L`O S S E RVATOR E ROMANO

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L`O S S E RVATOR E ROMANO
Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00
L’OSSERVATORE ROMANO
EDICIÓN SEMANAL
Unicuique suum
Año XLIX, número 10 (2.506)
EN LENGUA ESPAÑOLA
Non praevalebunt
Ciudad del Vaticano
10 de marzo de 2017
Empieza el quinto año de pontificado
Un pastor universal
AD OLFO PÉREZ ESQUIVEL
Cuando pienso en el Papa Bergoglio
pienso más que nada en un pastor. Un
pastor universal que tiene una mirada
cercana a los pueblos, que sabe interpretar esas miradas y que las acompaña
en sus alegrías, sus tristezas y sus preocupaciones.
Un pastor que además ha abierto horizontes de comunicación permanente
con su pueblo y que ha sabido interpretar los cambios de la humanidad.
En la cual no hay sociedades estáticas,
sino que todas son dinámicas, pero no
todos saben hacer una lectura adecuada
de esos cambios en el pensamiento, la
cultura, la política y la esfera espiritual.
No es que la espiritualidad haya desaparecido, son las sociedades actuales las
que no dejan espacio a ella y esto queda reflejado en la vida cotidiana de las
personas que sufren permanentemente
un acoso mediático, que pone el acento
en la sobrevivencia, en las necesidades
mas inmediatas. De ahí que muchas veces el espíritu, la oración y, sobre todo,
la comunicación con Dios se vuelva difícil. ¿Cómo reencontrarse con el mensaje del Evangelio y la vida cotidiana?
Creo que Francisco lo está haciendo de
una forma con la que la gente comprende no solo sus propias preocupaciones, sino también las del prójimo.
En ese contexto de sobrevivencia, antes citado, se dio la llegada de Francisco, en un momento muy particular de
nuestra historia en el que había y hay
muchos problemas a nivel mundial. Y
Francisco trajo consigo otra mirada sobre estos problemas, lo cual constituye
sin duda una novedad.
Se trata de una mirada que parte
desde Latinoamérica, desde las comunidades religiosas, desde el caminar de
los pueblos. Y que además comprende
la Iglesia como pueblos de Dios, es decir, no tanto como una estructura piramidal, rígida, sino como una comunidad de hermanas y hermanos. Lo cual
le permite abrir ecuménicamente su mirada global a las otras creencias, a otras
formas de entender la espiritualidad.
Esto lo hizo siempre, antes de ser Papa
y ahora lo sigue profundizando. Esta
relación interreligiosa se basa a partir
de hechos concretos de la vida.
Como dejó demostrado con su viaje
a Lesbos visitando a los refugiados, y
denunciando con una metáfora eficaz
que el mar Mediterráneo se había
transformado en una fosa común. Dicha visita fue acompañada por un gesto
ecuménico concreto de misericordia al
llevarse, en su viaje de vuelta, a varias
familias al Vaticano.
Uno de los numerosos ejemplos que
demuestran que Francisco es coherente
entre lo que dice y lo que hace, y precisamente por eso su voz es escuchada
en el mundo, porque es creíble.
SIGUE
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viernes 10 de marzo de 2017, número 10
dría hacer que nos desviáramos del camino del bien; sabríamos vencer las sugestiones diarias del mal que está en nosotros y
fuera de nosotros; nos encontraríamos más
capaces de vivir una vida resucitada según
el Espíritu, acogiendo y amando a nuestros hermanos, especialmente a los más
débiles y necesitados, y también a nuestros enemigos.
La Virgen María, icono perfecto de la
obediencia a Dios y de la confianza incondicional a su voluntad, nos sostenga
en el camino cuaresmal, para que nos
pongamos en dócil escucha de la Palabra
de Dios para realizar una verdadera conversión del corazón.
Al finalizar la oración mariana, el Santo
Padre saludó a los presentes y pidió oraciones
por los ejercicios espirituales que junto con
sus colaboradores de la Curia romana
iniciaban esa misma tarde en Ariccia.
En el Ángelus el Papa invita a llevar siempre consigo la Biblia
La palabra de Dios en el corazón
El Papa Francisco rezó el Ángelus el
domingo 5 de marzo, primer domingo de
Cuaresma, desde la ventana del estudio del
Palacio Apostólico, junto a los miles de fieles
reunidos en la plaza de San Pedro. Durante
la meditación previa, haciendo referencia a la
lectura del día, el Pontífice invitó a
preguntarse qué sucedería si usáramos la
Biblia como tratamos a nuestro móvil. Estas
son las palabras del Papa para introducir la
oración mariana:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos
días!
En este primer domingo de Cuaresma,
el Evangelio nos introduce en el camino
hacia la Pascua, mostrando a Jesús que
permanece durante cuarenta días en el desierto, sometido a las tentaciones del diablo (cf Mateo 4, 1-11). Este episodio se coloca en un momento preciso de la vida de
Jesús: justo después del bautismo en el río
Jordán y antes del ministerio público. Él
acaba de recibir la investidura solemne: el
Espíritu de Dios ha descendido sobre Él,
el Padre del Cielo lo ha declarado: «Este
es mi Hijo amado» (Mateo 3, 17). Jesús ya
está preparado para empezar su misión; y
ya que esta tiene un enemigo declarado,
es decir Satanás, Él lo afronta enseguida,
“cuerpo a cuerpo”. El diablo hace presión
precisamente en el título de “Hijo de
D ios” para alejar a Jesús del cumplimiento de su misión: «Si eres Hijo de Dios...»,
lo repite (vv. 3.6), y le propone hacer gestos milagrosos —hacer el “mago”— como
trasformar las piedras en pan para saciar
su hambre, y tirarse abajo desde el muro
del templo y hacerse salvar por los ángeles. A estas dos tentaciones, sigue la tercera: adorarle a él, el diablo, para tener el
dominio sobre el mundo (cf v. 9).
Mediante esta triple tentación, Satanás
quiere desviar a Jesús del camino de la
obediencia y de la humillación –porque
sabe que así, por este camino, el mal será
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derrotado— y llevarlo por el falso atajo del
éxito y de la gloria. Pero las flechas venenosas del diablo son todas “paradas” por
Jesús con el escudo de la Palabra de Dios
(vv. 4.7.10) que expresa la voluntad del Padre. Jesús no dice ninguna palabra propia:
responde solamente con la Palabra de
D ios.
Y así el Hijo, lleno de la fuerza del Espíritu Santo, sale victorioso del desierto.
Durante los cuarenta días de la Cuaresma, como cristianos
estamos invitados a
seguir las huellas de
Jesús y afrontar el
combate
espiritual
contra el maligno con
la fuerza de la Palabra
de Dios. No con nuestra palabra, no sirve.
La Palabra de Dios:
esa tiene la fuerza para derrotar a satanás.
Por esto es necesario
familiarizarse con la
Biblia: leerla a menudo, meditarla, asimilarla. La Biblia contiene la Palabra de Dios, que es siempre actual y eficaz. Alguno ha dicho: ¿qué sucedería si usáramos la Biblia como tratamos
nuestro móvil? ¿Si la llevásemos siempre
con nosotros, o al menos el pequeño
Evangelio de bolsillo, qué sucedería?; si
volviésemos atrás cuando la olvidamos: tú
te olvidas el móvil —¡oh!—, no lo tengo,
vuelvo atrás a buscarlo; si la abriéramos
varias veces al día; si leyéramos los mensajes de Dios contenidos en la Biblia como
leemos los mensajes del teléfono, ¿qué sucedería? Claramente la comparación es paradójica, pero hace reflexionar. De hecho,
si tuviéramos la Palabra de Dios siempre
en el corazón, ninguna tentación podría
alejarnos de Dios y ningún obstáculo po-
GIOVANNI MARIA VIAN
director
Giuseppe Fiorentino
subdirector
TIPO GRAFIA VATICANA EDITRICE
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don Sergio Pellini S.D.B.
director general
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Queridos hermanos y hermanas:
Dirijo un cordial saludo a las familias, a
los grupos parroquiales, a las asociaciones
y a todos los peregrinos venidos de Italia
y distintos países.
Saludo a los fieles procedentes de Madrid, Córdoba y Varsovia; y a los de Belluno y Mestre. Saludo a los jóvenes del
decanato de Baggio (Milán) y a los participantes del encuentro promovido por las
Maestras Pías Filipinas.
