estudió en el Conservatorio de San Petersburgo. Pasternak compaginó los estudios privados con los de conservatorio… Esas diferencias en el bagaje educacional se refleja después en la música de cada cual. Fedotov queda muy cerca de la canción folclórica; Pasternak se aproxima a la vanguardia; Griboyedov, Tolstoi y Diaghilev ofrecen piezas típicas de salón… Odoievski y Polenov fueron muy prolíficos mientras que Tolstoi, Diaghilev y Pasternak sólo compusieron durante su primera juventud. Sea como fuere, y más allá —o más acá— de los análisis de los expertos, al aficionado medio le resultará altamente grata la escucha de este compacto, integrado por valses, preludios, sonatas, canciones y otras piezas que, en su conjunto, muestran la cara oculta —o menos conocida— de artistas que sobresalieron en actividades ajenas a la composición musical. La pianista Lera Auerbach (también compositora y escritora en prosa y en verso), originaria de una ciudad de los Urales limítrofe con Siberia y residente en Estados Unidos desde muy joven, contribuye a potenciar las virtudes contenidas en cada partitura, recreando con hermoso sonido lo que de Scriabin pueda haber en Pasternak, de Chopin en Odoievski, de Musorgski en Polenov o de fusión entre lo ruso y lo americano en Balanchine. En el barítono japonés Chiyuki Urano, sin embargo, anotamos su canto aséptico, insulso, sin estilo definido. J.G.M. BOLETÍN DE SUSCRIPCIÓN c/ Cartagena 10, 1ºc - 28028 MADRID Tel. 91.356 76 22 - Fax 91.726 18 64 E-mail: [email protected] - www.scherzo.es Deseo suscribirme, hasta nuevo aviso, a la revista SCHERZO por períodos renovables de un año natural (11 números) comenzando a partir del mes de ………………… nº…… El importe lo abonaré de la siguiente forma: Transferencia bancaria a la c/c 2038 1146 95 6000504183 de Caja de Madrid, a nombre de SCHERZO EDITORIAL, S.L. Cheque a nombre de SCHERZO EDITORIAL, S.L. Giro postal. Rellene y envíe este cupón por correo, fax o correo electrónico. O llámenos por teléfono de 10 a 15 h. También está disponible en nuestra página en internet. Nombre…………………………………………… ………………………………………..…………… Domicilio…………..…………………………….. .......................................................................... CP………Población……………………………… Provincia……………………………..…………… Teléfono…………………………………………… Fax…………...……………………….…………… E-mail……………………………………………… VISA. 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KEITH LEWIS (Fausto), ANNE SOFIE VON OTTER (Margarita), JOSÉ VAN DAM (Mefistófeles), PETER ROSE (Brander). CORO DE LA SINFÓNICA DE CHICAGO. CORO DE LA CATEDRAL DE WESTMINSTER. ORQUESTA SINFÓNICA DE CHICAGO. Director musical: SIR GEORG SOLTI. Director de vídeo: RODNEY GREENBERG. ARTHAUS MUSIK 102023. 134’. Grabación: Londres, Royal Albert Hall, 1989. Formato imagen: 4 : 3. Formato sonido: PCM Stereo. Código región: 0. Subtítulos en español. Coproducción de la BBC y RM Arts en asociación con La Sept. Distribuidor: Ferysa. R PN Este famoso concierto celebrado en los populares Proms londinenses en el verano de 1989 y ya publicado anteriormente en Laser Disc (Decca), nos ofrece una actuación de los Coros y la Orquesta Sinfónica de Chicago durante su gira europea de ese año, cuando su director musical cumplía veinte años de titularidad al frente del conjunto. La versión de la cantata de Berlioz es magnífica (excelente, Sir Georg, excelente), con una esplendorosa ejecución orquestal que dejará pasmado a cualquier espectador que contemple cómo tocan y cómo se oye esta fabulosa orquesta, de rendimiento milagroso y sin el menor vestigio de duda o vacilación, con una calidad técnica realmente espectacular. Tanto en conjunto como cuando hay alguna intervención solista (sensacionales el viola, el trompa, el trompeta, la flauta o el oboe, por citar a unos pocos y muy significativos instrumentistas), lo importante es que la maravillosa instrumentación berliozana sale beneficiada y expuesta con todo lujo de detalles. El coro americano también es un prodigio, estupendamente empastado y afinado (y además su dicción francesa es perfecta). Solti, ya se ha dicho, logra uno de sus mejores conciertos haciendo gala del excepcional director de ópera que era, acompañando a los cantantes con cuidado y flexibilidad, y dando a la obra su variado carácter y la unidad de estilo mantenida a través de la diversidad de elementos (popular, mágico, lírico y dramático). Sólo Sir Colin Davis (Philips, sólo en CD) logró ahondar todavía más en su versión que hoy podemos considerar como el más bello registro dedicado al gran compositor francés, lo cual no es óbice para poder considerar esta recreación de Solti como una de sus más conseguidas interpretaciones. Los solistas están a la altura requerida: Keith Lewis (que canta de memoria), a veces algo nasal y engolado, resulta muy convincente en el aspecto interpretativo, y aunque algunos echemos de menos al gran Nicolai Gedda (con Colin Davis en la versión citada), lo cierto es que el tenor neozelandés tiene sentido del estilo, su dicción es magnífica y es persuasivo en grado sumo en todas sus intervenciones. Von Otter canta espléndidamente sus dos arias (especialmente la sensacional D’amour l’ardente flamme), lo mismo que su memorable dúo con Fausto. José van Dam es un Mefisto oscuro y denso, sin que faltan chispean- tes toques humorísticos, de notable calidad vocal y magnífica dicción. Bien también el corto papel de Brander correctamente interpretado por Peter Rose. En suma, muy buen concierto excelentemente filmado y de absoluta perfección orquestal y coral. Imprescindible para todos los amantes del gran compositor francés o admiradores del arte directorial de Sir Georg Solti. E.P.A. BIZET: Carmen. MARIA EWING, soprano (Carmen); BARRY MAC CAULEY, tenor (Don José); MARIE MAC LAUGHLIN, soprano (Micaela); DAVID HOLLOWAY, barítono (Escamillo). ORQUESTA FILARMÓNICA DE LONDRES. Director musical: BERNARD HAITINK. Director de escena y de vídeo: PETER HALL. Escenografía e iluminación: JOHN BURY. NVC ARTS 4509-99494-2. 174’. Grabación: Glyndebourne, 1985. Distribuidor: Warner. R PN Los mayores méritos de esta producción del Festival de Glyndbourne pertenecen a Hall, quien ha ambientado la acción en una España discretamente española, valga la redundancia, resuelta en tonos pastel con oportunas notas de color cálido y un uso del exiguo espacio realmente astuto, que destaca la aparición de tipos populares inteligentemente caracterizados y distribuidos. La marcación de actores no es tan feliz aunque sí digna y pasable. En lo musical prima la corrección y cabe preguntarse si lo correcto es un mérito en un género de altisonancias como la ópera. Quede el debate para otra oportunidad. Haitink es muy correcto: concierta con limpieza, dirige con calma, distribuye buenos colores pero carece de contrastes, no se ocupa de los cantantes y tampoco parece contar una historia apasionada y sórdida como la de Bizet-Mérimée. Ewing, una soprano lírica con buen registro grave, resuelve una Carmen más pizpireta que racial, más pensativa que ventolera. Sus compañeros están, como ya se dijo, dignos y correctos. En resumen: no brillan grandes virtudes ni se advierten grandes vicios. La sensatez británica barniza a bandoleros, tránsfugas, toreros y asesinos. B.M. CHAIKOVSKI: La bella durmiente. NINA SEMIZOROVA (Princesa Aurora), ALEXEI FADEYECHEV (Príncipe Désiré), NINA SPERANSKAIA (Hada de las Lilas), YURI VETROV (Carabosse). CUERPO DE BAILE Y ORQUESTA DEL TEATRO BOLSHOI DE MOSCÚ. Coreografía: MARIUS PETIPA. Revisión: YURI GRIGOROVICH. Director musical: ALEKSANDR KOPILOV. Director de vídeo: SHUJI FUJII. ARTHAUS 101 113. 145’. Grabación: Moscú, 1989. Distribuidor: Ferysa. R PN Con un alto valor documental que exhibe a algunos de los mejores solistas de su tiempo, esta versión corresponde al mundo de la ilustre rutina propia de la D V D BERLIOZ-MESSIAEN densa sabiduría del ballet ruso, hecho con todas las exigencias técnicas y estilísticas que propone la historia de la danza clásica. Sobre un fondo deliciosamente anticuado y con un vestuario elegante y suntuoso de riguroso cuento infantil, las masas rinden homenaje a la disciplina, la destreza y la geometría plástica del género. Petipa sigue vivo entre esos jóvenes impecables, bellos y ordenados. Semizorova es magra, flexible y aniñada, aseada en sus virtuosismos y escultórica en sus actitudes. Fadeyechev es brillante de saltos y sólido acompañante. Entre los dos hacen una pareja andrógina que se matiza cuando vemos las musculadas piernas del muchacho. Del resto del elenco sólo cabe apuntar excelencias, destacando Aleksandr Vetrov en las comprometidas variaciones del Pájaro Azul. Enérgico, colorido y eficaz, el director de orquesta. La filmación alterna planos de conjunto y cortas distancias con habilidad como para juzgar el comportamiento de los artistas. También cabe distinguir la actuación del público, atento y entusiasta, que da atmósfera de gran gala a la función moscovita. B.M. CHAIKOVSKI: Evgeni Onegin. ELENA PROKINA (Tatiana), WOJCIECH DRABOWICZ (Onegin), MARTIN THOMPSON (Lenski), LOUISE WINTER (Olga), IVONNE MINTON (Larina), FRODE OLSEN (Gremin). CORO DEL FESTIVAL DE GLYNDEBOURNE. FILARMÓNICA DE LONDRES. Director musical: ANDREW DAVIS. Director de escena: GRAHAM VICK. Director de vídeo: HUMPHREY BURTON. WARNER 0630-14014-2. 154’. Grabación: Glyndebourne, 1994. N PN El DVD documenta el montaje de Graham Vick para Glyndebourne, una puesta en escena eficaz y nada estrafalaria que sirve bien al lirismo de las escenas puchkinianas de Chaikovski. Sobre las tablas se encuentra únicamente lo imprescindible y el vestuario de época se revela más que suficiente como para crear el ambiente de la narración. El otro pilar evidente de la versión es la nerviosa e intensa dirección de Davis, que confiere una temperatura febril a las pasiones de los personajes. Su exposición es ágil en los bailes de salón y alcanza instantes memorables en la escena de la carta y en el encuentro final de Onegin y Tatiana. Prokina compone una Tatiana muy convincente por la evolución desde la joven inocente y apasionada a la elegante dama de mundo. Igualmente acertado el Onegin de Drabowicz, que consigue imprimir a su parte una cierta nobleza. Un tanto blando al comienzo el Lenski de Thompson, que sin embargo crece enormemente en los instantes previos al duelo. Deliciosa Olga la de Winter y soberbio Olsen en su breve pero importante cometido como Gremin. E.M.M. LEHÁR: El país de las sonrisas. RENÉ KOLLO, tenor (Sou Chong); BIRGIT-PITSCH SARATA, soprano (Lisa); HEINZ ZEDNIK, tenor (Gustl); DAGMAR KOLLER, soprano (Mi). CORO Y ORQUESTA DE LA RADIO DE STUTTGART. Director musical: WOLFGANG EBERT. Guión y director de vídeo: ARTHUR MARIA RABENALT. DEUTSCHE GRAMMOPHON 00440 073 4056. 100’. Grabación: Stuttgart, 1973. Distribuidor: Universal. R PN C on una hábil adaptación para que resulte un filme y oportunos insertos de música y danzas de Corea a cargo del Ballet de Corte Coreano, la impecable opereta de Lehár se convierte en un delicioso espectáculo de ambientación vienesa y “oriental” (evitemos precisiones: estamos en Buratonga) en clave modernista, con astuta ingenuidad Sezession y lujo de escenografías, objetos y vestuarios. Los cantantes tienen el físico Roger Muraro VENERACIONES MESSIAEN: 20 Regards sur l’Enfant Jésus. Documentales: Un regard sur Olivier Messiaen… avec Roger Muraro. Quatre regards sur… ROGER MURARO, piano. Director de vídeo: STÉPHAN AUBÉ. 2 DVD ACCORD 476 719 0. 120’, 90’ (documentales). Formato: 16:9, compatible con 4:3. NTSC. Color. Todas regiones. Audio Dolby 5.1; Stereo PCM 2.0. Menú en francés y en inglés. Hablado en francés por R. Muraro (2º DVD). Sin subtítulos. Distribuidor: Universal. N PN Este álbum se compone de dos DVDs, el segundo de ellos como bonus. En el primero, Muraro acomete las 20 miradas. En el segundo, Muraro, en dos documentales distintos y complementarios, se refiere a la figura de ese maravilloso compositor que fue Olivier Messiaen. En el primero, desgrana Muraro con devoción, con inspiración, con virtuosismo, con poderío poco menos que atlético, las 20 miradas. Lo hace en lo alto de la románica Iglesia de la Grave, humilde y bella, antigua y venerable. Venerable e inspirada es su lectura de estas obras. Es la veneración que merece quien a su vez venera. Al maestro, mas también a Yvonne Loriod. Acostumbrados a sólo oír y apenas ver algunas piezas sueltas de este ciclo conmovedor, comprendemos por la proeza de Muraro que es música también para ser vista, para ver a alguien como este pianista, asomado a estas Miradas, zambulléndose en ellas, buscándolas y sabiéndolas. Quede como ejemplar este testimonio que se ve y se escucha con esa misma humildad de las viejas paredes de la iglesia, estas lecturas de uno de los ciclos más poderosos y amplios del pianismo del siglo XX. El segundo DVD recorre a Messiaen a través de Una mirada y Cuatro miradas. En la primera se descompone ésta en seis partes: La inspiración, sobre Messiaen en general; El canto de los pájaros, sobre uno de los aspectos fundamentales de la inspiración y la creatividad del maestro; 20 miradas sobre el niño Jesús, en relación con este ciclo concreto; Le son-couleur, en que se trata sobre la relación entre músicas y colores físicos, y donde Muraro pone ejemplos no sólo de Messiaen, y estas teorías-praxis permitirán en este corte y en el último del segundo documental unas fantasías y propuestas de sentidos de los colores a partir de la música, o acaso al contrario; Naturaleza, ritmo, tiempo: otros tres aspectos de la estética del compositor; y, finalmente, La fe, que acaso es lo esencial para Messiaen, mientras lo demás no es sino testimonio de ella. En 4 Miradas sobre…, Muraro habla de Yvonne, maestra, pianista, compositora ella misma, como él recuerda con insistencia; y habla de una de las Miradas, Par Lui tout a été fait; y desgrana con explicaciones una pieza juvenil de Messiaen, La dame de Shalott, auténtico opus 1, basada en un poema de Tennyson, y compuesta por un chavalillo de ocho años, una obra bella e ingenua que Muraro ha conseguido que Yvonne le permita presentar y tocar; y, de nuevo, Le son-couleur, pero ahora en la realización de KangHyuk Rhee/Euteka, que ya aparecía antes, un breve, bello, digno colofón de estos dos discos sorprendentes. Un espectáculo para el espíritu, esto es, para la vista; para el alma, esto es, para los sentidos. La belleza y la devoción, el recogimiento y la sospecha de lo sagrado en un ciclo, unas palabras y unos sonidos inspirados, amplios y que parecen querer abarcar la parte más importante y profunda del todo. Una maravilla. Santiago Martín Bermúdez 105 D V D MONTEVERDI-VERDI del rol y soportan primeros planos en tanto sus desplazamientos dejan ver una dirección de actores imaginativa y variada, entre la caricatura, el sentimentalismo y el pintoresco conjunto de mundos desaparecidos que nunca existieron fuera del flipante universo del género. Kollo, descargado de sofocantes compromisos wagnerianos, está en su salsa como príncipe de cuento chino. Pitsch Sarata, especialista del repertorio, luce un canto solvente y un garbo señorial dotado del glamour imperial que fantaseó Lehár. Koller, aparte de su voz de soubrette perfecta, baila y luce flexibilidades gimnásticas junto al arte de consumado comediante que destella Zednik. Los comprimarios, actores y figurantes, completan el excelente conjunto de una realización capaz de revitalizar la vieja y fragante ocurrencia de aquellos años que se pensaron infaliblemente pacíficos, una época que hoy adjetivamos de bella. B.M. MONTEVERDI: L’Orfeo. KOBIE VAN RENSBURG (Orfeo), CYRILLE GERSTENHABER (Euridice, la Música), ESTELLE KAIQUE (Mensajera, Ninfa), PHILIPPE JAROUSSKY (Esperanza), RENAUD DELAIGUE (Caronte, Pastor), DELPHINE GILLOT (Proserpina, Música), BERNARD DELETRÉ (Plutón, Pastor), PHILIPPE RABIER (Apolo, Pastor). LA GRAN DE ÉCURIE ET LA CHAMBRE DU ROY. Director musical: JEAN-CLAUDE MALGOIRE. Directores de escena: JEAN CLAUDE MALGOIRE Y JACKY LAUTEM. Coreografía: ROSER MONTLLO Y BRIGITTE SETH. Grabación: Teatro Municipal de Tourcoing, X/2004. MONTEVERDI DYNAMIC 33477. 130’. Formato: 16:9. Código región: 0. NTSC. Subtítulos: italiano, francés, inglés, alemán, español, ruso, japonés. Distribuidor: Diverdi. N PN No es fácil superar a Harnoncourt/Pon- 106 nelle, cuyo Orfeo cuenta ya con dos décadas y media. No lo consiguieron Savall y Deflo, y no por Savall, sino tal vez sobre todo por Deflo. Casi consigue alcanzarle Malgoire en este DVD que ahora comentamos, sobre todo porque opone una iconografía distinta, nada historicista, nada clásica tampoco, sin por ello ser gratuita. Malgoire y Lautem plantean un escenario casi desnudo, con paneles y un suelo y una pasarela por la que deambulan los personajes, en medio de los músicos. Los figurines nos transportan a un mundo multiétnico, en el que los pastores parecen surgidos de algún lugar de ideal convivencia de civilizaciones, por decirlo con conceptos muy de ahora mismo. El glamour queda reservado a la muy sofisticada Proserpina, mientras que Eurídice luce un diseño de líneas clásicas y muy sencillas. Los cantantes pasan de un papel a otro, salvo el espléndido Kobie van Rensburg, que hace un Orfeo poderoso y lírico, heroico y delicado, todo a la vez. Incluso Cyrille Gerstenhaber, excelente Eurídice, y Delphine Gillot, eficacísima Proserpina, cantan partes de la Música (personaje que aquí se desdobla en tres cantantes). La puesta es una auténtica coreografía en la que todo está medido y al servicio de una acción que rompe con el estatismo a que podría llevar la propuesta de Striggio y Monteverdi, sobre todo en las escenas infernales. Malgoire acepta de manera explícita el carácter cristiano del mensaje de Striggio y Monteverdi; acaso se excede un poco cuando saca a Apolo con mitra obispo. Caramba. En general, las voces son de garantía, realmente especialistas, salvo algún caso de poca importancia en el conjunto. Nunca se nos dice qué edición se usa en una grabación del Orfeo monteverdiano. Todas se parecen porque está muy documentada la posible orquestación de Monteverdi en Mantua y en posteriores revisiones. Pero todas son distintas. Lo es la de Malgoire, que suena con una pureza muy especial, con un nivel artístico difícil de superar hoy. El propio Malgoire se explica ampliamente en un extra de este DVD, una entrevista que le hace Danilo Prefumo y que cuenta algunos de los bien conocidos “secretos” de esta partitura, así como de las opciones del propio Malgoire. Recordemos que a este director se le negó durante años la categoría de gran intérprete barroco, sobre todo por culpa de sus Haendel para CBS. Pero desde aquella excelente Poppea de hace lo menos dos décadas, también para CBS, las cosas cambiaron bastante. Este Orfeo de Tourcoing no hace más que confirmarle como gran monteverdiano. S.M.B. POULENC: La voix humaine. ANNE-SOPHIE SCHMIDT. ORCHESTRE OSTINATO. Director musical: JEANLUC TINGAUD. CHABRIER: Une éducation manqué. FRANCK CASSARD, MARY SAINT PALAIS, PHILIPPE FOURCADE. SINFONIETTA DE PICARDIE. Director musical: MICHEL SWIERCZEWSKI. Director de escena y de vídeo: PIERRE JOURDAN. Grabaciones: Théâtre Impérial de Compiègne, 1999 y 1994. CASCAVELLE VELD 7001. 112’. Formato: 4:3. Subtítulos: inglés. Código región: todas. Distribuidor: Gaudisc. N PN Este DVD nos trae dos puestas en escena del Teatro Imperial de Compiègne, la ciudad de los armisticios, el teatro napoleónico. Además de las dos óperas reseñadas, este álbum ofrece como bonus en otro DVD un interesante panorama de la programación del coliseo. Uno de los empeños del mismo ha sido programar obras poco corrientes. No es corriente la de Poulenc; menos aún la de Chabrier. En La voix humaine vemos por fin en el papel de esta mujer “en el límite” a una cantante joven de bella voz, Anne-Sophie Schmidt, exaltada, sonriente en su dolor hasta cierto exceso de sonrisas, linda pero no glamourosa, en una exposición escénica muy fiel y al tiempo muy moderna, con bellos diseños de escenografía. Era 1999, el centenario de Poulenc. Si hay quien considera que Schmidt es demasiado joven para este cometido, habría que recordarle la recomendación de Poulenc (no se trata de una mujer mayor a la que abandonan) y en cómo era Denise Duval en 1959, cuando el estreno de la obra. Después de las mujeres maduras que han grabado en soporte audio o vídeo este personaje, Anne-Sophie Schmidt nos devuelve cierto ideal para esta figura lírica y escénica: joven, angustiada, atemorizada, perfil de mujer media que bien puede ser desdeñada pese a su encanto por una figura glamourosa y de personalidad más sugestiva, esta mujer posee poderosos atractivos propios. Escénica y vocalmente, Schmidt cumple con creces, como cumplen la batuta de Tingaud y la cuidada y exquisita puesta en escena de Pierre Jourdan, responsable también de la filmación. Una referencia muy interesante a añadir a la amplia lista de registros audio y a la algo más breve de filmaciones. Une éducation manqué se sitúa en las antípodas en cuanto a estilo y alcance. Es lo que se suele llamar una pochade, un apunte, mas también un entretenimiento. El esquema básico es el de Bastien y Bastienne, pero la cosa va por otros derroteros y tiene mucho que ver con lo que se consideraba atrevido en la época finisecular en que se compuso y presentó (Círculo de la Prensa, París, 1879). Una pareja de recién casados del siglo XVII que no sabe nada de “eso” y que acaba sabiéndolo, con un curilla que no sabe adoctrinarlos en “eso”. ¿Cómo hallar hoy día un par de cantantes que resulten verosímiles haciendo que no saben nada de “eso”? Imposible, en especial si tenemos a una auténtica dama joven, modelo, elegante, refinada, como Mary Saint Palais, que está sencillamente deliciosa. Excelente el tenor Franck Cassard, que lleva el mayor peso porque es el único que está siempre en escena. Cumple Philippe Fourcade en el curilla. Buen acompañamiento de Swierczewski. Y de nuevo una puesta en escena y una filmación muy inspiradas de Pierre Jourdan. Queda bien fingida la realización en vivo ante el público. Atención: esta Éducation manqué es algo distinta de la que podía encontrarse en el sello Chant du Monde (1991), un registro de 1953 con Christiane Castelli y Claudine Collart en los novios (dos sopranos, mientras que en Compiègne fueron tenor y soprano), más Xavier Depraz en el curilla, con dirección de Charles Bruck. Allí faltaba un aria de Hélène, la protagonista; aquí falta el final, que Jourdan prefiere precipitar cuando los dos jóvenes se reconocen, cuando ya saben “eso” o están a punto, sin que los interrumpa el preceptor. Aquí, además, hay música adicional de Milhaud. Es una pequeña obra maestra que Compiègne puso en escena en 1994, con motivo del centenario de la desaparición de Chabrier, un compositor que ha crecido mucho desde entonces. S.M.B. D V D MONTEVERDI-VERDI PROKOFIEV: PUCCINI: Romeo y Julieta. ALESSANDRA FERRI, WAYNE EAGLING, STEPHEN JEFFERIES, DAVID DREW, MARK FREEMAN, JULIAN HOSKING, PIPPA WYLDE. ROYAL BALLET. ROYAL OPERA HOUSE, COVENT GARDEN. Director musical: ASHLEY LAWRENCE. Coreografía: KENNETH MACMILLAN. Decorados y figurines: NICHOLAS GEORGIADIS. Directores de vídeo: COLIN NEARS Y KENNETH MACMILLAN. Il tabarro. JUAN PONS, barítono (Michele); TERESA STRATAS, soprano (Giorgetta); PLÁCIDO DOMINGO, tenor (Luigi); FLORENCE QUIVAR, mezzosoprano (Frugola). LEONCAVALLO: I pagliacci. LUCIANO PAVAROTTI, tenor (Canio); TERESA STRATAS, soprano (Nedda); JUAN PONS, barítono (Tonio); DWAYNE CROFT, barítono (Silvio); KENN CHESTER, tenor (Peppe). CORO Y ORQUESTA DEL METROPOLITAN DE NUEVA YORK. Director musical: JAMES LEVINE. Director de escena: FABRIZIO MELANO. Decorados y figurines: DAVID REPPA (Puccini), FRANCO ZEFFIRELLI (Leoncavallo). Director de vídeo: BRIAN LARGE. NVC ARTS WARNER 0630-19393-2. 128’. Grabaciones: Londres, 1984. Formato: NTSC 4:3. Código Región: 2,3,4,5. Dolby digital 2.0 stereo. R PN La coreografía de Kenneth MacMillan del Romeo y Julieta de Prokofiev para el Royal Ballet es hoy día un clásico, aunque tenga algo de añeja. Data de 1965 y la filmación de Paul Czinner con Nureyev y Fonteyn es del año siguiente. Atención, Fonteyn tenía 46 años, pero su forma de bailar la transformaba en una jovenzuela, en una adolescente; Nureyev estaba en su primera plenitud, tenía 28 años, y hacía muy poco que había “escogido la libertad”, como se decía entonces por el título de cierto libro de Viktor Kravshenko. Ahora nos llega esta puesta al día de 1984 (cortada en lo musical, claro), que no había pasado a formato DVD, una revisión que conserva lo esencial de la original, pero con savia nueva en los bailarines. Que no son monstruos sagrados del mismo nivel que aquéllos, pero que tienen cualidades de sobra para conquistarnos en su propuesta operístico-danzante. La italiana Alessandra Ferri tenía 21 años en el momento en que se filmó este ballet, y los realizadores pueden permitirse con ella algunos primeros planos muy sugerentes. Es delicada, da una Julieta frágil, realmente adolescente; Ferri, además, es muy actriz, y brilla en momentos especialmente mágicos como la escena del balcón o la del dormitorio, ambas con un espléndido Eagling; mas también en los solos, o en el rechazo de París, en que está sublime. Ferri es Julieta en otra filmación reciente, la de la Scala del año 2000, todavía con la coreografía de MacMillan. Wayne Eagling, que ha sido nombrado director del English National Ballet este mismo verano (era director del Holandés), hacía en aquel 1984 un Romeo algo niño, fresco y romántico, lejos del arrogante Don Juan de Nureyev. Desde luego, estos dos magníficos bailarines dominan el film, pero hay algunos nombres que es preciso destacar por sus espléndidas prestaciones, como Stephen Jefferies en Mercutio, David Drew en Tibaldo, o la espléndida Pippa Wylde en Rosaline. Y, desde luego, un excelente cuerpo de baile del que a veces sobresalen individualidades sorprendentes. La apoyatura musical es discreta, no pretende que la percibamos demasiado. A estas alturas circulan por el mercado un buen montón de Romeos (creemos que no figura entre ellos la coreografía del propio Nureyev, que debió de filmarse hacia 1977). Sin duda, entre todos, éste de 1984 es de los más recomendables. S.M.B. DEUTSCHE GRAMMOPHON 00440 073 4024. Grabación: Nueva York, IX/1994. Productor: Johannes Müller. Distribuidor: Universal. N PN P rograma insólito, Pagliacci sin su Cavalleria, Tabarro sin sus dos hermanitas Angelica y Schicchi, pero que engarzan bien por similitudes estéticas y dramáticas. Melano dirige a sus actores con el acierto suficiente para que la acción sea clara y efectiva, contando en la obra pucciniana con una Giorgetta ansiosa y decepcionada, excelentemente reflejada por esa soberbia actriz que es Teresa Stratas, quien por la parte vocal está, francamente, escasísima de posibilidades. De centro estrecho y graves sordos sólo en el registro agudo se hace algo con la parte, de tal manera que es capaz de emitir el si bemol al final del duetto con Luigi que otras evitan cómodamente. Pons es el honesto cantante de siempre, que dice bien, que tiene los medios suficientes (salvo el sol agudo de La pace è nella morte) y que compone en general un Michele de bonachona presencia y de imprevisto cambio de humores. Domingo va calentando motores y en su cantable Hai ben ragione y en la explosión de intensa expresividad que supone Io voglio la tua bocca pone los pelos de punta, realizando como es en él habitual una meritoria actuación escénica. Del resto del reparto se impone destacar el Talpa de Federico Daviá, que está muy por encima de sus irregulares compañeros, aunque la Frugola figure a cargo de una mezzo del prestigio de la Quivar. Juntar en una misma velada a sus dos estrellas tenoriles más prestigiosas es un desafío muy propio del Met y en Pagliacci encontramos a Pavarotti en el trasvase al escenario norteamericano de la producción de la Scala firmada por Zeffirelli (aquí realizada por Melano) y que luego llevó a la pantalla el director florentino, siendo publicada por Philips, y donde Canio es cómo no Domingo. La puesta es brillante, por la ambientación, el colorido, la excelente narración, la clara definición de los personajes. Igualmente carnosa y sensual Nedda en la filmación antes citada, la Stratas se recupera y a su labor prevista de asombrosa actriz, añade ahora una ejecución vocal si no deslumbrante sí bastante más saneada. Pons repite su Tonio del filme antes citado, siempre dentro de un notable nivel vocal e interpretativo, faltándole algo como de desmelene para que sus prestaciones, sobre todo en este territo- rio verista, alzaran completamente el vuelo. Pavarotti echa mano de su impagable bagaje instrumental al que añade unos acentos sobrios que pueden tornarse repentinamente muy disuasorios, como ocurre por citar dos momentos especialmente dispuestos al lucimiento, el Vesti la giubba y el No, Pagliaccio, non son. No es un Canio dentro de la tradición más agresivamente verista (del Monaco, Di Stefano, por citar dos inmediatos precedentes), pero resulta, a partir siempre de su deslumbrante materia vocal, incisivo y convincente. Aunque la dicción sea algo sucia, Kenn Chester se luce en la serenata de Arlequín y el Silvio de Croft es de suficiente calidad vocal e interpretativa. Levine desde el foso facilita el sonido y la energía necesaria para que la magnífica orquesta apoye lo que ocurre en la escena y el inigualable Brian Large se encarga de que aquello se plasme y pase con fidelidad y talento narrativo a la pantalla. Pese a lo dicho en contra, son dos espectáculos muy logrados en conjunto. F.F. VERDI: Attila. EVGENI NESTERENKO (Attila), MARIA CHIARA (Odabella), VERIANO LUCHETTI (Foresto), SILVANO CARROLI (Ezio), FRANCESCO MEMEO (Uldino), GIANNI BRUNELLI (Leone). CORO Y ORQUESTA DE LA ARENA DE VERONA. Director musical: NELLO SANTI. Director de escena: GIULIANO MONTALDO. Director de vídeo: BRIAN LARGE. NVC ARTS 5050467-9932-2. 110’. Grabación: Verona, 1984. Subtítulos en español. Distribuidor: Warner. R PN E sta producción de Attila, debida al director italiano Giuliano Montaldo, tiene toda la espectacularidad que se espera de un montaje en la Arena de Verona, con sus monumentales decorados (de Luciano Ricceri), un vestuario bonito y apropiado (de Nanà Cecchi), grandes movimientos de masas y un espectacular final, con fuego de verdad. Desde el foso, el veterano maestro Nello Santi espolea a la orquesta para lograr una representación animadísima de principio a fin. Los coros también están a la altura de lo exigido, al igual que el compacto equipo vocal. En el papel titular, el bajo ruso Evgeni Nesterenko despliega unas excelentes dotes en los que fueron sus años de plenitud, con la suficiente arrogancia para encarnar al rey de los hunos. Veriano Luchetti como el impulsivo Foresto y Silvano Carroli como el general Ezio dan al público lo que quiere, con instrumentos rotundos y timbrados e interpretaciones directas y efusivas. A pesar de actuar en un escenario tan vasto, Maria Chiara se preocupa por ofrecer un canto matizado, con una cuidada línea y una exquisita musicalidad. Su instrumento, de lírica con cierto cuerpo, llega al límite con el personaje de Odabella, pero la inteligente artista sabe llevarlo a su terreno, con una impecable ejecución del aria de entrada. Además, está muy guapa con ese traje de guerri- 107 D V D VERDI-RECITALES llera aquilea. En resumen, posiblemente la mejor versión en imágenes de este juvenil Verdi, por encima de la de la Scala, dirigida por un inflamado Muti, pero con un reparto algo inferior, en el que sobresale Ramey, un Attila quizá algo más matizado pero menos rotundo que su colega eslavo. R.B.I. VERDI: Otello. JOHN VICKERS (Otello), MIRELLA FRENI (Desdemona), PETER GLOSSOP (Iago), STEFANIA MALAGÚ (Emilia), ALDO BOTTION (Cassio), MICHEL SÉNÉCHAL (Roderigo), JOSÉ VAN DAM (Lodovico), MARIO MACCHI (Montano). CORO DE LA DEUTCHES OPER DE BERLÍN. ORQUESTA FILARMÓNICA DE BERLÍN. Director musical y de escena y supervisor artístico del vídeo: HERBERT VON KARAJAN. Director de vídeo: ROGER BENAMOU. DEUTSCHE GRAMMOPHON 00440 073 4040. 