Hace pocos días que hemos iniciado la
Cuaresma, que es el camino del Pueblo de
Dios hacia la Pascua, un camino de conversión, de lucha contra el mal con las armas de la oración, del ayuno y de las
obras de caridad. Deseo a todos que el camino cuaresmal sea rico de frutos; y os pido un recuerdo en la oración por mí y por
mis colaboradores de la Curia romana,
que este tarde empezaremos la semana de
Ejercicios Espirituales. Gracias de corazón
por esta oración que vais a hacer.
Y por favor, no olvidéis -¡no olvidéis!qué sucedería si usáramos la Biblia como
usamos nuestro móvil. Pensad en esto. La
Biblia siempre con nosotros, ¡cerca de nosotros! ¡Os deseo buen domingo! ¡Buen
almuerzo! ¡Hasta pronto!
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El Papa invita a conjugar tradición y actualidad en la música sacra
Palabra traducida en armonía
«Es necesario hacer que la música sacra y el
canto litúrgico sean plenamente
“inculturados” en los lenguajes artísticos y
musicales de la actualidad». Así lo indicó el
Papa Francisco a los participantes de un
congreso internacional de música sacra, con
los que se reunió el sábado 4 de marzo en la
Sala Clementina.
Queridos hermanos y hermanas:
Tengo el placer de encontrarles a todos
vosotros, reunidos en Roma procedentes
de distintos países para participar en el
Congreso sobre “Música e Iglesia: culto y
cultura 50 años después de la Musicam sacram”, organizado por el Pontificio Consejo de la Cultura y de la Congregación para la Educación Católica, en colaboración
con el Pontificio Instituto de Música Sacra y el Pontificio Instituto Litúrgico del
Ateneo San Anselmo. Os saludo a todos
cordialmente, empezando por el cardenal
Gianfranco Ravasi, al que doy las gracias
por su introducción. Deseo que la experiencia de encuentro y de diálogo vivida
en estos días, en la reflexión común de la
música sacra y particularmente sobre sus
aspectos culturales y artísticos, resulte
fructífera para las comunidades eclesiales.
Medio siglo después de la Instrucción
Musicam sacram, el congreso ha querido
profundizar, en una óptica interdisciplinar
y ecuménica, la relación actual entre la
música sacra y la cultura contemporánea,
entre el repertorio musical adoptado y
usado por la comunidad cristiana y las
tendencias musicales prevalentes. De gran
importancia ha sido también la reflexión
sobre la formación estética y musical tanto
del clero y de los religiosos como de los
laicos comprometidos en la vida pastoral,
y más directamente en las scholae cantorum.
El primer documento emanado del
Concilio Vaticano II fue precisamente la
Constitución sobre la liturgia Sacrosanctum
Concilium. Los Padres Conciliares advertían bien la dificultad de los fieles para
participar en la liturgia de la que ya no
comprendían plenamente el lenguaje, las
palabras y los signos. Para concretar las lí-
neas fundamentales trazadas por la Constitución, fueron emanadas las Instrucciones, entre las cuales, precisamente, la de la
música sacra. Desde entonces, aunque no
se han producido nuevos documentos del
Magisterio sobre el argumento, ha habido
varias y significativas intervenciones pontificias que han orientado la reflexión y el
compromiso pastoral. Todavía es de gran
actualidad la premisa de la mencionada
forma trabajan en este sector. Se trata, por
una parte, de proteger y valorar el rico y
variado patrimonio heredado del pasado,
utilizándolo con equilibrio en el presente
y evitando el riesgo de una visión nostálgico o “arqueológica”. Por otro lado, es
necesario hacer que la música sacra y el
canto litúrgico sean plenamente “inculturados” en los lenguajes artísticos y musicales de la actualidad; sepan encarnar y tra-
Instrucción: «La acción litúrgica adquiere
una forma más noble cuando se realiza
con canto: cada uno de los ministros desempeña su función propia y el pueblo
participa en ella. De esta manera, la oración adopta una expresión más penetrante; el misterio de la sagrada liturgia y su
carácter jerárquico y comunitario se manifiestan más claramente; mediante la unión
de las voces, se llega a una más profunda
unión de corazones; desde la belleza de lo
sagrado, el espíritu se eleva más fácilmente a lo invisible; en fin, toda la celebración
prefigura con más claridad la liturgia santa de la nueva Jerusalén» (n. 5).
El Documento, siguiendo las indicaciones conciliares, evidencia más veces la importancia de la participación de toda la
asamblea de los fieles, definitiva «activa,
consciente, plena», y subraya también
muy claramente que la «la verdadera solemnidad de la acción litúrgica no depende tanto de una forma rebuscada de canto
o de un desarrollo magnífico de ceremonias, cuanto de aquella celebración digna
y religiosa» (n. 11). Se trata, por eso en
primer lugar, de participar intensamente
en el Misterio de Dios, en la “teofanía”
que se cumple en cada celebración eucarística, en la que el Señor se hace presente
en medio de su pueblo, llamado a participar realmente en la salvación realizada por
Cristo muerto y resucitado. La participación activa y consciente consiste, por tanto, en el saber entrar profundamente en
tal misterio, en el saberlo contemplar, adorar y acoger, en el percibir el sentido, gracias en particular al religioso silencio y a
la «musicalidad del lenguaje con la que el
Señor nos habla» (Homilía en Santa Marta, 12 de diciembre 2013). En esta perspectiva se mueve la reflexión sobre la renovación de la música sacra y sobre su preciosa
aportación.
Al respecto, emerge una doble misión
que la Iglesia está llamada a perseguir, especialmente a través de los que de distinta
ducir la Palabra de Dios en cantos, sonidos, armonías que hagan vibrar el corazón
de nuestros contemporáneos, creando
también un oportuno clima emotivo, que
disponga a la fe y suscite la acogida a la
plena participación al misterio que se celebra.
Ciertamente el encuentro con la modernidad y la introducción de las lenguas habladas en la Liturgia ha provocado muchos problemas: de lenguaje, de formas y
de géneros musicales. A veces ha prevalecido una cierta mediocridad, superficialidad y banalidad, a expensas de la belleza
e intensidad de las celebraciones litúrgicas. Por esto los varios protagonistas de
este ámbito, músicos y compositores, directores y coristas de scholae cantorum, animadores de la liturgia, pueden dar una
preciosa contribución a la renovación, sobre todo cualitativa, de la música sacra y
del canto litúrgico. Para favorecer este recorrido, es necesario promover una formación musical adecuada, también en los
que se preparan para convertirse en sacerdotes, en el diálogo con las corrientes musicales de nuestro tiempo, con las instancias de las diferentes áreas culturales, y en
actitud ecuménica.
Queridos hermanos y hermanas, os doy
las gracias una vez más por vuestro compromiso en el ámbito de la música sacra.
Os acompañe la Virgen María, que en el
Magnificat cantó la santidad misericordiosa de Dios. Os animo a no perder de vista
este objetivo importante: ayudar a la
asamblea litúrgica y el Pueblo de Dios a
percibir y participar, con todos los sentidos, físicos y espirituales, al misterio de
Dios. La música sacra y el canto litúrgico
tienen la tarea de donarse en el sentido de
la gloria de Dios, de su belleza, de su santidad que nos envuelve como una “nube
luminosa”.
Os pido por favor que recéis por mí y
os imparto de corazón la Bendición Apostólica.
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Inmigrantes
que huyen en Hungría
PIETRO PAROLIN
La historia de la humanidad ha estada marcada siempre por las migraciones, así como por las disparidades
relacionadas con la economía y las
estrategias políticas y pretensiones
de poder, que se han condicionado
más o menos recíprocamente.
Hoy, no obstante, el contraste entre riqueza y pobreza, en nuestro
mundo interdependiente es aún más
inaceptable, abriendo un surco cada
vez más profundo entre quienes disponen de la educación y medios necesarios para progresar y quienes carecen de ellos. Gran parte de la población mundial paga gravosas cargas de pobreza, de subdesarrollo y
de explotación, aun disponiendo de
los recursos naturales de los cuales
debería ser beneficiaria. Impresiona
el dato aportado por OXFAM en su
informe de 2016 que indica que las
ocho personas más ricas del planeta
en 2016 poseían la misma riqueza
neta que los 3 mil seis cientos millones más pobres, y que en 2015 –
2016 diez de entre las multinacionales más grandes hayan generado ganancias correspondientes a la recaudación de las arcas públicas de 180
países.