140’. Grabación de audio: Berlín, XII/1972. Grabación de vídeo: Múnich y Salzburgo, VIII/1973. Subtítulos en italiano, español, inglés, alemán, francés y chino. Distribuidor: Universal. N PN No nos vamos a extender demasiado en este comentario. La interpretación musical —algo menos la realización cinematográfica— es ampliamente conocida desde hace más de 30 años. Sigue conservando sus valores, no definitivos pero muy apreciables en una obra que no dispone de una versión realmente perfecta, en la que todos sus elementos brillen a la misma altura. La dirección musical de Toscanini, de 1947, sigue siendo la primera opción: es la única que sirve tajantemente, con un apremio, una urgencia y ceñido dramatismo, los presupuestos verdianos y en ella refulge la recreación alucinada, con una voz muy defectuosa, de Ramón Vinay. Como instrumento, sin duda, la palma para Mario del Monaco en sus distintas recreaciones del Moro. Karajan impone su ley en esta aproximación, bastante más edulcorada, de la tragedia. Pero es siempre muy seductora su manera de suavizar, de empastar, de combinar los timbres, de reconducir el discurso hacia unas sendas de cómoda y confortable audición. Todo fluye con lógica, sobre unos tempi bien medidos y unas sonoridades untuosas, bellísimas, que aún hoy, a tantos años vista, nos embaucan. Cuenta para ello, en lo vocal, con una Desdemona de un efusivo y cálido lirismo como Mirella Freni, que nos acaricia con su terciopelo y su frescura de emisión. Magistrales su Canción del sauce y su Ave María. No convence en la misma medida en el gran concertante del tercer acto, en la que anda algo falta de fuelle, de dimensión, de amplitud. Vickers, con su timbre leñoso, sus apuros en el agudo, sus roces —no evitados, curiosamente, en la grabación— da vida a un Otello muy reconcentrado, no exento de sutileza, capaz de musitar, de comunicar en un hilo de voz sus cuitas —extrañamente, no convence en el dúo del primer acto, siempre tan difícil para un tenor, di forza o no— y de estallar en apasionadas exclamaciones ante las insinuaciones del Iago de Glossop, un barítono inteligente y dispuesto, sugerente y con la suficiente facilidad para mostrar mala uva a través de las inflexiones de la voz, que es más bien deficiente: por su engolamiento general, su desigualdad, su dicción y su escaso atractivo tímbrico. Del resto del reparto, debe señalarse el lujo que supone un van Dam en plenitud para Lodovico y la ñoñería y blandenguería de Bottion en el importante papel de Cassio; quizá inducido por la batuta, a veces amiga de sacarinosas expresiones. Orquesta y coro espléndidos. La puesta en escena y la realización cinematográfica nos parecen a día de hoy —ya nos parecían hace años— de una falsedad y de una teatralidad anticuadas. Todo aparece demasiado impostado, artificioso. Gestos, actitudes, miradas, el desarrollo de la acción resultan más bien apolillados pese al boato y al colorido. Un pasaje muy mal resuelto en lo escénico y en lo cinematográfico es aquel del segundo acto en el que Desdemona canta desde lejos, con Otello y Iago en primer plano, una bella canción popular en compañía de un pequeño conjunto vocal e instrumental. Es un fragmento muy importante en el curso dramático y su significado se pierde torpemente. No queda claro qué sucede. frescura, fraseo dinámico y bien articulado. Su expresión, aunque bastante predecible, compensa al oyente con unos tempi bastante rápidos y enérgicos. Andsnes se acoge a que en la época de Mozart los conciertos no eran tan formales como ahora, y que al genio de Salzburgo no le hubiera importado un concierto de estas características. A pesar de la subjetividad de estos comentarios, este producto parece estar hecho de cara al mercado, pues observen cómo de Mozart solamente toca movimientos rápidos (a excepción de la romanza del Concierto KV 466), y sólo será con Bach que toque una parte lenta. Realmente esto gusta al gran público, dedos que corren, y melodías que furtivamente huyen, pero al melómano un poquito experimentado no le bastan las rapideces. La extroversión no siempre llena. Precisamente es en Mozart donde encontramos algunos de los adagios más bellos e íntimos de la literatura pianística. El músico noruego toca a Bach con oficio, de manera compensada y planificada, aunque por su interpretación no podemos definirlo como de gran bachiano. Le falta lo especial y le sobra “mediocridad”. Entiéndase bien el comentario: Andsnes toca bien, pero su versión de los movimientos incluidos aquí del Concierto en fa menor de Bach no paraliza, no invita a la trascendencia, no conmueve. La música pasa y ya está. La orquesta en su papel de acompañante está de maravilla, con un nivel alto y una solidez que potencia al solista. El caso de Andsnes no deja de asombrar; a pesar de su juventud, éste toca con una gran solvencia, en la que técnica y expresión confluyen a favor de una expresión bastante extrovertida, brillante y comunicativa. El DVD se complementa con comentarios del propio solista referentes a las obras, y con bellas imágenes. Lástima que en el programa no se incluya un solo concierto entero, insistimos. En definitiva, buena ocasión para disfrutar y conocer a través de la imagen a uno de los músicos más de moda del momento. A.R. RECITALES LEIF OVE ANDSNES. Pianista. Mozart: Concierto para piano nº 18 KV 456 (Allegro vivace). Concierto para piano nº 9 KV 271 “Jeunehomme” (Rondeau: Presto). Concierto para piano nº 20 KV 466 (Allegro. Romance). Bach: Concierto BWV 1056 (Largo. Presto). ORQUESTA DE CÁMARA NORUEGA. Director de vídeo: KJETIL BIE. EMI 3 10436 9. 73’. Extra: Entrevista con Andsnes. Grabación: Oslo, IX/2004. Formato imagen 16:9. Idioma inglés. Subtítulos: español, francés, alemán, inglés. N PN El pianista Andsnes, que parece que se 108 atreve con todo tipo de repertorio, nos presenta este DVD que protagoniza junto a la Orquesta de Cámara Noruega (a la que también dirige), y en el que interpreta en vivo movimientos de varios conciertos para piano en el antiguo edificio de Correos de Oslo. En él podemos admirar su depurada técnica, su alta sensibilidad musical, y hasta sus “dotes” como director de orquesta, si es que así se puede decir. Es éste un pianista ciertamente sorprendente. Su manera de tocar el piano, sin apenas usar el antebrazo, despierta en nosotros asombro, pues su sonido, nada tenso y siempre terso, es fruto de un tocar muy escolástico, formal, sin apenas concesiones, mas con unos resultados admirables. Andsnes vivifica estas músicas de Mozart con E.B. CARLO BERGONZI. Tenor. Arias de Verdi (Oberto, Aroldo, Un ballo min maschera, Il trovatore, Luisa Miller) y Puccini (Tosca). Fragmentos orquestales de Rossini (Guillaume Tell), Verdi (Aida) y Mascagni (Cavalleria rusticana). ORQUESTA DE LA RADIOTELEVISIÓN SUIZA-ITALIANA. Director: BRUNO AMADUCCI. Director vídeo: FABIO CALVI. VL KLASSIK VLD 162. 55’. Grabación: Lugano, 20XI-1981. Producción de la RTSI-Televisione svizzera. Distribuidor: LR Music. R PN D V D VERDI-RECITALES más de 80 años, cantó hasta una edad bastante avanzada sin perder, prácticamente, los atributos que le dieron nombre y que lo convirtieron en uno de los tenores más importantes de la segunda mitad del siglo XX. En este recital, cuidadosamente escogido, de prudente duración, y en el que, de todas formas, no faltan piezas de muy comprometida interpretación, todavía resplandecen la línea inmaculada, el fraseo cincelado, el aliento bien administrado, el timbre homogéneo (nunca muy rico), el acento justo y el impecable control de la dinámica, la regulación de las intensidades. Cierto es que en ese momento, a punto de cumplir los sesenta, el tenor no tenía ya la frescura ni el resuello de sus mejores años; pero la maestría es un grado. Máxime si está basada en una técnica a prueba de bomba, que supone dominio del fiato, gracias a una respiración intercostal, y un manejo soberano de los resortes articulatorios. Es didáctico observar al cantante en su disposición para actuar, para emitir sonidos, la misma que le servía para moverse en escena durante una representación: el cuerpo muy tieso, los pies un poco abiertos, la cabeza alta, la mirada al frente, el gesto serio, la postura severa. En los agudos, al contrario de lo que algunos maestros recomiendan —Bergonzi también era, y es, maestro de canto—-, la testa se eleva, el cuello se estira buscando que el aire adquiera la direccionalidad, la penetración mejor. La boca va graduando milimétricamente el grado de abertura, modela y modula las palabras casi con delectación. Sobre esos sólidos fundamentos, a esa edad, el tenor todavía podía ofrecer interpretaciones como las contenidas en este DVD, de discretas imagen, calidad de sonido y realización. Así, pese a que el timbre, oscuro, con determinadas zonas opacas, no es el de un lírico-ligero, sino más bien el de un spinto, bien que de volumen no muy grande, se nos brinda una muy ajustada recreación de Ciel che feci!… di quel sangue de la primera ópera de Verdi, Oberto, conte di San Bonifacio, en la que la expresión está muy bien medida. Como lo está, con mayor motivo, en Sotto il sol di Siria ardente de Aroldo. Lo mejor empieza con la difícil Ma se m’è forza perderti, y su recitativo previo, de Un ballo in maschera, una página que algunos de los mejores tenores de los últimos años han eliminado. Los acentos, a veces desesperados, de Riccardo (o Gustavo si pensamos en la versión original de la ópera) están perfectamente expresados en una interpretación que no descuida las gradaciones, los ligados y los portamentos mandados. Con cierto esfuerzo, el cantante accede aún con energía a las alturas del la natural y del si bemol, con notas plenas de vibración. Ya no está para adelgazar el sonido como en sus años mejores, para aplicar delicadas medias voces, pero el resultado es espléndido. La del gobernador de Boston siempre fue una parte que dominó. Como dominaba la de Manrico, pese a su eventual falta de squillo. Su versión del Racconto Ah¡’ si, ben mio, coll’essere seguía siendo ejemplar en ese 1981: calibrada, expuesta en arco, con exquisito cuidado en la ejecución de los trinos solicitados —que casi nadie respeta— y con matices de un refinamiento sensacional. Ascenso bien controlado al si bemol (no escrito) de la repetición de la segunda parte. Interpretación espléndida, pues, a pesar de que no fila el sol que separa la transición hacia la repetición de la primera sección del aria. A idéntico nivel, con un recitativo verdaderamente fiero, con ese característico ataque característico del Verdi maduro a la nota, el aria de Luisa Miller Quando le sere al placido, elegantemente expuesta, dibujada a buril, coronada con un agudo, algo movedizo, no prescrito. Y para cerrar, el Adiós a la vida, con pianísimos de buena calidad —sin la pureza de los de antaño— y legato de libro. Expresión concentrada e interiorizada. Bergonzi disfruta de un acompañamiento simplemente correcto, con una orquesta pasable y un maestro funcional, que ofrece aceptables versiones, algo planas, de la obertura de Guillermo Tell, el preludio de Aida y el Intermezzo de Cavalleria rusticana. prisa y precipitaciones, en finales de frase, que le hace terrenal y cercano al público. Lo perfecto no está reñido con lo esencial; las imperfecciones fruto del vivo, ¡benditas sean! Su manera de tocar es parca pero eficaz, con garra. Su construcción de estos monumentos pianísticos es mesurada y pensada, nada improvisada. En este DVD se percibe la experiencia del músico con dichas obras en el que por cierto, los planos y los enfoques, bien intercalados, son muy próximos al intérprete, quizás demasiado, dando poca perspectiva al espectador. Las Bagatelas en sus manos pueden ser de lo más agraciado del concierto: poesía y legato expresivo, sencillez y sinceridad, delicadeza, etc. Especialmente la nº 5 en sol mayor, donde profundidad y romanticismo nos hacen disfrutar del Beethoven más cálido y evolucionado, casi sinfónico. Kovacevich se identifica con el repertorio. Y los Schubert, más de lo mismo, en el buen sentido: este pianista disfruta y comunica con este conjunto de obras, con su tocar sereno y meditado, lo que no quiere decir falto de efervescencia y alegría. Muy interesante y enriquecedor. Destinado a aquellos que deseen disfrutar, conociendo o no, el repertorio. A.R. E.B. STEPHEN KOVACEVICH. Pianista. ELENA NIKOLAIDI. Contralto. Beethoven: Sonatas opp. 110 y 111. Bagatelas op. 126, nºs 5 y 6. Schubert: Ländler D. 790, nº 11. Ländler D. 790, nº 12. Director de vídeo: ANDY SOMMER. En recital. Obras de Gluck, Wolf, Canteloube y canciones populares griegas. GUY BOURASSA, piano. EMI 724355698223. 56’. Grabación: La Roque d’Anthéron, VIII/2004. Formato imagen: Pal 16:9 compatible 4:3. Formato sonido: Dolby Digital 5.0 – LPCM 2.0. Subtítulos en inglés y francés. N PN KOVACEVICH Carlo Bergonzi, que todavía vive, con E l pianista Stephen Kovacevich es el protagonista de este DVD, registro del vivo que data del mes de agosto de 2004, en La Roque d’Anthéron. Kovacevich es un pianista ya de edad madura (1940), lo que le suma más que restarle, ya que sus interpretaciones son serenas y con una profundidad que, aunque poco tenga que ver con los Kempff, Richter, Michelangeli, etc., es de agradecer. Sobre todo en nuestra época, donde parece primar lo brillante y correcto, aunque sea superficial. El repertorio que incluye su recital son obras del último Beethoven, sus Sonatas op. 110 y op. 111, más las deliciosas Bagatelas op. 126, nºs 5 y 6; y los Ländler D. 790 nºs 11 y 12 de Schubert. Las obras le van perfectas a Kovacevich. Las sonatas de Beethoven encuentran en él a un intérprete mesurado, sereno, contenido mas expresivo, de una cierta rusticidad. Tiene fuerza interpretativa, y una vulnerabilidad (maravillosa) traducida en alguna VAI 4342. 43’. Grabación: Radio Canadá, 17-I1961. Remasterización: 2005. Productor: Raymond Edwards. Distribuidor: LR Music. R PN Un breve recital de la cantante griega y una entrevista en inglés, sólo de sonido y sin subtítulos, nos permiten evocar a la ilustre contralto de cámara que fue Nikolaidi. A pesar de lo escueto del programa, es fácil apreciar la cálida y pastosa naturaleza de una voz manejada con pericia y musicalidad, en especial por la afinación, el ligado y el dominio de los volúmenes. Nikolaidi sube con seguridad y su grave, ancho y colorido, evita cualquier encajonamiento. La capacidad interpretativa de la solista se advierte en la variedad del menú, que se abre con el Orfeo gluckiano para derivar entre el Wolf más lírico y bien humorado, el Canteloube de refinado populismo y tres canciones anónimas griegas cuyo arreglista permanece también anónimo. Una de ellas, conocida en francés como Tout gai!, fue armonizada, en su lugar, por Ravel. Normalmente, en las salas de concierto pasan imperceptibles los matices del rostro y el cuerpo del cantante. Aquí, los primeros planos de la cámara nos dejan apreciar las honduras y delicadezas de esta artista elegante y señorial, capaz de volver del infierno dieciochesco y bailar imaginariamente en Auvernia y Creta. Todo lo mejor para el pianista acompañante. B.M. 109 D V D RECITALES-VARIOS LUCIANO PAVAROTTI. Tenor. The last tenor. Narrador: IAN MCKELLEN. Director de vídeo: FRANCIS HANLEY. Guión y producción: ADAM SWEETING. DECCA 074 3102. 88’ y 77’ (extras). Grabación: 2003-2004. Productora: Erica Banks. Distribuidor: Universal. N PN Se trata de un retrato personal y profesional del tenor modenense, donde se nos recuerdan su procedencia, sus inicios profesionales, su despegue en el Covent Garden, sus triunfos, etc., evocando al mismo tiempo y también en imágenes a sus ídolos tenoriles: Caruso, Di Stefano (su tenor predilecto), Gigli, Schipa o el más sorprendente Mario Lanza. Hablan diversas personalidades de su entorno familiar o laboral, su hermana Gabriela, la actual representante Terry Robson, Bono, el líder del grupo U2 (que le escribió la canción Miss Sarajevo), Joseph Volpe del Metropolitan o Roberto Alagna, premiado en uno de sus concursos. Mientras vemos imágenes de su ciudad natal o documentos del pasado o del presente, el tenor en off interpreta alguno de sus éxitos tanto operísticos como cancioneriles. Pavarotti se confiesa también, hablando hasta de sus ingenuas supersticiones (no se atreve a nombrar La forza del destino) y reiterando lo que siempre afirmó, que Jaime Aragall (de quien ignora si sigue aún en la brecha), es la mejor voz de su generación. Poco se habla (en realidad nada, salvo alguna fugaz aparición) de su primer y largo matrimonio con Adua Veroni, que le dio tres hijas (Lorenza, Cristina y Giuliana), y sí un poco más de la segunda esposa, Nicoletta Mantovani, ya que asistimos a su boda, oficiada en el Comunale de su ciudad de nacimiento, ya que la iglesia no le permitió esposarse en recinto sagrado, dando oportunidad al cantante de emitir una frase tan cierta como digna de hacerse célebre: “el teatro es la catedral de los cantantes”. Vemos de pasada, por supuesto a Mirella Freni y Leone Magiera, dos coterráneos muy asociables a su currículo, así como a José Carreras (en el bautizo de su hija Alice) y Andrea Boccelli cantando en la boda. Pero a Joan Sutherland o Richard Bonynge, dos nombres decisivos en los inicios pavarottianos, ni citarlos. ¿Será por el encontronazo que tuvieron? Se trata, pues, de un relato típico destinado a un medio televisivo, muy disfrutable por la profesionalidad de su realización y que tiene a favor el informarnos rápida y directamente de una de las figuras de la lírica más renombradas de los últimos años y, en contra, cierta superficialidad intrínseca a este tipo de productos. En el Bonus, extensísimo, reencontramos las entrevistas al completo de Bono y Alagna; una bien dilatada charla con el propio tenor en la que, después de citar a una docena de colegas anteriores y contemporáneos, de nuevo reitera su admiración por Di Stefano centrándose ahora un poco más en la figura de Franco Corelli, del que habla maravillas (Alagna hace lo propio en su discurso) —cuando se le pregunta por los directores de orquesta, se lanza a elogiar a James Levine, pero nos deja con un regusto amargo al no citar a uno que afirma perjudicar a los cantantes, poniendo un ejemplo de tipo automovilístico bastante bien fundamentado. Hay además un reportaje paisajístico, como de inspirada agencia de viajes, de Módena y alrededores y el Pésaro donde veranea desde la infancia, de fondo sonando como es preceptivo su luminosa voz. Hay también cortes musicales donde el tenor interpreta el obligatorio Nessun dorma pucciniano, el Addio alla madre mascagniano, el lamento de Federico de Cilea, cada una de estas tres páginas provenientes de previas publicaciones del sello Decca (Pavarotti en Central Park, Pavarotti and Friends, 40 años del debut) para finalizar con dos videoclips (Ti adoro, Il canto), el primero en plan comedieta musical (con una estética que le va poquísimo al cantante), mientras que el segundo resulta muy bonito al reflejar diversas rostros, personas y situaciones sobre la voz del tenor interpretando esa hermosa canción arriba citada. Se incluye, asimismo, una galería de fotos. Bien completita la entrega. (hay un momento en el que uno de los directores del certamen explica que los concursantes pueden recibir cartas y escribir, pero no recibir visitas ni llamadas telefónicas) y su tensión. Stern se asombra de la resistencia mental de los concursantes, y Grumiaux termina haciendo ascos de la industria en que se han convertido los concursos. Siempre se dice que ayudan a empujar una carrera, lo que probablemente es cierto. Pero ¿son justos? ¿son razonables? Casi nadie recuerda hoy a Hirshhorn, que ganó el concurso en la misma edición en la que un espléndido Kremer quedó tercero. En el documental aparecen las “guerras” políticas, el reinado soviético, el enfado, el boicot, los intentos norteamericanos por instalar a un candidato entre los ganadores. ¿Es razonable que algunos de los finalistas tengan a sus profesores en el jurado? ¿No sitúa eso en desventaja a los demás? Y en cuanto a las presiones de tiempo, ¿qué tiene eso que ver con la música? ¿Hablamos de capacidad técnica y artística (creo que evidentemente vence lo primero) o de un concurso de velocidad de “preparación” de la obra? A mí, personalmente, me preocupa el resultado final, no cuánto tiempo se ha tardado en conseguir. Eso puede asombrarme más o menos, pero no me parece que haber llegado más lejos en un corto tiempo sea un mérito artístico. De hecho, los mejores y más profundos artistas se suelen tomar su tiempo. Me parece más importante la cualidad del resultado. En suma, esto de los concursos cada vez me parece más dudoso, aparte de ser una prueba de resistencia física y mental verdaderamente cruel. Dicho esto, el documental ilustra con acierto la atmósfera e historia del acontecimiento, y como tal, es un elemento de información más que valioso, y está conducido y realizado con acierto. F.F. VARIOS EL CONCURSO DE UNA REINA. Documental sobre el Concurso Reina Elisabeth. Directores: MICHEL STOCKHEM Y BENOIT VLIETINCK. CYPRÈS CYP 11001. 99’. Formato vídeo: 4:3. Formato audio: Mono y PCM estereo. Idiomas: francés y holandés. Subtítulos: inglés, alemán, español. Distribuidor: Gaudisc. N PN Interesante documental sobre el famoso concurso belga, especialmente prestigioso en la especialidad de violín, por cuyo jurado han desfilado Menuhin, Oistrakh (que también lo ganó en una de sus primeras ediciones), Stern, Grumiaux y otros célebres violinistas. Aunque algunos pianistas célebres también lo cuentan en su palmarés (Gilels, Ashkenazi), es entre los violinistas donde el concurso tiene más gancho. El documental ilustra sobre este prueba endemoniada, sus exigencias de preparar en un tiempo récord obras específicas de encargo, su “encierro” R.O.B. w w w. s c h e r z o . e s 110 ÍNDICE ÍNDICE DE DISCOS CRITICADOS Amadeus, Cuarteto. Obras de Haydn, Mozart y otros. Andante.. . . . . . . . . . . . . . . . . 72 Anchieta: Misa. Cabré. K 617. . 76 Andsnes, Leif Ove. Pianista. Obras de Mozart y Bach. EMI. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108 Argerich, Martha. Pianista. Obras de Brahms, Chaikovski y otros. EMI. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98 Arriaga: Cuartetos. Camerata Boccherini. Naxos. . . . . . . . . . 76 Bach: Cantatas 7, 30. 167. LeBlanc/Milnes. Atma. . . . . . . 77 — Cantatas, vol. 14. Gardiner. SDG. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78 — Cantatas, vols. 19, 20. Koopman. Challenge. . . . . . . . 78 — Clavier Übung. Jacob. Zig Zag. . . . . . . . . . . . . . . . . . 76 — Sonatas para violín y clave. Malgoire/Rannou. Zig Zag. . . . 77 — Suites para orquesta. Manze. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . . . 77 Bach, C. P. E.: Conciertos para tecla. Spányi. BIS.. . . . . . . . . . 78 Bach/Shostakovich: Preludios y fugas. Mustonen. Ondine. . . . 77 Barrueco, Miguel. Guitarrista. Obras de Falla y Granados. EMI. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71 Beethoven: Concierto para piano 5. Gelber/Leitner. EMI. . . . . . . 71 — Concierto para violín. Zimmermann/Tate. EMI. . . . . . 71 — Fidelio. Mödl, Dermota/Böhm. Walhall. . . . . . . . . . . . . . . . . . 75 — Misas. Giulini. Brilliant.. . . . 74 — Sonatas para piano. Gulda. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . . . 79 — Sonatas para piano op. 10. Oppitz. Hänssler. . . . . . . . . . . 78 — Sonatas para violín y piano. Y. y J. Menuhin. EMI. . . . . . . . . . 71 Benda: Conciertos para clave. Bauer/Schneider. CPO.. . . . . . 79 Bergonzi, Carlo. Tenor. Arias. VL. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108 Berio: Rendering. Eschenbach. Ondine. . . . . . . . . . . . . . . . . . 67 — Transcripciones. Chailly. Decca. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67 Berlioz: Condenación de Fausto. Lewis, von Otter/Solti. Arthaus. . 104 Bitetti, Ernesto. Guitarrista. Obras de Rodrigo. EMI.. . . . . . . . . . . 71 Bizet: Carmen. Karajan. Andante. . . . . . . . . . . . . . . . . . 72 — Carmen. Del Monaco, Archipova/Melik Pashiev. Myto. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73 — Carmen. Ewing, MacCauley/Haitink. NVC. . . 104 Brahms: Concierto para piano 1. Gelber/Kempe. EMI. . . . . . . . . 71 — Concierto para piano 1. Zimerman/Rattle. DG. . . . . . . 80 — Sinfonías. Sawallisch. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . . . 74 Bruch: Canción de la campana. Steen. CPO. . . . . . . . . . . . . . . 80 Bruson, Renato. Barítono. Obras de Verdi y Giordano. Capriccio. 70 Chaikovski: Bella durmiente. Kopilov. Arthaus. . . . . . . . . . 104 — Cuartetos 2, 3. Brodsky. Brodsky. . . . . . . . . . . . . . . . . . 80 — Evgeni Onegin. Prokina, Drabowicz/Davis. Warner. . . 105 Charpentier: Te Deum e. a. Christie. Virgin. . . . . . . . . . . . 81 Chausson: Rey Arturo. Schroeder, Bullock/Botstein. Telarc.. . . . . 81 Christmas Day. Cleobury. EMI.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100 Conciertos para violín. Barton/Hege. Cedille. . . . . . . . 99 Concurso reina Elisabeth. Cyprès. . . . . . . . . . . . . . . . . . 110 Consort Songs. Feldman. Olive. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100 Corelli: Sonatas para violín. Montanari/Dantone. Arts. . . . . 82 Dame de deuil. La Morra. Etcetera. . . . . . . . . . . . . . . . . 100 Debussy: Hijo pródigo. Cluytens. Arts. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81 Desmarest: Motetes. Niquet. Glossa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82 Donizetti: Marino Faliero. Siepi, Galvany/Boncompagni. Myto. 73 — Roberto Devereux. Caballé, Raimondi/Bartoletti. Myto. . . . 73 Du Caurroy: Meslanges. Raisin Dadre. Naïve.. . . . . . . . . . . . . 83 Dunstable: Misas y motetes. Pitts. Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83 Dvorák: Danzas eslavas. Maazel. EMI. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71 — Sinfonía 5. Sejna. Supraphon. 83 — Sinfonías 5, 7-9. Jansons. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . . . 74 — Sinfonías 6-9. Davis. LSO. . . 83 Eisler: Deutsche Sinfonie. Inbal. Naïve. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83 Falla: Obras para piano. Weyand, Profil. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84 Fauré: Canciones. Crabben/Spinette. FL. . . . . . . . 84 Fernández Arbós: Obra completa. Varios. Verso. . . . . . . . . . . . . . 68 Gilels, Emil. Pianista. Obras de Chopin, Liszt y otros. Brilliant. 99 Grieg: Peer Gynt. Tate. EMI. . . 71 Haendel: Cantatas italianas. Dessay/Haïm. Virgin. . . . . . . . 85 — Sonatas en trío. Brook. Avie. 84 Hanson: Sinfonía 2. Kunzel. Telarc. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85 Haydn: Canciones escocesas. Anderson. Brilliant.. . . . . . . . . 86 — Cuartetos op. 74. Lindsay. ASV. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85 — Sinfonía 94. Giulini. Profil. . 86 Hummel: Misa. Hickox. Chandos.86 Jacopo da Bologna: Madrigali. Reverdie. Arcana. . . . . . . . . . . 87 Janácek: Obras para piano. Pálenícek. Suprahon. . . . . . . . 87 Kerll: Obras para órgano. Kelemen. Oehms.. . . . . . . . . . 87 Klemperer, Otto. Director. Obras de Beethoven, Brahms y otros. Andante.. . . . . . . . . . . . . . . . . 72 Korngold: Música cinematográfica. Gamba. Chandos. . . . . . . . . . . . . . . . . 88 Kovacevich, Stephen. Pianista. Obras de Beethoven y Schubert. EMI. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109 Leclair: Sonatas. Cohën-Akenine. Alpha. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89 Lehár: País de las sonrisas. Kollo, Sarata/Ebert. DG. . . . . . . . . . 105 Leoncavallo: Pagliacci. Del Monaco, Ivanov/Tieskovini. Myto. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73 Libro de los Gansos. Ank. Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . . 100 Live in Ramallah. Barenboim. Warner. . . . . . . . . . . . . . . . . 101 Locatelli: Arte del violín. Bonucci. Arts. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89 Lutoslawski: Canciones. Rappé/Wit. Naxos. . . . . . . . . . 88 — Conciertos. Wit. Dux. . . . . . 88 Mahler: Sinfonía 4. Tennstedt. Profil. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89 Messiaen: Veinte miradas al niño Jesús. Muraro. Accord. . . . . . 105 Montéclair: Conciertos. Buffardins. Accent. . . . . . . . . . 89 Monteverdi: Orfeo. Rensburg, Gerstenhaber/Malgoire. Dynamic. . . . . . . . . . . . . . . . 106 Mozart: Conciertos para piano. Vol. 2. Zacharias. MDG. . . . . 91 — Cuartetos. Tokio. Biddulph. 90 — Don Giovanni. Raimondi, Varady/Sawallisch. Myto. . . . . 73 — Idomeneo. Eipperle, Kupper/Zilling. Walhall. . . . . . 75 — Quintetos y Cuarteto. Coppola/Kuijken. Challenge. . 90 — Rapto en el serrallo. Berger, Ludwig/Schmidt-Isserstedt. Walhall. . . . . . . . . . . . . . . . . . 75 — Réquiem. Runnicles. Telarc. 91 — Réquiem. Delfs. Avie. . . . . . 91 Música sacra en época de Carlos V. Recasens. Comunidad de Madrid. . . . . . 101 Nikolaidi, Elena. Contralto. Obras de Gluck, Wolf y otros. VAI.. 109 Obras corales para cuarenta voces. Halsey. H. Mundi. . . . 101 Orff: Prometeo. Leitner. Arts.. . 91 Palestrina: Misa del papa Marcelo. Rombach. Christophorus. . . . . . . . . . . . . 93 Pavarotti, Luciano. Documental. Decca. . . . . . . . . . . . . . . . . . 110 Pellegrino. Música del s. XVII. Reyes. Enchiriadis. . . . . . . . . 102 Penderecki: Obras de cámara. Prazák. Praga.. . . . . . . . . . . . . 92 Piazzolla: Cinco para el tango. Olguín. Quindecim. . . . . . . . . 92 Poppe: Música de cámara. Kairos. Col Legno. . . . . . . . . . . . . . . . 92 Poulenc: Voz humana. Schmidt/Swierczewski. Cascavelle. . . . . . . . . . . . . . . 106 Prokofiev: Romeo y Julieta. Lawrence. Arts.. . . . . . . . . . . 107 — Sinfonía 1 e. a. Swensen. Linn.93 Puccini: Tabarro. Pons, Stratas/Levine. DG.. . . . . . . . 107 — Tosca. Jurinac, Oncina/Krips. Myto. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73 — Turandot. Grobl-Prand, Spruzzola-Zola/Capuana. Walhall. . . . . . . . . . . . . . . . . . 75 Quijotes. Obras de Ibert, Falla y otros. Encinar. DG.. . . . . . . . 102 Quintetos con piano. Pihtipudas. Eda. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102 Rachmaninov: Concierto para piano 2. Gavrilov/Muti. EMI. . 71 Rattle, Simon. Director. Obras de Stravinski, Mahler y otros. Arthaus. . . . . . . . . . . . . . . . . . 69 Rautavaara: Cantus arcticus. Segerstam. Ondine. . . . . . . . . 94 Respighi: Pinos. Fuentes. Fiestas. Muti. Brilliant. . . . . . . . . . . . . 74 Righini: Convidado de piedra. Maestri. Bongiovanni.. . . . . . . 94 Schubert: Bella molinera. Kobow. Atma. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94 —Sonatas para piano. Enders. Capriccio.. . . . . . . . . . . . . . . . 94 Schütz: Sinfonías sacras. Junghänel. H. Mundi. . . . . . . . 95 Sciarrino: Cuaderno. Cambreling. Kairos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96 Scriabin: Sinfonías. Muti. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . . . 74 — Sonatas 3, 5. Kissin. RCA. . . 95 Shade of Forests. Obras de Enescu, Ravel y otros. Graffin. Avie.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102 Strauss: Obras para orquesta. Kempe. Brilliant.. . . . . . . . . . . 74 Szell, Georg. Director. Obras de Beethoven y Bruckner. Andante. . . . . . . . . . . . . . . . . . 72 Taneiev: Quinteto. Trío. Repin e. a. DG. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95 Telemann: Pastorelle. Karabits. Capriccio.. . . . . . . . . . . . . . . . 96 Tessarini: Contrasto armonico. Baroni. Symphonia. . . . . . . . . 96 Vals de Tolstoi. Urano. BIS. . . 103 Vaughan Williams: Obras vocales. Lloyd-Jones. Naxos. . 96 Verdi: Attila. Nesterenko, Chiara/Santi. Arts.. . . . . . . . . 107 — Otello. Vickers, Freni/Karajan. DG. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108 Vivaldi: Conciertos. Oberlinger. Arcana.. . . . . . . . . . . . . . . . . . 97 — Cuatro estaciones. Jansen. Decca. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97 — Tito Manlio. Ulivieri, Gauvin/Dantone. Naïve.. . . . . 97 Vivanco: Misa. Trendell. Gaudeamus. . . . . . . . . . . . . . . 98 Wagner: Oro. Walkyria. Adam, Kniplova/Sawallisch. Myto. . . 73 — Tannhäuser. Fischer-Dieskau, Musial/Ludwig. Walhall.. . . . . 75 — Walkyria. Mödl, Windgassen/Keilberth. Walhall. . . . . . . . . . . . . . . 75 Wolf: Mörike-Lieder. Güra/Schultsz. H. Mundi. . . . . 