Mientras las formas de cooperación con los países menos desarrollados son condiciones esenciales para
eficaces caminos de paz, para un
pleno desarrollo y para la construcción de sociedades inclusivas, los pasos para alcanzar los objetivos fijados en la Agenda 2030 para el Desarrollo, aprobada en 2015 por los
miembros de la ONU, son complicados de realizar, a causa de una realidad económica global que hace dudar sobre una mejora. Las guerras,
especialmente con el comercio de las
armas y la corrupción que están en
la base, impiden todo progreso social y económico e influyen gravemente durante generaciones.
Por otro lado, en el actual cuadro
mundial, marcado por la globalización del que podríamos citar otros
importantes elementos, es cada vez
más evidente la fuerte interdependencia entre paz, desarrollo y respeto de los derechos fundamentales.
Sin embargo, hoy es muy difícil encontrar los signos de un importante
esfuerzo en este sentido en las relaciones entre los estados y los pueblos. Los estados, en cambio parecen refugiarse en restringidas áreas
de interés y cerrazones nacionalistas
más o menos escondidas.
Es un mundo que ha sido definido post global, o post soberano y
post nacional y, que aún así, quiere
protegerse y se opone con indisponibilidad ante las circunstancias difíciles de afrontar o consideradas nocivas desde el punto de vista cultural,
económico, ideológico o religioso.
Y, por otra parte, constatamos estrategias políticas guiadas por intereses fluctuantes, por inseguridades y
por el miedo, diseños políticos contrastantes, subdesarrollo y distracción ante fondos destinados a erradicarlo, conflictos interminables, violaciones de los derechos humanos, temores por las consecuencias de los
cambios climáticos y por la crisis
económica no resuelta, imposiciones
Migraciones y políticas económicas inclusivas
Desafío a la humanidad
ideológicas incluso con la asistencia
humanitaria, deterioro de situaciones
políticas, sociales, humanitarias, ambientales, con comercios criminales
de productos, personas y recursos.
El escenario mundial está caracterizado por estas cerrazones e injusticias, que generan migraciones, al interno de los estados o hacia el extranjero. Migraciones ahora de gran
relieve como uno de los problemas
fundamentales del mundo de hoy.
Una aprensión tomada como pretexto para fines electorales y de cálculos de distintos tipos, caracterizados
por manipulaciones de noticias y
por un nuevo totalitarismo ideológico que concibe al hombre sólo como
agente económico y que, como tal,
lo puede descartar, si no sirve y, como subrayó el Papa Francisco, tiende a esconderlo.
Por lo tanto, en el ámbito de la
política migratoria, obstáculos y barreras que favorecen el recurso a vías
alternativas y más peligrosas de migración irregular, de explotación y
de abuso por parte de traficantes de
personas, y pérdidas de vidas humanas. Para detener estos crímenes,
luego, se desplazan los problemas a
otros países, con cargas económicas
y políticas tan ingentes como peligrosas e inadecuadas para resolverlas
y garantizar los derechos fundamentales de las personas, su protección y
dignidad.
En esta situación, aun con la supuesta consonancia de intenciones y
voluntad de cooperar, las posiciones
más valientes y visionarias permanecen aisladas en una creciente fragmentación, poniendo en riesgo el soporte democrático de muchas sociedades y el progreso —incluso económico— global. Son varios, en realidad, los ejemplos e intentos de integración económica, pero la situación
global requiere que se vuelvan a
plantearlos en términos de mayor solidaridad, para evitar que exploten.
Los 244 millones de migrantes del
2016 son un desafío para la humanidad. Y, sin embargo la migración internacional, en todas sus diversas
formas, no puede considerarse emergencia transitoria. Es un derecho humano que hay que conservar; una
componente estructural, que afecta a
todos los continentes y que es necesario afrontar en sus causas o en su
cumplimiento con sinergia y cooperación a nivel global, con un programa sistemático y articulado con actuaciones, compartido a nivel multilateral, con estrategias y medidas orgánicas de sistema, con distribución
de cargas y de responsabilidad.
Cada estado tiene, ciertamente,
derecho de controlar sus confines,
decidir a quién hacer entrar y, en base al nivel de progreso, a la situación
social y de seguridad, a las prioridades políticas, tiene diferentes posibilidades de acogida, y son necesarias
sabiduría y prudencia.
De ello ha hablado el Santo Padre
al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, el 9 de enero pasado, pero poniendo en evidencia que
«un acercamiento prudente por parte de las autoridades públicas no
conlleva la actuación de políticas de
cerrazón hacia los migrantes, pero
implica valorar con sabiduría y a largo plazo hasta qué punto el propio
país es capaz, sin perjudicar el bien
común de los ciudadanos, de ofrecer
una vida decorosa a los migrantes,
especialmente a quienes tienen una
necesidad efectiva de protección».
Invita además a no reducir la crisis migratoria actual a una simple
contención numérica y a no permanecer «indiferentes, mientras otros
sostienen la carga humanitaria, no
pocas veces con un esfuerzo considerable y graves dificultades» y a
«sentirse constructores y corresponsables del bien común internacional,
incluso a través de gestos concretos
de humanidad, que son requisitos
fundamentales para la paz y el desarrollo que naciones enteras y millones de personas siguen aún esperando».
En esta economía representada
por el bien común mundial es necesaria una cooperación en todos los
niveles que nace de la constatación
de las actuales dificultades y de los
límites de cada estado y, lo vemos,
también de enteras regiones, de hacer frente solos ante este gran desafío para la comunidad internacional
que, en primer lugar, debería intentar asegurar a los pueblos y a los individuos paz y desarrollo, haciendo
así de la inmigración una libre opción en lugar de una necesaria.
Como reconoce la Agenda 2030
para el Desarrollo, la migración gestionada de manera «segura, ordenada y regular» es un factor de desarrollo por un crecimiento inclusivo y
sostenible, y los migrantes pueden
ofrecer una contribución —a menudo
esencial— al crecimiento de las sociedades que les acogen como al desarrollo, a la estabilidad y a la paz de
los países de proveniencia. La migración es también un factor de paz, ya
que son los mismos refugiados los
testigos más creíbles de la insensatez
de la guerra y de la violencia.
Está claro que pueden dar una tal
aportación adaptándose a las normas
del país que les acoge y respetando
las tradiciones y principios que regulan el vivir social, y cuando el país
que le acoge les asegura el respeto
de sus derechos y de su dignidad,
desde su llegada, atento a quien es
vulnerable. Estas garantías, con la
correcta identificación de los inmigrantes y de sus necesidades, asegurando los primeros pasos hacia la integración, que es necesario acompañar con políticas de flexibilidad laboral y de oferta formativa, verifica
resultados, asegurando al mismo
tiempo, en condición de seguridad,
el acceso a los servicios sociales, al
trabajo, a los alojamientos adecuados evitando que se formen condiciones que favorecen el extenderse
de los fundamentalismos. Esto consiente a la población local, que lleva
innegablemente el peso de la acogida, hacer frente con responsabilidad,
sin perder de vista los justos intereses de quienes en la población autóctona son menos favorecidos.
Pero ¿realmente es inclusivo un
sistema económico como el nuestro,
donde, como hemos visto, son todavía demasiadas las víctimas y los
descartados? Es necesario entonces
tener una visión más amplia del desarrollo. Como seguía afirmando el
Papa, es necesario también tener como objetivo el cambiar las reglas del
juego del sistema económico-social.
Por eso, no se puede hacer otra cosa
que empezar desde nuevos supuestos. Es necesario que esta economía
inclusiva nazca de una cultura que
englobe la equidad social, económica y ambiental, que sepa hacer frente
a los actuales desafíos sociales y tecnológicos. Una cultura del repartir
que presupone la reciprocidad, entendida no como un desafío y no
tanto en sentido de una estrecha correspondencia de derechos y de deberes, sino implicación participativa
y solidaria de todos los sujetos afectados, en los que todos pueden y deben ofrecer su propia contribución,
incluidos los migrantes, los países de
proveniencia y de tránsito y de llegada, la sociedad civil.
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El Papa Francisco recibió a la delegación
católica de la Cooperación, de la Conferencia
de los Obispos de Francia, por el 50º
aniversario de su fundación. En el encuentro,
que tuvo lugar el 25 de febrero, animó a
hacer crecer la cultura de la misericordia.
Queridos amigos:
Con alegría os recibo durante la peregrinación que estáis realizando a Roma en
el 50° aniversario de la Délégation Catholique pour la Coopération. A través de vosotros, dirijo mi cordial saludo a todos los
voluntarios en misión en más de cincuenta
países, así como a las personas que, hoy
como ayer, se benefician de su presencia y
de sus competencias.
Como escribió el beato Pablo VI en su
encíclica Populorum progressio, «la solidaridad mundial, cada día más eficiente, debe
permitir a todos los pueblos el llegar a ser
por sí mismos artífices de su destino» (nn.
14 y 65). Tales convicciones han llevado a
la Iglesia en Francia a crear, hace cincuenta años, la Délégation Catholique pour la
Coopération, con fidelidad al gran impulso
misionero a la cual ha sabido ofrecer su
generosa contribución durante los años.
Con vosotros doy gracias al Señor por la
obra de su Espíritu manifestada en el camino humano y espiritual de los voluntarios y en el trabajo de acompañamiento de
los proyectos de desarrollo que vuestra organización ha hecho posible. De tal manera vosotros servís una auténtica cooperación entre las Iglesias locales y entre los
pueblos, oponiéndoos a la miseria y trabajando por un mundo más justo y más fraternal.
«La palabra “solidaridad” está un poco
desgastada y a veces se interpreta mal, pero es mucho más que algunos actos esporádicos de generosidad. Supone crear una
nueva mentalidad que piense en términos
de comunidad, de prioridad de la vida de
todos sobre la apropiación de los bienes
por parte de algunos» (Exort. ap. Evangelii gaudium, 188). Es precisamente en esta
dinámica que la Délégation Catholique pour
la Coopération ha querido inscribir la pro-
A la delegación católica de la cooperación de la Conferencia episcopal francesa
Por un mundo
más justo y más fraternal
pia acción, realizando una verdadera asociación con las Iglesias y los operadores
locales de los países a los cuales son enviados los voluntarios, y trabajando en colaboración con las autoridades civiles y todas las personas de buena voluntad. Esta
contribuye también a una auténtica conversión ecológica que reconoce la eminente dignidad de cada persona, el valor que
le es propio, su creatividad y su capacidad
de buscar y de promover el bien común
(cf. Enc. Laudato si’, 216-221).
Animo por tanto a todos los miembros
de la Délégation Catholique pour la Coopération a «hacer que crezca una cultura de
la misericordia, basada en el redescubrimiento del encuentro con los demás: ninguno mire al otro con indiferencia ni aparte la mirada cuando vea el sufrimiento de
los hermanos» (Cart. ap. Misericordia et
misera, 20). No tengáis miedo de recorrer
los caminos de la fraternidad y de construir puentes entre las personas y entre los
Congregación para las causas de los santos
Promulgación de decretos
El pasado 27 de febrero, el Papa Francisco recibió en audiencia privada al cardenal Angelo
Amato, S.D.B., prefecto de la Congregación para las causas de los santos. Durante la audiencia el Santo Padre autorizó a la Congregación
promulgar los decretos referentes a:
—el martirio del siervo de Dios TITO ZEMAN, sacerdote profeso de los Salesisanos de
san Juan Bosco, nacido el 4 de enero de 1915 y
asesinado por odio a la fe el 8 de enero de
1969;
—las virtudes heroicas del siervo de Dios
O CTAVIO ARRIETA, de los Salesianos de san
Juan Bosco, obispo de Chachapoyas; nacido el
19 de abril de 1878 y muerto el 1 de marzo de
1958;
—las virtudes heroicas del Siervo de Dios
ANTONIO PROVOLO, sacerdote diocesano, Fundador de la Compañía de María para la educación de los sordomudos y de la Congregación de María para la educación de las sordomudas, nació el 17 de febrero de 1801 y murió
el 4 de noviembre de 1842;
—las virtudes heroicas del Siervo de Dios
ANTONIO PEPISO MARTÍNEZ DE ORBE, sacer-
dote profeso de la Compañía de Jesús, fundador de la Congregación de las Hermanas de la
Divina Pastora, nació el 8 de febrero de 1856 y
murió el 27 de julio de 1929;
—las virtudes heroicas de la Sierva de Dios
MARÍA DE LAS MERCEDES CABEZAS TERRERO,
fundadora del Instituto religioso de los Trabajadores Misioneras del Sagrado Corazón de
Jesús; nació el 19 de diciembre de 1911 y murió
el 30 de septiembre de 1993;
—las virtudes heroicas de la Sierva de Dios
LUCÍA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN (en el
siglo Maria Ripamonti), hermana profesa de la
Congregación de las Hermanas de la Caridad;
nació el 26 de mayo de 1909 y murió el 4 de
julio de 1954;
—las virturdes heroicas del Siervo de Dios
PEDRO HERRERO RUBIO, laico, nació el 29 de
abril de 1904 y murió el 5 de noviembre de
1978;
—las virtudes heroicas del Siervo de Dios
VITTORIO TRANCANELLI, lacio, padre de familia; nació el 26 de abril de 1944 y murió el 24
de junio de 1998.
pueblos, en un mundo en el cual todavía
se levantan muchos muros por miedo a
los demás. Mediante vuestras iniciativas,
vuestros proyectos y vuestras acciones vosotros hacéis visible una Iglesia pobre con
y para los pobres, una Iglesia en salida
que se hace cercana a las personas en estado de sufrimiento, de precariedad, de
marginación, de exclusión. Os animo a estar al servicio de una Iglesia que permite a
cada uno reconocer la sorprendente proximidad de Dios, su ternura y su amor y
acoger la fuerza que Él nos da en Jesucristo, su Palabra viviente, porque empleamos
nuestros talentos en vista del bien de todos y de la salvaguardia de nuestra casa
común.
Mientras pido al Señor que os ayude a
servir la cultura del encuentro en el seno
de la única familia humana, imparto la
bendición apostólica a vosotros y a todos
los miembros de la Délégation Catholique
pour la Coopération. Gracias.
El informe 2015
de la Santa Sede
La Santa Sede ha registrado en el 2015 un déficit de
12'4 millones de euros: es lo que se pone de manifiesto en el informe anual consolidado de la Santa Sede,
del Estado de la Ciudad del Vaticano y de los entes
unidos a ella. Lo anunció el 4 de marzo un comunicado de la Secretaría para la Economía, en la que se
evidencia que las principales fuentes de ingreso para
el 2015, además del rendimiento de las inversiones, se
refieren a contribuciones relativas al canon 1271 del
Código de Derecho Canónico (24 millones de euros)
y a las contribuciones del Instituto para las Obras de
Religión (50 millones). Como en los años precedentes
la fuente de gasto más significativa de la Santa Sede
se refiere al coste del personal. Y la Gobernación de
la Ciudad del Vaticano ha registrado, también en el
2015, un excedente de 59'9 millones de euros, principalmente debido a los ingresos recurrentes derivados
de las actividades culturales, de forma particular las
unidas a los Museos.
Este informe representa la primera información financiera predispuesta en conformidad con las políticas vaticanas de financial management (Vfmp), aprobadas por Francisco el 24 de octubre de 2014, que se
basan en los principios contables internacionales para
el sector público.
L’OSSERVATORE ROMANO
número 10, viernes 10 de marzo de 2017
Un Pontificado en imágenes
e cumplen cuatro años desde que el nuevo Papa llegado
«desde el fin del mundo» se asomase al balcón de la basílica
de San Pedro y comenzase su labor para hacer una Iglesia
católica más cercana y universal, lejos del riguroso protocolo
y el excesivo centralismo romano.
Cuatro años son pocos para cambiar una institución de dos milenios
de vida, pero con determinación y pequeños gestos se van viendo los
cambios que quiere aportar Francisco, aunque no tan rápidamente como se esperaba. La primera gran novedad de este Pontificado es que
el futuro Gobierno de la Iglesia católica no está en manos solamente
del Papa, ni tampoco del poder romano, pues desde hace más de tres
años un grupo de nueve cardenales llegados desde los cinco continentes discuten sobre la reforma de la Curia romana, para que sea más
ágil y menos burocrática.
En los consistorios de cardenales que ha celebrado Francisco desde
que comenzó su Pontificado también ha quedado patente ese aspecto
universal y descentralizado que quiere aportar a la Iglesia. Los cardenales creados por Francisco llegan de decenas de naciones de todos los
continentes y «representan el vínculo inseparable entre la Iglesia de
Roma y las Iglesias particulares presentes en el mundo», como el mismo Pontífice explicó. En la exhortación apostólica Evangelii Gaudium
(La alegría del Evangelio), Francisco observaba que el Concilio Vaticano II ya afirmaba que las Iglesias patriarcales y las conferencias episcopales pueden «dar una múltiple y fecunda contribución para que el
sentido de colegialidad se realice concretamente».