98 111 D N IE GS R O C M OA R S FIL Paisajes sonoros BÉRGAMO ALREDEDOR DE BERLÍN sequible y extraordinaria es Bérgamo en la literatura, taminación de mil y un murmullos, de la pasión de los en la ficción también, quiero decir en la ensoñación; intérpretes/compositores, de su adolescencia o de la tiene esa cualidad indispensable de las ciudades mía, de su nostalgia, de sus recuerdos y de los recuerinvisibles, de ser doble, realmente, la Bérgamo Alta, la dos de otras músicas. Coscia y Trovesi escogen algunos Bérgamo Baja; gracias a esa doblez, esa ciudad es inexactemas clásicos de Weill, la Balada Tango de la Ópera de ta, huidiza, los jardines suspendidos añaden a esa sensatres centavos, algunas escenas de Mahagonny, el Alabación oblicua, flotante, o inclinada como una estatua, una ma Song… y los tocan como Busoni tocaba las sonatas ruina, un torso y un cuello, quizá una parte de la cabeza, de Beethoven, vacilando, como si se tratara de un esbosaliendo de la arena de una playa griega con fuerza, la zo sobre el cual habría que improvisar, un esbozo sobre estatua de la libertad al final del Plael cual habría que divagar, por neta de los simios… Pálidas las plaejemplo Divagazioni su “Youkali” o zas, dolientes los parques, alargadas esa canción re-nombrada Tristeza di y secretas las calles como esa misma Fra Martino, el Frère Jacques, el de la casa paterna del Tasso donde monje campanero de la Primera paseó el corazón latiendo infelicidad Sinfonía de Mahler. Allí, en ese sublime Donizetti, allí en Bérgamo vagabundeo, Weill encuentra su acaba aquel paraíso voluptuoso y identidad; los músicos tocan, intersoleado del canto. En esa ciudad pretan esa huida de Weill y los desconocida, Karel Capek intuyó allí lugares de su huida son los sueños. otra Praga posible, y Stefan George Kit-Kar Lhiau, creo: “¿A qué piensupo de los jardines colgantes y se lo sa parecerse el hombre? Se parece dijo a Schoenberg que volvió a la al cambio de forma”. La alteración ciudad soñada para encontrarse con de las bergamascas, alteración realiPierrot, el Pierrot lunar, Donizetti o zada All’improvviso e con un pò di Tasso, pensativo, silencioso dandy follia dicen los intérpretes del disco de Bérgamo, la cara de cera bajo la que lleva ese título. Intérpretes y luna enferma. Pierrot, ¡mi risa! dice el recompositores: Lucilla Galeazzi y poema y dice el canto en sprechgeMarco Beasley (voces), Gianluigi sang… La nostalgia de Bérgamo, Trovesi, una vez más, (clarinete) y suave queja suspiro cristalino, transChristina Pluhar dirigiendo el conmitida por las viejas pantomimas, junto de instrumentos antiguos con los deseos terribles y tiernos… L’Arpeggiata, revisitan y reinventan Schoenberg se lo contó todo a Weill, la Chacona (Cazzati y Bernardo Stopues las palabras y las músicas race), la Romanesca (Santiago de dicen, de compositor a compositor: Murcia), las Españoletas (Ruiz de “ahí estamos para ser cogidas, usaRibayaz), el Aria (Frescobaldi), el das, arrojadas e incluso olvidadas… Passacalle (Pozzi), la Improvisación esperaremos siempre”. sobre un bajo (Kapsberger) y la Son las mismas melodías, tienen Bergamasca (Filippo Azzaiolo), el la elegancia de las almas errantes. baile y el canto en una lengua tan Son las mismas melodías de un viaje inaprensible como lo es aquella inmóvil, el de Conrad en La línea de città ideale fra i monti, donde nació sombra o Historias inquietas, sin la Commedia dell’arte y acaso la que el barco saliese del puerto; los palabra máscara… Recompositores viajeros, al igual que las melodías, e improvisadores, los intérpretes no necesitan moverse para viajar; en preguntan: “volver a descubrir la Purcell o en Weill, en Conrad o en armonía, el amplio color de los insStevenson, encontramos la misma trumentos antiguos y su belleza inmovilidad, la misma imaginación, indescriptible, sobre todo buscar la y al final la misma fiebre que las ROUND ABOUT WEILL. Música libertad de interpretación y de provoca. improvisación, improvisar haciendo original de Gianni Coscia y Gianluigi Gianni Coscia y Gianluigi Trove- Trovesi y basada en obras de Kurt Weill. acrobacias entre estilos tan alejados si no paran de rondar desde su pri- GIANNI COSCIA, acordeón; GIANLUIGI TROVESI, ¿con qué derecho? ¿qué podemos mer disco en busca de comida (o en clarinetes. hacer exactamente? ¿qué podemos versión original: In cerca di cibo; ECM 1907 982 4131. DDD. 69’53’’. aprender?”. La música está hecha ese era el título del disco de los Grabación: Zúrich, 2004. Productor: con lo más preciado de nuestros músicos norteños), pues son unos Manfred Eicher. Ingeniero: Markus Heiland. sueños: polvo y viento. Los músicos vagabundos o, mejor dicho por Distribuidor: Nuevos Medios. N PN los atraviesan, siguen su senda. Los Umberto Eco “unos maestros erranolvidan. “Quiero un lugar donde tes del mensaje de diversas memo- ALL’ IMPROVVISO. Ciaccone, vivir” canta Lucilla Galeazzi; “Dov’è, rias musicales”. Y Eco se preocupa Bergamasche, & un po’ di follie… dov’è la città?” ¿Dónde? ¿Dónde la por la salud musical de sus amigos, Improvisaciones sobre obras de ciudad? preguntan Coscia y Trovesi teme que el clarinetista y el acorde- Santiago de Murcia, Kapsberger, ¿Qué ciudad? No se sabe, pero estaonista empiecen a gritar presos de Falconiero, Ruiz de Ribayaz… rá allá donde se vuelven imprecisas furor brechtiano para interpretar la L’ARPEGGIATA. Directora: CRISTINA PLUHAR. las líneas dulces del horizonte, música de Weill… No ocurre eso LUCILLA GALEAZZI Y MARCO BEASLEY, voces; entre las capas nebulosas sobre sino todo lo contrario; ninguna revi- GIANLUIGI TROVESI, clarinete. dunas, en los huecos opacos, entre sitación filológica. Coscia y Trovesi ALPHA 512. DDD. 52’09’’. Grabación: las piedras abandonadas sobre su se llevan la República de Weimar a París, 2004. Ingeniero: Hugues Deschaux. sombra. Bérgamo, o acaso Bérgamo rodea Distribuidor: Diverdi. N PN Berlín; Weill se vislumbra en la conPedro Elías Mamou A 112 LARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLA A CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA LARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLA A CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA LARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLA (1856-2006) A CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA LARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLA A CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA LARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLA A CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA LARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLA A CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA LARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLA A CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA LARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLA A CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA LARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLA A CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA LARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLA A CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA LARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLA A CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA LARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLA A CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA LARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLA A CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA LARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLA 113 A CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA CLARA D O S I E R SCHUMANN E l 29 de julio de 1856 moría Robert Schumann, a los 46 años de edad. Sus últimos meses fueron un triste descenso al abismo de la locura, pero su corta vida le dio tiempo para crear uno de los pilares del romanticismo musical alemán. Fundamentalmente a través de las obras para piano y de los Lieder —aunque también los géneros orquestal y de cámara presentan composiciones estimables— legó un estilo personalísimo. Las páginas que siguen recuerdan su enfermedad mental, reconsideran sus mejores logros y trazan una discografía fundamental. D O S I E R SCHUMANN SANTA LOCURA Platón expulsó a los poetas de su ciudad ideal. Los encontraba locos, presas de la teia manía, de la santa locura que asalta al hombre cuando un dios lo posee y lo convierte en su altavoz, en un transmisor de la palabra ajena y divina. El rapto, la inspiración, el arrebato creador o como quiera llamárselo, quedó desde entonces, en Occidente, como algo asociado al arte. Los artistas tienen, en consecuencia, fama de locos y, a veces, se ufanan de serlo. No han faltado estudiosos, como Max Nordau, que asociaron estrechamente el genio y la locura, dos manifestaciones de anomalía, por encima y por debajo de la media, pero irregulares las dos, en cualquier caso. A la vuelta de los siglos, el lunfardo ha repetido la figura: un loco es un piantado, alguien que se ha piantado, que se ha ido de sí mismo, que está fuera de sí, dominado por el entusiasmo, dejando vacante su identidad, que es enseguida ocupada por otro. C 114 on todo, Platón no mandó al lejano ostracismo a sus poetas, los nuestros. Los alojó extramuros, fuera de las murallas urbanas, en una de esas poblaciones del extrarradio que se llamaban arrabales. Creó una suerte de arrabal de los santos en el cual los sagrados locos del arte se situaban separados de los ciudadanos normales y los esclavos, para evitar cualquier incómoda pandemia. De todos modos, se los veía desde las almenas de la ciudad, con reparo y curiosidad, tal vez admirativa. Ellos, por su parte, contemplaban la ciudad. Cuando desapareciera debelada por los enemigos, hecha ruina y olvido, los versos de los poetas seguirían en pie, inmortales. La locura poética platónica tiene un carácter simbólico. En efecto, el filósofo no propuso ejecutar a los poetas, ni meterlos en la cárcel o encerrarlos en un manicomio. Al contrario, los reunió en un sitio apropiado y específico, acaso para que discutieran de poética, se dieran a leer sus inéditos, se plagiaran y combinaran el reparto de premios literarios. Es decir que los casos clínicos quedaban fuera del juego. Ahora bien ¿qué pasa cuando un artista está loco de verdad, o sea que se ha comprobado clínicamente su extravío mental? La aceptación de la locura — me refiero a la locura en tanto entidad mórbida, la locura diagnosticada por un psiquiatra— como legítima compañera del artista, no es tan añeja. Más bien data de fines del siglo XIX, cuando se empieza a respetar al creador a partir de su obra, dejando en segundo plano cualquier anormalidad de su persona. Mucho hizo a favor de este, digamos, serenamiento de las cosas, Freud, al señalar que el ser humano es neurótico en tanto sujeto, que no hay sujeto sin neurosis y, por ello, dejando fuera del campo de la psi- quiatría a una cantidad de malestares anímicos que hubieran sido tratados como enfermedades antes que él. La historia del arte recoge cuantiosos ejemplos de desarreglos psíquicos en personajes notorios de su elenco. Torcuato Tasso, disfrazado de mendigo y usando un nombre inventado, de corte en corte por la Italia barroca; William Blake viendo árboles poblados de ángeles, hablándose con habitantes del cielo y celebrando funerales de hadas en su jardín; Hölderlin deambulando por su otro jardín, en diálogo consigo mismo; Van Gogh cortándose prolijamente una oreja ante su espejo; Nietzsche en coloquio con un caballo y proclamándose rey de Italia; el marqués de Sade alojado, por fin, en el hospicio de Charenton, acaso más confortable que la Bastilla; Gérard de Nerval yendo y volviendo de sus delirios con la memoria cargada de anécdotas igualmente delirantes. En el campo de la música, la sífilis condujo a la locura, por ejemplo, a Hugo Wolf y a Gaetano Donizetti. Produjo la muerte precoz de Schubert y hay quien aventura que la sufrió Beethoven, que su protuberante cabeza es el resultado del esponjamiento sifilítico de sus huesos frontales. Henri Duparc registra un caso curioso de la entonces llamada neurastenia. Tras componer una breve obra, se retiró a una pequeña población y permaneció inactivo hasta su muerte en avanzada edad. Proust se valió de estas circunstancias para dotar de ciertos rasgos duparquianos a su personaje del músico Vinteuil, así como Thomas Mann mezcló síntomas de Nietzsche y de Wolf en su endemoniado Adrian Leverkühn. Aquí, según se ve, hay una mezcla de vertientes. Una enfermedad física puede llevar a la demencia. Un trastorno psíquico llega, en casos, a la psicosis delirante. Queda, por fin, la duda: ¿hasta qué punto Blake y Nerval, por ejemplo, eran dueños de sus visiones, si es que no se trataba de alucinaciones? ¿Hizo Tasso una puesta en escena de una fingida locura? Dejemos fuera los episodios provocados por el alcohol y las drogas para centrarnos en el tema platónico: ¿cuál es la frontera que divide el extravío de la psique del rapto creador del artista? Acaso nunca lo sabremos porque la obra de arte señala a la vez que enmascara el momento de la invención, ya que el arte no es el resultado inmediato de aquélla, sino la formalización de una materia de por sí amorfa, como toda materia, por medio de un lenguaje retórico, de un sistema de convenciones estéticas, en síntesis: de la aparición de la censura que corrige, pule y da término a lo que, por naturaleza, no lo tiene. Bien puede ser que esta materia sea alguna categoría de lo que, vaga y extensamente, llamamos locura. Lo que sí resulta cierto es que, en estado de trance, nadie resuelve una obra de arte, si acaso y apenas puede dejar un documento de su malestar. Es cuando la locura se torna san- D O S I E R SCHUMANN ta o el santo enloquece, cuando la cordura del artesano se hace cargo del arrebato del artista. Es entonces el momento en que tenemos la obra de arte, que es universal. De otra manera, sólo contaríamos con un documento particular, una mera anécdota de la persona y no un objeto válido para los demás como algo propio. Por algo se habla con elogio de la obra maestra, o sea de la obra que ha sido manipulada y completada por la intervención del maestro, del artesano que, en sus cabales, pone en juego su solvencia técnica. El caso Schumann Dicho todo esto, veamos cómo encuadrar a Robert Schumann en el rompecabezas de la santa locura. Se sabe que el músico murió en la clínica de Endenich, donde estuvo internado los dos últimos años de su vida. Allí alternó momentos de lucidez con otros de ausencia. Prueba de estas alternancias son las cartas, coherentes o caóticas, que escribió entonces. Por momentos era capaz de leer a sus clásicos favoritos. Luego, la postración y la inercia lo fueron ganando. No está claro el diagnóstico de su muerte. Algunos psiquiatras hablan de una creciente psicosis categorizada como bipolaridad neurótica afectiva, de la cual fue resultado una cada vez mayor degradación del cuerpo y la mente. La autopsia reveló una osificación en la base del cerebro, con degeneración del tejido nervioso. Ciertos especialistas se decantan por la secuela de una sífilis, detenida en su fase terciaria por un tratamiento eficaz con mercurio —lo cual explica que no se hubiera transmitido a su mujer— que habría producido, en su momento, lesiones neurológicas irreversibles. Fuera de estos cuadros con elementos físicos muy evidentes, en la familia de Schumann hubo cierta propensión a los rasgos que en el músico cobraron énfasis. El padre era un hombre depresivo y taciturno, como también lo fue Robert. Su hermana Ernestina murió a los 29 años, tras un largo proceso de enajenación mental manifestado en el mutismo y la inmovilidad. Se sospecha que pudo tratarse de un suicidio. Por compensación, la madre era una mujer activa y sensata, que tomó a Robert bajo una especial protección, como niño mimado. Toda su vida, Schumann buscó el encuentro con una mujer materna, igualmente protectora y diligente, que lo asistiera en sus inconvenientes de cada día. Naturalmente, la halló en Clara Wieck, la cual, para colmo, fue una de las mayores pianistas de su tiempo y hasta coautora de alguna página con su marido. Una curiosa nota de la personalidad schumanniana es el uso de apodos y pseudónimos. Sus poesías de juventud solía firmarlas como Robert Schumann conocido como Skuländer o Robert an der Mulde. Luego organizó la Cofradía de David, donde todos tenían un nombre societario, a la manera de una logia masónica. En ella, Schumann era Eusebius, Florestan, Juvenalis o Serpentinus. Esta dispersión de la identidad no deja de ser sugestiva. El artista suele preguntarse continuamente, en una suerte de tembloroso narcisismo —las aguas que reflejan a Narciso acostumbran temblar— quién es, quién soy. La difusión schumanniana consiguió resultados estéticos, la aparición de personajes en las piezas de Carnaval y las Danzas de la cofradía de David. Sabido es que las relaciones de noviazgo con Clara no fueron pacíficas, porque el señor Wieck tenía una fijación lindante con el incesto respecto a su niña prodigio. Hizo de todo para evitar el matrimonio, escándalo incluido, y el argumento mayor es que Robert, un muchacho juerguista e irresponsable, estaba sifilítico. Por esos días, en efecto, sufrió algunos trastornos que se repetirían a lo largo del tiempo: parálisis manual que malogró su carrera de pianista, ataques de angustia, intento de suicidio arrojándose por una ventana, vértigos, sofocaciones, desmayos, hemorra- gias. Las explicaciones son varias. Schumann era un histérico que padecía síntomas de conversión, reflejos corporales del malestar mental supuesto. O bien se había tratado la invocada sífilis con unas dosis desmedidas de mercurio que lo intoxicaron, provocándole serios desarreglos nerviosos. Hay también una pintoresca leyenda según la cual Schumann ató sus dedos mayores a una cuerda colgada del techo, para perfeccionar su digitación en el piano, y esta maniobra le produjo una deformación paralizante. Aparte del tratamiento químico citado, Robert cumplió con las curas recetadas por un doctor de apellido Hartmann: descargas eléctricas, baños con sangre animal, una dieta que prohibía el alcohol, unos misteriosos polvillos que ingería en dosis ínfimas. Debía combatir sus habituales crisis de apatía, indiferencia, pereza, inactividad. Se daba atracones de música y ello es evidente en sus famosos “años”: en uno compuso la mayor parte de sus canciones, otro lo dedicó al género sinfónico, otro al pianístico. En este cruce de la música con la vida activa hay una clave de su personalidad: mientras el silencio lo aniquilaba, la composición le daba vida. Su mejor terapia fue la terapia musical. La figura de Clara resultó el fuerte apoyo que ya apunté. Clara, la mujer que lo convirtió en esposo y padre, dueño de casa y vecino ilustre de diversas ciudades. Pero no dejaba de ser un punto conflictiva. Clara estaba habituada al triunfo desde niña, a ser mimada, aplaudida y pagada por públicos burgueses y cortes aristocráticas. En cambio, a Schumann le costó imponerse y hubo medios musicales como Viena y París, decisivos para la carrera de cualquier músico europeo, que no le mostraron especial interés. El doble En este orden, otro personaje esencial en su vida es Felix Mendelssohn. Robert llegó a considerarlo “su padre y su dios”. No es infundado considerarlo su doble, si por doble entendemos no ya el obvio reflejo del rostro en el espejo sino, al contrario, el reverso del espejo mismo, todo lo que el otro es y no soy, todo lo que tiene de diferente pero también de complementario y me permite imaginar la plenitud, la perfección. Mendelssohn fue romántico y, como tal, destinado a morir joven. Pero, al revés que Schumann, era de origen burgués elevado, Felix Mendelssohn de gustos elegantes y lujosos, siempre situado en puestos de dirección como el de la Gewandhaus de Leipzig, equilibrado, de mentalidad clásica sin desmedro de una sensibilidad romántica. Convertido en uno de los directores de orquesta más valorados de Europa, fundador de una formación modélica, protagonista del redescubrimiento de Bach y Haendel, dominador de las formas canónicas de la tradición musical, podía brindar a Schumann, exactamente, todo lo que el otro no tenía. Robert poseía un toque de genialidad del que Mendelssohn carecía. Más bien diría que rehuyó todo lo genial, esa entidad germánica y oscura (sic Borges) que es el genio, la capacidad de inventar géneros o de hacer obras con género propio pero que suele amar el desequilibrio y reñir con la inteligencia. 115 D O S I E R SCHUMANN 116 Lo de Mendelssohn era el talento, materia que alimenta a la maestría: formas pulidas, economía expresiva, señorío técnico. A veces, escuchando ciertas partituras schumannianas, se echa en falta una mayor influencia mendelssohniana para que materia y forma no se escapen por las costuras, la una de la otra. En todo caso, es indudable que si Schumann llegó al dominio de vastas estructuras (sinfonías, sonatas, oratorios, no la ópera, a la que fueron ajenos ambos) fue gracias a Mendelssohn. Y esta romántica fusión tiene que ver con su existencia digamos que cuerda. Felix, el amigo del alma, el doble sensato y apacible, fue el componente masculino de su terapia musical, así como Clara fue su componente femenino. Conformaron una especie de pareja simbólica de padre y madre, eso que aparentemente se nos da y que, en verdad, vamos buscando y construyendo a lo largo de nuestra historia. Esta amistad fraternal y simbiótica cobra relieve si se tiene en cuenta que Robert no era un hombre de fácil trato. Tenía largos periodos de ensimismamiento depresivo y misantrópico. No soportaba la abundancia verbal de Wagner ni el arresto espectacular y mundano de Liszt. En cambio, tuvo buenos tratos con los jóvenes que se le acercaban para reconocerlo como maestro. Uno alcanzó especial importancia: Johannes Brahms, que tomó a los Schumann como padrecitos postizos. Siempre se tendió a ver en Brahms un enamorado platónico de Clara, cuando en verdad amaba el reflejo de Robert en ella. Brahms era homosexual y no escapa a un buen lector de su epistolario que estuvo enamoraJohannes Brahms do de Joseph Joachim, el violinista que también integró el círculo de los Schumann. Si señalo esta trenza sentimental donde Brahms aparece comprometido no es por simple anecdotismo sino porque en su música, quizá, encuentra su conciliación la doble vertiente antes señalada: el arrebato y el control, el impulso y la economía, el romanticismo y el clasicismo. En él culmina acabadamente lo que en Schumann está descubierto y apuntado. A menudo, siguiendo los tópicos de un romanticismo de baja intensidad, que asoció con ligereza el arte y la locura (la locura del loquero, quiero decir), se ha querido ver en la música de Schumann los rasgos de su extravío mental. Hasta se convirtió su piantadura en conmoción genial y en inspiración sobrehumana. Más bien me inclino a pensar lo contrario. Si locura hubo en la vida de Schumann, su música tiene que ver con sus periodos de lucidez, de trabajo disciplinado y de corrección formal. Es cierto que algunas de sus partituras merecieron unas enmiendas, como las que Mahler practicó en la instrumentación de sus sinfonías, cuando presentaban redundancias de timbres o confusión de soluciones armónicas. También es cierto que en sonatas y cuartetos, Schumann falla en el desarrollo de las variantes, arte mayúsculo, por ejemplo, en Beethoven y Mendelssohn, y que heredará Brahms gracias a la paciencia de su discipulado. Pero ninguno de estos defectos se puede achacar a la locura sino a una falta de dispositivo técnico. Lo mismo cabe concluir respecto a sus audacias armónicas: cambios súbitos y constantes de tonalidad, superposición de voces en distintas tonalidades que hacen pensar en un bitonalismo precoz y anticipatorio. Aquí Schumann es personal, inventivo, audaz. Está apostan- Robert y Clara Schumann (daguerrotipo, 1850) do fuerte y sabe que lo hace. Menos fundadas me parecen las observaciones acerca de su repentismo, su tendencia a lo fragmentario, su propensión al capricho, lo fantástico rapsódico, la ocurrencia sin secuela. Se ha querido ver en estas decisiones estéticas una interrupción demente del curso musical, la imposibilidad de salir del arrebato inspirado y seguir con el desarrollo de las ideas. También, en sus más típicas canciones, se advierte una suerte de discurso pianístico infinito, que aparece y desaparece, y sobre el cual se tiende la voz cantando más allá de la estrofa. Todo este programa es, por el contrario, una afirmación en acto del credo romántico: como hemos de vérnoslas con el infinito y carecemos de un órgano igualmente infinito, todo cuanto hagamos es fragmentario y un vaivén entre el sonido y el silencio. Nadie puede pensar que El carnaval de Viena, Las Piezas fantásticas o las Escenas del bosque merecerían un tratamiento más detenido y desplegado en coletazos y variantes. Son lo que son porque así deben ser. En sentido opuesto, habría que marcar sus impecables y estrictas soluciones formales en partituras de amplio despliegue. Los ejemplos son expresivos: sus sinfonías, en especial la Primera y la Cuarta; sus Cuarteto y Quinteto con piano; su Concierto para violonchelo y orquesta; algunas oberturas de concierto como Manfredo. Y, último pero no menos, ¿hay un ciclo de canciones más conseguido que Amor de poeta? Hacia el final, la mente de Schumann se fue, por decirlo de alguna manera, enriqueciendo de alucinaciones. Oía voces místicas, distinguía los sonidos del más allá entre las consonancias angelicales y las disonancias demoníacas. Descifraba mensajes ultraterrenos que le ordenaban componer tal o cual cosa, lo que no hacía. Era imposible que la música humana reprodujera la inaudita armonía sobrenatural. Por entonces intentó templar estas experiencias que rozaban la mística con su interés por la teosofía, que conciliaba todas las religiones en una sola, y por el espiritismo y las mesas giratorias, con invocaciones a espíritus de difuntos. No fue una terapia eficaz: no era musical. Cierta vez, estando con unos contertulios, se levantó y, sin quitarse la casera bata, salió a la calle y se arrojó al Rin. Lograron salvarlo y los médicos aconsejaron su internación. Es la historia esbozada al comienzo de estas páginas. La locura progresó. La música desapareció para siempre. No hubo manera de impedir que aquélla se detuviera y ésta volviese a sonar. Había llegado la hora del gran silencio. Blas Matamoro Si necesita razones para volver a disfrutar de estas obras, aquí tiene seis. la hermosa voz de magdalena kožená. el maestro karl richter, en una grabación de referencia en dvd. el estreno mundial de un manuscrito descubierto en 2002. la portentosa dirección de harnoncourt y la belleza de un dvd grabado en el olímpico de vicenza. écnica depurada, pasión, elegancia en la media voz de un tenor pleno: rolando villazón. cd + dvd. william christie y siete voces privilegiadas: es jeunes chanteurs es arts florissants. Novedades esenciales con matices de interpretación y dirección, escenarios que hacen nuevas las obras maestras de los grandes clásicos. Estas y muchas más las encontrará en su espacio de música de El Corte Inglés. Patrocinador del Equipo Olímpico Español D O S I E R SCHUMANN UNA VIDA PARA EL TECLADO Robert Schumann, el romántico por excelencia, el músico poeta, el artista que supo congeniar letras y música y, probablemente, uno de los primeros instrumentistas conocidos que fue víctima de una lesión que le impidió desarrollar una carrera concertística, artista por excelencia, músico de las metamorfosis, hombre de gran vida interior que concebía melodías apasionadas, fiel reflejo de sus contradictorios estados de ánimo… Este escrito no pretende ser un repaso exhaustivo a su obra y ni mucho menos a su personalidad, sino ahondar (muy humildemente) en algo de ella, añadir unas letras para facilitar un poco más de comprensión, reflexionando sobre el porqué de su génesis, analizando algunos aspectos técnicos. Niccolò Paganini P 118 ara entender su relación con el piano, hay que sumergirse, sobre todo, en dos aspectos fundamentales que marcaron su vida: las mujeres a las que dedicaría su amor y la parálisis que a partir de 1832 afectaría el tercer y sobre todo, el cuarto dedo de su mano derecha. Estos dos aspectos afectaron toda la obra que el gran músico dedicó a su instrumento por excelencia: el piano. La primera mujer que apareció en su camino de forma importante era la hija de su profesor, Ernestina von Fricken, la cual sería la artífice e inspiradora del Carnaval. La partitura (dedicada al violinista polaco Karol Lipinski) fue escrita en 1834-1835, y lleva el subtítulo de Pequeñas escenas sobre cuatro notas. Éstas corresponden al nombre de Asch, lugar de donde era su enamorada y donde residía. La doncella en cuestión fue el primer gran amor del compositor, aunque no llegó jamás a consumarse por voluntad propia del artista. El joven músico estuvo varias veces en Asch, hasta el punto de querer pedir oficialmente la mano de la muchacha, aunque finalmente no lo hiciera, según queda plasmado en una carta a su madre: “Si el destino me planteara ahora la cuestión ‘¿A cuál elegirías?’, respondería sin duda: a ésta. Pero eso está muy lejos y yo renuncio hoy a la perspectiva de un lazo más estrecho, a pesar de su fuerte atractivo”. Según la notación alemana, las letras A-S-C-H corresponden a las notas la, mi bemol, do, si natural. Estas pequeñas escenas para piano son en realidad una de las obras más ricas en poesía y que mejor explotan las posibilidades del instrumento, además de ser un vivo retrato de las dos personalidades de Schumann. Fiesta de máscaras en medio de personajes fantásticos, se dibujan por primera vez las siluetas de Eusebius y Florestán: la eterna dualidad, la duplicidad de su ser, aunque ya aparecía inconscientemente en Papillons (obra anterior), será ahora cuando se consolide la marca infalible de las composiciones schumannianas. El melancólico adagio de uno contrasta con el appassionato del otro. En esta magna obra, el compositor se sirve de diferentes marchas para completarla, para que el todo se componga de pequeñas partes que conformen la unidad indivisible. Pequeños homenajes a Chopin y a Paganini, además de los citados Eusebius y Florestán están muy presentes en esta partitura que, sin menospreciar a la citada anteriormente, el músico logra mejorar objetivamente. Palabras del propio Schumann: “mucho mejor que Papillons”. El hilo conductor y los sucesivos capítulos que se van intercalando hacen de ella una impresionante y muy bien equilibrada composición. Hablemos ahora un poco del tipo de instrumento del que disponía Schumann, de la problemática que finalmente le apartó de la vida concertística para consagrarse a la composición. Los pianos en época de Schumann, más bien fortepianos aún, eran instrumentos sin “doble escape” (doble repetición), de una mecánica ligera y con un calado cortito, ingredientes que proporcionaban a las teclas poca capacidad de reacción, respuesta lenta. Robert Schumann nunca fue un pianista nato, bien al contrario, éste empezó a trabajarlo tarde de manera seria y acabó por no hacerlo nunca, debido a las dificultades que pronto le surgieron en la mano derecha. Su ímpetu y, lo más seguro, una mala postura, le provocaron una lesión que, aunque no se sabe con certeza si perdió totalmente la sensibilidad del dedo, ni cuánta movilidad logró recuperar, sí sabemos que bastó para acarrearle una serie de distorsiones y obsesiones mentales que le acompañarían toda su vida, marcándole desgraciadamente. Está claro, eso sí, que semejante percance se debió, no precisamente a un exceso de estudió o a la mala suerte, sino a una postura equivocada con el instrumento. Schumann, preso de testarudez, e ignorando los consejos del que más tarde sería su suegro (entonces su profesor) confió su mano a una especie de artilugio que el mismo Friedrich Wieck denominó como un “torturador de dedos”, que acabó sin ayudarle, más bien al contrario, por acrecentar su dolencia y fosilizarla para toda su vida. El artista, años más tarde, cuando ya había arrojado la toalla y su dedicación a la composición era plena, conoció a intérpretes de la talla de Liszt, Thalberg, e incluso Chopin, todos ellos virtuosos de la época que bien seguro le hicieron reflexionar, dándose cuenta de que había muchos otros caminos para conquistar el dominio del teclado. Wieck era un buen profesor, para él era importante la relajación de los dedos, tener una postura natural y una muñeca flexible, junto a un codo bastante inmóvil. Sus escritos Pianoforte Studien, publicados póstumamente por su hija Marie en 1875, lo dejan bien claro con una serie de ejercicios técnicos que serían la base de toda una generación de pianistas, de entre los que encontramos al mismísimo Hans von Bülow, alumno de Wieck antes de conocer a Liszt. Todo esto hace pensar que la formación de Schumann como pianista era correcta, precisa, sólida. Las siguientes palabras del propio compositor añaden luz al asunto: “La ejecución debe tener también una belleza técnica; por este motivo, hay que esforzarse para conseguir mediante el ataque energía y ternura, dando redondez y precisión a cada parte y al mismo tiempo, fluidez y naturalidad al conjunto. Sólo cuando las dificultades externas han sido superadas, la imaginación se D O S I E R SCHUMANN Robert Schumann (daguerrotipo, 1850) encuentra segura de sí misma y puede guiar una interpretación capaz de dar vida, luces y sombras a la obra”. Imitación del violín Otra gran obra que debe su génesis a la relación con los Fricken, aunque esta vez no será la hija quien inspire al músico sino su padre, son los Estudios sinfónicos. El barón Von Fricken era músico amateur de gran afición hasta el punto que parece ser que componía sus propias piezas. Su instrumento era la flauta, a la que entonces dedicó un tema con variaciones que envió a Robert en el verano de 1834 para que lo revisara y, sobre todo, para que opinara. El ya entonces autor del Carnaval le respondió amablemente incluyéndole una atenta y detallada crítica. Pero Schumann aprovechó el tema del barón para idear su siguiente composición: los Estudios sinfónicos. Éstos constituyen propiamente un tema con doce variaciones de gran bravura e inspiración. En esta obra observamos claramente una intencionalidad técnica, radical, que muy bien podría ser influencia de Paganini (el día de Pascua de 1830 Schumann escuchó al violinista por primera vez, quedando muy impresionado) especialmente en el Estudio nº 3, en el que el tratamiento de la mano derecha aspira claramente a imitar los golpes de arco del violín. Schumann no sería el único que recibiría influencias de la técnica de Paganini: el mismo Liszt estaba componiendo su Capriccio y más tarde Chopin compondría su Estudio op 10, nº 1 pensando, también, en las arcadas del violín. La singularidad de los Estudios sinfónicos radica en su riqueza de recursos. Pongamos por ejemplo, aparte del ya comentado, el del estudio conclusivo, con unos acordes intensamente marcados y situados en las partes fuertes del compás, que funcionan como puntos de apoyo para el traslado de toda la mano de una posición a otra. Semejante experimento no se había hecho hasta entonces y le proporciona a la música una fuerza expresiva contundente. Se trata de una partitura, especialmente de difícil ejecución, sin duda, herencia también de las clases que Schumann recibió del maestro Wieck, para quien una de las premisas era, ante todo, la expresividad en la música, al igual que Chopin, le gustaba sugerir a sus alumnos el pensar en el canto a la hora de interpretar como forma natural de expresión, como manera de fraseo. Por los escritos de Clara se sabe con certeza que el profesor aconsejaba arpegiar los acordes a los que no se llegara con la mano, con el fin de cantarlos mejor. Este enfoque en el que la música prevalecía antes que otros aspectos y que el profesor defendía, formaba parte de la tradición más clásica y del primer romanticismo. Estética y expresión, música y naturalidad: conjunciones inseparables. En 1852 y pensando en su ya entonces mujer, Clara, Schumann revisó la obra publicándolos con un nuevo título, Estudios en forma de variaciones y suprimiendo, precisamente, los que más influencia violinística destilaban: el nº 3 y el nº 9, que curiosamente eran los que menos se acoplaban a las dificultades técnicas de ella. Los Estudios sinfónicos son una obra extraordinaria, no libre de discusión, dadas las peculiaridades que envuelven su composición, pero de un gran e indiscutible valor e inspiración. Ímpetu compenetrado con poética inspiración traducida en pasajes de bellísimas melodías. “Señor, por qué me has hecho precisamente esto?