Desde el punto de vista de la comunicación, Francisco tiene un perfil en Twitter en ocho lenguas y llega a más de 25 millones de seguidores en sus nueve cuentas @pontifex. Asimismo en imágenes han quedado reflejados momentos en los que el Pontífice se ha emocionado,
en una ocasión hasta las lágrimas. Fue en la catedral de Tirana cuando
S
abrazó a un anciano sacerdote que contó su testimonio como condenado a muerte en los años de la persecución religiosa que sufrió Albania
durante el régimen comunista. Primer país europeo que recibió la visita de Francisco. Ese sacerdote, Ernest Simoni, es cardenal desde el
consistorio del pasado mes de noviembre.
Otro abrazo: en el encuentro en el aeropuerto de Cuba con su “hermano en la fe cristiana” el patriarca ortodoxo ruso Kirill, se reunieron
los líderes de las dos Iglesias tras el cisma de 1054 y supuso un evento
importante para el ecumenismo. El Santo Padre ha mostrado en multitud de ocasiones su cercanía y preocupación por la crisis migratoria y
el sufrimiento de los refugiados. Y así lo mostró en su viaje a Lampedusa, el primero en Italia, donde lanzó una corona de flores al mar, un
mar que se ha convertido en un “cementerio”, tal y cómo él mismo ha
indicado. Gesto que repitió en Lesbos. Ese mismo sufrimiento también
los sufren los inmigrantes latinoamericanos que tratan de cruzar la
frontera con Estados Unidos. Frontera donde celebró misa y oró en silencio a la vez que lamentó “esta tragedia humana que representa la
migración forzada”. Silencio también en Auschwitz, en la celda donde
estuvo encerrado san Maximiliano Kolbe. Fueron tan solo unos minutos, sentado en una silla, orando. No fue necesario expresar nada en
voz alta para entender el dolor desgarrador que allí se vivió en uno de
los periodos más crueles de la historia reciente. El primer Papa latinoamericano ha vivido grandes retos y aventuras que quedan reflejadas en
las muchas imágenes del álbum en los que el Papa Francisco ha querido hacerse cercano a todos, incluida la clase política. Dirigentes de los
cinco continentes se han fotografiado en la Biblioteca del Palacio
Apostólico. Es difícil resumir en unas pocas instantáneas la multitud
de viajes, encuentros, abrazos, discursos y gestos del Pontífice pero es
importante recordar que detrás de cada fotografía hay una historia.
páginas 6/7
L’OSSERVATORE ROMANO
página 8
viernes 10 de marzo de 2017, número 10
Jornada mundial de la juventud en
Brasil del 22 al 29 de julio de 2013
Una nueva esclavitud
para las mujeres
LUCETTA SCARAFFIA
La Iglesia es una voz profética en el respeto del ambiente
Desafío global
«El desafío global, que toda la humanidad está
afrontando, exige la implicación de cada persona
junto a la actuación de cada comunidad local»: lo
escribe el Papa Francisco con ocasión de la 54ª
Campaña cuaresmal de fraternidad promovida por
la Conferencia episcopal de Brasil. El tema de la
campaña de este año es «Fraternidad: ecosistemas
brasileños y defensa de la vida» con referencia al
versículo del Génesis: «Tomó, pues, Yahveh Dios al
hombre y le dejó en el jardín del Edén, para que lo
labrase y cuidase».
¡Queridos hermanos y hermanas de Brasil!
Deseo unirme a vosotros en la Campaña de la
Fraternidad que, en este año 2017, tiene como tema: «Fraternidad: ecosistemas brasileños y defensa de la vida», animándoos a ampliar la conciencia de que el desafío global, que toda la humanidad está afrontando, exige la implicación de cada
persona junto a la actuación de cada comunidad
local, como por otro lado he subrayado en varios
puntos de la encíclica Laudato si', sobre el cuidado de nuestra casa común.
El creador ha sido prodigioso con Brasil. Le ha
concedido una diversidad de ecosistemas que le
confieren extraordinaria belleza. Pero, lamentablemente, están presentes también los signos de
la agresión a la creación y del degrado de la naturaleza. Entre vosotros la Iglesia ha sido una
voz profética en el respeto y en el cuidado hacia
el ambiente y los pobres. No solo ha llamado la
atención sobre los desafíos y los problemas ecológicos, sino que también ha indicado sus causas y
sobre todo ha indicado caminos para su superación. Entre las muchas iniciativas y acciones, me
gusta recordar que ya en 1979 la Campaña de la
Fraternidad, que tenía como tema «Por un mundo más humano», había elegido como lema:
«Preserva lo que es de todos». Así, ya en ese año
la Conferencia episcopal brasileña expresaba a la
sociedad brasileña su preocupación por las cuestiones ambientales y por el comportamiento humano respecto a los dones de la creación.
El objetivo de la Campaña de la Fraternidad
de este año, inspirado en un pasaje del Libro del
Génesis (cf. 2. 15) es custodiar la creación, de forma particular los ecosistemas brasileños, dones de
Dios, y promover relaciones fraternas con la vida
y la cultura de los pueblos, a la luz del Evangelio. Ya que «no podemos dejar de considerar los
efectos de la degradación ambiental, del actual
modelo de desarrollo y de la cultura del descarte
en la vida de las personas» (Laudato si’, n. 43),
esta Campaña invita a contemplar, admirar, ser
agradecidos y respetar la diversidad natural que
se manifiesta en los distintos ecosistemas de Brasil —un verdadero don de Dios— a través de la
promoción de relaciones que respetan la vida y la
cultura de los pueblos que viven en ellos. Es precisamente este uno de los desafíos más grandes
en cada rincón de la tierra, también porque el degrado del ambiente está siempre acompañado de
injusticias sociales.
Los pueblos originarios de cada ecosistema, o
que tradicionalmente viven allí, nos ofrecen un
ejemplo claro de cómo la convivencia con la creación puede ser respetuosa, portadora de plenitud
y de misericordia. Por eso es necesario conocer y
aprender de estos pueblos y de sus relaciones con
la naturaleza. Será así posible encontrar un modelo de sostenibilidad que pueda ser una alternativa al deseo desenfrenado de lucro que agota los
recursos naturales y hiere la dignidad de los pobres.
Cada año la Campaña de la Fraternidad se desarrolla en el tiempo fuerte de la Cuaresma. Se
trata de una invitación a vivir con mayor conciencia y determinación la espiritualidad pascual.
La comunión en la Pascua de Jesucristo es capaz de suscitar una conversión permanente e integral que es, al mismo tiempo, personal, comunitaria, social y ecológica. Reitero por tanto lo recordado con ocasión del Año Santo Extraordinario: la misericordia exige «volver a dar dignidad
a cuantos han sido privados de ella» (Misericordia
vultus, n. 16).
Una persona de fe que celebra en la Pascua la
victoria de la vida sobre la muerte, en el tomar
conciencia de la situación de agresión a la creación de Dios en cada uno de los ecosistemas brasileños, no podrá permanecer indiferente.
Deseo a todos un fecundo camino cuaresmal y
rezo a Dios para que la Campaña de la Fraternidad 2017 llegue a sus objetivos.
Invocando la compañía y la protección de Nossa Senhora Aparecida sobre todo el pueblo brasileño, en particular en este Año mariano, imparto
una especial Bendición Apostólica y os pido que
no dejéis de rezar por mí.
Vaticano, 15 de febrero 2017
FRANCISCUS
PP.
En Italia se ha producido el debate sobre la
disposición del juez de Trento que ha aceptado
considerar a dos hombres como padres de dos
gemelos, nacidos a través del recurso al vientre
de alquiler. Pero el debate ha sido pesantemente
distorsionado por el prevalecer de un punto de
vista parcial: considerar esta decisión como inevitable, perfectamente en línea con el progreso
humano, y como consecuencia juzgar cada actitud crítica como un signo de absurda resistencia
a la modernidad.
Es una modalidad que imprime en cada entrevista, también en quienes son contrarios a esta decisión, una interpretación obligada. Sería
efectivamente solo cuestión de tiempo para ver
realizado también en Italia todo “sueño de paternidad” que incluye al vientre de alquiler y la
aceptación de dos personas del mismo sexo como padres.