…Toda la música suena en mí tan perfecta y viviente que quisiera exhalarla y he aquí que sólo lo consigo con dificultad, porque uno de mis dedos cabalga sobre otro. Es espantoso, y he sufrido mucho por ello hasta ahora”. Estas palabras, extraídas de una carta a Clara en el año 1833 revelan el enorme sufrimiento y un sinfín de sensaciones interiores agitadas, que sin duda atormentaban a Schumann y le iban minando mentalmente poco a poco. Las Davidsbündlertänze es otra obra gigantesca en la que sus dos facetas quedan exactamente enmarcadas, siendo ésta su única partitura en la que sus intervenciones están firmadas (en las otras las alusiones son clarísimas, pero jamás explicita su nombre). Lleno de instinto e ímpetu y completamente extrovertido, Florestán contrasta con la introspección y la sutileza que caracteriza a Eusebius. Vale la pena remarcar las características pianísticas de estos dos estados de ánimo; es decir, los recursos que piden para ser interpretados de forma correcta. En los momentos de Florestán se requiere un tipo de técnica instrumental en la que el antebrazo tiene un papel fundamental casi siempre y, por el contrario, cuando surge Eusebius, el trabajo de la mano y especialmente, de los dedos es más que necesario si se desea plasmar el espíritu de la partitura: delicadez interior, meditación y reflexión, viaje hacia dentro. Estas observaciones no son meras casualidades, sino un reflejo del porqué y el cómo de su escritura, y permiten entrever lo que hervía en la cabeza del artista. Schumann se expresaba así, de una manera muy clara (y en cierta forma lógica), naturalmente. De lo que no hay duda es de que los dos personajes se necesitan, se complementan mutuamente, uno sin el otro no parecen posibles. Las Davidsbündlertänze se inician en 1837 y en la primera edición de 1838 el titulo reza: Piezas características compuestas por Eusebius y Florestán. No es una obra de juventud, aunque no olvidemos que la mayoría de sus grandes composiciones fueron escritas durante los años los veinte y treinta, esto quiere decir que no es ya una de las primeras. Ese año, Schumann ya no estaba bien mentalmente, y tampoco atravesaba su mejor momento con Clara, tal y como se desprende de estos versos: “En todo tiempo se mezclan alegría y dolor; en la alegría, a pesar de la felicidad, sé grave; en el dolor, a pesar de la tristeza, sé valiente”. El músico escribe esta obra inspirado y alentado por su amor hacia Clara, hasta el punto de llegar a decir: “Mi Clara entenderá todo lo que estas danzas contienen, porque están dedicadas a ella y son mucho más enfáticas que cualquier otra cosa mía. Toda la historia es una Polterabend, y ahora puedes imaginártela toda de principio a fin. Si alguna vez he sido feliz al piano ha sido cuando las estaba componiendo”. Esta composición es la más cercana al espíritu del Carnaval (de la que en la partitura hay una cla- 119 ra referencia), aunque la evidencia del mensaje del compositor no es tan obvia como en aquélla. Danzas, máscaras, sentimientos intimísimos, que conforman los secretos de esta obra, alguna de cuyas danzas no es más que un arreglo de melodías populares de la época. Homenaje a Beethoven Otra obra clave para entender el lenguaje romántico-schumanniano (tal y como hemos anunciado al comienzo de este escrito, no pretende ser un exhaustivo repaso a toda su literatura dedicada al teclado, sino aportar un poco de luz del porqué de sus creaciones y el cómo de su lenguaje, escogiendo para ello algunas de sus obras) es la Fantasía op. 17. Esta importante obra tiene su génesis en una supuesta recolecta de dinero que Liszt había propuesto para construir un monumento dedicado a Beethoven en Bonn, tal y como se desprende de las palabras del propio Schumann: “Eusebius y Florestán desean contribuir al monumento de Beethoven y han escrito algo con este propósito con el siguiente título: Ruinas, palmas, trofeos. Gran Sonata para piano para Beethoven. Tengo una idea de cómo debería ser publicada la obra y he procurado algo muy especial, apropiado para la importancia del objeto. Una portada negra con ornamentaciones doradas con las palabras: ‘óbolo para el monumento de Beethoven’. En la página principal del título, unas hojas de palmera podrían, tal vez, caer desde las palabras de la primera línea… La Sonata es, ella misma, también bastante notable. El Adagio [sic] de la Sinfonía en la mayor (Beethoven) está citado en las Palmeras”. A pesar de sus palabras, finalmente, en la impresión de la partitura (que por cierto, corrió a cargo de Breitkopf und Härtel) se le Anton Rubinstein 120 concedió el título de Fantasía, no el de sonata originario, probablemente, por su carácter libre y secuencial. También fueron eliminados los títulos descriptivos, conservándose solamente la dedicatoria a Liszt que aludía también a Beethoven. Liszt, Sergei Rachmaninov diecisiete años más tarde, le devolvería la dedicatoria con su Sonata en si menor. Otra vez en esta partitura encontramos alusiones a la técnica violinística (¿Paganini otra vez?) en el final del segundo movimiento de la obra se reúnen acrobacias y saltos imposibles de difícil ejecución si de lo que se trata es de interpretar públicamente y con el sonido demandado, es decir, forte. Son saltos asimétricos dispuestos no precisamente de acuerdo con los acentos del compás. Muy irregulares, dan la sensación de cierto desequilibrio. Su brillante tonalidad (mi bemol mayor) les añade grandeza y poderío. Un detalle imprescindible para el entendimiento de la composición es que ésta data de los tiempos en que el padre de Clara les impedía tener relaciones, o dicho más exactamente, ni siquiera encuentros ni cartas. Para Schumann, quien sufrió una crisis personal a raíz de esto, ésta fue una forma de estar con ella, una manera de comunicación que le llevó a escribir algunas de las melodías más tiernas y sutiles de su catálogo. A pesar de lo dicho, en cuanto a la forma, Schumann consigue, justamente en el primer movimiento de la obra, una música bien entrelazada, respetando la forma sonata al pie de la letra, con toda naturalidad y cohesión. Esta vez, la forma no impide la fluidez de ideas. En esta obra, Clara es destinataria de un tema, que se irá desarrollando en cada uno de los tres movimientos. “La primera parte es, sin ninguna duda, lo más apasionado que he escrito, una desgarradora lamentación hacia ti”. En el tercer movimiento de la Fantasía (Lento) es cuando Schumann se acerca más al Beethoven de los últimos tiempos, después de las dos brillantes partes que le anteceden, el compositor parece reencontrarse consigo mismo. La música, más allá de la expresión verbal, redime con sinceridad y espíritu poético-romántico aquéllo que las palabras parecen no saber expresar. Este sublime final está lleno de paz y reencuentro. Otra de las obras gigantescas de su producción es la Kreisleriana op. 16, pieza compuesta tan sólo en cuatro días e inspirada, tal y como de su nombre se desprende (aunque al principio fuera titulada como Phantasien), en la figura de Kreisler, el excéntrico maestro de capilla perteneciente a la obra de Hoffmann que impresionó al músico, precisamente por la asociación que éste hacía del citado maestro con Ludwig Böhner, músico que sí existía realmente y cuya excentricidad notoria llamaba la atención de Schumann. Composición coetánea de la Sonata en fa sostenido, de las Novelletten, las Escenas de niños, y la Sonata en sol menor, que sin ninguna duda, representa otra cima dentro del romanticismo. Las ocho piezas que la componen suponen un grupo homogéneo imposible de concebir separadamente (a diferencia, por ejemplo, de las Phantasiestücke) y son el reflejo de un momento de lucidez del compositor, tal y como se desprende de su carta a Clara: “He terminado una serie de nuevas piezas a las que llamo Kreisleriana. Tú y mi pensamiento en ti, dominan completamente en ellas y quiero dedicártelas, a ti y a nadie más. Sonreirás con esa gracia tan tuya y te reconocerás en ellas. Mi música me parece ahora tan maravillosamente realizada, tan sencilla y viniendo directamente del corazón… música extraña, loca, incluso solemne. ¡Qué gestos harás cuando la toques! Muchas veces me ocurre, como en este momento, que la música parece estallar dentro de mí”. La partitura está llena de vicisitudes técnicas que en ese momento parecían insalvables. Los pianos, como se ha apuntado, eran demasiado ligeros, y la contraposición pianística entre el trabajo de dedos y el de brazos dificultaba su interpretación, manifestándose esto en el hecho de que la mayoría de las composiciones de Schumann no entró en el repertorio hasta que pianistas como Anton Rubinstein o Sergei Rachmaninov las tomaron como suyas, para ellos no existía tal dificultad, su técnica reconciliaba manos y brazos. Precisamente serán los pianistas rusos los que se encarguen (¿conscientemente?) de difundir y propagar la obra de Schumann en la segunda mitad del Dibujo de Kreisler realizado por E. T. A. Hoffmann D O S I E R SCHUMANN D O S I E R j p SCHUMANN XIX, cuando parecía relegada a un cierto olvido. La figura de Schumann está también justamente asociada a lo pedagógico. Algunas de sus obras así lo demuestran, en las que encontramos piezas dedicadas a la infancia, destinadas al aprendizaje (sin duda, de gran valor en muchos sentidos). Citemos, por ejemplo, las 43 piezas de su Op. 68 —Album für die Jugend—, las más simples, pero con una extraordinaria riqueza en muchos aspectos, en ellas se trabajan muchísimas facetas, tanto técnicas como expresivas: el legato, la expresividad natural de la melodía como forma de existir, así como, el uso de las octavas y complicados ritmos, melodías en forma de canon y alguna pequeña fuga, por citar algunos. Escritas en 1848, es decir, más que probablemente pensadas para su hija Marie (nacida en 1841), muchas de ellas están expresamente concebidas para manos pequeñas, aprendices, digitaciones intencionadas para los más inexpertos, llenas de tesoros armónicos. Estas obras guardan cierto paralelismo, en cuanto a idea, con el Mikrokosmos de Bartók, escrito cien años más tarde y también, con una clara vocación pedaLudwig, Marie, Elise, Felix, Ferdinand y Eugenie, gógica. Las piezas que compohijos de Clara y Robert Schumann (1855). nen el Álbum para la juventud son miniaturas modulantes, inspiradas, que provocan, hoy en día, las delicias de los principiantes y de los no tan principiantes. Guardan cierta progresión ascendente, en las que el compositor usa imaginación y recursos. Curiosidades aparte, se constata claramente el interés pedagógico del artista, al no incluir en esta colección obras con más de tres o cuatro alteraciones. El propio Schumann tuvo interés en cuidar la edición impresa, incluyendo en la portada el diseño de Ludwig Richter, conocido ilustrador de cuentos de hadas. Y es que la sensibilidad de Schumann abraza todo tipo de vertiente artística, especialmente las letras, de las que siempre se sintió enamorado. “Leed, cuando lleguéis a la edad madura, las obras didácticas de los grandes autores”, o “Alternad vuestros estudios musicales con la lectura de los buenos poetas. Pasead a menudo por la campiña y los bosques”, son algunos de los consejos incluidos en la edición de la obra citada. El conocer éstos, e incluso otros aspectos de la vida de Schumann, puede ayudarnos mucho, en definitiva, a una mayor comprensión y disfrute de sus partituras. Irremediable y afortunadamente, Schumann forma parte de la realidad musical, por justicia, por su inspiración, por su trabajo, por su sensibilidad de poeta traspasada a las partituras… Emili Blasco 121 D O S I E R SCHUMANN DE LO POÉTICO EN MÚSICA El título nos da una de las claves de la música de Schumann y, muy en concreto, de su música liederística. El compositor excluía por principio de sus pentagramas, en busca de la esencialidad, lo programático, lo virtuoso, sin alojarse, no obstante, en una concepción rígida de la música absoluta; observaciones del siempre agudo y sabio Dahlhaus, que estimaba que la poesía de las piezas característica de Schumann estaba permeada del espíritu de Jean Paul Richter, uno de los grandes literatos que contribuyeron a crear la idea de la música romántica. Para este autor alemán, que vivió entre 1767 y 1825, que constituyó para el compositor, como para otros, una fuente intelectual básica en su creación, la música, “más que la poesía, merece la definición de arte feliz. A los niños no dispensa más que el cielo, porque ellos no la han perdido todavía, ni la sordina de los recuerdos apaga en ellos la limpidez de las notas. Elegid puras y lánguidas melodías y modos menores, porque, de todas formas, alegraréis al niño, animándolo a dar saltos. Pueblos fuertes, fieros, alegres, como los griegos, los rusos o los napolitanos, han compuesto todas sus canciones en modo menor. Durante algunos años el niño puede llorar cuando oye la música, como llora el padre; pero únicamente por un exceso de placer, porque la memoria no recoge todavía la suma de todo lo que ha perdido de las esperanzas que se expresan en los sonidos”. ella imagen: la música como depositaria de sentimientos y sensaciones que sólo el paso del tiempo, la llegada a la madurez, tienen el perfil suficiente para emocionarnos. Es la tecla de la melancolía. La tecla de la vida, de la historia, de todo aquello que rodea al individuo. “Lo que sucede en el mundo me afecta: política, literatura, los seres humanos. Pienso en todo lo que hay en mi vida y en la forma de expresarlo a través de la música”, decía Schumann, que, particularmente en lo comienzos de su carrera, encontró esa expresión en la música pianística. Y las canciones no son otra cosa que una extensión de aquélla y en ellas alcanza el compositor su más profundo universo sentimental. Ya lo resaltaba Brendel cuando valoraba la importancia de esa inmensa eclosión lírica de 1840, a raíz del matrimonio, superados hasta cierto punto los inconvenientes, con Clara Wieck. Pero, naturalmente, los lieder no son simplemente piezas para piano con otra dimensión y adicional colorido. Son explícitas composiciones, en las que el elemento lírico es protagonista y en las que brilla el contenido emocional. El poema, que Schumann elige siempre cuidadosamente, generalmente a partir de un buen texto, actúa como una lente para su pensamiento musical, agudizándolo, concentrándolo, dándole forma. B Las bases 122 Gerald Abraham (Diccionario Grove’s. Quinta edición, 1961) destacaba algunos de los factores característicos de los lieder schumannianos, así el equilibrio idóneo entre poema y música y entre voz y piano, a medio camino de Schubert y Wolf. Y señalaba los diferentes resultados obtenidos según se ponga énfasis en una estructura más tradicional, en la que la voz canta y el teclado acompaña, como sucede, por ejemplo, en la muy pura y diáfana Widmung, op. 25, nº 1, o se resalte en mayor medida el aspecto declamatorio, tal y como ocurre en Auf einer Burg, op. 39, nº 7. En ambos casos, aunque de distinta manera, la línea melódica del piano es evidente. Pero, subrayaba Gerald Abraham, las más típicas canciones del compositor son las que se reparten la melodía, prácticamente al cincuenta por ciento, entre la voz y el piano; de forma tan simple y límpida como se hace en Der Nussbaum, op. 25, nº 3, o, más sutilmente, en Kommen und Scheiden, op. 90, nº 3. Algo verdaderamente singular en los lieder de nuestro autor es el posludio o epílogo pianístico, a veces realmente extenso, como sucede con los que cierran los ciclos Frauenliebe un leben, op. 42, y Dichterliebe, op. 48. Remates instrumentales que a veces eran tan largos como las pro- pias canciones. Porque no podemos olvidar, en ningún caso, que el compositor era un gran pianista —de carrera truncada a causa de la lesión en un dedo— y un magnífico constructor de piezas para el teclado. De ahí que, a la postre, más aún que Schubert, estableciera una práctica igualdad entre los dos protagonistas de una canción. Después de todo, expandió el papel del piano a través del material melódico que se reparte, como hemos señalado, un poco a medias entre él y la voz del cantante. Es asimismo el teclado quien controla fundamentalmente la armonía. Aun siendo habitual el uso de figuras pianísticas en las líneas vocales schumannianas, este procedimiento alcanzó su más alto valor en los lieder de 1840, probablemente, señalaba Martin Cooper, debido a que el autor llega a la canción después de un largo período de escribir exclusivamente para el piano. Las curvas melódicas de sus canciones son menos largas y menos flexibles que las de Schubert. La unión entre voz y acompañamiento es, sin embargo, más íntima; los dos factores se reparten mejor sus respectivas misiones y el piano posee una entidad aún mayor que la que el vienés le había asignado. Es frecuente que una y otro inicien casi a la vez la canción, lo que elimina en bastantes casos el preludio o introducción musical (al menos los de importante carácter y extensión). El teclado no solamente acompaña y sostiene al canto, doblándolo y manteniendo con él un diálogo, sino que enuncia eso que se denomina voz interior, destila el sentido subyacente del texto, lo no dicho, lo que no es explicable con palabras. Así el instrumento, destaca Brigitte François-Sappey (Guide de la Mélodie et du Lied. Fayard. París, 1994) nimba a la voz de una suerte de segundo discurso, más significativo todavía, y prolonga y resume la esencia del canto en los comentados posludios. La concisión y brevedad de las piezas para piano, y con ello tenemos una nueva característica, establece una inmediata conexión formal y estética con las canciones, que se pliegan en muchos casos a las mismas constantes y que quedan enriquecidas por la habilidad armónica, por el uso del cromatismo, en ocasiones estabilizado por el empleo de largos pedales, por las marchas armónicas. Hay también un perfume arcaizante en muchos de sus lieder, frecuentemente irregulares por la duplicación de un compás. Por otra parte no es Schumann demasiado amigo de utilizar el registro agudo del piano; prefiere el calor del medium y la riqueza de las voces interiores que propician a veces una melodía múltiple. Y un aspecto muy revelador es el de que el piano doble a la voz, bien al unísono, a la octava, a la doble octava o, y esto es importante, actuando de eco ligeramente desfasado. Y François-Sappey apunta todavía otra D O S I E R SCHUMANN der por ese nombre no demasiado correcto ni muy bello de “música poetizada”. Un intérprete-escritor tan cualificado como Dietrich Fischer-Dieskau se refería a los lieder —y en realidad también a muchas de las obras instrumentales de catálogo schumanniano— con ese calificativo de “música poetizada”, porque en aquéllos “la línea del poema es elevada por encima de su función de base melódica, haciéndose presente como figura lingüística independiente” (Hablan los sonidos, suenan las palabras. Turner. Madrid, 1990). Una cosa igualmente fundamental en la escritura de Schumann para el género, y en la que Wolf profundizaría, es la técnica del desplazamiento de la estructura rítmica con objeto de lograr una declamación sincopada; cosa que, por ejemplo, no cultivó Brahms que, por otra parte, se muestra partidario de recuperar la regularidad del ritmo (en tal sentido, y no sólo en éste, es más conservador). No menor importancia tiene en Schumann el uso de la pausa, del silencio, que actúa con una eficacia dramática considerable. Manuscrito de Seit ich ihn gesehn. Los poetas característica muy específica del autor: disociación de las líneas vocal y pianística, lo que otorga a ciertas canciones una dualidad casi esquizofrénica. Lo que en definitiva viene bien a la hora de establecer esa doble personalidad que nace del enfrentamiento entre Eusebius y Florestán, las criaturas que conviven en la mente y el arte del músico: el intelecto, la razón y la pasión, la emoción. En nuestro compositor hay que leer a veces entre líneas por la especial disposición de las relaciones voz-piano, que predeterminan, al mantenerse muchas veces aquélla en una línea de recitativo sui generis y éste en un plano motívico de evidente carácter melódico-dramático, futuros lenguajes a los que se acogería el mismo Wagner. El creador de Tristán perfeccionaría el sistema desde sus estratosféricos y ambiciosos presupuestos y lo trasladaría al mundo de la ópera en busca de la obra de arte total. Naturalmente, esa música necesitaba, para hacerse del todo entrañable, de palabras igualmente poéticas, de textos de altura. No es raro por ello que uno de los poetas más solicitados fuera Heinrich Heine, ya elegido por Schubert, aunque algo tarde. De los, aproximadamente, 246 lieder de Schumann, 40 llevan textos de este vate romántico, mientras que Goethe, tan ilustrado por el vienés, sólo aparece en 17 de ellos. Y no digamos Schiller, que localizamos en tres piezas no estrictamente liederísticas. Más relieve tienen Rückert —otros 17—, Eichendorff, Mörike, Lenau, Geibel, Kerner o Chamisso. Como vemos, la calidad de los literatos es más bien alta. Esta exquisitez en la selección de poemas es también una de las constantes en la producción del compositor de Zwickau, cuyo olfato era muy grande. La naturaleza de sus canciones está, claro es, delimitada por esa elección. Raramente, apunta Lorraine Gorrell (The Nineteenth-Century German Lied. Amadeus Press. Portland, Oregon, 1993), eligió los poemas realistas que más tarde escogería Wolf, que lograría con ellos auténticas obras maestras. En este sentido, Schumann es la personificación del espíritu romántico. “Está inspirado por un amor no correspondido, por el misterio del pasado, por la nostalgia”. Es curioso, y es algo que se ha destacado muchas veces, que Schumann recurriera en numerosas oportunidades —por ejemplo, en Myrthen op. 25— a poetas extranjeros, singularmente ingleses, a los que naturalmente acudía en traducciones alemanas. Pero la nacionalidad no importaba realmente porque el compositor tenía una especial facilidad para germanizar aquellos textos y para adaptarlos al sentir centroeuropeo. El ideal de Schumann, como el de cualquier autor de lieder, suponemos, era combinar las habilidades literarias y musicales al cien por cien, con el fin de conseguir un producto superior. Así se expresaba: “Si mi talento para la música y la poesía pudieran converger en un solo punto, la luz no se esparciría tanto y podría conseguir un gran logro”. Lo curioso es que, antes de 1840, el artista siempre había considerado la música instrumental superior a la vocal, y así se lo comentaba a su colega Hermann Hirschbach. Richard Wigmore nos recuerda alguno de los factores que contribuyeron a esa aparente conversión. Por un lado empezaba a sentirse un poco frustrado de no escribir más que para piano solo. Por otro había comenzado a estudiar con cierta avidez los últimos lieder de Schubert y de su amigo Mendelssohn, que le animaba a componer dentro de esa parcela. Hay que tener en cuenta asimismo que la publicación de lieder era bastante más rentable que la de la música para piano solo y Schumann tenía necesidad de dinero para adquirir una seguridad financiera cara al padre de su novia. La vía poética Todo ello hacer perder a las formas algo de su firme y sólida arquitectura para adoptar aspectos mucho más libres, originales, variados y, en definitiva, singularmente expresivos. Ya con Schubert —a quien, sin duda, siguió claramente— esto empezaba a ser así. Marcel Beaufils (Le lied romantique allemand. Gallimard, París, 1956, 1982) estimaba que con este proceder se tendía a “poetizar la música”, cuestión básica en el romanticismo germano y que era abiertamente, como hemos avanzado, abrazada por Schumann. Era preciso arrancar alguna cosa que pesaba todavía sobre ella y cuya eliminación no estaba exenta de riesgos: la dialéctica de la escritura por ella misma, la dialéctica de la armonía y de la construcción por ellas mismas. “Era necesario entrar no —como se cree y se dice en todos los romanticismos— en la era de la expresividad pasional, sino en la era de una poetización, de una humanización, de una espiritualización hasta entonces desconocidas”. Lo cierto es que el lied ofrecía un medio casi inaudito de realizar tal metamorfosis. Terminaba con aquellas viejas rivalidades entre el sonido y el verbo en la escena operística. Otorgaba a la música unos brillos que la adelantaban y la universalizaban. Y, sobre todo, remachaba Beaufils, “el lied objetivaba la romanza eterna, la romanza que era la expresión del corazón personal”. Lo que sitúa al lied como una revelación humanista, súbita y nueva, en un poema musical. No —y esto es importante— como poema puesto en música, ni música henchida de poema, sino música que es, ella misma, y antes que cualquier otra cosa, poema; que por ello cumple una función poética propia y puede aten- 123 D O S I E R SCHUMANN piezas son un caleidoscopio vital del amor de un hombre hacia una mujer y de las múltiples facetas de una existencia. En el segundo cuaderno de canciones, Liederkreis op. 39, el autor se centra en la poética de Joseph von Eichendorff. No es tampoco, como Myrthen, propiamente un ciclo, sino la suma de una serie de viñetas. Pero la ligazón se establece a la postre gracias a imágenes recurrentes acertadamente descritas por Wigmore: pérdida y separación, misterio nocturno y amenaza, memoria y pasado, sueño nostálgico y vuelo extasiado… Nostalgia, alma, noche, bosque, sueño son conceptos que están aquí siempre presentes, como en general toda la naturaleza. Brigitte François-Sappey, que lee muy bien los significados de esta música, estima que ha de equipararse en lo pianístico a las Escenas del bosque del propio autor y, en lo operístico, Los grandes ciclos al Der Freischütz de Weber. Por eso lo legendario, lo misterioso, lo coloNota definitoria de la liederística rista califica tan rotundamente a este schumanniana es la preocupación grupo de piezas, que aparecen unipor agrupar en ciclos muchas de sus das además por un sabio plan tonal canciones; algo que parte de la conen arco. veniencia de otorgar unidad poética Quizá los puntos de máxima teny musical a una serie de piezas. sión emocional y trascendencia poéSchubert solamente practica este tica se localicen en el memorable procedimiento en tres ocasiones. Y, ciclo Frauenliebe und Leben (Amor y con reservas, puede decirse lo misClara Wieck, 1840 vida de mujer), donde toma cuerpo mo de Brahms. El citado y glorioso la idea del compositor de recrear el año de 1840 nos deja ya las constantexto poético “con sus menores matices en la trama musical tes magistrales del autor y nos ilustra acerca del modo en más refinada”. Entre los poemas de Adalbert de Boncourtque éste reunía sus piezas, organizadas en torno a un poeta Chamisso sobre la vida y el amor de una mujer (Loewe determinado en lo que se ha denominado un ciclo o círcuhabía ya puesto música a uno) y los pentagramas schumanlo. El primero de ellos, que ha de marcar el devenir de los nianos hay total congruencia —con independencia de la futuros trabajos en esta parcela es Liederkreis op. 24 (Círcuauténtica calidad de aquéllos—; y la directa y sencilla lo de canciones). Resultaba bastante lógico que los poemas expresión es básica para ello. Sencillez que no supone falta del Buch der Lieder de Heinrich Heine (1827) tocaran muy de riqueza o de elaboración y que permite una transparendirectamente la sensibilidad de Schumann. Se sentía atraído cia estructural como la de la primera canción, Seit ich ihn por esa mezcla de alegría y desesperación, por las bruscas geschen, no exenta en su ondulante melodía y en las armovariaciones de humor, por su sentimentalismo y causticidad. nías que rematan cada verso de inquietud y desasosiego. Los nueve poemas de este Liederkreis están extraídos de la Según Gerald Moore (The songs and Cycles of Schumann. sección Junge Leiden del libro de Heine. La unidad implícita Hamish Hamilton. Londres, 1981), una influencia del Schude estos textos es reforzada por el pensamiento musical de bert de Winterreise queda patente en la última de las ocho Schumann, por su amor a las formas cíclicas y por su gusto canciones, Nun hast du mir. por las correspondencias temáticas, como señala Richard Lo más relevante de los lieder que nos quedan de 1840 Wigmore, que encuentra relaciones melódicas entre el prison los encuadrados en el ciclo Dichterliebe op, 48, en donmer lied y los números 2, 3 y 6. de Schumann alcanza la cima de lo que Fischer-Dieskau, Con Myrthen op. 25, estamos ante una obra amorosa, según hemos dicho más arriba, llama “música poetizada”. espejo de los sentimientos profundos de Robert Schumann No es de extrañar que el músico, con tantas cosas que hacia Clara Wieck, cuyo nombre aparecía en el frontispicio decir, prefiriera la poesía de Heine, protagonista del ciclo de la partitura de este florilegio de 26 canciones, escritas a de la opus 24, por su concisión, calibración de contrastes y lo largo de varios meses. El compositor regala a su amada sobriedad, que le permitía dar rienda suelta a su desbordaneste álbum el día de su boda, el 12 de septiembre de 1840, te fantasía al tiempo que le obligaba a condensar su escrituvíspera del cumpleaños de la joven esposa. “Son para mí un ra. Todos los autores están de acuerdo en la unidad indesverdadero tesoro” (junto con las canciones de Liederkreis tructible de este ciclo. Así lo indican, tal y como resalta Artop. 24, antes comentadas), decía Clara de estas inspiradas hur Komar (Edición crítica de la partitura. Norton. Nueva páginas. York, 1971), el austero plan armónico montado sobre pocas Resulta curioso que Schumann haya escrito precisamentonalidades hábilmente interrelacionadas, la manera en la te 26 canciones, combinando en este caso una voz femenique se plantean las conexiones entre los distintos grupos de na y otra masculina. Tantas canciones como letras hay en el canciones, la íntima variedad que se opera dentro de cada alfabeto alemán. Hay numerosas relaciones temáticas y refeuna de ellas, el plan argumental y el carácter general. Aunrencias y guiños al amor del compositor por su amada. En que usualmente el ciclo se suele cantar hoy por una voz realidad estos Mirtos son una especie de encarnación musimasculina, de tenor o barítono —con las correspondientes cal de sus preocupaciones y sentimientos más íntimos, transposiciones—, lo cierto es que la primera audición, en como señala Eric Sams en su libro sobre los lieder schula Gewandhaus de Leipzig, 1844, tuvo como protagonista mannianos (Eulenburg Books. Londres, 1969, 1975). Estas Pero sin duda fue ésta la que más influyó y jugó un papel de catalizador. Lo que el músico sentía por ella solamente podía tener cauce a través de la canción de concierto, en la que los sentimientos amorosos hallan su mejor y más fogosa plasmación. En la prehistoria de la carrera del músico hay que retener que en 1827-29 había escrito trece lieder, algunos de cuyos fragmentos fueron más tarde utilizados e sus Intermezzi y en sus Sonatas para piano. Pensó en redactar algunos otros para dedicárselos a su madre, pero el teclado lo absorbió desde entonces por completo. Schumann era heredero del Volkslied, de la canción popular, aunque rápidamente se situó en la estela de lied moderno impulsado por Schubert. 124 D O S I E R SCHUMANN vocal a la soprano Livia Frege. También fue una soprano la que estrenó, en Dresde, cuatro años más tarde, Amor y vida de mujer, Wilhelmine Schroeder-Devrient, a quien estaba dedicada la obra. En ambos casos Clara al piano. Otros ciclos relevantes de 1840 son los 12 Gedichte op. 35, con letras de Kerner y, especialmente, los 12 sobre poemas de Rückert (Gedichte aus Liebesfrühling) op. 37. Los primeros son en realidad una suite de lieder, que anticipan en buena parte la estética del op. 39 sobre texto de Eichendorff, aunque en los más antiguos, indica François-Sappey, encontramos, gracias a la continua bemolización, un sabor más trágico y tempestuoso. Los segundos, que configuran también un seudociclo, están previstos para una voz femenina y otra masculina. Son bastante sencillos y fueron escritos con la colaboración de Clara. Los años finales Pasan varios años en los que Schumann no escribe lieder, dedicado a otros menesteres. En 1850, inspirado en poemas de Lenau, produce un cuaderno magnífico, Sechs Gedichte und Requiem, op. 90, que nos narra un amor imposible sobre el marco de una naturaleza inquietante. Kommen und Scheiden, que es el tercero de la serie, mencionado antes, una buena muestra de canción durchkomponiert, en desarrollo continuo. Como apéndice lleva un Requiem, op. 90b, que trae la paz después de las amenazas contenidas en las piezas anteriores. Importante es también el volumen dedicado a poemas extraídos del Wilhelm Meister de Goethe, que se divide en dos partes, 98a, que incluye 9 lieder, y 98b, que es el singular Réquiem por Mignon, para solistas, coro y orquesta. Schumann, nos dice Giuseppe Rausa (Invito all’ascolto di Schumann. Mursia Editore. Milán, 1992), “se esfuerza por salir de su propia piel, de simular un tono grandioso y hierático que no le pertenece y que no encontramos normalmente en sus trabajos”. Pero el resultado es fascinante. Al Schumann popular, bien distinto, lo localizamos en la op. 138, Spanische Liebeslieder, de 1849, compuesta de cuartetos y de piezas a solo. Textos sencillos, argumentos sentimentales que canta palabras españolas traducidas por Geibel. Probablemente las últimas obras maestras del Schumann liederista son los Cinco Lieder y canciones op. 127, de 185051, y las Cuatro canciones op. post. 142, de 1852, que ilustran dos textos de Kerner, cuatro de Heine, uno de Shakespeare, otro de Strachwitz y otro anónimo. Aquí se nos ofrecen temas románticos tratados en una atmósfera rarificada, extraña, con episódicos pasajes consoladores. Dos de los páginas de Heine, Es leuchtet meine Liebe, op. 127, nº 3, y Mein Wagen rollet langsam, op. 142, nº 4, se sitúan en algunas ediciones de Amor de poeta entre los números 12 y 13. En realidad, sí, son piezas escritas inicialmente para ese fin, aunque más tarde el compositor las sacó del ciclo. Podemos decir, con Rausa, que Schumann confirma en sus lieder —de los que aquí hemos ofrecido breves acotaciones de los más señalados— su poética romántica, su anhelo de trascendencia y su visión dolorosa de la existencia. En ellos sostiene a la música como diálogo con el más allá, como revelación de lo absoluto. Quizá, en general, no alcanzó a igualar la importancia de sus obras maestras en el teclado, pero por ahí le anduvo. Hasta el punto de que podemos decir que contribuyó a forjar una notable batería de opus que son perfectamente equiparables a las grandes partituras de Schubert dentro del género; y desde luego, preparan el terreno al avanzado lenguaje de Wolf, que iría más lejos en sus prospecciones armónicas y en el uso del cromatismo. Arturo Reverter 125 D O S I E R SCHUMANN SCHUMANN EN DISCO stamos ante un compositor del que existen innumerables grabaciones para todos los gustos y de los estilos más variados. Su discografía es prácticamente inabarcable pero con curiosas paradojas; existen, por ejemplo, centenares de versiones del Concierto para piano y orquesta y sólo tres destacadas de su única ópera, Genoveva; infinidad de registros de sus Sinfonías y sólo otras tres de sus Escenas de Fausto, teniendo también muy pocas muestras de sus obras menos conocidas. Naturalmente que la calidad juega un papel importante y también la acción implacable del tiempo en muchas de ellas, hasta el punto de estar hoy prácticamente arrinconadas. Sin embargo, en los apartados de sinfonías, conciertos, piano, Lied y algunas obras de cámara, es de los compositores más prolíficos en grabaciones de toda la historia de la música. La breve selección y los comentarios que siguen responden única y exclusivamente a criterios personales y, por tanto, todo lo sujetos a discusión que quieran. Dentro de cada sección se reseñan las interpretaciones más destacadas, dando por supuesto que existen versiones en CD actualmente disponibles. E Sinfonías Ya es sabido que las cuatro Sinfonías de Schumann son obras muy populares, frecuentemente programadas y favoritas de algunas de las batutas más importantes. De las diversas integrales hay que destacar las dos de Kubelik con Berlín (DG, 1964-1965) y Baviera (Sony, 1978-1979), las predilectas de numerosos aficionados entre los que nos encontramos; a ponderar el ímpetu, naturalidad, color, ligereza, contenida expresividad y exquisita exposición, dos fenomenales ciclos que aunque acusan el paso del tiempo en los aspectos técnicos de las grabaciones, continúan siendo dos de los más bellos testimonios de Kubelik dirigiendo una de sus más claras afinidades electivas. Sawallisch no le tiene nada que envidiar en su ciclo con Dresde (EMI, reeditado en la serie Grandes Grabaciones del Siglo), mejor grabado, con una imponente actuación de la espléndida Staatskapelle y de línea más objetiva y racional, impecablemente construidas, perfectas en su estilo y de vitalidad y entusiasmo contagiosos, aunque a veces se eche de menos el aliento poético de Kubelik. Posiblemente estemos ante uno de los mejores logros en la abundante discografía de este director. Después de estos dos, habría que traer a George 126 Szell como tercer director invitado, quien también era un fervoroso partidario de esta música. Su ciclo con Cleveland (Sony Masterworks Heritage, 1958-1960), en su estilo incisivo, claro y cerebral (quizá demasiado para lo que es esta música), es de los más acertados. No conocemos el de Rozhdestvenski con la Orquesta de Estonia (Melodiya, 1978), pero lo citamos por haber sido elogiado por eminentes críticos europeos expertos en estas obras. Todo lo que sigue después, en nuestra opinión, no está al mismo nivel. Otto Klemperer grabó estas cuatro partituras para EMI entre 1960 y 1969 con la Philharmonia y New Philharmonia, pero salvo la Cuarta, estupendamente recreada, el resto es indigno de la importancia de este grandísimo director, versiones lentísimas que en el caso de la Segunda (curiosamente, menos en el Adagio, que Klemperer lo lleva bastante movi- dito) llega al tedio más absoluto. Otros ciclos con evidentes aciertos parciales, pero a distancia de los cuatro primeros citados más arriba, podrían ser: Karajan/Berlín (DG, 1971), los dos de Bernstein con Nueva York y Viena (Sony, 1960; DG, 1986), Muti/New Philharmonia (EMI, 1976-1978) y Haitink/Concertgebouw (Philips, 1981-1984). El firmante no conoce otros de cierta fama que no han sido bien recibidos por la crítica, pero que citamos porque pueden interesar a cierto público: Barenboim/Chicago (DG), Cleveland/von Dohnányi (Decca), Levine/Filadelfia (RCA) y Sinopoli/Dresde (DG). Tampoco conocemos las versiones de Harnoncourt/Orquesta de Cámara de Europa (Teldec) ni Gardiner con su Orquesta Revolucionaria y Romántica (Philips), recibidas por la crítica europea con una clara división de opiniones y poniendo en tela de juicio el uso de instrumentos de época para estas obras compuestas cuando la orquesta moderna ya estaba evolucionada. De las interpretaciones aisladas, una de ellas destaca poderosamente por encima de las demás, la Cuarta por Furtwängler/Berlín (DG, 1953; recientemente publicada por Tahra en un excelente reprocesado), versión comentada repetidamente desde estas páginas y que pasa por ser el registro orquestal schumanniano más célebre en toda la historia del sonido grabado: la violenta tensión, el fuego expresivo, el mágico lirismo y la aparente libertad de improvisación, por no hablar de la soberbia respuesta orquestal, hacen de ella uno de los mejores registros de música sinfónica de todos los tiempos. Después de esa cima, hay excelentes aproximaciones de los más destacados directores: recordemos a Celibidache/Múnich en uno de sus últimos conciertos interpretando una refinada, profunda, morosa (en exceso) y expresiva Segunda (EMI, 1994), aunque muchos prefiramos las versiones grabadas por diversas radios europeas en la década de los sesenta; a Bruno Walter/Nueva York con una memorable y cálida Tercera (Sony, 1948); a Schuricht/Stuttgart con una preciosa, ligera, intensísima y concentrada Renana (Adès, 1960; por no hablar de las excelentes versiones de Segunda, Tercera y Obertura, Scherzo y Finale con la Orquesta del Conservatorio de París a principios de los cincuenta para Decca) o, en fin, al siempre interesante, cálido y noble Giulini en dos grabaciones de la Renana con la Philharmonia (en orquestación de Mahler, EMI publicada en la serie Grandes Directores del siglo XX) y la Filarmónica de Los Ángeles (DG, 1980). En fin, todo director de importancia tiene grabada alguna Sinfonía de Schumann, y desde Toscanini y Knappertsbusch hasta Günter Wand y Reiner pasando por Stokowski, tienen un buen muestrario de ellas donde elegir. Del resto de obras orquestales, destaquemos de nuevo a Schuricht, Sawallisch y Karajan en la Obertura, Scherzo y Finale, a Muti en algunas oberturas (La novia de Messina, D O S I E R SCHUMANN Hermann y Dorotea) y al inmenso Furtwängler en su inenarrable Manfred (DG, 1951). mental, hay una magnífica versión de Tennstedt y la Filarmónica de Berlín con cuatro brillantísimos trompas de la orquesta (Hauptmann, Klier, Kohler y Seifert, EMI). Conciertos Una de las obras de Schumann más grabadas es el Concierto, op. 54, seguramente la composición más popular de su catálogo con una discografía inmensa. Para no agobiar al lector con la consabida retahíla de nombres, recordemos solamente tres o cuatro interpretaciones esenciales. En primer lugar, a juicio del firmante, habría que incluir la recreación de Barenboim/Celibidache, publicada originalmente en Laser Disc Warner pero descatalogada en la actualidad y pendiente de su publicación en DVD; sin embargo, fue reeditada posteriormente en un CD EMI acoplada con el Primero de Chaikovski por los mismos intérpretes (desconocemos si está disponible). En pocas ocasiones podrán escuchar tales refinamiento, sensibilidad, sentido del estilo, peculiar situación emocional y lirismo trascendente: otra dimensión en la enorme discografía de este bello concierto pianístico (¿cuándo se ha hecho tan evidente como aquí el término afectuoso del primer Allegro?), grabado además excelentemente. De las versiones históricas habría que destacar la intimista y romántica de Gieseking/Furtwängler en una grabación aceptable para la época (DG, 1942). También tiene interés la de Lipatti/Karajan (EMI, 1948), de admirable compenetración y sutileza de matices. Entre las más cercanas a nuestros días tienen especial predicamento las de Cliburn/Reiner (RCA), Anda/Kubelik (DG), Richter/von Matacic (EMI), Brendel/Sanderling (Philips), Zimerman/Karajan (DG) y Pollini/Abbado (DG), este último un punto distanciado en el plano expresivo, recordando de nuevo que cualquier pianista de renombre tiene en su haber una o varias grabaciones de la obra (Rubinstein, Backhaus, Benedetti-Michelangeli, Katchen, Argerich, Perahia, Lupu, Zacharias y un extensísimo etcétera). El Concierto de violonchelo, no tan popular como el de piano, tiene no obstante una excelente vena melódica que ha hecho que sea llevado con frecuencia a los estudios de grabación. La versión más cálida, apasionada y trascendente es la de Tibor de Machula/Furtwängler (DG, 1944). Después hay que citar la de Casals/Ormandy (Sony, 1953), un clásico de sonoridad, idioma e intención únicas a pesar de los gruñidos del genial músico catalán y de la discreta toma sonora. Después de estas dos referencias, todo chelista famoso ha grabado esta partitura: Fournier, Rostropovich, Tortelier, Cassadó, Ma, Du Pré, Maiski y el acostumbrado etcétera, en todos los casos con general buena fortuna. Como curiosidad, reseñemos una versión para violín y orquesta adaptada y orquestada por Shostakovich: hay interpretación discográfica en DG con Kremer y Ozawa. En cuanto al infrecuente Concierto de violín, una composición frustrada de motivos triviales e intervenciones erráticas de la orquesta, es una obra que apenas se toca y menos aún se graba, aunque últimamente el siempre inquieto Harnoncourt la llevase al disco con Gidon Kremer y la Orquesta de Cámara de Europa (Teldec, 1992). También existe una versión histórica de Kulenkampff y Schmidt-Isserstedt (Lys, 1937) y finalmente las muy convincentes, a pesar de las debilidades de la obra, firmadas por Szeryng y Dorati (Mercury, 1964) y de nuevo Kremer, esta vez con Muti (EMI, 1982). Otras obras concertantes son la Introducción y Allegro appassionato, op. 92, una variación del popular Concierto de piano pero que raramente se toca y se graba. De los pianistas que la tienen en su discografía, destaquemos a Richter (DG), Perahia (Sony) y Serkin (Sony). Finalmente, de la también infrecuente Pieza de concierto para cuatro trompas y orquesta, op. 86, pieza de rarísima combinación instru- Piano Una parcela todavía más extensa que las orquestales que acabamos de tocar, prácticamente imposible de abarcar ya que los diez primeros años de su carrera como compositor, concretamente entre 1830 y 1840, los dedicó casi exclusivamente a este instrumento para el que creó posiblemente lo más abundante y lo mejor de lo mejor de su producción. De la innumerable legión de pianistas que se han acercado a este mundo, que sepamos sólo dos de ellos lograron grabar la obra completa del compositor alemán: Karl Engel (7 CD Auvidis Valois, 1975-1990, que no conocemos), y Jörg Demus (9 CD Ars pendiente de publicación). También Vladimir Ashkenazi comenzó a grabar todo Schumann para Decca, pero a día de hoy desconocemos si ha terminado su aventura. En nuestra opinión, el más afortunado traductor de este mundo y el que tiene prácticamente grabada la obra completa es Claudio Arrau (7 CD Philips, 1967-1977), un eminente músico que toca con éxito la mayoría de los resortes expresivos e interpretativos que caracterizan el piano de Schumann: intimidad, arrebato, evocación, inquietantes estados de ánimo, climas lírico y apasionado, rico colorido pianístico, sutileza de matices y sorprendente facilidad técnica, si bien Sviatoslav Richter sea un instrumentista más rutilante, volcánico y técnicamente superior. Éste tiene varios registros dispersos en EMI que son reeditados con regularidad, otro en DG en la serie Dokumente, varios en Olympia y un álbum de 3CD en la Edición Richter de Philips. En sus manos, la Fantasía, los Estudios sinfónicos o las Piezas fantásticas no han encontrado parigual. También son especialmente destacables las colecciones firmadas por Yves Nat (EMI, 1939-1956) y Wilhelm Kempff (4 CD DG, 1967-1973), ambos con las obras más célebres: Carnaval, Escenas de niños, Piezas fantásticas, Kreisleriana, Humoresca, Estudios sinfónicos y el consabido etc. Nótese la sensibilidad, sentido lírico y sugestión del francés Nat, así como el a veces magistral Kempff, de idioma y estilo romántico único aunque a veces dé la sensación de ciertas limitaciones técnicas. En cuanto a las obras aisladas, cualquier pianista de ayer o de hoy tiene grabadas alguna o varias de ellas. De especial mención son, por ejemplo, las dos versiones del Carnaval por Arturo Benedetti-Michelangeli (EMI, 1975; también hay otra en vivo anterior a ésta, grabada en Londres y comercializada por Testament), extremadamente persuasivo y con unas sutilezas y poderío pianístico realmente abrumador. Fenomenal asimismo Maurizio Pollini en su traducción de los Estudios sinfónicos (DG, 1983), uno de sus caballos de batalla que brilla especialmente por su objetividad, sentido de la construcción y poderosa técnica. Que no se nos escapen las maravillosas Escenas del bosque y las Variaciones Abegg por Clara Haskil (Philips, 1955), 127 D O S I E R SCHUMANN dos de los aciertos expresivos indiscutibles de esta sensacional artista y dos de las más bellas recreaciones pianísticas. También son imprescindibles las Escenas de niños (o infantiles) y la Kreisleriana por Vladimir Horowitz (las primeras grabadas en DG, y la segunda en Sony), un impresionante creador de colores y brillante virtuosismo en dos obras especialmente queridas por él. Al nivel de los citados, un precioso disco Schumann interpretado por Annie Fischer en conciertos públicos: Kinderszenen, Kreisleriana y Fantasía (BBC Legends, 1971 y 1986), modelos de refinamiento, estilo e inteligencia que cautivarán a cualquier amante de estas piezas. Por lo demás, repitamos que los grandes pianistas de hoy (Brendel, Perahia, Pires, Ugorski, Argerich, Lupu, Zacharias y muchos otros) tienen excelentes grabaciones de muchas de estas obras, aunque el autor de este artículo se incline por Sviatoslav Richter y Claudio Arrau como los traductores idóneos del mundo pianístico de Robert Schumann. Cámara 128 Las versiones más destacadas de los tres Cuartetos de cuerdas están protagonizadas por el Cuarteto Italiano (Philips, años 80, me parece que sin pasar a CD), los más impulsivos, refinados, contrastados e idiomáticos, al nivel de sus excelentes versiones de los sensacionales tres Cuartetos de Brahms, con los que compartieron álbum al ser publicados por primera vez en vinilo. Otras lecturas destacadas son las modernas del Cuarteto Hagen (DG, 1995), apasionados y enérgicos, buenas muestras camerísticas de un excelente cuarteto de nuestros días. La recomendación más obvia para los tres Tríos para piano y cuerdas es la del Trío Beaux Arts (Philips, 1971) por su virtuosismo, brillantez, sentido del estilo y colorido tímbrico, con la ventaja de haberse publicado últimamente en un magnífico álbum de la serie Original Masters con otros Tríos de Mendelssohn, Clara Schumann, Chaikovski, Smetana, Ives y Shostakovich. En cuanto a las dos Sonatas para violín y piano, las protagonizadas por Kremer y Argerich (DG, 1995) son una excelente muestra de estas dos obras, muy bien tocadas y grabadas. Un álbum espléndido dedicado a la música de cámara de Schumann se publicó hace algunos años interpretado por Argerich y sus amigos en varios conciertos públicos (2 CD EMI, 1994); la ventaja de esta publicación, además de tener dos magníficas interpretaciones del Quinteto con piano, op. 44 y del Cuarteto con piano, op. 47, era la inclusión de varias piezas camerísticas normalmente ausentes de la discografía de este autor: Andante y variaciones, op. 46, 3 Piezas fantásticas, op. 73, Adagio y Allegro, op. 70, Cuentos de hadas, op. 113 y la más frecuente Sonata nº 2 para violín y piano, op. 121. En todos los casos, como decíamos, espléndidas interpretaciones, cálidas, arrebatadas e impecables desde cualquier punto de vista a considerar, sea estilístico o técnico. Además de Argerich, encontramos a Rabinovich, Schwarzenberg, Hall, Imai, Gutman, Maiski y Neunecker. Finalizamos con este apartado citando un bello CD con los Quinteto y Cuarteto con piano interpretados magistralmente por Jörg Demus y miembros de la Filarmónica de Viena (bajo el nombre de Cuarteto Barylli), grabación histórica muy bien reprocesada (MCA, 1956, actualmente difícil de encontrar). Lied Como en el caso del piano, hay un sinfín de intérpretes (voces y pianistas acompañantes) que han hecho plena justicia a este género en el que su autor brilló especialmente debido a su cultura literaria y a su especial sensibilidad romántica. Lo más destacado, a nuestro parecer, es el impresionante legado que Dietrich Fischer-Dieskau y Christoph Eschenbach grabaron en la década de los setenta (6 CD DG, 1974-1976), ambos de infalible musicalidad y con una dicción soberana, impecable legato e inigualable lirismo por parte del barítono. Diversos cantantes (Schäfer, Banse, Keenlyside) acompañados por Graham Johnson, grabaron también con general buena fortuna todas las canciones de Schumann (Hyperion, 1995-1998), mientras que hay otro integral en curso debido a Stutzmann y Södergren (RCA, 1993-1995) que no sabemos si tendrá conclusión debido a la ya endémica crisis del disco. En cuanto a intérpretes de ciclos aislados y de Lieder sueltos, la nómina es prácticamente inabarcable. Recordemos a los históricos Hüsch/Müller (LV, 1936), Lehmann/Walter (CBS/Sony, 1942), Ferrier/Walter (Decca, 1948), Hotter/Altmann (DG publicado actualmente en Naxos) y Souzay/Cortot (Turnabout, 1956) además de la inolvidable Elisabeth Schumann (EMI Références, década de los treinta). Después, cualquier cantante de importancia ha prestado su colaboración en estas miniaturas: Schwarzkopf, Grümmer, Baker, Ludwig, Seefried, Norman, Fassbaender y Prey son a nuestro juicio las voces más adecuadas para esta música, de la que existen numerosos testimonios fonográficos. Actualmente, voces como las de von Otter, Bonney, Goerne, Hampson y Quasthoff dominan ampliamente con indudable calidad todas estas canciones. De todas formas y para terminar este apartado digamos que, a juicio del firmante, el álbum de Dieskau-Eschenbach en DG es la publicación imprescindible y sin duda la más importante dedicada a los Lieder de Schumann. Ópera y oratorio La única ópera de Schumann, Genoveva, demuestra que el talento dramático no era la cualidad más relevante del compositor. En la actualidad prácticamente no sube ni a los escenarios alemanes, y en cuanto a grabaciones existen tres de ellas que pueden satisfacer se puede decir que ampliamente a cualquier aficionado. La de Masur fue la primera y a nuestro juicio la preferible (EMI, 1977), con tres voces importantes (Edda Moser, Schreier y Fischer-Dieskau) que contribuyeron con competencia, dominio y convicción a hacer creíbles los personajes. Las otras dos versiones son tomas en vivo: una de Gerd Albrecht en la Ópera de Hamburgo (Orfeo, 1992) y la otra de Harnoncourt con la Orquesta de Cámara de Europa (Teldec, 1997). Albrecht y su equipo (Falkner, Lewis, Titus) son muy eficaces desde el punto de vista dramático, mientras que Harnoncourt y el suyo (Ziesak, van der Walt, Widmer) tienen planteamientos originales, aunque discutibles, que no favorecen en nuestra opinión a esta desigual partitura. En cuanto a los oratorios, El Paraíso y la Peri, op. 50 es una suerte de poema sinfónico vocal con un tema literario basado en la mitología persa. De las cuatro versiones discográficas existentes en la actualidad, conocemos la de Gustav Kuhn (2 CD RCA, 1990), que consigue un clima de ensoñación muy apropiado con sutil atmósfera sonora, contando a D O S I E R SCHUMANN la vez con un equipo vocal idóneo para las necesidades vocales y expresivas de la obra: Sweet, Kaufmann, Büchner, Titus y Schopper son varios de los solistas principales. Otras versiones bastante aceptables dirigidas por Jordan (Erato) y Gardiner (Archiv) se pueden encontrar hoy en los comercios especializados. De la cantata La peregrinación de la rosa, op. 112, típica historia romántica que Schumann compuso basándose en un poema de Moritz Horn (menos interesante que la obra anterior bajo cualquier aspecto a considerar), destaca otra vez la versión de Gustav Kuhn (Chandos, 1994), que trata de darle su lirismo e imaginación con los sólidos conjuntos de la Ópera Danesa y un plantel de solistas encabezado por Inge Nielsen y el recientemente desaparecido Deon van der Walt. No conocemos las otras dos versiones existentes dirigidas por Frühbeck (EMI, 1974) y Spering (Opus 111, 1996). El Réquiem para Mignon, op. 98 b y el Réquiem, op. 148 han encontrado en la certera, sólida e idiomática batuta de Sawallisch (recordémosle como el director imprescindible de las Sinfonías) al traductor idóneo para esta música (Eurodisc, 1988). En el oratorio profano Escenas del Fausto de Goethe han destacado Britten (Decca, 1972) con un equipo vocal en el que destaca el inevitable Fischer-Dieskau, aquí irreprochable y protagonista de una de sus grabaciones realmente magistral, y Abbado (Sony, 1994) con una lujosa Filarmónica de Berlín y un también memorable Bryn Terfel, si bien el conjunto no alcance la expresividad e idioma de la lectura anterior. No conocemos la de Herreweghe (Harmonia Mundi, 1998), muy bien tratada por la crítica europea. Enrique Pérez Adrián Los imprescindibles Sinfonías. KUBELIK (DG) y SAWALLISCH (EMI). Sinfonía nº 4. FURTWÄNGLER (DG). Concierto para piano. BARENBOIM/CELIBIDACHE (Warner Laser Disc y VHS, pendiente de publicarse en DVD. También editado en CD EMI). Concierto para violonchelo. DE MACHULA/FURTWÄNGLER (DG). Obra para piano solo. RICHTER (EMI, DG, Olympia) y ARRAU (Philips). Variaciones Abegg. HASKIL (Philips) y RICHTER (EMI). Carnaval. BENEDETTI-MICHELANGELI (EMI) y ARRAU (Philips). Carnaval de Viena. BENEDETTI-MICHELANGELI (Testament). Piezas fantásticas. RICHTER (DG) y RUBINSTEIN (RCA). Estudios sinfónicos. RICHTER (JVC) y POLLINI (DG). Escenas infantiles. ANNIE FISCHER (BBC Legends). Kreisleriana. HOROWITZ (Sony) y ANNIE FISCHER (BBC Legends). Escenas del bosque. HASKIL (Philips) y RICHTER (DG). Fantasía. RICHTER (EMI) y POLLINI (DG). Danzas de la Cofradía de David. POLLINI (DG). Sonata nº 1. GILELS (BBC Legends) y POLLINI (DG). Lieder (integral). FISCHER-DIESKAU/ESCHENBACH (DG). Cuarteto con piano. Quinteto con piano . D EMUS CON EL CUARTETO BARYLLI (MCA) y ARGERICH CON VARIOS (EMI). Tríos con piano. TRÍO BEAUX ARTS (Philips). Cuartetos. CUARTETO ITALIANO (Philips). 129 del 23 viernes 5555 23 de junio al lunes de junio 9 de 26 julio de de junio 2006 sábado 1 de julio PA L AC I O D E C A R L O S V JARDINES DEL GENERALIFE MONASTERIO DE SAN JERÓNIMO Mitridate, rè di Ponto Paul Taylor Dance Company W. A. Mozart Francisco Negrín dirección de escena Mark Bouman adjunto a producción escénica Anthony Baker vestuario, Bruno Poet iluminación Donald Kaasch, Ofelia Sala, Jossie Pérez, Flavio Oliver, Cecilia Nanneson, John McVeigh, Cristina Obregón (solistas vocales) Orquesta Ciudad de Granada Harry Christophers dirección musical Paul Taylor director artístico Mercuric Tidings [F. Schubert música, P. Taylor coreografía] Arabesque [C. Debussy música, P. Taylor coreografía] Esplanade [J. S. Bach música, P. Taylor coreografía] Cristóbal Colón, testigo del nuevo mundo (III) La metamorfosis de la Fe Producción de The Santa Fe Opera (EE.UU.) sábado 24 martes de junio Hespèrion XXI La Capella Reial de Catalunya Jordi Savall director Obras de J de Triana–C. de Morales, M. Flecha, F. Correa de Arrauxo, G. Fernández, J. García de Zéspedes y Anónimos .. 27 H O S P I TA L R E A L de junio PA L AC I O D E C A R L O S V Heinrich Schiff violonchelo J. S. Bach .. Suites para violonchelo núms. 2, 4 y 6 .. Orquesta Nacional de España Coro Nacional de España JARDINES DEL GENERALIFE Ballet Flamenco Sara Baras Cristóbal Colón, testigo del nuevo mundo (I) María Rodíguez, Carlos Silva, Ana Häsler, Enrique Baquerizo (solistas vocales) Sara Baras directora artística Sevilla, puerta de América Arturo Tamayo director Sabores La Trulla de Bozes J. García Román Requiem* [J. M. Bandera, J. C. Gómez, M. Montoya, Carlos Sandúa director * Estreno encargo del Festival Internacional de Santander M. de la Tolea, S. Quirós música, y Festival Internacional de Música y Danza de Granada Obras de F. Peñalosa, C. de Morales, S. Baras coreografía] F. Guerrero y música virreinal MONASTERIO DE SAN JERÓNIMO .. Patrocinado por CajaGranada H O S P I TA L R E A L Nathalie Stutzmann contralto Inger Södergren piano Obras de R. Schumann .. JARDINES DEL GENERALIFE Paul Taylor Dance Company Paul Taylor director artístico Spring Rounds [R. Strauss música, P. Taylor coreografía] Dust [F. Poulenc música, P. Taylor coreografía] Promethean Fire [J. S. Bach música, P. Taylor coreografía] miércoles 28 de junio T E AT R O I S A B E L L A C AT Ó L I C A Compañía Arrieritos domingo 2 de julio MONASTERIO DE SAN JERÓNIMO 13 Rosas [H. González creación y dirección musical, Cía. Arrieritos coordinación coreográfica] Cristóbal Colón, testigo del nuevo mundo (IV) Mare Nostrum, Antico Mare PAT I O D E L O S A R R AYA N E S Cantigas de Santa María, cantos mozárabes y sefarditas, y Cantigas de amigo (s. XI a XIII) .. Christian Zacharias piano Obras de Ensemble Micrologus .. W. A. Mozart, M. Ravel, F. Schubert 55 domingo 25 PA L AC I O D E C A R L O S V jueves de junio MONASTERIO DE SAN JERÓNIMO Cristóbal Colón, testigo del nuevo mundo (II) Decadencia y política The Orlando Consort The Dufay Collective Obras de F. de la Torre, A. de Mondéjar, P. de La Rue, G. Hayne–A. Agricola, J. Desprez, J. Urrede, J. Obrecht, A. Divitis, J. de Anchieta, F. Peñalosa y Anónimos .. 29 English Baroque Soloists de junio H O S P I TA L R E A L Heinrich Schiff violonchelo .. JARDINES DEL GENERALIFE Ballet Clásico Arte 369 María Giménez directora Giselle [A. Adam música, M. Giménez adaptación coreográfica] Con el patrocionio de Fundación Caja Rural Con el patrocinio de CajaGranada .. 30 PA L AC I O D E C A R L O S V T E AT R O I S A B E L L A C AT Ó L I C A English Baroque Soloists PA L AC I O D E C A R L O S V Iberia* Recital de música y danza sobre música de Isaac Albéniz Rosa Torres–Pardo piano; José María Gallardo del Rey guitarra; Lola Greco baile Eduardo Arroyo escenografía y dirección de escena * Estreno Con el patrocinio de La J. S. Bach .. Suites para violonchelo núms. 1, 5 y 3 Mitridate, rè di Ponto (ver viernes 23) Monteverdi Choir y Solistas Sir John Eliot Gardiner director W. A. Mozart .. Missa en Do menor «Grosse Messe» (Versión de Robert Levin) viernes de junio Sir John Eliot Gardiner director W. A. Mozart .. Sinfonías núms. 39, 40 y 41 lunes 3 Caixa de julio PAT I O D E L O S A R R AYA N E S Cristóbal Colón: los paraísos perdidos Hespèrion XXI Driss el Malouni y Yair Dalal ud Jordi Savall director Las músicas árabo–andaluzas judías y cristianas de la Antigua Hespéria hasta el descubrimiento del Nuevo Mundo Fotografía: Juande Jarillo Diseño: Manigua 4 martes de julio 8 sábado CAFÉS CONCIERTO de julio T E AT R O D E L H OT E L A L H A M B R A PA L AC E JARDINES DEL GENERALIFE H O S P I TA L R E A L Staatsballett Berlin Juan Crisóstomo Arriaga: «Mucho para tierna edad» (I) Vladimir Malakhov director artístico Ein Lindentraum… [W. A. Mozart y R. Schumann música, U. Scholz coreografía] Il Fondamento 5 Paul Dombrecht director Obras de J. C. Arriaga .. T E AT R O I S A B E L L A C AT Ó L I C A de julio H O S P I TA L R E A L Andromaca* Ópera en versión reducida para voces y cuarteto de cuerda de V. Martín y Soler Alexander Herold movimiento escénico Elena de la Merced, Flavio Oliver, José Ferrero, Beatriz Lanza, Mª José Martos (solistas vocales) Cuarteto Canales 26 30 al viernes de junio Concertos a quattro En colaboración con la Quincena Musical de San Sebastián miércoles del lunes Belén Maya baile José Luis Rodríguez guitarra Manuel Gago cante Cuarteto Dialogue Jonathan Waleson pianoforte W. A. Mozart .. Conciertos núms. 11, núm. 12 y núm. 13 del lunes 3 al viernes 7 de julio Dibujos Al océano PA L AC I O D E C A R L O S V Israel de França violín; Petr Vít guitarra; Tiago Alves percussão .. Staatskapelle Berlin Daniel Barenboim piano y director A. Mozart, G. Mahler Obras de W. Con la subvención de la Riberas, orillas y sueños de viaje de A. Piazzolla, P. Vít, H. Villa–Lobos, A. Domínguez, J. Pernambuco Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía * Estreno de la producción del IVM (Institut Valencià de la Música) .. PA L AC I O D E C A R L O S V domingo Derviches Mevlevi de Estambul 9 TRASNOCHES FLAMENCOS de julio H O S P I TA L R E A L Kudsi Erguner dirección Sema La ronda celestial de los planetas alrededor del Sol Juan Crisóstomo Arriaga: «Mucho para tierna edad» (II) 6 En colaboración con la Quincena Musical de San Sebastián jueves sábado Il Fondamento Gema Jiménez cante viernes PA L AC I O D E C A R L O S V JARDINES DEL GENERALIFE Staatsballett Berlin Vladimir Malakhov director artístico Serenade [P. I. Chaikovski música, G. Balanchine coreografía] Apollon Musagète [I. Stravinski música, G. Balanchine coreografía] Ballett Imperial [P. I. Chaikovski música, G. Balanchine coreografía] de junio C U EVA « L A F R A G UA » Paul Dombrecht director Obras de J. C. Arriaga .. de julio 24 30 de junio Staatskapelle Berlin PE Ñ A « L A P L AT E R Í A » Katarina Dalayman, Michelle DeYoung, Ben Heppner, René Pape (solistas vocales) Daniel Barenboim director R. Wagner .. Tristan und Isolde, Acto II Jara Heredia y Grupo Con la subvención de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía 1 sábado de julio PE Ñ A « L A P L AT E R Í A » Marco Flores baile viernes 7 de julio PE Ñ A « L A P L AT E R Í A » 55 viernes 7 de julio EL FESTIVAL DE LOS PEQUEÑOS Patricia Guerrero baile T E AT R O M UN I C I PA L J O S É TA M AYO de julio sábado C U EVA « L A F R A G UA » lunes PA L AC I O D E C A R L O S V Staatskapelle Berlin Angela Denoke soprano Daniel Barenboim director Obras de A. Schönberg, G. Mahler 26 y martes 27 de junio 8 Manuel Cuevas cante La pequeña flauta mágica Producción del Gran Teatre del Liceu J. Menor adaptación musical, J. Font (Comediants) dirección de escena Edad recomendada: a partir de 6 años Con la subvención de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía jueves 29 30 y viernes de junio Romeo y Julieta Producción del Teatro Español (Mario Gas director) Olga Margallo dirección Edad recomendada: a partir de 6 años Información w w w . g r a n a d a f e s t i v a l . o r g INSTITUCIONES RECTORAS T 958 221 844 ENTIDAD PROTECTORA F 958 220 691 PAT R O C I N A D O R P R I N C I PA L PAT R O C I N A D O R E S Ferring Fundación Caja Rural Cervezas Alhambra ENCUENTROS Irvine Arditti FASCINACIÓN POR LA MÚSICA CONTEMPORÁNEA rvine Arditti, fundador del Cuarteto del mismo nombre, es uno de los violinistas más respetados y admirados entre los aficionados a la música contemporánea y también entre los compositores de todo el mundo, que le han dedicado cientos de obras, para el cuarteto y también directamente para él como solista. Es un visitante habitual de las programaciones y festivales de nuestro país, pues solo en lo que va de año lo ha hecho dos veces, la primera para inaugurar el Auditorio del CDMC en la ampliación del Museo Reina Sofía y en el ciclo Musicadhoy, con dos programas muy llamativos y complejos, la integral de los Zayines de Francisco Guerrero en el décimo aniversario de su muerte y, por primera vez en España, la integral para cuarteto de cuerda de Lachenmann; en estos días también presentarán en Barcelona la obra de Benet Casablancas. Philippe Gontier I Resulta impresionante ver el historial del Cuarteto Arditti, fundado en 1974, y en este momento, con una renovación importante en sus componentes, parece oportuno realizar un balance de lo ocurrido en estos años. ¿Qué diferencias hay en el Cuarteto Arditti de los inicios y el de ahora? ¿Sigue trabajando con la misma ilusión que entonces? 