Impresiona a una mujer como yo, feminista,
el hecho de que en un momento como este en
el cual muchas energías y muchas voces están
comprometidas con la denuncia, justamente, de
la violencia sobre las mujeres, sin embargo sean
tan pocas las mujeres que denuncian lo que está
sucediendo contra ellas en el plano fundamental
de la maternidad. Es decir, que la venta del
cuerpo femenino —tradicionalmente limitado a
las prestaciones sexuales o un tiempo, a la lactancia— se haya extendido al entero cuerpo de
la mujer, a su interior, al útero, y a un tiempo
largo, los nueve meses de un embarazo. Una
nueva esclavitud que no puede ser juzgada diversamente sólo porque está pagada y es voluntaria. Las penosas condiciones legales impuestas
a la mujer —como aceptar el aborto si así deciden los clientes, por ejemplo, o bien tener ya
hijos para que se encariñe menos al niño que
lleva en el vientre— no hacen sino revelar mayormente el carácter deshumano de la
transacción. Así como la otra condición a la
cual siempre, por “prudencia”, se recurre: no
utilizar nunca el óvulo de la madre que alquila,
sino comprarlo de otra mujer. Con el resultado
de que la figura materna es definitivamente destrozada, hecha pedazos. Es lo que han hecho
los dos padres, para asegurarse de que los hijos
fuesen verdaderamente de su propiedad. Con el
consenso de la ley canadiense.
¿Cómo es posible que no se vea un acto profundamente misógino en esta operación de tipo
comercial, que quiere ser ennoblecida por un
deseo que no puede ser considerado un derecho
para nadie? Se trata precisamente de una consciente y querida distribución de la figura materna, llevada a término con persistencia, de manera que aquellos niños nunca tengan una madre.
Todos saben que dos padres no sustituyen a
una madre, así como dos madres no pueden
sustituir a un padre.
Si la vida, de vez en cuando, impone a los seres humanos convivir desde sus orígenes con esta grave falta, se debe intentar poner remedio.
Pero crear la falta voluntariamente —y encima
protegida por la ley— solo para conceder el deseo de dos adultos es verdaderamente un acto
cruel.
Y la cultura que nos circunda, que insiste en
el interpretar esta situación anormal como un
resultado del progreso que avanza, casi como si
fuese animado por un espíritu propio, y entonces no controlable, está manchándose de graves
culpas. Sin embargo se debe lanzar la alarma y
en voz alta. Y son sobre todo las mujeres, las
más perjudicadas por estas absurdas manipulaciones, las que deben luchar para defenderse así
mismas y a sus niños.
L’OSSERVATORE ROMANO
número 10, viernes 10 de marzo de 2017
página 9
Fragmentos de algunos discursos programáticos
Chiara Lubich a las familias
Mantener encendido el amor en los hogares
Debía nacer un vasto movimiento de nuestra
Obra, compuesto por personas casadas, para
el mundo de la familia, para todos aquellos
que están relacionados de alguna manera con
el gran sacramento del matrimonio, (...) para
dar el máximo fruto al gran sacramento del
matrimonio en el mundo (...) Dios nos ha
confiado un rostro particular, el de Jesús crucificado y abandonado. Por lo tanto, también
en el mundo de la familia debemos tener preferencia por aquellas familias en las que aquel
rostro brilla más, en modo especial familias
amenazadas por la separación, donde amenaza el divorcio.
La familia y el amor
Del discurso de fundación de Familias Nuevas
en Rocca di Papa (Roma, 19 de julio de 1967).
Si es verdad que el mundo es tal como lo hace la familia, la familia es tal como la sociedad que la engendra. Actualmente el mundo
se encuentra muchas veces en el barro; y la familia, que está sumergida en él, difícilmente
sale a flote sana y tiene extrema necesidad de
los auxilios extraordinarios de la gracia (...)
¿De dónde quiere partir el Movimiento Familias Nuevas para sanar la familia? ¿A qué remedio se aferra, a qué fuente recurre? No cabe duda: a Dios, que es Amor; porque la familia es un misterio de amor: sólo el amor
constituye, une y hace que la familia exista. Y
si la familia ha fracasado en el mundo es porque ha llegado a faltar el amor. Donde el
amor se apaga, la familia se deshace. (…)
Cuando en el corazón de los que componen
una familia este amor se mantiene encendido,
vivo, no se presentan problemas insolubles, no
se levantan obstáculos insuperables, no se lamentan fracasos irremediables. Hoy día, la familia necesita una fuerte inyección de ese
amor. (…) Nuestro Movimiento debe reavivar
el amor que es inherente a la familia con
aquel amor que es puro don de Dios. En fin,
que el Amor haga renacer el amor. Y si así sucede, dará como fruto aquel nuevo tipo de familia que los tiempos exigen.
La familia y la oración
Estamos en una época en la que es relevante en la Iglesia la función de los laicos.
[Observamos] como el Espíritu ahora mira
con amor especial a los laicos, suscitando, por
ejemplo, Movimientos con la espiritualidad
adecuada para ellos. (...) Estas espiritualidades hacen hincapié en que el corazón del cristianismo es el amor al hermano por el amor
de Cristo, porque ahí está el cumplimiento de
la ley; y enseñan y empujan este amor: a recomponerlo cuando se ha interrumpido, a ponerlo en práctica constantemente. (...) La familia, pequeña Iglesia laica, aprenda a recorrer estos nuevos caminos que el Espíritu indica hoy para alcanzar al Señor. De modo que
la familia será cada vez más de Dios y en ella
Él podrá cumplir sus designios como el de
abrirse a muchas otras familias, para que todas juntas constituyan una gran familia de
hijos de Dios, cuyos miembros, unidos por el
amor que Jesús trajo, den testimonio de cómo
debería ser en la tierra la familia humana.
Semillas de comunión
para la humanidad del tercer milenio
Del discurso al Congreso "Familia-sociedad:
raíces en lo Absoluto para el hombre hoy" – Castel Gandolfo (Roma) 8 de abril de 1989
Si observamos la familia, si hacemos una
especie de radiografía, descubriremos valores
inmensos y muy preciosos que, proyectados y
aplicados a la humanidad, pueden transformarla en una gran familia.
(...) En la familia, ¿es natural poner todo
en común? Esa es la semilla que puede hacer
crecer en la sociedad una economía para el
hombre. Y es la semilla de una cultura del
dar, de una economía de comunión. En la familia, ¿es espontáneo vivir para el otro, vivir
el otro? Esa es la semilla de la acogida entre
grupos, pueblos, tradiciones, razas y civilizaciones, que abre a la inculturación recíproca.
En la familia, ¿la transmisión de los valores
se produce de forma espontánea, de generación en generación? Entonces, puede ser un
incentivo para una nueva valoración de la
educación en la sociedad, y la manera de corregir y perdonar en la vida de la familia puede iluminar la forma de hacer justicia.
En la familia, ¿la vida del otro es tan preciosa cuanto la propia? Esa es la semilla de la
cultura de la vida, que debe inspirar las leyes
y las estructuras sociales.
La familia, ¿cuida su casa y refleja la armonía? Ahí está la semilla de una atención renovada al medio ambiente y a la ecología.
En la familia, ¿el estudio tiene como objetivo la madurez de la persona? Esa es la semilla
que puede dar a la investigación cultural,
científica y tecnológica la capacidad de descubrir poco a poco el misterioso designio de
Dios sobre la humanidad y para trabajar por
el bien común.
En la familia, ¿la comunicación es desinteresada y constructiva? Esa es la semilla de un
sistema de comunicaciones al servicio del
hombre, que resalte y difunda lo que hay de
positivo y sea un instrumento de paz y de
unidad planetaria.
En la familia, ¿el amor es el vínculo natural
entre los miembros? Esa es la semilla de estructuras e instituciones que cooperan para el
bien de la comunidad y de los individuos,
hasta alcanzar la fraternidad universal, valorizando a cada pueblo.
En el mundo existen estructuras e instituciones a nivel local, nacional e internacional:
ministerios, hospitales, escuelas, tribunales,
bancos, asociaciones, organismos de varios tipos. Pero es necesario humanizar esas estructuras, dándoles un alma, para que el espíritu
de servicio alcance una intensidad, una espontaneidad y un impulso de amar a las personas,
como la que se respira en la familia.
Dios creó a la familia como un signo y modelo de cualquier tipo de convivencia humana. Esta es, por lo tanto, la misión de las fa-
milias: mantener encendido el amor en los hogares, reavivando así esos valores que fueron
dados por Dios a la familia, para llevarlos a
todas partes en la sociedad, con generosidad y
sin tregua.