132 Bueno, en realidad se equivoca, hace 31 años no tenía ninguna ilusión en este proyecto. Yo era violinista en la Sinfónica de Londres (concertino desde 1976) y el cuarteto era mi hobby. Disfrutaba tocando en él pero no tenía ninguna expectativa de que fuera a ser profesional, ni famoso, ni nada por el estilo. Sólo nos divertíamos. Adoro la música contemporánea y quería formar un cuarteto para tocar esa música. En aquel momento no nos podíamos imaginar que se convertiría en nuestro principal trabajo. Al principio sólo dábamos un par de conciertos al año pero con lo que me ganaba la vida era tocando en la orquesta, por lo tanto no tenía ninguna ilusión sobre lo que iba a llegar a ser el cuarteto y creo que esa es la principal razón del éxito, ya que todo lo que fue viniendo fue casi por casualidad. Lo que hacíamos lo hacíamos bien y fuimos estableciendo relación con compositores. Todos disfrutábamos con la experiencia, tan- to los compositores como los músicos, se fue corriendo la voz de nuestro trabajo y todo fue creciendo como una bola de nieve. Así fue como ocurrió en realidad yo no tenía ninguna ilusión. Cuando me di cuenta de que esta iba a ser una ocupación a tiempo completo el cuarteto se convirtió en mi prioridad. Desde luego también me gusta tocar solo y realmente creo que es necesario salir a veces, hacer algo diferente, por ejemplo ahora ya no toco en las orquestas sino que toco con ellas, pero en cualquier caso el cuarteto siempre ha sido mi prioridad. Siempre he intentado tener el cuarteto funcionando con la misma intensi- ENCUENTROS IRVINE ARDITTI dad, pero es muy difícil conseguir que los instrumentistas tengan el mismo nivel de compromiso que yo. Soy el único miembro que está desde el principio, desde que alrededor de 1981 se convirtió en una ocupación a tiempo completo he intentado convencer a los distintos miembros de que hagan lo mismo, sin lugar a dudas estoy contento con los resultados porque creo que todos han dado siempre lo máximo posible de sí mismos para el proyecto. En este momento me encuentro viviendo una nueva experiencia con el cuarteto. Tenemos dos miembros nuevos: Lucas Fels, el chelista, tiene una gran experiencia en música contemporánea, ha tocado durante veinte años en el Ensemble Recherche y en el Trío Recherche en Friburgo. En estas formaciones ha interpretado la mayoría de los compositores con los que trabaja el cuarteto, de hecho ese grupo se ha formado mirando de alguna manera al Cuarteto Arditti, incluso el violinista de este ensemble es un alumno mío en Darmstadt. También tenemos un nuevo segundo violín [Ashot Sarkissjan], que ya ha tocado en Madrid, perteneció durante tres años al Ensemble InterContemporain de París y tiene también mucha experiencia en música contemporánea. Creo que ahora mismo tenemos un gran grupo, es un grupo más joven, lo cual creo que es bueno para que tengan fuerza para continuar cuando yo no tenga fuerza. Una de las principales características del Cuarteto Arditti es su relación con los compositores. ¿Cree que este proyecto hubiera sido posible sin este intercambio entre ellos y ustedes como intérpretes? Creo que todo forma parte de lo que el Cuarteto Arditti es. Desde el principio consideré importante trabajar con los compositores y así ha sido desde nuestro primer concierto, con Penderecki, se trata de un ideal de trabajo. Este es mi concepto de la interpretación, trabajar con los compositores para así poder participar juntos en la formación de la obra, incorporar las ideas de los compositores a la interpretación. Así no trabajamos sólo con la partitura, que es totalmente abstracta, sino que los compositores pueden venir y decir qué es exactamente lo que esperan de una composición. Probablemente si en estos treinta y un años no hubiéramos hecho esto el grupo sería ahora mismo distinto de lo que es en la actualidad. Algunos compositores han crecido con ustedes, a la vez que ustedes crecían como intérpretes, esto tiene que generar una sensación muy gratificante. Eso es absolutamente cierto, algunos compositores eran jóvenes y desconocidos y nosotros hemos llevado sus obras de un país a otro. De hecho algunos compositores son incluso mucho más conocidos fuera de sus países que dentro de ellos gracias a nuestros conciertos, eso es lo que yo llamo “fertilización cruzada”. ¿Cree que formar un grupo como el Cuarteto Arditti sería más sencillo hoy? ¿La música contemporánea tiene ya un público fiel y habitual en los conciertos? Creo que tenemos un público diferente del que teníamos hace treinta años. En realidad hoy es más sencillo para nosotros porque ya somos bastante conocidos en muchos países, porque hay un público que está esperando con curiosidad para ver qué es lo que estamos haciendo en este momento. En la actualidad hay muchos grupos que han nacido según el modelo que nosotros hemos utilizado y que se alimentan del repertorio creado con y para nosotros a lo largo de este tiempo, de modo que creo que nosotros hemos creado tradición tocando esta música. Durante mucho tiempo fuimos los únicos que lo hacíamos. Creo que el ambiente musical ahora es mucho más abierto, hay más diversidad, pasan cosas diferentes, creo que esto es bueno para la música contemporánea, gente con diferentes ideas sobre música y sobre lo que ésta debería ser. Esto es saludable para la música contemporánea en general. Resulta llamativo al contemplar su repertorio el hecho de que son el grupo que mayor repertorio español hace fuera de nuestras fronteras, músicos de diferentes generaciones que han entrado en contacto con ustedes y cuya música tocan por el mundo. Con este conocimiento del panorama musical español actual, ¿cree que hay algún rasgo que haga posible hablar en la actualidad de alguna “escuela española” o alguna característica que le haga sentir que son músicos de nuestro país? España no es un país en el que haya demasiados compositores y no sé si conozco bastantes como para poder tener la información para responder a esta pregunta pero creo que en la música actual es más difícil definir estilos o escuelas por países. Esto ocurre en algunas ocasiones como por ejemplo algunos compositores de Japón, que están cerca de la música tradicional de ese país. Pero en Europa creo que es imposible hablar de estilos según las nacionalidades de los compositores. Por ejemplo, se puede decir que Stockhausen es alemán por su manera dogmática y calculada de trabajar en sus partituras, pero no puedes decir realmente que su música “suene” alemana; tampoco estoy seguro de que se pueda decir que la música de Boulez “suene” francesa, incluso cuan- do en este caso podemos encontrar algunas relaciones con el pasado musical de su país. ¿Cómo puede un músico español contemporáneo estar en contacto con su pasado? Creo que tienen estilos individuales —Luis de Pablo o Cristóbal Halffter, que son los que conozco mejor, igual que otros compositores en Europa con los que se pueden identificar— y creo que es realmente complicado encontrar algún rasgo hispano en su música. Usted ha estado aquí en la inauguración del nuevo Auditorio del CDMC y ahora vuelve para el ciclo Musicadhoy, ¿cómo siente que ha cambiado el ambiente musical español en los últimos años? Bueno, es difícil para mi contestar esta pregunta porque no vivo aquí y no sé si vengo suficiente para escuchar conciertos o estar informado, en algunas ocasiones cuando venimos a algún festival sí intento conocer qué se está haciendo en ese momento, como por ejemplo en Alicante. Aun así creo que el ambiente musical es ahora más saludable que cuando estuvimos aquí por primera vez al final de los ochenta, para estrenar un cuarteto de Luis de Pablo, en esa ocasión el público fue realmente muy escaso, justo al contrario que cuando estuvimos aquí la última vez. ¿Disfrutó con la inauguración del nuevo auditorio del Reina Sofía? Para mí fue muy gratificante que nos llamaran para inaugurar el nuevo auditorio, quizá nadie más tenía libre la agenda para ese día —bromea. Fue muy agradable que nos llamaran para la inauguración de un auditorio en España. Aparte de su participación en los cursos de Darmstadt, ya legendarios, otra de sus preocupaciones como músico es el estar cerca de los nuevos intérpretes, todo el tema de la formación y la educación es una de sus preocupaciones, ¿cómo han sido sus experiencias en España? No hemos hecho demasiados cursos en España, estuvimos trabajando con estudiantes en Granada, también en Salamanca y este fin de semana tenemos un taller con compositores e intérpretes en Barcelona. Es bueno trabajar con los jóvenes intérpretes, siempre intentamos hacer este tipo de cosas el mayor tiempo posible, aunque en realidad no tenemos demasiado. Otros cuartetos tienen trabajos como profesores, pero no es nuestro caso, por eso estos cursos son importantes para nosotros, para tratar de estar cerca de los jóvenes, no sólo de los intérpretes sino también de los compositores, hablar con ellos y mostrarles nuestra manera de trabajar y sentir la música. Como dijo al principio, su carrera musical empezó como violinista en la Sinfónica de Londres. En un año como éste, plagado de 133 ENCUENTROS IRVINE ARDITTI ta. Nos gusta hacer cosas diferentes de vez en cuanto, todos necesitamos hacer cosas que se salgan de lo habitual, aunque en nuestro caso cada obra y cada compositor es diferente y por eso tenemos la suerte de estar siempre haciendo cosas diferentes. homenajes y conmemoraciones por el Año Mozart, ¿echa de menos el tocar música clásica? Realmente yo no soy muy fan de Mozart, me gusta la música más libre, como la música Barroca o incluso Beethoven. Me gusta escuchar esa música, incluso hemos tocado algunos cuartetos de Beethoven, pero no tengo ningún deseo desesperado, ni ninguna fijación con tocar música clásica y por supuesto no en la orquesta. No me divertía tocar en la orquesta, que es justo lo contrario que me pasa con el cuarteto, donde disfruto cada pieza. Cuando abandoné la orquesta volví a escuchar música clásica, había dejado de hacerlo durante unos años, y volví a disfrutar de la experiencia. Además de sus conciertos en nuestro país está a punto de aparecer un CD con la obra de cámara para cuerdas de Jesús Rueda (Sello Autor-Fundación Autor), ¿cómo ha sido su trabajo con él y con su obra? ¿Cómo puede compatibilizar su trabajo como solista con el trabajo en el cuarteto? Yo disfruto haciendo todo lo que hago. Para mí tocar solo es como una terapia necesaria, pero que tampoco puedo hacer demasiado porque sería agotador. Dada mi relación con los compositores ellos en ocasiones escriben piezas para mí, con orquesta, ensemble o piezas a solo. Por ejemplo, las piezas que estrené en Madrid hace unos meses habían sido escritas por Luis de Pablo para mi cincuenta cumpleaños, no pude tocarlas en mi fiesta porque fue una sorpresa, organizada por mi mujer (la compositora mexicana Hilda Paredes). Dos violines tocaron un movimiento de esas piezas, dada su dificultad y también que habían tenido muy poco tiempo para prepararlas. Yo realmente deseaba tocarlas pero nunca había tenido oportunidad de hacerlo, por eso cuando me invitaron a ese concierto, para la inauguración del nuevo auditorio, se lo sugerí al director y le pareció una idea estupenda. Entre tantos nombres y tantas obras, ¿hay algún compositor que no haya escrito nada para usted y que realmente le hubiera gustado que lo hiciera? 134 Bueno, se han escrito muchas piezas para nosotros, somos muy afortunados por esto, pero, por ejemplo, Ligeti dijo que nos haría un cuarteto cuando grabamos su Primer Cuarteto en 1980-81 y nunca escribió esa pieza, eso me apena un poco. Hemos tenido una relación muy cercana, hemos tocado sus obras en muchas ocasiones, pero ahora él esta bastante enfermo y no será posible tener esa pieza, esa sería mi mayor decepción. La segunda sería el Cuarteto de los helicópteros de Stockhausen, ya que después de diez años pidiéndole un cuarteto nos escribió esta pieza, que sólo puede ser tocada con unas condiciones muy particulares, y yo quería que no escribiera una pieza para poder s fundamental en la música contemporánea, que cada uno desarrolle su propia voz y que no sea una copia E tocarla en todos los auditorios del mundo, esta es una muestra de su sentido del humor. En realidad soy como un niño en una tienda de juguetes, entro sin tener grandes esperanzas, pero cuando veo algo que me gusta tengo que tenerlo y nuestra relación con los compositores generalmente posibilita el que las piezas nazcan así. Realmente cada nueva obra es como un juguete, algo con lo que aprender, con lo que jugar, algo con lo que crecer hasta encontrar su interpretación. Una partitura no tiene sonido, está sobre la mesa y te mira, pero no hace ningún ruido, lo más fascinante es llegar a hacerla sonar, dar vida a ese papel, eso es lo que es fascinante de la música contemporánea. He visto que en sus últimos trabajos discográficos hay uno que llama la atención, porque pertenece a una corriente que no tenemos asociada al Cuarteto Arditti, la “Free improvisation” o improvisación libre, ¿cómo llegaron a trabajar en este tipo de proyectos? Nosotros no participamos en las obras con improvisación, siempre tocamos con las obras totalmente anotadas, pero me gusta participar en este tipo de proyectos en los que la gente no espera encontrar al Cuarteto Arditti. No es nuestro repertorio habitual, nuestro repertorio habitual es de una música más intelectual, más cerebral, pero en ocasiones me gusta trabajar con gente cuyo trabajo me parece interesante desde algún otro punto de vis- Rueda es un compositor bastante interesante que conocimos en Alemania a principio de los 90, cuando tocamos su Primer Cuarteto y es muy agradable reencontrarte con él diez o doce años después y ver cómo su estilo ha cambiado completamente, se ha convertido en un estilo individual, quizá más clásico en algunos aspectos, pero que sin duda se puede reconocer como “Estilo Rueda”. Para mí es siempre muy interesante ver cómo la gente va cambiando y seguir colaborando. Cuando nos conocimos Jesús era alumno de Guerrero y sin lugar a dudas esto se aprecia en su Primer Cuarteto, de un estilo que como se puede comprobar es bastante diferente del resto de las obras del CD que son de un periodo posterior. Creo que es muy importante que un compositor desarrolle su propio estilo y no que imite el estilo de nadie, los compositores que imitan a los profesores pueden ser interesantes en un momento pero sobre todo lo son cuando desarrollan su propio estilo. Creo que eso es fundamental en la música contemporánea, que cada uno desarrolle su propia voz y que no sea una copia. Como intérpretes, ¿cómo se enfrentan a programas en estilos tan diferentes como los que tienen en estos días (Guerrero y Lachenmann)? Estamos acostumbrados a hacer eso todo el tiempo, dado que no hacemos música clásica, nosotros vivimos los estilos de los compositores. Ir de Guerrero a Lachenmann para nosotros es quizá como para un cuarteto de música clásica ir de Haydn a Shostakovich. Para nosotros no es tan duro porque estos compositores son nuestro lenguaje, incluso cuando los tocamos en el mismo programa tenemos que poder saltar de uno a otro, aunque estos conciertos son especiales ya que en los dos casos se trata de la obra integral para cuerdas de estos grandes maestros y siempre es un reto. Bueno, ya para terminar, ¿cuándo vamos a volver a tenerles en nuestro país? Vendremos el próximo mes de marzo a Barcelona con el proyecto Xenakis, siempre es un placer volver. Leticia Martín Ruiz REPORTAJE En el 250 aniversario del nacimiento del compositor VIENA SE INUNDA DE ESPÍRITU MOZARTIANO White Star / Michael Pasdzior Hasta ahora, Salzburgo, como lugar natal del compositor, se había erigido en el centro mozartiano de Austria y del mundo entero. Sin embargo, fue Viena el lugar donde Mozart, en los diez años en los que residió en ella, alcanzó su madurez creativa, lejos de la autoridad paterna y en contacto con los mejores artistas de su tiempo, contribuyendo decisivamente a convertir la capital austriaca en uno de los principales centros musicales de su época. En Viena, Mozart fue acogido calurosamente, pero, como una cortesana caprichosa, más tarde le volvería la espalda, cuando pareció perder el interés por él. Mozart nunca se sintió allí tan querido como en Praga, donde sus melodías las cantaban hasta los cocheros. P 136 or todo esto, Viena ha querido volcarse este año para celebrar intensamente el 250 aniversario del nacimiento del compositor, con un apabullante programa de actos destinados a llenar la ciudad de espíritu mozartiano. El director de este imponente proyecto, Peter Marboe, ha querido ante todo que este espíritu no sea un objeto de museo sino algo vivo, que invada las calles, las plazas y los colegios, junto a nuevas creaciones que revelen la actualidad y modernidad del mensaje del genial compositor. Este proyecto se ha planteado sobre tres pilares: en primer lugar, la propia experiencia de la música de Mozart, con grandes conciertos a cargo de los mejores conjuntos austriacos e internacionales; después, crear una conciencia mozartiana en la juventud, con conciertos gratuitos al aire libre — pero nunca amplificados—; y, por último, las nuevas creaciones y el diálogo con los músicos contemporáneos, con el encargo de seis óperas y 25 nuevas partituras a jóvenes compositores como Dirk D’Ase (Don Juan cumple 60 años), Thomas Pernes (Flauta mágica 06), Dieter Kaufmann (Réquiem para Piccoletto) y otros más consagrados como Olga Neuwirth, autora de una obra de teatro musical titulada Der Don Giovanni-Komplex. Además de esto, habrá proyecciones de 40 películas sobre Mozart procedentes de los fondos de la Filmoteca Austriaca, emisiones de sellos conmemorativos y un sinfín de cosas más, entre ellas la totalidad de la música sacra de Mozart, que acogerán las diversas iglesias vienesas. También se ha puesto en marcha un sistema de información que, con el nombre de Calling Mozart, propone diferentes paseos por los lugares más emblemáticos de la ciudad, con información que puede solicitarse en alemán y en inglés llamando a un número de teléfono. El presupuesto global es de 30 millones de euros, y se pretenden recaudar 100 millones. Porque, como ha señalado el propio Peter Marboe, “es mucho mejor vivir con Mozart que vivir sin él”. Tres intensos días El programa ha arrancado de manera intensa con la programación pensada para el día del cumpleaños del compositor, con una serie de actos que iban desde la posibilidad de contemplar la partitura manuscrita del Réquiem en el apabullante barroquismo de la Biblioteca Nacional, o la inauguración de la renovada Figarohaus, la única que se conserva de las trece casas en las que se alojó el compositor, según las posibilidades económicas de cada momento, y donde realmente hay pocos objetos originales, aparte de una mesa de trabajo donde escribió La flauta mágica, a la espera de la magna exposición que se desarrollará a partir de marzo en la Albertina. Toda una avalancha mozartiana, que competía con los actos que se celebraban al mismo tiempo en Salzburgo y en otras zonas del país (a excepción de Carintia, que con bastante humor se declaraba “Región libre de Mozart”). El mismo día del cumpleaños, el 27 de enero, se conmemoró con un concierto sacro en la Catedral de San Esteban, donde Mozart se casó y trabajó como maestro de capilla suplente, en el que los Niños Cantores y la Orquesta Sinfónica de la Radio de Viena dirigidos por Bertrand de Billy interpretaron la Misa de la Coronación, con la soprano Sandrine Piau entre los solistas. También en esa jornada se reabrió el Theater an der Wien como nuevo escenario lírico de la capital, que viene a incrementar la oferta lírica de la Staatsoper y la Volksoper (sin olvidar a la innovadora Kammeroper). Edificado en 1801, es un teatro cargado de historia, que vio los estrenos de Fidelio, El Murciélago y La viuda alegre, aunque últimamente estaba dedicado casi en exclusiva a la comedia musical, y resulta absolutamente ideal, por su acústica y sus dimensiones, para la ópera barroca y clásica, que cultivará a partir de ahora. Se abrió con el intenso Idomeneo que comenta en estas mismas páginas nuestra corresponsal en Viena, Ruth Zauner. REPORTAJE Otro de los atractivos de estos días ha sido la recuperación de otros escenarios históricos para la música. Así, el solemne Burgtheater, construido sobre planos de Gottfried Semper y que guarda entre sus tesoros los primeros frescos de Gustav Klimt, acogió una encantadora matinée en la que una de las glorias de la escena austriaca, la actriz Senta Berger, leyó diversos pasajes cuidadosamente escogidos por ella misma sobre algunos de los aspectos más personales de la biografía del compositor, con impecables ilustraciones musicales a cargo del pianista Rudolf Buchbinder. En otro teatro más popular, el Volkstheater, habitual escenario de los sainetes de Raimund o Nestroy, el actor Peter Matic habló de curiosidades de la Viena de la época mientras el barítono Olaf Baer y el pianista Helmut Deutsch iban intercalando con un impecable gusto los más bellos lieder del compositor. Mozart a ritmo cubano Pero no todo fue tan serio. También pudimos asistir a una simpática sesión en la modernísima Sala de Cristal, construida en los bajos del venerable Musikverein, donde los cubanos Alexis Herrera Estévez y Elio Rodríguez Luis (integrantes de Cuba Percussion) y los alemanes Tobias y Kilian Forster y Tim Hahn (miembros de Klazz Brothers), propusieron un concierto titulado Mozart meets Cuba. En él, apoyándose en una imaginaria carta del compositor a su prima Bäsle (la destinataria de las célebres misivas de divertida obscenidad), en la que comentaría a ésta que al fin había encontrado en el Caribe la tierra de sus sueños, plantearon refrescantes versiones de arias de ópera, movimientos de concierto, sonatas, etc. al ritmo de mambo, bolero, salsa o danzón. Pero la cima de la programación de estos primeros días la constituyó, sin duda, la velada que reunió en el Konzerthaus nada menos que a Maurizio Pollini y el Cuarteto Alban Berg, en la primera cita del proyecto Perspectivas, ciclo de ocho conciertos en el que el artista italiano presenta piezas escogidas de Mozart confrontándolas con importantes obras del siglo XX. La actuación se abrió con una impresionante versión del Adagio en si menor KV 540 por el pianista italiano, que se unió al grupo vienés para una versión absolutamente antológica del Cuarteto con piano en sol menor KV 478, un modelo de equilibrio formal, belleza sonora y sentido cantable. Después, el cuarteto, junto con el viola Krzysztof Chorzelski, acometió otra prodigiosa lectura del Quinteto de cuerda en do mayor KV 515. En la segunda parte, ya en solitario, Pollini abordó las Variaciones para piano op. 27 de Anton Webern y la Segunda Sonata de Pierre Boulez, que culminó en apoteosis, demostrando que el artista continúa siendo imbatido en este repertorio de casi imposible ejecución. Pero todo esto ha sido sólo un aperitivo. Las actividades no han hecho más que empezar, así que el año Mozart supone una excelente ocasión para hacer una escapada a Viena y gozar de su impresionante oferta cultural. Y, si lo hacen aún en este mes de marzo, todavía pueden asistir a una magnífica exposición de obra gráfica de Egon Schiele en la Albertina. Realmente merece la pena. Rafael Banús Irusta CITAS OBLIGADAS EXPOSICIÓN MOZART – EXPERIMENTO ILUSTRACIÓN. (Del 17 de marzo al 20 de septiembre), en la Albertina. Organizada por el Instituto Da Ponte, evoca la época de Mozart a través de valiosas obras de arte e instalaciones modernas. www.albertina.at ALBERTINA THEATER AN DER WIEN. Nuevas producciones de Idomeneo, Lucio Silla, La cemenza di Tito, La flauta mágica, Così fan tutte y Don Giovanni, dirigidas por Nikolaus Harnoncourt, Betrand de Billy, Daniel Harding, Fabio Luisi y Peter Schneider. Además, otras óperas relacionadas como Flammen de Erwin Schulhoff (que gira en torno al tema de Don Juan) o el estreno de Odio a Mozart/I hate Mozart de Bernhard Lang, por el Klangforum Wien dirigido por Johannes Kalitzke. www.theaterwien.at OSTERKLANG. Festival de Pascua (del 7 al 17 de abril). La Orquesta Filarmónica de Viena interpreta las tres últimas sinfonías del compositor, bajo la dirección de Nikolaus Harnoncourt, quien también dirige el oratorio El deber del primer mandamiento. www.osterklang.at WIENER FESTWOCHEN. Festival de Viena (del 12 de mayo al 18 de junio). Daniel Harding dirige La flauta mágica y Così fan tutte en el Theater an der Wien, y Peter Sellars pone en escena Zaide en el Jugendstiltheater. www.festwochen.at HÖLLENFAHRT (Viaje al infierno) (del 19 de abril al 4 de mayo). Festival internacional de teatro de vanguardia, con estrenos mundiales de ocho grupos independientes, en una visión experimental y transgresora, “tal y como a Mozart le gustaría”, según los organizadores. www.hoellenfahrt.at NEW CROWNED HOPE (a partir de otoño). Con el nombre de la logia masónica “Nueva Esperanza Coronada”, que el propio Mozart contribuyó a fundar al final de su vida, el director de escena Peter Sellars ha ideado un festival que presentará proyectos de música, cine y arquitectura de artistas contemporáneos del mundo entero, con perspectivas de futuro que surgen de las ideas filantrópicas y humanistas de Mozart. Entre los estrenos previstos destacan La pasión de Simon de Kaija Saariaho (con libreto de Amin Maalouf) y Un árbol floreciente de John Adams. www.festwochen.at STAATSOPER. Aparte de las representaciones mozartianas de su repertorio habitual, habrá una nueva producción de El rapto en el serrallo en el Burgtheater, y el 5 de diciembre, aniversario de la muerte del compositor, Christian Thielemann dirigirá el Réquiem. www.wiener-staatsoper.at STAATSOPER KAMMEROPER. Nuevas producciones de La flauta mágica (en versión de bolsillo) y una de las mayores rarezas teatrales del compositor, L’oca del Cairo. www.wienerkammeroper.at CALLING MOZART. Proyecto que propone diferentes paseos por los lugares más emblemáticos de la ciudad con información que puede solicitarse, en alemán y en inglés, llamando al número de teléfono +43 5 1756 0. www.callingmozart.at MOZARTHAUS. Domgasse, 10. Museo sobre la figura y la época del compositor en el único domicilio que se conserva de cuantos habitó en Viena. www.mozarthausvienna.at Para más información sobre toda la programación: www.wienmozart2006.at 137 EDUCACIÓN O de la relativa importancia de aprender a leer partituras PASEN Y LEAN Cada cultura, y a veces cada país, tiene una forma de enseñar música que se suele considerar la más lógica, la más eficaz y a veces hasta la única posible. muestra que uno de los momentos cumbre de su carrera musical es el concierto que da con una orquesta sinfónica. Que algo tan insignificante se considere tan importante en su carrera es una clara señal de la supuesta superioridad de lo escrito frente a lo oral. También se suele presentar como un momento cumbre en la vida de algunos músicos de jazz el concierto ante el presidente de Estados Unidos en la Casa Blanca, como si a Duke Ellington le hubiera hecho falta esa cena para componer Mood Indigo. Hay muchos ejemplos como estos, que se resumen diciendo que no alabamos la condición del pez hasta que este se encuentra precisamente fuera del agua. En sentido inverso no conocemos casos, pero es verdaderamente entretenido imaginarlos en forma de titulares de prensa local: DUKE ELLINGTON “Plácido Domingo, admitido como cuentacuentos en la plaza de Jema’ El Fna de Marrakech”. 138 mil quinientos millones que suman China y la India? Como recuerda Christopher Small en algunas de sus interesantísimas conferencias dirigidas al mundo de la educación musical y de la musicología, una abrumadora parte de la música que se hace en el mundo se hace sin partituras. Pese a ello, en el mundo occidental no sólo no nos consideramos un raro islote musical en el que la práctica musical sigue sendas peculiares, sino que solemos esgrimir esta diferencia como una forma de superioridad cultural nada disimulada. Dicho de forma coloquial, estamos siempre prestos a “perdonarles la vida” a los que no saben leer música. Son muchos los ejemplos de este sentimiento de superioridad cultural, practicados además de forma bilateral por “superiores” y “superados”. Ya hemos comentado cómo la película sobre la vida del cantaor flamenco Camarón de la Isla, por ejemplo, “El ministro de cultura de Bangladesh promete que se hará un hueco para que Nacho Duato pueda mostrar su pintoresca visión de la danza en la capital”. “El alcalde de Pekín invita a la Ciudad Prohibida a compañías europeas de ópera, por considerar que también se trata de una forma artística digna de interés”. Muy reveladores son también los descubrimientos de violaciones de los principios del funcionamiento académico. Por ejemplo, la sensacional noticia de que Luciano Pavarotti no sabe leer música, que recuerda de alguna manera al descubrimiento de que tal o cual político ha falseado su curriculum y no es, como todos creíamos, licenciado universitario. La figura del intruso, o la impostura considerada como engaño artístico sería una fuente inagotable de guiones teatrales. Qué tranquilizante, sin embargo, es pensar que siempre se puede meter la pata hasta el fondo y dar el honoris causa a un delincuente o considerar un sabio de la música a uno que no distingue un bemol de un calderón. Quitando las distinciones éticas, que ponen a los delincuentes a un lado y a los músicos a otro, ambas situaciones reflejan lo importante que es poder ver nuestros sistemas desde la distancia. En el ejemplo musical esa distancia nos ayuda a entender que Pavarotti, lejos de ser un vago o un lelo, es un superdotado y alguien extremadamente hábil, con capacidad para acceder a la cámara secreta por un pasadizo que sólo él conoce y que muchos consideraban inexistente. Esta lección de inteligencia, esta aptitud para la adaptación creativa al medio, que podría ser lo que cualquier profesor o centro educativo desearía inculcar en sus alumnos, nos llega por el contrario en forma de “te hemos pillado”, de manera que no sólo no nos lleva a cuestionar el sistema, sino que casi concluimos que hay que reforzarlo para que no se nos cuelen más pavarottis en el futuro. Cuando un sistema educativo produce excelentes resultados parece razonable defenderlo, pero cuando los resultados son lo de menos y lo único que se defiende es el sistema en sí, independientemente de lo que genera, comienzan los problemas: para el sistema y para sus resultados. Pequeños experimentos Todo este preámbulo viene a cuento de una cuestión bien pequeñita, que es que algunas escuelas de música se plantean últimamente quitar la asignatura de lenguaje musical (el antiguo LUCIANO PAVAROTTI U no de los rasgos que diferencia a nuestra forma de aprender música de la del resto de los mortales, que por cierto son bastantes, es la utilización de partituras. ¿Qué porcentaje representan los ciento cincuenta millones del país más poblado de nuestro entorno, Rusia, frente a, por ejemplo, los dos EDUCACIÓN habitual de aprender a tocar un instrumento en el ámbito anglosajón, muy especialmente en Estados Unidos; y por último es lo que hacen muchos profesores que dan clases particulares a un niño y que se responsabiliza de su aprendizaje musical completo. Una compartimentación del conocimiento basada en la organización laboral más que en la propia organización del conocimiento lleva sin embargo a muchos profesores a afirmar que su trabajo no es enseñar a leer, o a muchos padres a decir que su hijo o hija tienen derecho a recibir la educación musical que merecen y no un sucedáneo. Los que así reaccionan harían bien en echar antes un vistazo a algunos resultados del sistema de educación musical que defienden: poco desarrollo del oído musical, poca capacidad para inventar música, poco desarrollo del sentido rítmico, poco desarrollo de la memoria musical, etc. La alternativa tal vez no sea la panacea, pero al menos intenta solucionar algunas cuestiones importantes como la motivación (el alumno ve los resultados de su trabajo) y la existencia de un deseable lazo entre teoría y práctica. Hacer algo distinto para enseñar música no sólo es una ráfaga de aire fresco en un panorama de enseñanza notablemente homogéneo, sino que es una opción que tiene en cuenta que muchos millones de personas en el mundo tienen distintas formas de aprender. Si tan dispuestos estamos a convencerles de la bondad de nuestro sistema, ¿será tan malo adoptar aunque sea parcialmente algún rasgo de los sistemas ajenos al nuestro? la idea general de la pieza, aun sin conocerla bien, lo cual equivale a poder trazar el esbozo de un cuadro, los rasgos principales de una escultura, las líneas básicas de un guión de una novela, etc. Quienes sólo saben tocar la obra tal y como es, con cada uno de sus detalles, en realidad no la conocen. La opinión sobre una composición de alguien que la conoce bien de oído es para mí una opinión mejor informada que la de quien sólo con la partitura en la mano y el instrumento puede hacerse una idea de lo que suena. Tal vez se pueda comparar con la diferencia que habría entre leer un poema en voz alta o recitarlo de memoria. Una característica común a los que tocan de oído es un cierto apasionamiento por la música que tocan, algo que no siempre se da entre músicos con una formación musical académica. Al fin y al cabo, para tocar algo de oído hay que dedicarle tiempo y nadie dedica tiempo a escuchar una y otra vez una música que no le guste mucho. La partitura sí permite esta distancia, y se cuentan por multitudes los músicos que todos los días leen partituras de músicas que no les dicen gran cosa. Sería bueno que esa inquietud por leer partituras de los que sólo tocan de oído se contagiase un poco a los que sólo leen partituras, para que pusieran cierto entusiasmo en “también tocar de oído”. CAMARÓN DE LA ISLA veremos no hay nada de eso. Son muchas las escuelas en las que se sabe desde hace tiempo que el alumno no es un rehén obligado a consumir aquello que el profesor decide, sino un cliente que quiere estar satisfecho con lo que se le ofrece. Desde ese punto de vista, el alumno/cliente o sus padres miden especialmente el porqué de las clases, los días, los horarios y los precios. Si la escuela, en respuesta a esta y otras consideraciones, decide adaptar su organización a los tiempos que corren, está probablemente acertando. La enseñanza de la música es una enseñanza extremadamente flexible que puede estar en manos de uno o varios profesores, comenzarse a los cuatro o a los cuarenta años, incluir un instrumento o basarse únicamente en el canto, etc. ¿Qué sentido tiene entonces hablar de una única forma de plantearla? Lo que se suele defender cuando se quitan las clases de lenguaje musical no es aprender música sin partituras, sino una forma de aprender a leer partituras muy diferente, que va directamente ligada al instrumento. No es una novedad: se ha hecho en las bandas de música de los pueblos; también se hace en la inmensa mayoría de los coros, que utilizan partituras sin tener una formación en lectura independiente; es la forma solfeo, para los no familiarizados). Sucede en muy pocos lugares, pero nos gustaría romper una lanza por ellos precisamente por lo que supone de desacralización de aquello-quesiempre-ha-sido-de-la-misma-manera. Este pequeño giro en la organización de las clases parece ir, según muchos, contra la mismísima esencia de la enseñanza de la música, pero como Pedro Sarmiento [email protected] SÓLO DE OÍDO S on muchas las personas que se excusan al decir que no han aprendido nunca a leer partituras con la frase: “sólo toco de oído”. Para mí, sin embargo, tocar de oído es una de las mejores cosas que puede hacer alguien a quien le guste la música. En primer lugar, quien toca de oído se acerca, tal vez sin saberlo, al compositor mucho más que quien utiliza la partitura como un índice de notas. El compositor, al ser quien decide qué sucede y qué no sucede en la pieza, está más cerca de quienes mejor pueden imaginar o recrear su composición. Quien toca de oído demuestra haber hecho suya la música antes de interpretarla. De oído se puede tocar 139 JAZZ Claude Gassian JOAQUIM KÜHN, UN GUERRERO EN PAZ os grandes artistas suelen atender su creatividad desde las aceras de la vida. No hay obsesión en su trabajo, porque saben que el arte viene dado desde los sentimientos más mundanos de nuestra existencia. Hasta hace un par de años, apenas teníamos noticias sobre uno de nuestros vecinos extranjeros más ilustres, Joaquim Kühn (Leipzig, 1944), que ahora cumple quince años de residencia en Ibiza. En este tiempo, el pianista y saxofonista ha salido todos los días al encuentro de su música, aunque el eco de su actividad no nos llegara a través de los altavoces de la industria. Tras una impecable trayectoria de cuatro décadas entregadas al jazz más afilado e inteligente, él ya no entiende ni atiende las nuevas claves del negocio musical y presta igual atención a un concierto en un teatro que a una actuación improvisada en una playa. La afirmación no es gratuita, porque el germano acostumbra a despedir la caída del sol mediterráneo cada domingo sobre las arenas ibicencas, acompañado por percusionistas anónimos que le L 140 ponen cuerpo a sus melodías saxofonísticas. Incluso su actual “regreso” se rodea de circunstancias muy particulares, animado tan sólo por el atractivo musical y humano de las gentes que le rodean. El año pasado activó junto a músicos de la isla pitiusa el Poison Trio, un proyecto inspirado en el mundo de las drogas y los estupefacientes con el que visitó algunos de los festivales más destacados de nuestra geografía. Su “vuelta”, hoy ya se sabe, incluía un montón de idas. La producción discográfica de Joaquim Kühn durante la temporada pasada se amplió con tres nuevos títulos: Poison (In+Out), consecuencia discográfica de el trío homónimo; el piano solo Allegro Vivace. Piano Works I (ACT/Karonte), en el que interpreta obras de autores tan dispares como François Couperin, Bach, Mozart o Coltrane; y Journey of the centre of an egg (Enja/Resistencia), firmado democráticamente junto al laudista libanés Rabih Abou-Jalil y el baterista Jarrod Cagwin. No obstante, su fecundidad discográfica no acaba aquí, ya que para un futuro inmediato el artista también tiene previsto grabar un triple álbum; el primer disco estará dedicado a la música improvisada; el segundo, a sus composiciones; y el tercero a Ornette Coleman, con quien actuara y editara a dúo en 1996 Colors: Live from Leipzig (Harmolodic/Verve). El pianismo de Joaquim Kühn siempre se ha acotado entre los márgenes del free jazz, aunque su manera de entender la música libre y de vanguardia también le acerquen al mundo de la música clásica contemporánea, a cuya causa se entregó en su adolescencia. Sea como fuere, su poderoso conocimiento del lenguaje musical y su espíritu romántico siempre han estado presente en cada una de sus aventuras, caracterizadas, por otra parte, por una gran profundidad poética. Todo ello le sitúa artísticamente muy cerca del sentimiento pianístico de otros intérpretes con corazón exclusivo, caso del canadiense Paul Bley o el sudafricano Abdullah Ibrahim (Dollar Brand). Paralelamente, y en cuanto a su actividad concertística se refiere, Joa- JAZZ quim Kühn también tiene en marcha un nutrido y variado repertorio de actuaciones. Además de los compromisos adquiridos junto al Poison Trio y Rabih Abou-Jalil, el germano firmará un dúo pianístico con Eric Watson, tres colaboraciones orquestales junto a la NDR Big Band, el European Jazz Ensemble y la Franco-Allemand Band. Mención especial será su asociación con el clarinetista Rudi Mahall, el violinista Dominique Pifarely, el contrabajista Detlef Beier y el baterista Daniel Humair; el reencuentro con este último ocasionará, a buen seguro, momentos muy emocionantes, ya que, junto a él y el contrabajista galo Jean-François Jenny Clark, el alemán dio lustre a uno de los triángulos jazzísticos más creativos de la escena europea de los ochenta. Posteriormente, el anecdotario particular entre Humair y Kühn descubre otras simpáticas conexiones, ya que el suizo es el responsable de la actividad pictórica del germano. Igualmente, otro de los proyectos singulares que el pianista y saxofonista desarrollará en los próximos meses será el Iberia Trío, esta vez junto al contrabajista gallego Baldo Martínez y el baterista alicantino Ramón López. Los tres músicos se reunieron el pasa- do mes de diciembre durante tres días, tras confesarse admiraciones mutuas. La pareja española siempre había reconocido la altura pianística y musical de Kühn, por lo que la colaboración satisfacía un sueño, hasta hace muy poco, inalcanzable. El alemán, por su parte, conoció al baterista en una actuación en Marruecos, mientras que la música del contrabajista le llegó, primero por sus discos y luego por una actuación en el club madrileño de jazz Bogui. El “flechazo” parece pleno y las expectativas del Iberia Trío para esta temporada se antojan altamente satisfactorias (al cierre de esta edición, el grupo tiene confirmada una actuación en Gandía, Valencia, el próximo 5 de mayo). La historia de Joaquim Kühn siempre se ha escrito con literatura callada, a pesar de ser uno de los autores más personales e imaginativos del jazz reciente. Al margen de sus fructíferas colaboraciones junto al irreverente violinista francés Jean-Luc Ponty y el enciclopédico saxofonista Phil Woods, la relación de jazzistas con los que compartió su ideario no hacen sino subrayar su versátil y sofisticado: Gato Barbieri, Don Cherry, Slide Hampton, Michel Portal, Billy Cobham, Michael y Randy Brecker, Albert Mangelsdorff, George Lewis o Joe Lovano, son tan sólo algunos de ellos. Sus recorridos e incursiones por el teclado hoy descubren testimonios discográficos tan valiosos como Springfever (Atlantic, 1976), Famous melodies (Label Bleu, 1996) o Music From the Threepenny (Polygram, 1998), así como buena parte de los títulos registrados en el sello CMP: I’m not dreaming (1983), Distance (1984), From time to time free (1988), Dynamics (1990) o Music From the Threepenny Opera (1998). La verdad jazzística de Joaquim Kühn, ya se ha mencionado, se enmarca dentro de la música libre y la improvisación, aunque su particular búsqueda por lo inédito le convierten en un creador extraño. Al igual que su admirado Ornette Coleman, el pianista es un músico que hace de su aliento artístico, una expresión inclasificable. Y de su imaginación, una fantasía privilegiada e imposible. Aunque por encima de todo, a él lo único que le interesa es vivir, contemplar un atardecer, charlar con su vecino, el pintor Robert Arato, o soñar su música mientras hunde los pies en la arena de una playa perdida. Pablo Sanz EPISODIOS DE AYER, CERTEZAS PARA HOY Y MAÑANA a próxima edición del Festival Jazzaldia de Donostia-San Sebastián ha programado una jornada muy especial para la familia SCHERZO, dedicada a la memoria de Ebbe Traberg, pionero del periodismo jazzístico en nuestro país y fundador de estas páginas. El concierto llegará a finales del mes de julio y estará protagonizado por el artista central de este número, el pianista y saxofonista alemán Joaquim Kühn. Igualmente, y con motivo del décimo aniversario del fallecimiento de este poeta, cineasta, periodista y escritor danés, acaba de salir al mercado el libro Episodios. Escritos sobre jazz, en clara alusión a los textos que firmara durante poco más de diez años en esta revista. Hoy, afortunadamente, nadie discute el riguroso conocimiento jazzístico de este gran danés, aunque para aquellos que no conocieran su obra, el libro resultará una magnífica oportunidad para acercarse a su palabra sabia y literaria. El volumen, de 300 páginas, cuenta con prólogos de compañeros y amigos como Javier Alfaya, Juan Claudio Cifuentes “Cifu”, Javier de Cambra, Jesús Pérez-Caballero y José Cámara, así como una agradecida selección fotográfica. Ebbe conocía el jazz por dentro y en su despedida dejó solos a muchos músicos amigos; cualquiera que quiera pulsar las esencias del jazz reciente deberá adentrarse L en las páginas de esta feliz publicación, porque Ebbe respiraba jazz hasta cuando fumaba (cigarrillos mentolados Kool, “la marca de los saxofonistas”, comentaba). No nos corresponde descifrar las claves de su intelectualidad e inteligencia porque, entre otras cosas, él las hubiera negado todas. Así pues, tan sólo nos queda recomendar con entusiasmo la (re)lectura de sus Episodios scherzianos, en los que se reflexiona sobre el pasado del género con tanto rigor y acierto como se anticipa el futuro que hoy vivimos. Mientras, nosotros le recordaremos deteniendo el tiempo de jazz en el Festival de Vitoria-Gasteiz para ver la etapa del Tour de Francia; contándonos revelaciones musicales como si las hubiéramos pensado nosotros; poniendo paz en tertulias donde sólo se respiraba envidia y rencor; charlando de cine africano con el periodista y escritor Xavier Rekalde; o hablando de la vida entera con Mariano, el dueño del madrileño Café Isadora de la calle Divino Pastor (él vivía en el número 22). Ebbe se asomó puntualmente a esta ventana literaria durante diez años. Todos los amantes del jazz acudíamos a una cita mensual que él, así nos lo reconocía, satisfacía siempre el último día de entrega. A él le gustaba vivir el momento, aunque para todos fuera un adelantado. Lo dicho, episodios de ayer y certezas para hoy y mañana. Enhorabuena y felicidades a todos los promotores de tan gratificante iniciativa editorial. 141 LIBROS Un estudio definitivo POSIBILIDADES CALIGRÁFICAS in duda, hay pocas personas tan adecuadas para escribir un texto de estas características como Jesús Villa Rojo, algo bien conocido por todos los que se interesan por el devenir de la creación musical actual: a su faceta de compositor con una obra bien reconocida y premiada hay que unir la de fundador e intérprete de uno de los grupos señeros de la vanguardia española, el grupo LIM (Laboratorio de Interpretación Musical, que en 2005 ha cumplido 30 años de dedicación ininterrumpida), así como la de profesor en diversos aspectos de la pedagogía musical, tanto en centros españoles como invitado por universidades de otros países. Todo ello se ha visto ya reflejado en publicaciones anteriores (Lectura musical I y II, Juegos gráfico-musicales, El clarinete actual, El clarinete y sus posibilidades, La nueva grafía musical, entre otras), a las que se viene a sumar el libro que hoy nos ocupa, que tiene todos los visos de convertirse en un estudio definitivo sobre el tema por muchos años. En efecto, Villa Rojo ha conseguido en el presente texto sistematizar y ordenar todos los aspectos relativos al origen, características, morfología, empleo y consecuencias de las nuevas grafías en una serie de capítulos con carácter monográfico pero con fronteras flexibles. Ya en el Prólogo se muestra una amplia paleta de posibilidades de uso de diversas formas geométricas, desde los círculos, triángulos, rombos, cuadrados y rectángulos hasta las líneas de todo tipo, junto con los principales símbolos utilizados para indicar la microinterválica, los glissandi y los sonidos simultáneos, así como la finalidad de las líneas horizontales (sean cinco o más) para indicar las alturas. La Introducción pasa revista a la evolución de la notación occidental desde su nacimiento en la Edad Media, estudiando los principales elementos que integran el sistema (pautas, claves, barras divisorias, figuras, etc.), sin olvidar los intentos de renovación de los aspectos problemáticos por parte de músicos y teóricos, así como la relación (y la distancia) entre la partitura y la interpretación. Un segundo apartado aborda las consecuencias para la grafía de las nuevas ideas musicales: novedosas sensaciones sonoras como las propuestas por los futuristas o la concepción microtonal de la escala necesitan nuevos símbolos para expresarse. Lo S 142 JESÚS VILLA ROJO: Notación y grafías musicales en el siglo XX. Iberautor Promociones Culturales (SGAE). Madrid. 395 págs. mismo sucede con las combinaciones rítmicas y el aspecto temporal de las duraciones, la reconversión instrumental o los nuevos aspectos gráficos (incorporación del color, por ejemplo). En el apartado final estudia la relación entre las principales innovaciones musicales del siglo XX y su relación con las nuevas grafías, analizando partituras en las que el aspecto gráfico apenas cambia, hasta llegar a otras donde también la notación refleja multitud de novedades. El primer capítulo se titula “Nueva concepción instrumental”, y en él se estudian los medios de representación necesarios para reflejar la evolución de los instrumentos y de su técnica interpretativa durante el siglo XX. Es un completo recorrido por todas las familias instrumentales que incluye multitud de ejemplos tomados de partituras de muy diversa procedencia, de los que se citan no sólo fragmentos de la propia partitura sino también a veces la tabla de indicaciones que adjunta el autor. Concluye el capítulo con un extenso y útil listado de símbolos clasificados por instrumentos, mostrando en cada caso ejemplos y símbolos de varias fuentes diferentes con intención de poder comparar entre sí los resultados. El capítulo titulado “Estructuración” explica cómo se han resuelto los nuevos planteamientos estructurales y sus diferencias con la definición tradicional de forma a la luz de sus consecuencias gráficas. Como era de esperar, hay un espacio dedicado a la introducción del azar en la música del siglo XX: “Aleatoriedad fundamental” desarrolla un concepto —ligado al uso de un grado variable de improvisación en el curso de la interpretación— que ha aportado “páginas de extraordinario interés dentro de la renovación de la escritura musical”, como afirma su autor. La determinación de algunos parámetros y la indeterminación de otros ha permitido una nueva utilización del concepto de improvisación en un sentido parecido o a veces diver- gente del que tuvo en la historia (o tiene ahora en músicas como la del jazz); en palabras del propio Villa Rojo, “la aleatoriedad… se caracteriza por la libre interpretación de ideas compositivas expuestas con símbolos representativos de resultados indeterminados, donde la aportación del realizador definirá la fisonomía efectiva”. Un capítulo novedoso es el titulado “Sonido y acción teatral”, en el que se explica cómo los propios gestos y movimientos de los instrumentistas han sugerido a muchos compositores un concepto teatral que ha derivado en una realización plástica de la partitura. Para ello es frecuente “buscar algún argumento como pretexto para resaltar gestos y movimientos habituales del intérprete con su instrumento”, como explica Villa Rojo. Algo muy diferente es lo que se relata en “Grafía y plasticidad como propuesta sonora”, donde se estudia la grafía vista desde una perspectiva puramente plástica pero con intención de convertirse en sonido, abriendo así a los compositores un mundo a la vez novedoso y fantástico en cuanto a sus posibilidades. Asumiendo los riesgos que esta aventura comporta —por lo indeterminado del resultado— la propuesta consiste en transformar las grafías y símbolos en música, buscando correlatos entre ambos terrenos, lo que siempre implica la existencia de multitud de versiones distintas de una misma obra. El capítulo “Notación y nuevos instrumentos” introduce el problema de la notación de la música concreta, y especialmente de la música electrónica, que en la mayoría de los casos se ha limitado a una partitura-gráfico que representa una aproximación a lo que el propio compositor ha grabado en el estudio, con el fin de coordinar la interpretación de obras para instrumento(s) y cinta magnética, pero que —salvo excepciones— nunca serviría para realizar de nuevo la obra en el estudio. El paso siguiente es la partitura o esquema de audición, que mues- LIBROS tra una simulación de lo que sucede en una obra electroacústica, una especie de “guía de audición”, para lo cual el propio autor ha desarrollado (dentro del Groupe de Recherches Musicales del INA en París) una herramienta, el Acousmographe o dibujador de sonidos. Cierran el libro los capítulos dedicados a “Pedagogía y participación”, que propone la incorporación de las nuevas grafías a la pedagogía y la participación creativa musical incorporando dichas notaciones y símbolos no convencionales, y el titulado “El sonido representado gráficamente”, que muestra el interés de literatos y artistas por representar o interpretar el sonido desde sus respectivos puntos de vista. Tras ello se ofrece una lista de partituras estudiadas, la bibliografía y el índice onomástico. Como cabe esperar de un libro de estas características, hay una enorme profusión de ejemplos musicales tomados de autores de todo el mundo, y en este sentido hay que destacar, aparte de las obras publicadas por las editoriales habituales, la gran cantidad de partituras manuscritas mencionadas que de esta forma llegan por primera vez al público, aunque sea fragmentariamente. En todos los casos se trata de muestras que a veces superan el puro nivel de notación musical para convertirse en propuestas plásticas y artísticas cuya sola contemplación es una delicia. Por todo ello, no es de extrañar que esta aportación fundamental a la musicología se esté traduciendo a varios idiomas, y que en Italia se vaya a crear una asignatura inspirada en los contenidos del libro. Merece la pena, sin duda. Enrique Igoa Se publica la primera gran monografía sobre la música en Cádiz en el siglo XVIII MÚSICA EN EL ESPLENDOR DE CÁDIZ MARCELINO DÍEZ: La música en la Catedral de Cádiz. La Catedral y su proyección urbana durante el siglo XVIII. Prólogo de María Gembero. Servicio de publicaciones de la Universidad de Cádiz. 3 vols. 1: 596 págs.; 2 y 3: CD-Rom. on ocasión del II Festival Internacional de Música de la ciudad de Cádiz (noviembre de 2004) salió a la luz esta inmensa monografía sobre la actividad musical en Cádiz durante el siglo XVIII. Se trata de la publicación de la tesis doctoral de Marcelino Díez, un trabajo de gran exhaustividad en la que el autor analiza los pormenores, tanto institucionales como estéticos, de la actividad musical en la catedral gaditana en su época de máximo esplendor. En el siglo XVIII, Cádiz se convirtió en una de las ciudades más prósperas de España gracias a la obtención del monopolio del comercio con América en 1717. Desde el punto de vista cultural, esto se manifestó, por ejemplo, en el hecho de que Cádiz fuera la única ciudad del XVIII español con tres teatros —el español, el italiano de ópera y el de teatro francés—, lo cual influyó decisivamente en el ambiente musical gaditano del XVIII. No obstante, queda muy poca información sobre la actividad del teatro musical gaditano, pero este trabajo de Marcelino Díez aporta una visión muy exhaustiva de otro de los focos de actividad musical más intensos del Cádiz dieciochesco: la Catedral. El trabajo se divide en tres volúmenes. El primero consta de una primera parte titulada “La actividad musical de la Catedral de Cádiz y su proyección en la ciudad” en la que el autor estu- C dia el contexto musical de Cádiz en el siglo XVIII y analiza el funcionamiento musical de la Catedral: organización de los cultos, el funcionamiento y régimen general del coro de canto llano y la capilla de música, origen y circulación de músicos y el repertorio de la capilla de música y su interpretación. Este estudio representa una aportación fundamental al estudio sobre la infraestructura y funcionamiento musical de las instituciones del siglo XVIII. En la segunda parte, titulada “Los compositores catedralicios del siglo XVIII, sus obras y su posición estética” se tratan los aspectos estéticos más relevantes de las obras que se compusieron para la catedral, tanto de los maestros de capilla —Gaspar de Úbeda, Miguel Medina Corpas, Francisco Delgado, Juan Domingo Vidal— como de otros compositores relacionados con la Catedral —Salvador García, Francisco Gómez Cañete, Miguel Melanco, Nicolás Zabala y Alonso Rodríguez de Arellano, entre otros. En esta segunda parte se muestra cómo el repertorio polifónico pasó de un estilo barroco a un acercamiento a posturas preclásicas, aunque esta evolución se encontró con verdaderos escollos, siendo el más evidente la prohibición por parte del Cabildo catedralicio de la música de villancicos y “a papeles” y el uso de violines en la Catedral en 1780, lo cual conllevó que durante siete años sólo se interpretara canto llano. Desde el punto de vista estético también es muy interesante tener en cuenta que uno de los maestros de capilla de la Catedral de Cádiz, Miguel Medina Corpas, formó parte de la “polémica Valls” posicionándose a favor de la inclusión de novedades estilísticas en la música religiosa. Además, en este primer volumen el autor añade un interesante capítulo dedicado al famoso encargo de Las siete palabras a Haydn: con él Diez intenta demostrar que este encargo no tuvo relación directa con la Catedral —al contrario de lo que habitualmente se ha dicho—, pero representa un aspecto muy sugerente de la vitalidad musical de la ciudad fuera del ámbito catedralicio. El segundo y tercer volúmenes están añadidos en formato de CDRom. El segundo incluye la edición y análisis de obras musicales de compositores de la Catedral de Cádiz en el siglo XVIII. En él el autor ha buscado el mayor grado de representatividad, lo cual le ha llevado a echar mano de obras procedentes de otros y también se ha intentado abarcar todo el período estudiado. La selección puede servir para dar una idea general sobre los géneros, formas y estilos musicales vigentes en la Catedral de Cádiz a lo largo del siglo XVIII. El tercer volumen son los apéndices generales, donde se halla la información biográfica sobre los músicos de la plantilla de la Catedral de Cádiz durante el siglo XVIII; los catálogos provisionales de obras de Miguel Medina Corpas (1710-1758), Francisco Delgado (17591788) y Juan Domingo Vidal (17881808); y el apéndice documental, donde se pone de manifiesto, una vez más, la magnitud de la documentación estudiada. En definitiva, estamos ante un estudio riguroso, bien documentado, exhaustivo y especialmente rico por su multitud de enfoques —histórico, estético, etc.— que resulta una herramienta imprescindible para conocer la vida musical del Cádiz dieciochesco y la de su catedral en particular. Aurelia Pesarrodona 143 LIBROS El fenómeno el teatro por horas UN GÉNERO DEL PUEBLO ientras los amantes del género chico, que debemos ser legión, seguimos lamentándonos del maltrato que se le viene dando a esa delicia del teatro cantado que debe su nombre al hecho de tratarse de piezas cortas, en un acto, a cuyos textos se les fue añadiendo poco a poco la música, Carmen del Moral Ruiz (historiadora y profesora de la Universidad Complutense) viene a hacer justicia, y a rescatar del semiolvido, del tratamiento injusto o del desdén a esta parcela musical tan nuestra. Y lo hace con un recorrido claro, didáctico y sintetizado por su historia, contribuyendo a fijar ideas fundamentales, aclarando dudas y, sobre todo, situando esta parcela del ocio en su contexto social, teatral y ciudadano, pues de una ciudad cabe hablar en particular: el Madrid a caballo de los siglos XIX y XX, con su medio millón de habitantes y en plena expansión. El apéndice de Manuel García Franco (licenciado en historia, crítico musical y fundador de la revista SCHERZO) es oportuno contrapunto y complemento. A partir del prototipo del sainete lírico, La canción de Lola, de Ricardo de la Vega, estrenado en 1880, irá cuajando un género cuyo ocaso empezaría a insinuarse hacia 1900 y cuya fórmula, ineludiblemente, sería sucedida por otras más acordes con la situación y la demanda de los nuevos tiempos: variedades, cuplé, music-hall, caféconcierto-cabaret… Textos costumbristas, que reflejan ambientes y retratan prototipos de ciudadanos, encuentran en el teatro por horas (acertada creación del trío José Vallés-Juan José Luján-Antonio Riquelme) el marco adecuado para su desarrollo, cuya plenitud es alcanzada entre 1890 y 1900. Un teatro por horas, masivo y popular, que dispuso de salas propias (veinticuatro teatros se abrieron en Madrid de 1867 a 1897) y empresarios adecuados (sobresale la figura de Felipe Ducazcal, fallecido tempranamente). El teatro convertido en costumbre y rito hizo que el público asegurara socialmente el nuevo espectáculo, en cuyo desarrollo tuvieron que ver también los teatros de verano. Aristocracia y alta burguesía gozaban de vacaciones estivales, pero la mayoría de la población se quedaba en la ciudad y, en consecuencia, la oferta de ocio crecía grandemente. Factor clave fue el acortamiento de las funciones, con el correspondiente abaratamiento de las M 144 CARMEN DEL MORAL RUIZ: El género chico. Ocio y teatro en Madrid (1880-1910). Con un apéndice de Manuel García Franco. Alianza Editorial. Madrid. 279 págs. mismas. El sistema de producción, pues, contribuyó al éxito del género (planteamiento capitalista). La elaboración de obras se torna masiva y continuada, porque son pedidas y consumidas por una sociedad en expansión: Madrid-provincias-Hispanoamérica será el circuito a recorrer. El género chico se convierte, así, en un fenómeno cultural que se extiende y propaga aceleradamente, lo que exige a los autores una producción en serie (en diez años llegan a estrenarse en Madrid hasta mil quinientas zarzuelas). El estudio de Carmen del Moral pone el énfasis de la importancia indiscutible del género chico en su imbricación en el pueblo madrileño, con un choque de ideas de fondo, entre lo nuevo y lo viejo. Los autores gozan de popularidad y éxito social. Escritores y músicos ligados a la historia del género chico impulsan el nacimiento de la Sociedad de Autores. Muchos de éstos no madrileños, mayoritariamente andaluces, procedentes de un mundo rural, o casi, acabarán dedicándose a la prensa y a escribir, echando mano de una hibridación entre su cultura de origen y la nueva urbana de adopción. Estamos ante un fenómeno literario moderno, dirigido a un auditorio popular amplio y mantenido, alentado por un mercado urbano. Los autores aspiran a la prosperidad y algunos de ellos se ufanan de vivir de lo que escriben, aunque trabajen sin descanso. Es la culminación de una carrera de obstáculos. El género chico se erige —además de en diversión— en crónica, en testimonio, en retablo costumbrista. Obras abiertas, de tema madrileño o político, que se hacen eco del día a día —incluso propiciando las morcillas de los actores—, en unos años de gran agitación ideológica. La música le fue ganando terreno y protagonismo al texto. Música de calidad desigual, que se alimenta del folclore tradicional y del urbano (incluidos el andaluz y el latinoamericano), de materiales populares (canciones infantiles, cuplés), de citas de zarzuelas, óperas y música sinfónica. Y de bailes introducidos del extranjero: chotis, vals, polca, habanera… Cultivada por compositores de facilidad creadora e incluso de muy sólida formación. Una música, en suma, que sigue haciendo las delicias de muchos aficionados —más allá de las historias que acompañan—, a quienes recomendamos detenerse en los capítulos y pormenores del libro de Carmen del Moral. José Guerrero Martín GGUUÍ A ÍA LA GUÍA DE SCHERZO MANON (Massenet). Abel. Garichot. Arteta, Giordani, Frontal, Battista. 25,28,31-III. NACIONAL BARCELONA CLARET 1-III: Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig. Riccardo Chailly. Mahler, Séptima. (Palau 100 [www.palaumusica.org]). 3,4,5,7: Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña [www.obc.es]. Franz-Paul Decker. Ana Ibarra, soprano. Wagner. (Auditori. [www.auditori.org]). 6: Orquesta de Cadaqués. Coro de Cámara del Palau de la Música Catalana. Neville Marriner. Mozart. (Palau 100). 8: Alexei Volodin, piano. Schubert, Chopin, Rachmaninov, Stravinski. (Ibercamera [www.ibercamera.es]. Palau). 10,11,12: Orquesta Nacional de España. Josep Pons. Iris Vermillion, mezzo. Britten, Shostakovich. (Auditori). 14: L’Orfeo Barockorchester. Michi Gaigg. (Euroconcert. Palau). 15: Viviane Hagner, violín; Paul Rivinius. Brahms, Bartók, Strauss. (Ibercamera. Palau). 17,18,19: OBC. Ernest MartínezIzquierdo. Messiaen, Mahler. (Auditori). 19,23: Orquesta de Cámara del Gran Teatro del Liceo. Michael Hofstetter. De la Merced, Genaux. Haendel. (Teatro del Liceo). 20: Real Filharmonía de Galicia. Orfeó Català. Antoni Ros Marbà. Pasichnyk, Noldus, Podger, Mechelen. Mozart, Haydn. (Palau 100). 23: Grigori Sokolov, piano. Bach, Beethoven, Schumann. (Palau 100). 