La familia es el futuro
Del mensaje al Familyfest - Roma, 5 de junio
de 1993. Las violaciones evidentes y secretas de
los derechos humanos son innumerables, llenan
los medios de comunicación, nos invaden de tristeza. Y todas estas injusticias, en último análisis,
acaban perjudicando la parte más pequeña e indefensa de la sociedad: la familia. De alguna
manera ésta hoy es el recipiente del dolor de la
humanidad. (…)
Podemos representar de una manera plástica a la familia actual con una imagen: una
madre herida y desolada que recoge el sufrimiento de la humanidad y grita al cielo su
“porqué”. Es una situación que casi nos deja
sin aliento. Entonces nace una pregunta: ¿cuál
es el futuro de la familia? O peor ¿existe un
futuro para la familia? Frente al gran misterio
de dolor nos quedamos desorientados. En la
Biblia existe un momento vértice de dolor, expresado con un “porqué” lanzado al cielo. El
evangelista Mateo, en la narración de la muerte de Jesús, dice: “A eso de las tres Jesús gritó
con fuerza: “Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mt 27, 46). (...) No existe tragedia
humana o fracaso familiar que no estén contemplados en la noche del Hombre-Dios. Con
esa tremenda experiencia, casi como una semilla divina que marchita y muere para darnos la vida, Él nos revela también la verdad
del amor más grande: ser capaz de dar todo
de sí, de hacerse nada por los demás. (…) No
son sueños, son las experiencias cotidianas de
muchas familias que, pasando por el plano inclinado del abandono del Hombre-Dios,
transformaron el torrente de sus dolores en
una vida nueva. Muchas veces los traumas se
resuelven, las familias se reúnen. A veces no.
Las situaciones externas permanecen como
son, pero el dolor es iluminado, la angustia se
resuelve, la fractura se supera. A veces el sufrimiento físico o espiritual permanece, pero
adquiere un nuevo sentido, uniendo la propia
pasión a la de Cristo que continua redimiendo
y salvando las familias y la humanidad entera.
Entonces el yugo se vuelve suave. Del discurso al 19° Congreso internacional de la Fundación Suiza para la familia (Lucerna, 16 de mayo de 1999)
L’OSSERVATORE ROMANO
página 10
Misa en Santa Marta
La brújula
del creyente
La «brújula del cristiano es seguir a
Cristo crucificado»: no un falso Dios «desencarnado y abstracto», sino Dios que se
hizo carne y que lleva sobre sí «las llagas
de nuestros hermanos». Una fuerte llamada a la conversión y a lo concreto de la
realidad es la sugerencia del Papa Francisco para la Cuaresma, propuesta en la meditación de la misa celebrada el jueves 2
de marzo por la mañana, en la capilla de
la Casa Santa Marta.
«La palabra, la exhortación de la Iglesia precisamente desde el inicio de la Cuaresma es “convertíos”» y «lo hemos dicho
antes del Evangelio: “Convertíos, dice el
Señor”» hizo notar el Pontífice enseguida,
citando el canto al Evangelio, tomado de
Mateo (4, 17). Así «hoy —explicó— la liturgia de la Palabra nos hace reflexionar sobre tres realidades que hay tener delante
para esta conversión: la realidad del hombre —la realidad de la vida— la realidad de
Dios y la realidad del camino». Estas
«son realidades de la experiencia humana,
las tres, pero que la Iglesia, y también nosotros, tenemos delante para esta conversión».
La primera realidad, por consiguiente,
es «la realidad del hombre: tu estás ante
una elección» afirmó Francisco haciendo
una referencia al pasaje del Deuteronomio
(30, 15-20) propuesto por la liturgia: «Mira, yo pongo hoy ante ti vida y felicidad,
muerte y desgracia». Nosotros hombres
estamos ante esta realidad: o es el bien, o
es el mal (…). Pero si tu corazón se desvía
y si no escuchas y te dejas arrastrar a postrarte ante otros dioses irás por el camino
del mal. Y «esto —explicó el Papa— nosotros lo percibimos en nuestra vida: siempre podemos tomar o el bien o el mal, está la realidad humana de la libertad. Dios
nos ha hecho libres, la elección es nuestra». Pero el Señor «no nos deja solos,
nos enseña, nos advierte: estate atento, está el bien y el mal; adorar a Dios, cumplir
los mandamientos es el camino del bien;
ir a otra parte, el camino de los ídolos, de
los falsos dioses —muchos falsos dioses—
que hacen equivocar la vida». Y «esta es
una realidad: la realidad del hombre es
que todos nosotros estamos ante el bien y
el mal».
Luego, prosiguió el Pontífice, «hay otra
vía, la segunda realidad fuerte: la realidad
de Dios». Sí, afirmó, «hay Dios, pero
¿Cómo hay Dios? Dios se hizo Cristo: esta es la realidad y para los discípulos era
difícil entender esto». A propósito Francisco volvió a proponer el pasaje evangélico del día, Lucas (9, 22-25): «Jesús dijo a
sus discípulos: “el Hijo del hombre debe
sufrir mucho, ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas,
ser asesinado y resucitar al tercer día”».
Así «Dios ha tomado toda la realidad humana, menos el pecado: no hay Dios sin
Cristo, un Dios sin Cristo, “desencarnado”, es un Dios no real». Efectivamente,
explicó el Papa, «la realidad de Dios es
Dios hecho Cristo por nosotros, para salvarnos, y cuando nos alejamos de esto, de
esta realidad y nos alejamos de la cruz de
Cristo, de la verdad de las llagas del Señor, nos alejamos también del amor, de la
caridad de Dios, de la salvación y vamos
por un camino ideológico de Dios, lejano:
No es Dios que vino a nosotros y se hizo
cercano para salvarnos y murió por nosotros».
«Esta es la realidad de Dios —insistió
Francisco— Dios revelado en Cristo: no
hay un Dios sin Cristo». A este propósito,
confió, «me viene a la mente un diálogo
de un escritor francés del siglo pasado, un
diálogo entre un agnóstico y un creyente.
El agnóstico de buena voluntad preguntaba al creyente: “Pero, cómo puedo... para
mí el problema es cómo Cristo es Dios:
viernes 10 de marzo de 2017, número 10
no puedo entender esto, ¿cómo Cristo es
D ios?”. Y el creyente respondió: “Para mí
esto no es un problema, el problema habría sido si Dios no se hubiera hecho
Cristo”».
Entonces, volvió a plantear el Pontífice,
«esta es la realidad de Dios: Dios hecho
Cristo, Dios hecho carne y este es el fundamento de las obras de misericordia»,
porque «las llagas de nuestros hermanos
son las llagas de Cristo, son las llagas de
Dios, porque Dios se hizo Cristo». Y, advirtió Francisco, «no podemos vivir la
Cuaresma sin esta segunda realidad: nosotros debemos convertirnos no a un Dios
abstracto, sino al Dios concreto que se hizo Cristo».
He aquí entonces, «la realidad del hombre —estamos ante el bien y el mal— la
realidad de Dios —Dios se hizo Cristo— y
la tercera realidad humana: la realidad del
camino». La pregunta es «¿cómo vamos?,
¿qué camino tomar?». El Papa volvió a
proponer la fuerza de las palabras de Jesús: «Si alguien quiere seguirme, que reniegue de sí mismo, tome su cruz cada día
y me siga». Porque «la realidad del camino es la de Cristo: seguir a Cristo, hacer
la voluntad del Padre, como Él, tomar las
cruces de cada día y renegar de sí mismo
para seguir a Cristo». Esto significa «no
hacer lo que quiero yo, sino lo que quiere
Jesús, seguir a Jesús». Y Él dice «que por
este camino nosotros perdemos la vida para ganarla después; es un continuo perder
la vida, perder el hacer lo que yo quiero,
perder las comodidades, estar siempre en
el camino de Jesús que estaba al servicio
de los demás, a la adoración de Dios: ese
es el camino justo».