24,25,26,28: OBC. Vasili Petrenko. Lluís Claret, violonchelo. Sor, Dvorák, Beethoven. (Auditori). 28: Sonnerie. Monica Huggett. Mozart. (euroconcert. Palau). 29: Radu Lupu, piano. Schumann. (Ibercamera. Palau). GRAN TEATRE DEL LICEU WWW.LICEUBARCELONA.COM IDOMENEO (Mozart). Weigle. Brieger. Ford, Bayo, Schörg, Jepson. 14,16,17,18,20,21,22,24,25,26III. ORQUESTA DE EXTREMADURA WWW.ORQUESTADEEXTREMADURA.COM 17-III: Sinfónica de la Región de Murcia. José Miguel Rodilla. Jesús Carrasco, clarinete. Stravinski, Weber, Chaikovski. EUSKADI SINFÓNICA DE EUSKADI WWW.ORQUESTADEUSKADI.ES 7-III: Christian Mandeal. Arriaga, Wagner, Shostakovich. (Pamplona. 8,9: San Sebastián. 10: Vitoria. 13: Bilbao). 30,31: Lawrence Foster. Schumann, Brahms. (San Sebastián). GRANADA ORQUESTA CIUDAD DE GRANADA WWW.ORQUESTACIUDADGRANADA.ES 10-III: Salvador Mas. Javier Perianes, piano. Toldrá, Scriabin, Brahms. 24: Víctor Pablo Pérez. Schubert, Bruckner. JEREZ TEATRO VILLAMARTA WWW.VILLAMARTA.COM 17-III: Filarmónica de Málaga. Juan Luis Pérez. Álvarez Beigbeder, Falla, Ravel. LA CORTE DE FARAÓN (Lleó). Hortas. Matilla. Sánchez, Álvarez, Martín, Abascal. 24,25-III. 30: Cuarteto Panocha. Mozart, Dvorák. LA CORUÑA SINFÓNICA DE GALICIA WWW.SINFONICA DEGALICIA.COM 3-III: Víctor Pablo Pérez. Nikolai Luganski, piano. Schedrin, Rachmaninov, Shostakovich. 11: Víctor Pablo Pérez. Orfeón Donostiarra. Alina Gurina, mezzo. Shostakovich, Prokofiev. 30: Stanislaw Skrowaczewski. Ewa Kupiec, piano. Martinu, Schumann, Shostakovich. BILBAO LAS PALMAS CANARIA SINFÓNICA DE BILBAO WWW.BILBAORKESTRA.COM FILARMÓNICA DE GRAN CANARIA WWW.OFGRANCANARIA.COM 9,10-III: Yaron Traub. Kuba Jakowicz, violín. Ravel, Saint-Saëns, Prokofiev, Berlioz. 23,24: Juanjo Mena. Orfeón Pamplonés. Saitua, Wilson-Johnson. Arriaga, Brahms. 17-III: Salvador Mas. Barry Douglas, piano. Brahms, Charles, Beethoven. PALACIO EUSKALDUNA WWW.ABAO.ORG 146 CÁCERES DE UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MADRID CENTRO PARA LA DIFUSIÓN DE LA MÚSICA CONTEMPORÁNEA Centro Superior de Investigación y Promoción de la Música AUDITORIO MNCAS Ronda de Atocha (esquina a Argumosa) 917741000 XXXIII CICLO DE GRANDES AUTORES E INTÉRPRETES DE LA MÚSICA Auditorio Nacional de Música 4 de marzo de 2006, sábado a las 22,30 horas TRÍO PARNASUS Neopercusión. Trío Arbós. Javier Bonet. Obras de Feldman, Sierra, Ligeti, Aperghis. Robert Schumann: Cuarteto con piano en do menor (1828) Ciclo Residencias (II) Lunes 13, 19:30 horas José Luis Turina: Viaggio di Parnaso para violín, violoncello y piano (obra de encargo, estreno mundial) K.O. Ensemble. “Monográfico Mesías Maiguashca. Lunes 20, 19.30 horas. Johannes Brahms: Trío con piano en do menor opus 101 Modus Novas. Director: Santiago Serrate. Recita:: Carlos Hipólito “Monográfico Benet Casablancas”. Lunes 27, 19:30 horas Joaquín Turina: Cuarteto con piano en la menor, opus 67 Thomas Selditz, viola Venta de localidades: Taquillas del Auditorio Nacional. Teléfono: 91-3370100. Venta telefónica: Servicaixa: 902332211 ORQUESTA SINFÓNICA DE MADRID Ciclo de conciertos de la Comunidad de Madrid Auditorio Nacional 7 de marzo de 2006 a las 19,30 horas Director: James Conlon I. Sinfonía nº 14, para soprano, bajo y orquesta de cámara, op. 135 de D. Shostakovich Tatiana Pavloskaya, soprano Sergei Aleksashkin, bajo-barítono II. Cuadros de una exposición de M. P. Musorgski/M. Ravel GRAN MADRID 2-III: Markus Hinterhäuser, piano. Ustvolskaia, Sonatas. (Musicadhoy [www.musicadhoy.com]. Auditorio Nacional [www.auditorionacional.mcu.es]). Cuarteto Diotima, obras de Dillon, Lévinas, Nunes, Sotelo. Lunes 6 19:30 horas. 2,3: Orquesta y Coro de Radiotelevisión Española [www.rtve.es]. Enrique García Asensio. Guillermo González, piano. Arriaga, De la Cruz, Beethoven. (Teatro Monumental). 2,3: Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig. Riccardo Chailly. Nelson Freire, piano. Mahler, Séptima. / Brahms, Berg. (Ibermúsica [www.ibermusica.es]. A. N.). 3,4,5: Orquesta Nacional de España [www.ocne.mcu.es]. Josep Pons. Iris Vermillion, mezzo. Britten, Shostakovich. (A. N.). 5: Marta Almajano, soprano; Michael Todos los conciertos: Entrada libre hasta completar aforo. TEATRO DE LA ZARZUELA Jovellanos, 4. Metro Banco de España. Tlf.: (91) 5.24.54.00. Internet: http://teatrodelazarzuela.mcu.es. Director: Luis Olmos. Venta localidades: A través de Internet (servicaixa.com), Taquillas Teatros Nacionales y cajeros o teléfono de ServiCaixa: 902 33 22 11. Horario de Taquillas: Venta anticipada de 12 a 17 horas. Días de representación, de 12 horas, hasta comienzo de la misma. El barberillo de Lavapiés, de Francisco Asenjo Barbieri. Hasta el 11 de marzo de 2006 (excepto lunes y martes ) a las 20:00 horas. Miércoles 1 de marzo (matiné en familia) y domingos, a las 18 horas. Dirección Musical: Miquel Ortega. Otro director: José Fabra. Dirección de Escena: Calixto Bieito. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Coro del Teatro de La Zarzuela. XII Ciclo de Lied. Lunes 20 de marzo, a las 20 horas. Matthias Goerne, barítono. Elisabeth Leons kaja, piano. Jordi Dauder, narrador. Programa: J Brahms. Coproducen: Fundación Caja Madrid y Teatro de La Zarzuela. Ballet Nacional de España. Del 17 de marzo al 2 de abril. GGUUÍ A ÍA TEATRO REAL ORQUESTA DE LA COMUNIDAD DE MADRID Información: 91/ 516 06 60. Venta Telefónica: 902 24 48 48. Venta en Internet: teatro-real.com. Visitas guiadas: 91 / 516 06 96. Auditorio Nacional. Sala Sinfónica Martes, 14 de marzo de 2006. 19,30 horas Programa: Adolfo Gutiérrez Arenas, violonchelo José Ramón Encinar, director M. Ravel Le Tombeau de Couperin P. I. Chaikovski Variaciones rococó op. 33 R. Chapí Sinfonía en re ABONO A 6 ORQUESTA SINFÓNICA DE GALICIA Auditorio Nacional. Sala Sinfónica Miércoles, 15 de marzo de 2006. 22,30 horas Programa: Nikolai Lugansky, piano Víctor Pablo Pérez, director R. Schedrin Dos tangos de Albéniz S. Rachmaninov Concierto nº 2 para piano y orquesta en do menor, op.18 D. Shostakovitch Sinfonía nº 11 en sol menor “El año 1905”, op. 103 ABONO B 8 ORQUESTA DE L’ÎLE DE FRANCE ÓPERA: LA BOHÈME de Giacomo Puccini. Marzo: 17*, 18*, 19, 20*, 22, 23*, 24, 25*, 28*, 29*, 30*, 31*; abril: 1*, 3*, 4*, 6*. 20:00 horas. Domingos a las 18:00 horas. *Función fuera de abono. Director musical: Jesús López Cobos (17, 18, 19, 20, 22, 23, 24, 25), David Giménez (28, 29, 30, 31, 1, 3, 4, 6). Director de escena: Giancarlo del Monaco. Escenógrafo y figurinista: Michael Scott. Solistas: Norah Amsellem (17, 19, 22, 24)/ Inva Mula (18, 20, 23, 25, 29, 31, 3, 6)/ Ángeles Blancas (28, 30, 1, 4), Maya Dashuk (17, 19, 22, 24, 28, 30, 1, 4)/ Laura Giordano (18, 20, 23, 25, 29, 31, 3, 6), Roberto Aronica (17, 19, 22, 24, 28, 30, 1, 4)/ Aquiles Machado (18, 20, 23, 25, 29, 31, 3, 6), Manuel Lanza (17, 19, 22, 24, 28, 30, 1, 4)/ Fabio Maria Capitanucci (18, 20, 23, 25, 29, 31, 3, 6), David Menéndez, Luca Pisaroni ( 17, 19, 22, 24, 28, 30, 1, 3)/ Felipe Bou (18, 20, 23, 25, 29, 31, 4, 6), Juan Tomás Martínez, Alfredo Mariotti. Coro y Orquesta Titular del Teatro Real (Coro y Orquesta Sinfónica de Madrid). ACTIVIDADES PARALELAS: DOMINGOS DE CÁMARA Nº 6. Marzo: 19. 12:00 horas. Obras de J. S. Bach, C. Bolling y Schönberg. Pierre Amoyal, violín Yoel Levi, director JAZZ EN EL BARRIO LATINO DE PARÍS. Tardes de jazz en el decorado del segundo acto de La Bohème. Ron Carter Trio; marzo: 21. 20:00 horas. Dee Dee Bridgewater, Gary Burton & Richard Galliano Quartet; marzo: 26. 18:00 horas. C. Saint-Saëns Concierto nº 3 para violín y orquesta, op. 61 M. Ravel Daphnis et Chloé (suite nº1 y 2) GRANDES VOCES EN EL REAL. ROLANDO VILLAZÓN. Piano: Ángel Rodríguez. Marzo: 27. 20:00 horas. ABONO A 7 PROGRAMA INFANTIL Y JUVENIL: EN LA BUHARDILLA DE LA BOHÈME. Director musical: David Giménez. Director de escena: Giancarlo del Monaco, realizada por Marco Carniti. Escenógrafo y figurinista: Michael Scott. Marzo: 22*, 23*, 24*, 25. 12:00 horas. *Funciones para centros educativos. Auditorio Nacional. Sala Sinfónica Jueves, 16 de marzo de 2006. 22,30 horas Programa: Kiener, fortepiano. Sor, García. (Siglos de Oro. Fundación Caja Madrid [www.fundacioncajamadrid.es]. Monasterio de las Descalzas). 6: Orquesta Santa Cecilia. Mstislav Rostropovich. Mikhail Rudi, piano. Shostakovich. (Juventudes Musicales [www.juvmusicales-madrid.com]. A. N.). 8,9: Real Filarmónica de Liverpool. Gerard Schwarz. Boris Belkin, violín; Gabriel Estarellas, guitarra. Wagner, Shostakovich, Janácek, Hindemith. / Tippett, Moreno Buendía, Strauss. (Ciclo Complutense [www.fundacionucm.es]. A. N.). 9,10: ORTVE. Adrian Leaper. Marco, Korngold, Vaughan Williams, Beethoven. (T. M.). 10,11,12: Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Franz-Paul Decker. Wagner. (A. N.). 14: Frank Peter Zimmermann, violín; Christian Zacharias, piano. Mozart. (Liceo de Cámara. A. N.). 16,17: OCRTVE. Asier Polo, violonchelo. Tavener, Villa Rojo, Respighi. (T. M.). RILLING ORCAM 17,18,19: ONE. Carlos Kalmar. Homs, Schumann, Stravinski. (A. N.). 21: Leif-Ove Andsnes, piano. Schumann, Schubert, Sørensen, Beethoven. (Grandes Intérpretes. Fundación Scherzo [www.scherzo.es]. A. N.). 22: Sinfónica de la Radio de Baviera. Mariss Jansons. Haydn, Wagner, Stravinski. (Ibermúsica. A. N.). 23,24: OCRTVE. Adrian Leaper. Albert Atenelle, piano. Montagne, Benguerel, Mendelssohn, Ravel. (T. M.). 24: Orquesta de Cámara de Basliea. Camerata Académica del Mozarteum de Salzburgo. Christopher Hogwood. Bartók, Martinu, Martin. (Ciclo Complutense. A. N.). 24,25,26: ONE. Gerd Albrecht. Beethoven, Ravel. (A. N.). 28: Zeitkratzer. Karkowsky, Maerzbow, Xenakis. (Musicadhoy. A. N.). 29: Cuarteto Zehetmair. Mozart, Bartók. (Liceo de Cámara. A. N.). — Deutsche Kammerphilharmonie Bremen. Hélène Grimaud, piano y dirección. Haydn, Janácek, Mozart. (Juventudes Musicales. A. N.). 30: Gächinger Kantorei. Bach-Collegium Stuttgart. Helmuth Rilling. Bach, Pasión según san Juan. (Ibermúsica. A. N.). tua, Wilson-Johnson. Brahms. TEATRO GAYARRE WWW.TEATROGAYARRE.COM 12-III: Frank-Peter Zimmermann, violín; Christian Zacharias, piano. Brahms, Mozart, Bartók. SANTIAGO DE COMPOSTELA SANTIAGO DE COMPOSTELA Auditorio de Galicia Real Filharmonía de Galicia www.auditoriodegalicia.org www.realfilharmonia.org 9-III: Real Filharmonía de Galicia. A. Ros Marbà. B. Switalska, violonchelo. Schumann. 17: Real Filharmonía de Galicia. A. Ros Marbà. O. Pasichnyk, soprano; A. Noldus, mezzosoprano; J. Podger, tenor; W. van Mechelen, barítono. Orfeó Català. Mozart, Haydn. 30: Real Filharmonía de Galicia. M. Thiebaut. Música y cine: La Nueva Babilonia, Shostakovich. SEVILLA SINFÓNICA DE SEVILLA WWW.ROSSEVILLA.COM 31: Radu Lupu, piano. Schumann. (Juventudes Musicales. A. N.). — ONE. Josep Pons. Frank-Peter Zimmermann, violín. Mozart, Sor, Martín y Soler. (A. N.). MURCIA AUDITORIO WWW.AUDITORIOMURCIA.ORG 3-III: José Ramón Encinar. Jesús Carrasco, clarinete. Copland, Stravinski, Chaikovski. 6: Real Filarmónica de Liverpool. Gerard Schwarz. Boris Belkin, violín; Gabriel Estarellas, guitarra. Wagner, Shostakovich, Moreno Buendía, Strauss. 28: Deutsche Kammerphilharmonie Bremen. Hélène Grimaud, piano y dirección. Haydn, Bach, Wagner. OVIEDO AUDITORIO PRÍNCIPE FELIPE WWW.PALACIOCONGRESOSOVIEDO.COM 12-III: Real Filarmónica de Liverpool. Gerard Schwarz. Gabriel Estarellas, guitarra. Wagner, Chaikovski, Moreno Buendía, Strauss. PAMPLONA BALUARTE WWW.BALUARTE.COM LA FAVORITA (Donizetti). Bros. Fiorillo. 16,18-III. 21-III: Grigori Sokolov, piano. Bach, Beethoven, Schumann. 29: Lautten Compagney Berlin. Dolce mio ben. 30,31: Orquesta Sinfónica de Bilbao. Orfeón Pamplonés. Juanjo Mena. Sai- 2,3-III: Christian Arming. Yu Kosuge, piano. Mozart, Montsalvatge, Chopin. 9,10: Juanjo Mena. Katia Michel, piano. Bernaola, Mozart, Ravel. 30,31: Coro de la Asociación de Amigos del Teatro de la Maestranza. Pedro Halffter. Sánchez, Scalchi, Ombuena, Orfila. Verdi, Réquiem. TEATRO DE LA MAESTRANZA Del 20 al 24 de marzo LA VERBENA DE LA PALOMA de Tomás Bretón Director musical: Miguel Roa Director de escena: Sergio Renán Escenografía: Juan Pedro Gaspar Figurines: Pedro Moreno Iluminación: José Luis Fiorruccio Real Orquesta Sinfónica de Sevilla Coro de la A. A. del Teatro de la Maestranza Nueva producción del Teatro de La Zarzuela Zarzuela Días 27 y 28 de marzo ATERBALLETTO Fundación Nacional de la Danza (Reggio Emilia) Director artístico: Mauro Bigonzetti Programa: LES NOCES Coreografía de Mauro Bigonzetti Música de Igor Stravinski WAM Coreografía de Mauro Bigonzetti Música de W. A. Mozart (Piano: Bruno Moretti / Saxo: Mario Giovannelli) Danza 147 GUÍA 10-III: G. Antoni/J. Cooper/I. González. Kraus y Haydn. 17-III: G. Herbig. Mozart. 24-III: G. Herbig/L.Moreno. Weber, Britten y Schumann. 31-III: Víctor Pablo Pérez/A. Gurina. Musorgski y Shostakovich. VALENCIA PALAU DE LA MÚSICA WWW.PALAUDEVALENCIA.COM REY 1-III: Isabel Rey, soprano; Alejandro Zabala, piano. Brahms, Strauss, Mahler. 3: Orquesta de Valencia. Yaron Traub. Gidon Kremer, violín. Bach, Sibelius, Schumann. 7: Real Filarmónica de Liverpool. Gerard Schwarz. Tippett, Hindemith, Chaikovski. 10: Orquesta de Valencia. José Cerveró Collado. Verdi, Wolf-Ferrari, Rossini. 11: Marjana Lipovsek, mezzo; Anthony Spiri, piano. Mozart, Schubert, Mahler. 23: Sinfónica de la Radio de Baviera. Mariss Jansons. Haydn, Chaikovski. 24: Orquesta de Valencia. Enrique García Asensio. Rodrigo, Blanquer, Dvorák. 28: María José Montiel, soprano; Nicoletta Olivieri, piano. Schubert, Massenet, Bizet. 31: Stil Concertant. Mozart, Cuartetos con flauta. VALLADOLID SINFÓNICA DE CASTILLA Y LEÓN WWW.ORQUESTACASTILLAYLEON.COM SEMPEROPER WWW.SEMPEROPER.DE OPERA CAVALLERIA RUSTICANA (Mascagni) / I PAGLIACCI (Leoncavallo). Rizzi. Joosten. Vaness, Kross, Martínez, O’Neill. 6,9,12,14,16,19,23,25,28,31-III BERLÍN DEUTSCHE OPER WWW.DEUTSCHEOPERBERLIN.DE CAVALLERIA RUSTICANA (Mascagni) / I PAGLIACCI (Leoncavallo). Sutej. Pountney. Baltsa, Afanasenko, Williams, Tarver. 2-III. AIDA (Verdi). Auguin. Friedrich. Dalas, Cornetti, Crider, Lotric. 3,6,9III. DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Foremny. Krämer. Hagen, Bieber, Carlson, Poblador. 4,7-III. UN BALLO IN MASCHERA (Verdi). Jenkins. Friedrich. Fraccaro, Jenis, Bogza, Valentin. 5,10,14-III. LUCIA DI LAMMERMOOR (Donizetti). Ranzani. Sanjust. Gazale, Jo, Velozo, Kang. 11,15,19-III. LA SONNAMBULA (Bellini). Oren. Dew. Kotchinian. Kreusch, Swenson, Siragusa. 22,25,28-III. TANNHÄUSER (Wagner). Marin. Friedrich. König, Gambill, Merbeth, Lang. 30-III. STAATSOPER WWW.STAATSOPER-BERLIN.ORG MACBETH (Verdi). Gielen. Mussbach. Gallo, Valayre, Richards, Yang. 4,9,13,17-III. MADAMA BUTTERFLY (Puccini). Pähn. Gramss. He, Lang, Mateewa, Richards. 11,20,24,28,31-III. DON GIOVANNI (Mozart). Barenboim. Langhoff. Pape, Samuil, Castronovo, Rösschmann. 12,15,18-III. COSÌ FAN TUTTE (Mozart). Barenboim. Dörrie. Kammerloher, Samuil, Queiroz, Daza. 26,29-III. 3,4-III: Dimitri Sitkovetski. Pärt, Prokofiev, Shostakovich. BOLONIA INTERNACIONAL TEATRO COMUNALE WWW.COMUNALEBOLOGNA.IT AMSTERDAM ORQUESTA DEL CONCERTGEBOUW WWW.CONCERTGEBOUWORKEST.NL 148 DE NEDERLANDSE WWW.DNO.NL 2,3,5-III: Roy Goodman. Lisa Batiashvili, violín. Beethoven, Haydn. 9,10: Markus Stenz. Leon Fleisher, piano. Hindemith, Prokofiev, Shostakovich. 15,16,17: Markus Stenz. Valentina Igoshina, piano. Shostakovich, Scriabin, Beethoven. 24: Peter Eötvös. Pierre-Laurent Aimard, piano. Wagemans, Bartók, Eötvös. IL BARBIERE DI SIVIGLIA (Rossini). Gatti. Ronconi. Flórez, De Simone, Praticò, Di Donato. 1,2,4,5,7,9-III. BRUSELAS LA MONNAIE WWW.LAMONNAIE.BE L’INCORONAZIONE DI POPPEA (Monteverdi). Jacobs. McVicar. Giannattasio, Bacelli, Erman, Zazzo. 10,12,14,16,19,21,23,25-III. IL BARBIERE DI SIVIGLIA (Paisiello). Alessandrini. Porras. Ferrari, Monti, Di Pasquale, Mastrototaro. 28,30-III. Massis, Denize, Lapointe, Van Dam. 2,4,6,8,10-III. LAUSANA FRIEDENSTAG (Strauss). Perick. Konwitschny. Ketelsen, Johansson, Marquardt, Martinsen. 1,4,9-III. EURYANTHE (Weber). Märkl. Nemirova. Tilli, Vogt, Nylund, Oliver. 2,5,8-III. LA BOHÈME (Puccini). Zimmer. Mielitz. Moore, Rasmussen, Kim, Butter. 3-III. DIE ENTFÜHRUNG AUS DEM SERAIL (Mozart). Zimmer. Marelli. Mesgarha, Christensen, Rasmussen, Homrich. 11,18,20-III. LE NOZZE DI FIGARO (Mozart). Zanetti. Mouchtar-Samurai. Capitanucci, Mescheriakova, Giordano, Marquardt. 14,17,21-III. CLEOFIDE (Hasse). De Marchi. Gruber. Christensen, Koehler, Martínez, Cordier. 16,23,25-III. DIE FRAU OHNE SCHATTEN (Strauss). Boder. Hollmann. Gould, Foster, Soffel, Ketelsen. 26-III. WOZZECK (Berg). Fisch. Baumgarten. Schmidt, Schwanewilms, Nasrawi, Dorn. 31-III. FILADELFIA ORQUESTA DE FILADELFIA WWW.PHILORCH.ORG 2,3,4,14-III: Christoph Eschenbach. Tzimon Barto, piano; Jeffrey Khaner, flauta. Beethoven, Rouse, Liszt. 17,18,21: Christoph Eschenbach. Dimitri Maelennikov, chelo. Chaikovski, Bruckner. 23,24,25,26,28: Wolfgang Sawallisch. Rudolf Buchbinder, piano. Dvorák, Britten, Brahms. 30,31: Christoph Eschenbach. Christian Tetzlaff, violín. Joachim, Brahms. FRANCFORT OPER FRANKFURT WWW.OPER-FRANKFURT.DE ELEKTRA (Strauss). Zagrosek. Richter. Whisnant, Ardam, Backlund, Lazar. 2,4,18-III. IL VIAGGIO A REIMS (Rossini). Böer. Duesing. Lascarro, Tro, Ryberg, Szmytka. 3,23-III. DEATH IN VENICE (Britten). Kamensek. Warner. Begley, Kränzle, Towers. 5,16,19,24-III. DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Jones. Kirchner. Baldvinsson, Montvidas, Mayer, Schulte. 17,26-III. DON GIOVANNI (Mozart). Arming. Mussbach. Szabó, Briggs, Montvidas, Kang. 25,31-III. GINEBRA GRAND THÉÂTRE WWW.GENEVEOPERA.CH HAMLET (Thomas). Plasson. Caurier. OPÉRA DE LAUSANNE WWW.OPERA-LAUSANNE.CH COSÌ FAN TUTTE (Mozart). Ossonce. Strehler-Battistoni. Rey-Joly, Marilley, Petean. 24,26,29,31-III. LISBOA TEATRO NACIONAL DE SÃO WWW.SAOCARLOS.PT CARLOS SANCTA SUSANNA (Hindemith) / IL DISSOLUTO ASSOLTO (Corghi). Letonja. Cobelli. Serjan, Pinter, Priante, Barbadoro. 18,20,22,24,26-III. LONDRES BARBICAN CENTRE WWW.LSO.CO.UK 2-III: Sarah Connolly, mezzo; Iain Burnside, piano. Schumann, Grieg. 3: Sinfónica de Londres. MyungWhun Chung. Maxim Vengerov, violín. Beethoven, Musorgski. 9,10: Cuarteto Brentano. Mitsuko Uchida, piano. Berg, Schubert, Schoenberg. THE SOUTH BANK CENTRE WWW.SBC.ORG.UK 1-III: Andreas Haefliger, piano. Mozart, Beethoven. HAEFLIGER Auditorio de Tenerife www.ost.es Información: 922 239 801 DRESDE BUCHBINDER ORQUESTA SINFÓNICA DE TENERIFE 31: Bernard Haitink. Ronald Brautigam, piano. Mozart, Bruckner. GIELEN TENERIFE 2: Orquesta de Conciertos de la BBC. John Wilson. Rodney Bennet. 4: Orquesta Philharmonia. Charles Dutoit. Vadim Repin, violín. Wagner, Sibelius, Bartók. 6,8,10,11: Cuarteto Emerson. Shostakovich. 9: Orquesta Philharmonia. David Parry. Paul Watkins, chelo. Rodney Bennet, Vaughan Williams, Britten. 16,21: Orquesta Philharmonia. Jukka-Pekka Saraste. Simon Trpceski, piano. Chaikovski, Rachmaninov, Sibelius. 20: Wolfgang Holzmair, barítono; Roger Vignoles, piano. C. y R. Schumann. 23: Peter Donohoe, piano. Chaikovski, Shostakovich, Rachmaninov. 26: Orquesta Philharmonia. Philippe Jordan. Viktoria Mullova, violín. Mozart, Berg, Strauss. 28: The Sixteen. Victoria, Réquiem. 30: Coro y Filarmónica de Londres. Stephen Layton. Nicholas Carpenter, clarinete. Gabrieli, Haendel, Mozart. ROYAL OPERA HOUSE COVENT GARDEN WWW.ROYALOPERAHOUSE.ORG MACBETH (Verdi). Kreizberg. Lloyd. Hampson, Relyea, Urmana, Calleja. 1,6,9-III. WOZZECK (Berg). Harding. Warner. GUÍA LOS ANGELES OPERA WWW.LAOPERA.COM LE NOZZE DI FIGARO (Mozart). Nagano. Judge. Abdrazakov, Bonney, Pieczonka, Schaufer. 25,30-III. LYON OPÉRA NATIONAL DE LYON WWW.OPERA-LYON.COM FAUSTUS, THE LAST NIGHT (Dusapin). Stockhammer. Mussbach. Nigl, Rügamer, Huijpen, Stein. 7,9,12,14,16,18-III. NÁPOLES MILÁN LE NOZZE DI FIGARO (Mozart). Tate. Martone. Spagnoli, Orfila, Forte, Remigio. 9,12,14,16,18-III. COSÌ FAN TUTTE (Mozart). Korsten. Martone. Remigio, Polvorelli, Groves, Spagnoli. 26,28,30-III. TEATRO ALLA SCALA WWW.TEATROALLASCALA.ORG KÁT’A KABANOVÁ (Janácek). Gardiner. Carsen. Ognovenko, Straka, Forst, Watson. 7,9,11,14,17,19,22,24-III. TEATRO DI SAN CARLO WWW.TEATROSANCARLO.IT NUEVA YORK LUCIA DI LAMMERMOOR (Donizetti). R. Abbado. Alli. Ciofi, Vargas, Frontali, Surian. 21,23,25,28,30-III. MONTPELLIER OPÉRA NATIONAL WWW.OPERA-MONTPELLIER.COM L’AFRICAINE (Finzi). Pillement. Bagdassarian. Tome, Constantin, Montmory, Michalon. 9,10-III. CYRANO DE BERGERAC (Alfano). Alagna, Manfrino, Troxell, Georges, Pruvot, Ballesta. 16,19,22-III. MÚNICH FILARMÓNICA DE MÚNICH WWW.MUENCHNERPHILHARMONIKER.DE 3,4,5-III: Mark Elder. Debussy, Holst. 17,18,19: Coro Filarmónico. Ion Marin. Chaikovski, Orff. BAYERISCHE STAATSOPER WWW.STAATSOPER.DE 150 DAS RHEINGOLD (Wagner). Mehta. Wernicke. Titus, Silins, Muzek. Langridge. 1,4-III. DER FLIEGENDE HOLLÄNDER (Wagner). Fischer. Konwitschny. Moll, Kampe, Gould, Grötzinger. 2,5,8,12,16-III. LA TRAVIATA (Verdi). Mehta. Krämer. Arellano, Grötzinger, Jungwirth, Beczala. 6,9-III. DIE WALKÜRE (Wagner). Mehta. Alden. Gambill, Salminen, Titus, Meier. 7,10-III. MADAMA BUTTERFLY (Puccini). ROMÉO ET JULIETTE (Gounod). De Billy. Dessay, De la Mora, Degout, Sigmundsson. 1,4,9-III. SAMSON ET DALILA (Saint-Saëns). Villaume. Domashenko, Domingo, Lafont. 2-III. LA TRAVIATA (Verdi). Armiliato. Gheorghiu, Kaufmann, MichaelsMoore. 3-III. LA FORZA DEL DESTINO (Verdi). Noseda. Voigt, Komlósi, Licitra, Pons. 4,7,11,15,18,23-III. MAZEPPA (Chaikovski). Gergiev. Guryakova, Diadkova, Putilin, Burchuladze. 6,10,14,18,22,25,27,30III. CYRANO DE BERGERAC (Alfano). Armiliato. Domingo, Very, MichaelsMoore, De Candia. 8,11,16-III. DOMINGO GARDINER METROPOLITAN OPERA WWW.METOPERA.ORG LUISA MILLER (Verdi). Benini. Frittoli, Mishura, Shicoff, Álvarez. 13,17,21,25,29-III. FIDELIO (Beethoven). Levine. Mattila, Margison, Turay, Held. 20,24,28III. DON PASQUALE (Donizetti). Levine. Netrebko, Flórez, Kwiecien, Alaimo. 31-III. PALERMO TEATRO MASSIMO WWW.TEATROMASSIMO.IT TURANDOT (Puccini). Santi. Yimou. Lukacs, Hong, Parodi, Marfisi. 1,2,4,5,7,8,11,12,14-III. PARÍS 2-III: Orquesta Nacional de Francia. James Conlon. Leonidas Kavakos, violín. Varèse, Bernstein, Stravinski. (Teatro de los Campos Elíseos). 8: Mikhail Pletnev, piano. Chopin, Beethoven. (T.C.E.). 10: Coro y Filarmónica de Radio Francia. Vladimir Fedoseiev. Kalinnikov, Prokofiev. (T.C.E.). 11: Le Concert d’Astrée. Emmanuelle Haïm. Philippe Jaroussky, contratenor. Haendel, Vinci, Vivaldi. (T.C.E.). 13: Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig. Riccardo Chailly. Nelson Freire, piano. Brahms, Berg. (T.C.E.). 16: Orquesta Nacional de Francia. Eliahu Inbal. Augustin Dumay, violín. Mozart, Bruckner. (T.C.E.). 17: Filarmónica de Radio Francia. Myung-Whun Chung. Martha Argerich, piano. Sibelius, Stravinski. (T.C.E.). 20: Les Folies Françoises. Patrick Cohën-Akenine. Agnew, Piau, Ricci, Droy. Mozart, Il re pastore (versión de concierto). (T.C.E.). 22: La Grande Ecurie et la Chambre du Roy. Coro de Cámara de Namur. Jean-Claude Malgoire. Rivenq, Gens, Delaigue, Deletré. Lully, Alceste (versión de concierto). (T.C.E.). 23: Orquesta Nacional de Francia. Colin Davis. Anna Caterina Antonacci, mezzo. Berlioz, Holst. (T.C.E.). 28: Leif-Ove Andsnes, piano. Schumann, Schubert, Beethoven. (T.C.E.). OPÉRA BASTILLE WWW.OPERA-DE-PARIS.FR RIGOLETTO (Verdi). Palumbo. Savary. Külekci, Dobber, Claycomb, Anger. 1,4,8,10,13,16-III. ADRIANA MATER (Saariaho). Salonen. Sellars. Bardon, Kringelborn, Nikitin, Gietz. 30-III. PALAIS GARNIER WWW.OPERA-DE-PARIS.FR LE NOZZE DI FIGARO (Mozart). Cambreling. Marthaler. Mattei, Oelze, Murphy, Regazzo. 11,14,18,20,24,27,30-III. THÉÂTRE DES CHAMPS ÉLYSÉES WWW.THEATRECHAMPSELYSEES.FR LE BOURGEOIS GENTILHOMME (Lully). Dumestre. Lazar. Lefilliâtre, Geslot, Nesis, Arrieta. 4,6-III. THÉÂTRE DE CHÂTELET WWW.CHATELET-THEATRE.COM FIERRABRAS (Schubert). WelserMöst. Guth. Polgár, Banse, Strehl, Volle. 8,10,12-III. VENECIA TEATRO LA FENICE WWW.TEATROLAFENICE.IT IL CROCIATO IN EGITTO (Meyerbeer). Pizzi. Oliver, Tarver, Botta, Alberghini. 24,25,26,28,30,31-III. VIENA MUSIKVEREIN WWW.MUSIKVEREIN.AT 1,2-III: Sinfónica de Viena. Fabio Luisi. Viktoria Mullova, violín. Wagner, Berg, Mendelssohn. 8: Arcadi Volodos, piano. Schubert, Beethoven, Liszt. 10: Sinfónica de la Radio de Viena. Michael Schønwandt. Mozart, Muthspiel, Bartók. 11,12: Concentus musicus Wien. Nikolaus Harnoncourt. Mozart. 13: Solistas de Moscú. Yuri Bashmet. Bach, Britten, Shostakovich. 18: Sinfónica de la Radio de Baviera. Mariss Jansons. Haydn, Mahler. 20,22: Soile Isokoski, sorano; Marita Viitalaso, piano. Schumann, Merikanto, Wagner. STAATSOPER WWW.WIENER-STAATSOPER.AT LA TRAVIATA (Verdi). Halász. Amsellem, Bros, Gazale. 1,4-III. DON CARLO (Verdi). Palumbo. Dessì, Zajick, Furlanetto, Armiliato, Frontali. 3,7,11-III. LOHENGRIN (Wagner). Bichkov. Isokoski, Baltsa, Yuon, Botha. 5,9,13,17-III. UN BALLO IN MASCHERA (Verdi). Gómez Martínez. Fantini, Krasteva, Sabbatini, Tichy. 6,10,14,18-III. G. MARTÍNEZ LOS ANGELES Märkl. Busse. Gauci, Sindram, Beltrán, Rieger. 11,13-III. SIEGFRIED (Wagner). Mehta. Alden. Larsson, Schnaut, Arellano, Andersen. 14,18-III. RODELINDA (Haendel). Bolton. Alden. Gritton, Jansen, Mehta, Nilon. 20,24,27-III. GÖTTERDÄMMERUNG (Wagner). Mehta. Alden. Schnaut, Haller, Lipovsek, Arellano. 22,26-III. IL TROVATORE (Verdi). Mehta. Ronconi. Romanko, Cornetti, Farina, Murano. 23,25-III. IL RITORNO D’ULISSE IN PATRIA (Monteverdi). Moulds. Alden. Bonitatibus, Allen, Visse, Bayley. 25,28-III. ORPHÉE ET EURYDICE (Gluck). Bolton. Lowery. Bonitatibus, Mikolaj, Reiss. 30-III. HAÏM Clark, Reuter, Bullock, Powell. 2,7,10,13-III. EVGENI ONEGIN (Chaikovski). Jordan. Pimlott. Roocroft, Villazón, Hvorostovski, Halfvarson. 16,20,22,24III. I PURITANI (Bellini). Haider. Gruberova, Scandiuzzi, Calleja, Vassallo. 8,12,16,20,22,24-III. IL BARBIERE DI SIVIGLIA (Rossini). Soltesz. Brownlee, Santafé, Sramek, Fink. 15,19-III. AIDA (Verdi). Soltesz. Zajick, Valayre, Botha, Struckmann. 23,26,29-III. DON GIOVANNI (Mozart). Schneider. Harteros, Furlanetto, Schade, Briban. 25,28,31-III. ZÚRICH OPERNHAUS WWW.OPERNHAUS.CH IL TRIONFO DEL TEMPO E DEL DISINGANNO (Haendel). Minkowski. Fink. Cangemi, Hallenberg, Mijanovic, Spicer. 1,3,5-III. FIERRABRAS (Schubert). WelserMöst. Guth. Banse, Friedl, Polgár. 4-III. IL BARBIERE DI SIVIGLIA (Rossini). Santi. Asagaroff. Kasarova, Kohl, Meli, Nucci. 10,12,26-III. LA FINTA GIARDINIERA (Mozart). Harnoncourt. Moretti. Mei, Rey, Nikiteanu, Widmer. 16,18-III. LA TRAVIATA (Verdi). Arribaveni. Flimm. Rost, Peetz, Pessatti, Beczala. 17,22-III. LA FAVORITE (Donizetti). Minkowski. Sireuil. Kasarova, Sartori, Gilfry, Colombara. 19,21,23,25-III. STIFFELIO (Verdi). Ranzani. Lievi. Damato, Chalker, Cura, Nucci, Macias. 24,26,29,31-III. CONTRAPUNTO EL PROBLEMA SCHUMANN U 152 n lluvioso lunes de febrero de 1854, el compositor vivo más importante de Alemania andaba por las calles de Düsseldorf, en carnaval, vestido con su bata con flores y, al llegar al puente de la ciudad vieja, se lanzó a las aguas crecidas del Rin. Robert Schumann, que tenía 43 años en aquel momento, fue sacado del río y como todo el mundo le conocía, escoltado muy respetuosamente hasta su casa, donde su mujer, Clara, encinta de su octavo hijo, le secó y le metió en la cama. Durante los siguientes dieciséis días Clara se negó a apartarse de su lado, hasta que los médicos le advirtieron que su marido le podía hacer daño y Robert consintió en ingresar en un manicomio en Endenrich. Murió dos años más tarde por los efectos acumulativos de su enfermedad mental, la sífilis y las dosis mortales de mercurio con que trataron los dos males. Acudieron multitudes a su funeral, “como si hubieran tenido noticias de un gran desastre”. Johannes Brahms, el protegido de Schumann y el acompañante constante de su mujer, encabezó el cortejo fúnebre. Fue un momento seminal en la cultura europea, el fin de la inocencia romántica, un reconocido hito subrayado por la muerte, aquel mismo año y por causas similares, del poeta Heinrich Heine, con cuyos versos Schumann compuso la brillante Dichterliebe (Amor de poeta). Schumann, tanto en la vida como en su obra, fue el niño candoroso y crédulo que nació en el mundo del auge irrefrenable del ferrocarril y de la urbanización industrial. Había cortejado a la niña Clara como lo hubiera hecho un pretendiente medieval, desafiando a su tiránico padre (su propio profesor de piano) para poder casarse con ella cuando llegara a la mayoría de edad. La devoción constante del uno por el otro queda patente en las cartas y diarios que se intercambiaban, mientras Clara se hacía un nombre como la primera pianista femenina de la época. Hoy permanece admirativa a los pies de su marido en su catafalco del sombrío cementerio de Bonn. Schumann formaba parte, junto con Wagner, Berlioz, Chopin y Liszt, del crisol del romanticismo musical. Hasta su matrimonio en 1840, sólo publicó unas cuantas anhelantes piezas para piano. Luego, en un año, compuso el ciclo Dichterliebe y el irresistible Concierto para piano siguiendo los múltiples comentarios que Clara anotaba al margen. Escribió cuatro Sinfonías, junto con el primer Concierto para violonchelo postclásico, una ópera, una misa, un réquiem y muchas otras composiciones para voz y grupos de cámara. Pero lo que no sabía Clara era que el ardor excesivo que marcó su largo noviazgo era un síntoma de un desorden bipolar. Schumann oscilaba entre episodios maníacodepresivos y una inacción casi paralizante. Al ser propenso a lapsos de memoria en el escenario, le despidieron de su puesto de director musical de la orquesta y coro de Düsseldorf y le afectaron mucho las criticas hostiles que recibieron sus obras recientes. Clara estaba embarazada otra vez y él sufría frecuentes dolores. Un final trágico fue inevitable. “Toda mi felicidad se la llevó su muerte”, dijo Clara. Aunque su instrumentación deja mucho que desear y Gustav Mahler (entre otros) se sintió obligado a volver a orquestar partes de sus sinfonías, nunca ha habido dudas en cuanto a la importancia central de Schumann en la historia de la música. Schumann es el vínculo que une Beet- hoven con Brahms; en el lied, abarca el abismo de la complejidad psicológica entre Schubert y Richard Strauss. Si se elimina a Schumann de la historia todo este arte queda huérfano. Brahms le tenía tanta reverencia que mientras todos los demás compositores de sinfonías se esforzaron para igualar la Novena de Beethoven, su meta fue la Cuarta de Schumann y se consideraba indigno de casarse con Clara, la viuda, a la que quiso “más que a cualquier cosa o persona en el mundo”. Elgar llamó a Schumann “mi ideal”, Rachmaninov le estimó como modelo a imitar, y maestros tan opuestos como Furtwängler y Toscanini calificaban sus sinfonías como repertorio esencial, intrínsecamente interesantes y artísticamente importantes. Pero no seamos ingenuos. El mofletudo Robert Schumann, con su mirada temerosa, nunca va a vender tantas cajas amazapanadas de CDs como los Wolf Gang, ni tampoco es su música tan dulce al oído como la banda sonora de Amadeus o las ofertas especiales en los i-Tunes. Mientras Mozart es una fabrica de dinero, Schumann tiene un ligero tufillo a suicidio. Hay un trasfondo de oscuridad en todo lo que escribió, incluso (tal vez especialmente) en Dichterliebe, con su “maravillosamente hermoso mes de mayo”, cuando los brotes están a punto de florecer y el corazón está lleno de amor. En el séptimo de los dieciséis versos, “Ich grolle nicht”, el poeta dice que no se quejará cuando su corazón quede roto, en el verso final lanza el ataúd de su amor a las profundidades del río Rin. Al igual que todos los románticos verdaderos, Heine y Schumann no distinguían el amor de la muerte y los dos presagiaban ambas cosas durante los días más soleados de sus vidas. En las obras para orquesta hay una absoluta y patente desconfianza de sí mismo. El Concierto para piano fue concebido como una pieza corta de un movimiento, pero lo amplió debido a los tiernos ánimos que le daba Clara. De todas sus Sinfonías sólo la Tercera, que lleva el nombre del Rin, suena consistentemente positiva —y el Rin era un río de la muerte romántica. No es fácil celebrar a un compositor que oscila tan morbosamente entre el amor y la muerte. El problema con Schumann es, en una palabra, la locura. Nos aterrorizan los creadores que se pasan de la raya, sean compositores como Hugo Wolf, poetas como Byron, pintores como Van Gogh. No nos atrevemos a acercarnos. Nos alejamos del arte y pensamos “si no fuera por la gracia de…” y nuestro alejamiento no nos permite comprender el arte en lo que es: una singular percepción de nuestra propia inconsciencia. Puedo entender por qué los artistas y las orquestas que dependen de las preferencias del público se asustan ante la idea de tocar a Schumann en el ciento cincuenta aniversario de su muerte y que indudablemente ocurrirá lo mismo con él en 2010, el bicentenario de su nacimiento. Puedo compadecerme de los que planifican la estrategia que se debe seguir, de los que crean imágenes y de los que se preocupan por la taquilla. Pero parece un terrible desperdicio, una fallida oportunidad de sondear las profundidades de la experiencia humana. Es otro triunfo de la música facilona, de relumbrón, frente a las riquezas de la civilización humana. Norman Lebrecht