Por tanto, «tres realidades»: «la realidad humana, del hombre, de la vida, del
hombre ante el bien y el mal; la realidad
de Dios: Dios se hizo Cristo y no podemos adorar un Dios que no sea Cristo,
porque esta es la realidad». Y además «la
realidad del camino: el único camino seguro es seguir a Cristo crucificado, el escándalo de la cruz». Y «estas tres realidades humanas son la brújula del cristiano,
con estas tres señales, que son realidad,
nosotros no nos equivocaremos de camino». De ahí también la sugerencia al inicio de la Cuaresma: «“Convertíos” dice el
Señor, es decir, tomad en serio estas realidades de la experiencia humana: la realidad de la vida, la realidad de Dios y la
realidad del camino».
número 10, viernes 10 de marzo de 2017
L’OSSERVATORE ROMANO
página 11
El verdadero
ayuno
¿Cómo se puede pagar una cena de
doscientos euros y luego hacer como que
no se ve a un hombre hambriento a la salida del restaurante? Y ¿cómo se puede
hablar de ayuno y penitencia y luego no
pagar los impuestos a las asistentas domésticas o el sueldo justo a los propios
trabajadores recurriendo al salario en negro? Precisamente del riesgo de caer en la
tentación de «tomar el atajo de la vanidad», del querer parecer buenos haciendo
«un bonito donativo a la Iglesia» mientras se «explotan» a las personas, el Papa
Francisco ha puesto en guardia en la misa
celebrada el viernes por la mañana, 3 de
marzo, en Santa Marta. Una reflexión sobre el significado del «verdadero ayuno»
surgida de la elocuente actualidad de las
palabras del profeta Isaías: «más bien No
es este el ayuno que quiero: ¿deshacer los
lazos de maldad, deshacer las coyundas
del yugo, dar la libertada los quebrantados y arrancar todo yugo? ¿No será partir
al hambriento tu pan, y a los pobres sin
hogar recibir en casa? ¿Que cuando veas a
un desnudo le cubras, y de tu semejante
no te apartes?»
«La palabra del Señor —hizo presente
enseguida Francisco— hoy habla del ayuno, es decir de la penitencia que nosostros
estamos invitados a hacer en este tiempo
de Cuaresma: la penitencia para acercarse
al Señor». En el salmo 50, efectivamente,
«hemos orado: “Te agrada, Señor, el corazón penitente”». Y «el corazón que se
siente pecador y sabe que es pecador, ante
Dios se presenta así y ante los demás lo
mismo: “soy pecador y por esto intento
humillarme”».
La primera lectura, explicó el Papa haciendo referencia al paso extraído del profeta Isaías (58, 1-9), «es precisamente un
debate entre Dios y los que se lamentan
de que Dios no escucha sus oraciones, sus
penitencias, sus ayunos». El Señor dice:
«vuestro ayuno es un ayuno artificial, no
es un ayuno de verdad, es un ayuno para
cumplir una formalidad». Porque afirmó
Francisco, «ellos ayunaban solo para obedecer a ciertas leyes». Y en el pasaje de
Isaías «se lamentan porque su ayuno no
era eficaz» y preguntan: «¿Por qué ayunar
si tú no lo ves, mortificarte, si tú no so sabes?». Pero «he aquí —responde el Señor— en el día de vuestro ayuno cuidáis
de vuestros negocios, humilláis a todos
vuestros trabajadores. He aquí, vosotros
ayunáis entre peleas y altercados golpeando con puñetazos a malvados». En fin,
«por una parte ayunáis, hacéis penitencia,
y por otra parte, hacéis injusticias». Al fin
y al cabo, explicó el Pontífice, «estos
creían que ayunar era un poco como maquillar el corazón: “yo soy justo porque
ayuno”». Y «es la queja que hacen a Jesús
estos discípulos de Juan —que eran buenos— y los fariseos: “soy justo, me maquillo el corazón pero luego me peleo, exploto a la gente”».
«En el día del ayuno cuidáis de vuestros asuntos»: esto «es el sentido más inci-
Homilía del Pontífice
sivo», dijo una vez más el Papa, añadiendo que se trata de «negocios sucios». Un
modo de hacer que «Jesús siempre ha dicho que es hipocresía».
Así, prosiguió, «hemos oído cuando Jesús habla de esto, el miércoles pasado:
“Cuando ayunáis no os mostréis melancólicos, la cara triste, para que toda la gente
vea que ayunáis”». Y «cuando reces no
hagas ver que estás rezando para que la
gente diga: “pero qué persona buena, justa”». En fin, «cuando dáis limosna no hagáis sonar la trompeta».
También en el pasaje Isaías, «el Señor
explica a esta gente que se lamenta de
cuál era el verdadero ayuno: “Más bien no
es este el ayuno que quiero: ¿deshaced las
cadenas inicuas, quitad los vínculos del
yugo, liberad los oprimidos y romped cada yugo? ¿No consiste quizás en el dividir
el pan con el hambriento, en introducir en
casa a los miserables, sin techo, en vestir a
uno que ves desnudo, sin descuidar a tus
parientes? Esto quiero yo, esto es el ayuno
que yo quiero”».
El otro, sin embargo, «es el ayuno “hipócrita” —es la palabra que usa tanto Jesús— es un ayuno para hacerse ver o para
sentirse justo, pero al mismo tiempo he
cometido injusticias, no soy justo, exploto
a la gente». No vale decir: «yo soy generoso, haré un buen donativo a la Iglesia».
Más bien, «dime, ¿pagas lo justo a tus
asistentas domésticas? ¿A los trabajadores
les pagas en negro? ¿O como dice la ley
para que puedan dar de comer a sus
hijos?».
«Me viene a la mente —confió Francisco
— una historia que escuché contar al padre
Arrupe», el religiosos español que fue propósito general de la Compañía de Jesús
desde 1965 al 1983: «Cuando él era misionero en Japón, al principio, lleno de celo
apostólico, después de la bomba atómica,
viajó por algunos países del mundo para
suscitar este celo apostólico y pedir oraciones para la misión de Japón y pedir
ayuda. Y daba conferencias y explicaba.
Era un hombre de gran celo apostólico y
un hombre de oración, de verdad». Padre
Arrupe, «hablando de esta hipocresía,
contó que un día, después de una conferencia, se le acercó una persona muy importante de la sociedad de ese país y le
dijo: “Me ha conmovido, padre, con lo
que usted ha dicho. Yo quisiera ayudarle,
también. Venga a mi oficina, mañana,
porque quisiera dar un donativo, una ayuda. Le espero mañana”».
Y así «al día siguiente» el jesuita «fue
dónde él»; pero ese hombre «lo esperaba
con un fotógrafo y con un periodista. Era
un hombre de negocios conocido y le
dijo: “Padre, muchas gracias”. Hizo un
pequeño discurso, abrió el cajón, cogió un
sobre: “Este es mi donativo que quiero dar
para Japón. Muchas gracias”. Hablaron
un poco y se fue. Hizo otra conferencia.
Después dio el sobre al secretario que lo
ayudaba y fue el secretario y dijo: “Pero,
padre, ¿este sobre quién te lo ha dado?” —
“Ese señor para darme las gracias” —“¡Pero hay diez dólares dentro!”».
«Esto —hizo notar el Papa— es lo mismo que nosotros hacemos cuando no pagamos lo justo a nuestra gente». Así «nosotros tomamos de nuestras penitencias,
de nuestros gestos de oración, de ayuno,
de limosna, tomamos una “tangente”: la
tangente de la vanidad, del hacernos ver».
Pero «eso no es autenticidad, es hipocresía». Por tanto, insistió el Pontífice,
«cuando Jesús dice: “cuando recéis hacedlo a escondidas, cuando deis limosna no
hagáis sonar la trompeta, cuando ayunéis
no pongáis cara triste”, es lo mismo que si
dijera: “por favor, cuando hagáis una buena obra no toméis la tangente de esta buena obra, es solamente para el Padre”».
En el pasaje de Isaías, prosiguió el Papa, hay una palabra del Señor dirigida a
aquellos «que hacen este ayuno hipócrita», que «parece dicha para nuestros días:
“No es este el ayuno que quiero: ¿deshacer los lazos de maldad, deshacer las coyundas del yugo, dar la libertada los quebrantados y arrancar todo yugo? ¿No será
partir al hambriento tu pan, y a los pobres
sin hogar recibir en casa? ¿Que cuando
veas a un desnudo le cubras, y de tu semejante no te apartes?”». Francisco sugirió pensar «en estas palabras: pensemos
en nuestro corazón, cómo ayunamos, rezamos, damos limosna». Y «también —concluyó el Papa— nos ayudará pensar qué
siente un hombre después de una cena
que ha pagado, no sé, doscientos euros,
vuelve a casa y ve a un hombre hambriento y no lo mira y continúa caminando.
Nos hará bien pensarlo».